Santiago Segurola ejerció durante siete años como redactor jefe de Deportes en el diario El País para a continuación ocupar el mismo puesto en la sección de Cultura, una experiencia de la que, según nos cuenta, salió con la mosca detrás de la oreja y los ojos muy abiertos. Como ya hay quien ve teoremas matemáticos, movimientos sinfónicos y el platonismo más puro en los pases de Xavi y los culebreos de Messi, se comprende sin dificultad que Segurola es lo más cercano al hombre del Renacimiento que podemos encontrar en estos tiempos modernos. Con él hablamos por tanto del canon cultural del siglo XXI: deporte y rock and roll. Del fin del hincha y del fútbol competitivo tal y como lo conocíamos. De Guardiola, Spitz y Phelps. De The Who o lo que queda de ellos. Y del Athletic, cómo no; el último reducto, una manera de entender la afición que está desapareciendo y quizá nunca volvamos a ver. Y como toda Era necesita su malvado, su Nerón, su Atila, su Robespierre, su Káiser Guillermo, alguien que haga tábula rasa de las maravillas de la civilización y deje sólo desolación a su paso, también sale a colación el portugués más famoso desde Vasco de Gama. Y se pronunció su nombre y del mar (Cantábrico) no salió la bestia de siete cabezas, cada una con siete cuernos y sobre ellas el nombre de blasfemia…. Mmmmh, curioso.
¿Hasta qué punto influye el deporte en la cultura? Es decir, desde el punto de vista del espectador, ¿se puede considerar el deporte como cultura? ¿O simplemente es un pasatiempo?
Creo que el deporte está relacionado con las emociones, con las pasiones, con la niñez… y ahora mismo con la industria del espectáculo. No creo que se pueda llamar cultura, ni mucho menos. Digamos que lo que hay es un masificado divertimento social. El deporte ha adquirido en esta sociedad una preponderancia extraordinaria.
¿A qué se puede deber esta preponderancia? ¿Alguna vez en la Historia había sido el deporte tan importante?
El deporte siempre ha tenido una gran importancia social. La tuvo con los griegos y sus Juegos Olímpicos. La tuvo con los romanos mediante aquello que se denominaba circo y que no sé si podríamos llamar deporte, pero que tenía esa conexión popular con los juegos. En el Medievo se expresó a través de los tornes, por ejemplo. Y desde luego desde la Revolución Industrial, como vehículo de esparcimiento de la clase obrera y después impregnando a todas las clases sociales, en todos los países. Ahora es un hecho universal que además ofrece una tremenda derivada económica. Actualmente, junto con el cine y el videojuego es la gran industria del espectáculo.
¿Miras con nostalgia cómo se ha ido profesionalizando, cómo cada vez se ha ido convirtiendo más en un espectáculo?
No creo que la palabra adecuada sea nostalgia, pero hay cosas que no me gustan del deporte actual. Por ejemplo en el fútbol, y hablo del fútbol porque es el gran espectáculo deportivo actual, me molesta mucho la idea de que el hincha es prescindible, que el imprescindible sea el consumidor. El hincha, el aficionado que ha tenido esa relación más apasionada con el fútbol, es prescindible porque lo que interesa es el negocio puro y duro. Y el negocio ya no te lo proporciona el hincha de toda la vida cuando va al estadio. Los estadios se están convirtiendo en lugares de reunión para ejecutivos y gente de capacidad adquisitiva alta. Comienza a segregarse a los aficionados. Se le está impidiendo participar de aquello que ellos mismos crearon a principios del siglo pasado. Los estadios están repletos de palcos VIP para ejecutivos y grandes corporaciones. Eso me decepciona. Me parece una perversión relacionada con la estructura social contemporánea y con los intereses económicos. No voy a hablar de nostalgia, pero lo que más me duele ahora mismo es el maltrato al hincha.
¿En Inglaterra se cuida más al hincha?
En Inglaterra el hincha tiene algo parecido a la conciencia de clase. Tiene una conciencia colectiva más arraigada y hace valer sus derechos. Poseen una cierta mentalidad sindical en cuanto a su relación con los clubes, pero también les cuesta. Vemos lo que está pasando en el Manchester United, donde grupos de hinchas están en constante rebelión contra los Glazer, los propietarios del club. Cada vez es más caro ir al fútbol, cada vez los propietarios están más interesados en las relaciones con las grandes corporaciones y establecen unos precios inasumibles para el ciudadano medio. Da la impresión de que se construyen estadios para ricos.
El argumento que se suele emplear para defender esta industrialización del fútbol es que es imprescindible para generar los ingresos necesarios para contratar a las grandes estrellas, para tener las mejores plantillas y dar el mejor espectáculo.
