La parasitología, esa rama de la biología que se presume tan fascinante como repulsiva, tiene entre sus numerosos objetos de estudio uno especialmente llamativo para nosotros los profanos. Uno de esos que resultan carne propicia de documental de La 2. Nos referimos al Leucochloridium paradoxum, un gusano parásito cuyo ciclo vital se basa en una curiosa habilidad para «controlar mentes». Es cierto que son sólo mentes de caracoles y no las controla exactamente, sino que daña la capacidad de estos moluscos para distinguir la luz haciéndolos por ello más proclives a permanecer en zonas donde se vean amenazados. A su vez, toma posesión de alguno de sus tentáculos para hacerlos semejar con movimientos y vivos colores a algo parecido a una oruga. Expuestos y tentadores, los convierte en comida fácil para cualquier pájaro, en el medio perfecto para conseguir llegar a un huésped mayor. Una vez en el sistema digestivo del pájaro en cuestión, el parásito se reproduce y sus huevos son expelidos al mundo a través de los excrementos del ave, esos que serán consumidos de nuevo por los caracoles para de esta manera completar el ciclo.
Es cierto que la parasitología no trata como caso a investigar el actual periodismo deportivo, pero atendiendo al ejemplo del Leucochloridium paradoxum bien podría. Porque viven del deporte, perdón, del fútbol —y si acaso de algún deportista español de éxito—, se expanden básicamente a través de toda la mierda que puedan sacar de él (polémicas, confrontación, sensacionalismo, glorificación de lo anecdótico…) para que, de esta manera, sea consumida por la masa poco crítica o directamente descerebrada. Apelando así a sus más bajos instintos serán fácilmente manipulados para que continúen alimentando el gran negocio en que se ha convertido el fútbol de hoy día. Un ciclo perfecto. Parásitos dignos de estudio.
Aquellos años de lo escaso pero honrado
Probablemente esté de más decir que el periodismo deportivo no siempre fue como es ahora. Aquellos que comenzamos a interesarnos por el deporte en la década de los noventa o anteriores reconocemos con cierta nostalgia una época donde con matices y excepciones (siempre las hay) primaba el ejercicio periodístico honesto, el criterio, la profesionalidad del que responde a un código deontológico. Una época donde lo que más importaba era la información, la buena información como premisa vocacional. Cuando Marca era un ejemplo de calidad a niveles internacionales (por especial atención al Real Madrid que tuviera), las secciones deportivas de los telediarios se ceñían a lo que realmente importaba y El Día Después era un programa de culto. Un escenario donde una noticia sobre tenis o ciclismo podía ser portada con total normalidad y los periodistas en su mayoría eran individuos cercanos al anonimato que aceptaban su posición tras la noticia y no dentro de ella. Las ventas dependían de lo que debía contarse en vez de limitarse a publicar lo que más vende.
No todo era tan maravilloso, es cierto. Principalmente porque el volumen de información era mucho más limitado que en la actualidad. Los pocos periódicos o revistas especializados que encontrabas en el kiosco o lo que se escuchaba en los programas nocturnos de radio era básicamente la única forma de permanecer informado. Seguramente también fuera por ello por lo que la profesión se tomaba su trabajo con mucha más responsabilidad y vivía en permanente deuda con la verdad. El bien era escaso y había que cuidarlo.
Entonces, con el nuevo siglo, llegó internet; para hacernos más libres, para ofrecernos al segundo toda la información, opinión y discusión que pudiéramos soñar, para arruinar el periodismo irremediablemente.
El nuevo periodismo, el que no necesita periodistas
Hablar sobre todos los males del periodismo deportivo actual es de forma inevitable hacerlo de muchos de los males que acucian al periodismo en general.
