Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959) lleva casi 30 años haciendo periodismo —periodismo sin adjetivos ni adornos—, contando y fotografiando situaciones de guerra y postguerra, documentando conflictos, atestiguando los efectos de las minas y las desapariciones forzosas. Ha publicado varios libros y ha recibido numerosos premios, entre los cuales cabe destacar el Premio Nacional de Fotografía en 2009. Nos recibió en el edificio Tabacalera durante la exposición Antología, una muestra recopilatoria de sus impresionantes fotografías realizadas en América Latina, Europa, Asia y África que ha recibido 43.000 visitas en Madrid y que el día 22 de junio inaugura en Tarragona.
En Antología se muestran fotografías que has realizado en distintos lugares y conflictos desde 1984. ¿Cómo ha cambiado tu mirada en esa larga trayectoria?
En esta exposición, de hecho, nos la planteamos así la comisaria Sandra Balsells y yo, se puede ver la evolución mis fotografías desde el principio. No están mis peores fotos —porque también podría hacer una exposición de las que hacía hace treinta años— pero sí una selección de los años ochenta en América Latina que forman parte de una cobertura exclusivamente orientada a ilustrar reportajes y que evidentemente no están muy elaboradas, no hay un punto de vista personal en esas fotografías; son fotos bien hechas, bien construidas, pero sin una mirada personal, una forma propia de contar las cosas. A partir del momento en que empiezo a trabajar en blanco y negro, especialmente desde Sarajevo, se percibe una mirada distinta; me empieza a preocupar menos lo evidente de la guerra: los heridos, los muertos, la sangre, y me intereso más por mostrar el sufrimiento, el impacto de la guerra sobre los civiles y cómo sobreviven y se comportan en medio de la tragedia. Creo que hay una gran evolución que se ve mejor en mis proyectos Vidas minadas y Desaparecidos.
¿La elección del blanco y negro se debe a su mayor dramatismo?
No creo que sea por el dramatismo. Cuando empecé a hacer fotografías en color había que hacerlas en diapositivas, y eso te obligaba a ser muy preciso; no podías errar por un cuarto de diafragma porque se notaba, y las revistas querían las fotografías muy bien hechas. Cuando estabas en una situación como esta, el estar más pendiente de la luz que de lo que pasaba te hacía perder mucho tiempo; el blanco y negro me daba más libertad porque aunque hubiera un diafragma o dos de diferencia se podía notar pero no invalidaba una fotografía. Por otra parte, creo que la fotografía en blanco y negro funciona muy bien en los conflictos armados porque los convierte en algo de todos los tiempos. Esta imagen que tenemos detrás, que está tomada en Kosovo en el 98, podría estar tomada en España en el 36. El blanco y negro le da esa fortaleza al trabajo de hablar de la guerra de siempre. La tercera razón es que no me fio nada de los sistemas de almacenamiento digitales, me da mucho miedo almacenar mis fotografías en CD o DVD, en cambio los negativos siempre están ahí, tengo negativos de hace treinta años y siguen funcionando.
¿El contacto con la tragedia relativiza los problemas? ¿La envergadura del problema de la crisis que vivimos se minimiza desde esa perspectiva?
No, cuando doy clases a jóvenes fotógrafos siempre les digo que no se obsesionen con irse muy lejos, que para ser un buen fotógrafo no hace falta irse a India ni a China ni a la guerra y que quizá sea más interesante documentar lo que ocurre a su alrededor. Tú sales a la calle desde este edificio de Tabacalera, giras a la derecha y ya estás en Lavapiés y ahí lo tienes todo: lo bueno, lo malo, el drama de la falta de trabajo, la persecución de los presuntamente ilegales… Documentar lo que pasa a tu alrededor es importante. Yo no lo he hecho porque siempre he trabajado en el extranjero, pero hay muchos temas en España que me gustaría dedicarme a hacer. Si algún día tengo tiempo material, no lo descarto, porque me vendría muy bien recordar que la violencia y el drama no ocurren solo en lugares alejados.
Enrique Meneses nos hablaba, y te mencionaba a ti, de los periodistas que “escribís historias con una cámara de fotos». Tu formación es en periodismo y como fotógrafo eres autodidacta, ¿para ti la fotografía surgió como una necesidad para contar, para hacer llegar estas historias?
