Este mes de agosto me he pasado varias horas asomado a La 13, la televisión oficial de la Jornada Mundial de la Juventud. Seguí al Papa y a los miles de jóvenes que vinieron a verle con gran simpatía, a veces con emoción. Y cerré la tele y agosto convencido de que necesitamos más gente así. No necesariamente más papistas, pero sí más crédulos y menos cínicos, más gente con menos miedo y más generosidad a la hora de expresar lo que le mueve. Más tontos, dirán muchos, y no me opongo.
La suficiencia complaciente que está de moda todo lo rebaja, iguala y emponzoña. Cuando tantos vuelven de todo nos hace falta gente que aún vaya para seguir avanzando.
Si señor, Vivan los tontos.
Viva la ignorancia.
Y sobre todo viva la inocencia.
Buena reflexión!