-Una vez vino Michael Jordan a jugar a la playa. Y le hice polvo. ¿Te lo puedes creer? ¡Michael Jordan machacado!
-Sí, Billy Hoyle. Yo lo vi.
-Me vio y me dijo: tú tendrías que jugar en la liga profesional.
-¡En la liga profesional!
-Yo le dije: ¡no!
-Le dijo: ¡y una mierda!
-Porque van a joder mi juego.
-Le joden el juego y nos quedamos sin él, Billy Hoyle.
Los blancos no la saben meter (1992)
En ciertos círculos, cuando comienzas a charlar sobre música es habitual derivar en conversaciones en las que hablan de grupos de los que rara vez, en el mejor de los casos, has oído mencionar su nombre aunque son descritos con gran profusión de superlativos. A veces, estos grupos son tan apreciados por sus seguidores porque no tienen una gran repercusión mediática, son prácticamente desconocidos. En baloncesto (como en otros deportes), si un jugador es buenísimo, lo lógico es que acabe siendo mainstream; es decir: que debe jugar en primerísima línea y su nombre no ha de extrañar a cualquiera que esté al tanto de la actualidad baloncestística. Pero hay jugadores que pueden despertar pasión por su juego y su forma de ser y, en cambio, solo ser conocidos por unos pocos. Uno de estos casos es el de Alberto Miguel.
El gran Andrés Montes, que para este tipo de cosas tenía un olfato muy agudo, rápidamente le llamó jugón, en aquellos tiempos (año 2000) en los que Canal + retransmitía la ACB. Recuerdo un reportaje que emitieron en ese programa que presentaba junto a Epi (ACB +), en el que le grabaron realizando unos vistosos mates al finalizar un entrenamiento. Tras esos vuelos imposibles sus compañeros del Lobos Cantabria, a pesar de que conocían sus habilidades, inevitablemente sufrían de esa risa nerviosa que estalla cuando presencias jugadas espectaculares, como de dibujos animados, y chocaban las manos y le vitoreaban, siempre en un tono muy playground. Entre ellos estaba Marc Jackson (1), que cuando logró sofocar los aullidos de asombro y las carcajadas incontroladas, dijo que Miguel tenía calidad para jugar en el Madrid o el Barcelona, en un futuro no muy lejano.
Se puso de moda en la ACB. Sus acciones eléctricas, sus suspensiones interminables, hasta su manera de botar el balón enamoraba a los espectadores, ya entregados a la causa desde sus estratosféricas ruedas de calentamiento previas al partido. Era francamente cómica la reacción de la afición rival, dándose codazos unos a otros y murmurando, cuando ese tipo rubito, que parecía pesar unos 50 kilos mojado, saltaba como si no hubiera un mañana y hundía el balón dentro del aro. El rumor se fue extendiendo (“tienes que ver al chico de los Lobos”) y acabó en la portada de la revista Gigantes, donde dieron unas pinceladas de su curiosa trayectoria deportiva: había estado federado en varias disciplinas antes de decidirse por el baloncesto. Fútbol, kárate, atletismo, ping-pong (!!!), surf y vóley playa… porque su prodigiosa capacidad de salto le hizo ser un jugador de beach-volley de talento, como Mr. Volley Jud Buechler, el escolta reserva de los Chicago Bulls de Michael Jordan (del segundo three-peat para más señas).
Rondando el 1,85 de altura, era inevitable que acabara en el concurso de mates de la ACB. Y allí se plantó con una equipación que le quedaba demasiado grande, como si se hubiera encogido dentro de ella por los nervios, y no pudo demostrar a todos lo que algunos sí habíamos visto. Cosas como remontar la línea de fondo, saltar con potencia con el balón cogido con ambas manos y, en el aire, golpear con éste en el tablero un par de veces, girar 90º y machacar de espaldas.
Ese tipo de cosas.
Pero era solo un concurso. Mucho más importante fue que el equipo consiguiera mantenerse de milagro en la máxima categoría, con él asentado en el quinteto titular, el público en el bolsillo y 22 años. Creo que nadie le llamó promesa. Puede que siempre pareciera demasiado bajo, demasiado estilizado, que se lo pasara demasiado bien jugando al baloncesto como para albergar en él un proyecto de jugador notable, decisivo, en el que depositar el futuro de un equipo. Tal vez simplemente no les dio tiempo a etiquetarle. Un 29 de septiembre del año 2001 su rodilla derecha decidió hacer un giro imposible y le destrozó el ligamento cruzado. El 4 de octubre le operaron y comenzó una lenta y dura rehabilitación. Mientras tanto, el milagro de los Lobos acababa (2) y esta vez sí bajó a la LEB para nunca más volver. Sea como sea, había que recuperarse. Y lo hizo, con ese optimismo innato que le caracteriza, como cuando se rompió la mano derecha siendo adolescente y lo vio como una oportunidad de mejorar su juego con la izquierda.
