Una afamada marca de cosméticos (M.A.C) ha comprado los servicios de la fotógrafa más cara del mundo (Cindy Sherman) para lanzar una nueva línea de productos.
Hace años, M.A.C. ya utilizó a una Drag Queen (RuPaul) como figura estrella de una famosa campaña publicitaria.
Cindy Sherman vendió hace meses su más o menos trivial Untitled nº 96 por 3.89 millones de euros: la foto más cara del mundo. Y lleva años trabajando con modistos, publicitarios y marca de alta y baja costura; Comme des Garçons, Marc Jacobs o Balenciaga.
El nuevo contrato entre M.A.C. y Mrs. Shermann abre nuevos horizontes para ambas partes.
La marca de cosméticos espera vender pestañas postizas, lápices de labios, delineadores, afeites para maquillar cejas, rostros, mascarillas, gracias a las turbadoras imágenes de la fotógrafa.
Cindy Sherman ha pasado una factura importante por ceder los derechos de utilización de una imágenes atroces de señoras disfrazadas de muñecas pintarrajeadas, payasas tocadas con afeites de furcias de burdel de carretera, viejas siliconadas, jóvenes tocadas con pelucas de muñecas desastradas.
M.A.C. se tira el pegote de una marca de cosméticos que dialoga y se enriquece con creadores y creadoras de «vanguardia», cuyas obras se utilizan como reclamo para marujas, jóvenes provincianas, señoras y señoritas dispuestas a maquillarse como muñecas inflables, que se compran, se usan y se tiran.
Mrs. Shermann vende a precio de oro —al alza, en los mercados de compra venta de almas muertas y deuda pública— su parodia implacable de las mujeres convertidas en basura de mujeres soñando cosas lúbricas en sus cocinas de pueblo, chutándose con basura de caballo audiovisual.
La cosa me recuerda a Brecht, citado por Godard y Fritz Lang:
Cada mañana, para ganarme el pan,
voy al mercado donde se compran las mentiras.
Esperanzado,
me pongo a la cola de los vendedores. (1942).
Si la cosa funcionase con eficacia mercantil, como es de esperar, se habrían cumplido las profecías de las Rubias de Nueva York –Gardel y Alfredo Le Pera– y la legendaria Miss Lonelyhearts de Nathanael West.
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Fotografía: Cindy Sherman & M.A.C.
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Este artículo es ridículo e innecesario. MAC lanza colecciones inspiradas en diferentes personajes públicos, cantantes, fotógrafos, diseñadores, etc y no alcanzo a ver qué te molesta de ello. ¿Te molesta cuando Bimbo intenta vender pan ayudado del gentil rostro de Punset?
«M.A.C. se tira el pegote de una marca de cosméticos que dialoga y se enriquece con creadores y creadoras de “vanguardia”, cuyas obras se utilizan como reclamo para marujas, jóvenes provincianas, señoras y señoritas dispuestas a maquillarse como muñecas inflables, que se compran, se usan y se tiran.»
Esto, exactamente, ¿a qué viene? ¿Por qué tienen que maquillarse así? ¿Eres consciente de que absolutamente ninguna mujer que ve esas fotos las toma por otra cosa que por fotos artísticas y usa los productos adquiridos en MAC como le place? ¿La cosa tiene que ver con que Shermann se ha «vendido»? ¿Es siquiera posible que insinuar esa (ajada y ridícula) idea sea la intención del artículo? Está tan mal escrito que es complicado saber.
Este artículo es simplemente ridículo, una sarta de chorradas sin contenido semántico alguno, por mucha cita de Bretch que esforzadamente intentes colocar.
Hasta tres veces vale la pena escribir el adjetivo «ridículo» para calificar este artículo, sí.
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Estimado Espantado,
pues sí, personalmente, cuando veo a Punset anunciar pan Bimbo, me espanto, siento una desazón difícil de explicar, porque eso no es pan, el nombre está, la cosa se diluye. Pero allá cada cual con su paladar y su bolsillo.
El artículo del Sr Quiñonero es serio e indispensable. O bien usted se dedica a la publicidad, que no lo creo por lo que escribe, o está cegado por ella, o es trabajador de MAC, en cuyo caso, mi respeto, y hasta podría darle la razón, que los tiempos son muy duros.
Que la señora Shermann, se vende, puede usted comprobarlo en el precio de una insignificante fotografía; que el arte se ha convertido en mercado, al igual que la publicidad, es una idea que le propongo meditar en algún tiempo de su ocio, en lugar de lanzar improperios que no es capaz de argumentar y que sólo expresan una rabia digna de análisis si el mercado no nos obligase a vender y comprar, y tuviésemos tiempo sobrante para pensar…
Le sugiero, modestamente, comparar lo que hace y obtiene la señora Shermann, y lo que obtienen con lo que hacen Samuel Aranda, Rémy Ochlik e incluso Marie Colvin,aunque no sea fotógrafa sino reportera.
Espero que MAC no esté a punto de hacer un ERE. Si yo fuera su Director General, usted, seguramente, sería el primero en irse, por su visión tan estrecha de las cosas. Las mujeres, y los hombres, en general, confunden lo comercial y lo artístico, para escarnio de unos pocos, y por eso compran, con mucha frecuencia, para gozo de otros muchos.
Desgraciadamente no soy Shermann (ya quisiera yo ser «la más cara del mundo» en lo que fuese, salvo en pistolera a sueldo o similar). Pero preferiría ser Samuel Aranda.
Por sus calificaciones de idea «ajada y ridícula» y su uso de «contenido semántico», le sugiero que siga usted estudiando con mucha aplicación, pues le faltan muchísimas lecturas que hacer y mucha gente inteligente que frecuentar.
No haga el ridículo, si su puesto de trabajo corre peligro, así no se salvará y si sus estudios dependen de algo «publicitario» tendrá usted un suspenso sin ninguna duda.
¿Sabe usted, en primer lugar, que el tuteo lo concede el Otro y no es un prerrogativa nuestra? Sí, lo siento, a pesar de mi bondad, despedido, repita la Eso, por favor y todo lo restante. Y vuelva a mi despacho.
Atentamente,
D. G. de MAC
PD: por cierto ¿ha escuchado usted la canción de Gardel? Aproveche el tiempo.