Cuando hace unos años se estrenó la serie norteamericana The Big Bang Theory, a uno se le podría haber antojado que la idea no parecía demasiado prometedora. Al menos sobre el papel. Una serie que narraría las andanzas de un par de “nerds” que comparten piso, dos estudiantes de física obsesionados por los videojuegos y los tebeos; uno de los cuales —para más inri— se enamora de su nueva vecina, una bonita camarera de pueblo decidida a convertirse en actriz. A priori, conociendo sólo estos mimbres aquello tenía pinta de serie juvenil enfocada a un público, como se dice ahora, más bien “friki”. Y bueno, en realidad tiene bastante de eso. Pero cualquiera que la haya visto convendrá en que afortunadamente dio un paso más allá y que el humor de The Big Bang Theory, si bien ligero, no está restringido a un público compuesto exckusivamente por fans de Star Trek, ni siquiera a una audiencia estrictamente juvenil. Los guionistas fueron muy hábiles en el tratamiento de la temática principal, y se las arreglaron para contentar tanto a los espectadores más “nerdies” —por así decir más parecidos a los empollones que la protagonizan— como a un público más general que no albergue ni la más remota idea acerca de quién es Linterna Verde o no sepa cómo se despeja una ecuación. Los guiños a los aficionados a los comics, los videojuegos y Star Trek estaban ahí, pero lo bastante dosificados para no desorientar a un espectador casual.
La serie encerraba varias sorpresas. Primero, la gran elección de los tres actores protagonistas, probablemente el punto fuerte de la producción. Mención especial para Kaley Cuoco, que interpreta a Penny, la camarera rubia que vive al otro lado del rellano. Su personaje representa a, por así decir, la “gente común” y su presencia sirve de contraste para la visión del mundo de sus dos vecinos con complejo de Calculín. Ella no sabe nada sobre cómics, ni sobre Star Trek, (ni sobre nada, porque en realidad es bastante inculta) e intenta a duras penas entender el peculiar universo de sus dos vecinos. Además se convierte en objeto de atracción romántica para uno de ellos, lo cual sirve para acentuar todavía más ese contraste. A menudo, este tipo de papel femenino es interpretado por una actriz sexy que sin embargo no tiene una vis cómica a la altura de lo que requiere el personaje. Evidentemente, la capacidad para la comedia no es algo que abunde entre los actores y encontrar una actriz con un físico agraciado que además sea buena en la comedia debe de constituir un difícil trabajo de casting. Kaley Cuoco, sin embargo, es una perfecta excepción a la regla. Cuando la gente consiguió ver más allá de su vestido azul (y al espectador del sexo masculino le cuesta, créanme amigas lectoras), resultó evidente que la chica no necesitaba ponerse escote para reinar por todo lo alto en la serie. No sólo se destapó como una actriz cómica más que notable, sino que terminó eclipsando a prácticamente todos los demás actores de la serie. A todos… excepto a uno, claro.
Porque la mayor sorpresa de The Big Bang Theory fue el personaje de Sheldon Cooper. O, más bien, el personaje unido al actor que lo interpreta. Resumir a Sheldon con un par de frases resulta difícil. Para empezar, pese al tono de comedia ligera y más bien intrascendente de la serie, su personalidad es todo un desafío para los psiquiatras amateur. Un sujeto que parece sólo interesado por la vertiente intelectual de la existencia y cuya preocupación por las relaciones sociales o por el bienestar de los demás es escasa, por no decir nula. Su rigidez mental y su despego hacia los asuntos emocionales lo distinguían del prototipo habitual de empollón televisivo o cinematográfico. De hecho, los espectadores más “geeks” rápidamente diagnosticaron a Sheldon Cooper con el llamado “síndrome de Asperger”, una especie de autismo de poca intensidad, que algunos manuales psicológicos describen —entre otras cosas— así:
A) Alteración cualitativa de la interacción social, manifestada al menos por dos de las siguientes características:
1. Importante alteración del uso de múltiples comportamientos no verbales como contacto ocular, expresión facial, posturas corporales y gestos reguladores de la interacción social. (¡bingo!)
2. Incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros apropiadas al nivel de desarrollo del sujeto. (¡bingo!)
3. Ausencia de la tendencia espontánea a compartir disfrutes, intereses y objetivos con otras personas. (¡bingo!)
4. Ausencia de reciprocidad social o emocional. (¡bingo!)
B) Patrones de comportamiento, intereses y actividades restrictivos, repetitivos y estereotipados, manifestados al menos por una de las siguientes características:
1. Preocupación absorbente por uno o más patrones de interés estereotipados y restrictivos que son anormales, sea por su intensidad, sea por su objetivo. (¡bingo!)
2. Adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos, no funcionales. (¡bingo!)
3. Manierismos motores estereotipados y repetitivos. (mmmm… ¡bingo!)
Siete de siete, ¡no está mal!
Más allá de lo que pueda tener de anecdótico el diagnóstico del personaje de una serie de televisión (como si no hubiera ya bastante gente a la que diagnosticar en la vida real, incluso gente que no escribe en Jot Down), el que Sheldon Cooper empezase a ser utilizado como ejemplo de todo un síndrome reconocido por la psiquiatría da una buena idea de la tridimensionalidad que adquirió rápidamente el personaje, pese a haber aparecido en una serie más bien superficial. De hecho, hay ciertas características de la personalidad de Sheldon Cooper que lo emparentan con algunos famosos personajes reales a quienes también se ha intentado diagnosticar con el síndrome de Asperger. Quizá el mejor ejemplo en la vida real sea el del difunto jugador de ajedrez Bobby Fischer, quien como Sheldon exhibía una prodigiosa capacidad intelectual, muy por encima de lo normal, pero también una considerable inmadurez emocional. Fischer no era un personaje cómico y en realidad no era exactamente idéntico a Sheldon Cooper, pero los paralelismos son más que evidentes. El ajedrecista también menospreciaba abiertamente a quienes consideraba intelectualmente inferiores a él, no con malicia, sino sencillamente como una constatación acerca de cuál era su visión del mundo. En el aspecto social, también se conducía según sus propias concepciones, obviando los convencionalismos habituales así como los efectos que su conducta pudiese tener sobre sus semejantes. Es decir: si él pensaba que debía comportarse de determinada manera, sencillamente lo hacía, aunque el resto del mundo insistiera en que estaba equivocado. Funcionaba según su propia lógica, y si hacía falta se embarcaba en una disertación para demostrar la consistencia de sus motivaciones. Sheldon Cooper podría ser un calco de personajes como Fischer en estos y en otros muchos aspectos: por ejemplo en una atención minuciosa por el detalle, en una obsesión por el cumplimiento de lo que considera unas normas inquebrantables y sagradas (generalmente impuestas por él a sí mismo y a los demás) y en una total incapacidad para ser flexible, para observar la realidad desde otras perspectivas y para relativizar las cosas. A menudo le concede una importancia casi trágica a detalles más bien nimios, que han roto lo que considera como el “orden natural de las cosas”. Sheldon, como Fischer, se muestra verdaderamente ofendido cuando alguien intenta modificar sus patrones o imponerle un punto de vista diferente. No sólo en la vida real ha habido precedentes de este tipo de personaje. También en la literatura y el cine se habían inspirado en esta clase de individuos para crear personajes memorables. Quizá el ejemplo más famoso es el del detective Sherlock Holmes, cuya frialdad hacia sus semejantes, falta de empatía y abierto desinterés hacia las relaciones humanas más elementales, unido a su fascinación por los detalles y por su propio intelecto. Si añadimos a todo ello que el padre de Sheldon fue un alcohólico y que su madre es una fanática religiosa… tenemos un buen material para redactar todo un informa psicológico.
