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Alfonso Ussía: «Los editores merecen un castigo, han abusado de los autores toda la vida»

Alfonso Ussía para Jot Down 1

Cuenta aquel ilustre misántropo, Pío Baroja, en sus memorias, un encuentro fugaz con Francisco Silvela en una librería de Madrid. Lo encontró sentado afectadamente, esperando a ser atendido, siguiendo el ritual pomposo del tiempo. Silvela, hombre de exquisito decoro, ofreció el asiento a Baroja y este, consciente de su vulneración del ritual ante este fino dandi, lo rechazó. Alfonso Ussía (Madrid, 1948) puede que sea, precisamente, nuestro último gran ritualista; el último chamán de un mundo del que sólo quedan las cada vez más sepias páginas de la sección de crónica social de la revista Hola. Conversador castizo, mucho más literario que político, nos recibe en la sede de La Razón con su inseparable cajetilla de tabaco y apoyando su cabeza en la mano. Este último gesto es, claro, el mismo con el que Baroja describió la afectada espera de Silvela.

Su Tratado de las buenas maneras tiene un cierto ingenio satírico sutil, lo que británicos llamaban “wit”, muy raro en España. ¿Cuáles fueron sus principales influencias en la sátira de costumbres? ¿Mihura, Poncela? ¿Qué opina de la generación del 27?

Los tratados de las buenas maneras eran un divertimento y, fíjate, cuando me pidieron publicarlos venían de ser un capítulo en cada dominical de ABC (Blanco y Negro). Cuando decidieron en Planeta publicarlos le pedí a Rafael Borrás, director de la editorial, que hiciera una tirada muy cortita porque me daba vergüenza que se quedara en todos los almacenes. Se hizo, entonces, una primera edición de 5000 ejemplares, luego una segunda edición de 60.000 y, como colofón, una tercera de 120.000. A mí aquello me sorprendió, y todavía no entiendo el éxito del Tratado de las buenas manerasSobre las influencias, la nueva generación del 27, lo que llaman «la generación simpática del 27«, ignorada, en eso se basó el ingreso en la Academia de Pepe López Rubio. Estoy influido por toda la gente que hemos leído. Incluso estamos influidos por la gente que no nos ha gustado. Quizá, para ser precisos, me acerco más a Mihura que a Jardiel. Y estoy más cerca de Jardiel que de mi abuelo, que era Muñoz Seca. Más cerca de Mingote que de Mihura… y a la vez igual de cerca de Mingote que de TonoEste trazado de autores no tiene una gran influencia en la literatura de humor del siglo XX; quizá está más enraizado en la literatura inglesa.

También en parte la sátira del siglo XIX, recuerdo El Madrid Cómico de Clarín que ya llegaba un poco al absurdo del 27.

Exactamente. El discurso, ¡estoy citando demasiados discursos académicos ya!, de ingreso de Antonio Mingote a la Real Academia Española se sustentó exclusivamente en El Madrid Cómico. Era una publicación divertidísima.

Clarín tiene cierto estilete en el humor, mucha agudeza. Junto a Silvela, un escritor satírico poco conocido.

Silvela es un escritor genial, un parlamentario increíble. Yo lamento mucho que Silvela se dedicara a la política, podría haber sido una gloria de nuestra literatura. Volviendo a El Madrid Cómico, fíjate cómo la intención del humor no necesariamente progresa. Es decir, puede caer en una laguna y luego salir hacia arriba. El Madrid Cómico es mucho más moderno que Gracia y Justicia, incluso que La Ametralladora de Mihura. Mucho más duro. El humor español es duro.

¿Cree que esa sátira de costumbres, devastadora, dejó paso a un humor mucho menos peligroso en la transición? No me refiero a ideologías, Hermano Lobo era fantástica, sino a los primeros números del Papus.

Hermano Lobo era un semanario muy inteligente, donde ocurrió un poco lo que sucedió en la Codorniz al principio. Aquellas críticas de la Codorniz que estaban firmadas con seudónimo pertenecían a grandes escritores del régimen: el cine era Alfonso Sánchez, los deportes a Antonio Valencia, escribía Jorge Llopis que era un poeta satírico estupendo. En Hermano Lobo estaba Paco Umbral, estaba Chumy, estaba el propio Joaquín Jiménez Arnau… Jimmy Jiménez ahora.

Era muy divertido Jiménez Arnau en Hermano Lobo. Firmaba como «El Tampas«.

No solo es un buen escritor, también fue un emergente gran poeta. Era muy amigo de Carlos Oroza. Lo que pasa es que las cosas de la vida le llevaron a hacerse conocido con las cosas del corazón. Le tengo un respeto literario enorme. Otro, Carandell, era infinitamente más gracioso impreso que hablando, pero era otro tipo formidable. De ahí saltamos a El Papus. Mi teoría es la siguiente: la Codorniz fue una genialidad, una revista de humor en un régimen en el que no se podía hablar ni de política, ni de religión, ni de sexo. Manda narices las tres censuras. Hermano Lobo estaba un poco más abierto, porque también era el final del régimen pero con las mismas censuras. Y era una gran revista. De pronto, se abre la puerta, se puede hablar de todo, y entonces cuando existe esa libertad no saben hablar ni de política, ni de religión, ni de sexo.

