Milinko Pantic (1966, Loznica, Yugoslavia), actual entrenador del filial del Atlético de Madrid e historia viva del club del Manzanares, nos recibió en la Ciudad Deportiva Cerro del Espino momentos antes de asistir al entrenamiento, fijado a mediodía para que sus jugadores “se acostumbren al calor”. Sufrimos nosotros también el bochorno y disfrutamos de la emotiva conversación con una figura mítica, cumpliendo así con los preceptos colchoneros. Milinko Pantic forma parte del pasado glorioso del Atleti, de su presente y de su futuro gracias a su trabajo en la Fundación Atlético de Madrid. “Sole” es la liturgia del ramo de flores del córner del Fondo Sur, el busto de la sala de trofeos que le valió aquel singular gol de cabeza de la final del Copa del Rey y que supuso el principio del fin del año del doblete —perdón, del año del primer doblete—, el maestro del juego a balón parado; un jugador respetado por todas las aficiones y adorado por la rojiblanca.
Recientemente has debutado como entrenador el Atlético de Madrid B, ¿cómo te sientes en tu nuevo puesto?, ¿cómo ves al equipo?
Muy bien, la verdad, muy contento. Es lo que quería desde hace mucho tiempo, es un sueño cumplido. Esto acaba de empezar, de momento pienso que el equipo está bien, ha cogido mis ideas y creo que va a funcionar.
¿Cómo ves el objetivo de subir al equipo a segunda?
Nadie me ha puesto el objetivo de subir. Mi objetivo es formar a los jugadores y que en cualquier momento Gregorio Manzano pueda contar con ellos. Ese es el objetivo: formar a los jugadores. Después también buscar el resultado, por supuesto. Estar en el Atlético de Madrid y no buscar el resultado es imposible.
Nunca has ocultado tu deseo de entrenar al primer equipo, ¿crees que este es el rodaje necesario para ocupar ese puesto?
No, no se trata de entrenar al primer equipo, se trata de ser un entrenador serio, de estar a corto plazo en un equipo de primera división; porque obsesionarme ahora con ser el primer entrenador de nuestro equipo sólo me puede perjudicar. No quiero ni pensar en eso. Yo quiero crecer como entrenador, crecer con mis jugadores y no obsesionarme con este tema. Ni lo pienso ahora ni entra en mis planes. El Atlético tiene un gran entrenador y ojalá Manzano se quede muchos años.
Como director técnico de la Fundación Atlético de Madrid, ¿cómo ves el papel de los canteranos? La plantilla de este año tiene bastantes.
La Fundación tiene un papel muy importante en mi vida, hemos desarrollado un proyecto muy importante, empezamos con unos pocos niños y hemos llegado a tener más de 1200. Es un proyecto que necesita continuidad y nada más. Todos sabemos que es muy difícil estar en primera o segunda, todo el mundo quiere jugar en el Atlético de Madrid, estamos hablando de uno de los clubes más grandes del mundo y no es fácil llegar ahí arriba. En la fundación hemos hecho este trabajo de formar a los jugadores, digamos el primer paso, y después dar informes para que progresen en las escuelas federadas o en el fútbol base.
¿Cómo ves la plantilla del primer equipo? ¿Si fueras tú el entrenador cambiarías algo?
No quiero meterme donde no me corresponde. Como aficionado, como abonado que soy, me gusta el equipo. Creo que el club ha hecho un gran esfuerzo, ha traído jugadores a la medida de la afición, que es la más grande del mundo; estamos hablando de Arda Turan, de Falcao, de Diego, de Gabi… de muchos jugadores que pueden hacer lo que está pidiendo la afición. Esta plantilla quizás es más completa que la del año pasado y años anteriores. ¿Cómo va a jugar Manzano? Esto no lo sé. Ha entrenado a tantos equipos, ha triunfado en tantos clubes y tiene tanta experiencia que no creo que tenga problemas para dar con la tecla.
Tú llegaste tarde al Atlético de Madrid…
No sólo al Atlético, llegué tarde al fútbol español.
Sin embargo, en solo tres años te convertiste en parte de la historia del club.