Tampoco lo tengo muy claro. Siempre ha habido grandes equipos, pero digamos que era un fútbol menos fracturado, donde había posibilidades reales de lograr un título para media docena de equipos. Esto se ha acabado, y no sólo en España, donde todo prácticamente se reduce al Madrid y al Barça, sino en toda Europa. Se ha generado una oligarquía en el fútbol que es decepcionante, porque está eliminando la verdadera competición, al menos en los territorios nacionales. En Europa hay ocho o diez grandes equipos que han dominado en los últimos años y que van a seguir dominando cada vez más: Manchester Utd, Chelsea, Real Madrid, Barcelona, Milán, Inter, Bayern… y poco más. El resto es un fútbol sin expectativas, sin esperanzas, equipos que intentan llegar a ese estado aristocrático y no lo consiguen. Al contrario, se endeudan y se alejan cada vez más. El fútbol va hacia una nueva aristocracia que a mí me parece muy preocupante, porque no todo el mundo es del Madrid o del Barcelona, del Milán o del Inter, del Manchester o del Chelsea. Todos esos aficionados no vinculados con los grandes acaban sumidos en la frustración. Desde el año 90 hasta 2006, cinco equipos ganaron la Liga: Real Madrid, Barcelona, Atlético, Valencia y Deportivo. En los 80, la ganaron cuatro equipos: Real Madrid, Barcelona, Real Sociedad y Athletic. Y en los setenta otros cuatro. Eso está bien. Es una proporción justa. El Madrid y el Barça siempre han sido preponderantes, pero las diferencias de puntos que estamos viendo ahora son una barbaridad. Además es algo irreversible. Los derechos de televisión hacen que el Madrid y el Barcelona ingresen 180 millones de euros por temporada, mientras el tercer equipo está en 50 ó 60. Así es imposible. En España ya no existe la competición, que es el factor principal del deporte. Es un duopolio y nada más.
¿Se podrían aplicar topes salariales, como hacen en los EE.UU para precisamente proteger la competición, y por tanto el espectáculo?
En EE.UU intentan que haya una estructura competitiva muy cohesionada mediante dos fórmulas: los topes salariales y el draft universitario, que aquí tampoco existe. Ellos tienen un potentísimo deporte universitario que sirve como trampolín para el deporte profesional. Cada año los equipos profesionales más débiles pueden elegir los mejores deportistas universitarios, que es una manera sensata de equilibrar fuerzas, o intentarlo. Es decir, salvar la competición. Pero aquí no tenemos esa estructura universitaria ni esa tradición y, francamente, de aquí a 10 ó 15 años supongo que tendremos una Superliga europea, quizá mundial, para esta nueva oligarquía futbolística. El resto a ver cómo sobrevive. Es matar la relación local del hincha, con el equipo de su ciudad, de su entorno. Por lo que parece, a la Liga de Fútbol Profesional le importa muy poco. Lo de la LFP es un disparate, no acabo de entender qué papel juega. Parece que lo único que pretende es recaudar dinero y proteger a los dos más fuertes. Es un organismo incapaz de articular medidas convenientes para el fútbol.
¿Cuánto crees que puede durar esta edad de oro que está viviendo el fútbol español, concretamente la Selección? ¿Vamos a ser como Hungría y Polonia, que tuvieron una época de gloria que pasó más o menos rápidamente?
Polonia y Hungría no tenían dos equipos como el Barça y el Madrid. O como el Athletic, el Atlético, el Valencia… La estructura del fútbol español siempre ha sido muy potente. Tiene una población muy importante, tiene una liga potentísima… no tiene nada que ver con casos como el de Hungría. Se fundó la Copa de Europa y el Madrid la ganó cinco veces seguidas. Después la ha ganado el Barcelona. El Valencia, el Atlético y el Sevilla tienen títulos europeos. Otra cosa es que hasta ahora no se viera reflejado en los resultados de la selección. A veces pienso que el hecho de vivir en una dictadura significaba una ausencia de debate total, incluido el fútbol, y eso derivaba en una apasionada pero pobre cultura futbolística, con esa divisa terrorífica de la furia. O sea, cojones y españolía. En ese sentido Cruyff generó un debate que le enfrentó con el fútbol más carca, el que defendía el cuento de la furia y todo eso: el fútbol con dos cojones. Cruyff ayudó mucho en ese sentido, impregnó el gusto por el fútbol y fue contracultural, fue contra las ideas dominantes, primero en España y luego en el mundo. No fue el único. El Madrid de la Quinta del Buitre fue un gran precedente, un equipo amado por la gente y maltratado por la prensa. Mientras el mundo preconizaba un fútbol defensivo, los dobles pivotes, los carrileros, el contraataque, la táctica, más táctica —¡hasta Brasil se olvidó de los mediocampistas y se dio al doble pivote y la caja mágica!—… mientras todo el mundo iba por ese camino, España empezó a generar mediocampistas con gusto por la posesión, que trataban bien la pelota; España ocupó ese lugar que el resto dejó vacío. Si sigue por esa línea tendrá unas señas de identidad que son fundamentales en el fútbol, las que no tuvo anteriormente.