Pero si todo este análisis suena muy serio, lo cierto es que el personaje de Sheldon Cooper es extraordinariamente divertido. De hecho, él es casi siempre el epicentro de la mejor comedia en The Big Bang Theory. Los momentos más divertidos de la serie suelen producirse cuando vemos a Sheldon intentando amoldarse a la realidad circundante (o mejor dicho, cuando vemos a la realidad circundante intentando amoldarse a él). Se produce un invariable choque entre Sheldon, que siempre considera su propia conducta perfectamente lógica, y los demás seres humanos, que apenas pueden comprender sus extravagancias. Este contraste cómico entre el entorno social y la delirante realidad paralela en la que vive Sheldon (aunque él diría que, dado su cociente intelectual, quienes vivimos en una realidad paralela somos nosotros) suele ser especialmente efectivo cuando su carácter pueril y robótico choca con el desparpajo populachero de Penny.
La relación de pseudoamistad y de incomprensión mutua entre Penny y Sheldon terminó, de hecho, convirtiéndose en el principal (y mejor) leitmotiv de la serie, tras algunos intentos desafortunados de contentar al público adolescente —que constituye el grueso de los espectadores, al menos en Estados Unidos— introduciendo elementos de romance entre la rubia aspirante actriz y el apocado compañero de piso de Sheldon, Leonard. Un personaje también magníficamente interpretado por Johnny Galecki, todo sea dicho, pero que termina irremediablemente siendo eclipsado por el poder de sus dos compañeros de reparto. The Big Bang Theory es una serie con altibajos precisamente porque a veces resbala demasiado en el ámbito de la trama adolescente. Aunque ha ido superando esos altibajos y volviendo a un humor de personajes que frecuentemente esconde guiños irónicos dirigidos también a un público más adulto. Sin embargo, pese a estos altibajos, rara vez podemos decir que un episodio no contenga algunos momentos hilarantes a la mayor gloria de Sheldon Cooper, ya sea en solitario, ya sea compartiendo secuencia con Penny.
El trabajo del actor Jim Parsons tiene buena culpa de ello. La manera en que ha encarnado al histriónico Sheldon Cooper fue en buena parte responsable del éxito de la serie. Su hablar afectado —aunque Sheldon procede de Texas, como el propio actor, no habla como un típico vaquero precisamente—, sus amaneramientos aburguesados y su interminable galería de gestos estrambóticos terminaron perfilando a las mil maravillas al personaje. Aunque Sheldon es generalmente poco expresivo —especialmente cuando se trata de expresar alegría o afecto— Jim Parsons convierte la inexpresividad en virtud, recurriendo a elementos de contraste interpretativo, que a veces son sutiles y otras son cómicamente exagerados. Por ejemplo, Sheldon casi nunca sonríe abiertamente, y desde luego no para mostrar una actitud positiva hacia sus semejantes. Por eso, cuando sus compañeros le piden que sonría, se descuelga con unas muecas horripilantes que él considera un “intento de sonrisa”. Tampoco suele reír, así que cuando considera que algo es gracioso —por lo general algo que ha dicho él mismo y que habitualmente no le parece gracioso a absolutamente nadie más—, momento en que nos deleita con su anémica risa. Aunque lo más habitual es que tras uno de sus “chistes” se descuelgue con un “Bazinga!”, su horterísima versión del golpe de platillo.
Además de los manierismos extravagantes, Parsons recurre a todo un arsenal de gestos infantiles para darle vida a Sheldon Cooper. Porque, a todos los efectos, no deja de ser un niño en un cuerpo de adulto. Precisamente ese carácter infantil y su capacidad para despertar la ternura maternal de buena parte del público, le confieren a su personaje una simpatía que, de por sí, no tiene. Su madurez corresponde a la de un niño de seis o siete años. Aunque por lo general se precia de no necesitar compañía humana, basta una simple gripe para que sea capaz de pedirle a Penny que se siente junto a su cama para cantarle nanas y frotarle el pecho con Vicks VapoRub. Sin ninguna connotación erótica. Las mujeres no le interesan. Ni los hombres. Esa clase de asuntos, sencillamente, no van con él. Las pocas veces en que siente algo remotamente similar a “atracción” (con muchas comillas) por una mujer, se debe al intelecto de ésta. La belleza o el sex-appeal femeninos no tienen absolutamente ningún efecto sobre él. La presencia de Penny, que revoluciona a todos sus amigos, no solamente le resulta indiferente, sino que incluso le molesta, porque interfiere con las actividades que verdaderamente son de su interés: videojuegos, Star Trek, o partidas de ajedrez tridimensional con rayos láser.