Hice cinco años de periodismo en la UAB y jamás recibí una clase de fotografía. Jamás. De hecho, no sé revelar; no sé si tú sabrás (N. de la R. Se dirige al fotógrafo, que dispara con analógica). Tampoco me gusta retocar, me aburre. Pero es porque nunca hice un curso de fotografía. Antes te enseñaban a revelar y ahora te enseñan a retocar. En los primeros viajes que hice en los años ochenta ya me apetecía llevar una cámara fotográfica y capturar cosas que me interesaban; muy valiente yo, me acercaba a los diarios de Barcelona cuando estudiaba periodismo para enseñar a los directores gráficos mis fotos y me llevaba alguna sorpresa cuando me decían: “mira, chaval, cuando tengas alguna cosa interesante vienes, no nos hagas perder el tiempo”. Esas cosas son parte del aprendizaje, uno va con sus fotos creyendo que son maravillosas y luego alguien experto te dice que no sirven para nada. Fui aprendiendo sobre el terreno. Tuve la suerte de encontrarme con los mejores fotógrafos de la época: Nacthtwey, Salgado… fotógrafos muy conocidos que cubrían conflictos para revistas americanas con mucho prestigio y, observándolos, hablando con ellos, mostrándoles mis imágenes y recibiendo sus severas críticas en algunos casos, fui aprendiendo. Hasta que un día el gran fotógrafo francés Gilles Peress, que trabajaba en la agencia Magnum, me dijo que si quería ser alguien en el mundo de la fotografía tenía que contar las cosas desde un punto de vista personal, tenía que buscar una manera propia de mirar. También me aconsejó que utilizara el blanco y negro. A medida que iba experimentando iba obteniendo imágenes que me podían interesar. Por ejemplo, cuando hice el cerco de Sarajevo todo eran fotos de vivos, eso fue en su momento muy arriesgado, porque la gente quería ver los muertos, las bombas.
¿Crees que en los diarios de ahora te rechazarían esas fotos que enseñabas a los directores gráficos?
No, no, no, al contrario. Te hablo de fotos malas mías de entonces que son mejores que las de profesionales que se publican ahora porque siempre he sido muy autocrítico. Antes no se publicaba una foto mala y hoy en día sí, ha bajado muchísimo la calidad. Técnicamente han mejorado porque las cámaras digitales te enfocan solas, no hace falta preocuparte por la luz… pero otra cosa es la calidad de imagen. Los personajes salen más nítidos quizá, pero también más muertos. La calidad está cayendo porque se invierte menos en periodismo.
¿El material gráfico se valora igual en el extranjero?
En este momento hay diez o doce fotógrafos españoles buenísimos y todos están trabajando en el extranjero, para New York Times, The Independent, The Times, trabajando en Libia, en Siria, en Afganistán, en Pakistán… Aquí el valor de la fotografía es cero. Si hablamos de la fotografía en general, como arte visual, es el pariente pobre de las artes si la comparas con la pintura y la escultura, pero el fotoperiodismo, la fotografía documental, está siendo también pisoteada por los popes de la fotografía artística.
Cuando empezaste pagabas tus viajes trabajando como camarero. Posteriormente has buscado otras formas de financiación para tus proyectos, mediante patrocinios. ¿Te garantizan la realización de los trabajos que quieres hacer y como los quieres hacer?
Siempre que me he planteado hacer un proyecto, ya desde muy jovencito, me he dado cuenta de varias cosas: primero, el financiador no puede ser una multinacional porque evidentemente te soluciona el problema económico, pero automáticamente quedas atrapado. Fuera multinacionales. Entre otras cosas porque cómo explicas tú que estás haciendo un trabajo crítico con el poder y demostrando una serie de contradicciones y luego aparecer financiado por Coca-Cola o por quien sea. Segundo, hay gente que cae en la trampa de la inmediatez y se alía con un partido político y cuando cambia el partido en el poder se queda sin financiación. En todos los partidos políticos hay gente con sensibilidad social y en todos los partidos políticos hay gente sin sensibilidad social. Una persona del PP puede tener más sensibilidad social que una del PSOE o de IU. Cuando yo empecé Vidas minadas pensé que sería interesante que hubiera una distribución pública en alcaldías y comunidades autónomas, conseguí en el año 97 que estuviera en ayuntamientos de PP, del PSOE, de IU, de PNV y de CiU. Dime tú quién consigue esto. Lo hago yo porque me interesan este tipo de cosas. Lo que hago es decir: el libro se hace como yo quiero, aquí ni dios mete un texto que yo no quiera meter y os conformáis con meter vuestro logo en la página final. Otra cosa que pido para financiar los libros y las exposiciones es pedir que las instituciones compren libros y que luego los distribuyan por bibliotecas y centros públicos, que no se queden almacenados. Luego busco el teléfono y llamo para comprobar que los han recibido. Esa es mi forma de trabajar y me da mucha libertad para moverme como yo quiero, para que todo el mundo esté contento, para que nadie destaque por encima del proyecto. Te estoy hablando de Vidas minadas y Desaparecidos.
