— Mario Conde: «Jobs creó informática con la misma facilidad que Mozart música y Shakespeare literatura».
— Juan Pedro Quiñonero: «Un héroe de nuestro tiempo. Su vida, una iniciación al arte de vivir. Su muerte, una iniciación al arte de morir, como un hombre».
— Santiago Segurola: «Al final, siempre es la manzana».
— Fermín de la Calle: «Alguien que convirtió la tecnología en algo intuitivo sólo puede ser considerado un genio. Stay foolish…»
— Michael Robinson: «Le agradeceré eternamente que me acercara a la tecnología».
— Hovik Keuchkerian: «Mi instinto me dice que tendremos noticias de Steve Jobs… Por fin sabremos si hay vida después de la muerte».
— Manuel Jabois: «Si hay vida después de la muerte debería diseñarla Steve Jobs».
— Fernando Schwartz: «Cambió la vida de mis dedos y de mi cerebro».
— Olga Viza: «Gracias».
— Antonio Orejudo: «Macintosh es el último dios y Steve Jobs, su verdadero profeta».
— Luna Miguel: «Parafraseando al gran Raúl Minchinela, querido Jobs, descanse en Pad».
— Leontxo García: «Como muchos genios hizo fácil lo difícil y, además, lo hizo bonito».
— Rafael Díaz (Editorial Valdemar): «Para mí Steve Jobs representaba la cara amable y falaz del tecnohippismo, que es a su vez la cara amable y falsa de la dictadura del capitalismo salvaje».
— Iván Tubau: «Probablemente la sesera mejor amueblada de la era computacional preinternáutica. Parecía un superdotado y encima lo era. O viceversa».
— Ramón Sanmiquel: «Su ipod siempre me pareció el monolito de 2001: odisea en el espacio. Genial».
Viva Wozniak, el verdadero creador del PC.
¿A todo el mundo caía bien?
Mario Conde, premio Nobel a la exageración.