Hoy me gustaría que hiciéramos un ejercicio de futurología y dar un paso más allá de lo último en tecnología. Lo mejor es que, si lo pensamos bien, el paso no es muy grande y toda esa tecnología ya esta ahí esperando a que le demos un uso. O mejor dicho, que las empresas creen un hueco de mercado al que nos empujen y nos precipitemos sin remedio.
Vamos a coger una pizca de realidad aumentada. ¿Qué es esto?
El que tenga un smartphone seguro que lo ha usado, voluntaria o involuntariamente. Pero esta tecnología es anterior y, cómo no, tiene origen militar. Los aviones de combate disponen de una pantalla donde se muestra información visual digital sobre la realidad o imagen real. Esto, en sí, es la definición de la realidad aumentada.
Con esto se consigue aportar al usuario mucha información de un modo rápido e intuitivo. Y… ¿cómo funciona?
Se necesita un GPS que proporcione nuestra posición “2D” sobre el plano (donde estamos); sensores como radar, altímetro, giroscopio, acelerómetro o brújula que ayuden a determinar nuestra posición “3D” en el espacio (hacia dónde estamos mirando, por ejemplo); una fuente de datos (información que se muestra); una forma de mostrar la información (pantalla, por ejemplo); y el software.
Casi todas estas características se aúnan en los móviles de última generación y los desarrolladores lo han sabido aprovechar. Uno de los primeros programas de realidad aumentada fue Layar, pero hoy podemos encontrar muchos otros, como Wikitude. Estos son los más característicos y, como hemos dicho, añaden información digital e imagen sintética a la imagen real. Otro estilo de estos programas podría ser Google Sky Map o SatelliteAR, que no usan imagen real pero sí señalan nuestra posición. Y aún podríamos hablar de un tercer tipo como sería Google Goggles.
A estos primeros ingredientes vamos a añadir un LCD translúcido.
El LCD es una tecnología muy común usada en pantallas de televisión, ordenador, etc. Lo que no es tan habitual, aunque hace años que se ha inventado, son las pantallas de LCD que permiten ver la imagen pero también a través de ella, ya que son semitransparentes. Si aplicamos esta tecnología a unas gafas tenemos una alternativa perfecta a la cámara y la pantalla del teléfono móvil, además de un dispositivo ideal para mostrar datos sobre imagen real. Hemos podido ver prototipos de Sony con un acabado que no se diferencia en absoluto de las gafas normales.
Si a todo esto añadimos una tecnología de reconocimiento de superficies tridimensionales desde una simple imagen de vídeo, lo que conseguimos es enlazar perfectamente la imagen generada por ordenador con la imagen real, haciendo ésta mucho más atractiva e intuitiva para el usuario. Esto que parece algo muy extraño se lleva aplicando a los videojuegos desde hace un par de años. Un ejemplo es EyePet para PS3 y PSP o Nintendogs para 3DS. En estos casos se utilizan unas plantillas especiales que el videojuego es capaz de detectar y sirven de punto de referencia para analizar inclinación y distancia de la superficie con respecto a la cámara, y que así las imágenes que el videojuego presenta guarden coherencia con la realidad. Pero gracias al Proyecto Smart AR, otra vez de Sony, esos puntos de referencia ya no son necesarios y la aplicación de Realidad Aumentada tendrá un conocimiento total y constante del entorno que nos rodea.
También se puede hablar del reconocimiento facial (Xbox360-Kinect), reconocimiento de objetos o reconocimiento de voz (en ambos casos Google tiene una larga experiencia) Como veis, en todos los casos existen ya proyectos en desarrollo o tecnología consolidada que demuestran la viabilidad de una unión a corto plazo de todas ellas. Esto, junto al rapidísimo progreso tecnológico de los teléfonos móviles, nos lleva a imaginar un futuro cercano en el que la realidad aumentada forme parte importante de nuestras vidas.
¿Qué nos puede aportar?
Imaginad que vamos a salir de compras (por el placer de salir ya que no sería estrictamente necesario) llevando una de estas gafas de realidad aumentada. Tras mirar al cielo para revisar la previsión meteorológica del resto del día, nos informa de que la mejor ruta es en autobús. El dispositivo nos mostrará el camino para llegar a la parada adecuada; ya en la parada, el tiempo que resta para que llegue el autobús; cuándo llega éste, el precio del billete y el número de asientos libres. Una vez en el trayecto, accedemos a internet mientras nos recuerda cuánto falta para llegar a destino y nos avisa una vez allí. Cuando hemos llegado, mientras paseamos, en la fachada de cada tienda muestra las últimas ofertas personalizadas para nosotros. Al entrar en la tienda no es necesario probarse el articulo: frente a un espejo, lo seleccionamos y podemos verlo proyectado sobre nuestro cuerpo, cambiar de color, talla, disponibilidad, composición, precio, etc.
El límite está en nuestra imaginación.
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