Has recibido muchos e importantes premios, ¿qué han significado para ti?
Cada vez que me dan un premio estoy encantado de recibirlo, sería estúpido por mi parte decir que no me importan. Todos somos vanidosos y nos gusta que reconozcan nuestro trabajo. También entiendes que te lo han dado a ti y no a otro porque al jurado le caes mejor o le gusta más tu trabajo, es cuestión de casualidad, hay gente que está a la misma altura que tú y no recibe el premio, hay que relativizar. Yo empecé a recibir premios tardíamente, ya con 35 años. Incluso lo pongo como ejemplo cuando estoy en un jurado: mejor no premiar a un joven. Menores de treinta años, ni un solo premio: becas. A la gente joven hay que darle becas para trabajar, que a cambio del dinero que les das te entreguen un trabajo hecho que les obligue a pensar. Los premios a gente joven acaban siempre mal digeridos. Hay quien ha recibido un premio y años después se ha dado cuenta de que le hizo más daño que beneficio, porque mucha gente le vino a regalar el oído, le ofrecieron trabajos que no pudo resolver bien, se metió en una vorágine proyectos que no pudo rentabilizar… A veces cuando te dan un premio te pueden… joder un poco.
Durante la entrega de uno de esos premios, el Ortega y Gasset, pronunciaste un discurso denunciando la venta de armas por parte de España que ya forma parte de todas las reseñas de tu biografía y siempre te recordarán y será tu cruz. ¿Te ha servido de algo?
Eso demuestra que la mayoría de la gente vive mucho del impacto. Yo no he empezado a hacer discursos en el 2008 con la entrega del Ortega y Gasset. Mi primer premio lo recibí de la Asociación de la Prensa de Aragón, por la cobertura de la guerra de Bosnia, y todavía recuerdo las caras que pusieron los presentes cuando leí mi discurso. Saltaron chispas. El otro día encontré una carta enviada a El País en el año 88 sobre la venta de armas españolas, criticando al Ministro de Industria de entonces, Luis Carlos Croissier, que decía que España no era tan mala como Francia, porque vendía cinco veces menos armas. Si te lees la introducción del libro Vidas minadas, del 97, saltan chispas. La presentación en el Círculo de Bellas Artes fue un escándalo. Siempre he sido muy duro con este tipo de cosas, lo que pasó es que en la entrega del Ortega y Gasset es que PRISA tiene mucho impacto, estaba allí el gobierno en pleno menos Zapatero —qué pena, porque tenía dos frases para él y habría roto el protocolo para decírselas directamente, le habría puesto a caldo, seguro— y a este tipo de eventos la gente siempre va a hacer discursos de agradecimiento; que yo también di las gracias, en el primer párrafo, pero me quedaba otro párrafo para decir lo que consideraba conveniente. Duró menos de cuatro minutos. Una persona como Fernando Savater, nada más acabar el discurso, se acercó, me saludo efusivamente y me dijo una cosa que me dejó sorprendido: “Gervasio, nunca había escuchado un discurso tan corto y contundente”. Y yo pensé, pues qué pena, Fernando, que tengas que ir a tantos saraos como este a escuchar estupideces. Si haces un discurso de cuatro minutos y te ponen por las nubes, ¿qué ha pasado durante todas las entregas de premios Ortega y Gasset?, ¿nadie se ha atrevido a decir este tipo de cosas antes? Yo creo que a estos sitios es donde hay que ir a meter la bomba, educadamente. Una persona del partido socialista me vino a recriminar que había sido muy duro y le dije: “No, duro no, merecéis que os llame hijos de puta por duplicar la venta de armas españolas y no lo he hecho”. Si hiciera el discurso ahora tendría que decir “sextuplicar la venta de armas españolas”. Y con esto respondo a tu pregunta: aquel discurso no sirvió para una mierda.
