“¿Cómo es que han hecho una película de Lolita?” Es, sin duda, uno de los taglines más recordados en la historia del cine. A principios de los 60, que fuera a ver la luz en los cines la adaptación de una novela narrada por un profesor de literatura enamorado de una niña de once años era impensable. De hecho, la novela de Nabokov había causado mucho revuelo poco antes, tras años de rechazo por parte de las editoriales, de obstáculos para su publicación y las posteriores prohibiciones en Inglaterra y Francia. Hoy en día, la enorme influencia de la novela en la cultura contemporánea hace que veamos aquel 1955 como muy lejano, como el principio de los tiempos de todo lo que se ha escrito o visto después.
¿Y cómo es que han hecho una película de Lolita? La respuesta es bien fácil. Kubrick, director de cine británico —que ya por entonces había tenido éxitos como Espartaco y a la vez prohibiciones y polémicas con Senderos de Gloria en Europa— con la novela de la que todo el mundo hablaba en sus manos. También hay que añadir a lista la colaboración del propio Nabokov al proyecto, que en el libro ya incluía guiños sobre cómo rodar ciertas escenas a los hipotéticos directores de una adaptación al celuloide. Las expectativas creadas por los productores se cumplieron con creces y el film fue éxito tanto de taquilla como de crítica ¿Pero realmente el film hace justicia a la novela? ¿Es este que tratamos el film que tenía que haber sido?
Una imagen para el recuerdo bien resume la Lolita de Kubrick interpretada por Sue Lyon: un rostro tapado por unas enormes gafas de sol en forma de corazón con una piruleta. Una pose provocativa que solamente vemos en el póster de la película. Y esa imagen es la que domina el film: una femme-fatale en miniatura que sabe cómo manipular a los hombres en beneficio propio. Una joven de 14 años que no da un paso adelante en vano y al final es el único personaje que sale victorioso en la trama. Ya estamos en los años 60, en plena resaca de rebeldía adolescente, lo que queda bien plasmado en el film en numerosas discusiones entre los dos protagonistas. Como la hora de volver a casa, con quién ir al baile, las faltas de asistencia a clase…
Fue la prensa francesa quien a principios de los 70 popularizó el término «lolita» para definir a aquellas jovencitas rubias, estilizadas y despampanantes con el poder de seducir al más pintado. Para horror del escritor, que él mismo explicó infinidad de veces que esa asociación era errónea, al tratarse la Lolita original de una niña sin atributos destacables que sólo resultaba maravillosa a los ojos del protagonista del relato. Pese a los intentos de Nabokov, hoy la imagen ya es indisoluble del título de su obra más conocida y no sabemos hasta qué punto la estampa de la propia Sue Lyon contribuyó a difuminar la original.
De entrada, por cuestiones de censura hubo que cambiar la edad de la protagonista. Mientras Nabokov nos presentaba a una niña de 11 años a principios de los años 50, Kubrick ya muestra a una joven de 14 nada más comenzar los 60, en plena resaca de rebeldía adolescente con James Dean como icono. Una hija respondona, sarcástica e incluso cruel en según que ocasiones, totalmente apartada de la niña callada, reprimida y obediente que era la original.
En la novela, el profesor Humbert es quien ve en ella la imagen de la inocencia, recordando un amor de infancia idealizado, seguido años después de una serie de desamores culminando en un matrimonio desastroso que casi acaba con la vida. Suponiendo estos hechos el empujón necesario para irse a Estados Unidos a trabajar como conferenciante, encuentra allí a la pequeña Dolores Haze y aparece el espejismo del primer amor de playa, anterior a todo el desastre de los últimos años. El ansia de rencontrarse con la viva imagen de la pureza e incorruptibilidad que presenta la niña es lo que le convierte al profesor Humbert en pedófilo. “Lolita. Fuego de mis entrañas, perdición de los hombres”.
Sin embargo, esta pureza acaba corrompiéndose y contaminándose. La llegada de la pubertad, unida al campamento de verano en el que tiene su primer contacto sexual, hace que Lolita ya no sea la nínfula que encandiló al protagonista. Ella se va convirtiendo en una adolescente intratable cuyo futuro no augura nada bueno y la desaparición de la dulzura y candor iniciales hacen que Humbert se hunda en la desesperación y el destino le acabe alcanzando. Resignado, cual héroe clásico en una tragedia griega.
He ahí uno de los mayores méritos del libro. Lograr empatizar relativamente con un pedófilo, pues la novela va más allá, mucho más allá de la imagen de la propia Lolita. Lolita no es una niña, es la inocencia, la felicidad. Sin embargo, Kubrick ni siquiera se acercó al asunto y tan sólo coqueteó con la superficie, con dejar evidente la relación entre ambos a través de la sutilidad. Rodó un film negro, un film de seducción entre un personaje femenino plano, que no evoluciona, que desde la primera escena a la última mantiene su sarcasmo y temperamento sin variar un ápice.
Salpicado el film por escenas cómicas, protagonizadas por un debutante Peter Sellers, a pesar de todo se trata de una buena película una vez que nos olvidemos momentáneamente del manuscrito inicial. Casi dos horas y media que se pasan en un rato sin perder mínimamente el ritmo. ¿Pero cómo es posible que un director famoso por haber sido excesivamente minucioso, irreverente y con el don de reestructurar los guiones que caen en sus manos no se atrevió a más? ¿Cómo es posible que tras la lucha del propio autor por la publicación de la novela firmase este guión para años después aclarar que la imagen de Lolita que nos habían mostrado no es la exacta? “¿Cómo es que han hecho ASÍ una película de Lolita?”
Siempre hemos tenido que leer que la de Kubrick fue una adpatación maravillosa. Los críticos siguen diciéndolo hoy. Pero yo estoy contigo: fue mediocre, igual que la de los noventa en la que el protagonista es Jeremy Irons (esa, si acaso, se salva algo por la música de Morricone). Creo que estos nos ocurre a los que amamos el libro.
Cierto, Alberto. No se trata de una pelicula mala, pero es que resulta que el libro fue increible y estoy bien seguro que Kubrick lo podia haber hecho mucho mejor. Un saludo.
«…totalmente apartada de la niña callada, reprimida y obediente que era la original.»
Alguien no se leyó el libro…
Señor Nabokov! Tiene usted el dudoso honor de haberme lanzado el comentario màs hiriente contra mi persona en Jotdown.
Claro que me he leido el libro, dese cuenta que esa frase que usted hace referencia al primer episodio de la novela, antes del encuentro sexual que corrompe el comportamiento de Lolita.
Si usted discrepa cuénteme largo y tendido. Pero por favor, no me haga llorar asi!
En la primera version, la de Kubrick, falla Sue Lyon , muy hermosa, pero ya con 18 años y maquillada en exceso, el mismo Nabokov lo afirma en el libro, ya al final, cuando describe a Lolita como una vieja de 16 años y con un hijo. En la segunda version Jeremy Irons da mas profundidad al profesor Humbert que Mason en la primera, Lolita aunque se acerca mas a la Lolita del libro aùn no lo es, pero desde luego es un estudio mas fino que en la primera version, Supongo que la version del 2030 sera mejor . Si, era una niña callada, tìmida y obediente con su madre en la primera parte del libro.