A Kurt Fisher: 1953-2011
A principios de 2009 la compañía de mosaicos de lujo Bisazza contrató para una campaña publicitaria al famoso fotógrafo Nobuyoshi Araki. La promoción fue un éxito, pero una de las imágenes fue rápidamente prohibida en el Reino Unido por la ASA (Advertising Standards Authority), con el argumento de que tenía una fuerte carga de violencia sexual. La fotografía mostraba a la modelo atada y con una expresión extraña en el rostro…
Ya estoy acostumbrado a cualquier tontería en cuestión de censuras, pero me sorprende que la obra de Araki todavía levante controversias. Considerar misógino a uno de los mayores adoradores de la belleza femenina es una muestra de miopía tan increíble que me parece necesario, como fan de Araki y aficionado al BDSM, aclarar algunos puntos sobre el arte del shibari que hubieran evitado el malentendido de la ASA.
Una precisión inicial: la palabra shibari (縛り) significa literalmente “atadura”, mientras que kinbaku (緊縛) se podría traducir como “atar fuertemente”. En la práctica, ambas palabras se emplean casi indistintamente (con ciertos matices) para referirse al arte japonés de la atadura erótica, a cuya historia, significado y belleza está dedicado este artículo.
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1. Una atadura es un abrazo fuerte
¿Por qué resulta erótico inmovilizar o restringir el movimiento? Para la persona atada, el efecto es en parte físico: la presión de las cuerdas sobre puntos sensibles y zonas erógenas, el roce que puede ser suave o áspero según el tipo de cuerda… En una suspensión entra en juego la ingrávida sensación de volar y perder los referentes; en una atadura sobre tatami o una cama, el sentirse manejada, empujada, acariciada por las cuerdas. Los efectos psicológicos son potentísimos y a veces contradictorios: el chorro de adrenalina al sentirse indefenso y a la merced del atador, frente a la relajación y confianza de saberse en buenas manos y poder librarse de toda responsabilidad y vergüenza (“no puedo resistirme al placer que se me proporciona”). Como sostiene el propio Araki, atar fuertemente es abrazar… Las cuerdas se convierten en una extensión de los dedos del atador.
El establecimiento de una comunicación fluida entre atador y atado convierte una sesión de shibari (sea performance con público, sea juego privado) en un cruce entre baile intenso y pelea de artes marciales… Entra también en juego el aspecto estético: la disposición de las cuerdas realzando y subrayando las formas de la persona atada, la contorsión erótica de los cuerpos, las posturas tanto expuestas como recogidas, tensas o relajadas. La expresión de la cara de la persona atada suele ser clave en las fotografías de shibari: en una cultura como la nipona, famosa por su impenetrabilidad facial, dejar traslucir una emoción profunda crea un instante potente y significativo.
¿Y qué hace el atador cuando tiene a la “víctima” a su merced? ¿La azota? ¿La acaricia? ¿La fotografía? ¿Folla con ella? ¿Deja que vuele? ¿Le venda los ojos para que se aísle del mundo exterior y se cueza en su propia salsa? Pues todo, parte o nada de lo anterior, dependiendo de la relación existente entre ambos (tan ligera como atador/modelo fotográfico o tan profunda como pareja habitual). Cada tipo de interacción tendrá su propia energía artística y vital.
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2. La atadura sagrada
No es casual que el arte de la atadura (erótica o no) se haya desarrollado sobre todo en Japón, ya que el uso creativo de cuerdas y envoltorios ha formado parte de su tradición social y cultural ya desde el periodo Jōmon (literalmente “diseño de cuerda”), que va desde el 14.000 hasta el 400 antes de Cristo y recibe su nombre de los hermosos patrones realizados mediante sogas de yute en piezas de alfarería. Envolver cuidadosamente los obsequios es también un arte con sus propias reglas: es conocida la historia del maestro zen Ejo Takata, que le regaló a Jodorowsky un paquete intrincadamente envuelto. Cuando tras mucho esfuerzo logró desenvolverlo, el escritor chileno vio que estaba vacío: el auténtico regalo era la experiencia estética efímera e irrepetible de deshacer la hermosa y complicada atadura.
Hasta en la religión sintoísta tienen un papel importante las ataduras: las cuerdas llamadas shimenawa marcan los lugares considerados puros o sagrados, como los templos o los árboles donde habitan los espíritus…
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3. La atadura como arte marcial
Pero la mayor fuente histórica del shibari se puede rastrear en el hojōjutsu (捕縄術), un arte marcial japonés que enseña a utilizar cuerdas para capturar y atar prisioneros para su arresto, transporte o castigo. Sus orígenes pueden rastrearse hasta el siglo XVI como arma de guerra (era una de las 18 técnicas de lucha en que se instruía a los samurai), y posteriormente como herramienta policial.
La habilidad japonesa para ritualizar y embellecer actividades cotidianas (desde la ceremonia del té hasta la caligrafía o los arreglos florales) entró también en juego con el hojōjutsu: las ataduras del prisionero podían seguir complicados patrones según su clase social, el delito cometido o el castigo que le estaba reservado. Diferentes escuelas enseñaban sus propias técnicas secretas de atadura y empleaban cuerdas de diferente color (dependiendo de la estación del año), grosor o material.
Un punto en común de todas estas técnicas es que no se preocupaban en exceso del bienestar del criminal, presionando con las cuerdas puntos de dolor o dificultando la respiración. De hecho algunas ataduras se utilizaron abundantemente como método de tortura durante el periodo Edo (siglos XVII-XIX). Según documentos de la época, dos de las peores torturas que se podían aplicar legalmente sobre un criminal eran las ataduras llamadas ebizeme (con el criminal contorsionado dolorosamente sobre sí mismo, ver ilustración adjunta) y tsurizeme, consistente en suspender todo el peso del prisionero de sus brazos atados a la espalda. Hay documentados poquísimos casos en que estos métodos de tortura no obtuvieran apresuradas confesiones… Con excepciones, la más llamativa la de una mujer llamada Fukai Kane, detenida en 1871 como sospechosa de asesinato y más tarde puesta en libertad sin cargos… Ante la sospecha de los sorprendidos carceleros de que el suplicio estaba teniendo un efecto diametralmente opuesto al previsto.
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4. De la brutalidad al arte erótico
Independientemente de la curiosa actitud de la señora Kane, es evidente que en esa época tanto el hojōjutsu como la tortura de la cuerda eran actividades brutales, que podían dejar secuelas permanentes en sus víctimas y que no buscaban ningún tipo de connotación sensual. El paso de la brutalidad medieval al refinamiento del arte erótico se dio de forma gradual durante el siglo XIX y llegó a su cumbre gracias a la influencia del pintor Itoh Seiyu, llamado el “padre del kinbaku”.