Muchos reporteros suelen hablar de la escasa cobertura que se da a su trabajo. Por ejemplo, Arturo Pérez-Reverte, al que recientemente ha entrevistado Enric González, nos decía: “La televisión solo quería que se supiera que tenía allí a un enviado, no le importaba lo que ocurriera”. ¿Crees que es culpa de los medios o los medios solo responden al interés limitado del público?
La respuesta es muy fácil: ¿Qué pasa con TVE? No necesita competir con nadie, no tiene publicidad, ¿por qué dedica cada día solo cuatro minutos a internacional y quince al fútbol? Los informativos de TVE que antes duraban media hora ahora dura una hora y cinco minutos, ¿eso no ha permitido mejorar internacional? Al contrario, preguntadles a los corresponsales, cada vez hay más recortes. El problema no es el público, el problema son los medios. Los medios que más se miran al ombligo en los últimos tiempos son independientes, ¿independientes que qué? Sacando al presidente y al ministro de turno, antes de Zapatero y ahora de Rajoy, aunque no tengan nada que decir, todo es una bazofia fabricada que no solo afecta a la televisión sino a los medios escritos. ¿Por qué El País obvia los reportajes duros en el dominical? y esto lo negarán, pero es así. Las casas publicitarias no quieren historias duras al lado de sus maravillosas publicidades. ¿A nadie se le ha ocurrido hacer un reportaje sobre Inditex utilizando mano de obra barata en Asia? El problema de las casas publicitarias es que al tiempo que ponen dinero te obligan a no tocar determinados temas. El magazine de La Vanguardia hace unos años tenía una bronca dentro del diario con los que estaban a favor de acabar con todos los reportajes sociales para convertirlo en una revistilla de domingo —cuando se daban hasta 200 páginas, no ahora que estarán en 70— entonces se hizo una encuesta interna y se llegó a la conclusión que la gente lo que más valoraba eran los reportajes sociales. Es decir, la gente no compra el periódico para leer chorradas, lo compra para leer información. Se gasta dos euros y medio, que hacen una media de 500 euros al año. Ya me gustaría a mí que en una web la gente pagara 500 euros al año por información de verdad, ¿te imaginas?
¿Cómo ha sido tu experiencia cuando has trabajado para un medio?
He trabajado con todos los medios españoles. ¿Por qué no trabajo ahora con El País y trabajo con La Vanguardia? Porque La Vanguardia me trata con respeto. ¿Por qué trabajo con la SER y no trabajo con El País a pesar de ser del mismo grupo? Porque me trata con respeto. ¿Por qué trabajo con el Heraldo de Aragón? Por la misma razón. Solo trabajo con medios que me tratan con respeto, a mí y sobre todo a los protagonistas de mis historias. Cuando un director decide que un reportaje no se publica, está tirando por la borda que este tema aparezca y tenga la posibilidad de denuncia. Cuando un director te dice «esto es cosa de negros”, gente “progresista”, le hace un flaco favor al periodismo. Por suerte los nombres cambian y de repente viene alguien que te trata con respeto y, si llegas a un acuerdo, pues estupendo.
¿Estamos desinformados sobre grandes sucesos, acontecimientos históricos, y a la vez saturados de información banal?
Estamos saturados de mala información. Lo que ha hecho Internet es crear la ilusión de que estamos todos informados, pero lo que recorre Internet está compuesto de refritos de refritos. Si realmente se hiciera periodismo todos los medios de comunicación deberían tener un periodista en Afganistán o en Siria, lo rentabilizarían incluso explotándolo: haciendo periodismo literario, periodismo en Internet, radio, televisión para Internet… ¿Cuánta gente tiene este tipo de periodistas? Ninguno.
Recientemente has estado en Afganistán, ¿crees que nos llega información para conocer la realidad?
Si quieres saber lo que está pasando en Afganistán te recomiendo el libro de Mónica Bernabé, que trabaja para El Mundo, porque El País hace años que no pisa Afganistán. Si quieres saber algo de internacional tienes que leer El Mundo. Es la única periodista que está permanentemente en Kabul. El día 20 de junio presento su libro, Afganistán, crónica de una ficción, en el Círculo de Lectores.
Enric González nos decía que uno de los asuntos que debe mortificar a cualquier corresponsal es que parece que el árabe solo existe cuando le está pegando un israelí.
