El Mundo publicó fotos de la ministra Leire Pajín bañándose en bikini en una playa balear y media España se puso a reír. Se burlaron con saña de que no tenga silueta de modelo, porque la masa está llena de modelos. Se mofaron del bañador malva, porque el pueblo sabe mucho de moda.
Se había abierto la veda y La Razón aprovechó para mostrar en portada a la ministra vestida de turista, paseando junto a su madre con cara de sueño. La Razón, un diario de esa derecha pudorosa y mesurada que en el corazón reivindica el estilo Hola! jugando a ser la Qué me dices! con una enemiga de clase.
En la información que ilustra la foto de Pajín con su madre el diario de Ansón explica que la residencia de la isla de Lazareto pertenece al ministerio de Sanidad y está reservada a sus funcionarios, a la espera de que se aplique el convenio por el que la institución y el Consell de Menorca se comprometen a abrirla a todos los ciudadanos.
La redactora de la noticia, Carmen Morodo, afea a Pajín que veraneara allí con su familia sin ser funcionaria y recuerda como agravante que ni siquiera todos los funcionarios del ministerio tienen acceso a la residencia: ante la falta de plazas suficientes, cada año se elige a los afortunados según varios criterios, entre ellos el nivel de renta familiar.
Como en toda discusión matrimonial, el que acusa utiliza como argumento hasta la primera luz que el otro se dejó abierta, aunque nada tenga que ver en el caso quiénes sean los padres de Pajín, que aún no se haya aplicado el convenio para abrir a todos Lazareto o qué molestos están los menorquines por no poder ir a la playa en la isla.
Que una ministra que no es funcionaria pase sus vacaciones en un lugar reservado a los funcionarios de su ministerio —y también a «trabajadores eventuales», según ha explicado Sanidad— puede ser un escándalo mayúsculo en este país acostumbrado a pedir ejemplos de austeridad a sus élites.
Una reacción coherente del discurso público español del que La Razón no es ni mucho menos disidente, habría sido aplaudir que la ministra descanse junto a la tropa, que no haga ostentación de su mayor poder adquisitivo en tiempos duros para muchos compatriotas y que, renunciando a lujos que muy bien podría permitirse, ilumine a los ciudadanos con un ahorro irrelevante que tiene sin embargo enorme valor simbólico.
Pero aunque el populismo igualitario es una de tantas características españolas que comparten el discurso de la derecha y la izquierda, el sectarismo siempre puede más y todo vale para demostrar qué malo que es el enemigo.
Sí, Marcel, lo de Pajín ha tristísimo. Con qué saña ahora todo el país. Pero es de esperar en un país que durante años no ha reflejado en las urnas tener ministros (y ministras, claro) sin preparación adecuada, sin oratoria suficiente, ignorante, bruta, sectaria, negligente, mentirosa, tramposa, y todo lo que usted quiera.
Está visto el criterio: no hay crítica, sino linchamiento, y por tener unos políticos que «están gordos» «o fofos» «o anoréxicos» o «rubios» o «vascos» o…
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