Los avances que nos ha proporcionado internet en los últimos años son abundantes. Entre ellos destaca especialmente su desarrollo como medio de información instantánea. El suceso, en cuanto ocurre, se comunica y extiende por la red desde múltiples focos con suma velocidad (especialmente desde la irrupción definitiva de las redes sociales), lo que acaba por provocar que la inmediatez prime sobre la calidad. La información como tal deja de resultar potestad de unos pocos periodistas que monopolizan su transmisión a través de unos contados medios como en las anteriores décadas. Ahora los profesionales pasan a ser, en el mejor de los casos, un simple canal rutinario porque basta uno solo de ellos conectado con la fuente para que cualquier consumidor sea capaz de acceder a ella. Si incluso los portales de noticias pierden eficacia como medios de información genuina centrándose en copiar lo que algún otro ya ha dicho en otro lugar, el periódico del día siguiente alcanza para muchos carácter de auténtica reliquia. Ante una situación donde lo informativo ya no es un rasgo de exclusividad periodística, especialmente en lo resultante al deporte donde el marco es más reducido y la mayoría de lo noticiable está previsto con fecha y hora, el mercado de la opinión comienza a hacerse vital. El periodismo, y en el caso que nos ocupa, el deportivo, continúa sirviendo para informar pero con una preponderancia de lo valorativo. El periodista ya no se limita a contar lo que pasa, también cuenta lo que le parece. Los medios deportivos pasan a convertirse en empresas de opinión.
Nace un monstruo del que vivir
El deporte, a través de las últimas décadas, ha ido progresando como forma de negocio hasta convertirse, primero mediante la televisión, y en los últimos años también gracias a internet, en el escenario publicitario ideal para todo tipo de empresas. Un verdadero catalizador económico. Punta de lanza del nuevo capitalismo que ha acabado por convertir a equipos y jugadores en marcas con enormes fuentes de ingresos. Las nuevas estrellas del rock. El periodismo deportivo, siempre dependiente, ha ido paralelamente aumentando también su influencia sintiéndose legitimado a exigir su parte del pastel para acabar convertidas a su vez en meras empresas subsidiarias del deporte. Esto, cambiando deporte por política, también podría hacerse extensivo al periodismo generalista.
Porque, efectivamente, el periodismo ha pasado a ser fuente de opinión pero, sobre todo, opinión como recurso básico de una actividad empresarial. Los diarios, televisiones, radios…, cualquier medio de comunicación tiene como misión maximizar beneficios. Hay que ganar y hay que hacerlo vendiendo noticias y opinión sobre las mismas, pero en tal tesitura de agresiva competencia empresarial deben buscarse mejoras de productividad a toda costa, aunque muchas acaben atentando contra los principios básicos del periodismo. Uno de los pilares básicos es la obsesión de ciertos medios en adaptar su línea editorial a un colectivo concreto, a una determinada ideología, o en el caso del periodismo deportivo a un equipo con un gran número de aficionados. Para que esta resulte efectiva deban manipular la información con un barniz valorativo, perpetuando una perspectiva interesada, para que esa audiencia potencial lea lo que quiere leer y oiga lo que le quiere oír, independientemente de cuanta verdad resida en ella.
El deporte, como simple espectáculo, como forma de ocio que el negocio ha llevado a la hipertrofia, ha posibilitado que el periodismo que lo cubre se frivolice y pervierta hasta niveles solo equiparables al del periodismo del corazón, explotando métodos de productividad sin límites, sin escrúpulos.
Guerra deportiva y prostitución intelectual
No podíamos imaginarlo entonces, pero el día de la bestia fue aquel 2 de Julio de 2007, cuando un señor recién pintado por El Greco, y anónimo para la mayoría, era nombrado director de Marca tras la compra del Grupo Recoletos por parte de Unidad Editorial. Eduardo Inda estaba destinado a liderar una transformación del periodismo deportivo escrito que llevaría a corromper los principios más básicos del mismo a cambio de rendimiento económico.
No lo hizo sólo, qué duda cabe; directores y redactores del resto de periódicos deportivos del país se sumaron a la causa, pasando a convertirse definitivamente en aparatos propagandísticos de F.C. Barcelona y Real Madrid. Aprovechando la lucha de gigantes que sometía al fútbol que dividía a España a niveles deportivos pero también políticos. Era la guerra, perfecto escenario para intereses bastardos. Para que cada periódico defendiera con todas las armas necesarias al equipo del que vivía. Para hacer caja con los sentimientos de los aficionados, especialmente del sector más exaltado.
