Debe de ser complicado establecer cuánto debe durar la presencia en pantalla de un actor para que su papel pase de figurante con frase a secundario. Es una fina y confusa barrera que la Academia de cine norteamericano se encargó de volver más turbia al entregar el Oscar a Judi Dench por menos de un cuarto de hora de aparición en escena. Un bochornazo a la altura del affaire Marisa Tomei. Entre un papel secundario y uno principal suele haber menos dudas a la hora de clasificarlos en una categoría u otra. En el caso de Walter Bishop (el inconmensurable John Noble) es difícil ser menos secundario sin ser actor principal ya que, si bien Fringe pivota sobre sus protagonistas oficiales —Olivia Dunham (la exquisita Anna Torv) y Peter Bishop (el… Joshua Jackson)—, el que articula, justifica y genera toda la mitología de la serie es Walter Bishop.
En sus inicios, Walter era una especie de Mengele light, un brillante investigador sin escrúpulos que no dudaba en suministrar drogas (cortexiphan) a niños para presuntamente estimular su potencial oculto en telequinesis, proyección astral, telepatía, etc. y que, en su insaciable sed de dar un paso más allá de las convenciones (ciencia límite), superó todos los límites éticos y del conocimiento. Pero lejos de ser el típico físico experimental con síndrome de Asperger (como Sheldon Cooper de The Big Bang Theory, vamos), Bishop tiene sentimientos, siente —a su manera— aprecio por los suyos, llegando a desafiar las leyes de la física y la moral robando a su hijo del universo alternativo para paliar la pérdida del suyo, el de esta Tierra. Una acción que puede sonar complicada y egoísta pero que, en cierto modo, encierra un concepto muy romántico.
Como Miles Dyson (para que nos entendamos, el negro de Terminator 2), Bishop vive con la cruz de ser el causante de que, aparentemente, la humanidad vaya a desaparecer por una acción directa suya. Si en el caso de la película de James Cameron es a causa de la evolución descontrolada de la tecnología, en Fringe nuestro universo se ha visto abocado a la destrucción porque Bishop ha manipulado inadecuadamente el continuo espacio-tiempo, interfiriendo en el destino de nuestra Tierra y… la Tierralternativa.
Además, Bishop carga emocionalmente con el suicidio de su mujer; arrastra las secuelas de haber estado encerrado 18 años en un psiquiátrico; lleva una complicada relación con su hijo que, desde siempre, sabe que algo falla porque no acaba de encajar en un mundo que no siente como suyo; trata a diario con Olivia, cuya sola presencia le recuerda los experimentos que realizó con niños y que ahora tanto le avergüenzan. Si a todo esto añadimos que le han quitado un pedazo de cerebro, Bishop cuenta con todos los ingredientes para no llevar una vida del todo sana a nivel psicológico. Así, su comportamiento excéntrico y delirante se puede llegar a justificar y entender, aunque siempre sorprendan esas peticiones de comida durante alguna autopsia o recogida de muestras biológicas especialmente desagradables, o lo difícil que le resulta recordar el nombre de su ayudante Astrid cuando recuerda cientos de complicados experimentos que realizó hace más de 20 años, o lo abiertamente que reconoce su automedicación a base de derivados del LSD, entre otras muchas drogas.
Su vida, en resumen, es un camino hacia la redención, intentando arreglar lo que ha desequilibrado tanto a nivel físico (eliminar las fisuras del continuo espacio-tiempo) como emocional (reparar las carencias sentimentales de Peter y Olivia, de las que es causante). Y si además de solucionarlo todo caen unos regalices, mejor que mejor.
Nunca se me habría ocurrido meter a Walter Bishop en una lista de secundarios de series o películas. Para mi, la serie pivota sobre este personaje.
Esta claro que tienes razón cuando dices que «Debe de ser complicado establecer cuánto debe durar la presencia en pantalla de un actor para que su papel pase de figurante con frase a secundario».
Es una serie magnífica. No me cansa ni un solo segundo.
Magnífica descripción de Walter.
La relación Peter – Olivia en el presente convierte a Walter en secundario, a pesar de que la serie pivota constantemente sobre él y sus actos en el pasado.
¿Secundario?
Yo diría gran protagonista, jejeje