Nacido en 1882, Itoh recibió profundas influencias del arte del ukiyo-e (los bien conocidos grabados xilográficos sobre madera) y especialmente de los shunga o “dibujos de primavera”, grabados explícitamente sexuales inmensamente populares en la época. Ya tuve oportunidad de hablar en Jot Down del terremoto erótico tentacular que Katsushika Hokusai ocasionó con El sueño de la mujer del pescador … Otros autores de shunga jugaron un papel similar en la erotización de las ataduras y las escenas de violencia (seme-e): desde los asaltos de Kunisada Utagawa o las cortesanas castigadas de Koryusai Isoda hasta la terrible y extrañamente erótica imagen de una embarazada suspendida cabeza abajo en la cabaña de una bruja: La casa solitaria del pantano de Adachi del gran Tsukioka Yoshitoshi. También en el teatro kabuki más popular en la época empezaron a prestársele una especial atención a las escenas de torturas o ataduras (relativamente abundantes en los dramáticos argumentos de las obras), interpretadas con convicción por actores que adoptaban papeles masculinos y femeninos. Al joven Itoh le causaron gran impacto escenas como la representada en la imagen adjunta, de una obra kabuki en que una princesa llamada Chujo es atada bajo una fría tormenta de nieve…
Itoh Seiyu absorbió estas influencias y las combinó con su propia querencia por los juegos eróticos de dominación y sumisión (lo que hoy llamaríamos BDSM), haciendo nacer el arte del shibari. La primera mujer de Seiyu no compartía en absoluto sus preferencias eróticas, y el suyo fue un matrimonio frío. Pero su segunda esposa y modelo, una delicada mujer llamada Kiseko, era sexualmente masoquista y sentía un enorme placer al ser atada (y retratada) por Itoh. Seiyu transformó gradualmente las ataduras del hojōjutsu buscando convertir la brutalidad en placer: las cuerdas que antes presionaban estratégicamente nervios causando un gran dolor pasaron a buscar las zonas erógenas y seguras; empleó nudos y pases de cuerda que no se apretaran con el forcejeo, evitando así el riesgo de cortar la circulación…
Esta preocupación de Itoh (y, como veremos, sus discípulos) por la seguridad de las ataduras será muy importante en escenas fotográficas realmente intensas, como la controvertida imagen de la suspensión cabeza abajo de Kiseko embarazada (en homenaje al ukiyo-e de Yoshitoshi antes comentado) o una sesión de fotografía en la nieve realizada en pleno febrero…
Inevitablemente Itoh acabó teniendo problemas con la censura y al menos en dos ocasiones pasó por comisaría: la primera vez por publicar «material obsceno» y la segunda por unos dibujos ofensivos hacia el Confucianismo. Sin embargo, más adelante su popularidad como artista y enfant terrible le permitió suavizar sus relaciones con las autoridades, hasta el punto de terminar dando clases de hojōjutsu a policías o colaborando en un libro gubernamental sobre la justicia en la época Edo.
Para entender esta libertad sorprendente a ojos occidentales tengamos en cuenta que parte del Japón cultural de los años 20-30 estaba influido por los excesos artísticos de la república de Weimar y tendencias experimentales de vanguardia… Mientras en los EEUU resultaba problemático usar la palabra «embarazada» en la radio, en Japón nacían movimientos artísticos como el Ero Guro Nansensu, dedicado a la corrupción sexual, lo deforme y lo grotesco. Itoh Seiyu no pertenecía a este movimiento (buscaba más el refinamiento clásico que la transgresión rompedora), pero se benefició del ambiente de la época.
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5. El club de las historias extrañas
Cuando por fin logre viajar a Japón (llevo años intentándolo infructuosamente), visitaré sin falta un distrito tokiota llamado Iidabashi… A tres minutos de la estación de tren, un edificio aparentemente anodino alberga sin embargo un museo-librería realmente único: el Fuzoku Shiryoukan o «Museo de lo Anormal». Fundado en 1984, alberga la mayor muestra mundial de publicaciones relacionadas con el sadomasoquismo: una colección privada de más de 17.000 volúmenes, 2.000 vídeos, centenares de documentos históricos y un increíble portafolio con casi todas las obras originales de Itoh Seiyu.
Una de las joyas de este museo es la colección completa de una legendaria revista llamada Kitan Club (abreviatura de «El club de las historias extrañas»), que nació en Osaka tras la Segunda Guerra Mundial como publicación underground de relatos escandalosos o divertidos. Sin embargo, a partir de mediados de los cincuenta su editor cambió la orientación de la revista especializándola en sadomasoquismo y shibari… La decisión fue tomada sobre todo gracias al éxito de ventas del número de julio de 1952, que contenía una ilustración llamada Diez mujeres atadas de un dibujante aún desconocido llamado Kita Reiko. Esa ilustración se puede considerar fundacional, al abrir un nuevo camino al arte del shibari hacia los medios de comunicación.
Kitan Club alcanzó una enorme fama, y acogió a alguno de los mayores talentos artístico-eróticos de la época… Kita Reiko resultó ser un alias de Minomura Kou, discípulo de Itoh Seiyu y continuador de sus estudios sobre la violencia erótica en el teatro kabuki. El prolífico y recientemente fallecido escritor Dan Oniroku empezó aquí su carrera literaria con la historia Hana to Hebi (“Flor y serpiente”), que sería adaptada al cine en varias ocasiones por la poderosa productora Nikkatsu. También empezó a escribir en Kitan Club en esa época el legendario Nureki Chimuo, reconocido hoy en día como el mayor nawashi (“maestro de cuerda”) vivo…
Mientras tanto, en Occidente, varios ejemplares de Kitan Club caían en manos de un dibujante y fotógrafo llamado John Alexander Scott Coutts, alias John Willie. Fue un auténtico pionero del arte fetichista en occidente (se le llegó a conocer como “el Rembrandt del pulp”), jugando en EEUU un papel similar al de Itoh Seiyu en Japón. Se puede rastrear la influencia del shibari en muchos de sus dibujos para la revista Bizarre (¡qué delicioso su personaje de Sweet Gwendoline!) y en gran parte de las fotos eróticas en que ató a modelos como la conocida pin-up Betty Page. Por supuesto, la influencia fue bidireccional, y en varios ejemplares de Kitan Club pueden encontrarse obras de Willie, Eric Stanton y otros dibujantes y fotógrafos estadounidenses de la época.