Es que no podía perder el tiempo, tenía muy poco para poner las cosas en su sitio. Ha habido gente que ha jugado aquí quince años y no ha hecho nada. Yo tenía que hacerlo porque llegué con 29 años.
Esperemos que como entrenador no ocurra lo mismo.
Espero. Pero en mi vida siempre todo va muy lento. Como de jugador fue así, quizás de entrenador también ocurra. Pero yo de verdad que no tengo prisa; sobre todo quiero disfrutar en esta profesión, que es la que más me gusta, y no quiero volverme loco y ponerme objetivos locos. Quiero crecer como entrenador, aquí o en otro sitio. Mi objetivo es entrenar, tener siempre trabajo.
¿Qué diferencias ves entre la situación actual en la liga y la que había cuando tú llegaste?
No hay grandes diferencias. El fútbol sigue siendo igual. En mi época, en la de Marina, en la de Luis Pereira… se ha jugado un fútbol grandísimo. Quizás ha cambiado un pelín tácticamente, pero por lo demás sigue igual. Ahora estamos viviendo una época en que todo el mundo habla del Barcelona y de su juego. Es un caso excepcional. Pero bueno, no todo va a ser jugar como el Barcelona.
¿Qué conocías del Atlético antes de llegar aquí?
Pocas cosas. Sabía que era un club importante en España y en Europa pero, la verdad, mi idea era hacer mi carrera en Grecia, porque mi mujer y yo fuimos muy felices allí y pensábamos quedarnos. Entonces, después de una temporada fantástica en el Panionios en la que marqué diecisiete goles e hice veinte pases decisivos, tuve muchas ofertas de Francia, Bélgica… y cuando me llegó la llamada de Radomir Antic no dudé ni un segundo; aunque nos costó mucho dejar el país heleno, sobre todo a mi familia.
¿Qué hizo que un extranjero como tú se sintiera tan unido a unos colores y a una ciudad?
Intenté integrarme cuanto antes, por supuesto lo primero que hice fue aprender el idioma y después intentar entender el sentimiento de una afición tan grande como es la nuestra, y creo que lo conseguí. Tengo una buena relación, un buen feeling con la afición, porque hay gente que una vez que deja el fútbol, desaparece, se va a otro equipo o lo deja apartado. Pero yo no, después de dejar el Atlético intente mantenerme, reforzar mi amistad y mi conexión con la afición.
Es un amor mutuo.
Sí, es mutuo. Intenté siempre ser honesto con la afición y me lo ha agradecido, han sabido reconocer que soy una persona que siente y respeta los colores. Estoy muy contento, espero durar mucho y no hacer ninguna tontería que dañe a una afición que me ha respetado, que me ha apoyado y que seguramente me va a seguir apoyando mucho tiempo.
Una pregunta retórica: ¿Es la del Atlético la mejor afición del mundo?
Hombre, para mí es una de las mejores del mundo. He tenido la suerte de jugar delante de ella. Hace poco, por ejemplo, en un partido de balonmano contra el Barcelona se pudo ver la fuerza y la grandeza de una afición, una afición que ha ganado la Supercopa, porque los jugadores del Barcelona se quedaron helados. Una afición que apoya siempre, porque hasta estando en segunda hemos tenido más de 50.000 abonados. Yo he jugado en Partizan, en Eslovenia, en Grecia, en Francia… y te puedo asegurar que estamos hablando de algo muy serio.
¿Qué tenía aquella plantilla del primer doblete? No era una plantilla con fichajes estrella.
No, éramos un grupo. Radomir Antic acertó con los fichajes de “perfil bajo” como yo, como Santi, Molina, Penev, Delfí Geli, Biagini, Correa… Antic fue la clave de todo esto. Detrás de un gran equipo está un gran entrenador. Montó un gran grupo y luego nosotros hicimos que funcionara, lo fortalecimos en el vestuario, un buen ambiente es fundamental. Y Antic sacó lo mejor de cada uno; por ejemplo, aprovechó muy bien mi virtud con el balón parado, le sacó muchos puntos. Esta es la grandeza de un entrenador.
¿Qué supuso Radomir Antic para ti? Se dice incluso… (Me interrumpe, sabiendo que le voy a mencionar el rumor según el cual Antic afirmó estar dispuesto a pagar su ficha si el club no lo hacía).