Sheldon Cooper es un personaje que trasciende, con mucho, el empaque de la serie donde aparece. Más allá de su faceta histriónica, la peculiaridad de su forma de ser no sólo resulta consistente sino que permite a los guionistas jugar con una serie de situaciones en las que otro personaje, más —por así decir— humano, no podría reaccionar de la misma manera. Cuando The Big Bang Theory se escora más de lo saludable hacia los gustos de las quinceañeras norteamericanas, ahí está Sheldon para rescatar el episodio con alguna de sus estrambóticas improcedencias. O con un súbito recuerdo de sus miedos de la infancia.
“¡No dejes que Spock me lleve al futuro!”, eso es un trauma infantil y lo demás son tonterías.
Donde dice «despego», ¿no sería «desapego»? :)
Creo que puede decirse de ambas maneras, aunque lo cierto es que sencillamente se me escapó la «a» al teclear. Ahora entiendo por qué mis padres no quisieron apuntarme a clases de piano. Pero gracias por el apunte.
Amigo, para parecer creíble escribiendo estas cosas, al menos tienes que prestar atención: ni Sheldon ni Leonard son estudiantes de física! Ambos son investigadores, doctorados u optan al premio Nobel! Reescribe tu primer párrafo, por favor.
Francamente, estando Penny en pantalla, lo último en lo que se me ocurría pensar era en la categoría académico-laboral de Leonard y Sheldon.
…pensaba más bien en lo mal que combinaba los pendientes con el bolso.
Uuuhhh, un tipo q escribe en una maravillosa revista parrafadas sobre una serie de televisión alardea de pensar más con el pene que con la cabeza…
Perdón por la trolleada, pero esa respuesta machista lo merecía.
¿»Respuesta machista»?
Si una redactora dijera que no se ha fijado en si el barco de «Piratas del Caribe» es una goleta o un galeón porque en vez de interesarse por los aspectos náuticos del film ha estado distrayéndose con la visión de Johnny Depp, ¿sería eso una «respuesta feminista» por su parte?
Por supuesto q es sexista. Si estás escuchando un discurso y te fijas en el escote en vez de en el mensaje… Si estás viendo una película o serie (arte) y tu líbido puede más q tu inteligencia… pues ya me contarás.
Para distraer la visión con Johny Depps y Pennys ya tienes Telecinco. A mí no me parece que Jotdown vaya de eso…
Si te equivocaste al decir la profesión de Leonard y Sheldon, no pasa nada (si has visto más de tres capítulos se da por hecho q lo sabes), pero no te ampares en q preferías mirarle las tetas a Penny en lugar de prestar atención a la trama (de una serie de la q luego escribes un artículo…).
Pero qué brasas sois los guardianes de la excelencia.
Sí, prefiero los escotes a los discursos, qué se le va a hacer.
Pues nada, dejamos a JotDown sin perseguir la excelencia, sintiéndose cómodos en la mediocridad, y sobre todo, en la falta de humildad para reconocer un error bobo.
Simplemente aclarar q como dice el primer comentario, los protagonistas No son estudiantes, eso les convertiría en veinteañeros y cambiaría el concepto de serie.
No, ahora de verdad, ¿todo esto va en serio? ¡No puede ser!
Creo q yo como «troll» anónimo me puedo permitir esta tontería de debate. Tú, con tus ingenios e ironías, tirando del chiste fácil sexual, queriendo tener razón y la última palabra como un niño pequeño, no estás rayando a gran altura…
Y pido disculpas a ti y a todo jotdown por haber ensuciado esto. Enhorabuena por el magazine.