Kitan Club abrió camino a muchas otras revistas, libros de fotografía, novelas y películas relacionadas con el sadomasoquismo y el shibari. Algunas de estas publicaciones resultaron copias cutres sin alma ni sentimiento o sufrieron altibajos por culpa de los vaivenes de la censura, pero otras alcanzaron pronto grandes niveles de calidad artística. Fue por ejemplo en la revista SM Sniper donde Nobuyoshi Araki, con el que abríamos este artículo, publicó en 1979 uno de sus mejores portafolios de shibari…
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6. Nawashi: artistas de la cuerda
En la época pre-Internet, estas publicaciones permitieron poner en contacto a modelos, atadores y aficionados, facilitando el intercambio de ideas, información y técnicas. De ese caldo de cultivo han ido surgiendo con el tiempo grandes nawashi (“maestros de la cuerda”), es decir, personas con reconocido talento para la atadura erótica. Para ser considerado un nawashi no hace falta sólo habilidad técnica, sino sobre todo sentido estético y capacidad para establecer una comunicación profunda con la modelo. Cada nawashi tiene su propio estilo: hay quien prefiere las suspensiones y quien favorece el bondage de suelo; hay quien gusta de los patrones ordenados y quien potencia la asimetría y la originalidad…
Uno de los nawashi más influyentes fue Akechi Denki, un genio natural de la cuerda. De carácter suave, amable y dialogante, contribuyó enormemente no sólo al avance de la técnica de la atadura sino también a acercar al público su arte, más allá de los círculos elitistas en que se movió el shibari en sus inicios. Akechi falleció prematuramente en 2005, dejando tras de sí alguno de los mejores libros de fotografías de shibari de la historia (por ejemplo el magnífico Pleasure and a Little pain, con la modelo Kate Asabuki). La autora francesa Agnès Giard le dedica su imprescindible ensayo L’imaginaire erotique au Japon usando estas palabras: “A la memoria de Akechi Denki, que ataba a las mujeres tan dulcemente que ya no querían ser desatadas”.
Y hablando de mujeres: probablemente algún lector se haya preguntado si también hay mujeres maestras de la cuerda… Y evidentemente la respuesta es sí, cada vez más, aunque algunos de los primeros nawashi se mostraran reluctantes a la idea. En la época feudal japonesa, donde hemos visto que tiene uno de sus orígenes históricos el shibari, la cuerda era dominio exclusivo de los hombres (con la única excepción de las kunoichi o “mujeres ninja”). Fue precisamente Akechi Denki uno de los primeros nawashi en enseñar su arte a mujeres como la habilísima Benio Takara, actualmente una reconocida Dómina y maestra de la cuerda.
Y empezaré la última sección de este artículo con otro gran ejemplo de mujer nawashi…
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7. Volar sobre un escenario
Barcelona, 9 de Abril de 2011. Se celebra el acto benéfico Cuerdas por Japón, creado por el artista Alberto No Shibarien favor de las víctimas del reciente tsunami. Mientras suena de fondo la música de los Yoshida Brothers, una mujer llamada Despertant se acerca a un chico joven que le espera en actitud tranquila. La mujer coge un manojo de cuerda de yute. Con un tirón rápido de la mano (similar al gesto de arrancar la anilla a una granada) la despliega elegantemente y comienza a usarla para atar al joven, partiendo de las muñecas cruzadas en la espalda y tensando la cuerda alrededor de brazos y hombros. Un diseño empieza a ser visible: un arnés que inmoviliza progresivamente al joven y le sirve como punto de apoyo hacia una anilla que cuelga del techo. Un par de tirones de las cuerdas hacen volar al hombre, que queda completamente suspendido de la anilla y girando lentamente sobre sí mismo. De repente la mujer saca unas tijeras y el público contiene el aliento: ¿hay alguna emergencia que haga necesario cortar las cuerdas? Sin embargo, la mujer agarra la coleta del joven, y en un gesto tierno cuyos significados se adivinan profundos, la corta.
El shibari es ante todo una comunicación íntima entre dos personas… Pero al ser un arte tan visual y estéticamente potente, es lógico que encuentre uno de sus principales medios de expresión encima de los escenarios, no sólo de clubes especializados sino también de teatros, locales privados o incluso platós de televisión. Recientemente el canal Arte retransmitió una preciosa performance aérea de la bailarina berlinesa Dasniya Sommer (en la foto), que combina de forma hipnótica y preciosista shibari, yoga y danza contemporánea…
Gran parte de los artistas del shibari que deciden subir a un escenario le deben mucho al maestro Osada Eikichi, primer nawashi en llenar locales con sus coreográficas e intensas actuaciones tras su primera y legendaria performance en el estudio de ballet Ars Nova de Tokio, en 1964. Su testigo lo recogió el gran Osada Steve, de origen alemán y único nawashi occidental residente en Japón. Las apariciones públicas de Osada Steve resultan siempre espectaculares, ya que posee un magnetismo particular y un sentido escénico muy desarrollado. Tuve en 2010 la inolvidable oportunidad de asistir a uno de sus talleres, organizado en Barcelona por el Club Social Rosas 5, y de verle en acción…
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8. La belleza del kinbaku
Todo este artículo no ha hecho más que rascar la superficie de un mundo sensual y sorprendente que conjuga niponofilia, erotismo, estética y espectáculo, un arte del que podría estar hablando durante horas… Pero me debo despedir ya y lo haré con una recomendación literaria: quien quiera saber más de la historia y orígenes del shibari debería conseguir el libroThe Beauty of kinbaku, de “Master K”: un ensayo precioso y profusamente ilustrado con hermosas fotografías, publicado en una única edición de mil ejemplares que se convertirán pronto en objeto de coleccionista…
Genial!! Es bien agradecido que esto de las «sexualidades alternativas» empiece a salir de armarios y cloacas. Aunque, personalmente, de todas las prácticas habidas y por haber esta no es mi favorita, hay toda una corriente en mi ciudad (Barcelona), sostenida por un público nada desdeñable y diferente locales amén de que la moda ya hace mucho que anda dándole ojeadas y ofreciendo referencias en las pasarelas y revistas a estas prácticas.
Realmente empezaba a ser hora de hablar de ello al gran público. Culturas como la del shibari ya no son cosa de pequeños grupos residuales. Me alegro de que os haya dado por ahí. Veremos si no os quedáis en solo un artículo! Hay todo un mundo por descubrir y del que hablar. :)
Esa es la idea… :-) Siempre he odiado los malentendidos, y con esto de las cuerdas (y con el BDSM en general, en realidad, que como bien dices es muy amplio) hay tantas confusiones e ideas chungas preconcebidas que no puedo evitar pensar que vale la pena aclarar un poco las cosas…
Excelente trabajo Josep, muchas gracias por contribuir a la difusión de esta pasión que compartimos.
¡Gracias a ti, Alberto! Difundamos, difundamos pasión… :D
Pingback: Shibari: el arte japonés de la atadura erótica [NSFW]
Maravilloso, muy completo y bien documentado.
¡Muchas gracias! Es que documentarme sobre este tipo de cosas es un placer… :)
Maravilloso. ¿Para cuando un artículo documentado y con buenas fotos sobre la tradición exquisita del lanzamiento de enano?
Pues no sé: si me envías buenas fotos de lanzamientos de enanos igual me pongo a ello… Porque a mí sólo me aparecen imágenes de Tyrion Lannister. :-)
Coñas aparte, veo una diferencia notable en tu comparación: al «lanzamiento de enanos» se dedicaban enanos como forma de ganarse la vida, aunque fuera poniéndose en ridículo… No hay ningún impulso o estímulo especial del enano en lanzarse a la pared, ni obtiene ningún placer de ello aparte de la recompensa económica.
En cambio, el shibari es un juego erótico que se establece entre dos personas, de forma que exista una comunicación mutua y un placer mutuo. Hay atadores profesionales (muy poquitos), pero generalmente el estímulo para atar o ser atad@ es tan sencillo como que se puede extraer un enorme placer de ello, tanto físico/sensual como psicológico y artístico (visto desde fuera es precioso).
