Sociedad

La cancamusa serbia y el periodismo piltrafa

Ratko Mladic

Se queja Maruja Torres en su columna de hace unos días (El País, 17/05/2012) de que se haya tardado dieciséis años en juzgar a Ratko Mladic, el carnicero de Srebrenica. Realmente, choca que no se le arrestase hasta mayo de 2011, y se explica como un pretendido acercamiento de Serbia a la UE que la coyuntura económica y las dudas acerca de Bulgaria y Rumanía han truncado. Como es de imaginar, en tres años tocará honrar y rememorar la matanza de Srebrenica, “la peor masacre en Europa tras la Segunda Guerra Mundial”. Una serie de truculentas emboscadas a musulmanes bosnios que sirvieron para perpetrar una impostura falaz. Sin embargo, no parece que conmemoremos hoy las matanzas previas a Srebrenica; los más de tres mil serbios asesinados entre 1992 y 1995. De poco sirvió que el jefe de las fuerzas de la ONU reconociese que Naser Oric mató a tantos bosnios como serbios se cargarían los bosnios después, pues esto no entraba en el relato confeccionado por una OTAN que encontraba en los Balcanes su sentido tras el fin de la Guerra Fría. Tampoco importó dilucidar quién había puesto la bomba en el mercado de Sarajevo en el 95 (¿los musulmanes?, ¿los serbios, como vendían los medios?, ¿los servicios secretos de la OTAN, como decía Moscú?) para que los verdes alemanes se aprestaran a exhortar al ejército a que tratase de “evitar otro Auschwitz”. La verdad es que el “síndrome del 38” (en palabras de Francisco Veiga, al que volveré), por el que las potencias no podían resignarse ante un dictador, tal que Hitler en Munich (luego sería Stalin en la Checoslovaquia del 48, Nasser en la crisis de Suez del 56) encontró aquí su apogeo (imagínense con Milosevic, que ya venía con el pack: su Goebbels —el ideólogo Cosic— y su Heinlein —Karadzic—). Y no hacer falta recordara la más reciente trapisonda del rimbombante Hitler del Tigris.

La labor de los medios de comunicación europeos, salmodiando la letanía de la OTAN, fue fundamental en las cinco secesiones balcánicas. También su clamoroso silencio (Macedonia). Pero, sobre todo, fue primordial en Bosnia y en Kosovo. Ya se pasmaba Edward Said de que, durante setenta y nueve días de bombardeo, ningún periodista cuestionase la trápala presentada por la trimurti Shea-Robertson-Solana. Joder, Said: ¿acaso alguien exige disculpas hoy por la expulsión de 230.000 “colaboracionistas” (serbios, montenegrinos y albaneses) cuando casi cincuenta millares de soldados de la OTAN se acomodaban en Kosovo? La ficción serbia fue sencilla: un país anormal, teratológico, insostenible. Motivos había para sobreventar al leviatán anglocabrón: frente a las exrepúblicas comunistas, que mendigaban el tique para su ingreso en la UE, Serbia presentaba un programa socialista y mantenía su sentido de la soberanía, todo aderezado con cierta estética Tito. En realidad, las cinco guerras de secesión balcánicas constituyen uno de los grandes hitos de la Historia de la Infamia del periodismo español: en el caso serbio, la derecha amarillista tirando alegremente de sentimentalismos y del marchamo de “comunista”; en el caso croata, la izquierda de chufla repartiendo encomio, jabón y bula al “ejército federal” croata y sus “valientes soldados”. Por cierto: la execración del serbio, si no es per secula seculorum, al menos sí se mantiene tras la espectacular limpieza étnica de los freedom fighters y permite, a día de hoy, mantener a Serbia alejada de la UE. Mejor no entrar en el resultado que todos conocemos, la fuliginosa covacha kosovar y el tráfico de drogas, putas, órganos y armas que bien horripilaría al amigo Ellroy. A propósito, leo hace un par de días que los rebeldes sirios entrenan en campos de terroristas albanokosovares. Bueno, ¿y a quién le sorprende? ¿Difiere el Ejército Libre de Siria de los heroicos rebeldes libios y la Kosovo Liberation Army?