Estando de acuerdo con Enric, esto no solo pasa en el mundo árabe: hay guerras olvidadas y guerras mediáticas. Estas últimas interesan a Occidente, si en una guerra no está implicada una potencia no interesa. En África hay muchos conflictos que no se tocan, porque a los países que tienen el control de las materias primas como diamantes, petróleo, etc. no les interesa que haya información; cuanto más bajo sea el perfil, mejores negociaciones hacen ellos. ¿Por qué una petrolera tiene mejor relación con un dictador que con un demócrata? Muy fácil, porque con un demócrata tienes que pactar una concesión mientras que al dictador lo sobornas por mucho menos. Los grandes poderes fácticos no están interesados en que estos temas aparezcan, porque si hablas de determinados conflictos y determinadas hambrunas tienes que hablar de quién está detrás de ellos y van a aparecer todas estas multinacionales. Por eso muchas veces se habla más del envoltorio que del fondo del conflicto.
En el panorama de los conflictos internacionales, ¿qué opinión te merece la figura de Barack Obama?
Me tiré toda la campaña electoral del año 2008 diciendo que, evidentemente, prefiero a alguien como Obama a cargo de un país como EEUU que a otras personas, pero que esto iba a ser un bluf, que el presidente no tiene esta capacidad de tomar decisiones como se nos ha querido hacer ver. Hay muchos intereses estratégicos y no lo va a cambiar de la noche a la mañana. Esto es como cuando Al Gore, que es un sinvergüenza, un tipo que se ha forrado con la ecología y ha ganado premios que son un insulto a la decencia, empieza a tener intereses por la ecología justo cuando abandona la vicepresidencia de EEUU, ocho años después, sin firmar el protocolo de Kioto, ¿a qué estamos jugando? O Clinton, que la gente se traga que es mejor que Bush porque este es más brutal o más directo, y el primero que empezó a bombardear Irak para desviar la atención del caso Lewinsky fue Clinton. No le importó jamás que en Irak al final quien lo pasara mal fueran los niños que murieron por el bloqueo provocado por él y por Tony Blair, ambos progresistas. Todo esto hay que contarlo. Cuando el otro día condenaron a Taylor en La Haya a 50 años de cárcel, me acordé del ex primer ministro Tony Blair. Su gobierno violó el embargo de armas que había en Sierra Leona y vendió armas a las fuerzas gubernamentales sierraleonesas enfrentadas con la guerrilla que apoyaba Taylor desde Liberia. El Parlamento británico abrió una investigación y el escándalo provocó la dimisión de un ministro de Blair. Blair y su ministro también tendría que haber sido juzgados en La Haya, pero al final acaban sometiendo a la justicia al negro de turno. Yo estuve en Liberia cuando estaba Taylor y vi a sus milicias y las brutalidades que cometían, pero ¿quién corrompe al corrupto? Para mí es más culpable el corruptor, porque tiene más poder.
¿Crees que Obama es merecedor del premio Nobel?
Para darle el Premio Nobel tenían que haber dejado que trabajara un poco, que ganó las elecciones un 4 de noviembre y se lo dieron unos meses después. No tiene sentido. Además el premio Nobel de la Paz desmerece cuando aparecen en la lista no ya Obama, que no es el peor, sino otras personas vinculadas a la política, es un verdadero escupitajo a la historia.
Javier Espinosa nos dijo que la única historia positiva que ha cubierto en su carrera fue en Sudáfrica durante las elecciones de 1994. ¿En tu trayectoria cuál sería ese momento?
No pude ir a cubrir esas elecciones a causa de la traición de una gente que se comprometió a hacer mi libro de Sarajevo y después me dejó tirado. Me encontré con que tenía que elegir entre ir a Sudáfrica o gestionar la publicación del libro. Una de las razones por las que nunca les he perdonado fue por no poder ir. He visto también historias bonitas, como cuando se firmó la paz en El Salvador, el 31 de enero del 92, por la noche la guerrilla llegó a la ciudad sin armas, se empezó a bailar en todas las plazas… un momento muy interesante. Ha habido momentos muy duros, pero también muy interesantes. El plebiscito de Chile contra Pinochet, Javier no lo ha vivido porque era muy joven, pero fue muy emocionante también.
¿Te identificas con la figura mitificada del reportero de guerra?