Entonces la diferencia entre los enanos lanzados y estas señoritas que vemos en las fotos y que a primera vista podrían parecer modelos, no es otra que el carácter materialista de los primeros y el gozo que, sin duda alguna, han experimentado las segundas posando de esta guisa. Que me hago idea de que no habrá usted contrastado este dato con las señoritas japonesas colgadas en este artículo, al menos no con todas, pero como usted mismo dice se ve precioso desde fuera y no ha lugar a plantearse dudas.
Sobre lo que sí me atrevo a dudar es sobre la afirmación tajante de que ningún enano goza, aunque sea un poquito. Hay gente muy rara, vaya usted a saber.
No conozco personalmente a las modelos cuyas fotos aparecen en este artículo, pero sí conozco (y realmente bien) a un gran número de hombres y mujeres que disfrutan muchísimo atando y/o siendo atados… Entre ellas mi pareja, con lo que puedo asegurar de primera mano que no hablo de oídas.
Creo que el problema es que lo estás planteando al revés. El shibari es un juego erótico entre dos personas, y las dos deben obtener un placer mutuo para que la sesión funcione. Es una más de las muchas prácticas sexuales que se suelen englobar en el llamado BDSM, practicado habitualmente por más de un 10% de españoles. Negar que la parte «sumisa» en una relación BDSM sana siente placer es tan del siglo XIX como negar que un homosexual sienta placer.
Lo que ocurre con el shibari es que tiene suficiente fuerza estética, visual y escénica, como para que resulte fácil que salga del dormitorio y suba a los escenarios. Pero que existan shows y fotos de shibari no implica que el shibari naciera en los teatros: nació en el dormitorio, en el transcurso de juegos sexuales consensuados y placenteros entre adultos.
Para que la comparación con los enanos tuviera sentido (que desgraciadamente no lo tiene, por muchas vueltas que le demos) debería existir un juego sexual entre enanos que resultase placentero para ellos y que consistiera en arrojarse mutuamente a las paredes.
No entiendo por qué, en el artículo no pone que sea imprescindible que las ataduras se realicen mutuamente y hasta quedar empatados; más bien entiendo que es al contrario: uno ata y otro es atado, al igual que uno lanza y otro es lanzado.
Tampoco pone que se tenga que producir una actividad sexual necesariamente, de hecho usted indica justamente lo contrario.
En cual cualquier caso nos estamos perdiendo en un bosque que nos impide ver los árboles. La comparación venia a cuento del paralelismo que mantienen estas dos actividades de tradición antiquísima (ya se lanzaban enanos en Mesopotamia) marginadas en nuestros días.
Si no fijamos en párrafos como este:
«Los efectos psicológicos son potentísimos y a veces contradictorios: el chorro de adrenalina al sentirse indefenso y a la merced del atador, frente a la relajación y confianza de saberse en buenas manos y poder librarse de toda responsabilidad y vergüenza»
¿No cree usted que cambiando «atador» por «lanzador» encontramos una bellísima conexión?
Pd: Le perdono un desliz tan discriminatorio como afirmar que el lanzamiento se debería hacer entre enanos porque supongo que ha sido inconscientemente. Los enanos no son solo iguales entre sí.
Perfecto…
Muy buen artículo Josep! Felicidades!
Además de documentarnos has conseguido sacarme más de una sonrisa. Eso, en una tarde aburrida en el trabajo, es de agradecer.
Gràcies!!!
De res! :)
Me alegra haberte alegrado la tarde, y muchas gracias a ti por tus felicitaciones y por haber sacado tiempo para leer el artículo entero, porque hay que ver cómo me enrollo…
Contesto aquí al último mensaje de «Sacrebleu», que ya el árbol de respuestas no llega para otra más… Y lo dejo aquí.
La comparación con el lanzamiento de acondroplásicos (hay que ver qué obsesión, imagino que por la noticia esa reciente del gobernador republicano), seguirá siendo incongruente por mucho que se torture el lenguaje.
Placer mutuo no significa «que a veces ata uno y a veces ata otro hasta quedar empatados», sino que ambas personas sienten placer con la sesión. Hay gente a quien sólo gusta atar, otros disfrutan siendo atados, hay quien disfruta de ambas actividades.
El objetivo básico y razón de ser de un lanzamiento de enanos no es el placer mutuo de enano y lanzador. El objetivo básico y razón de ser del shibari sí es el placer mutuo de atador y atado. A ver si ahora…
Yo también lo dejo ya que usted ha sentenciado que la comparación es inconcruente y me ha diagnosticado una obsesión. Me atreveré solo a decir que tiene usted un margen de tolerancia muy estrecho.
Por mucho que ridiculice mi argumento podrá ver que replicaba anteriores afirmaciones suyas.
En fin, acepto que no son comparables estas dos expresiones del arte y la cultura expresados a través de la humillación voluntaria de seres humanos porque lo enanos nos se lo pasan bien y punto. Y la señorita que tiene los pechos como dos pompas de chicle se lo pasó de lujo porque usted conoce gente a la que le gusta esto.
Espero que te haya quedado clara la diferencia entre el shibari (práctica erótica habitual de muchas parejas y siempre consensuada entre adultos, generalmente privada pero a veces pública) y el lanzamiento de enanos (un «espectáculo» dirigido por definición a terceros, sin que exista la menor consideración ni en origen ni en la práctica hacia el placer del lanzado).
Y sí, claro que sé de lo que estoy hablando porque conozco no una o dos o tres, sino literalmente centenares de personas que disfrutan (disfrutamos) de los juegos eróticos sadomasoquistas, sea en roles «activos», «pasivos» o ambos. Pero no tiene mucho mérito, tampoco: no ya sólo por ese aproximadamente 10% de practicantes de BDSM entre el total de la población, sino porque basta entrar en redes sociales como Fetlife para tener contacto en primera persona con muchos de ellos.
Te invito a que lo hagas, a que hables tú mismo directamente con alguna de estas personas (hombres y mujeres) que disfrutan inmensamente siendo atados, suspendidos o azotados: a lo mejor comprendes entonces mejor el por qué de todo esto. Una de las modelos de las fotos superiores es muy conocida y es relativamente sencillo contactar con ella: es la bailarina berlinesa Dasniya Sommer, que recientemente estuvo impartiendo un taller de shibari en Madrid.
A la sociedad ya le costó bastante entender y aceptar a los homosexuales, que también son un porcentaje nada desdeñable de la población: tal vez haga falta aún algo de pedagogía respecto a los bedesemeros… Y bueno, no es un mal acicate para escribir artículos como éste.
Como había dicho usted que ya lo dejaba me había ido a poner la lavadora. Procuraré no despistarme más.
No sé a cuento de qué viene ahora unirse a las filas de los homosexuales oprimidos del mundo y cómo ha llegado a encontrar los paralelismos que niega a mis enanos entre las relaciones homosexuales y las prácticas que usted nos expone en el artículo.