¿Cree que la comedia carece de riesgo en nuestro país? ¿Cree que mucha gente, de izquierdas y derechas, es incapaz de reírse de si misma?

Claro, porque somos un país inculto que no sabe auto ridiculizarse. El humor se considera en España como un subgénero, es más bien un estado vital, una capacidad para sobrevolar la cosas y verlas de una manera distinta. Pero al sobrevolar la cosas también te tienes que ver a ti mismo, tienes que ridiculizarte. Por eso yo soy un enamorado del humor inglés, me gusta más el humor de bruma que el de sorna.

¿Conoce a Peter Cook? ¿La sátira británica de Beyond the Fringe?

Por supuesto. Y fíjate que el británico no suele ser satírico, normalmente, pero Cook sí lo era. Ahora, yo estoy más influido por ese maestro que escribía como un clásico, de ahí su éxito, que es el post victorianismo de Wodehouse. Escribía como un clásico, de ahí que fuera divertidísimo. Y naturalmente de Wodehouse llegas a la influencia de Oscar Wilde. He intentado muchas veces, pero no puedo porque soy español, intentar escribir como ellos… algunas veces lo he conseguido y otras no. Pero nosotros no: España es un país dogmático. Un país más de carcajada que de sonrisa, donde se ven más las encías que las comisuras de los labios. Donde lo procaz siempre, siempre, tiene éxito. Mira, he dado muchas conferencias y me conozco España entera gracias a ellas. Cuando das una conferencia, prácticamente la misma, en todas las ciudades de España, te das cuentas de las reacciones y diferencias de estilo del humor de todos los españoles: Galicia es muy sutil, la baja Andalucía es la más inteligente popularmente, la que te pilla todas las ironías, el mediterráneo es más procaz…

Influencia italiana.

¿Verdad? El castellano sonríe, y el catalán me sorprendió porque es muy satírico, lo entiende todo muy bien. Los vascos son muy amables, son muy buen público, pero es difícil dar la conferencia en un auditorio porque normalmente reaccionan un segundín más lento que el resto. Pero no es por falta de captación: hay una cierta timidez entre ellos. Y antes de exteriorizar, se miran. El vasco es decoro.

¿A qué se debe que el humor de clase, que los británicos tienen perfeccionado con innumerables sátiras a la gente de Yorkshire y Essex (arriba y abajo), esté tan furibundamente mal visto en este país?

Porque en España somos muy pueblerinos. De hecho, yo estuve unos meses considerado persona non grata en Puertollano. Fíjate que tontería: estábamos hablando de algo que no recuerdo, y dije en la radio «es más fea que Puertollano.» Se consideró causa suficiente para declararme non grato: cada vez que pasaba por Puertollano, camino de Sevilla, pensaba «aquí soy non grato«. Eso es pueblerinismo. En España puedes hacer todo tipo de broma sobre cualquier cosa, pero nunca toques las raíces, lo local, está prohibido: te pueden matar. Un hombre tan educado, tan sutil, tan buen escritor, gran orador como José María Pemán fue a dar una conferencia a Calatayud. Son muy susceptibles a la bromita de la Dolores: «Si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores, que es una chica muy guapa, y amiga de hacer favores» que decía la copla. El alcalde, en época de Franco, advirtió «No haga bromas sobre Calatayud y la Dolores...» Pemán forzó la situación: «Si vas a Calatayud pregunta por la Manuela que es nieta de la Dolores y más puta que su abuela.» Bueno, pues Don José María Pemán tuvo que ser conducido por la guardia civil a la estación y custodiado en la cantina porque le querían apiolar: eso es España. No estoy nada de acuerdo con que España sea una nación con sentido del humor. Nuestro gran humorista, que murió en la ruina, fue Cervantes.

Esa frase del Quijote, hablando de localismos, «el vasco que hablaba mal castellano y peor vizcaíno…«

Esto es así: en España el humor siempre se ha despreciado.

Alfonso Ussía para Jot Down 2

Pasando a su biografía, fue un niño que vivió bajo el recuerdo, como una generación, de la guerra civil. ¿Sus padres, aristócratas, solían hablar de ella en su casa?

Se omitía todo, creo que para mi madre resultaba muy doloroso hablar del asunto de la Modelo. Mi familia ganó la guerra, y hay otra parte de mi familia que la perdió, aunque los menos. Pero palpitaba una tragedia permanente que fue el fusilamiento en Paracuellos de mi abuelo. Con cierta edad pensaba «Qué poco hablan del abuelo, no se comentan...» Era como si quisieran huir del dolor. Pero mi madre era una mujer muy civilizada, y cuando muere Franco… mi padre y mi madre eran no radicales, pero sí visceralmente antifranquistas. Pertenecían al mundo de Estoril de Don Juan, y este era un enemigo de Franco. Cuando ya pasó esto, mi madre nos pidió una cosa: «Si os presentan a Santiago Carrillo le saludáis, pero no le deis la mano: no deis la mano al asesino de vuestro abuelo.» Con eso está olvidado y perdonado. Y esa fue la gran venganza personal.