Portadas convertidas en banderas de un club, en cañón contra el enemigo, en la mejor tira cómica posible para el aficionado crítico o neutral. Otrora periódicos ahora convertidos en teletiendas de pijamas, tazas y plumíferos con escudo. Noticias manipuladas, titulares descontextualizados, polémicas baratas, anécdotas convertidas en noticia; todo ello para la exaltación del equipo propio y el disparo contra el rival. Los rumores sobre fichajes que nunca se producen como placebo de ilusión y las conspiraciones victimistas como kleenex del desahogo en la derrota; métodos de venta asegurada. Webs cuyos ingresos publicitarios se basan en el número de clics sobre las noticias publicadas y donde por tanto un titular sensacionalista que lo posibilite es lo único que importa, aprovechando así el secreto de que indignar atrae mucha más atención que contribuir. Haga clic aquí para dar salida a su espíritu de incredulidad o denuncia, pero haga clic.
En síntesis, el deporte esclavizado y el periodismo prostituido como forma de negocio.
La caja imbécil
Por desgracia no sólo el periodismo deportivo escrito se degradó persiguiendo rentabilidad económica, el audiovisual también aprovechó el mantra televisivo del «todo por la audiencia» para sacar tajada de tan suculenta presa. Incluso desde espacios hasta entonces de naturaleza discreta y formal.
Las secciones deportivas de informativos conocieron con la irrupción de Los Manolos en el telediario de sobremesa de Cuatro el fin de su condición seria y concisa. Con vocación de pequeño circo y métodos propios de los programas del corazón (Aquí hay tomate) ha venido trivializando la información deportiva para hacer de la chanza, el video de YouTube y el reportaje sensacionalista cebos para una audiencia más amplia que no tiene por qué estar verdaderamente interesada en el deporte. En mayor o menor medida es un tratamiento de la información deportiva que se ha ido extendiendo por telediarios de otras cadenas para conformar un paisaje de frivolidad conectado a otro de supuesta seriedad. El deporte como vulgaridad. Más que nunca como opio del pueblo.
Por otra parte, las madrugadas llevaban siendo franja deportiva desde épocas remotas en las que José María García metió los transistores en las camas, pero curiosamente ningún programa deportivo había fructificado en televisión a esas horas. Así fue hasta que llegó Punto Pelota, espacio de tertulia encendida, hija de la peor Crónicas marcianas y hermana deportiva de esa cumbre de la telebasura llamada Sálvame. El programa líder de Intereconomía erigido sobre el monotema Real Madrid contra F.C. Barcelona, viene a ser un híbrido entre discusión a gritos salida de cualquier tasca, el maratón de polémicas donde el deporte es solo un trasfondo y el teatrillo con personajes representando siempre el mismo papel. El engendro perfecto que mejor simboliza la degeneración del actual periodismo deportivo, centrado en remover los más bajos instintos que todo ser humano posee y especialmente el odio al contrario.
Flores en el vertedero
La mutación del deporte como auténtico monstruo económico y mediático lo ha plagado de malformaciones y parásitos, pero también ha posibilitado una cobertura de amplitud sin igual para regocijo de los verdaderos amantes de las muchas modalidades deportivas. No todo puede ser negativo cuando las televisiones ofrecen más acontecimientos deportivos que nunca y con una calidad de imagen nunca vista, cuando hay canales dedicados exclusivamente al deporte cubriendo desde torneos de tenis a mundiales de patinaje pasando por combates de boxeo o campeonatos de natación. No puede serlo cuando internet potencia la pluralidad y el diálogo y, si se busca bien, aún quedan periodistas íntegros e interesantes —más de lo que parece, aunque haciendo menos ruido— a los que seguir como la extensión perfecta a nuestra pasión deportiva.
