Entre las habituales apostillas con que en Cataluña se despachan las noticias sobre Valencia se halla la que extiende a los políticos locales el certificado de probidad estética. «Esto aquí no ocurriría», sentenciamos nosaltres els catalans. Lo cierto, sin embargo, es que al lado de sus pares norteños esos valencianos que vitorean a Camps en el gato al agua, o que exclaman a cámara gayola qué hay de malo en aceptar regalos, no son sino aprendices.
De acuerdo en que saludan la gesta del ex presidente con un cierto orgullo fallero, y es verdad que en las disculpas en que envuelven los trajes y al trajeado aletea una suave consternación para con ese Madrid decadente que lo ignora todo sobre el afecto y sus protocolos.
Pero el listón está muy alto.
Tan alto que, para ver de superarlo, los acólitos de Camps hubieran tenido que tomar la calle (¡y no el confortable plató de Intereconomía, con sus miaus y sus caldos!) y jalear al presidente en su marcha hacia los juzgados, porque ya les adelanto que si Camps viviera y trabajara en Cataluña no habría hecho ninguna falta que dimitiera. De hecho, tampoco habría hecho falta que fuera a los juzgados. Ya irían los juzgados a su casa, ves per on.
Antes de eso, los fiscales que fueran a interrogarle habrían sido adecuadamente caracterizados como enemigos de Valencia. Y el tal Alarte sería ejemplarmente silenciado en nombre de la patria misma.
Bien pensado, esto de Camps aquí no ocurriría.
¿Estás comparando algo de 2011 con algo de 1983?
Eso es rigor y criterio. Podrías incluir en la ecuación algo de Felipe II, o de los Reyes Católicos.
Ah, espera, que veo que eres colaborador de Libertad Digital, el panfleto de Losantos. Pues nada, entonces, no he dicho nada, aún gracias que no has dicho que los catalanes comen bebés para desayunar y matan gatitos.
José María:
Hay por arriba un caballero que te denigra al grito de «dime con quien andas…»
Creo que este caballero y lo catalán se dieron cuenta hace ya tiempo que la moral no puede ser regida por sí misma. La moral en Cataluña es la tierra. Si el terruño lo quiere, se hace.
Lo místico de la tierra y el hombre.
Un saludo.
gnomos ?
28 años no es nada…
Liechtenstein… ¿Algún locutor ha tenido tiempo de aprender a pronunciar Liechtenstein?
Cataluña, nación fracasada.
Sin ningún género de duda el tema de los trajes merece su castigo, siempre que se demuestre, no por nada, simplemente por aquello de la presunción de inocencia.
Pero no podemos dejar de sentir vergüenza mundial, de que un representante catalán hable con ETA,en aquellos terminos. Que se prohiba escribir los letreros de las tiendas en castellano (Por otra parte idioma legal y oficial) o siguiendo en este estilo fascista, que un cordobés prohiba las corridas de toros.
Ni que decir tiene, por guardar una relación con los trajes que el presidente de Cataluña, diga en el Parlament que se están quedando con el tres por cien de las obras.
Estamos totalmente de acuerdo que los trajes, si se demuestra, deben de ser sancionados