Cómprate una vida. En serio, qué grima me da la gente como tú, si en vez de tanto criticar disfrutases de lo que lees… y si tanto te irrita, nadie te obliga a seguir haciéndolo. Piénsalo. (Y sólo espero que si no escribiese esto entre paréntesis, no estuvieses pensando en hablarme de la libertad de expresión o algo así, porque con esas cuatro respuestas que te he visto, te veo con mucha predisposición.) Un saludo
Más que a Bobby Fisher, a mí Sheldon me recuerda a Nicola Tesla. Un genio científico que tembién tenía unas manías terribles que le asemejaban al «síndrome de Asperger». En referencia a los personajes, mi preferido es el ingeniero Wolowitz.
En lo referente a la serie en sí, prefiero otras comedias como 30 Rock o Community. The big bang theory se parece demasiado a las comedias de los años 90 (con la excepción de la temática geek) y sólo se salva por los personajes (y los actores que los interpretan, claro).
Estoy de acuerdo en que los personajes y actores salvan la serie. Muy especialmente Sheldon y Penny, que son el epicentro. Sin Jim Parsons ni Kaley Cuoco, dudo mucho que me hubiese molestado en seguirla.
Buen apunte lo de Tesla.
Gracias por comentar la serie en VO. Aún no he entendido cómo son capaces de disfrutarla aquéllos que la ven en su sabotaje en español.
Magnífico artículo… es tan perfecto… lo único «imperdonable» quizás, es que no hagas referencia a la maravillosa Amy Farrah Fawler. Y efectivamente TBBT debe verse en V.O. Coincido con Jota Juan, el doblaje como en la mayoría de películas y series, es un sabotaje en toda regla.
Me rindo a vuestros pies jotdown
Estoy de acuerdo con el análisis, y con elogiar a Penny por haber estado a la altura de Sheldon. Echo de menos sin embargo alguna alusión a las otras dos mujeres con las que brilla Sheldon: la madre de Leonard (desternillante cuando se ponen a jugar a Guitar Hero después) y, sobre todo, Amy Farrah Fowler. Esta segunda es para mí el principal motivo por el que la serie no sólo no ha perdido interés, sino que incluso ha ganado en surrealismo. Me encanta esa extraña pareja en la que, mientras Sheldon mantiene a raya su apatía sexual, Amy le tira los trastos a Penny, se pone cachonda cuando conoce al descerebrado de su ex…
De acuerdo también con Jota Juan. Si el doblaje suele ser un crimen para todas las series, en esta es insoportable. La voz original de Sheldon es irremplazable. Y el absurdo acento que le ponen a Rajesh merece un capítulo aparte sobre el racismo en el doblaje de personajes extranjeros.
Tienes razón, tanto Amy como la madre de Leonard son buenos personajes y ambas tienen buenas escenas con Sheldon, pero se parecen demasiado a Sheldon como para ser tan efectivas como Penny en su interacción cómica con él.
Penny me parece la réplica perfecta desde el comienzo de la serie precisamente por el contraste entre ella y Sheldon. Hay detalles aparentemente nimios pero que no lo son tanto, como el que he citado en el texto: el nulo efecto del atractivo sexual y el encanto femenino de Penny sobre Sheldon. Lo cual acentúa el carácter infantil y asocial de Sheldon por un lado, y por otro ayuda a que la relación entre ambos resulte tan surrealista. También la diferencia intelectual es importante: Penny es bastante inculta y no demasiado brillante, lo cual la aleja del mundo de Sheldon. Pero por otra parte tiene mucho más sentido común. Eso hace que su relación con él sea muy ambivalente: tan pronto se comporta como una madre con él, como se deja arrastrar y se retrotrae también a la infancia, convirtiéndose en una niña y embarcándose en un tú a tú completamente pueril que le resultaría impensable con otro hombre. Todo ello trabaja en favor de la química entre ambos personajes de cara al espectador.
De hecho, el que podamos analizar tanto la relación entre dos personajes en una serie de orientación más bien adolescente dice mucho en favor de los guionistas y sobre todo de ambos actores.
Por cierto, ya que hablamos de las actrices secundarias de la serie, un personaje femenino que me hace mucha gracia pese a lo sosa que parece es Leslie Winkle.