Sin duda la red, con su profusión de foros donde los seguidores de cualquier deporte han podido intercambiar material y opiniones como forma extraordinaria de enriquecimiento y la expansión del formato blog que le ha dado voz a gente anónima pero con mucho y bueno que decir, ha cambiado para mejor el ecosistema del deporte. El acceso a información y opinión de calidad de medios extranjeros o de periodistas españoles concretos que dignifican la profesión, tales como Gonzalo Vázquez, Axel Torres, Santiago Segurola, Michael Robinson, Rubén Uría, Ramón Besa, Martí Perarnau y tantos otros, constituyen un fructífero terreno para los exiliados del manicomio más mediático.
En el fondo todo el conflicto parece fácil de explicar, y es que salvo estas excepciones comentadas donde la profesionalidad prevalece por encima de todo, lo gratuito o barato, por naturaleza, difícilmente puede ser bueno de veras. Los medios deportivos que permiten el acceso gratuito a su servicio se pliegan a llegar al mayor número de gente para sacar el más alto beneficio económico por publicidad aunque para ello haya que vulgarizar al máximo el contenido. Por contraposición los canales de pago como GolT o Canal Plus ofrecen una cobertura deportiva notable, como la ESPN en Estados Unidos o, en otros ámbitos, la HBO produciendo las mejores series de televisión. ¿Es concebible una web deportiva de pago aunque sea parcialmente? ¿Un periódico con un tratamiento imparcial de la información que tenga ventas suficientes para su subsistencia? ¿Es realmente posible otro periodismo deportivo de éxito? Son cuestiones de difícil respuesta, pero mientras alguien se decide a darles solución muchos seguiremos comprobando con lástima el maltrato deportivo de los grandes medios mientras nos recluimos en nuestros rincones de culto minoritario. Al fin y al cabo, más allá de todo aquello que lo rodea, el juego sigue siendo lo verdaderamente importante.
El periodismo en la actualidad es un negocio y como negocio hace tiempo que se vendieron al capital antes que a la informacion. Mientras sigan vendiendo perdiodicos de la forma de lo que estan haciendo, esto es, desinformando, contando medias verdades o directamente mintiendo no van a cambiar.
En una entrevista que lei al subdirector del Sport venia a decir algo asi que ellos para vender perdiodicos tenian que adoptar una pose muy antimadridista, no podian ser objetivos con el Madrid porque eso repercutia en una bajada de ventas.
Esto es asi, no se puede buscar informacion en los periodicos, ahora mismo para encontrar una opinion objetiva como viene siendo la tonica para no solo en los deportes sino para todo lo demas, la tienes que buscar en Internet.
Paole Basile, máximo responsable de Telecinco recinetemente lo decía en una entrevista. Si tuviera que hacer la televisión que me gusta, me queda´ria sin audiencia y es que la rentabilidad y el dinero es el que manda
Isaac felicitaciones por el ensayo. Recibo, como periodista deportivo, el escrito y la crítica con humildad. Admito que se necesitan recordar esta dura realidad para que aquellos pocos que podemos enderezar el camino de una especialización del periodismo que para la sociedad era un espacio de encuentro de valores y esfuerzo de vida en los atletas.
Un abrazo y los sigo leyendo
Barranquila, Colombia
Como dijo Javier Bauluz único Pulitzer español: Había un tabique entre negocio y periodismo, que se cayó, y quienes quedaron al mando fueron los de la parte del negocio. Que solo miran al negocio, porque no son periodistas
Hablaba sobre el periodismo en general, y por tanto vale para todos, sobre todo en este caso del periodismo deportivo.
Muy buen artículo, un 10: sólo que a mí Los Manolos sí me divierten. Los cebos excesivos creo que se deben a que se empeñan en alargarles el tiempo, cuando duraba unos 15-20 minutos no hacían casi.
saludos
Pues yo no estoy de acuerdo que para ganar audiencia Sólo existe a hacerlo de esta manera. Si miramos las audiencias de TV3 en Cataluña, se puede comprobar que se puede hacer televisión de calidad sin necesidad de llegar a los extremos de Sport o Telecinco. O en ràdio como RAC1 (os recomiendo que visiteis radiochips.blogspot.com del mundo de la radio).
No, hay una audiencia fàcil que se consigue de ‘esa’ manera, pero tambien se puede hacer con calidad, estoy convencido.