¿Qué te parece el fichaje de Cesc?
Me parece un excelente fichaje en contra de lo que mucha gente piensa. El Barcelona tiene muy buenos centrocampistas, pero Cesc añadirá una mirada un poco más larga, más cercana al área.
¿Cuáles son las mejores virtudes del Barcelona?
Es un equipo que sabe muy bien lo que quiere, muy compacto, con unos jugadores inteligentísimos. Y es tremendamente competitivo, rara vez verás al Barcelona perder una final. Tiene una capacidad ofensiva probada y una capacidad defensiva no tan aclamada pero extraordinaria, que se anticipa incluso a sus puntos débiles. Saben que sufren en algunas cuestiones, en las situaciones de balón parado, así que conceden pocas faltas alrededor del área y muy pocos saques de esquina. En ese sentido, la final de la Liga de Campeones fue ejemplar.
¿Y sus defectos?
Quizá sin Messi se vuelvan un poco más retóricos. Messi convierte un equipo extraordinario en un equipo monumental.
¿Qué papel tiene Guardiola en la formación de este equipo? ¿Era un equipo ya construido?
El Barça ya tenía una cultura, un método, pero el papel de Guardiola es sensacional, es el mejor entrenador que he visto nunca. Ha logrado hacer un equipo extraordinario, diferente, nadando a contracorriente. Además le ha dado esa capacidad defensiva que faltaba en el Barça de Cruyff y que no se acabó de concretar en el de Ryjkaard. Es, además, un Barça que ha profundizado en la cantera sin necesidad de hacerlo. Podía haber elegido la vía más común, la de los grandes clubes que se nutren casi exclusivamente del mercado mundial de fichajes. Frente a una idea hipercapitalista del fútbol, que representa el Real Madrid, el Barcelona ha construido un equipo con una cara más humana.
Alfredo Relaño nos comentaba no hace mucho que el real Madrid ha perdido su razón de ser con los grandes fichajes. Que hasta no hace mucho era el equipo de toda España, con jugadores que procedían de todas partes del país, y que ahora con los grandes fichajes eso se ha perdido. ¿Estás de acuerdo?
No sé si ha perdido su razón de ser, su razón de ser es otra y no sé dónde va dirigida. Era el equipo del pueblo por antonomasia, era la mitad más uno, era Boca Juniors, era el equipo de todos los lugares y de todas las clases. Y ahora veo un Madrid que quiere crecer en el mercado pero que está muy replegado, que se achica viendo fantasmas exteriores, conspiraciones. Es un Madrid que ha decidido vivir en el conflicto, y eso va contra su naturaleza. Ha adquirido una mentalidad de trinchera, y eso es malísimo para el institución. El Madrid siempre fue un equipo optimista, expansivo, dominante. Y ahora ha perdido esas señas de identidad. Supongo que volverán a ellas, pero no encuentran la manera de batir al Barcelona. El Madrid está sumido en un periodo de urgencias y angustia.
¿Qué papel juega Mourinho en este repliegue?
Mourinho es un personaje fascinante, complejo, listo, con el punto pueril de los chiquillos ruidosos y manipuladores. No comparto muchas de sus ideas y casi ninguna de sus actuaciones públicas, pero está claro que es un personaje más que relevante en el mundo del fútbol, quizá porque entiende muy bien los tiempos que corren: la necesidad de mandar un mensaje agresivo casi cada día, la necesidad de ocupar todos los espacios mediáticos, de proporcionar mensajes que se amplifiquen inmediatamente en la prensa y en las redes sociales, aunque sean contradictorios y tengan una rápida fecha de caducidad. Lo importante es el mensaje y su capacidad de difusión, de penetración social. Mourinho ha convertido el fútbol en un reality show, que es exactamente la fórmula que funciona. Basta echar un vistazo a la televisión. Eso lo hace muy bien, es muy astuto. También me parece un personaje temible por su comprobada capacidad para generar crispación, para funcionar como un personaje divisorio, no sólo en el mundo del fútbol, sino divisorio social, porque su figura trasciende el mundo del fútbol. Hablamos del hombre que acabó en un mes con el estado de felicidad en el que se encontraba el fútbol español tras la conquista del Mundial. Mourinho ha alimentado una bestia difícil de dominar. Y al Madrid lo ha convertido en club sumido en la infelicidad, o al menos en un stress galopante.
¿Le afectó demasiado el 5-0 de la pasada temporada?