Volviendo a la noticia de Mladic, leo que Sarajevo era un “modelo de integración interétnica antes de la guerra” y pienso, ¿sería posible leer en un medio español acerca del carácter plurinacional de Serbia? Menuda futesa. Resulta descorazonadora la naturalidad con que los medios han asumido el relato implantado por las fuerzas intervencionistas. De ahí, también, muchas gilipolleces que toca leer. Ora empacan las cinco guerras de secesión en dos paquetes (“Bosnia” y “Sarajevo”), ora tragan sin rechistar con explicaciones vitriólicas, cuando no lo despachan con “Milosevic y los serbios” (que nada tuvieron que ver con el estallido de la primera —Eslovenia— y la última —Macedonia—). Lean, si pueden, La fábrica de las fronteras, del profesor Francisco Veiga. Sin caer en el flácido victimismo progre respecto a EE.UU. (recuérdese Las venas abiertas de América Latina, por ejemplo), el autor entona el cui prodest? que debería animar a todo investigador. Los conflictos iniciados justo cuando Europa, a través de Maastrich, trata de conformar un bloque capaz de competir globalmente con los Estados Unidos, siguen manteniendo gran cantidad de puntos negros. No ha habido memoria, y del cafarnáum surgido entre la leyenda, los medios y la propaganda, ha surgido un relato vacuo, neutralizado e irreal. Y como no hay Historia, esta ya se está repitiendo.

 

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25 Comentarios

  1. Le felicito por este artículo, siempre he sido muy sensible a la historia de Yugoslavia y posteriormente al machaque antiserbio (sin maniqueísmos). Es una pequeña alegría poder leer algo así.

  2. Maria Jiménez

    Temo que el autor, intentando demostrar el “periodismo piltrafa”, cae en el mismo error que denuncia, citando fuentes no confirmadas y elaborando un discurso tendencioso. Decir que la “OTAN encontraba en los Balcanes su sentido tras el fin de la Guerra Fría”, es un insulto a las víctimas del genocidio serbio. Creo que es suficiente mencionar Srebrenica para hacerse una idea.

    • Sí, es que nos encanta reinterpretar la historia parece. Ahora resulta que los serbios no hicieron nada, ni tensaron la situación para que sucediese lo que sucedió. Al palmar Tito los 4 espabilados, mayoritariamente serbios comenzaron con la cantinela de la «Gran Serbia» no dejando lugar al resto de etnias y culturas, justo antes de la guerra de los balcanes fueron los serbios los que se quedaron y apropiaron con todo el equipamiento y ejercito de la antigua Yugoslavia. El primer ataque fue de los serbios a los croatas en Vukovar. Sin embargo…ahora parece que es «cool» y «moderno» poner a los serbios de santurrones.

      • Estimado Manudo, entiendo que despachar un tema tan amplio con tal brevedad pueda dar lugar a equívocos. Pero no malinterprete a voluntad. Nada más lejos de mi intención que glorificar a los serbios, sino cuestionar un relato.

  3. Diego, me alegro; muchas gracias a usted.

    María, es probable que esa frase requiera un matiz. La intervención de la OTAN en el genocidio de Srebrenica es ejemplar; aún cuando sospechemos del humanitarismo en cuanto tal (que los serbios bosnios se hubiesen hecho con el poder de Bosnia-Herzegovina habría desbaratado los planes estadounidenses), no dudaría de que se trató de una intervención necesaria. Por eso mismo, y lamentablemente, sirvió de justificación para otros desmanes. Recordemos Kosovo y el modo en que es reutilizado el discurso de «limpieza étnica» adjudicado a los serbios. Un saludo, María.

    • Maria Jiménez

      Jorge, la intervención de la OTAN en Srebrenica fue del todo menos ejemplar. Fue mínima y tardía. Respecto a Kosovo, no olvidemos el abuso de los derechos humanos durante 15 años, seguidos de las masacres de 1998 antes de la intervención de la OTAN o la expulsión de casi un millón de albanokosovares. También fueron asesinados serbios inocentes, pero no porque los gobiernos bosnios, eslovenos, croatas o kosovares tuvieran pensamientos hitlerianos expansionistas y ultranacionalistas.

      Tampoco considero que Kosovo sea un error, solo porque tú o yo podamos tener serias dudas sobre las políticas del neoliberalismo o exterior de los EEUU. Mencionar el tráfico de armas, órganos o prostitución, es lo mismo que hace la propaganda serbia y rusa. Aproximarse a este conflicto requiere un ejercicio de distanciamiento, complicadísimo pero necesario, respecto a los bandos, y en este artículo se percibe un posicionamiento que podría considerarse injusto

      • María, completamente de acuerdo con tus puntualizaciones.

