Durante el siglo XX, los Estados Unidos de América tomaron el relevo de Europa como epicentro de la producción cultural en occidente. Quizá su literatura o su filosofía no hayan llegado a eclipsar el descomunal legado europeo, cuyo peso específico acumulado sigue siendo muy superior, pero la cinematografía, la televisión y sobre todo la música estadounidenses se han convertido en un nuevo paradigma artístico cuya influencia se extiende literalmente a todo el planeta. La música norteamericana —un laberíntico compendio de influencias europeas y africanas— han propiciado la aparición de varios géneros que han revolucionado el concepto mismo de la música como arte. Uno de los aspectos más interesantes es el muy diferente papel que han jugado un buen número de ciudades en el nacimiento, desarrollo y explosión de estos géneros y corrientes. Como ya sabemos, no existe una música americana como tal, sino muchas, y aunque ya haya MacDonald’s y Starbucks en prácticamente todas esas ciudades —como los hay ya en las nuestras—, muchas de ellas se precian y con razón de poseer una distintiva y muy relevante tradición musical propia. De hecho, el bagaje musical norteamericano es tan rico y diverso, tan concentrado en un periodo muy breve, que los arqueólogos del futuro probablemente pensarán que estas ciudades ni siquiera formaban parte del mismo país. Estas son las capitales estadounidenses de la música.
Nueva Orleans: el Big Bang. Pese a su relativamente modesto tamaño es el centro musical más determinante de los últimos ciento cincuenta años no ya en los EEUU, sino en el mundo entero. En ella nació el jazz, un género que ha adquirido una relevancia descomunal y que pese a su corta historia goza ya de un prestigio similar al de la música clásica. El más prominente ejemplo de ello es —cómo no— el hijo más famoso de la ciudad, Louis Armstrong. También fue cuna del rhythm & blues, la forma revolucionaria de música que practicaba gente como el ya retirado Fats Domino —otro de los hijos ilustres del municipio— y que posibilitó la aparición del rock & roll y todos sus innumerables derivados. Incluso se la puede considerar en parte responsable de la aparición del funk, pues James Brown creó el estilo recogiendo ciertos patrones que ya existían en la música de esta ciudad. Si hablamos de música de los siglos XX y XXI, Nueva Orleans es la auténtica Madre del Cordero. El huracán Katrina destruyó muchos de sus lugares emblemáticos, pero la personalidad de esta ciudad tan atípica —norteamericana, europea, africana, caribeña— no ha desaparecido bajo las aguas. El eslabón perdido, o no tan perdido, de casi toda la música moderna.
Nueva York: la ciudad más grande del país tenía por lógica que ser una de las más activas musicalmente, aunque su escena es también demasiado heterogénea como para poder colgarle una etiqueta que la defina. No es conocida por haber creado demasiados estilos desde la raíz, pero ha tenido un papel importante en el desarrollo de muchos de ellos (jazz, rock, vanguardias, etc.) sencillamente porque, dada su incesante actividad cultural y su riqueza, siempre atrajo muchos músicos en busca de trabajo. La historia musical de Nueva York es extraordinariamente compleja, ya que ha servido de cajón de sastre para lo que llegaba de todas partes del país y del extranjero. Decimos que no generó estilos desde la raíz, sino más bien derivaciones de estilos anteriores, pero hay que destacar su aportación autóctona más original, pues Nueva York es la cuna del rap y el hip-hop. En resumen, Nueva York y su entorno (Nueva Jersey, etc.) han producido demasiados artistas como para nombrarlos a todos, y demasiado distintos entre sí como para englobarlos de alguna manera. Aunque si la ciudad se ha caracterizado por algo ha sido por propiciar las escenas más “arty” y experimentales, los movimientos de vanguardia, así como por ser el epicentro de la música disco y del “punk rock” norteamericano. Todo lo que sea estrambótico, extravagante o “underground” ha tenido su sitio en Nueva York, generalmente libre de las lacras conservadoras que han encorsetado la cultura de muchas otras partes del país. Nueva York ha sido el principal puerto de llegada de las modernas influencias europeas, siempre apetecidas por los norteamericanos más culturetas. No en vano la ciudad es también, por descontado, la capital de la música clásica en los Estados Unidos; sus recintos para la celebración de conciertos clásicos y óperas son mundialmente famosos. En general, el número y variedad de recintos para la música en directo es enorme, en todos los formatos imaginables, no en vano es la capital mundial del teatro musical.
