Hijo de un anarquista que murió en un campo de concentración, Iván Tubau (Barcelona, 1937) nació en “un tiempo triste y en un triste país” pero no se dejó impregnar del ambiente mortecino de posguerra y viajó durante su juventud por varios países de Europa y América. Participó activamente en el Mayo del 68 y ha sido director de la revista Playboy, actor, presentador de televisión, poeta (al menos durante el momento en que escribe los poemas, dice), caricaturista, articulista y profesor de periodismo en la UAB entre otras muchas cosas, de las que nos habla animadamente en una terraza de la localidad de Bellaterra, junto a la universidad en la que ha dado clases durante tantos años.
Según un sondeo del Centro de Estudios de Opinón (CEO) de la Generalitat, el 43% de los catalanes votaría a favor de la independencia. ¿Es fiable este dato? ¿Qué opinas al respecto?
Yo no puedo decir si es fiable o no, porque mis estudios no son de estadística. Pero a mí estos porcentajes me parecen circunstanciales. Pillas a uno después de aquella manifestación en la que había millón y medio y te responde eso, cuando en una situación normal te habrían dicho que no o que se la repanfinfla. Ese es el nivel de fiabilidad que yo le daría.
En cualquier caso, ¿te parece un dato preocupante?
A mí me preocupa que haya tanta gilipollez por el mundo y que la gilipollez se erija en un valor. Creo que son estados de ánimo circunstanciales, que el que responde que sí lo hace porque cree que está mejor visto responder que sí, pero no se ha planteado realmente qué significa esto y que si se hiciera en serio, no en una encuesta sociológica informal sino en una votación, probablemente muchos de ellos no lo mantendrían.
Recientemente Arcadi Espada señalaba que en las últimas elecciones canadienses el partido nacionalista quebequés casi ha desaparecido, pese a que a mediados de los 90 Quebec estuvo a punto de independizarse en un referendo. ¿Podría ocurrir lo mismo en Cataluña?
No me empeñaré en llevarle la contraria a Arcadi Espada, hemos sido muy amigos a lo largo de bastante tiempo. Ahora no es el caso, pero quien tuvo retuvo. Pero habría que puntualizar que hubo dos referendos con porcentajes diferentes. En el primero perdieron por poco y en el segundo perdieron por algo más. Y el dirigente del partido nacionalista quebequés dijo: “esto ha sido culpa de los inmigrantes”. Aquí, escarmentando en cabeza ajena han hecho una política de compra de inmigrantes y resulta que muchos de los más fanáticos nacionalistas catalanes lo son. Y los inmigrantes penúltimos, que son los peores enemigos de los inmigrantes últimos, están ya todos en el gobierno. Los han catalanizado, como el caso de la chica marroquí que ha escrito el libro Jo també sóc catalana, Najat El Hachmi. Ese ha sido un acierto del ultranacionalismo catalán. Aunque todos los nacionalismos son ultras, los hay violentos y los hay que no lo son. Porque yo en Cataluña soy un individuo absolutamente marginado por el hecho de no ser nacionalista, pero en el País Vasco a lo mejor no lo sería porque estaría muerto. Para el nacionalismo de aquí en lugar de llamar maketo al de fuera —aunque los llamaban charnegos en su día, pero ha cambiado— su máxima ilusión era tener un mosso d’esquadra negro en la puerta de la Generalitat. Pues ya lo tienen.
Desde muy joven has vivido en varios países, ¿ha contribuido ese cosmopolitismo a tu aversión por el nacionalismo?
Aversión, el término me parece muy ajustado. Tuve una educación francesa hasta los catorce años porque era hijo de rojos españoles refugiados en un pueblo francés. En la escuela pública en la que estudié todas las mañanas, con un clima continental durísimo —como decía mi abuelo del suyo en Girona “son nueve meses de invierno y tres de verano”— nos hacían salir al patio y debíamos cantar todos los días La Marsellesa. Unos cuantos nos rebelamos contra eso.