        Respecto a Kosovo, creo que pones el dedo en la llaga en el punto flaco del texto: los desmanes citados no demuestran que el reconocimiento de Kosovo fuese un error. De hecho, reconozco que es un lugar común bastante odioso.

  4. Sin manos no hay galletas

    Escribir no es poner palabras raras. Ni poner tacos de por medio para parecer gonzo. Aunque quizá lo que quiere parecer el autor es simplemente un exaltado serbio. Lo consigue con creces el chico. Y sin nombrar a Carla Del Ponte, que tiene su mérito.

    • Estimado, paternalismos aparte, sepa que soy igual de quevedesco en persona: pedante y arrabalero a partes iguales. Un abrazo.

  5. Felicidades por el texto, Jorge, y por el coraje de meterte en este avispero en un medio generalista, ni que sea tan sui generis como Jot Down. Como has comprobado -han bastado cinco comentarios para que te cuelguen el sambenito chetnik y te acusen de ultrajar a las víctimas-en pocos asuntos hay una unanimidad tan incuestionable como en el de atribuir al bando serbio hasta la muerte de Manolete. Como bien sugieres, hablar de serbios ejecutados antes de Srebenica es mentar a la bicha y recordar a los no menos de 300.000 que fueron amablemente invitados a abandonar la Krajina simultáneamente a la matanza de Srebenica es ser tendencioso y querer desviar la atención. El esquema buenos-malos está tan implantado que simplemente revisitar aquellos hechos con una perspectiva crítica es un acto de indignante revisionismo (o de frivolidad «cool», una acusación que me faltaba por oir).
    Ahora bien, reconozcamos que el éxito de toda la gestión americana de la información referente a Srebenica es un éxito comunicativo de primer orden. El objetivo de su mediatización es irrefutable: da igual lo que argumentes, que recuerdes el trasfondo turbio de aquellos hechos, el vergonzoso proceder de la Armija bosnia y las sospechas de que el gobierno bosnio-musulmán sabía que ocurriría si caía el enclave y no hizo nada para evitarlo porque iba a sacarle mucho provecho, que se utilizase la masacre para escamotear la magnitud de lo que hacían los croatas en ese mismo momento, que invoques el cui prodest o que simplemente reclames rigor al examinar todos los hechos. Srebenica es una perfecta arma arrojadiza: su invocación sirve para que dejes dar el coñazo socavando certidumbres tan sólidamente implantadas y te calles. Vamos, para descubrirse, con gran asco, faltaría más, ante Madeleine Albright y el Frankfurter Zeitung.

    • Mira… en tu discurso cambias Srebrenica por los campos de concentración de los años 40 y Krajina por los bombardeos aliados a Dresde y demás ciudades alemanas y te queda un texto revisionista, o incluso victimista de lo más genial. Manda narices…eso SÍ es una doble vara de medir.

      • Manudo, no me sea capcioso. Imagino que cuando Semprún sacó Ruedo Ibérico, chacoteándose de la glorificación del Alzamiento, muchos le habrían llamado revisionista (de haber estado en boga en término, claro).

    • Alexandre, no me cabe duda de que Srebrenica era previsible.

  6. Alexandre S.

    Pero es que ni Srebenica es los campos de concentración de los años 40 (en los que ya que los mencionas, se calcula que fueron asesinados no menos de 100.000 serbios cuando la Ustacha croata hizo de títere nazi durante la IIGM) ni la limpieza de la Krajina tiene nada que ver con los bombardeos de Dresde, ni da la impresión de que estos símiles tan burdos y tan trapaceros a los que has recurrido sean otra cosa más que agitar el guiñapo de que quienes no comulgamos con tu versión de la guerra de los Balcanes somos poco menos que nazis, tigres de Arkan y cómplices de etnocidio.
    Nadie ha negado aquí que hubiese matanza en Srebenica o que las milicias serbias cometieran escabechinas. Lo que se pone muy en cuestión es que mucha información que hemos recibido sobre el conflicto no estuviese muy manipulado, que bosnios y croatas fuesen sólo indefensas víctimas, que se escamoteen las feísimas responsabilidades de sus dirigentes o que se pase por alto que existieron poderosos intereses geopolíticos para presentar a los serbios como únicos agresores y justificar la intervención y la adopción de ciertas soluciones.
    Y si eso te escuece, quizás también habría que ver el «Cui prodest» de tanta beligerancia.