Isaac, enhorabuena por el artículo. Has sintetizado perfectamente el pensar y el sentir de muchos que formamos parte de esa balsa en un mar de tiburones que soñamos con cambiar el destino de esta profesión.
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Extraordinario articulo, estoy contigo. A día de hoy sólo me interesan Segurola, Rubén Uría, Perarnay un par más de periodists deportivos..El resto es Punto Pelota que es Slavame de Luxe, o futboleros, que es más de lo mismo, periodismo basura
Durante la lectura y aludiendo a la forma de enfoque del tema,me encontraba en una posición bastante contraria al punto de vista del autor hasta que he llegado al último párrafo.
Creo que la aparición del fenómeno de internet y la revolución audiovisual ha supuesto un aumento de la cantidad,en la misma medida que ha supuesto una gran merma en la calidad del producto.En mi opinión,lo que debe existir es un cambio,por parte del usuario,en la forma de consumir deporte en relación al medio tradicional.
No se puede seguir esperando que lo válido en un pasado,lo sea en un presente-futuro.Páginas web como Jotdown,blogs como el de Ruben Uría o programas como Informe Robinson suponen una ruptura con esa forma antigua de percibir el deporte.
Todo esto exige del consumidor una nueva forma activa de interpretar la realidad deportiva,buscando en cada momento lo que le apetece y sin limitarse a dar por bueno lo que le viene dado.
Excelente artículo
Ojo al fundador de vavel.com, que empiezan a ir en serio con valores y principios: «Niños de letras, hombres de sueños, si García Márquez o Camilo José Cela hubieran acotado su vocación natural al oficio informativo, podrían perseverar soñando con cambiar el mundo, pero la falta de apoyos a su causa podría causar que el mundo fuera el que les deparara a ellos la permuta, en un complaciente pasaje hacia la manufactura que rige el vigente oficio, donde el crápula vive del periodismo, mientras el periodista honesto, sobrevive de su caridad».
http://www.vavel.com/periodismo/10510-periodismo-maldito-oficio.html
No hace falta gritar o hablar de deportes para hablar de prostitución intelectual. Falta ver informativos de una u otra cadena o un diario de una u otra editorial. Todos se mueven por su publico y a quien va dirigidos. Izquierdas, derechas, Barça, Madrid, etc. Ya no existe el periodismo imparcial
No se ha incluido en el ensayo el empleo sistemático de la figura femenina, más o menos siliconada y menor de 30 años, como reclamo o cebo de una información deliberadamente sexista.
Me parecen tremendamente instructivos programas como ‘Punto Pelota’ y ‘Los Manolos’. Deberían de mostrarlos en las facultades: «lo que no has de hacer».
En ese sentido no tienen precio.
Enhorabuena por el artículo.
En los últimos años incluso han aparecido piezas del engranaje que residen en el deporte mismo. Estas ayudan a retroalimentar el sistema en caso de que realmente no haya nada que comentar más allá del análisis técnico. Me refiero, como no, al personaje (no digo técnico) más repugnante y grosero que se recuerde desde Jesús Gil o parecidos: José Mourinho. Con esto lo he dicho todo. Saludos!
«…Gonzalo Vázquez, Axel Torres, Santiago Segurola, Rubén Uría, Ramón Besa, Martí Perarnau…»
Ahí se mezclan churas con merinas. Se pierde credibilidad con eso…
No te conozco Isaac, pero te quería decir que este artículo es excelente. Ahora sé que no estaba loco cuando por primera vez vi el informativo de Los Manolos y aún pareciéndome un insulto al género, lo pero fue cuando me di cuenta de que a nadie parecía importarle. Incluso gustaba…
Isaac grandísimo documento, te doy la enhorabuena. Querría resaltar otro dato que también se está dando de estos que se llaman ¨periodistas¨. Tengo una chica afín a mí que se está iniciando en este mundo de la noticia deportiva, y claro, mujer para más ¨inri¨. Pues me cuenta que hay muchos que además de ser sectarios e incompetentes en su trabajo, se piensan cracks sin micrófono o bolígrafo en mano, es decir, por escibir en tal medio o aparecer en tal periodico o quien sabe que, se creen el Beckham o el Cristiano Ronaldo de turno, creens que toda mujer caería rendida a sus brazos. Os cuento lo ocurrido, esta chica trabaja esporadicamente en un programa al que van conocidos periodistas, este programa se emite fuera de su provincia y coincide con un tertuliano que vive en la misma provincia, quedan para ir al programa juntos en el coche como compañeros de programa y el gran periodista comienza a hacerle comentarios fuera de tono, de ser superior a ella y de saberse que cuando quiera puede llevarsela al huerto, está claro esta chica obvio la invitación y cogio transporte público. Quiero también denunciar este tipo de practicas que se dan y muy a menudo.