En Paracuellos, en la represión de Madrid del 36 al 37, dijo Azaña a Sánchez-Albornoz —según citaba este último— que “…la II República perdió casi toda la autoridad moral frente a los sublevados”. ¿Cuánto se enteró del destino de su abuelo y el resto de “quintacolumnistas”?

Yo no lo conocí. Sabíamos que lo habían fusilado, pero no se hablaba mucho. Investigué más que el resto de mis hermanos. Me interesó mucho la figura, y también me molestó mucho que se elevara a la anécdota la muerte de mi abuelo por una cosa que dijo: «Me habéis quitado todo, pero no me podéis quitar el miedo que tengo». Eso no lo dijo antes de que lo fusilaran, sino en el juicio popular previo. Entonces, poco a poco fui conociendo a gente que había estado con él (Luca de Tena, Cabanillas…) y me contaron la actitud de mi abuelo en la cárcel, su manera de enfrentarse a la realidad de la muerte, y ahí se engrandeció su imagen. Me he leído toda su obra, que manda narices, por La Venganza de Don Mendo —que es una obra logradísima—, y el resto de la obra de mi abuelo no tendría sentido quizá porque estaba demasiado pegada a su tiempo. Decía Valbuena Prat que mi abuelo perdió la ocasión de ser el Aristófanes de su época… pero creo que él no quería serlo.

Hace poco Paul Preston reconoció la probable implicación de Santiago Carrillo como consejero de orden público en la matanza. ¿Le sabe un poco como consuelo que poco a poco la izquierda acepte sus crímenes en este periodo? ¿No sería justa una Memoria Histórica de tipo universal, para todos?

Eso hubiera sido lo perfecto. Lo que pasa es que creo que fue lo que se intentó hacer con la ley de amnistía, que cubría los crímenes de la izquierda y de la derecha. Sobre todo los crímenes de la retaguardia, los crímenes del gobierno legalmente establecido… y ahí disiento con Azaña: la República pierde la legitimidad en 1934 cuando impugna las elecciones. Pero, la derecha… ¿qué derecha? Porque los que mataron fueron los falangistas. Y se perdió la oportunidad de tener generosidad del vencedor, la grandeza real de una política. No la hubo en absoluto. Y muchos de los males que sufrimos en la actualidad vienen de la falta de generosidad del franquismo. Pero había mucho rencor, mucha sangre derramada: los últimos años de la República fueron espeluznantes. Quizá por eso los comunistas, especialmente Santiago Carrillo, apoyaron la ley de amnistía. Por miedo a ser procesados.

¿Qué opinas del boom de libros de trinchera, parciales, de la guerra civil? ¿No crees que los supervivientes, los que vivieron el conflicto, eran más tibios que las tonterías que se suelen leer sobre el tema?

Son libros parciales, efectivamente. Los odios locales siguen, se heredan más los odios que las tierras. Se han superado, pero en muchos sitios siguen las familias enfrentadas igual que en la guerra, igual que después. Estoy ya saturado de la guerra civil, me aburre. Intento olvidarla, no entiendo la proliferación en personas jóvenes, el fervor con la bandera republicana. Este fue un posible motivo añadido para la explosión del enfrentamiento. Me aburren los huesos: nosotros no hemos hecho absolutamente nada para averiguar dónde están los de mi abuelo. Existen catorce fosas, con 800-900 huesos, pero realmente no se hace política con eso. La familia García Lorca ha sido muy inteligente en este sentido. Más que un mito literario, la muerte de Lorca es un mito político y local. La recuperación de sus huesos, tan inocentes, podía haber sido causa de un clima de violencia de la zona. Estoy convencido de que no se han encontrado porque la familia sabe perfectamente dónde están. En cualquier cementerio, con nombre falso.

Cambiamos de tercio. ¿Cuánto debe su Marqués de Soto Ancho a Azcona? ¿Llegó a hablar de su posible adaptación al cine con Berlanga?

No, con Berlanga no. Con Rafael Azcona, siendo un tipo genial, lo hubiera entendido… pero Berlanga no. Este último era formidable, pero muy valenciano. No es tanto una crítica en eso: es un humor de la baja Andalucía con unos toques británicos. Y Berlanga es una falla, es mediterráneo puro.

Patrimonio Nacional, la segunda parte, sí es en parte el espíritu de Soto Ancho, quizá por los guiones de Azcona.

Puede ser, pero el valor de esas películas es la presencia de Luis Escobar.

Quizá frases como «El mediterráneo es un mar de pobres«, tan Soto Ancho, sean originales suyas.

(risas) Esa frase es… en fin: Escobar es un genio. Era un gran lector de teatro, director y dueño del teatro Eslava. Era un personaje exactamente igual fuera que dentro: no hacía ningún esfuerzo interpretativo. No hay nada forzado en él, pura naturalidad y escuela británica. Sobre todo en España, donde los actores sobreactúan bastante. Una anécdota: se pusieron de moda las obras teatrales basadas en Agatha Christie, de misterio o policiacas. Era la primera escena de un primer acto, en un ensayo. Se levantaba el telón, entraba una señora que representaba una actriz bastante conocida… y aparecía ya sorprendida haciendo «Ahhh«. Y le dijo Escobar, que dirigía la obra, «Por qué haces eso si todavía no ha pasado nada.» Era un actor formidable.

