¿En qué momento un jugador pasa a ser estrella? ¿Y esa estrella cuándo es una estrella real y cuándo un producto efímero creado por el ‘hype’ mediático? Ese debate comienza a emerger en ‘La Gran Manzana’. El fenómeno Jeremy Lin ha cambiado por completo el panorama de unos Knicks que, pese a tener dos All Star como Amare Stoudamire y Carmelo Anthony, parecía que iban a seguir vagando por el desierto de las primeras rondas de Play Off. Sin embargo, con la eclosión de Lin han encontrado la pieza del puzzle que venía reclamando varias temporadas su entrenador Mike D’Antoni: un base de nivel. Además, con la vuelta a las canchas de Baron Davis parece que puede haber garantías en esa posición. Sin embargo, queda una doble duda: ¿a qué nivel estará un Baron Davis ya veterano y recién salido de una lesión de larga duración? Y una duda todavía mayor, ¿Lin es real o es un producto del ‘hype’, de la necesidad de una bonita historia, y solo es una ilusión momentánea? Lo de Baron Davis con unos cuantos partidos en el Madison tendremos la respuesta, lo de Lin es algo más complejo.
Para quien no sepa qué significa ‘hype’, una vaga traducción podría ser bombo. En el ámbito del deporte el ‘hype’ mediático vendría a ser la sobrevaloración con su correspondiente aumento inmediato de popularidad independientemente de la calidad del producto. En el caso Jeremy Lin viene provocado por un estado de gracia espectacular, en los once partidos que ha disputado como titular alberga unas estadísticas estelares: 22.4 puntos, 8.8 asistencias, 4 rebotes y 2.5 recuperaciones en 38.9 minutos de media. Con esos números la pregunta sigue manteniéndose, ¿realidad o ficción? Sin embargo, el tiempo aún no es suficiente para comprobar si esos números son sólidos. Un mes de gracia. ¿Ha habido casos similares?
La NBA es un campo fértil en sucesos extraordinarios, 1230 partidos por temporada (840 esta temporada) dan para todo tipo de casos. Además, en la mentalidad americana, “Tierra de las oportunidades”, cualquier resquicio de gloria es fácilmente sobredimensionado por prensa y público y en muchos casos la formación de la figura del héroe americano es inmediata, pese a que con el paso del tiempo esa figura se vaya borrando de las retinas del aficionado. En la mente dos casos recientes, dos historias preciosas de anónimos que se convierten en la comidilla de las charlas de oficina. Ronald Murray, el actual base de Efes Pilsen, y su espectacular momento de gloria durante la 2003-2004 cuando de la nada aparece como un jugador estrella en potencia con 13 partidos con números muy por encima de su nivel real aprovechando la baja del jugador franquicia de su equipo en aquella época, Ray Allen. El otro caso es incluso más efímero, Sundiata Gaines, actual base de New Jersey Nets y su noche mágica, en la que pasó de ser un jugador de contratos temporales a vestirse de David y tumbar con un triple en el último segundo a Goliat, Lebron James. Ambos jugadores llegaron a la NBA sin hacer ruido y tras el ‘hype’ inicial han conseguido hacer carrera en la Liga, sin embargo, esos brotes de estrella quedaron en eso, siguieron siendo jugadores de rotación de sus equipos y ganaron algún que otro contrato en consecuencia.
En el caso Jeremy Lin parece que detrás del aura creada estos días puede haber un verdadero buen jugador de baloncesto. No obstante, su entrenador, Mike D’Antoni, todavía es bastante escéptico. Cuando le preguntaron si sería titular cuando estén todos listos, D’Antoni con una sonrisa solo pudo esbozar un “veremos”; lo que tiene claro es que, de momento, es ideal para el juego de su equipo. El técnico de los Knicks es conocido por un estilo de juego bastante particular, el ‘Run&Gun’, un tipo de baloncesto en el que predomina el vértigo y Lin va como anillo al dedo en ese estilo. No es el Steve Nash que tuvo en Phoenix —su tiro es irregular, su control de balón, no es elite y su elección de pase no es del todo buena -6.18 pérdidas por partido—, sin embargo, el manual de base D’Antoni lo domina a la perfección: se maneja bien en el bloqueo y continuación y tiene dinamismo y altruismo para dirigir los veloces contraataques de los Knicks. En caso de no ser la estrella que se especula, puede convertirse de igual manera en una pieza de gran valor en un tipo de baloncesto muy concreto. De hecho, este estilo en el que predominan las transiciones rápidas es el de moda cuando se ejecuta bien, dígase Sacramento Kings, Phoenix Suns y a ratos los Knicks y los Thunder en los últimos tiempos.