Volvió a jugar, a divertirse, a volar… hasta que el 29 de septiembre de 2002, justo un año después, se le rompió el ligamento cruzado de la otra rodilla, la izquierda (3). Se presentaba ante él un desolador panorama de dos años en blanco en el peor momento, con el equipo en los sótanos del baloncesto nacional y su carrera deportiva escapándose entre los dedos. Otro 4 de octubre le operó el mismo médico. Tras la intervención, le ingresaron en la misma habitación que 365 días antes. ¿Demasiadas coincidencias? Nuevamente tenía que recuperarse y en la rehabilitación, conviviendo con personas que tenían realmente gravísimos problemas físicos, se dio cuenta de que al fin y al cabo, era un privilegiado. Se tatuó la palabra Destino en la muñeca derecha para no olvidarlo nunca, como el protagonista de Memento, y se fue al Menorca, donde confiaban en recuperarle.
Todos pensamos que su velocidad, su plasticidad y sobre todo, su potencia de salto se iban a ver perjudicadas, dudamos que volviera a ser el mismo. Todos nos equivocamos. Tras un par de temporadas en la LEB, ayudó a que el equipo subiera a la ACB y en el primer partido de la temporada 2005-2006 de la máxima categoría anotó 7 triples. Demostrando que había conseguido recuperarse completamente, volvió a ser invitado al concurso de mates, con anécdota incluida ya que el vuelo que le llevó desde Menorca extravió su equipaje y tuvo que participar con ropa y botas conseguidas sobre la marcha. Tampoco fue su mejor actuación (por cierto, un concurso espectacular de Mickaël Gelabale), pero había vuelto a la élite.
Tal vez el esfuerzo por volver a llegar fue excesivo o el lastre de las graves lesiones no le dejaron explotar todo su potencial. Después de esa temporada con Menorca ya no volvió a jugar en la ACB. Fichó por el Lleida, en la LEB, y después por el Burgos, con quien a punto estuvo de subir a la ACB. Eso sí, por todos los equipos por donde ha pasado ha dejado un buen recuerdo tanto dentro como fuera de la cancha.
A pesar de tener ofertas para seguir jugando en la categoría de plata de nuestro baloncesto, prefirió por motivos personales jugar en EBA, cerca de su casa. Quién sabe, tal vez suene el teléfono en los próximos días y volvamos a verle volar, botar, fintar, lanzar en suspensión y hacer vistoso hasta el más mínimo movimiento sobre la cancha de una forma natural en una categoría más acorde a su talento.
Sí, me declaro muy fan de Alberto Miguel.
(1) Marc Jackson se fue a la NBA al año siguiente, donde llegó a ser integrante del mejor quinteto Rookie en el 2001; vamos, que no era un pelagatos.
(2) Ese milagro que fueron los Lobos: un equipo de Torrelavega (Cantabria), una ciudad que no llegaba a los 60.000 habitantes y que jugaba en la ACB.
(3) Tener lesiones graves en ambas rodillas no es algo tan infrecuente. Sin ir más lejos, el baloncestista Raül López y el exfutbolista brasileño Ronaldo pertenecen al club de los que se destrozaron la rodilla derecha y luego la izquierda.
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Jugador espectacular…persona increíble!!
Me alegra que alguien le haga un merecido homenaje al ‘jugón’. Un tipo tan espectacular como su juego. Recuerdo la primera vez que hablé con él, debido al interés de un equipo que ahora obvio, y me cogió el teléfono: «Aquí estoy, jugando con unos amigos cerca de la playa y bebiendo unos calimochos». Un Beach Boy de Laredo. Pena las lesiones…
Para mí, que llevo siendo socio de Autocid más de 5 años, es el mejor 2 que he visto en el Plantío. El año que perdimos en Menorca la final del playoff, flipe con el.
Que maneras, que suspensiones en carrera, viniendo en carrera giraba en el aire y recibia practicamente de cara al aro. He practicado miles de veces ese movimiento y me es imposible.
Me alegré muchisimo que volviera a Burgos este año (que en el artículo no sale) como temporero, y en los primeros partidos de la temporada ya se ha ganado la renovación por pare del club, hasta Enero concretamente.
Yo también me declaro Albertista.
IDOLO.
Hola, Burgos.
Como bien dices, en el artículo no aparece que esta temporada está jugando en Burgos. Tampoco dice nada sobre que el año pasado acabó en el Aguas de Sousas Ourense de Adecco Plata… pero la razón es que este artículo se publicó en diciembre del 2011 (fíjate en las fechas de los anteriores comentarios).
Un saludo.
… un dia llegué a Madrid como turista, me junte con un amigo de infancia que vive en E spaña durante años y que compartimos el colegio allá en Chile, fuimos a ver a los Chili Peppers al Rock in Rio, mientras tratamos de averiguar como llegar conocimos a la Viole y su pareja, Alberto Miguel, dos fantasticas personas en la cual compartimos el recital.
Grande Alberto Miguel!