Otra frase de Escobar, cuando llegan las vedettes en la primera película: «Qué vergüenza ¡cómicos en mi casa!»

(risas) La del mediterráneo es totalmente cierta. El veranear… ahora se confunde veranear en la actualidad. Antiguamente era huir del verano. Era refrescarse. Y se veraneaba en la montaña o en los lugares de costa elegidos por la Corte: San Sebastián y Santander.

La frase de Silvela, de nuevo, «Madrid en verano, con dinero y sin familia Baden-Baden«. Baden Baden era un ciudad balneario en la frontera con Francia.

¡Nadie iba al mediterráneo! Las herencias en Mallorca, en Valencia, en Cataluña… el «hereu» se quedaba con el interior y dejaba a los hermanos la costa, porque se consideraba una cosa inútil.

¿Cuáles son sus lecturas actuales? ¿Y sus autores favoritos?

Tengo unos autores favoritos que son permanentes, y los releo. San Juan de la Cruz para mí no es que sea el gran poeta, es la poesía. Eso me lo enseñó Santiago Amón: «Alfonso, léete el canto espiritual cada tres años y estarás leyendo cada tres años un libro nuevo«. Quevedo es fundamental, Dickens, el citado Wodehouse, Pierre DaninosEstoy hartándome ahora mucho del 98, y me gusta cada vez más la frescura, renovación y alegría del 27. No sé si tomarlo como una generación, pero sí como un milagro.

¿Ve futuro a la venta de libros en papel? Lucía Etxebarría dijo, medio en serio medio en broma, que deja de escribir por la piratería.

No me quiero asustar, pero creo que las editoriales van a tener que cobrar en los dos sistemas. Si en Amazon le da el autor un 80% creo que los editores merecen un castigo: han abusado de los autores toda la vida. La SGAE ha sido un fraude por los administradores, pero funcionó bien durante muchos años. Y la SGAE ha estado dirigida casi siempre por personas honradas. Pero los editores nunca querían hacer una valoración de las tiradas, confesar lo que realmente venden, me parece que han sido bastante ladrones. Todo lo que está pasando es una especie de venganza de Internet y servirá para que se pongan las pilas.

Alfonso Ussía para Jot Down 3

Dejamos la literatura para regresar a los 70, a sus primeras colaboraciones. ¿Era un buen jefe Juan Luis Cebrián en el diario Informaciones?

Era un tío bastante altivo. Quería ser más alto de lo que era: miraba mucho hacia arriba. Tampoco daba muchas expectativas, no te marcaba. Era un hombre muy gris, y llegó a ser director de El País porque lo quiso Fraga. No era una persona simpática. En Informaciones, en aquella época, había tíos magníficos en comparación.

¿Qué recuerdos tiene de la transición? ¿Cree que pervivió gran parte del franquismo, del bajo funcionariado?

Ese fue el segmento social más peligroso de la transición: el radicalmente franquista, no de los altos segmentos. Fue el que vio peligrar su futuro. La transición es un bálsamo, un milagro, vivíamos encima de un volcán. Una de las pocas querellas que he tenido fue de un fiscal franquista por unos versos satíricos —qué tontería— publicados en Sábado gráfico, y la vista se celebró en la mañana del 24 de febrero de 1981, en pleno 23F, con el congreso secuestrado. Fue un juicio totalmente surrealista en el que un fiscal pretendía leer aquellos versos a tres magistrados con un pinganillo en la oreja, sin hacer ni puto caso a lo que se decía en el juicio, porque estaban pendientes de lo que se decía en el Congreso de los Diputados. Recuerdo que un guardia civil despistado nos miraba a mi abogado y a mí preguntándose «Me pueden decir qué está pasando.» Y en aquel volcán, jugándonos todo, vivíamos abrazados al peligro. Y felices. Todo los días ocurría una cosa diferente, cada dos días ocurría una tragedia, un atentado en la ETA, una indisciplina, se oían los ruidos de los sables y de las grandes manifestaciones. Creo que, al final, todos pensábamos que eran ingredientes necesarios para llegar a la normalización.

Hace poco José María García nos dijo que “Aznar ha sido el mayor dictador en la prensa española”. ¿Cree que exagera o hay algo de cierto en ello?

Creo que García ha sido muy dictador en la prensa española. Llegó un momento en que hacía en la radio lo que él quería: injuriaba, calumniaba… Tendrá sus motivos, lo conozco muy bien, si me dices que lo dice Umbral intento darle la razón, intento rebatirlo. Pero García…

¿Existe algún periodista de ideología opuesta al que admire?

Muchísimos. El primero el propio Paco Umbral. Y aunque te parezca mentira, ideología más opuesta a la mía que la de Jaime Campmany no la hay. Campmany era franquista, falangista y republicano; todo lo contrario a mí. La democracia no le gustaba nada, pero era un escritor portentoso con una perspectiva literaria admirable. La cima literaria de la columna como género literario serían Foxá, Pérez de Ayala, Campmany y Umbral.

¿Cómo definiría su propio estilo como columnista? ¿Ruano o Azorín?