Los Ángeles: junto a Nueva York, la metrópolis más grande de los Estados Unidos. Desde hace décadas, y aunque dado su tamaño ha recogido todo tipo de estilos, es menos “profunda” que Nueva York y siempre se ha caracterizado por ser una ciudad dominada predominantemente por el rock en su vertiente más espectacular. Sus épocas de mayor esplendor en la industria musical fueron los años 60 y los años 80, con el auge de movimientos rockeros; ha sido tradicionalmente el lugar a donde emigran todos los jóvenes músicos de rock del país para triunfar. En los 60, la zona de clubs de Sunset Strip albergó una vibrante escena psicodélica, con grupos como The Doors, The Byrds o Buffalo Springfield, aunque nunca tomó la delantera que sí llevaba su vecina San Francisco. Durante los 70 y 80, en esa misma zona, se produjo la explosión de bandas de hard rock como Van Halen o Guns n’Roses, que durante un tiempo convirtieron Los Ángeles en el ombligo de la industria musical nacional. También en los 80 fue el ecosistema del “rock de fusión”, del que surgieron grupos como Red Hot Chili Peppers, Jane’s Addiction o Fishbone. Todas las grandes bandas angelinas de los ochenta tienen en común el énfasis en la espectacularidad: había tanta competencia de bandas locales peleando por actuar en los mismos clubs, y el público angelino estaba tan acostumbrado a ver conciertos de todo tipo, que la única forma de destacar era, además de haciendo buena música, acompañándola con una puesta en escena muy visual, enérgica e incluso estrafalaria. Por descontado, Los Ángeles es también la ciudad de Hollywood, así que la importancia de la imagen, cierta superficialidad y un enfoque en el que predominan entretenimiento y hedonismo sobre “seriedad” siempre ha teñido casi toda la música que sale de allí.
Chicago: es la tercera ciudad más grande del país, especialmente célebre por haber sido la cuna del blues eléctrico, popularizado por sellos locales tan célebres como Chess Records. El blues eléctrico fue creado por inmigrantes sureños como Muddy Waters, atraídos por el empleo de las gran ciudad industrial del norte. Muddy Waters tocaba el blues tradicional que había aprendido en los campos de algodón del sur donde había crecido, con la diferencia de que para tocar en los clubs de Chicago empezó a utilizar amplificación. En la gran ciudad, varios bluesmen sureños descubrieron los encantos de la guitarra eléctrica, de la que ya nunca se separarían. Nombres como Buddy Guy, Otis Rush o el inimitable pero mil veces imitado Bo Diddley (que en sus inicios solía tocar su guitarra en las calles acompañado por los ritmos de una tabla de lavar) hicieron del blues de Chicago un género propio y muy, muy influyente. El blues de Chicago definiría en el modo en que se desarrollaría la música del futuro. Podría decirse que fue la ciudad que preparó a la guitarra eléctrica para dar su salto definitivo a la primera plana de la música popular.
Nashville: como Nueva Orleans, otra ciudad de modesto tamaño pero que ha desempeñado un papel muy importante en la industria musical. Capital del estado de Tennessee (donde hay otra ciudad musicalmente importantísima: Memphis), es el centro neurálgico de la industria del country. Cualquier músico country que quiera triunfar rápidamente suele tener Nashville como destino favorito. Como en el caso de Nueva Orleans y el jazz y r&b, la cantidad de músicos de country que han nacido en Nashville o sobre todo que se desplazaron allí para triunfar es sencillamente espectacular. Aunque es universalmente asociada con sombreros de cowboy, su escena local es muy animada y más variada de lo que parece.
Memphis: no fue allí donde nació el rock & roll, pero desde luego sí fue allí donde se produjo la revolución social y cultural asociada a dicho movimiento. Sede de Sun Records, probablemente la pequeña compañía discográfica con un mayor impacto momentáneo en la cultura planetaria, que lanzó el nuevo sonido a todo el país primero, y al resto del mundo después. Naturalmente, buena parte de la culpa la tuvo un tal Elvis Presley, nacido en la vecina Tupelo, aunque se mudó a Memphis siendo un adolescente. La lista de nombres cuya carrera musical le debe algo a esta ciudad es demasiado larga como para detenerse en ella, pero para empezar basta con echarle un vistazo al catálogo de la discográfica Sun durante los cincuenta.
