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Cultura Mainstream: cómo nacen los fenómenos de masas

culturamainstream¿Por qué triunfan Avatar, Shakira, Spielberg, Mujeres desesperadas, Slumdog Millonaire, Disney, Michael Jackson o MTV? Esa es la pregunta que se hace el sociólogo Frédéric Martel y que le llevó a escribir este libro, que tal vez no llegue a ser un éxito de masas pero es imprescindible para cualquier persona interesada en la cultura pop, los medios de comunicación o sencillamente el mundo en que vivimos.

Hablar de cultura popular es hablar de Estados Unidos, país al que dedica la primera mitad del libro. Desde Nueva York, Miami, pasando por Nashville y hasta Hollywood, Martel entrevista a todo aquel que se le ponga por delante y tenga algo que decir al respecto ya sea músico, productor de cine o editor de libros. De acuerdo a las conclusiones que extrae, Estados Unidos es la fábrica mundial de la cultura pop mundial básicamente por tres motivos: la aplicación de un modo de producción industrial a la creación cultural, la desaparición de barreras entre la cultura aristocrática de origen europeo y el entretenimiento popular (alta/baja cultura) y en tercer lugar pero no menos decisivo, su cosmopolitismo. Los Ángeles, por ejemplo, es la mayor ciudad surconeana del mundo tras Seúl, la mayor ciudad iraní tras Teherán, la mayor ciudad polaca tras Varsovia… en palabras de Martel: “Estados Unidos no es simplemente un país, ni siquiera un continente; es el mundo, o por lo menos el mundo en miniatura. Ningún país tiene tanta diversidad y ninguno puede representar hasta ese punto una nación universal”. Al acoger a Night Shyamalan, Ang Lee o Javier Bardem logran dos cosas: beneficiarse de su talento e impedir que pueda articularse una competencia en el resto del mundo.

A esto último, la competencia en el resto del mundo y especialmente en los países emergentes, es a lo que dedica la segunda parte del libro con el significativo título de La guerra cultural mundial. Y aquí llega la paradoja para competir con el entertainment americano; la estrategia que está siguiéndose es la de imitar sus modos añadiéndole una pincelada localista. El propio nombre de Bollywood es una buena síntesis de ello y el director de una escuela de cine allá ubicada al que entrevista no puede ser más explícito al respecto: “todas nuestras clases se dan en inglés. Es la única lengua común de todos los indios. Y además queremos preparar a nuestros estudiantes para que sean competitivos en los mercados asiáticos, donde es también la lengua común. Pero sobre todo, si insistimos en el inglés, es porque todas las técnicas del cine, el vocabulario, los softwares, las herramientas digitales, todo es estadounidense”. Al fin y al cabo puede que americanizarse no sea otra cosa más que, simplemente, modernizarse.

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10 Comentarios

  1. Pingback: Jot Down Cultural Magazine | Al Yazira: el día en que los saudíes vieron porno

  2. Pingback: ‘Cultura Mainstream’ de Frédéric Martel « La Critipedia

  3. Buen artículo, me llamó mucho la atención el libro, como un aficionado a la cultura pop mundial tendré que leerlo, saludos!

  4. Queremos más de esto. Siendo yo poco seguidora de la cultura pop, me parece imprescindible para terminar de entender la cultura underground.

  5. Americanizarse no es modernizarse, a menos que entendamos modernizarse como adaptarse a una realidad impuesta por el poder. Verlo positivamente es preocupante.

  6. «Los Ángeles, por ejemplo, es la mayor ciudad surconeana del mundo tras Seúl». Me parece que al autor del libro se le ha ido un poco la pinza. Hay dos millones de surcoreanos viviendo en Estados Unidos. Hay cuatro ciudades surcoreanas con más población que todos los surcoreanos que viven en este país. Se calcula que en Los Angeles hay como mucho 200.000 coreanos-estadounidenses y surcoreanos. Hay 47 ciudades surcoreanas con más población. Si el resto del libro está igual de bien investigado, creo que ya sabemos lo que podemos hacer con él. Y no es leerlo precisamente.

  7. Interesante conocer lo que hay más allá de nuestra individualidad sin llegar a ser colectivismo, es decir, conocer lo que nos une porque nosotros lo decidimos, no porque una dictadura socialista nos lo impone. Frédéric Martel desarrolla temas muy interesantes, estoy muy pendiente de leer Global Gay. Cómo la revolución gay está cambiando al mundo.
    Además, el libro podría ser la respuesta a dudas que no he podido resolver: ¿cuáles son los «nodos» de la cultura en el mundo y qué tanto contribuyen a ella?, porque en Globalización regionalismo es solo geografía.

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