Y no, no alcanzo a entender la diferencia entre un deporte que puede suponer una humillación a los ojos del espectador y que es practicado con el consenso de personas adultas y esto de atar gente como morcones.
Si la diferencia está, según dice, en el carácter privado frente al público, no entiendo su necesidad de exponer públicamente, aquí mismo, estas prácticas íntimas.
En cuanto a su invitación a encuestar gente que disfruta siendo atada, le devuelvo el guante invitándole a ilustrarse antes de negar rotundamente que los enanos puedan disfrutar como tales de estas prácticas ancestrales:
«…uno de los más enfurecidos enanos que promueve esta nueva disciplina es nuestro gran amigo Jolly, más conocido en los medios como Bettlejuice. Si bien su carrera como senador fracasó por materia de política interna estadounidense, aún realiza giras en donde demuestra los beneficios del lanzamiento de enanos , como disminución de stress y rentabilidad a la hora de invertir con lo mínimo, asegurando una devolución placentera en una disciplina que pretende estar muy bien regulada (como la lucha de enanos) y que incluso tiene juegos online…»
Lo de los homosexuales viene a cuenta no sólo porque parte de los formalismos del BDSM en Occidente nacieran en la subcultura leather (aunque esa es una historia para otra ocasión), sino porque ellos también han sufrido comparaciones de lo más absurdas: tengo por aquí textos en que se compara la homosexualidad masculina con la zoofilia o la pederastia… ¡Porque eh, en la zoofilia y en la pederastia también suele haber sexo anal, un claro punto en común!
Lo que estoy diciendo de privado vs público me parece obvio: no estoy diciendo que toda práctica sexual deba ser forzosamente sólo privada, sino que el lanzamiento de enanos es una actividad pensada SOLAMENTE para ser un espectáculo público y que no tiene un correlato íntimo en el dormitorio. En ello el BDSM también es igual que la homosexualidad: un comportamiento erótico íntimo habitual entre adultos, lo que no implica que no pueda tener una dimensión pública, existan locales gays/BDSM o se puedan escribir públicamente artículos sobre ese tipo de prácticas sexuales… Precisamente para evitar que el aún abismal desconocimiento de estas prácticas entre el gran público lleve a confusiones. Prohibir la publicación de fotografías de BDSM (o criticarlas por ser «intrínsecamente denigrantes» o algo por el estilo) sería ni más ni menos como prohibir fotografías de porno gay.
Y en lo de los enanos no voy a decir más, porque procuro no pontificar sobre lo que no conozco a fondo. y porque no es éste el lugar adecuado para ello. Si algún día tengo curiosidad por formarme una idea sobre el lanzamiento de enanos, hablaré con enanos (en persona, no a través de recortes de prensa), veré qué me cuentan y luego decidiré qué opino… Si quieres continuar con este intercambio de opiniones (sinceramente, espero que no), intentemos centrarnos en la actividad en sí misma que describe el artículo.
Sí, lamentablemente no entiendes la diferencia entre lo uno y lo otro, sino será que no quieres aceptarla.
Con todo respeto…
por favor, que alguien haga un artículo sobre lanzamiento de enanos y que yo lo vea con estos ojos
pd: el artículo estupendo también
Jaja, no, por Dios, ya he tenido suficientes enanos para varias vidas. Pero otros artículos sobre otros aspectos del BDSM, no digo yo que no… :) Me alegra que te haya gustado éste.
Jo jo jo, me temo que Sonia E ha pedido que «alguien» escriba un artículo de lanzamiento de enanos, no expresamente usted y ni mucho menos leo que le anime a extenderse sobre el mismo tema.
Yo secundo la petición de Sonia, un par de reseñas de tiempo remotos, dos fotos en blanco y negro y otra sobresaturada de enanos volando, referencias mundiales de esta práctica en países que se nos antojen de una cultura ignota y voilá: ya tenemos ARTE.
Me parece un recurso muy flojo hablar de textos que tiene por ahí acusando a los homosexuales de zoofilia y pederastia, queriendo hacer una equiparación a mi comparación. Ni usted habla de homosexualidad ni yo le he acusado de pederastia ni de zoofilia ni de nada parecido. Si acaso de ridículo, y podemos estar en desacuerdo porque a usted esto le parece bello, culto y artístico y a mi me parece algo muy similar al lanzamiento de enanos pero presentado con un barniz pseudocultural.
No he hablado de prohibiciones, ni de fotografías «intrínsecamente denigrantes» ni nada que usted tenga clavado a modo de espina. Colgar a una señorita de un pino con las tetas espachurradas es sublime para usted y ridículo para mí, esto no tiene solución de acuerdo.
Cuando alguien ve un cuadro de Rothko también puede cerrarse en banda, decir «vaya mierda, esto sólo son rectángulos de colores cubiertos de un barniz pseudocultural», hacer algún chiste fácil, reír satisfecho de su propia astucia y desentenderse del tema… O puede intentar deshacerse de prejuicios y tratar de entender por qué esos rectángulos de color tienen relavancia artística, cultural y social para miles de personas. Luego puede compartir ese gusto o no, pero ya será una persona un poco más sabia que antes.
Pero si no existe «solución de acuerdo» mejor dejarlo aquí, que ya han quedado claras nuestras respectivas posturas y será mejor dejar oportunidad a que hable más gente si lo desea.
No, cómo lo vamos a dejar ahora, en el punto en que si a alguien no le gusta esto a lo que alegremente usted le otorga la categoría de arte, resulta que es tonto o, como usted dice, menos sabio.
Tengo que llegar al fondo, sáqueme de la ignorancia y la burricie y convénzane de que esta mamarrachada es cultura. O cállese y el punto lo pongo yo.
¿»Sáqueme de la ignorancia y la burricie»? No creo que sea posible: para ello haría falta sin duda alguien más dotado que este humilde articulista.
Bueno, me sirve como satisfacción este gesto de humildad y reconocimiento de su falta de capacidad para argumentar la elevación a la categoría de arte de una parafilia. Parafilia hortera, para ser exactos.
Prestaré atención a sus artículos anunciados del tema.
Venga, cuelga tú.
Terminamos el día todos satisfechos, pues, ya que a mí también me vale tu humilde asunción de «ignorancia y burricie». :) Ale, cuelgo.
Con trolazos de este calibre quién necesita amigos.
Mira que llevo tiempo tiempo intentando hacerme con este tema y lo ha conseguido la verborrea de este señor.
Con lo divertida que pareció la discusión en su día, ¡para qué le das largas Lapidario!
Cualquier expresión artística es en su base bastante simple y primaria. Los cuadros de Rubens no dejan de ser mujeres gordas en pelotas.
Pedante…
Perdón, lo de pedante iba para Sacrebleu… Evidentemente.
Y a mí que haya quedado claro que el artículo es un ejercicio de adorno sobre una parafilia sórdida.
(Se cree el cemento que no hay arena)
(Ring Ring)
– Sí? Diga?
– Mmmm, me encantan las parafilias!!!