Volviendo al dilema entre ‘hype’ y realidad hay que tratar los tiempos. ¿Todos los jugadores estrellas se convierten en estrella siguiendo los mismos pasos? Algunos lo logran de la noche a la mañana, llegan a la liga con unas expectativas creadas en sus años fuera de la NBA y necesitan un mínimo feeling de la opinión pública y unos números consistentes para que pasen de ‘hype’ a estrella. Jugadores como Lebron James, Kobe Bryant o Dwight Howard llegaron a la Liga considerados ya casi como estrellas. Otros jugadores entran en el ‘Star System’ con el paso del tiempo, a base de muestras continuas de talento o números. Dirk Nowitzki, Manu Ginobili o Pau Gasol son jugadores con una progresión al estrellato constante pero sin un impacto inicial claro, al menos al más alto nivel. Y luego podemos encontrar los que consiguen la gloria tras una gran temporada. De hecho, en este punto quizá estén la mayor parte de figuras de la liga, estrellas de diferentes niveles que tras una buena temporada consiguen cambiar su status quo gracias a un buen evaluador de nivel, el All Star Weekend. En su elección, público y entrenadores legitiman el éxito de un jugador. Otros indicadores podrían ser los premios individuales o los títulos colectivos. Sin embargo, en esos parámetros entran elementos de valoración externos como la opinión de expertos o los roles dentro de los equipos que pueden hacer que no quede clara la autoría de los éxitos.
El All Star puede ser la prueba que dé validez al Lin estrella, pero en su caso entra en juego el hándicap asiático. El boxeador Mayweather Jr. ha levantado una polémica con un Tweet en el que aseguraba que “Jeremy Lin es un buen jugador, pero toda la publicidad (que recibe) se debe a que es asiático”. Viendo cómo votaron en ediciones anteriores del All Star de manera masiva a Yao Ming quizá se produzca un efecto similar con Lin en el All Star 2012-2013, por lo que esa afirmación de éxito debe ser diferente ya que ese paradigma pierde su valor en ese caso. Lin, quizá como Ricky Rubio, necesitará una temporada a un nivel similar al de su ‘hype’ para consolidarse. El caso de Rubio es curioso, ya que su primer año en cada equipo aporta un ‘hype’ elevado condicionado por unas estadísticas sobresalientes. Sin embargo, su segundo año, el de consolidación, reduce ya no solo su impacto, sino también sus números. Las causas parecen ser comunes, los rivales ya han estudiado su forma de jugar y consiguen desencriptar sus armas. El base de los Knicks puede caer en eso, sus características son similares (rapidez, visión, facilidad para la recuperación y lucidez ofensiva y defensiva), así que el tiempo de éxito tanto de Ricky como de Lin puede que esté en la reiteración de éxito contra los rivales. No se le pide que marque 38 puntos cada vez que juegue contra Lakers, pero ser decisivo en sus próximos enfrentamientos contra ellos pueden hacer que ese ‘hype’ comience a hacerse realidad.
Jeremy Lin y Ricky Rubio están consumando su venganza, «La revancha de los novatos»….
http://basketandtalent.com/2012/02/14/la-revancha-de-los-novatos/
Un ejemplo de ‘hype’ mediático efímero en España (pero en el fútbol), pudo ser Robinho. Cuando este jugador debuto en aquel verano en el Trofeo Carranza en Cádiz. Unos minutos de buen juego, desataron un aluvión de elogios que aumentaron mucho las expectativas de este jugador. ¿Puede ser este ejemplo claro?
El impacto de J.Lin ha sido enorme, como bien escribes está por ver en que jugador se convierte.
JLuis, el debut de Robinho no fue en un Trofeo Carranza, sino en un partido de Liga en Cádiz.
No creo que sea un buen ejemplo de «hype», porque se trata de un buen jugador consolidado, aunque quizá no sea una súper-estrella.