No, no, no. En esa situación por la que me quieres preguntar él fue muy listo. Puso el cebo a ver si picaban (risas) y la verdad es que consiguió lo que quería. Después de ver videos de mi época de Grecia, sabía perfectamente que yo era la pieza que le faltaba.
Fue una apuesta.
Sí, pero no fue una apuesta a ciegas, sabía de quien se trataba después de ver mis videos. El tenía muy claro que era una pieza clave.
Hablabas de tu habilidad para el juego a balón parado, ¿es un don natural o lleva horas de entrenamiento?
Un poquito de todo. Sobre todo creo que yo nací con esto, pero luego intenté perfeccionarlo. Ahora con 45 años sigo intentando mejorar porque es algo que me gusta. De vez en cuando me quedo con los porteros de mi equipo y nos picamos. Aunque lo cierto es que siempre salen perjudicados ellos (risas). Pero es una manera de intentar mejorar todos
¿Y transmites estos conocimientos a tus jugadores?
Sí, por supuesto, es parte de mi trabajo. Sobre todo a los jugadores que tienen este talento, porque para mí el juego a balón parado era, es y será siempre una parte muy importante de mi estrategia y de cómo trato de preparar un partido.
¿Qué momento de aquella época rescatarías para enmarcar? Te doy a elegir entre dos :
-Vítor Baía llorando tras meterle cuatro goles.
-El gol de cabeza de la final de Copa en la Romareda.
Yo también lloré por dentro, porque después del partido me quedé con cara de tonto, no entendí nada. Baía… yo siempre tuve buena estadística contra él y en este partido especialmente. Es un detalle importante en mi carrera como futbolista, porque marcar cuatro goles…
El gol de cabeza es histórico…
Sí, sí, pero marcar cuatro goles en el Camp Nou es algo que pocos jugadores pueden hacer.
Nos quedamos con ese momento entonces, a pesar del resultado. Además el partido fue épico.
El gol de la Copa también es especial, siempre lo he visto como algo que el destino quiso así.
¿Por qué no pudiste mantenerte?, ¿la llegada de Juninho te desplazó?
Sí, esa fue la clave. Yo no supe ver el juego, me equivoqué, no supe anticiparme para salir como dios manda. Con su llegada, en el primer entrenamiento me di cuenta que éramos muy parecidos y que no había sitio para los dos. Fue un fallo mío por no pedir al mister que facilitara mi salida y un poco también de él por no explicarme cómo estaría Juninho conmigo.
¿Cómo viviste el conflicto de los Balcanes desde la distancia?
Cuando llegué a España justo había acababa la guerra. Yo salí de Serbia el 13 de julio de 1991 y la verdad es que tuve la suerte de no ver nada, tuve el privilegio de poder salir gracias a esta profesión y no ver las barbaridades que ocurrieron.
¿Te gustaría que volviera a haber una selección de los países que formaban Yugoslavia?
Sí, claro, yo soy yugoslavo. Es mi país, yo nací allí y soy, como muchos, “yugo” nostálgico. Estamos hablando de un país que era un lugar maravilloso, un país importante en Europa, organizado; y después, por intereses de unos y otros, por temas en los que no quiero entrar, porque no me interesan…
En los noventa había un caudal de buenos jugadores de la antigua Yugoslavia, ¿teníais una formación especial?, ¿sigue habiendo jugadores de este nivel?
Sigue igual, el problema es que las ligas allí son blandas, no son como antes. Serbia tiene muchos jugadores con talento, pero se ha perdido la competitividad. Ahora hay dos equipos entre los que se decide la competición, no hay tercer equipo. En Croacia estamos hablando de Dinamo de Zagreb y Hajduk, en Bosnia de Sarajevo y Zeljeznicar, en Macedonia hay un equipo, el Vardar Skopie, que era un equipo fuerte de la antigua Yugoslavia, y en Montenegro hay un equipo solamente. Estamos hablando de ligas que no son fuertes, este es el problema. Quizás si en un futuro se juntaran en una liga de “ex”… de momento no es posible, está todo muy fresco; pero bueno, en el básquet ha funcionado y está funcionando, pero en el caso del fútbol es más difícil, es una espacio más grande y con todas las aficiones es más complicado.