Tengo unas épocas de párrafo más largo, otras me aburro y vuelvo al párrafo corto. Azorín era muy sintético, y Ruano mucho más generoso. No creas que tengo muy definido el estilo. Hay articulistas que tienen estructurado el artículo antes de escribirlo, yo no soy así. No estructuro ni la novela. A Cela le encantaban los libros de Soto Ancho, un personaje muy bien hecho, y decía que no debía dejarme controlar por el personaje, «que le diera una hostia para que volviera al redil…» Pero a mí me gusta que Soto Ancho cobre vida propia, que sobreviva a su creador.

Hablando de nobles y sátira, ¿llegó a ver a Cayetano de Alba en Salvados?

Lo vi, y la verdad es que fue… Soto Ancho no se hubiera metido en el jardín que se metió Cayetano, es mucho más listo. Primero, Soto Ancho es generoso, nunca había tenido problemas con la gente que trabaja. Y cuando alguien escribió «Soto Ancho, la crónica de un imbécil«, Mingote contestó: «La crónica de un héroe«, ya que supera la influencia maligna de su madre. Todo tiene una metáfora: la madre es el franquismo; él es la transición. Y luego viene la libertad.

Vamos a la política actual: ¿dónde está Rajoy? 

Rajoy no tiene nada que ver con Zapatero, Aznar o Suárez. Ha dado muchas responsabilidades a los ministros, que son los que tienen que aparecer. Un presidente del Real Madrid, por ejemplo, que siempre esté hablando, es un presidente que pierde todo el respeto. Mientras funcione, me parece bien que esté oculto.

¿Qué espera de este nuevo gobierno? ¿Podrá hacer frente a la crisis? ¿Estamos ante el fin del estado del bienestar?

Creo que lo vamos a pasar muy mal en el 2012, y algo mejor en el 2013. Van a cambiar muchas cosas no solo en España, sino también en el mundo, y una de las cosas será el exhaustivo control del gasto público.

¿Cómo ve al PSOE tras la debacle?

Deseo que el PSOE se recupere. El socialismo tiene que estar presente en la democracia como una alternativa seria. Y lo estará.

¿Cómo ve el asunto de Garzón? ¿Acabará siendo político?

Ya lo ha sido. El problema es que se decepcionó y volvió a la judicatura. Garzón, yo lo conozco, es un vanidoso patético, un hombre muy decepcionante. Me recuerda a algo que decía Mihura, al que conocí con 17 o 18 años, vía Mingote. Mihura, que era un hombre malhumorado, muy bajito, al que le encantaban las mujeres altas y rubias…

Contaba Umbral que se compró un telescopio para ver chicas en la playa desde la terraza.

El telescopio lo usaba en Fuenterrabía en una terraza que daba al mar, y mandó a Mingote una postal muy divertida. Su poemario de Fuenterrabía desgraciadamente no incluye esta carta, pero yo la leí y decía «Querido Antonio, aquí estoy muy aburrido en Fuenterrabía, me he comprado un telescopio para ver pasar los barcos por el horizonte. Hago esto porque no se me pone gorda, porque si se me pusiera gorda va a ver pasar los barcos en el horizonte la puta madre de Juan Sebastián Elcano«. Pero volviendo a esto que te quería comentar de Mihura, me decía: «Si los bajitos tenemos esta voz aguardentosa se nos perdona, lo que no se perdona es que un tío que tenga voz de barítono sea un tenor.» Se me quedó grabado hasta que conocí a Garzón. Y cuando lo oí hablar con esa vocecita… Y es que, además, Garzón tiene un enfermedad y es la vanidad.

¿Le han llegado a ofrecer algún puesto en la política?

En la época de UCD me ofrecieron ser cuarto por Madrid.

Creo que es usted crítico con el tema Urdangarín, siguiendo la opinión eterna, a lo Cánovas, de “la Monarquía prevalece, las personas pasan…”

Me encantaría que eso fuera así. La Corona va a quedar herida, pero las heridas cicatrizan. He sido un monárquico emocional con Don Juan de Borbón, convencido con el Rey y ahora soy pragmático. Una nación como España, con una izquierda que no ha olvidado la guerra civil y con una derecha excesivamente tolerante, necesita la figura del árbitro. Y, aparte, por razones históricas, la Corona une el territorio.

Ha citado a Don Juan de Borbón varias veces, ¿llegó a conocer a su consejero regio Pedro Sainz Rodríguez? Otro gran personaje azconiano.

Era un tipo formidable: el mayor experto en literatura mística española y un putero descomunal.

Existe otro gran antecedente en ese doble éxtasis místico: Menéndez Pelayo. Sus últimas cartas las escribió en un prostíbulo.

¡En un prostíbulo! Una de las glorias de nuestra ciencia, Don Santiago Ramón y Cajal, también lo era. Me lo contó el propio Cañabate: se instalaron en Madrid unas chicas francesas que hacían el servicio de la felación y tuvieron un éxito impresionante. En una tarde de agosto, Antonio Díaz Cañabate pensó «Voy a probar lo que es eso, porque las españolas no lo hacen«. Debía de estar muy mal visto en el tiempo. Cañabate se metió en el sitio, y le dieron un numerito, el 34. Todos los señores esperando, algo muy violento, diciendo el número y el nombre, como en el mercado. Esta escena está en La Colmena, en la película, porque se lo conté al productor Dibildos. Cuando iban a decir el número de Cañabate notó una mano en el hombro y el propietario de esa mano le dijo «Jovencito, mi tiempo es mucho más valioso que el suyo. Le cambio el número.» Tenía el 55, y era Don Santiago Ramón y Cajal.