Detroit: la “ciudad del automóvil”, una metrópolis industrial como Chicago, es también uno de los centros neurálgicos de la historia de la industria musical estadounidense. Sede de Motown, con todo lo que ello implica en el desarrollo de la música negra norteamericana y el soul. En Detroit creció Aretha Franklin cantando en la iglesia, allí creció Stevie Wonder, allí se formaron The Temptations… si a eso añadimos los nombres que se desplazaron a Detroit para triunfar en Motown, la lista se alargaría hasta el infinito. Lógicamente podemos deducir que es una de las ciudades claves en el desarrollo de la música del siglo XX. La ciudad también se caracterizó por albergar una escena rockera muy característica, surgida a finales de los 60, con un especial apego por las guitarras fuertes y cuyo sonido chocaba un tanto con la psicodelia imperante por entonces: nombres como MC5, Bob Seger, Alice Cooper, The Stooges (con Iggy Pop en sus filas), Ted Nugent, Rare Earth… hicieron que hoy se hable con propiedad de un “sonido Detroit” que nada tiene que ver con el sonido Motown pero que resulta igualmente característico de la ciudad.
Austin: la capital de Texas presume de poseer una de las redes más activas de locales con música en directo en el mundo. Se la suele asociar con estilos sureños gracias a celebridades locales como la leyenda del country Willie Nelson o el fallecido guitarrista de blues Stevie Ray Vaughan. Otro bluesman blanco mítico, Johnny Winter, vio despegar su carrera también allí. Pero la escena local de Austin no sólo se centra en el blues y es muy variopinta, con núcleos importantes de otros estilos que han producido artistas tan distintos entre sí y “tan poco sureños” como el guitarrista de jazz-fusion Eric Johnson o el grupo de rock alternativo Butthole Surfers. No posee una industria discográfica local tan poderosa como la de otras ciudades, lo cual provoca quizá que no todo su potencial musical llegue a primera línea, así que Austin produce relativamente pocas estrellas (insisto: relativamente) para el potencial de su escena musical autóctona. Pero prácticamente todos los músicos norteamericanos que se han movido por el país la citarían como uno de los lugares más plagados de talentos por descubrir.
Seattle: antes de los 90, Seattle era una ciudad ignorada por la industria musical norteamericana y era sólo conocida por haber sido el lugar de nacimiento de Jimi Hendrix. Que alguien como Hendrix surgiese de una ciudad así, perdida en el frío norte y aparentemente alejada de todas las corrientes musicales predominantes, parecía una anomalía, hasta que el éxito del “grunge” puso de manifiesto que la escena musical local, especialmente en cuanto al rock más guitarrero, era rica y efervescente: Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden y Alice in Chains fueron los grupos más exitosos de la repentina explosión comercial de Seattle, pero hubo toda una pléyade de bandas surgidas en la ciudad que la convirtieron durante un tiempo en el ombligo musical del país. Antes de eso, los músicos locales siempre habían tenido que emigrar, como el propio Hendrix o Duff McKagan, bajista de Guns N’Roses, que se marchó a Los Ángeles porque en Seattle ninguna banda llegaba a ninguna parte… aún.
San Francisco: en los años 60, esta ciudad y el término “hippie” eran prácticamente sinónimos. De ella surgieron bandas como Grateful Dead, Creedence Clearwater Revival y Jefferson Airplane, y “Frisco” se convirtió en la Meca del hippismo contracultural estadounidense. Pero además de su aportación a la psicodelia, el “flower power” y el Verano del Amor, durante los ochenta gestó una importante escena de heavy metal, la escena de la “Bay Area.
Kansas City: una ciudad con marcada tradición jazzística, pese a que su nombre no lo tengamos tan asociado a la música. De hecho tuvo un papel importante en la evolución del género desde el formato de “big bands” hasta una música más pronta a la improvisación y la experimentación. Todo ello se puede resumir diciendo que fue, por ejemplo, el lugar de nacimiento de Charlie Parker.
Las Vegas: aunque no ha producido ninguna corriente musical digna de mención, es conocida por sus peculiares espectáculos en directo, generalmente de artistas establecidos que quieren ganar un dinero fácil actuando para los clientes de los casinos y hoteles, o de ciertas glorias del pasado en horas bajas que encuentran en Las Vegas una última oportunidad para seguir viviendo de la música. Lo que normalmente asociamos a sus escenarios es la música melódica “para todos los públicos”, allí han actuado infinidad de veces desde crooners legendarios como Frank Sinatra o Tom Jones (en tiempos más glamourosos) a cantantes como Celine Dion. Es básicamente la ciudad con música pensada para turistas. Aunque también fue allí donde Elvis Presley protagonizó su glorioso retorno y su fulgurante decadencia.
Macon: esta ciudad más bien humilde puede no sonarle a muchos más allá de alguna cita en The Simpsons (cuando Nelson, el niño matón de la escuela, dice que “siempre quise visitar Macon, Georgia”) pero pese a su modesto tamaño ha producido algunos de los más grandes nombres de la música norteamericana, desde Little Richard a Otis Redding pasando por Allman Brothers Band, así que probablemente habría que investigar el agua potable de la zona para encontrar alguna peculiaridad que permita que de un lugar tan pequeño emerjan semejantes personajes.