(Siento haber sido redundante; no había leído el último comentario :-p)
Pensaba que este artículo estaba escrito hace un par de años: ¿y la nueva relación entre Leonard y Penny? ¿Y Howard y Bernadette? ¿Ras y Siri? Y lo más importante… ¿Y Amy Farrah Fowler? ¿Y Amy Farraw Fowler y Penny?
Te daré una pista:
Mira el título del artículo.
El bombo que monta y se ha monta al rededor de esta serie es de locos. Es una sitcom más que trilladísima con los mismos personajes de siempre. ¿Hablan sobre temas que sólo ‘pocos’ conocen, marginal, como los comics o la ciencia ficción, y saben compaginarlo con una comedia generalista, para que la gente se sienta igual de especial al compartir esa ‘marginalidad’? ¡Vaya, menuda originalidad (y genialidad)! ¿No? Pues no. Eso señores es en toda regla una puta mierda.
El personaje de Sheldon es una porquería, no entiendo cómo la gente puede mojar tanto las bragas por este payaso. No sé si es peor éste, o su compañero de piso, ese actor que es incapaz de cambiar de cara, gestos y manos en TODOS Y CADA UNO de los personajes que ha interpretado en su vida.
Sheldon juega al típico arquetipo de «ser especial que no comprende las reglas del mundo social que lo rodea y por lo tanto simpatizamos con él», pero encima lo juega mal y aburrido. Mork debería estar revolviéndose en su tumba televisiva. La única razón por la que la gente se rie de sus bromas (las bromas de los guionistas) es porque es lo que se espera de ellos. Jajaja vaya, ha dicho que el sexo es inútil MADRE MÍA QUÉ CRACK. ES COMO TESLA,¡CLARO! (Pista: no)
En resumen, no entiendo por qué se tacha a esta serie de tan innovadora, genial y orginal siendo otra putamierda cagada por Chuck Lorre y sus secuaces de la tele mediocre.
Are you fairly regular?
Screw you Emilio!
El problema con Sheldon aparece cuando el espectador asimila su inhumanidad, por decirlo de alguna manera.
Por un lado es digno de elogio que a estas alturas de serie siga teniendo detalles, siendo él mismo, que a una espectador normal le parecen surrealistas y le hacen gracia. Los que no son surrealistas la reacción que generan es: te mereces dos tortazos o déjame en paz.
Por otro lado, empiezo a disfrutar más otros personajes de la serie en los que están invirtiendo ahora algo más de ingenio y consiguiendo que lleven la carga cómica con más frecuencia: la otra parejita de amigos nerds, porque Amy es una vuelta de tuerca a Sheldon, es un híbrido (aunque tenga más de bicho raro que de persona, los instintos humanizan mucho).
A lo que iba, los demás personajes de la serie llevan, al menos toda esta quinta temporada, con un matiz en el trato con Sheldon que siempre ha estado ahí pero ahora se manifiesta de forma mucho más clara y repetitiva: «es un bicho raro y desprecio sus gilipolleces». Me parece que es lo natural, vamos, que asumiendo la realidad de los personajes, sería la reacción normal pasado cierto tiempo, el «¡qué cruz!». La cuestión es que esto refuerza o incita a que el espectador también lo sienta así, cosa que no creo conveniente porque es matar a la gallina de los huevos de oro antes de que la audiencia lo pida. Porque los guionistas quieren, sin motivo aparente (quizá el cansancio o el aburrimiento). Asumir la inhumanidad de Sheldon hace que el espectador pierda el contraste y la gracia se desvanezca. Podría decirse que Penny lo lleva haciendo toda la serie, por ese contrapunto que explicas, pero es que Penny, dentro de la normalidad, es otro polo opuesto y también muy radical. Ella no desprecia el comportamiento de Sheldon sino que pasa porque ni le interesa ni le concierne (mucho), y cuando lo hace, como ese origen de «desprecio» viene de un personaje como ella, la cosa se equilibra bien. Pero cuando lo hacen sus amigos que son unos frikazos de la muerte, y que siendo humanos normales y penosos, son lo más próximo que un ser humano puede estar a ese alien porque, en definitiva, son sus amigos, apaga y vámonos. Ya nadie se sorprende por Sheldon, ya nadie sufre con Sheldon más allá del incordio que afecta, generalmente mal, a sus vidas. El personaje se aisla y es tan él mismo, está tan asumido y los demás le hacen tan leve contrapeso, que la carga cómica surrealista desaparece y gana cada vez más fuerza la opción de los tortazos.