Un saludo
Esto no es nada nuevo. La línea editorial de Sport o El Mundo Deportivo siempre ha sido la misma. Y precisamente Santiago Segurola ya vendía su basura antimadridista en El País desde hace muchos años, no descubres nada.
Y me has matado con el ejemplo de Rubén Uría. pero si ese es el peor de todos, prostitución intelectual nivel 100 por lo menos. Ramón Besa, Martí Ponsarnau… LOL, la verdad es que se te ve un poco de qué pie cojeas, pero yo esto lo veo bien, es muy desagradable que te la quieran colar PRETENDIENDO que te están informando. Valoro más que cada uno de su opinión sin caretas, como se hace ahora. Cualquier aficionado del Madrid sabe que la sección de deportes de El País sólo sirve para echarse unas risas. Pero mejor así, antes entrabas a un medio pretendidamente imparcial y se te podían revolver las tripas con los artículos, ahora como no existen, pues eso que te ahorras.
Buen artículo hasta que ejemplificaste positivamente con periodistas como Besa, Segurola y Uría… Besa antimadridista enfermizo, Segurola el títere de Valdano y Uría erre que erre con su cruzada anti Florentiniana… Vaya 3!! Perarnau y Axel si que son de chapeu. Pero los otros tres… madre mía.
De acuerdo un poco en la linea de KZN. Los periodistas «peligrosos» no son los Ronceros o los Emilios Perez de Rozas. Pues son unos ultas, ya lo sabes, los escuchas y te ríes. Los peligrosos son los Segurolas y los Urías. Esos que bajo un tono modélico y susurrador te van colando comentarios endemoniados y teledirigidos. Esos tienen su objetivo, se despachan a gusto, pero como llevan la bandera de la imparcialidad y hablan en tono bajo parece que dicen coherencias. Esos son los peligrosos. Lo de Segurola desde que Valdano salió del Madrid por la puerta de atrás es simple y llanamente deleznable. Incluso lléndose a escribir a prensa italiana a escribir barrabasadas al día siguiente de sentarse con Valdano en la tribuna de San Mamés. Esos… esos son los periodistas peligrosos. Los que susurran al micrófono. No los que gritan.
No tengo elogios suficientes para este texto abrumador. Lo mejor que he leído sobre periodismo en años. Un abrazo grande maestro.
«Periodistas peligrosos»… con toda la basura deportiva que hay en este país escuchar pestes de Segurola, Besa o El País es sencillamente delirante.
Coincido con el diagnóstico pero no con la datación: lo de Inda en Marca no es el inicio sino la culminación de un proceso que en el periodismo deportivo venía de mucho antes: por ejemplo, de las líneas editoriales de Sport o Mundo Deportivo, o de un diario As/grupo Prisa, que permitió a Gatti escribir burradas como la del me pego un tiro si no gana el Madrid, o un Tomás Guasch que llamaba a Kahn el día antes de un partido contra el Bayern o que, por ejemplo, y ahora se olvida de eso, fue uno de los que despreciaron a Mourinho en su etapa de segundo de Robson, y de los que introdujeron el término «traductor» para descalificarlo, algo que suele olvidarse. Aquellos polvos trajeron estos lodos de los Manolos.