Las cartas de Juan Valera también siguen esta tradición de la literatura española de meretrices con una escritura refinadísima.

Para mí es el gran escritor del siglo XIX, el mejor. Con una vida apasionante, secretario del último dandi español: el Duque de Osuna. El Duque era el segundo, pero Don Pedro muere de golpe. Osuna era un brillante militar en la guerra carlista, aún gustándole esa estética y odiando a la Reina Isabel II. Para impedir la excesiva influencia en la corte rusa de Francia e Inglaterra envían a Osuna. A los tres meses, Osuna es el rey de San Petersburgo, organizando fiestas cada día. Y Valera es el cronista irónico y divertido de todo ese mundo de condesas rusas y españoles vestidos de majo en medio de los cosacos.

Vamos a su faceta de madridista. Hace poco supimos de las irregularidades sobre las elecciones que ganó Ramón Calderón en el 2006, para la presidencia del Madrid, y he recordado su candidatura en el 91. ¿Son opacas las elecciones en las entidades deportivas?

No he visto elecciones más duras que las presidenciales americanas y las del Real Madrid. He tenido en tres ocasiones, según me decían en el Ministerio del Interior, bastante cercana la muerte por asuntos de la ETA. Pues, en comparación, no he sentido más violencia en mi vida que en las elecciones del Madrid. ¡Me podían haber rajado de pies a cabeza! Había un grupo, los Ultra Sur, comandados por Lorenzo Sanz, tal como me dijo Ramón Mendoza luego. Él me contó más tarde todas las trampas que me hizo cuando me presenté. Pues los Ultra Sur me volaron mi oficina electoral con cócteles molotov. Estaba trabajando cuando oí la llegada de un batallón alemán. La oficinal electoral era una frutería reconvertida llamada La piña de oro, que alquilé para dos meses. Y eran todos los jefes de sección de Ultra Sur. Me exigían que les dijera qué les iba a dar a ellos en caso de ganar, porque estuve a punto de ganar. Conseguí el 44% de los votos, aún con las trampas, contra un presidente que había ganado cinco ligas seguidas.

¿Mourinho sí o no? Ha sido crítico con él, pero tiene sus defensores.

Soy partidario. Me molesta que sea antipático porque soy un loco enamorado de Portugal, de su cortesía. Y me molesta que haya un portugués que no sea cortés.

Para acabar, una pequeña mención a su dandismo. De hecho es, junto a fallecido Umbral y el todavía más fallecido Valle-Inclán, del increíblemente menguante sector de escritores que disfruta y se presenta con un perfecto envoltorio. ¿Se considera un sibarita del vestido?

Ya no, aunque antes sí. Ahora cada vez me importa menos. Hombre, creo en la estética, pero de mi tiempo. Si yo me vistiera como se visten los jóvenes provocaría estupor, y si los jóvenes se vistieran como yo los llamarían pijos. Hay que acoplarse al tiempo en que uno vive.

¿Gemelos, pañuelo en la chaqueta? ¿Cuál es su complemento imprescindible?

No. Calzoncillos cómodos y calcetines largos. Y, por supuesto, la camisa: imprescindible.

¿Hay esperanza para el zapato de rejilla?

Espero que no.

Imagínese que le nombran encargado de vestuario de una televisión privada. ¿Existiría alguna posibilidad de convertir a sus presentadores en gente con estilo?

Es que yo creo que el estilo está en los huesos, se nace con él. No se puede adquirir.

Le voy a decir unos nombres y me hará una definición rápida de cada uno de ellos: Ignacio Escolar.

No lo conozco.

Félix de Azúa.

Es un buen poeta, muy estético, precisamente.

Tip-Sánchez Polack.

Genio insuperable.

Fernando Savater.

El Garzón de la filosofía.

Antonio Burgos.

Barroco sevillano.

Salvador Sostres.

Un osado inteligente.

Enric González.

Un tipo muy aprovechable.

Pedro Almodóvar.

Un director de cine diferente.

Gabriel Albiac.

Es una debilidad, un maestro.

Mario Conde.

Una decepción.

Fernando Schwartz.

Bueno, le tengo mucha simpatía.

Alfonso Ussía para Jot Down 4

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37 Comentarios

  1. Pingback: Alfonso Ussía: “Los editores merecen un castigo, han abusado de los autores toda la vida”

  2. Esto va tocando fondo, pero será una sorpresa ver cómo lo superan mañana. Quizás entrevisten a la psicofonía de Franco, por ahora van glosando a todos sus «mediums» ;)

  3. Fantástica entrevista que retrata perfectamente al entrevistado. Ya me estaba pareciendo vomitivo el personaje cuando he llegado al «osado inteligente» de Salvador Sostres que finalmente me ha hecho sonreír. Felicidades Julio Tovar, aún quedan dinosaurios a los que preguntar sobre el sentido de la vida, ¿tal vez mañana José María Carrascal o Eduardo García Serrano?

