Santiago Segurola impuso un estilo hondo y elegante en el yermo panorama del periodismo deportivo patrio. Lo leía todos los lunes cuando escribía de fútbol en El País, y por las tardes seguía su chat con los lectores con verdadera impaciencia. Disfruté mucho con sus crónicas, especialmente aquella del Madrid-Bayern de cuartos de la Champions de 2002. «El Madrid despliega toda su mística», describió aquella noche europea del Bernabéu. Me pareció un titular insuperable, exactísimo, lleno de nervio, contenido y altura.
Segurola tuvo el mérito de no tener miedo a las palabras grandes y a la belleza al escribir de deportes. Pero el éxito le devoró. Adulado por todo el espectro futbolero ilustrado hizo del estilo su mensaje, que quedó diluido en un despliegue constante de mística previsible y empalagosa.
Conocidos sus omnipresentes referentes, sus análisis rara vez hacen más luz de la que ya había. De sus crónicas caben esperarse pocos descubrimientos, porque todo en Segurola remite a los mitos y los cánones en un discurso que deja demasiado poco a la percepción inmediata y la sensación personal.
El estilo Segurola hizo estragos en el oficio y arrasó por completo la sección de Deportes de El País, donde Besa y Ros ensayan cada día la versión más rasa del profeta ido. Durante mucho tiempo nos pareció la única vía inteligente para el fútbol, pero la guerra ideológica Guardiola–Mourinho ha llevado a la arena a gladiadores que no esperábamos. Y en torno a ellos crece lo que algunos llaman en twitter el ‘mourinhismo ilustrado’, no menos inteligente y elegante, menos riguroso y más fresco, directo, incitante y atractivo.
Segurola pertenece a eso clase de periodistas que cuando publican algo sobre cualquier evento futbolístico ya sabes lo ha escrito sin haberlos leído. Lo cual no sé si es bueno, o malo.
#1 Me ha gustado tu comentario.
Lo que no me acaba de convencer de Segurola, son sus baremos para puntuar. Por ejemplo, hoy en su crónica ha evaluado a Coentrao con un ‘1’ (aprobado) y Di María un ‘2’ (notable).
Lo único que sé es que da gusto oír hablar y/o leer a Segurola.
Joder, cada uno puede tener su respetable opinión. Pero leer esto sobre Segurola, o Besa. Solo falta criticar a Perarnau. O hacer una oda a la gran lírica de Tomás Roncero y a la nunca repetitiva teoría conspiratoria del señor Relaño
Segurola es el mejor escritor de deportes en la prensa diaria.Hoy.Es cierto que Besa y Ros suenan artificiales por intentar seguir su estilo. Pero no Segurola. Sus crónicas siguen siendo las mejores y sus charlas una fuente de placer.
El mourinhismo ilustrado es una cosa mucho más fácil de hacer, que puede hacer cierta gracia pero que no tiene ninguna entidad crítica o literaria.
Sr. Gascón, debería darle vergüenza a ud. criticar de manera tan falaz y con tanta tabla rasa el estilo de un compañero. Si la ‘maniera’ de Segurola ha sido imitada con mayor o menor fortuna no creo que deba ser cosa achacable al maestro, eso para empezar. Pero lo que ya me hunde de su extraña y falaz opinión es que haga apología del «mourinhismo ilustrado»: donde ud. ve frescura hay presentismo sin memoria ni respeto a los referentes pasados. Lo «incitante» para ud. debe de ser la vacía polémica de talibanes sectarios, terroristas periodísticos que han convertido la profesión en un circo de trincheras, como pasa en la política. Y lo «atractivo» será para ud. el sensacionalismo barato y el cotilleo cotidiano que deja de lado los grandes valores del deporte. Estos son los gladiadores del «inteligente» mourinhismo ilustrado? Limítese a criticar a los periodistas rumanos porque como envidioso tiene ud. muy poca clase, sr. Gascón.
Pingback: 5 periodistas de fútbol que hicieron de éste el deporte rey