No solo no me identifico, sino que la rechazo frontalmente. Y no solo la rechazo, sino que me molesta muchísimo que gente que solo ha estado en los aledaños del conflicto vaya poniéndose la etiqueta. Uno de los vicios mayores de la prensa española es que la gente, sobre todo joven, habla más de lo que les pasa a ellos que de lo que pasa, de la realidad de la guerra. Cada vez que utilizas un espacio para hablar de lo que te pasa a ti lo haces pisoteando el espacio que debería estar dedicado a la única verdad incuestionable de las guerras: las víctimas civiles. No me gusta nada que la gente se ponga etiquetas, como no me gusta nada que la gente me llame periodista comprometido. Yo soy periodista. Para mí el periodismo es compromiso.
Tu proyecto Desaparecidos pretende recuperar a personas perdidas durante la guerra. ¿Qué opinas del tratamiento que se ha dado a la memoria histórica en España?
Hasta el año 2008 solamente había trabajado en el extranjero. De hecho, mi proyecto Desaparecidos estaba a punto de presentarse y todavía no había incluido una sola fotografía de España; había trabajado en Argentina, El Salvador, Guatemala, Chile, Perú, Bosnia, Irak y en Camboya. Una periodista de la agencia EFE me hizo una entrevista y me preguntó si trataba el tema de los desaparecidos en España, le dije que nunca trabajaba en España, que paso mucho tiempo fuera y tengo una familia, tengo que descansar… y me dijo tajantemente y a bocajarro: “Me parece una excusa”. Cuando acabó empecé a darle vueltas a la cabeza, empecé a tomar contacto con las familias y las asociaciones españolas y me quedé sorprendido de todo lo que encontré, hasta el punto de que, sabiendo que no podía trabajar aquí con las ganas que tenía, decidí incluir como epílogo a España en mi proyecto. Cuando presenté la exposición el año pasado en enero dije textualmente que iba a dedicar los próximos años a trabajar en el tema de las desapariciones forzosas en España, porque sentía vergüenza de la clase política, que todos los partidos políticos están repletos de cobardes; han sido incapaces en 35 años de democracia de realizar un proyecto que sirviera para poner fin a este drama que afecta a miles de ciudadanos. Tanto PP como PSOE están repletos de cobardes, y partidos como IU, CiU, ER, PNV y otros partidos minoritarios estaban a la misma altura. Te pongo ejemplos. Fosas comunes donde había un alcalde socialista no se han abierto porque se negaba a hacerlo para no perder votos. IU ha ido cacareando por todas partes “abramos las fosas del franquismo” y en Córdoba han sido incapaces. Le dije al alcalde de Córdoba: “El alcalde de Málaga, que es del PP, se ha atrevido a abrir las fosas, a pesar de todos los problemas que ha tenido con su partido y usted, estando dentro de la verborrea del partido, no ha sido capaz”. Ha habido una falta de ética y moralidad absoluta. Se han pisoteado la memoria y los derechos de las víctimas y de sus familias. Además existe el peligro de que se convierta en un problema sin salida judicial ni política.
Comentabas que siempre has trabajado fuera, que tienes una familia; algunos viajes a zonas en conflicto los has realizado con tu hijo, ¿se aprende de estas situaciones?
Bueno, a conflictos no. Donde le he llevado ha sido a zonas donde yo he trabajado durante el conflicto. Por ejemplo, cuando tenía seis años lo llevé a Sierra Leona donde he trabajado mucho con los niños soldados. Creo que, en esta sociedad en la que vivimos, educar a tus hijos viajando es el mayor favor que les puedes hacer, se aprende más que con todos los másteres que puedas hacer. Cuando alguien me dice: “Voy a mandar a mi niño a Londres a estudiar inglés”, yo le digo: “Mándalo a Sierra Leona, que va venir mucho más curtido y va a aprender inglés”. Viajar es la mejor vacuna contra la intolerancia. Espero que le sirva de algo.
Para terminar, te voy a decir unos nombres relacionados con la fotografía o el periodismo para que me digas una frase de ellos: Rosa María Calaf.
Es una periodista de la vieja escuela de televisión que ha madurado muy bien y que en los últimos años se ha hecho justicia con ella porque se le han varios premios importantes. Fui yo quien la presentó al Cirilo Rodríguez —el primer año lo perdió con Enric González por un voto y el segundo lo ganó— porque la tengo en gran estima tanto personal como profesionalmente.
Cristina García Rodero.
Es una de las mejores fotógrafas, incluidos hombres, del mundo. Una fotógrafa con una capacidad y un ojo increíbles, que ha trabajado lo indecible, que no se le ha dado nada regalado, que se ha sacrificado como nadie y que ha subido a la cúspide de la fotografía documental.