Yo creo que sí y no había razón para ello. Se dramatizó demasiado y tampoco pasaba nada. El Barcelona le puede ganar 5-0 a cualquiera. El mismo equipo que perdió 5-0 en el Camp Nou hizo un excelente partido en la ida de la Supercopa y en la vuelta, donde sólo hubo un cambio en la alineación inicial: Coentrao por Marcelo.
Comparemos los números de la primera temporada de Mourinho en el banquillo del Real Madrid con los de Pellegrini. ¿Cree que es argumento de peso una Copa del Rey para que Mourinho siga dirigiendo al equipo o se ha dado más importancia a su manera de enfrentarse al entorno?
Es lógico que Mourinho tenga la oportunidad que Pellegrini no tuvo. Es un excelente entrenador, por supuesto, con un historial de gran nivel. Ha ganado casi todo en todos los sitios, con el Oporto y el Inter, y con el Chelsea, donde no pudo lograr la Liga de Campeones. Desde el punto de vista competitivo es un técnico que asegura un gran rendimiento. El Madrid necesita dar continuidad a sus entrenadores y no caer en el tremendismo que le ha caracterizado en los últimos años, donde ha sido víctima de sus urgencias, de su incoherencia. En el Madrid se habla de proyectos largos cada año, una contradicción que afecta sobre todo a Florentino Pérez, que ha hecho una cosa y la contraria desde que llegó al Madrid en 2000. En ese sentido, es un presidente decepcionante. Hemos visto el Madrid galáctico, el de los Zidanes y Pavones, el de Benito Floro y López Caro, el de la españolización en la temporada de Pellegrini con los fichajes de Albiol, Xabi Alonso y compañía, y el Madrid de Mourinho y la conexión portuguesa a través del superagente Jorge Mendes. El caso de Pellegrini es muy relevante porque desde el principio se encontró con la enemiga de Florentino Pérez y José Ángel Sánchez, actual Director General del club y, sin duda, el directivo con más poder en la historia del fútbol español. La campaña mediática contra el técnico chileno fue furibunda desde el primer día. Los mismos que dentro del club acusan de antimadridista a cualquiera que se atreva a criticar a Mourinho y sus actos, colaboraron para colocar a Pellegrini en una situación insostenible. Casi me pareció un acto de sabotaje interno, porque no hay manera de dirigir a un equipo cuando desde las altas instancias del club hacen todo lo posible por desprestigiarte. Me pareció milagroso que el Madrid, devaluado por la ausencia de Cristiano Ronaldo durante casi dos meses y de Kaká en el tercio final de la temporada, fuera capaz de apurar al Barça hasta el último partido, con 96 puntos y 103 goles, después de perder a Sneijder y Robben poco antes de comenzar el campeonato.
La rivalidad Barça-Madrid está alcanzando cotas históricas (histriónicas, incluso). Dígame, en su opinión, qué parte de culpa tienen los medios y qué parte de culpa tienen los propios clubes (sus dirigentes, sus entrenadores) ¿Cree probable, tal y como dijo recientemente Pep Guardiola, que acabarán haciéndose daño? ¿Llegará la sangre al río?
Guardiola apuntó algo que se sospecha desde hace tiempo: la tensión ha alcanzado límites intolerables. Si los dirigentes y el entorno mediático hicieran bien su trabajo, es decir no crisparan un ambiente que ya está suficiente caliente, las cosas mejorarían. Por desgracia, tiene razón. La situación se ha descontrolado tanto que puede ocurrir cualquier desgracia. Hace 16 años, el Madrid acabó con la hegemonía del Barça, que había ganado cuatro Ligas consecutivas, y terminó con el esplendoroso periodo de Johan Cruyff sin convertir el escenario en un lodazal. Lo hizo con un equipo bastante humilde pero capaz de batir 5-0 a aquel Barça lujoso, el de Stoitchkov, Koeman, Romario, Guardiola y compañía, un equipo que hasta cierto punto podía competir en celebridad con el Barça actual. Lo hizo sin broncas, con una buena relación de los entrenadores, Cruyff y Valdano, y con un efecto durísimo para el Barça. Cruyff fue despedido un año después y el equipo se desmembró. En ese sentido, este Madrid, alimentado por el incendiario carácter de Mourinho, no está a la altura de su tremendo prestigio en el mundo. Tampoco intimida al Barça. Al contrario, el Madrid está sacando lo mejor de un Barça que, lejos de estar saciado de éxitos, no baja un milímetro su nivel competitivo. Ahí están los datos: 12 títulos en tres años.
¿Es Messi mejor que Maradona?
Suelo decir que Messi es Maradona todos los días, y con más gol.
¿Juega para el Barça o el Barça juega para Messi?