El paralelismo del BDSM con el shibari es estrecho, puesto que si entendemos lo primero como un «juego» más o menos erótico en el que se establecen «roles» basados en la dominanción/sumisión, y entendemos que en una práctica en la que se ata a la gente consensuadamente debe de haber una parte que dirige y otra que es dirigida (simplificándolo muy mucho), queda patente la relación existente entre ambas prácticas.
Para mí el shibari es una expresión de arte. Totalmente estético y comunicativo expresa todo un conjunto de emociones. Además requiere de técnica… un papel pintado no se considera arte, pero sí el cuadro del que hablabáis antes. La diferencia es que aquí el lienzo es una persona, con las connotaciones afectivas, y muchas, que eso conlleva.
Y bueno, que se puede llevar a cabo para ser mostrado
Citando textualmente:
«No alcanzo a entender la diferencia entre un deporte que puede suponer una humillación a los ojos del espectador y que es practicado con el consenso de personas adultas y esto de atar gente como morcones»
La comparación es un tanto odiosa… jejeje. Pero bueno, también se compara el lanzamiento de enanos a una expresión artística… No sé, sí que me he visto alguna vez como un redondo de ternera… pero por el otro lado, también he visto a gente soltar alguna que otra lágrima.
Puede ser que el enano quiera transmitir o comunicar con sus lanzamientos totalmente estéticos y tenga la intención de provocar en aquéllos que le ven un conjunto de emociones. Que se lance hacia arriba, a los lados, más o menos deprisa, contra un muro o prendido contra una bandera yanki. Y que quien enciende la mecha tenga una conexión vital con la obra del enano. Pero, no sé…
Total, que con esto me despido. No creo que haya aportado nada nuevo, y perdón por la intromisión!!!
Un saludo!
Alo, Albert
Lo de la técnica te lo reconozco, la misma que tiene mi abuela para hacer maceteros de macramé.
A mí también me emocionan sus helechos colgantes y el diálogo que mantienen :’)
Eso es: la diferencia entre el shibari artístico y una simple atadura es precisamente que transmita una emoción verdadera, una conexión entre atador y atado. Recuerdo lo que decía siempre Kurt de que cuando se practica shibari se atan personas, no paquetes: mucha gente se queda con la técnica cuando en realidad lo más importante es establecer una comunicación fluida con la persona que está siendo atada.
Makido escribía recientemente en su blog algo parecido respecto a explorar las emociones de las ataduras más sencillas, realizadas con una sola cuerda. Osada Steve insistió mucho en eso en sus últimos talleres: estuvimos mucho rato practicando simplemente pasando una cuerda sobre la piel de la pareja, tratando de sentir sus menores reacciones corporales, provocar y evaluar diferentes respuestas al estímulo de las cuerdas…
Viendo en acción a Osada Steve, queda claro lo que comento en el artículo de que una sesión de shibari es una mezcla erótica de tango y arte marcial. Alguien bailando un tango con perfección formal pero con frialdad es poco más que un robot, pero un tango sentido desde el corazón se vuelve precioso de mirar…
Exacto.
Y bien, a mí lo que menos me importa es si es arte o no lo es. Opiniones, retóricas y semánticas…
Con lo que sí me quedo es con el artículo, muy bien documentado y con lo vivido, por suerte, intensísimo.
Estimado Josep,
Como bedesemero me parece un artículo excelente. También me resultó muy jugoso el intercambio con Sacrebleu, aunque pareciera que hablan dos idiomas distintos.
Creo que lo que faltó agregar y aclarar es el contexto, y es allí donde reside la diferencia entre el «lanzamiento de enanos», el Shibari y cualquiera otra práctica BDSM. Porque… ¿qué es lo que define que una práctica sea BDSM o no lo sea? El consenso, el placer mutuo y la cesión de poder.
¿El lanzamiento de enanos podría ser una práctica, eventualmente? Sí, si fuese en ese «contexto» y si a las partes les redunda en placer. Luego habría que evaluar si «lanzar al enano» también cumple con Sensato y Seguro. Y esa … es otra historia.
Saludos cordiales,
SW
PD: no tengo su mail, pero le solicito autorización por aquí para reproducir el artículo en la web Aldea Sado. Gracias, quedo a la espera de su respuesta.
¡Gracias por las felicitaciones! :)
Me comentan los de la revista que no hay problema en reproducir en Aldea Sado o en cualquier otra web un extracto del texto (por ejemplo, los primeros párrafos) seguidos del enlace al artículo en Jot Down.
Para cualquier comunicación, por cierto, mi correo electrónico es lapidario arroba gmail.com
Buen artículo.
2012 va a ser un buen año para los amantes del shibari, suponiendo que no se acabe el mundo antes.
Ojo a la Biennal Fotofest 2012 de Houston:
http://www.artofcontemporaryshibari.com/?page_id=495
Interesante, aunque Texas me pilla (ejem) un poco lejos. Está bien el texto enlazado que anuncia el evento. Traduzco un párrafo, va… Tras un mini-repaso histórico y una mención a Araki, dicen en la web:
«Esta actividad internacional, cada vez más popular y a veces chocante de atar el cuerpo humano (frecuentemente femenino) tiene una larga historia que persigue el empeño estético de crear patrones de cuerda que contrasten de forma hermosa con las curvas naturales del cuerpo humano, y que provoca situaciones fisiológicas llamadas «sub space» y «top space». Estos efectos fisiológicos son similares a la «euforia del corredor» experimentada por los atletas, y el término «borracho de cuerdas» es usado a veces cariñosamente para describir el estado eufórico de la modelo tras una experiencia de shibari».
Que haya sido la Srta. Gould la primera en comentar, con agrado, este artículo es una garantía de su buen hacer.
Habría que preguntarle a ella su opinión sobre el lanzamiento de enanos, la pasión motorística, el carmín que mancha boquillas de cigarrillos y los sombreros.
El lanzamiento de enanos se me antoja muy poco cristiano, sr. Esparta.
El resto pinta bien.
¿Un abrazo muy fuerte?
¡Bieeeeeeen!
Tinki Winki quiere abrazo.
Me temo que para un abrazo tendrás que esperar a que escriba un artículo sobre «furries»… Lo que no es previsible que ocurra en un futuro cercano.
El shibari, el bondage, el bdsm y todas esas practicas sexuales, son cosa de desquisiados mentales, de deprabados.
¡DesquiCiémonos entonces todos y caigamos en la mayor de las depraVaciones! :)
A mí lo que me gusta (y lo que considero señal de que como mínimo la culturilla sexual va aumentando poco a poco) es que incluso quien considera estas prácticas eróticas como aberrantes ha aprendido a denominarlas correctamente: no hace tanto leía en otras webs BSM, SDBM, BSDM y demás variantes… Por no hablar de «sivari», «bondaje» y similares. Por algo se empieza.