No estoy de acuerdo con que los Ronceros, Mascarós, Pérez de Rozas, Siros, Manoletes, etc. sean los inofensivos: antes al contrario, la gente los sigue a ellos, atiende a lo que les dicen. Los demás: Segurola, Besa, etc. son mucho menos leídos. Haz un seguimiento a Segurola (o a Trueba, por poner un ejemplo del mismo periódico) y a Roncero en el Bernabeu y a ver a quién lo paran más o le piden más fotos.
Gonzalo Vázquez, Axel Torres, Santiago Segurola, Michael Robinson, Rubén Uría, Ramón Besa, Martí Perarnau
¿Cuántos de estos ha dado una noticia en los últimos años?
Si el resumen del periodismo es mirar las cosas desde la Atalaya y definirlas con cierta fortuna estilística yo me borro. No por nada, me encanta leer cosas bien escritas, pero la literatura universal tiene suficientes prohombres como para no tener que recurrir a Ramón Besa o a Santiago Segurola (algún día, si quieres, podemos hablar de la profesionalidad e incluso el rigor de todos los listados, a ver que nos sale). En tu olimpo personal aparece un tipo como Rubén Uría, periodista que ha hecho fortuna hablando de periodistas. Vamos, como lo que intentas tú con este artículo. Alguno con eso ha hecho carrera. Uría no ha bajado al barro en 20 años, critica desde fuera y no es periodista, es opinador. De esto se habla cuando se quiera, pero con datos y sabiendo como trabajan. En tu lista hay gente que va a muchos campeonatos y no pasa por los estadios, hacen las cosas desde el hotel. Profesionales de alto copete, mucho mejores que los que se pegan en las zonas mixtas.
Dices que ya no hay noticias, que ya nadie da nada y por eso sólo se opina. No es cierto, Diego Torres ha pasado un par de años abriendo las muy cerradas puertas del vestuario del Madrid, un exorcismo necesario, periodismo del mejor y esto lo dice un madridista. Pena que sus compañeros en Barcelona, tu admirado Besa y el también afamado Lu Martín, no hagan lo mismo. No te engañes, el problema no es que no haya información, ni siquiera que no la sepan, el problema es que no tienen los arrestos para publicarla. Fem país y eso.
La teoría general, además, es absurda. «Al deporte donde el marco es más reducido y la mayoría de lo noticiable está previsto con fecha y hora, el mercado de la opinión comienza a hacerse vital». Los dos clubes más importantes del fútbol en España cada día son más grandes, por lo tanto tienen más cosas en la cocina, y cada día son más herméticos, es decir tienen más cosas por descubrir. El marco no es más reducido, es mucho más amplio, otra cosa es que eso sólo algunos lo sepan aprovechar, incluso que sólo algunos lo quieran aprovechar.
Eduardo Inda, un hombre insoportable al que no aguantaría en mi mesa ni cinco minutos, le hizo bastante mal al periodismo y, lo que es peor, fue todo un conflicto de formas. Con Inda el Marca tuvo más información que nunca, y los que están dentro te lo podrán contar mejor que yo. No hablo sólo de la capacidad para hacer caer un presidente del Real Madrid, hito tremendo, es que no había detalle que se les pasara, la cantidad de noticias y entrevistas en profundidad que dio el diario en esos días es de nota. Les perdieron las formas, lo cual es una pena porque hoy puedes venir tú a decir que ahí se hacía periodismo de mierda cuando en realidad la gente dio lo mejor de sí misma y todo se fue al garete por las portadas de ese señor. Es curioso que hables de la excelencia de los noventa en la prensa deportiva española, hablamos de una época en el que el diario Marca tituló un día «Leña al Moro» y al siguiente «Moro, plata y bronce», en ambos casos hablando de El Gerrouj
Por otra parte, y como cantaba Javier Krahe, no todo va a ser follar. No tengo ningún problema con la existencia de Punto Pelota, es más, tampoco la tengo con la existencia de Sálvame. Son dos productos que no veo porque no me interesan en absoluto, pero entiendo que hay gente a las que sí les gusta, disfrutan con estas cosas. Y no veo el mal en ello, no creo que la Televisión tenga que educar a la sociedad las 24 horas del día ni que sea necesariamente un lugar por el que sólo puedan pasar los grandes hombres del planeta. Hay gente a la que este tipo de cosas les gusta, se sienten bien viendo a Roncero gritar, yo no lo comparto, pero tampoco me veo en el derecho vital de quitarle eso al aficionado, tampoco todo en la vida puede ser Jotdown.