  4. Tendríais que haberle preguntado como publica cosas tan patéticas como eso de los paquetones de normas. Qué paso atrás habéis dado, aunque penséis que es un paso adelante.

  5. Pues yo me he leído la entrevista en lugar de leer sólo el nombre del entrevistado y me ha interesado y gustado mucho.

    • Ídem.

    • Bárbara, Borja : leí la entrevista, claro. Aunque la hubieran publicado con pseudónimo este pájaro se identifica a la segunda frase.

      • Sí, es verdad, se identifica rápidamente que lo que le gusta es leer a Wodehouse y a Jardiel. Jo.

        A mí sus libros no me interesan y recuerdo haber leído lo de Sotoancho en un suplemento y no me hacía ninguna gracia, los libros de «saber comportarse» me dan repelús, y sus columnas no me las suelo leer, y en general no me es especialmente simpático, pero vamos, yo aquí lo que he leído es una entrevista a un tío que da su opinión y cuenta alguna historieta sobre unos escritores a los que ha leído leído y admira, y luego contesta a lo que le preguntan de una manera bastante interesante, personal y mesurada.

        • Lo de la segunda frase no era literal. Me refiero a que a poco que se suelta manifiesta sus clichés. Derechista, machista. Rancio.

        • echar un Capote

          Eh, cuidadín, que Wodehouse es un genio. Y la generación de La codorniz, insuperable. Ya quisieran los de El jueves llegar a la suela de sus zapatos.

      • mira, amigo. Tú eres la encarnación de todo lo odioso de nuestro pueblo. Te escandalizas porque han hecho una entrevista a un escritor, que supongo no te gusta por su ideología.

        Pero, ¿su escritura, su cultura, sus anécdotas no significan nada para tí? ¿No has sonreído con lo de Pemań y la nieta de la Dolores?. Primero creo que ni te lo has leído, y segundo creo que tú serías de los que lo querrían apiolar por reírse de sus localismos.

        Mejor te vas a la puerta del Sol, creo que aún quedan algunos nostálgicos del soviet a los que acompañar. Date prisa, que están mayores e igual sus relojes biológicos corren más que tú.

  6. Pues a mí me parece muy valiente que una revista como Jot Down publique entrevistas respetuosas y extensas a gente de izquierdas y derechas y no caiga en el trincheranismo servil. Además, siempre mola leer a los otros para reafirmar tus propios argumentos :)

  7. Fabulosa entrevista. Cojo sitio.

  8. Da gusto encontrar un sitio donde se puede leer entrevistas a gente de cualquier perfil, viva jotdown por muchos años me habeis ganado para la causa, espero todas las semanas a ver con que personaje nos vais a sorprender, muy buen trabajo

  9. Sí está bien leer a gente de cualquier perfil, pero me gustaría conocer un poco más al personaje y el porque de sus opiniones. ¿Qué es eso de que la izquierda sigue acordándose de la guerra civil y la derecha es muy tolerante? ¿A un periodiste le dan esa respuesta y no pregunta el porque de esa tolerancia?

    • Sí !! Yo pensé lo mismo… derecha tolerante… una entelequia. Tolerantes con el capital, se debe referir.

      • Señor comisario político: creo que desde la redacción deberían pedirle disculpas por no consultarle sobre a quién se debe entrevistar y a quién no.
        La próxima vez creo que no lo olvidarán. Así no volverán a «caer tan bajo».

        PD: Sugiero dé nombres de gente «adecuada» para entrevistar. Es por evitar penosos errores.

  10. Ned Beaumont

    Por lo visto este va a ser otro sitio donde se vierten comentarios en función de filias y fobias. Y si se le quieren dar palos, con lo fácil que es a alguien que dice que a veces ha conseguido escribir como Oscar Wilde …

  11. Enhorabuena por la entrevista.

    Liberarse de la amenaza de ser etiquetados es una virtud poco cultivada. Adelante con la heterogeneidad.

  12. Es una verdadera pena que haya gente que se indigne por estas cosas (publicar entrevistas a gente tan, digamos, ‘polémica’).
    Aunque esto es la base del periodismo, y eso en este país lleva mucho tiempo olvidado, por lo que tampoco me sorprende esa tendenciosa reacción.
    Como bien apunta el entrevistado, no sabemos reirnos de nosotros mismos. Y siendo más filosófico, no conocemos el error como modo de progreso. Es una pena que haya gente tan preparada y potencialmente válida, que mantiene los mismos ideales que cuando tenía 20 primaveras. Nunca acepta estar equivocado, porque eso tiene que ser malo por imperativo. Insisto en que considero firmemente el error la base del progreso humano. Y estos ‘progres’ dejaron hace mucho de hacer honor a la palabra de la que viene su etiqueta. Cambiándola por una red continua de autoengaño y autoconfirmación. Insisto, una verdadera pena.

  13. Brancaleone

    Grande Jot Down una vez más. Fantástica entrevista, se nota que el autor conoce bien al entrevistado, o al menos se documentó estupendamente.