Evidentemente, cuando en el título digo que «rescató» la serie, me refiero a rescatarla de lo que anticipaba su propio planteamiento inicial. Pero no se puede rescatar a una serie del desgaste. Con el tiempo es inevitable que una serie cómica basada en unos presupuestos tan definidos empiece a venirse abajo. O al menos a perder la efectividad inicial de sus presupuestos, sustituyéndolos por otros, lo que para mucha gente significa “perder la esencia”. Puede tardar cuatro, cinco, seis años, pero termina sucediendo. Si ocurrió con “The Simpsons”… eso significa que puede ocurrir con cualquier otro programa.
Por muy bueno que sea Sheldon como personaje, le ocurre lo mismo que a todos: con el uso y el abuso, termina por no tener salida. O lo deshumanizas para intentar mantener las tensiones que genera a su alrededor y a las que el espectador ya se ha acostumbrado (y por tanto inmunizado) o lo humanizas para intentar re-capturar al espectador por la vía del afecto. Ni siquiera hace falta citar un ejemplo cómico: fíjate en la serie “Dexter” y en lo mucho que les iba costando a los guionistas mantener al personaje de Dexter Morgan tal cual era. Había dos salidas: exagerarlo o suavizarlo. Ambas son malas salidas… pero es que el tiempo es el tiempo (o mejor dicho, el número de episodios). Las series no funcionan al 100% para siempre, no son eternas. Eso es lo único que los espectadores tenemos que asumir.
PD: Fíjate en «The Wire», para mantener el mismo nivel de calidad en sus cinco temporadas, cosa que increíblemente consiguió, tenía a la mayor parte de los personajes (y temáticas) en rotación. A veces aparecían, a veces no. Con eso evitaban el desgaste. Renovarse o morir. Pero, ¿cómo puede sobrevivir «The Big Bang Theory» sentando a Sheldon en el banquillo durante toda una temporada? Él es la serie.
Emilio, pase que hagas una crítica plana, absurda y superficial de «The Big Bang Theory», pero como me toques a “The Wire“ la tenemos, estás avisado.
Perdón, no sé si he entendido bien, ¿qué es lo que tendremos?
No Emilio, no me refiero a nada que tenga que ver con sexo, controlate un poco macho.
Ehhhm… no sé muy bien de qué estás hablando, supongo que para ti tiene algún sentido. Pero bueno, mientras tú te diviertas ¡eso es lo importante!
27 comentarios hasta ahora. La serie se ve mucho, igual que se leen los textos del Sr. Emilio de Gorgot. La serie te hace pasar un buen rato, Sheldon Cooper es un personaje muy divertido y todo ello sin la necesidad de grandes disquisiciones.
Gracias por el texto, Emilio.
¿Seis de seis? La serie irá de cerebritos pero tú ni siquiera sabes sumar.
Te has perdido entre tanto sinónimo y vocabulario pedante y te has olvidado de que cuatro más tres, por mucho que lo intentes, siguen siendo siete y no seis.
No están muy cuidados los detalles, pero se agradecen artículos sobre estos temas.
Emilio, me atrevo a sugerirte un artículo que considero tendría un notable éxito: «Gente dispuesta a llegar a las manos con quien nombre The Wire».
A próposito, THE WIRE!!!!!
PD:
Iba a añadir:
PD: Un artículo titulado «Demostración teórico-empírica de que haberle mirado al escote a Penny alguna vez te convierte en un troglodita misógino» tampoco estaría mal.
Big Bang mediocre. Los Informáticos cien millones de veces mejor.
He dicho. Juas.