Miami: evidentemente es la puerta de entrada de la música caribeña en Estados Unidos, y el lugar donde suelen establecerse muchas estrellas de la llamada música “latina”, entre ellas algunas celebridades procedentes de España. También es especialmente conocida por sus clubs y discotecas de “dance music”.
Jacksonville: es la mayor ciudad de Florida, aunque probablemente suene menos en España que vecinas del mismo estado como Miami u Orlando. Tiene una rica historia musical: en ella comenzó su carrera musical un ilustre ciudadano de florida como Ray Charles (que no, no es de Georgia, aunque dicho estado haya adoptado su famosa canción como himno) y también uno de los grupos de rock más legendarios del país, Lynyrd Skynyrd (que no, no eran de Alabama). Quizá la maldición de Jacksonville sea que los estribillos más famosos sus grandes estrellas hacen referencia a otros estados, así que no está de más reivindicarla. Jacksonville es una de las mecas del rock sureño, no sólo por los Lynyrd Skynyrd sino también por bandas como Molly Hatchet o Blackfoot, aunque desde Europa nuestra imaginación asocia más el “southern rock” con Alabama, Arizona o Texas que con Florida. En la actualidad Jacksonville ha seguido produciendo grupos de éxito, como Limp Bizkit.
Cleveland: aunque no es una de las ciudades con mayor tradición rockera del país, sí tiene el honor de albergar las modernistas instalaciones del famoso Rock and Roll Hall of Fame. Curiosamente, Ohio es un estado que despuntó mucho más en otro estilo: durante los años de gloria del funk, tanto Cleveland como otras ciudades (Dayton , Cincinnati) produjeron varios nombres muy importantes en dicho género, desde los Ohio Players, Dazz Band, Sun, Slave, Zapp hasta el gran Bootsy Collins, legendario bajista de James Brown y Parliament/Funkadelic.
Minneapolis: la modesta capital de Minnessota no tiene la resonancia de otras grandes capitales y es un caso similar al de Austin. Su escena musical es muy rica y se dice tiene más grandes recintos para actuaciones en directo por habitante que cualquier otra ciudad excepto Nueva York. Aunque no ha dado a conocer muchos grandes nombres porque no hay una industria discográfica local fuerte, ha producido bandas de toda clase de estilos, desde jazz al rock alternativo. Por descontado la gran estrella surgida de la ciudad es Prince.
St. Louis: un caso similar al de Minneapolis, carece de mucho renombre en el exterior pero su historia musical es bastante destacable. Ya desde los tiempos del “ragtime”, del que St. Louis fue uno de los principales focos. Su aportación al jazz tampoco es nada desdeñable si tenemos en cuenta que en su escena local se formó Miles Davis. Y también su aportación a la música rock es clave, ya que de St. Louis procede también una de las tres o cuatro figuras clave en su desarrollo, nada menos que Chuck Berry.
Boston: la ciudad más europea, progresista e intelectual del país es junto a Nueva York otro de los grandes centros neurálgicos de la música clásica, y como ciudad universitaria que es, cuenta además con diversas escuelas de música de bastante prestigio. Dicho ambiente universitario propició la aparición de muchas bandas “indie”, desde los Pixies hasta Throwing Muses y The Cars, aunque los dos grupos de rock emblemáticos de la ciudad son dos de las formaciones más exitosas en la historia de Estados Unidos: Aerosmith y cómo no, el grupo liderado por Tom Scholz y llamado precisamente Boston.
Philadelphia: una de las ciudades artísticas e intelectuales por excelencia, que al igual que Boston destaca por su actividad en música clásica, aunque también tiene una amplia tradición de gospel, jazz y blues; allí desarrolló su estilo, por ejemplo, John Coltrane. También como Boston, dispone de algunas escuelas de música de prestigio, aunque probablemente le suene a más gente porque Will Smith procede de allí, como nos recordaba continuamente en la sintonía de The fresh prince.
Hasta aquí un repaso a ciudades con tradición musical en los Estados Unidos. Naturalmente podrían haber sido más, y para cada una de ellas podrían haberse citados muchos más nombres (la historia musical de muchas de ellas merecen no ya artículos propios, sino libros enteros dedicados al tema), pero creo que en un principio bastan estas veinte para hacerse una pequeña composición de lugar, un mapa esquemático del que ha fue el país musicalmente más rico de todo el siglo XX.
Magnífico post, me quedo sobre todo con la aportación de la ciudad de New Orleans.
