Llega un momento en el que tienes que empezar a asumir que no vivirás en esa ciudad, que la oportunidad pasó justo cuando no te atreviste y que lo de «nunca es tarde» es la mayor de las mentiras. Ir de vacaciones no es lo mismo, pero volvemos a recorrer ese mismo barrio; dejar la bicicleta y entrar en la pastelería de lámparas imposibles. Mientras te pones como si el mundo se fuera a acabar te dices a ti mismo que será la última vez: comida sana y ejercicio en cuanto volvamos a casa. Otra promesa que no cumplirás. No importa, estamos acostumbrados a decepcionarnos a nosotros mismos continuamente.
Café Atlantic, Bergmannstr. 100 10961. Berlín
Afortunadamente, tuve el acierto de atreverme: fui a Berlín para una semana… y acabé quedándome 10 meses. Los más intensos de mi vida. O, al menos, de mi juventud.