¿Qué opinas del derribo del Vicente Calderón?
El club ha tomado esa decisión. No es el único caso. Supongo que es un paso para modernizar, tener mejores instalaciones y más aforo para el público, y yo lo respeto. Pienso que el club lo tiene pensado para facilitar a los aficionados todo lo posible. Aunque soy nostálgico, como muchos que hemos jugado en el Calderón, las decisiones del club hay que respetarlas y se toman para mejorar. Con la nueva Ciudad Deportiva de La Peineta va a haber más aforo para la afición.
¿Ves posible una liga europea?
Lo veo muy difícil. Lo están intentando, pero creo que no es posible: un año dura 365 días, ¿cómo vamos a hacer otra liga aparte de todo esto? El fútbol es un negocio, pero hay que pensar también en el futbolista, que no es una máquina. El cuerpo llega un momento en que dice “basta”, así que no sé cómo piensan en algo así.
Hemos vivido recientemente una huelga de futbolistas motivada por el impago de nóminas en algunos clubes. ¿Cuál es tu posición?, ¿apoyas las reivindicaciones?
Por supuesto que apoyo que de una vez por todas se solucione este tema, que se respeten los contratos, los derechos de cada jugador, de cada trabajador. No es posible que firmes un contrato, luego el club entre en una ley concursal y desaparece tu contrato.
¿Qué sueles leer?
Mi mujer es un fenómeno leyendo, yo sólo tengo tiempo para leer de fútbol. Tengo libros de mi país, libros de ejercicios, también en español, en inglés, en francés… porque me manejo bastante bien con los idiomas y siempre intento mejorar. No tengo tiempo para otras cosas. No quiere decir que sea tonto, porque aquí si no lees es que eres un inculto; no, tengo inquietudes, me interesa la política, me gusta leer… el deporte es lo que más me gusta y le dedico mi tiempo.
¿Quiénes son tus ídolos en el fútbol?
Dos: Platini y Zico. Fenómenos. Aprendí mucho de ellos, de sus lanzamientos de falta, de sus movimientos… Son dos jugadores “diez”.
En caso de que entrenaras un equipo de primera, ahora que en los banquillos se exhibe un look cuidado, ¿veríamos a Pantic vestido de Armani?
Yo tengo trajes, no de Armani, pero bueno. No soy una persona que se preocupe mucho por esto, pero respetar las reglas y las formas es importante. Un entrenador ha de guardar una imagen y vestir de traje en el banquillo. Ya sea Gregorio Manzano, Alfredo Santaelena, Mena o yo, representamos a un club muy importante y hay que respetarlo.
El jugador mas efectivo tirando faltas que he visto nunca, ni Cristiano ni leches. Era increible.
El día que el Atleti ganó la liga de 1996 en el Calderón frente al Albacete, al acabar el partido, un periodista (creo que de Telemadrid) abordó a Pantic mientras grada y jugadores celebraban el título. El periodista le preguntó que cómo se sentía alguien como él, que menos de un año antes estaba perdido en la liga griega. Pantic, visiblemente emocionado y con lágrimas en los ojos no fue capaz de responder la pregunta y se limitó a hacer un gesto señalando a la afición colchonera con una sinceridad que es muy difícil de encontrar hoy en día en los ojos de un futbolista. Esos segundos, para mí, representan perfectamente lo que es Pantic y lo que es el Atlético de Madrid.
¡Gracias Sole!
Pingback: Entrevista a Milinko Pantic en la que habla de su presente y futuro como entrenador
Curioso que en lugar de enmarcar el partido o los cuatro goles, enmarque el llanto del portero.
Y curioso que cuando le preguntan por los Balcanes se alegre de «no haber visto nada» de lo que ocurrió.
En fin…
Si le pones un poco de atención a la lectura el que enmarca el llanto de Baia es el entrevistador, Pantic solo enmarca el hecho de marcar cuatro goles en el Camp Nou. Y supongo que a ti el poder ver en directo la barbarie de una guerra te parece un privilegio. En fin ….