Maruja Torres.
Es una gran periodista. Yo siempre he sido uno de los que la han azuzado porque me hubiera gustado que siguiera haciendo reportajes. Se ha dedicado a la literatura, pero habría hecho unos reportajes estupendos en la línea de New Yorker. Una periodista fantástica, con sentido de la ironía, muy divertida, pero que además sabe escribir muy bien y se implica.
Marie Colvin.
Una periodista de raza, que vivió siempre en el periodismo y que murió ejerciéndolo de una manera impresionante. A su edad seguía yendo a zonas muy difíciles y dando grandes lecciones de periodismo.
Annie Leibovitz.
La conocí en Sarajevo, me pareció una persona mucho más sencilla de lo que su personaje parece. El que la conoce trabajando me ha dicho que es muy obsesiva y como fotógrafa ha creado escuela. Yo trabajo de una forma totalmente distinta, no me gusta la aparatosidad.
¿Entre las jóvenes generaciones de periodistas qué valores señalarías?
Creo que hay una gran generación de periodistas y fotógrafos entre los 30 y 40 años que dividiría en dos grupos: los que trabajan sigilosamente con una gran calidad, que van a ser periodistas de referencia, y los que se dedican más a hablar de sí mismos que de lo que pasa y que si siguen por este camino se pueden estrellar.
¿Y a quién nos aconsejarías seguir?
A Mónica Bernabé, de lejos. En estos momentos la periodista que mejor está trabajando, dando una cobertura fantástica sobre Afganistán, donde la vida para una mujer es durísima.
Pingback: Gervasio Sánchez: “Estamos saturados de mala información”
brutal Gervasio.
Genial
Lo de Gervasio Sanchez es una clara muestra de que lo que uno hace de corazón funciona. Por encima de cualquier otra cosa.
Gran fotógrafo, en sus fotos muestra su caracter claramente.
Coherencia y conciencia.
«No, duro no, merecéis que os llame hijos de puta por duplicar la venta de armas españolas y no lo he hecho”
“El alcalde de Málaga, que es del PP, se ha atrevido a abrir las fosas, a pesar de todos los problemas que ha tenido con su partido y usted, estando dentro de la verborrea del partido, no ha sido capaz”
Con estos dos extractos lo ha dicho todo.
Vamos, que tu has votado al PP ¿verdad?
Bien la entrevista, un tipo locuaz y sin remilgos, pero eso también es mérito del entrevistador. Muy buenas fotos, enhorabuena a Carlos García.
Fue un placer.
Gran entrevista. Ojalá hubiese más profesionales como Gervasio.
Con tanto periodista y columnista estrellita meapilas es un enorme placer leer al fin a alguien llamando a las cosas por su nombre.
Plas, plas, plas
Después de ver lo majos que somos todos, voy a decir algo crítico. Perdón por adelantado. Hay algunos fallos en la redacción: palabras que sobran, y otras que faltan, por ejemplo. Respecto al entrevistado, me parece algo engreído, la verdad, aunque diga cosas muy interesantes. Su trabajo es estupendo.
Me parece a mí que a Mayte Carrasco y a algún que otro periodista de la pirotecnia mediática, se les ha amargado el desayuno con las palabras de Gervasio.
«….Creo que hay una gran generación de periodistas y fotógrafos entre los 30 y 40 años que dividiría en dos grupos: los que trabajan sigilosamente con una gran calidad, que van a ser periodistas de referencia, y los que se dedican más a hablar de sí mismos que de lo que pasa y que si siguen por este camino se pueden estrellar»
Gran entrevista. Una sugerencia para la próxima, ¿por qué no entrevistáis a algún viñetista de prensa?
Una entrevista completa, interesante y amena. La he enlazado en esta entrada del blog «Medios y escuela»: http://bit.ly/KFgzNt
Saludos.
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Se aprende mucho leyendo a gente inteligente. Cada día me gusta más el periodismo, pero cada día tengo más claro que con la corrupción que hay en todos sitios, desconocemos la realidad que por todos lados se nos oculta. Buena entrevista.
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Una absoluta gozada leer verdades en los tiempos que corren. El resultado es excepcional cuando se da libertad al entrevistado y no se le acotan los temas, es así como vemos a la persona. Una lástima que no se apueste por más contenido de calidad a día de hoy. Obligada lectura para gente que empieza en esto o algunos que no hubiéramos abierto los ojos aún.