La relación Barça-Messi, desde el punto de vista del juego, ha alcanzado el punto perfecto. El Barça obtiene lo mejor de Messi. Y al revés: Messi no encontrará un mejor equipo para ofrecer su inigualable repertorio. El fútbol tiene ecosistemas muy delicados que conviene administrar con mucho cuidado. Lo sabe Guardiola y lo sabe Messi, sufriente en la selección argentina, donde no encuentra la complicidad que necesita en el campo. Desde que llegó, Guardiola ha hecho todo lo posible por convertir a Messi en el eje central del juego del Barça. Le sacó de la banda derecha, le trasladó a una zona de mayor participación, le quitó los egos de Ronaldinho, Eto’o e Ibrahimovic, le despejó cualquier obstáculo por el camino. En ese aspecto, Guardiola no solo ha sido muy inteligente, sino extremadamente generoso. Son muchos los entrenadores que pretenden estar por encima de los jugadores y someterles a situaciones que convienen a los técnicos y menos a los futbolistas. Guardiola ha sido una bicoca para Messi, pero la respuesta del jugador ha sido grandiosa.
Aparte de Messi y Maradona ¿qué jugador es el que más te ha impresionado?
Cuando yo era adolescente, me gustaba Cruyff. Luego, Maradona, por supuesto. Ronaldo, el auténtico, me ha parecido excepcional. Messi está a la altura de los cuatro o cinco mejores de la historia. Por lo demás, recuerdo a Platini, Beckenbauer, Bobby Charlton, Van Basten y unos cuantos brasileños, Gerson, Rivelino, Zico. De los españoles, Xavi, Hierro, Amancio, Iniesta y mi ídolo: Iribar. Siempre tuve debilidad por aquellos jugadores de la Liga inglesa que eran maravillosos en el campo y terribles fuera: George Best o Stan Bowles.
¿Te habría gustado ver jugar a algún equipo en particular?
(Muy decidido) Al Athletic de los años 30, el que ganó cuatro ligas. El de Lafuente, Iraragorri, Bata, Chirri y Gorostiza.
¿Cómo ves a Bielsa este año en el Athletic?
Maravillosamente, con la mayor esperanza del mundo. Está en el club adecuado para su personalidad y él es el entrenador adecuado para la personalidad del club. Espero que le vaya bien primero porque es mi equipo, y después porque es un gran entrenador. Cuando me preguntan sobre las personas que me he encontrado en mi vida como periodista y que más impacto me han causado, no tengo ninguna duda: son Bielsa y Rafael Azcona. Por lo demás, su ideario tiene que ver mucho con el fútbol europeo, con el Ajax de hace 15 años; un fútbol muy dinámico, muy agresivo, organizado. Deberían ser cualidades que le vayan muy bien al Athletic.
El que jugaran extranjeros en el Athletic ¿mataría un poco la identidad del club?
Eso es algo que la gente del Athletic tiene que decidir. Yo pienso que para ser como los demás y perderme en el anonimato, prefiero ser como soy. Es decir, me gustaría que siguiera así. Tampoco nos ha ido tan mal. El Sporting y la Real abandonaron sus señas de identidad y pasaron unos años malísimos, y la gente del Athletic en general defiende esta idea. Es el equipo de la gente, del barrio, del chico que conoces de la calle y que crees que algún día puede jugar en el Athletic. Es una idea romántica que te dice que con esfuerzo y talento puedes llegar a jugar en el Athletic… y eso ya no lo tiene nadie. Ojalá siga así 2000 años más.
Cambiando de tercio, ¿faltan estrellas en la NBA a la altura de las de finales de los 70, los 80 y principios de los 90?
A finales de los 70 la NBA estaba hecha una ruina y tuvo la suerte que aparecieran Larry Bird y Magic Johnson en los Celtics y los Lakers, que tradicionalmente eran los dos grandes equipos de la liga. Se dieron todas las circunstancias favorables: Hollywood y la clase trabajadora, costa Oeste y costa Este, negro y blanco, uno procedía de una ciudad industrial y el otro del campo… esas cosas. Funcionó todo tan bien que parecía escrito para una película. Si a todo esto se le añade Michael Jordan, de repente el mundo descubre la NBA y claro, es difícil mantener esa edad feliz. Pero no estoy de acuerdo con que haya crisis de buenos jugadores. Tenemos jugadores como Bryant, Le Bron James, Dwyane Wade, Kevin Durant… Tim Duncan ha sido fantástico. Shaquille también. Ha habido muy buenos jugadores, no sé si ha habido tan buenos equipos, pero ha habido y hay jugadores extraordinarios. Se produjo un horror al vacío cuando se retiró Jordan, pero ahora mismo tenemos 10 ó 15 jugadores que están a la altura de los mejores de los años 80.
¿Quién consideras que ha tenido más influencia en la NBA de hoy, el showtime de los Lakers o los Bad Boys de Detroit?