¿No te parecía bien?
Me parecía horrendo. Acaba la Marsellesa con “la nation” y unos cuantos decíamos “pied de cochon” (pie de cerdo), que además rimaba. Allí descubrí gracias a La Marsellesa que el nacionalismo era una mierda, lo supe desde los diez años.
¿Merece la pena dedicar recursos a la promoción o conservación?
Todos los idiomas merecen ser promocionados porque son instrumentos de comunicación. Pero en un país que tiene como Ministra de Cultura a Sinde, a cualquier cosa se le puede llamar cultura. Si bien la segunda lengua de Cataluña merece ser protegida como instrumento de comunicación que es, la primera —que es el castellano— también merecería ser igualmente protegida, porque es la lengua de la mayoría de los catalanes.
¿Qué opinas del argumento de que cada idioma representa una visión del mundo?
Hay una palabra poco elegante tal vez que define perfectamente esa idea: “gilipollez”.
Participaste activamente en Mayo del 68.
Sí, al lado de Daniel Cohn-Bendit, como testifica una foto que hay por ahí.
¿Son pertinentes las comparaciones que se han hecho del 15-M con aquel movimiento?
No, no, es muy diferente. El 15-M es mucho más sensato. Aunque el Mayo francés fue muy útil también porque aunque mucha gente lo ha tomado como una rebelión contra de Gaulle y contra la derecha, realmente era contra el Partido Comunista Francés. Tuvo la gran utilidad de estar contra esa chorrada que era el Partido Comunista. Ese era el enemigo de los que estábamos en las barricadas. Por supuesto estábamos contra el Gobierno, pero también contra el Partido Comunista, tanto el francés como el de cualquier otro país, porque es lo más carca que hay.
Dijiste en cierta ocasión que “ser cristiano y comunista es como tener la varicela y el tifus a la vez”.
Sí, efectivamente (risas). O cáncer y tuberculosis.
En uno de tus poemas escribes “nací en un tiempo triste y en un triste país, donde las cosas bellas tenían nombres feos”.
Ese país era España. Cuando acabó la guerra mi padre murió al salir del campo de concentración de Argelès, siendo yo un niño. Mi abuela, que no era su madre sino su “suegra” (entre comillas porque los anarquistas no se casaban) estaba exiliada. Ella era una de las fundadoras del PSUC, de la misma manera que mi padre lo era de la FAI. Eso de fundador me lo han reprochado a veces como diciendo que era el mandamás. No. Todas las personas que están en un una sesión fundacional de un partido son fundadores. Pues bien, ella y mi padre se encontraron separados por una alambrada en el campo de concentración —se separaba a hombres y mujeres en los campos de concentración franceses— y es a cosas como ésta a las que alude ese poema.
Respecto al franquismo, Félix de Azúa en una entrevista que nos concedió se lamentaba de que muy pocas personas se atreven a ir contracorriente en la sociedad actual y dijo que “vivimos una época más colectivizada, más gregaria, más sumisa y más masiva que la del franquismo”. ¿Qué opinas?
Félix de Azúa y yo nos caemos muy bien, pero cada uno es cada uno, somos distintos. Su poesía por ejemplo es difícil, elitista, y la mía es muy fácil. Él es una inteligencia superior a todas, además de que siempre era el más guapo en los grupos cuando éramos jóvenes. El más guapo y el más inteligente. Por tanto yo no voy a enmendarle la plana a Félix de Azúa. Sí, estamos adocenados y todo eso que menciona.
Creo que eres detractor de las corridas de toros. ¿Te disgusta el toreo por una cuestión ética o estética? ¿Qué te parece su prohibición?