Entiendo que se pase de ello en Europa, además de que comprendo el enfoque de este artículo, pero la ciudad de New York representa algo muy valioso para los latinos: fue la cuna de la salsa. En los barrios del Bronx y Brooklyn los inmigrantes cubanos y puertoriqueños unieron sus influencias y nació el ritmo latino por excelencia.
Enhorabuena por tu artículo, saludos!
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Muy bueno el artículo y una sugerencia: si hablamos de Philadelphia, hablemos de The Roots.
Buen articulo. Pero, como siempre tiro para mi monte, se podía haber hecho alguna mencion a la musica electrónica en Detroit.
Venia a decir esto mismo
Sólo hay una capital y es Nashville. Lo demás son sucursales. God bless country music!
Curioso, sólo nos acordamos de lo que falta. Yo, también: ¿Metallica y San Francisco?
Muy buen artículo, pero falta un epicentro fundamental de la actualidad: Portland (Oregon)de donde proceden, entre otros, The Decemberists, The Shins, M.Ward, Blitzen Trapper, The Dandy Warhols, Menomena…
Me da la imprension de que un genereo musical tan destacado e influyente como el rap y el hip hop no tengan cabida en una revista con un abanico tan amplio… y en este articulo concretamente parece escasa la referencia que se hace como genero originario de NYC, ademas de que fue y es tambien de gran importancia en LA, y como no, en el Sur. El Rap es un genero musical con una cultura brutal y riquisima.
De Seattle es también Queensrÿche, una de las bandas metaleras más famosas de Estados Unidos, y autora de uno de los mejores discos de los 80 del género, Operation: Mindcrime.
Y por cierto, de San Francisco proviene también uno de los grupos más grandes de los últimos 30 años: Faith no More.
Excelente, como siempre, pero echo de menos Marvin Gaye, en Detroit y Frank Zappa, en Baltimore.
Hecho en falta Portland, cuyo lema es «keep it weird», meca primero d folk, luego d punk, y ahora d indie rock (The Decemberists, M.Ward, Floater…).
Portland copió el ¨Keep It Weird¨ de Austin, pero es cierto que es cuna de un montón de artistas indies.
En fin, Estados Unidos es prácticamente un continente musicalmente hablando. Es imposible resumirlo todo en un artículo.
Excelente artículo. He estado en 7, me quedo con Nueva Orleans y sus calles del barrio francés.
A ver para cuando una réplica a la española, aunque no sé yo si saldrían tantas ciudades…
Wow! Ir de entendido y ni mencionar de Detroit que es la cuna del techno ni de Chicago que es la cuna del house… Ni de Miami que alberga UMF, el festival de música electrónica más grande del mundo… Ni que en Las Vegas se acaba de inaugurar la discoteca más grande del mundo, arrebatando tan insigne mérito a nuestra mítica Privilege de Ibiza… Artículos que se quedan en los efectismos, los cliches, y los supelativos… Menos mal que me queda mucho JD para bucear.
Buen articulo…pero falta Chicaco con su house…Detroit con el techno…Baltimore(ya que tanto os gusta The Wire) con su Baltimore Club(o si quereis llamarlo Bmore House) y tambien mencionar el hip-hop en algunas de las ciudades que mencionais…uhmm que poco gusta por aqui esas tendencias… la musica electronica y el rap ;)
Un saludo!
Hablar de Detroit sin hacer mención a que allí nació el Techno o hablar de Chicago sin decir NADA sobre gente como Frankie Knuckles o la escena House me parece un poco triste. La música va más allá del Rock y sus variantes (por mucho que me gusten).
Detroit y no mencionas el techno, Chicago y nada del house…. Me repito, ya han comentado esto,pero es que clama al cielo.
Como muchos de los comentaristas, más allá de mencionar a artistas concretos y ciudades concretas, he echado en falta principalmente la mención a las escenas de techno y house de Detroit y Chicago, el rap angelino y la salsa (y el jazz latino) y el rap en NY.
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De los Ángeles y area metropolitana (añado Orange, que está literalmente pegado, o zonas como Hermosa Beach que al igual que Santa Mónica son independientes de Los Ángeles ciudad, pero esta todo pegado) el punk es importantísimo, y el hardcore, y de ahí el skate punk ….. Y la mayoría de la escena Hardcore melódica….. Y el punk y hardcore de los 80 fue terriblemente violento…. Lo digo por quitarle superficialidad al análisis de superficial a los Ángeles…. Que de la zona de los Ángeles han salido bandas como Black Flag, Suicidal Tendencies o System of a Down. Y aunque hay mucho banda melódica , decir que no hay profundidad en letras de bandas como Pennywise o Bad Religión es bastante atrevido….