La concejala Noemí abandonó un pleno en Manises para asistir como público a Sálvame, y en ese viaje de Valencia a Madrid sajando el cielo casi se nos rompe España como si fuese un globo. Detrás de la cabeza rocosa de Kiko Matamoros, tras su implacable esfera calva de Malamadre en ayunas, se asomaba la concejala Noemí arreglada de domingo. Se ha montado un gran escándalo, pues la concejala cobra salario suficiente como para mendigarle los bocadillos a Telecinco, pero ella ha reaccionado diciendo que Kiko Matamoros “tiene un corazón enorme”, o sea que se la ve aprendida. Hay una relación espiritual entre los plenos municipales y la gran tertulia española en que se ha convertido Sálvame. Es casi una conexión en directo entre ambas. A la concejala Noemí se le ha enviado a plató como se mandan a los alcaldes a Estrasburgo a conocer el funcionamiento de la Unión. Yo la he mirado de arriba abajo y parece desenvuelta, con ese punto de chica que hace oposiciones a guapa, siempre a punto de aprobarlas.
Lo difícil del show es meter la cabeza y a Noemí la han grabado al lado de la de Kiko, por donde se entra a rebufo. Los hermanos Matamoros se metieron en los platós empujando con su gran cráneo de nabo, como esos polvos esforzados en los que uno más que buscar el orgasmo trata de derrumbar las paredes, y a su alrededor han ido metiéndose otros con más o menos éxito. A la concejala Noemí, de momento, ya la han entrevistado y se ha ganado un aliado en esa camarilla eterna de Sálvame. Ha pasado en un suspiro de los asfaltados de la calle mayor, las comisiones de Bienestar Social y los duros de las asociaciones deportivas a la vida lustrosa de los Mohedano y sus conspiraciones borgianas. La concejala Noemí, como la Cenicienta, ha dejado por unas horas el noticiero de la parroquia y los escándalos breves que derivan de la acción política por el dorado brillo de la noticia paté, que en otras latitudes también se conoce como leyenda urbana. Es sabido que el paté fue lo que se untó aquella moza en su cuarto para deleite de su perro sin saber que Ricky Martin estaba dentro del armario. El falso rumor se quedó en el limbo por los siglos de los siglos y hace unos años, cansado de la cochinada, el Papa eliminó el limbo y la noticia perdió vuelo. Ricky Martin, eso sí, salió a patadas del armario.
En Sálvame se trafica con ese género aplicado al drama más vistoso de la cama, algo que en los ayuntamientos también funciona pero en los pasillos, por donde empieza precisamente a grabar mucho Sálvame las carreras histéricas de Lydia Lozano envuelta en lágrimas cuando se pone a resucitar muertos. De hecho, no hubiera sido extraño que el mayor de los Matamoros dejase Sálvame a medio hacer para desplazarse a Manises y asistir a la reunión de la Corporación en uno de los asientos, preferiblemente detrás de Noemí, e hiciese números para un hermanamiento. Los de Sálvame son concejales a su manera, acaso un poco más descocados, y manises en el público ha habido siempre, pero metidos en cucuruchos para ser lanzados a modo de aplauso o abucheo, que es de lo que siempre ha vivido el circo. Esto a los españoles les encanta pues ayuda a olvidar la prima de riesgo o lo que sea que nos trastorne. El Ayuntamiento de Manises y los ayuntamientos del Mediterráneo, pongo por caso, deberían incluir así la concejalía-delegada de Sálvame y que ejerza el titular labores de representación en Madrid para llegar luego a la plaza de la Constitución a dar cuenta de lo que se está cociendo y decidir entre todos al pregonero de las fiestas patronales. Es probable que Kiko Matamoros dé este año el discurso en Manises, donde se le pagará el hotel y a tanto la palabra o el silencio, depende de lo que diga o lo que calle.
Hola, Manuel.
Todo lo que escribes sobre Sálvame y sus personajes es aplicable a los que escriben sobre Sálvame y sus personajes. Genera más cantidad de comentarios (incluido el mío, provocado por tu artículo) la crítica de este tipo de prensa que ella misma y su público.
Hablar de prensa rosa es hacer prensa rosa y, por ende, esta revista es tan criticable en estos momentos como Sálvame.
Te ha tocado ser… déjame que piense… !Victor Sandoval!
Aparte de estar muy de acuerdo con Yolanda Gándara, te diría que a ver si escribes con propiedad y revisas lo que escribes. Seguro que no querías decir esto «pues la concejala cobra salario suficiente como para mendigarle los bocadillos a Telecinco», sino esto «pues la concejala cobra salario suficiente como para NO mendigarle los bocadillos a Telecinco».
Te echo un par de cacahuetes.
Me quedo con mi frase, Anthony.
Yo también prefiero la frase original.