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Chapeau Gervasio. Lo que se aprende de esta gente. Un placer entrevistas como ésta. A seguir por este camino.
Poniendo a cada uno en su sitio.
Un ejemplo a seguir.
Toda una lección de periodismo y fotografía. Gervasio Sánchez es uno de los fotógrafos participantes en la exposición ‘Guerra y Paz, una visión personal’ que se puede visitar en Eibar hasta el 9 de agosto, y después pasará por Bilbao y Vitoria.
Hay más información en nuestra página http://www.euskadi2012.org
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Fantástica entrevista. Felicidades :)
Pingback: Sangre de periodista de guerra | ¡Por el insultismo!
Inspirado en el relato de este periodista y en otros que se suceden últimamente:
Sangre de periodista de guerra derramada en las líneas de fuego
jamás limpiada, jamás recordada.
Litros de sangre derramada en zonas de conflicto,
ojos perdidos por querer mirar por nosotros,
piernas amputadas por ir a dónde queremos saber que pasa,
manos perdidas por escribir
sobre los que más necesitan ser escuchados,
influencias perdidas por ser críticos con el gobierno europeo de turno.
¿Qué hemos hecho con tanta sangre,
con todos esos miembros de periodistas
desparramados por el mundo?
Hacerles oídos sordos:
darles cinco minutos en el telediario,
cambiarlos por hora y media de fútbol;
hacen pensar demasiado como para quererlos escuchar…
Dicen que el periodismo está en crisis,
¡y vaya si lo está!
Dicen que el reportaje de guerra está en crisis,
¡y vaya si lo está!
Dicen que el periodismo crítico está en crisis,
¡y vaya si lo está!
Porque la ciudadanía está en crisis
y aquellos ofrecieron su sangre,
su vida y su libertad
para informar a gente que no quería ser informada,
para hablarle a gente que no quería escuchar.
Ahora desde la terraza de un hotel parapetado
a las afueras del lugar de conflicto
se hace una crónica.
Ahora los periodistas reciben premios de mierda
de una autoridad incompetente
y todo son palabras de agradecimiento en la gala.
¿Saben lo que les digo?
Tenemos lo que nos merecemos.
¿De qué han servido todas esas muertes?
Lectura interesante: http://www.jotdown.es/2012/06/gervasio-sanchez-estamos-saturados-de-mala-informacion/
Ya saben, visiten el blog: http://insultismo.wordpress.com/
Gracias
Cuando tenia cinco años, mi madre y mis hermanas nos tirábamos todo el verano en la playa del Milagro,en Tarragona.Prácticamente estábamos ahí acabando de amanecer y nos íbamos cuando ya oscurecía ( entonces el sol no era radiactivo ).
No obstante,el bocadillo nos lo comíamos en la terraza del restaurante de la playa,a la sombra ,y aunque siempre estaba hasta las tetas de gente,y traíamos los bocatas de casa,nunca nos dijeron nada.
Pues bien,recuerdo un camarero en particular con el que hablaba mi madre y al que parecía admirar especialmente, (aunque ahí todos pencaban como bueyes).»Cuando acaba de trabajar,este chico se va a estudiar mucho mucho,y cuando acaba de estudiar vuelve aquí a trabajar para poder seguir estudiando» ,me decía mi madre.
Bueno,yo era un retaco y obviamente el dato no me impresionaba,de hecho yo debería estar por entonces en primero de EGB.
De lo que si me acuerdo es del aire que desplazaba el camarero en cuestión cada vez que pasaba zumbando por el lado de nuestra mesa.Mi hermana gritaba «El señor hace viento mamá!!» .Y recuerdo también que cuando llegábamos él ya estaba ahí y seguía currando cuando nos íbamos.
Cuando de rebote aparece Gervasio Sánchez en algún documental por televisión o en algún suplemento dominical,yo,que además de jactancioso soy algo repelentuzo,les cuento a los presentes la misma historia,en plan «Gervasio Sánchez? Ah sí,yo lo conocí hace algún tiempo…buen tío»( así ,como sin darle importancia ) y les repito lo que me decía mi madre sobre su día a día.
Lo cierto es que salvo algunos casos,hoy a nadie le impresiona mucho.
Debe haberse quedado la mitad del personal repitiendo primero de EGB ja,ja!!
En fin…eso,jaja.
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Muy corta.
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