El showtime. Desde luego en cuanto a influencia popular. Entre los técnicos quizás haya tenido más importancia Chuck Daly, hasta el punto de que todos los técnicos le imitaban. Incluso Pat Riley terminó siendo una especie de Daly en Miami. Pero la imagen del baloncesto volador, la que está en la cabeza de la gente, es la del showtime de Kareem, Worthy, Magic…
¿Qué se podría considerar un buen año para Ricky Rubio en la NBA?
Que hubiera temporada de NBA, eso lo primero. No creo que tenga problemas de competencia en el puesto de base, no en los Timberwolves, pero no puede estar en el 30% de tiro, eso lo tiene que mejorar. Para que triunfe en la NBA tiene que estar entre el 43% y el 45% de tiro. Si no lo logra, no va a tener trascedencia. Para que te soporten un 38% o 40% pelado de tiro tienes que ser un fenómeno, un Allen Iverson. Condiciones tiene, pero tiene que alcanzar esos porcentajes en el tiro.
¿Sigue habiendo mucha distancia entre el baloncesto de la NBA y el europeo? ¿Cómo lo haría el campeón de la Liga europea en la NBA?
Lo haría mal. Un gran equipo europeo de ahora mismo puede ganar partidos concretos, pero no podría soportar una temporada de 82 partidos en plan competitivo. Quedaría el último o de los tres últimos.
¿Consideras que se ha perdido el espíritu del olimpismo? Con el profesionalismo, la celebración de los Juegos en China…
El olimpismo era muy hipócrita, y bajo su bandera del olimpismo se cometían muchos desatinos. Por ejemplo, los dirigentes podían castigar sin medallas o sin competir a un chico que había cobrado 100 dólares en alguna competición y, sin embargo, se permitía que compitieran los profesionales del Este encubiertos como coroneles o sargentos del ejército. Esto significaba que un chico de una universidad de EE.UU no podía seguir compitiendo una vez terminado su periodo estudiantil. Por eso casi todos los grandes atletas norteamericanos se retiraban con 22 ó 23 años, puesto que no había atletismo profesional ni podían participar en los Juegos. Así se perdieron verdaderas maravillas del atletismo. Durante décadas, el amateurismo fue una falacia que ocultaba un profesionalismo bajo cuerda. Todo eso cambió y creo que cambió para bien, porque si no habrían muerto los Juegos Olímpicos. Los JJOO tal y como los concibió el barón de Coubertin no tenían sentido ya en los años 60. Samaranch supo ver muy bien por dónde iba el negocio y lo sacó de la ruina más absoluta. La gente quería ver a los mejores en los Juegos Olímpicos. Querían ver a Larry Bird y a Magic Johnson, y los vieron. Lo que sí es cierto es que hemos entrado en un tiempo de codicia. En ese sentido los JJOO pueden morir de éxito, de gigantismo, preso de la misma burbuja que ha llevado a la economía a la crisis actual.
En cuanto al medio fondo, ¿la distancia que nos sacan los africanos es imposible de recortar?
Hay que tener cuidado con la mirada racista y simplona. Los africanos son muy buenos, pero hay un cierto abandono del fondo y el medio fondo en Europa. En ese sentido es interesante el resurgir del fondo y medio fondo estadounidenses. Si uno mira las carreras de 5.000, 10.000 y maratón encontrará cantidad de chicos blancos americanos: Wheating, Centrowitz, Solinsky, Hall, Tegenkamp… hay una cantidad increíble. No tienen las marcas de los kenianos, pero hacen unos registros muy interesantes. Hay una nueva fascinación de los americanos por el fondo, quizá tenga que ver con esa generación que está preparando Alberto Salazar en Oregón, no lo sé, pero demuestra que hay posibilidades. Y tampoco los kenianos están haciendo mejores marcas que las de Ovett, Cram, Coe o José Luis González. Nadie ha bajado de 3:30 este año, aunque Kiplagat está en condiciones de lograrlo en cualquier momento. En los años 80 diez europeos bajaban de 3.33 y se acercaban a los 3.30 minutos. Si hace treinta años se podía hacer, ¿por qué ahora no? Hay una resignación muy preocupante.
¿Qué tenía Mark Spitz que le falte a Michael Phelps?
Nada. Le sobra. Spitz fue maravilloso, pero no siempre fue el Spitz de Múnich 72. Le pudo el pánico en México 68. En una prueba fue 8º si mal no recuerdo. Sí, fue el primero en ganar siete medallas, tenía el aspecto de un actor de cine, fue el primero que se atrevió a hacer un guiño comercial con aquello de las zapatillas, tuvo un gran póster con lo de las siete medallas… bueno, fue un nadador fabuloso y además tiene el mito del que lo gana todo y se retira. Pero Phelps es extraordinario.
¿Es el mejor nadador que has visto?
