Pepe Albert de Paco: Voy a tener que emborracharme

A Chacón se le ha hospedado en el rostro la amargura, esa lúgubre rigidez a lo Pilar Manjón que confiere un cierto apresto a lo que, ay, sólo es palabrería. «Debemos hacer lo que decimos y decir lo que hacemos», proclamaba en Almería, como quien proclama que hay que comer para vivir y no vivir para comer. Algunos barceloneses sabrán identificar en esa clase de quiasmos o retruécanos (¡’El retruécano, revisitado’!, titularían en Babelia) la dignísima verborrea del ramblero Eduardo Mazo.

Estos quiasmos, por cierto, me recuerdan la película de Cantinflas El patrullero 777, con la que tanto reí. En una de las escenas, Cantinflas, que interpreta a un agente tan bonachón como extravagante, acude a una fiesta de la high society del DF en la que se ha producido un robo y prohíbe a los invitados que abandonen la casa. El director de un influyente periódico local, preso de la indignación, espeta al patrullero:

— ¿Usted sabe lo que es el cuarto poder?

A lo que Cantinflas responde:

— ¿Y usted sabe lo que es no poder salir del cuarto?

Perdonen la digresión, estábamos con Chacón y ese rictus de solemnidad con que embadurna cada una de sus palabras, que siempre suenan a pésame hipertrofiado, a parodia de Arias Navarro en el especial de fin de año, a Yerma interpretada por una gótica de Bellvitge. Anuncia Chacón, en fin, que quiere liderar al PSOE. Sin sospechar siquiera que ese anuncio, lejos de ser un remedio, es el enésimo síntoma de un cuadro que remite al pronóstico reservado. Zapatero le dijo a Sonsoles: «No sabes, Sonsoles, la cantidad de cientos de miles de españoles que podrían gobernar». Y en ello anda el socialismo.