Mis felicitaciones, Josep. Una vez más no he podido dejar de leer hasta el final, del tirón. Con el artículo de “El sueño húmedo de la mujer del pescador”, aprendí muchas cosas, ahora, cuando hablas de shibari me alegra leer negro sobre blanco todo lo que escribes sobre la entrega, la pasión, la belleza estética y las sensaciones que provoca el shibari, del que soy adicta.
Efectivamente no es fácil mantener el equilibrio entre la habilidad técnica y el sentido estético, aunque los dos son esenciales. El primero para evitar lesiones, el segundo por puro goce estético. No es fácil encontrar ese punto justo, pero he tenido la suerte de encontrar a grandes atadores, hombres y mujeres; en ambos casos hemos conseguido esa íntima comunicación entre atador y atado que me ha seducido.
Desde mi experiencia como persona «atada», comparto esa frase de Agnès Giard : “A la memoria de Akechi Denki, que ataba a las mujeres tan dulcemente que ya no querían ser desatadas” Efectivamente, lo peor de una buena suspensión, es ser “bajado”, desatado y de vuelta a la realidad cotidiana. Para mí, que no tengo alma de sumisa, las cuerdas son algo así como la puerta de entrada a otro mundo. Cuando huelo el yute, comienzan a crecerme alas, porque una vez suspendida entro en trance y vuelo. En mi primera suspensión, pensé que había sentido un trance místico. “Anoche volé por primera vez”, escribí hace ya años, contando a los lectores del blog mi experiencia con la suspensión. Si alguien quiere leer el post, “En alas de un pájaro dormido” dejo el link por aquí:
http://amandamanara-diariodeunaswinger.blogspot.com/2009/07/en-alas-de-un-pajaro-dormido.html
Gracias por descubrirme la obra kabuki de la princesa Chujo atada bajo la nieve. Deliciosa y muy seductora.
Ey, Amanda, un placer leerte por aquí…
Es interesante lo que comentas de que no hace falta tener «alma de sumisa» para disfrutar enormemente de suspensiones y ataduras: ese es uno de tantos matices que mucha gente se pierde al prejuzgar una imagen con sus propios filtros y prejuicios. La comparación con el tango vuelve a servir aquí: la persona atada tiene que dejarse llevar, pero no como un bulto inerte, sino realimentando la pasión del atador.
Hace poco vino al Nido una amiga mía de la infancia, totalmente ajena al mundillo del BDSM… No le gustaron los látigos ni las cadenas, pero pudo ser testigo de una suspensión especialmente inspirada de Alberto… Y se quedó con la boca abierta, aún lo recuerda como un momento precioso.
Me encantan las cuerdas, me gusta su tacto en mi piel, me gusta ver las manos de un hombre trenzando nudos sobre mi cuerpo, sudando por el esfuerzo de trazar un bonito dinujo, me gusta vestirme…de cuerdas
Liber
Saludos para Los caballeros Sr.Alberto y Sr.Lapidario a ambos les conocdí por separado, hace ya unos años, y aunque retirada del tema generalizado del BDSM, ha sido todo un placer reecontrarme virtualmente con vosotros
Retirada o no (que ésto nunca se deja del todo), veo por tu primer párrafo que recuerdas bien los placeres del yute…
Le transmitiré tus saludos a Alberto en el próximo Nido de cuerdas.
Enhorabuena, un artículo extraordinario. Lo comparto,
¡Muchas gracias! :)
Comparta donde quiera (de hecho se lo agradeceré) y citando los fragmentos que desee en cualquier web, mientras figure un enlace al artículo original…
Es el mejor artículo que he leido sobre shibari. Detallista, claro y apasionado.
Como mujer que disfruta con el shibari no puedo decir nada más que…..gracias Josep
Soy yo quien agradece sinceramente tus palabras… :)
Excelente artículo Josep. Magnifica lectura para cualquiera simplemente curioso, pero tambien instructivo para quienes ya tenemos interes previo.
Felicidades.
Una maravilla de articulo, felicidades!
y tambien felicidades a la revista por publicarlo, ya que no es comun encontrar informacion tan detallada y completa en ninguna parte, menos aun en castellano.
Muy bueno el artículo, aunque haya servido también para recordarnos, en los comentarios, que la patita de la intolerancia asoma por donde menos se espera, blanqueada con los más diversos tipos de harina…
¡Me alegra que te haya gustado el artículo! :) Quería poner mi granito de arena para dar a conocer una práctica tan hermosa, disfrutable y desgraciadamente aún tan mal entendida…
La jarana de los primeros comentarios es en parte culpa mía por entrar al trapo, eso sí. Pero es que a veces cuesta contenerse. :P
«Pero es que a veces cuesta contenerse. :P»
Eso parece más que evidente.
Por cierto, ¿no se le ha ocurrido bañar en miel y emplumar a las señoras como culminación de su arte?
Been there, done that… Y es mejor con chocolate que con miel.
Arte total. Pero el emplumado también tendrá un poso superatávico y una ceremonia japonesa, digo yo.
Por otra parte, permítame halagarle el gusto en cuanto a la elección de las fotos, a cual más bonita, pero en especial la que encabeza el artículo, que me recuerda mi infancia y el tapiz que mi abuela tenía en el salón en el que lucían unos ciervos abrevando en un pantano. Igualico pero sin la muchacha colgando. Y con los ciervos. Uno de ellos, el de mayor cornamenta, en actitud de berrea.
Empieza a ser patente el desprecio mostrado por nuestr@ persistente impertinente hacia las mujeres que aquí mismo han declarado su amor por las cuerdas. Es obvio que prefiere ignorarlas: no deben de encajar en una visión del mundo anclada en el recuerdo de su abuelita. Claro que tampoco sabe qué pensaría su abuelita del shibari, igual se llevaba una sorpresa, lo de las suspensiones de macetas puede que la delate como una de los nuestros :)
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Cada vez somos más y más y más los amantes de las cuerdas y está muy bien que expreses y muestres en palabras aquello que sentimos. E ilustres tan bien lo que es. Me parece realmente uno de los mejores artículos escritos sobre el tema, creo que cuando alguien me pregunte sobre shibari y de las razones por las que me gusta, le reenviaré tu artículo :p Gracias, Josep!
Un escrito fascinante y sorprendente, deja con ganas de investigar más. Lo que echo en falta es más indicaciones de como practicar shibari a nivel de iniciación; aunque entiendo que el articulo repasa la historia de este arte y que no era tal vez el mejor lugar para inlcuir un tutorial.
El libro «The beauty of kinbaku» que se menciona al final del artículo (y del que he extraído gran parte de la información) incluye varios pequeños tutoriales de shibari precisamente a nivel de iniciación… Le recomiendo conseguirlo, es un buen punto de partida.
También merecen mucho la pena los libritos «Complete shibari», de Douglas Kent, que pueden comprarse por Internet sin demasiado problema…
Aunque por supuesto la mejor opción sigue siendo acudir a algún taller o buscar un profesor particular, lo que no resulta difícil al menos en Madrid, Barcelona, Granada y Gijón (y seguro que en más sitios en que ahora no caigo).
Fascinante articulo.
Y bravo por la dedicatoria.
