Arte y Letras Literatura

Un hombre pegado a una cámara: Jesús Franco

Jesús Franco, de Carlos Aguilar

Signo e imagen. Cineastas -Cátedra

jesus franco12De la misma manera que hay grafómanos, alcohólicos y adictos al sexo existen individuos afectados de una patología consistente en trasladar al celuloide todo lo que bulle en sus mentes enfermizas. La olla podrida de deseos, imágenes cinematográficas, ansiedades, temores, villanas de cómic, figuras literarias y música prostibularia se transfigura en historias fascinantes y confusas, intuitivas y caóticas, llenas de talento y, a la vez, de desastrosa improvisación. El crítico Carlos Aguilar disecciona la trayectoria singular de un cineasta de esta especie: Jesús Franco.

Desde muy joven Franco se adentra en el mundo del cine realizando toda clase de trabajos. Pronto consigue dirigir su primera película, inaugurando una carrera tan prolífica como irregular. La compleja personalidad de Franco, una mezcla de inteligencia, mitomanía y, sobre todo, pasión por el cine, le permitió encontrar financiación para realizar varias películas al año, a menudo simultáneamente. Esta compulsión a la hora de rodar la pagó con una merma de la coherencia y calidad de sus películas: el guión (si lo había) estaba a medio esbozar, los actores rodaban de corrido escenas para distintos filmes, a veces en escenarios que no cuadraban con la historia, los argumentos eran cada vez más demenciales… Franco es como el tragón que engulle sin importarle el qué: rueda y rueda películas sin tener en cuenta el contenido, la fiebre de la grabación compensa la carencia de una ética laboral que le exija un acabado más o menos digno.

Aguilar analiza generosamente la enorme producción del director, constatando cómo el prometedor y talentoso joven, después de algunas películas llenas de oficio e imaginación (Las vampiras, Miss Muerte, por citar algunas), a partir de cierto momento pierde progresivamente el norte hasta hundirse en el barrizal de la pornografía más chabolista (entendámonos, la pornografía como género no tiene nada de malo, más bien al contrario, pero en esto, como en todo, se pueden hacer las cosas bien o se pueden abortar auténticos engendros, como hacía Franco). Lo sorprendente es que el cineasta encontró así una manera de ganarse la vida: ninguna película era lo suficientemente infecta como para impedirle encontrar financiación para la siguiente. Los programas dobles de los cines de pueblo, la venta directa a vídeo y los consumidores más rupestres de pornografía eran su mercado natural.

Hoy día hay un nutrido grupo de cineastas rinden culto al tío Jess (un tanto acríticamente, como bien señala Aguilar). Y recordemos la función tutelar que tiene el director en una novela actual de la importancia y ambición de Providence, de Juan Francisco Ferré. Para los que, como yo, tengan curiosidad por la obra y, sobre todo, la personalidad de esta figura mítica del cine español (habré visto algo más de media docena de películas suyas, algunas de las cuales abandoné a los veinte minutos), les recomiendo el excelente libro de Carlos Aguilar, lleno de erudición y discernimiento, a modo de machete con el que adentrarse en el mato grosso de la filmografía de Jesús Franco.

http://espitolas.blogspot.com/

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3 Comentarios

  1. Vaya, Mr. Alvaro, me ha sorprendido que leyera usted el libro de Carlos Aguilar.
    Sinceramente, viendo las manias y fobias del escritor, debo confesar que el libro me sorprendió muy gratamente este libro. Aunque, claro está, Aguilar tiene algo de veneno y de vez en cuando suelta alguna puntillita mortal (algunas fuera de lugar).
    Saludos!

    • Me alegra sorprenderle, querido Lazo, y que tenga tiempo para comentar entre pañal y pañal.
      Sí que suelta algún picotazo por aquí y por allá, pero en general me ha parecido un libro documentadísimo (verse esa cantidad de películas, incluyendo las porno, es algo parecido a la reeducación de La naranja mecánica) y, sobre todo, crítico, evitando la hagiografía hacia la que tiende este tipo de monografías.
      Un saludo!

  2. Obdulio Pérez

    Me encantó el libro, es apasionante y Aguilar revela muy bien su mezcla de admiración y decepción por Franco. Escribe genialmente. Su libro es más de lo que merece Franco, sin duda! Y muy buena tu crítica!!!

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