    No entiendo ciertos comentarios. A mí me interesa lo que tienen que decir gente como Ussía, García, Sostres, Pedro J, por más que no esté de acuerdo con ellos siempre dan jugo.

  14. Hola,

    Lanzo la idea de un tercero tiempo, es decir, como no es habitual leer entrevistas de este tipo, al lector le surgen preguntas diferentes que se le podrían formular al entrevistado días después.

    En mi caso, y visto que el Sr. Ussía bebe de las fuentes de Blandings, en fin, se sumerge más bien, me hubiera gustado preguntarle qué opina de los humoristas húngaros del Monigote de Papel y, sobre todo, de Joan Butler.

    Gracias.

  15. «Pluralismo». Para opiniones, entrevistas y artículos sesgados ya tenemos la prensa diaria. Nos guste o no, Ussía es un personaje ‘entrevistable’.

  16. Se podrá estar de acuerdo o no con sus opiniones, pero es divertidísimo, y una persona divertida, con humor, siempre, siempre es inteligente. A veces, en la radio, es para partirse, y cuando estaba en el grupo junto con Tip y otros llegaron a puntos insuperables. Forma parte de un grupo humoristico en extinción, ese señorito rancio, venido a menos, el humor de la prensa antigua, como el dice, de sonrisa, no de carcajada. Olé.

  17. Ya iba siendo hora que alguien hablase de Paracuellos!!

    A por ellos, como en paracuellos!!!

    Por cierto, ajusticiar a felones levantados en armas contra la legalidad vigente, en un contexto de guerra, es lo que se hace cuando se pretende ganarla.

    Exterminar a cientos de miles de personas, cuando ya se ha ganado la guerra, es lo que se hace cuando se pretende eliminar todo atisbo de resistencia, la fase máxima de la guerra de clases.

    Esta revista es un erupto neo franquista, la lenta digestión de su victoria apabullante. Ussía tiene razón, un país ilustrado habría acabado hace ya mucho con espantajos como él.

  18. Miedo me dan los comentarios que piden silenciar a media España.

    La entrevista es estupenda, aunque para algunos conocer al entrevistado y saber de lo que se habla denote la filliación franquista del entrevistador.

    Por cierto, Iskander, el eructo eres tú, que aquí hace no mucho se entrevistó también a Escolar hijo, igual de sectario que Ussía, pero del otro lado.

  19. Wally Week

    Me gustaría saber por qué siendo una entrevista a Alfonso Ussía se ponen fotos de Luis Aguilé.

  20. Fenomenal la entrevista. En realidad, fenomenal Jot Down que os atrevéis con todos independientemente de la ideología del entrevistador y del entrevistado. Ya está bien de prejuicios y etiquetas por parte de los que se creen más puros que nadie por ser de izuierdas.

    Un señor cultísimo, gracias también a su edad. Prefiero a un «dinosaurio» sabio que tiene cosas que contar que a un jovencín creído, con pretensiones y nada que ofrecer . Como mucho su ideología «políticamente correcta».

  21. Magnifica entrevista. Me sorprende leer comentarios que juzguen que se deba entrevistar a un personaje o no en funcion de lo que piense. Leer unicamente sobre gente afin fomenta el prejuicio y la autocomplacencia.

  22. mataclanes

    El entrevistador podría haberle preguntado sobre Joaquín Sabina, que le dedicó unos versos:
    ¿Ramplón? ¿No es esa la autobiografía
    de un lameculos a un borbón pegado?
    ¿ordinario? Su pluma de lenguado,
    y cursi, ¿no es sinónimo de Ussía?

    ¿Pelma oficial?, la caspa de su seda,
    ¿tópica?, su alitosis perfumada,
    ¿boba?, su sopa, rancia, su cruzada,
    buen gusto,…¿usted?…don Mendo no se hereda

    ¿Esteti…cualo?…Chatín, más le vale,
    antes de sus eructos semanales,
    lustrarse los colmillos con lejía.

    Deploro que se pudra usted de celos
    viéndome derrochar (sírvanse frías)
    las gracias que no quiso darle el cielo.

  23. Quiero felicitaros. A la revista por atreveros a esta clase de entrevistas con personajes que una parte de vuestros lectores (ahí están los comentarios) rechazan. A Ussía, por demostrar que -según me habían contado- es un gran conversador y un erudito y, por ello mismo, recriminarle que en sus columnas disfrace parte de su personalidad, limitándose a complacer a los incondicionales. Por primera vez, he pensado que quizá Pedro J. tenía razón al intentar colocarle en vez de Del Pozo (según cuentan) tras la muerte de Umbral. Y los lectores hubiéramos salido ganando al estar escribiendo para un público menos fiel.

  24. Las fotos del reportaje. Criminales. No se a que espera Ussia para meter una querella a la autora.

  25. Venancio Buesa

    Me ha gustado la entrevista; me han llamado la atención las «definiciones» de Savater y de Mario Conde. También tiene gracia la comparación de las fotos con Luis Aguilé.

    saludos

    Venancio

  26. Las fotos, otra vez, insuperables Guadalupe.

  27. Pingback: Jot Down Cultural Magazine | Claudio López de Lamadrid: “Si los editores nos moviésemos por codicia, no estaríamos en el negocio de los libros”

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