Josep Casanovas y Daniel Serrano
La Cúpula, 2011
Josep Casanovas y Daniel Serrano vuelven tras El Invasor Microscópico (Glénat, 2009) con una historia de fustigador título y complicado protagonista enfadado con el mundo y en situación de crisis vital.
Raúl regenta una tienda de discos de clientela insoportable (y las referencias a Alta Fidelidad se acaban aquí gracias al torpe comentario de uno de los clientes), se estanca en la relación con su novia Carla, revive momentos cruciales de su infancia y mientras tanto el mundo que le rodea hace todo lo posible por mostrarle que la gente es, en esencia, idiota.
No seas amable conmigo es un retrato de la peor época del huraño protagonista, escrito con una maña que sobre todo se intuye con los pequeños detalles encontrados durante una segunda lectura. Tebeo con cierto carácter mitómano, su protagonista refleja la crisis por la que está pasando estancado eternamente en una canción de los Beatles (She said she said del albúm Revolver) y el escenario de la tienda ofrece un aprovechado escaparate de gustos (Blue Train de John Coltrane, This is hardcore de Pulp, Crying de Roy Orbinson, Visca la llibertat de Jaume Sisa, Surfer Rosa de Pixies o Marquee moon de Television entre otros) con viñetas en las que los personajes se cubren las caras con algunas de dichas portadas, aunque en realidad el libro en absoluto está centrado en lo musical sino más bien en lo intimista del huraño Raúl, un personaje con cierto riesgo, pues lo ocasionalmente artificioso de su antipatía es posible que evite que el lector se sienta identificado. Los autores saltean su narración con evocaciones intercaladas de regusto a cuento como ese osezno que le dice a su progenitor que quiere ser abogado o el soldado que discute con la luna sobre poesía, ensoñaciones que de algún modo proyectan la personalidad de Raúl y que aunque durante el relato podrían parecer forzadas e ilógicas el texto de Serrano se encarga de unir en un flashback final muy acertado y revelador que las dota de sentido.
Y todo esto flotando a la vez en un ambiente que muestra un ligeramente diluido pero bienintencionado mensaje de lo importante de aprovechar la vida.
El dibujo de Casanovas, de línea gruesa y fuerte personalidad, funciona a la perfección con esta historia y además sirve para refugiar curiosos cameos (Woody Allen, ¿Hurley?, Batman y los personajes de su anterior obra, El invasor microscópico, se agazapan en las viñetas). Y el conjunto se muestra más inteligente de lo que parecía en un principio, y pese a sus altibajos (un climax demasiado apurado quizá, un ritmo no siempre constante) forma una obra humilde en aspiraciones y suficientemente curiosa como para estar atentos a los futuros trabajos de sus autores.
Y un tebeo que se ríe de los best sellers con delicadeza (un personaje cita un libro titulado Los pilares del código) e incluye una conversación en avión en la que una mujer confiesa viajar a Alemania para encontrar a aquellos seres que lucen abrigos negros en los tejados de El cielo sobre Berlín o ¡Tan lejos, tan cerca! (sin siquiera mencionar las películas) bien merece una oportunidad.
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