La demagogia electoralista de Duran i Lleida no ha hecho otra cosa que situar el debate político allí donde los nacionalistas y sus propagandistas se sienten más a gustito (pa las orejas): entre muslos temblequeantes de gozo y pálpito. Esto es, en el ámbito de las pasiones desatadas de alcoba. Según dicen, son multitud los catalanes que piensan como Duran. No sé ni los conozco a todos pero, en cualquier caso, un partido que pretende ser determinante en la gobernabilidad de España debería tomar distancias, aunque sólo fuera por higiene, del pensamiento vulgo vulgar y comportarse con una mayor responsabilidad de estado que, al fin y al cabo, es de lo que siempre han presumido (con o sin razón) los descendientes ideológicos de Cambó.
Entendiendo el achique de espacios y conscientes de la oportunidad brindada, a los partidos andaluces les ha faltado tiempo para enarbolar la bandera regional oliendo votos de orgullo palmeteao por el terruño. Cada cual a su modo y manera. Para ello, han obtenido la ayuda inestimable del C.F. Sevilla, cuyos jugadores parece ser que este fin de semana juegan un partido de futbol contra el F.C. Barcelona. Según ha declarado el club deportivo andaluz, los jugadores sevillistas llevarán una camiseta con el sonso eslogan “Orgullosos de Andalucía”.
Tal y como resumía el escritor José Antonio Montano en el adictivo y funesto Twitter, el coñazo es considerable. Un coñazo propiciado sobre todo por una indigencia intelectual que se caracteriza por la carencia más elemental de sentido del humor. Al fin y al cabo, estas son las señas de identidad de cualquier nacionalismo y demás fanatismos perjudiciales para la salud. Sin apelar a tópicos de gracejo e ingenio locales, podría haberse evitado el coñazo si verdaderamente la intención hubiera sido poner en evidencia la circunspecta estolidez de las palabras de Duran. Pero no. En la declaración de principios raciales de los gladiadores con calzones no hay más objetivo que el de situarse en un plano de igualdad con el supuesto agresor verbal. La lógica repetida del victimismo.
Como soy un amante empedernido de las pérdidas de tiempo, he estado dándole vueltas al asunto entre musarañas. Pienso, pues, que hubiera sido posible la chacota en el Camp Nou. Once millonarios y bien pagaos exhibiendo una camiseta donde, por ejemplo, pudiera leerse: “Yo también cobro el PER”, “Venimos a echarnos una siesta” o “Se imparten clases de guitarra”.
El artículo es demagógico a más no poder. El problema de CIU y de Durán no es su nacionalismo, sino su ideología de extrema derecha. Muchos nacionalistas se sienten igual de indignados con él y muchos no nacionalistas muy identificados. Y lo mismo ocurre con el nacionalismo español ultra, con el que comulga ideológicamente y sin ruedas de molino.
No pienso que haya ninguna diferencia entre el nacionalismo y la extrema derecha. En cualquier caso, gracias por su opinión.
Saludos.
Gracias por la mención! Siempre me ha encantado lo de «achique de espacios». Quizá podría ser un buen lema de camisetas :-)
Pues a mí me parece brillante (y con sentido del humor).
Esta estocada, para dar palmas: «En la declaración de principios raciales de los gladiadores con calzones no hay más objetivo que el de situarse en un plano de igualdad con el supuesto agresor verbal. La lógica repetida del victimismo».
Paissss.
Muchas gracias, Alberto. La carencia de sentido del humor acojona. Y aburre.
Aburre. Y todos sabemos que no hay nada peor que el aburrimiento.
Saludos,
M.