Soy enemigo de todo tipo de torturas. Del mismo modo que soy enemigo de la pena de muerte. Pero de lo que más en contra estoy es de convertir la tortura en espectáculo y eso es exactamente una corrida de toros. Ante esto dicen que también se mata a los pollos, en esas granjas tremebundas que no ven la luz y sin poder corretear por el campo. Pero siendo terrible eso no se convierte en espectáculo. Considero que gozar con la tortura de un animal envilece a un ser humano y yo fui uno de los mil quinientos firmantes de un manifiesto para que el parlamento prohibiese las corridas de toros. No tendría que haberse establecido una moratoria. De momento no están prohibidas, José Tomás cualquier día viene y lo matan en La Monumental, porque este hombre busca arriesgarse por una vanidad cósmica. Yo creo que en el fondo lo que quiere es morir en el ruedo como Manolete y ser adorado, lo que pasa es que la medicina ha avanzado desde entonces y quizá no lo logre.
En tu poesía el sexo está siempre muy presente; tu último poemario se titula Semen, de hecho.
Como dicen los anuncios de preservativos, el sexo es vida. El erotismo es lo que más merece la pena, aunque Arcadi Espada diga lo contrario, que lo que más le interesa es la seducción y que cuando una mujer le dice sí, entonces ya no le interesa el polvo. Pero yo no, yo no soy un seductor. A mí me gusta el sexo atípico, sosegado, amable. Hace poco, por poner un ejemplo de mi última relación sexual, estábamos en uno de esos lugares donde se reúnen intelectuales, periodistas, artistas y demás y me encontré en un grupo en el cual había una mujer que me gustó y le pregunté “¿Si yo te preguntara sí o no, tú que dirías?”. Ella me miró y dijo que sí.
Llegaste a actuar en una película de cine erótico a finales de los 70.
Sí, se llamaban cine S aquellas películas, no eran X porque los polvos no eran de verdad. Esto arranca de cuando yo era “director en expectativa de destino”, es decir, que me pagaban pero no dirigía nada en Siesta, una revista erótica “de tetas y culos” como se llamaban entonces. Gracias al editor de aquello, José Ilario, pasé a ser director de Playboy cuando llegó a España. Pero lo dejé porque por entonces estaba haciendo mi tesis doctoral y me pareció que eran demasiadas cosas a la vez y no me dejaba tiempo para mis ligues, aunque parezca un sarcasmo (risas). Cometí el error de no hacerme despedir, sino que me fui yo voluntariamente. Fue uno de los grandes errores de mi vida, cuando uno quiere dejar una cosa debe hacerse despedir para recibir la indemnización. Yo quedé comprometido con Ilario, que quería hacer algo en cine. Y ahora que me he jubilado quiero volver a ser actor.
Creo que también participaste en un episodio de Curro Jiménez.
Ahora tengo lumbalgia, pero el dolor de espalda que me dio estar tanto tiempo a caballo al trote fue tremendo. Hacía de capitán que perseguía a Curro por la sierra de Córdoba, pero no lo pillaba.
Presentaste varios programas de televisión en los 80.
Fui el primer presentador masculino de un programa para mujeres. Una idea de Pilar Miró, porque yo estaba en plantilla de TVE y el programa era de poco presupuesto. Cuarto de estar se llamaba. Un día, cuando estaba de vacaciones en Valencia en la playa, se me acercó una niña pidiéndome un autógrafo, le pedí un bolígrafo y me dijo que no tenía, “¿Pero tú crees que llevo un bolígrafo en el bañador?” le respondí. Entonces me dije que no quería hacer más televisión.
¿Has visto la película The pillow book? ¿Qué te parece la escritura corporal? Jot Down Magazine ha convocado un concurso al respecto.
Yo escribo poemas, pero no soy poeta. Soy poeta en el momento en que estoy escribiendo un poema, corrigiéndolo o perfeccionándolo; porque soy casi tan perfeccionista como Juan Ramón Jiménez, que llegó un momento en que escribió uno titulado El poema, y decía: “No le toques ya más, que así es la rosa”. Manuel Vázquez Montalbán era comunista pero cuando le preguntaban al respecto decía “mire usted, yo soy poeta”. Yo no lo digo, pero desde luego no soy poeta. Soy una persona que de vez en cuando escribe poesías en un ordenador o un papel y me pasó más tiempo corrigiéndolas que escribiéndolas. Luego cuando estoy follando soy un follador, cuando estoy paseando soy un paseante y así sucesivamente.