En TBBT hay un capítulo en que Penny acepta salir con Leonard, y ambos le piden consejo a Sheldon sobre si es o no buena idea. El chiste recurrente sobre el gato de Shrodinger que centra esa trama es de lo mejor que he visto en la tele en años. Es absolutamente brillante.
Me ha encantado el artículo de esta grandísima serie con la que me he reído muchísimo. Emilio ¿harás uno de «como conoci a vuestra madre»?
Emilio, el artículo está genial…. La gente es tonta, no les hagas caso y sigue así!!! por que hay tanto troll anónimo pseudointelectual que no tiene nada mejor que hacer que crticar sin sentido el trabajo de los demás?
Me gusta mucho la serie. Soy trekky y eso me enganchó. Lamentablemente la descontinuaron en mi país y debo esperar a que termine toda la temporada para adquirirla. Sheldon es tremendo y sí, su química con Penny es muy buena, como hermanos diametralmente opuestos, hermanos, así somos.
Que buen trabajo, Felicitaciones.
: )
Sere uno de tus seguidores.
Aunque llego un poco tarde al debate acabo de leer el articulo y sus comentarios y me gustaría comentar un par de cosillas.
Sobre Amy, a mí al contrario que a la mayoría que han escrito por aquí no me gusta nada como personaje, parece una réplica de Sheldon pero estando en celo.
Y luego aunque estoy de acuerdo con Emilio en que Sheldon se ha cargado a la espalda la serie, me parece que todos nos(os) olvidamos(ais) de Raj, que está a un nivel brutal de risas desde casi el principio de la serie.
Pese a los vaivenes, la serie engancha y funciona a partes iguales. Y qué me decís de Howard!?….todos los personajes principales están muy bien perfilados, y aunque los guiones no sean nada de otro mundo la serie es un ‘must’ total.
Gran articulo, enhorabuena.
Francamente, no creo que esta serie merezca un artículo, no sólo en jotdown, si no en ningún sitio. Por utilizar tecnicismos y porque los personajes recreen la vida de varios superdotados hay quien se cree que lo es. Pero el perfil de la serie es medio-bajo, de humor inteligente también.
Comparado con la cantidad ingente de series buenas que hay (no sólo «the wire», ni mucho menos), esto es poco más que perder el tiempo.
Por decir algo, el mejor personaje Howard y su histrionismo. Y un personaje recurrente en series aquel que nunca se ve como la madre de Howard (impagables sus comentarios tipo: ¿Es un obseso sexual el que llama a la puerta?). ¿Recuerdan «Frasier» y Meris la invisible esposa del hermano Nilles?
Por cierto, hay tramas un poco repetitivas, como en todas series.
Me ha gustado mucho el artículo. Aunque yo creo que el acierto de Penny no está en su físico, sino en tener un «atractivo» a la altura de los demás personajes. Así pequeña y rechoncha. Mis amigos y yo decimos que es como una choni americana. De hecho, en el piloto penny era interpretada por una tía que parecía Elisabeth Hurley en Leaving Las Vegas, y claro, no funcionó.
El improbable tandem Sheldon-Penny ha resultado ser una de las parejas más originales y resultonas. Solo hay que ver la de vídeos que los fanes de la serie hacían en youtube sobre los dos.
Y Jim Parsons es el mejor actor cómico desde Buster Keaton. Ale, ya lo he dicho.
esto es muy agradable para mi por q siempre me hacen reir
«y al espectador del sexo masculino le cuesta, créanme amigas lectoras» no pero que ofensivo y sexista no sabia que esto solo va dirigido al publico femenino como critica no se puede poner algo tan personal en las critica que la escritora conozca puros idiotas no convierte a todos los hombres en los mismos idiotas
Unos puntos, alguna coma, y quizás un puñado de mayúsculas. Esto no es Twitter, ni un SMS con prepago. Es español (o castellano o ibérico general, nois).
Emilio, gran artículo. Demuestra mucho más sentido del humor e inteligencia de lo habitual, especialmente de lo que demuestran algunos de tus lectores :)