Sin duda. Le vi en los JJOO de Sydney 2000 y ya fue el americano más joven desde los años treinta en clasificarse para unos Juegos Olímpicos. Era un niño de 15 años recién cumplidos y se plantó en la final de 200 mariposa. Pasó séptimo por los 150 metros e hizo los 50 últimos metros más rápido que nadie. Terminó quinto. Entonces pensé: este chaval va a ser un fenómeno. Menos de un año después estaba batiendo récords del mundo. Y ahí sigue 11 años después. A mí me parece un nadador extraordinario. No sé si no tiene el carisma de Spitz, pero es un genio. Y además, a diferencia de Spitz, que ganó todas las pruebas en Múnich con bastante facilidad, ha tenido algunas victorias dramáticas, como la de los 100 mariposa frente a Cavic en los Juegos de Pekín. Un genio.
¿Qué periodistas deportivos tienes interés en leer?
Alfredo Relaño, Ramón Besa, los reportajes y las entrevistas de Luis Martín para El País. Luis Martín me parece el mejor reportero que hay. Gerardo Riquelme, que trabaja conmigo en Marca. Los artículos de Golobart en La Vanguardia… hay muchos. Sámano, también. Y Jon Agiriano, uno de mis favoritos, en el Correo de Bilbao.
¿No se puede separar la faceta hincha de la profesional cuando se trabaja como periodista deportivo? ¿O es que simplemente se venden más periódicos siendo un forofo?
Claro que se puede, no hay ningún problema si eres un profesional. Eso es un problema del actual periodismo deportivo, que quiere convertirnos a los periodistas en bufones. Se nos ponen camisetas, se nos adjudican trincheras y parece que cada día tenemos que actuar como el personaje que han creado para nosotros o que nosotros mismos nos hemos creado. Es un periodismo decepcionante.
¿Ha ido a peor con los años?
No quiero ponerme doctrinario, la verdad. Pero a mí no me gusta el derrotero que ha tomado
En Barcelona a Eduardo Inda se le considera poco menos que Santiago Bernabéu, el paradigma del hincha merengón. ¿Qué tal se trabaja con él?
No sé cómo le verán los demás. Él era el director de Marca, tenía una visión del periodismo y en muchos aspectos no coincidíamos, pero era el director y le tocaba tomar decisiones. No me gusta entrar en cotilleos.
Cuando eras redactor jefe de Cultura en El País ¿con qué rama de la cultura te sentías más cómodo?
Pretendía sentirme cómodo con todas, pero no lo conseguí con ninguna. Me encontré con un mundo mucho más complejo que el del deporte y en muchos sentidos mucho peor que el del deporte. Era un mundo muy impermeable, hermético, con un periodismo a la carta, absolutamente ligado a la industria, que es una forma de mal periodismo. Esa supeditación a la industria cultural, extremadamente poderosa por otra parte, era deliberada, o cuando menos consentida. Los centros de decisión del periodismo cultural están en los despachos de la industria, en las discográficas, de las editoriales, productoras de cine…Ahí tiende a decidirse qué se escribe, cuándo se escribe y cómo se escribe. Es muy cómodo y gustoso vivir con esa relación de dependencia porque te cuidan muy bien. Y eso genera un periodismo de alfombra, acrítico, plano. Yo me he encontrado con gente maravillosa dentro del mundo de la cultura, pero también me he llevado una decepción muy grande con esa forma de tejer el periodismo: la industria decide y el periodista acata.
¿Lees con mucho escepticismo las secciones culturales?
Sí, pero también sé buscar los periodistas que valen muchísimo y los encuentro. Por ejemplo Antonio Lucas en El Mundo, o Javier Rodríguez Marcos, en El País, que me ayudó muchísimo y me abrió los ojos en muchas ocasiones. Pero tengo que buscarlos. Más que de escepticismo, mi reacción es de repliegue. Tengo cierto cuidado al leer las secciones de cultura.
¿Qué te gusta leer?
Cada día leo menos novelas. Leo periódicos, revistas… no creas que leo tanto.
¿Tienes algún autor favorito?
Me gustan mucho los americanos, la novela negra, Hammett, Chandler, aunque era inglés, Chester Himes. Disfruto con los perfiles de Truman Capote, con la picardía y la mala uva de Dorothy Parker. Por eso mismo también me gusta la francesa Colette. Hay un mexicano extraordinario: Jorge Ibargüengoitia. En general, me atrae mucho la limpieza con la que escriben los norteamericanos. Van directos al grano. Me gusta mucho esa frescura.
¿Qué tipo de música te gusta?
Nací en el 57 y comencé a escuchar pronto la música de los 60, porque tengo hermanos mayores. Escuchaba todos los domingos el programa de Ángel Álvarez en Radio Nacional. Me gusta mucho el pop inglés de los 60 y de los 90, el rock americano, aunque el soul quizás sea mi música favorita, sobre todo el soul de Memphis y Nueva Orleans. Soy aficionado porque la música me distrae de otras tensiones, me sienta bien.