¿Qué poeta contemporáneo te gusta más?
Mario Benedetti. Es despreciado por poetas refinados, como Azúa u otros. No digamos lo que diría de él Mallarmé, lo llamaría “poeta para modistillas”. Se permitió despreciarlo Gamoneda, un poeta de su misma edad, que ha triunfado al final de su carrera, no sé si por ser de León. Chus Visor —el director de la Editorial Visor— le respondió: “Gamoneda es a Benedetti lo que el Alcoyano al Barça”. Me pareció cojonudo.
¿Y qué músico destacarías por sus letras?
El músico que destacaría por encima de todos, aunque letra no suele tener, se llamaba Mozart. Pero quitando los clásicos, tengo una especial debilidad por Brassens. Ha influido más en mi poesía que, por ejemplo, Mallarmé.
Escribiste un libro sobre humor gráfico en los setenta. En los últimos años se aprecia una recuperación de obras, documentales, películas sobre el humor gráfico de esa época, como Bruguera, Vázquez…
Aunque sea difícil diferenciar el chiste de la historieta, que puede ser de humor, de aventuras… etc. Yo en su día —tal vez porque había pocos— fui uno de los principales en estudiar estas cosas. Queda muy mal esta entrevista pero es que siendo uno tan viejo ha sido el primero en muchas cosas.
¿Has leído “El invierno del dibujante”?
He perdido pie en esto, no lo sigo ya. En la historieta que entonces se llamaba seria, de los que hacían dibujos de aventuras me interesa por ejemplo Carlos Jiménez. A pesar de que tengo peros sobre su estilo a veces excesivamente laborioso, yo me quedaba con él. Porque para mí en un cómic, igual que con la poesía, lo que me interesa es lo que tiene que ver con la realidad, con el sexo, con la vida. Las cosas fantásticas no me interesan nada.
Entonces los de superhéroes no te interesan.
Siento cero interés por ellos. No quiero decir que no valgan, pero no tengo interés en esos cómics.
¿Qué te parece el humor político del programa Polonia?
Repugnante, horripilante, estomagante. Eso es la negación del humor. No saben hacer caricatura. Yo me he ganado la vida dos años por toda Europa haciendo caricaturas y mis caricaturas eran infinitamente mejores que todo el programa Polonia junto. La caricatura es muy difícil de hacer. Loredano por ejemplo me parece extraordinario y dentro del estilo tradicional, clásico, esta Ferrer, que publica en Público. Con todas las pelucas y calvas falsas que se ponen en la chorrada esa de Polonia acabas diciendo “ah, este es Mas, este es Montilla”. Pero eso no impide que como actores sean desastrosos y como caracterizaciones horripilantes.
¿Dibujaste en El Jueves, no?
Me ofrecieron la dirección, pero cometí el error de no cogerla. Donde he dibujado y me siento muy orgulloso de haberlo hecho es en la mejor revista de humor que hubo durante el franquismo, La Codorniz.
¿Con el humor político no se corre el riesgo de que uno se ría por obligación ideológica y que si no te hace gracia seas sospechoso de estar en el otro bando?
Si nos referimos al humor dibujado, no es para reírse, aunque seguramente copio a Máximo diciendo esto. Mingote también está estupendo, dentro de lo que es la derecha civilizada. Tiene 94 años y dibuja unas mujeres… ¡que te ponen! Así que Mingote de puta madre. Y como decía, para Máximo el error está en creer que el humor gráfico es una cosa para reírse, sino para valorar la idea que expone. Reírse es una ordinariez, para eso ya está Polonia y todas esas mierdas. Polonia es un monumento a la ordinariez.