Además, Isaac, no estaría mal que no olvidases nunca que hablamos de deporte, no de la situación de los cristianos maronitas en Siria ni de la tasa de paro. El deporte, dentro de unos límites, permite (casi reclama incluso) algo de pasión bien entendida. No es trascendente, por mucho que en Ecos del balón, esos que han elevado el periodismo deportivo según tú. Yo entiendo que hablar del ángulo de inclinación de los pases de Pirlo puede ser muy enriquecedor, lo suelo leer con agrado, pero si nos quedamos sólo en eso estamos rechazando una buena parte de lo que es el deporte y de lo que significa para la gente.
Punto pelota es lo que es, pero durante la temporada el punto de ironía o distanciamiento con que Pedrerol trata los temas les da una coartada. Sólo los más desavisados pueden no ver el punto de guiñol que tiene (en contraste con el programa que lo precede, «el gato al agua», dónde no hay ironía ninguna, y sí mucho peligro…). Sin embargo, con la selección se han «gatirizado», y han puesto en peligro la estabilidad del sistema-selección por intereses partidistas. Eso es lo que no nos dejaba pasar de cuartos históricamente y que se ha reproducido en esta Eurocopa. La estupidez de estos profesionales ha de denunciarse y combatir, por el bien mental de todos
No tienes ni idea de lo que és el deporte, y menos de lo que debe de ser el periodismo para la sociedad.
El buen periodismo está muriendo, y si queremos que cambie tenemos que poner todos de nuestra parte y desechar la mala calidad por mucho que «venda». Ojalá pueda trabajar en un futuro en algún medio deportivo digno y que informe de manera correcta y veraz, que en realidad es lo que todos necesitamos, solo que estamos cegados ante tanta «prensa rosa», tanto Madrid y Barça y tanta inmundicia en el mundo periodístico.
Antoni Daimiel el mejor periodista deportivo del país!!! Poca gente controla tanto del deporte al que se dedica como Daimiel
No lo es ni de basket como para serlo de lo demás.
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Os veo muy perdidos con esa relación de periodistas supuestamente «dignificadores» de la profesión. De esa lista, es incomprensible que estén Santiago Segurola, Michael Robinson, Rubén Uría y Ramón Besa. Esos son precisamente el ejemplo claro del problema del periodismo. La tendenciosidad hecha profesión, esl escribir al dictado de unos intereses superiores. Ese es el tipo de periodismo que precisamente debe acabar y que el lector cada vez detesta mas. El resto, por cierto, son grandes profesionales, nada que ver con los otros.
En general estoy de acuerdo con el artículo, aunque el deporte en realidad es un juego (con retos e historias de superación, sí, pero un juego) y por tanto tampoco me preocupa que se pierda calidad. Otra cosa es que sea una pena.
Ecos del Balón es más cargante que una entrevista de Pedro Ruiz a Paulo Coelho. Su intención es buena, y sin duda saben mucho, pero a veces el exceso de seriedad y pretensiones hacen a uno caer en el ridículo.
Por favor, quitar a Segurola, Uria, Besa y Robinson de este articulo, que son precisamente esos los que se han cargado algo tan bonito como el periodismo.
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Me ha encantado el artículo. Lo bonito del deporte lo estamos perdiendo por culpa de cuatro que se hacen pasar por periodistas, mientras que los de verdad esperan en la sombra a que esto pueda cambiar.
Pidamos que así sea, por el bien del deporte.
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Como todo en esta vida, hay un principio y un final, de echo después de unos cuantos años a empezado el principio del fín. Al fin y al cabo, más allá de todo aquello que lo rodea, el juego sigue siendo lo verdaderamente importante, verdad. Salud! ? Siglo XXI. ☺☺☺ ❤?❤