Disculpa.Cierto,debutó en Cádiz, pero en Liga. Además, ya le precedía fama en el Santos de Brasil y vino altamente tasado, aunque su popularidad creció mucho tras ese partido y nunca alcanzó en el R.Madrid lo que esperaban de él.
En cuanto a Lin, su origen asiático, ¿aumenta su repercusión en búsqueda del negocio? ¿Tanto la NBA, como su franquicia?
No andas muy equivocado, algo de ‘hype’ hubo en ese partido ante el Cádiz, seguramente aumentó sus expectativas muchísimo, algo parecido a si ficha el año que viene Neymar y en su primer partido marca 4 goles. Obviamente ese brillante encuentro fue una muestra de un talento que ya se conocía, sorprendió, se creó un bombo excesivo sobre su talento, que lo tuvo y tiene de sobra, pero no en todos los partidos se pueden hacer exhibiciones de tal nivel de vistosidad.
En respuesta a JLuis sobre la búsqueda de negocio, creo sinceramente que algo de eso hay, aunque con el paso de los partidos también se está comprobando que Lin puede ser un jugador consistente, su rol ya no es el mismo a causa del binomio Amare-Carmelo pero sigue siendo determinante. No creo que su nivel sea tan alto como en estas últimas fechas, pero parece que puede hacer carrera en la NBA, es muy muy listo.
Se trata, en muchos casos, de jugadores que, por motivación, por oportunidad, o por una mezcla de las dos cosas, logran rendir por encima de su nivel durante un tiempo.
Un ejemplo de motivación es el extraordinario rendimiento que dieron, por ejemplo, Amavisca y Zamorano en el primer Madrid de Valdano.
La oportunidad requiere motivación o fuerza de espíritu del interesado, pero también puede deberse a una buena elección de un entrenador; Mike D’Antoni es un ejemplo claro de esto: ¿cuántos jugadores, cuando entrenaba en Phoenix, rindieron por encima de su nivel bajo su dirección?
Todo parece indicar que D’Antoni se lo encuentra. Lo ha tenido en plantilla durante meses y su talento no había aparecido, sin embargo, se han dado las circunstancias(lesiones, minutos, confianza) para que explote, el juego de D’Antoni le viene muy bien a su estilo pero no creo que sea un descubrimiento ni siquiera un merito del técnico ex del Benetton de Treviso.
Sí, no digo que en este caso sea un acierto del entrenador. Efectivamente, D’Antoni se lo encuentra, y simplemente es de sentido común seguir dándole confianza. Me refería a los otros ejemplos que comento.
Bueno, que el origen familiar sea asiático ha potenciado la marca «Jeremy Lin» frente al potentísimo mercado oriental situado en Nueva York. Se trataba de encontrar una referencia de ese sector de población enclavado en esa ciudad, y les ha salido bien la jugada. Resulta extraño que en Golden State no cuajara, cuando la población asiática de Oakland es todavía más significativa. O no tan extraño: Stephen Curry es un porrón de veces mejor jugador que Lin, pese a todo su hype. Me queda siempre la duda: ¿cuántos jugadores habrían podido explotar deportivamente si hubieran caído en una franquicia que les permitiera suficientes minutos? Más de los que creemos.
Sobre el artículo, tengo ciertas discrepancias. Ni Dwight Howard ni Kobe Bryant llegaron como estrellas, ni empezaron arrasando como insinuas. Howard tenía una planta magnífica en el instituto, pero el favorito durante todo el año para llevarse el nº1 del draft fue Emeka Okafor, que además quedó campeón universitario con Connecticut. El ROY también se lo llevó Okafor, aunque sí es cierto que la evolución posterior de Howard fue sobresaliente. Sobre Bryant, tampoco fue una estrella nada más llegar. Participó del traspaso que dejó a Divac en los Hornets, y su elección como nº13 del draft del 96 se comentó que era muy anticipada, ya que no era frecuente en aquellos años que jugadores de instituto fueran seleccionados. Sus dos primeros años no fue prácticamente titular en el equipo, porque tenía delante a los otrora All Star Eddie Jones y Cedric Ceballos, sí, el del mate con los ojos vendados.
Las cosas hay que explicarlas bien.
Un saludo
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