El otro día ocurrió que Mariano Rajoy ganó las elecciones. Estarán al corriente por los periódicos, me imagino, y porque en algunas coordenadas del espacio y del tiempo el evento se celebró con efusión, profusión y bastante porompompero. En mi pueblo hasta tiraron cohetes, no les digo más, y pusieron música. Y hasta bailaron. Parecía el pueblo de los ewoks al final de El retorno del Jedi.
Ganó Rajoy, les decía, y al día siguiente amaneció en Génova —el concepto, no la ciudad— para ponerse a trabajar bien prontito porque los presidentes, como sabrán, es lo primero que hacen: subir al balcón, dar el urbi et orbi y anunciar que mañana mismo estarán ahí, dando el callo por España desde las nueve de la mañana. No sabemos con tanto detalle a dónde se fue Rubalcaba, además de a la mierda, al final de esa jornada que los medios denominan “fiesta de la democracia”. Ni qué fue lo que hizo o dejó de hacer en la siguiente jornada, denominada “de resaca electoral”, aparte de hacer como que la cosa no iba con él. Sí sabemos, no obstante, que el PSOE sufrió una “debacle electoral”, que Amaiur tiene una “hoja de ruta” y que Izquierda Unida ha salido de su “travesía por el desierto”. Eso y que el poble de Catalunya demostró una enorme “madurez democrática” aunque esto último, les advierto, no lo dijo un medio, sino Duran i Lleida. Que con el subidón de petarlo contra todo pronóstico hasta tuvo la deferencia de dirigirse en catalán a su electorado, que siempre es un detalle, y anunciarles lo que les digo; que el pueblo de Cataluña demostró el otro día una enorme “madurez democrática”. Por haberle votado a él, por supuesto. Si no, madurez democrática de qué.
De todas las muletillas con que los medios, los políticos y los medios de los políticos adecentan la prosa electoralista, “madurez democrática” es sin duda mi preferida. Madurez democrática, repitan conmigo; ma-du-rez de-mo-crá-ti-ca. Suena bien, ¿verdad? Llena la boca. Y ocurre con ella que tan polisémica es y tanto se va con el primero que pasa que la puede decir cualquiera, miren. Y arrogársela para sí o para sus electores, que a fin de cuentas viene a ser lo mismo. Sin que importe mucho no ya el estar incurriendo en incoherencia, que también, sino hasta el estar contraviniendo su significado, el de la propia expresión, con su mismo uso. Que ya es contravenir.
Porque, no sé si me explico; en principio no parece —o no me lo parece a mí, que soy así de extravagante—, que despachar “madurez democrática” porque gane el partido de uno sea de tener mucha madurez democrática. ¿No? Digo yo. Me parece que tal, de hecho, incurre en su contrario: la inmadurez democrática. Tampoco me parece propio de mucha madurez democrática alabarla el día después de que tu periódico, el ABC para más señas, hiciera esta portada en jornada de reflexión. Y no me parece de madurez democrática que el día después de violar la jornada de reflexión, tu periódico diga sobre quien sí la respetó —los indignados, para más señas, que no pidieron el voto ni se reunieron el 20N— que lo hicieron no por madurez democrática, sino porque “han perdido fuelle” y porque “a sus últimas convocatorias apenas han acudido un puñado de personas”. Publicando una foto de varios en Sol quemando cosas —ya verán, esto tiene gracia— seguida de la frase “su escenario simbólico, la Puerta del Sol, permaneció ayer vacío por completo”. No creo que haya mucho de madurez democrática en que un candidato recién ganado, Rajoy para más señas, preconice la “madurez democrática” del país justo después de expresar su deseo “de que tengamos un traspaso de poderes modélico” como diciendo que oye, quién sabe; a lo mejor podría ser modo. No me parece que un país donde el traspaso de poderes pudiera ser no modélido deba tenerse a sí mismo por democráticamente maduro, ni que pudiera tenerse por democráticamente maduro cuando, siendo modélico el traspaso —y sabemos todos que lo es—, los candidatos de sus partidos se permitan dudar del mismo con semejante alegría. No me parece que haya mucha madurez democrática en un país donde una victoria democrática se celebra con banderas predemocráticas. Me parece que tal situación es democrática, en efecto. Y además, mucho. Rabiosamente democrática. Soy de los que piensan que, de hecho, no debería ser ilegal. Pero ¿maduro? ¿Democráticamente maduro? ¿Maduro como diciendo, lo predemocrático está superado? Pues no, miren. Ojalá me lo pareciera, pero no.
Democracia hay toda la que quieran, claro está. Hasta con palos en las ruedas, la democracia sigue siéndolo. Pero la “madurez democrática” —que si tanto importa es por cacareada, no porque no deje de ser una entelequia bastante inane— es otra cosa. Y no creo que haya mucho de esta cosa en un país donde su propia idea, la de la madurez democrática, está así de devaluada. Donde la idea de su ejercicio se resume con frecuencia en su simple enunciación y donde sus apóstoles, los que la enuncian, son normalmente quienes más tienen que callar. Donde no salta a la vista, resumiendo. Por lógica elemental se me ocurre pensar —ya les dije antes que es que soy extravagante— que en un país donde la “madurez democrática” aconteciera realmente no existiría la necesidad de tener que afirmarla constantemente.
Estoy básicamente de acuerdo, aunque, de los ejemplos, chirría el último. ABC es un periódico y los demás son políticos y políticos importantes. El de la bandera es uno y no es nadie. Tontos los hay en todas partes. Los tontos del PP del subgrupo «tonto que lleva banderas para llamar la atención» llevan banderas como esa. Siempre que aparece una foto así me pregunto por el porcentaje (usted lo hace implícitamente cuando saca la foto de los que que man cosas en Sol). Lo importante es saber si llevan o llevarían o ven bien que se lleven banderas así un 75% o un 50% o un 25% o un 1% de los votantes (o en el escenario más interesante de los que van a cosas del PP). Algo así: http://www.elmundo.es/elmundo/2005/11/19/espana/1132371627.html
Interesante el artículo que enlaza Tsevanrabtan. Una buena muestra cómo anda la madurez democrática en temas de memoria histórica.
«No creo que haya mucho de madurez democrática en que un candidato recién ganado, Rajoy para más señas, preconice la “madurez democrática” del país justo después de expresar su deseo “de que tengamos un traspaso de poderes modélico” como diciendo que oye, quién sabe; a lo mejor podría ser modo.»
Pues sí, claro que podría ser de otro modo, será por falta de precedentes…
La foto de la bandera franquista es un clásico de Público, a veces me pregunto si no son ellos mismos los que la llevan para que alguien pose. Es lo que piden sus lectores, se sentirían defraudados si no encontrasen algo así.
Me encantaría que alguna vez se refiriesen a esas banderas republicanas tan populares en las manifestaciones de la izquierda. ¿Acaso no son pre- o anti- constitucionales?
Preconstitucionales a la constitución actual? En efecto.
Antidemocraticas? Para nada. :)
Estamos en la era de los sucedáneos, y esta democracia es hija de su tiempo.