¿Te parece que el rock tiene un cierto nivel cultural?
El rock es la música popular del siglo XX junto al jazz y al blues. De alguna manera representa otra manera de cumplir con el papel de los trovadores en otras épocas. Música para el pueblo llano. Han cambiado las tecnologías y hoy en vez de ir con una bandurria se va con una guitarra eléctrica. A mí esa idea un poco aristocrática de que la única música que tiene trascendencia es la sinfónica, la ópera y tal, no le veo mucho sentido. Me parece una idea elitista, discriminadora. No me gusta. Los años 60 no se entienden sin el pop y el rock y sus consecuencias sociales.
¿Fue el grunge el último estertor del rock? ¿Hay algo de los últimos veinte años que te guste?
Es que no quiero ponerme nostálgico… pero yo creo que el rock se corona alrededor del 71 ó 72, y después no es que se acabe todo, porque creo que el hip hop es un territorio fascinante, territorio que no he frecuentado. En cualquier caso, me importa poco si el rock ha alcanzado sus límites o no. Me lo paso bien y me sirve.
Dime cinco discos que consideres imprescindibles
Revolver (The Beatles), After the Gold Rush (Neil Young), What´s Going On (Marvin Gaye), Loaded o cualquiera de la Velvet, aunque no sé cuál de ellos. Pero más que el del plátano, me gustan los dos últimos. Y luego, como me gustan mucho los Kinks y los Who, no sé, me cuesta decidirme… quizás el Who´s Next (The Who)
El más moderno es After de Gold Rush, que es del 70 ó 71…
Del 71. Bueno, de ahora me gustan Wilco, el Summerteeth me parece un disco buenísimo, el Screamadelica de Primal Scream, el Loveless de My Bloody Valentine. Pensándolo bien son discos de hace más de 10 años, algunos de 20.
¿Irías a ver a los Who ahora?
No sólo iría, sino que fui cuando vinieron a España por primera vez, en julio de 2006. No había nadie en El País para cubrir la crónica, así que fui yo, que acababa de incorporarme a la sección de Cultura. Sólo estaban Roger Daltrey y Pete Townshend, con el hijo de Ringo Starr a la batería. Fue un concierto buenísimo, hice la crónica y además tengo el concierto en vídeo. Así que la respuesta ahí la tienes.
¿Te gustan todos sus discos?
No, todos no. Tuve muchas dudas con Quadrophenia, al principio no me convencía demasiado, pero luego supe apreciar unas cuantas canciones muy buenas. Pero su obra cumbre es Who’s Next, y quizá también el Live at Leeds. Pero Who’s Next es superior a todos, incluido Tommy.
Fotografía: Fernando Olalquiaga
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Fantástica entrevista, aunque las reacciones estén fuera de aquí. Enhorabuena
Enhorabuena por la entrevista, fascinante, a un hombre fascinante y admirable. Sin duda, una persona con la que ir de cañas para pasarse horas hablando y escuchando. Atender a razones, es seguramente escuchar a Segurola. Encima con música de fondo de la que a él le gusta… una delicia de rato.
Saludos.
Que delicia de entrevista!!!!!
Cuánto perdió la sección de Deportes de El País el día que silenciaron a Segurola.
Discazo Screamadelica,el Rock es lo unico que realmente merece ser llamado cultura hoy dia.
Y Santiago Segurola es uno de los pocos periodistas que valen la pena dentro del desolador panorama deportivo que hay en este pais.
Este hombre, como todos, puede tener muchos defectos, fobias, taras o, vicios, pero leyendo la entrevista no deja ver nada que no sea coherente, lúcido, seco. Segurolamente, las Españas ganarían muchísimo con tipos de su calado.
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No soy muy aficionado al deporte, pero sí al buen periodismo. No me importaría ver a Segurola al frente de un proyecto como Grantland.com, la web de Bill Simmons y Chuck Klosterman sobre «deporte y cultura».
Al hilo de la primera pregunta (deporte y cultura), recomiendo «Homo Ludens», escrito en 1939 por Johan Huizinga, que sostiene que la cultura tiene un origen lúdico, y con este también el lenguaje, el mito, el culto, y por supuesto el deporte (aunque este está cada vez más lejos del espíritu lúdico original).
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Siempre es una gozada leer las opiniones de mi paisano. Enhorabuena por la entrevista!
Una puntualización como navarro: si el Athletic ha podido seguir esa filosofía de jugadores solo de la «casa», ha sido a costa de esquilmar al Osasuna, la Real y a demás equipos de los alrededores, a los que ha obligado a fichar extranjeros. No se suele mencionar esto en Bilbao cuando se habla de filosofía.
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El mejor periodista deportivo que he conocido.