    (Y ni debería molestarme en decir que la destrucción por bombardeos sobre civiles de Dresden, Breslau, Hamburgo y demás ciudades alemanas, o la limpieza étnica de alemanes de Ucrania, Checoslovaquia, Polonia, Prusia Oriental y etc. tras el repliegue del ejército nazi, nsigue sin suscitarme el más mínimo entusiasmo, por más que parte de esas poblaciones hubiesen sido cómplices de la barbarie. Pero parece que al indignado vindicador de la maldad serbia le parece óptimo. Vamos, que lademás tener la barba de hablar de dobles raseros es de traca.)

    • Bosnios y Croatas no fueron «indefensas víctimas» aunque podríamos entrar a valorar el grado de indefensión que se produce cuando otros crean el caldo de cultivo perfecto para ser la cabeza de turco. Fueron victimas que se defendieron ante el nacionalismo suicida de los serbios, creando a su vez otros dos similares encabezados por personajes de traca como Gotovina o Tudjman. Y no se han pasado por alto sus responsabilidades, ahi tienes al primero detenido y al segundo…pues habría que ver donde estaría ahora de no haber muerto. Pero no me cabe duda que todo lo iniciaron los Serbios, con la cantinela de la Gran Serbia no dejando lugar a los demás y creando alter egos en las diferentes Repúblicas que defendían a su vez un nacionalismo exacerbado y dañino ante el ataque de estos. Y la intervención de Europa y del Mundo en esas guerras fue una verguenza, a la cabeza Europa y en primera linea de esta Alemania.

      • Me parece que el asunto nacionalista debe bastante a la propaganda (y al celebérrimo discurso del 89 de Milosevic en Gazemistan, interpretado como se quiso y repetido ad nauseam). Otro tema es la brutalidad y los desafueros serbios, que no discuto.

        • No fue muy acertado en los terminos en los que se pronunció y el contexto en el que se hizo, desde luego es totalmente comprensible que se sospechase de ese discurso.

  7. Exilios, políticas de limpieza, buenos, malos, …
    en fin

  8. En España continua habiendo una profunda desinformación sobre por qué ocurrió la guerra en Yugoslavia y cómo se desarrolló.
    Fueron las medidas económicas devastadoras del FMI las que causaron las tensiones, avivado el fuego con el armamento que suministraba Alemania, y EE.UU, tiempo antes de la guerra a Tudjman en Croacia, y a Izetbegovic en Bosnia.
    He tratado esto en un libro reciente, pero además recomiendo encarecidamente las siguientes obras:

    Michel Chossudovsky, Dismantling Yugoslavia
    Michael Parenti, Killing a nation, the attack on Yugoslavia
    Michel Collon, El juego de la mentira
    Edward Herman, The politics of genocide
    David Edwards, David Cromwell, Los guardianes del poder

  9. michelle

    Aquí lo único cierto es que la serbia no fue la primera etnia en practicar la limpieza etnica en el conflicto, pero ya sabemos todos quien impulsó la guerra y el porqué. El gobierno germano carga con esa culpa y desde luego lo que es absolutamente inadmisible es pretender fundar un estado islámico en suelo europeo. Bastante hemos tardado en eliminar la incultura cristiana como para sufrir ahora mujeres enveladas en nuestras ciudades.
    Todavía estamos esperando justicia por todas las matanzas musulmanas en bosnia. El resto de estos juicios mediáticos son puras farsas para limpiar conciencias de aquellas gentuzas que no dudaron en matar niños en belgrado para apagar la mecha que ellos mismos habían encendido.

  10. Jason Compson

    Estimado Jorge, muchas gracias por este artículo. Crecí en una familia pro-soviética, el amor por las primeras obras de Kusturica me llevó a visitar Serbia y disfrutar de sus gentes. Mi sensación fue que, quitando algún que otro exaltado, la mayoría de los serbios eran conscientes de que su ejército había hecho cosas horribles, pero sus adversarios y jueces también, siendo solo los serbios los que sufrieron castigo internacional.

    Solo hecho de menos alguna «pullita» a Henry-Levi. De nuevo, muchas gracias por su artículo.

  11. Solo dos recomendaciones «Europa del Este: La revolución de la libertad» de Francisco Eguiagaray y «El Danubio» de Claudio Magris, que seguro estará en Madrid esos días por la Feria del libro. Ah! otra, que esta mañana he estado escuchando una entrevista a la autora y nos viene que ni al pelo en esta discusión “La hija del Este” de Clara Usón.
    Intentemos encontrar nuestras respuestas sin olvidar que especulamos sobre actos humanos, con todos los recovecos y matices que pueden llegar mostrar / ocultar.

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