La importancia de la labor de años de Kurt por difundir el arte del shibari nunca sera lo suficientemente reconocida.
En efecto: Kurt fue un personaje irrepetible, que no sólo tenía un talento sobrenatural con las cuerdas sino también una gran capacidad para acercar su pasión al público…
Un articulo excelente Josep. Veo que entrar en tu Blog ha sido un gran descubrimiento.
Aunque el publico en general lo desconozca, la practica del Bondage ha ido creciendo en los últimos años entre la población. Para esta afirmación me baso en las ventas de estos productos en mi Boutique. Hace 3 años, se limitaba a unos pocos artículos como esposas, antifaz y poco mas, hoy en día el catalogo es amplísimo, incluyendo cuerdas de diferentes tipos y colores.
Muchas gracias!
En efecto el bondage es aún por desgracia un gran desconocido… Y no ayudan detalles como que se filmase un excelente fragmento sobre shibari en el reciente «21 días» dedicado al BDSM y que finalmente fuera cortado del programa final «porque podría desconcertar a la audiencia».
En general la gente tiene una idea muy equivocada sobre qué es y qué implica el S&M, y desconoce en particular el mundo del shibari. Así que me alegro de que se vayan vendiendo cada vez más cuerdas! :-)
Y por cierto, ahora que me fijo: esta página no es «mi blog», ¿eh? :-) Este artículo sobre shibari está publicado en el Magazine Cultural Jot Down, que aprovecho para animarte a explorar…
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Muy buen artículo: mi enhorabuena.
Un saludo.
Me ha encantado el artículo, mis felicitaciones. Respecto a las prácticas sexuales y al «salir del armario» llevamos varios días en clase debatiendo estas cuestiones (estudio Educación Social) para normalizar las situaciones que no son las más comunes o practicadas.
Hasta hace dos días en el DSM-III la homosexualidad estaba clasificada como una enfermedad y poco a poco se ha ido desmontando este argumento y naturalizando esta situación. Esto se ha logrado dejándose ver, porque lo que no se ve no se conoce, y lo que no se conoce puede entrañar misterio, mentiras, prejuicios etc. El DSM-IV clasifica de enfermedad a todo aquello que no siga una normalidad impuesta socialmente.
Que una persona homosexual salga del armario no quiere decir que se ponga en medio de la calle a hacer un trenecito, o a practicar sexo en cualquier esquina. Salir del armario en cualquier otra práctica sexual no quiere decir ponerse a hacerlo en cualquier calle, ya que tu libertad empieza donde acaba la de los demás, pero sí normalizar y educar en la diversidad. Educar en valores como la tolerancia y el respeto en una sociedad tan multicultural y diversa, me parece necesario para desmontar prejuicios y por fin entender y conocer que existen modelos y realidades diferentes a las que conocemos o practicamos y que la gente que las practica no está enferma, ni desquiciada simplemente es diferente.
Y en esto estamos empezando una compañera y yo en programar unas charlas sobre prácticas sexuales diferentes y no tan comunes para desmotan prejuicios y naturalizar dichas situaciones. Así las pedagogías que comentabas Josep, poco a poco se irán poniendo en marcha, porque pequeños cambios conforman grandes cambios.
Respecto a las cuerdas me encantan, disfruto con ellas y me parece un arte, entiendo que no todo el mundo lo entienda como tal, pero exijo respeto como yo respeto su opinión.
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Felicitaciones goste musito…….un fuerte abrazó…desde brasil
Excelente artículo, gracias
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Hola, quería informaros de que un individuo, que se dedica a robar blogs, llenandolos de publicidad y enlaces malintencionados con virus, copia y pega sus entradas con textos de vuestra web.
Por copiar, hasta la foto de portada ha copiado.
http://mientemelokita.blogspot.com.es/2011/11/shibari-el-arte-japones-de-la-atadura.html
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¡Me ha encantado el artículo! Pero por cierto, lo unico que me queda por decir: «Don’t feed the troll».
Excelente articulo
Gracias :)
Me parece bien, pero no olvides que tu tambien estas criticando a los que critican. cada cultura tiene sus usos y costumbres y no porque vivamos en el siglo 21 quiere decir que debemos pensar y permitir todo. Creo que es cuenstión de gustos y enfoques. No porque te prohiban algo en determinado país vas a decir que son unos retrogradas, cerrados, ectétera. Debemos respetar tambien las opiniones divergentes aunque no se ajusten a nuestro juicio. A mi en lo particular no me gustó ninguna de estas fotografias, se me hacen grotescas y un atentado en contra de la dignidad de la mujer, por muy artisticas que sean. Los artistas son libres de expresarse como quieran, pero yo tambien tengo libertad de elegir lo que me agrada o no.
La mejor actriz porno en el Shibari es Lorena Sánchez, ojala la puedan contactar. Es de California, E.E.U.U
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Señor Josep, debo confesar que no me canso de leer el articulo, desde hace algunos meses que lo encontre y siempre me detengo en un lugar nuevo a profundizarlo, realmente es maravilloso y muy instructiva toda la informacion que contiene.
Al respecto en un grupo, comentaba sobre el largo camino de difusion y sobre todo formacion que falta en algunos de nuestros paises (Colombia y Venezuela por mi caso) y no solo en lo referente al shibari, sino a la gran mayoria de practicas bedesemeras, como las medical y otras cada una con su grado de responsabilidad.
Esta situaciòn nos vuelve autodidactas en el proceso y articulos informativos como estos alimentan esta pasion truncada.
Ademàs se hacen casi de imprescindible difusiòn en nuestras comunidades.
Agradecida siempre de poder leer sus experiencias y conocimientos
Un Saludo muy cordial y respetuoso
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Añadir que ha salido una nueva edición de The Beauty of Kinbaku, también en ingles, de tapa blanda y muy asequible. Saludos.
Josep, profesor o taller o dojo de Shibari en Granada??? Donde?
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gracias… ya sé con qué innovar la próxima vez que tenga sexo con mi hermana y como le voy a mamar sus enormes y bellas tetas y su rica y deliciosa vagina
Gracias. Estaba buscando algo que me permitiera explicar a un amigo que es el shibari, este artículo no deja nada bajo el tapete, siendo un arte o práctica erotica tan intensa el artículo logra dar un acercamiento respetuoso a un tema que si es mal presentado puede fácilmente degradarlo.
Muy buen artículo !
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Articulo muy interesante, felicidades
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El artículo me encantó! Súper informado. Aprendí muchísimo!! Me encantó cómo fue desenvolviendo la historia desde sus orígenes medievales hasta la transición de elemento de tortura a elemento erótico, eso me intrigó muchísimo. ¿Dónde puedo encontrar más información sobre Kukai Kane? Hay otro libro libro en internet: Hojojutsu, the warrior’s art of the rope, ¿lo recomienda? Gracias!!
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Excelente artículo. Una belleza el arte del shibari
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¡Gracias!
Eso no es arte, es sadomadoquismo. Una forma aberrante y machista de ejercer dominio sobre la mujer. Nada aceptable por el gremio femenino.