3 segundos
Marc-Antoine Mathieu
Ediciones Sins Entido, 2012
72 páginas. 24 x 24 cm.
Cartoné. B/N
17 euros
3 segundos desenvuelve a lo largo de 72 páginas un thriller que ocurre en un lapso de tiempo de tres segundos.
Eso es todo lo que se necesita para intuir que estamos ante algo fuera de lo normal, pero aún así existe otra pequeña sinopsis que azuza aún más el interés: 3 segundos narra una intriga policiaca mediante varias historias y a través del trayecto de un haz de luz.
Tan asombroso y loco como suena, lo mejor de todo es que lo inaudito de la propuesta tiene un resultado a su altura, extraordinario.
Es cierto que las convenciones formales del tebeo nunca han sido férreas e inamovibles, que las reglas básicas de la narrativa en viñetas resultan maleables hasta extremos inesperados. De ello han dado fe a lo largo de la historia miles de artistas que en algún momento decidieron aguzar el ingenio y sacar su vena experimental.
Pero es que lo de Marc-Antoine Mathieu y su albúm 3 segundos es un triple salto mortal con doble tirabuzón, a través de aros de alambre en llamas, sobre una piscina de lava.
Una sobrada, vamos. Y ejecutada limpiamente.
Por norma general, el tebeo sigue una estructura clasista: personajes que interactúan entre ellos mediante diálogos que de manera universal han adoptado la forma de bocadillos aerostáticos; onomatopeyas y simbolismo gráfico representan acción y movimientos; una serie eventos se sucede con orden o desorden cronológico, pero acompasados en sus cimientos al ritmo real del paso del tiempo.
Y ahora nos llega Mathieu y le retuerce el cuello a la narrativa convencional.
3 segundos no tiene diálogos, no los necesita; toda la información de lo que ocurre está explicada en los objetos y personajes alrededor de los cuales el autor nos hace orbitar.
La obra juega con una alteración del ritmo normal del paso del tiempo, aletargándolo hasta estirar las décimas de segundo a lo largo de todo el volumen.
Trastear con la velocidad no es en absoluto una novedad en las obras narrativas visuales, el slow-motion ya fue convertido en estandarte hace mucho tiempo por gente como Sam Peckinpah y Akira Kurosawa en la gran pantalla, pero sí que es original el atreverse a usar la cámara lenta a lo largo de toda la narración cuando por lo general dicho recurso suele utilizarse para acentuar momentos concretos. Mathieu se arriesga a convertir la slow-mo en la herramienta indispensable para explorar la historia al fusionarla con otro mecanismo más cercano a las cámaras que a las viñetas: el zoom. 3 segundos es un zoom gráfico continuo de principio a fin, una perspectiva imposible que se atreve a seguir el recorrido de un rayo de luz mientras cruza un escenario inmenso rebotando en diversos objetos reflectantes. El despliegue de imaginación es digno de elogio, el lector sobrevuela la acción adentrándose en imágenes reflejadas en espejos, en objetivos de cámara, en pupilas, en estatuas, en ventanas, en anillos, en cubertería, en la superficie de un CD, en dientes de oro e incluso en la refracción de una lágrima.
Mathieu se convierte en un artesano. La obsesión por el posicionamiento espacial de cada uno de los personajes y objetos de la historia es extrema y fundamental para la obra. Divide cada página en nueve paneles y muestra una obcecación milimétrica por la escena. El zoom se aventura igualmente entre objetos minúsculos y espacios gigantescos, su empleo durante el trayecto convierte moscas en aviones y aviones en moscas. El salto entre los espejos está estudiado tan maniáticamente que asusta: un reflejo invierte la escena y sus elementos de posición, y un reflejo de un reflejo la vuelve a colocar en orden y permite de nuevo leer correctamente el lomo de un libro.
El francés se disfraza de mago. Juega con espejos, hace malabarismos visuales y logra el virtuosismo. Cambia la perspectiva del observador para demostrar que la misma escena contemplada desde diferentes puntos tiene un significado completamente distinto. Nada es lo que parece y él se divierte engañándonos. El enigma tiene solución, aunque al principio esta nos torea. Cuando la imagen se adentra en los pequeños detalles descubrimos números, fechas, titulares de periódicos, mensajes de móvil, papeles, fotografías, dedicatorias y decenas de minúsculas pistas que antes pasaban desapercibidas. El tomo se vuelve pretencioso y no se avergüenza: el paseo visual se desboca hasta proyectarse al espacio y alcanzar la propia Luna. En realidad era un juego desde el principio, la críptica sinopsis de la contraportada del libro adelantaba veladamente ciertos acontecimientos y no nos habíamos dado cuenta.
El autor juega a los detectives. La obra, consciente de su carácter lúdico, comienza animándonos a disfrutar de la investigación. Nos propone reconstruir los ángulos muertos tratando de comprender qué motiva y une a los personajes, e incluso nos ofrece algunas pequeñas pistas en forma de interrogantes a los que encontrar respuesta.
Es un whodunnit salvaje en el que lo importante no es el asesino, sino comprender todo lo que está pasando. Un puzzle gigantesco y sorprendentemente lúcido. Una propuesta inaudita que invita, fuerza más bien, a la relectura para acabar de atar todos los cabos. Un juego de detectives con un empaque brutal. Y con una curiosidad añadida: el tebeo se define como una obra híbrida al tener tanto versión en papel como versión digital; en el libro se incluye una dirección web y un código para poder contemplar una versión del cómic en movimiento.
3 segundos es una locura tan insólita, arriesgada y especial que solo podía salir muy mal o muy bien. Mathieu ha logrado lo segundo.
Y se ha coronado: 3 segundos es esa obra de vértigo que con pulso de francotirador y con total elegancia te revienta la cabeza.
Genial. Marc-Antoine Mathieu ya me había dejado noqueado con «Dios en persona» y este es el empujón que necesitaba para acudir raudo a adquirir esta obra. :)
Pinta muy bien, a mí también me impactó «Dios en persona» con lo cual espero una novela gráfica en concordancia a la merecida «fama» de Mathieu. Por cierto, felicitar desde aquí a la gente de la editorial SINS ENTIDO por la cuidadísima labor que vienen desarrollando en el mundo del cómic.