Fotografía: Mathieu Vladimir Alliard
Está muy bien. Buen titular. Algunos errores no muy importantes y un error grave: se invierte lo que dije citando a Visor. Ha salido algo así como que que Gamoneda es el Barça y Benedetti el Alcoyano, cuando lo que dijo Visor y yo cité es justamente lo contrario: «Gamoneda es a Benedetti lo que el Alcoyano al Barça.
Salud y buenos deseos.
IT
Corregido el error de transcripción, Sr. Tubau. Saludos y muchas gracias.
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ivan tubau eres un grande, tengo Semen y el que salen los espárragos en la portada (no lo tengo delante y no me acuerdo del nombre).
recuerdo uno (en el de los espárragos) que decía:
«íbamos por castilla y león, todo el día era hacer el amor y la maleta». Creo que era así, no encuentro el libro…joder
Genial entrevista :). Un pequeño apunte, a menos que yo me esté equivocando con otro autor, es Carlos Giménez, con g. Su obra «Paracuellos» es acojonante.
«¿Qué opinas del argumento de que cada idioma representa una visión del mundo?
Hay una palabra poco elegante tal vez que define perfectamente esa idea: “gilipollez” »
He estado dándole vueltas, pero de ninguna manera consigo entender que razones pueden llevar a una persona a referirse a la esencia de un idioma de ese modo. Solo se me ocurren chulería y idiotez ( aunque solo sea momentánea) juntas.
Desde luego, gilipolleces decimos muchas
petardo, no sabes ni utilizar tu idioma a la hora de escribir… «chulería E idiotez…» (digo yo). Desde luego gilipolleces debes de soltar unas cuantas.
No sabia que decir gilipolleces y no dominar la gramática de mi segundo idioma ( mi idioma materno es el vasco) fueran la misma cosa. Porque eso es lo que dices exactamente en tu respuesta.
Decir que un idioma no representa una visión del mundo es decir que el idioma es prescindible para el ser humano.
Porque Quevedo pudo haber escrito lo mismo en ingles. Claro que si!
Un mundo un idioma! y viva el comunismo!
«Decir que un idioma no representa una visión del mundo es decir que el idioma es prescindible para el ser humano.»
Esta frase no tiene sentido. No se infiere una cosa de la otra. El lenguaje es imprescindible para el ser humano, un idioma en concreto no. Como puede ser imprescindible la ropa en un clima frío pero no necesariamente un forro Nort Face.
Y sí, los escritores son traducidos y lo que expresan sigue teniendo sentido. A Vargas Llosa se le aprecia su talento también en inglés o en sueco. Como mucho en algunos casos se pierde la rima o algún que otro juego de palabras.
Todos los hallazgos científicos son publicados en inglés, ¿Se pierde algo porque los científicos prefieran usar una lengua franca antes que vivir a espaldas unos de otros? yo diría que al contrario.
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creo que petardo tiene ‘una’ visión del mundo, dando vueltas
estupendo (está) Tubau y no se qué le envidia a Azúa… pero no es ‘repanfinfla’ sino ‘refanfinfla’ (y lo peor es que el virus se ha extendido a Arcadi)
¡otra visión del mundo!, sin duda.
Saludos
Bolaño
a nadie le parece una estupidez que alguien que escriba poesía diga eso? nadie a pensado en la fonética de un idioma y la relación que esta puede tener con la cultura, el clima , la geografía…
Bueno, la Lingua Tertii Imperii sí expresaba una visión del mundo, pero bastante chunga, Igual que todas las jergas eufemísticas. Gracias por rescatar a Ivan Tubau, al que conocía más como periodista que como poeta.
A mi lo que me gustaría que se resolviera es si son ciertas o no las acusaciones que ciertas modelos que han trabajado para el fotógrafo de este artículo que insinuan supuesto acoso y abuso en sus sesiones de fotos. Es esto cierto? de ser así es repugnante. Les aconsejaría no contar mas con esta persona