Monográficos Música

Primavera Sound 2011: más

Como cada año Barcelona acogió una edición más del San Miguel Primavera Sound. Jot Down estuvo allí y os lo cuenta.

Jueves: más espacio, más grupos, más asistentes, más colas.

Of Montreal. Fotografía de Alain Raya
Of Montreal

Primavera Sound sigue creciendo y lo hace en todos los sentidos. Tanto en su oferta de conciertos dentro del Parc del Forum y en el Poble Espanyol, como en los showcases en diferentes salas de la ciudad o en la oferta musical gratuita que va desde el Parc del Poble Nou a los conciertos en el metro o el Primavera als bars. Todo esto nos ofrece un gran cartel (tanto en calidad como en cantidad); si lo sumamos al atractivo turístico de la ciudad obtenemos un público cada año mayor venido de todas las partes del planeta. Primavera Sound se ha convertido en uno de los mejores festivales del continente y así lo demuestran las más de 120.000 personas que han acudido este año.

Pero no todo iba a ser bonito. Un desgraciado error informático nos regaló interminables colas tanto para poder activar y cargar el nuevo sistema de pago electrónico como para poder hacer uso del mismo; la mayoría de barras estaban paradas sin poder trabajar, motivo por el cual se decidió volver al antiguo y efectivo sistema de pago con moneda.

El problema desaparece cuando mientras intentas situarte tienes a Triángulo de Amor Bizarro haciendo llegar acordes a tus oídos. Los gallegos tuvieron que correr con la responsabilidad de ser los primeros en hacer tronar uno de los escenarios estrella, el San Miguel, y lo hicieron con nota. Sonny & The Sunsets nos alegraron la tarde al son de los rayos del sol en un lejano escenario Llevant. Los Polacos The Car Is On Fire tenían ganas de sobra para hacer moverse al escaso pero participativo público que tenían en el Adidas Originals, mientras DM Smith preparaba al respetable en el Auditori para el que ha pasado a ser uno de los conciertos más elogiados del festival, el de Sufjan Stevens. El de Detroit se llevó un carro de alabanzas por su directo; él mismo confesó que iba a ser un viaje cósmico.

Quien no tuvo la suerte de asistir a tal viaje, pudo bailar y reír con unos entregadísimos Of Montreal, que llenaron de alegría, luz, color, azúcar y del alegre pop que les caracteriza todo el escenario. La cosa pintaba bien por el momento y no era más que el principio.

Llegó el punto fuerte de la noche y no defraudó: Grinderman lo ambientó todo con sucias guitarras y la imponente presencia de Nick Cave en el escenario. Duro, primitivo y directo; imposible quedar indiferente.

De pronto había que elegir entre Interpol o Caribou; Jot Down decidió optar por el escenario Pitchfork para ver qué tramaban Das Racist. Los dos primeros nos consta que tuvieron excelentes actuaciones, pero los chicos de Das Racist le dieron una vuelta de tuerca al hip-hop y nos sorprendieron gratamente con su show. Potentísimo directo el de estos americanos.

En otro festival de color, The Flaming Lips llenaron el escenario con sus freak dancers e incluso se permitieron pasear sobre el público en una bola gigante. El jueves era el día cósmico y multicolor.

Como colofón final, Girl Talk no permitió que nadie se estuviera quieto y obligó a todo el mundo a bailar de principio a fin.

 

Viernes: indignados y un “Si, quiero”.

Despertar después de un buen comienzo de festival y encontrarte con las imágenes del apaleamiento a los acampados en Plaça Catalunya por parte de los Mossos no deja muy buen cuerpo. Este sentir se hizo notar en la jornada del viernes por parte de los artistas, que mostraron su desacuerdo abiertamente y se unieron a la protesta haciendo música.

Unos inspirados (y encantados de tocar en el festival de La Mina) La Célula Durmiente despertaron al personal. Los de Sant Celoni propinaron un directo a la mandíbula con el que nos demostraron que incluso a pleno sol se puede dar todo. Por si esto fuera poco, en el San Miguel nos esperaba M Ward. Ward es sinónimo de calidad, pero si además va acompañado de su banda, el resultado es una clase magistral de buen hacer canción tras canción.

En un lejano y extremadamente abarrotado Llevant se podía adivinar a The National. Una pena no haber podido verlos más de cerca; nuestra lejanía hacía que el sonido se perdiera en el mar y que a nuestros oídos llegara una versión muy desangelada de los de Ohio. Jot Down pudo compensarlo disfrutando de Low en un lugar perfecto, sentados en las “gradas” del ATP. Alan Sparhak y Mimi Parker nos transportaron a un universo mágico con cada tema que interpretaron. Sin dejarnos bajar de la nube, Explosions In The Sky nos acercaron a su mundo preparándonos para el plato fuerte de la noche.

Y llegó el momento, desde 2002 sin visitarnos: PULP. Un escenario en el que no cabía un alma y unos neones morados formando la palabra Pulp nos tenían ansiosos. Se paralizó el festival y sonaron los primeros acordes de Do you remember the first time?; recordamos la primera vez que lo escuchamos y sonreímos. Un Jarvis Cocker entregado demostró el buen hacer que tiene como frontman y siguió ofreciendo perlas de su mejor arsenal; Sorted for e’s and wizz, Babies, Disco 2000 o una esperadísima Common people con dedicatoria a todos los indignados acampados. No le faltó de nada al concierto, tuvo incluso una pedida de mano en directo retransmitida para todos los asistentes por las pantallas gigantes del escenario.

Pero aún nos quedaba el postre en forma de Battles. Si bien hay que tener en cuenta que tocar a las cuatro de la mañana tiene su qué, Stanier estuvo apoteósico a la batería pero en conjunto no convencieron. Quizá por la hora, la carga de conciertos o porque eligieron un set completamente techno, quedó frío. Puede que el secreto para disfrutarlo residiese en ir bajo el efecto de todo tipo de sustancias psicoactivas, legales o no.

Esto se acaba, con Champions League incluida.

Grinderman. Fotografía de Alain Raya
Nick Cave al frente de Grinderman.

Sábado que tira a gris. La amenaza de la lluvia está presente, pero al escuchar el primer acorde de Fleet Foxes se despeja el cielo y brilla el sol. Si bien teníamos miedo de cómo podría sonar algo tan melódico y vocal en un festival, se disipó desde el primer momento con la entrega y saber hacer de Pecknold, demostrando que el folk también puede sonar potente. Un público entregadísimo (curiosamente tienen bastantes más seguidores en Europa que en Estados Unidos) coreaba cada una de las canciones y, a pesar de echar de menos algún tema, el repertorio fue muy acertado. Maravillosa manera de comenzar el último día de festival y de despertar unos pies que ya pedían descanso.

La gente llenaba el escenario Llevant pero no para escuchar música, si no para ver como el FC Barcelona se alzaba con su cuarta Champions League. Esto no empañó las actuaciones de Einstürzende Neubaten o Money Mark, sino que las hizo más cómodas para los asistentes.

Junto al mundo que había congregado en el San Miguel pudimos comprobar que PJ Harvey era más que esperada y que no estaba dispuesta a defraudar. Polly Jean se vistió para la ocasión y demostró por qué su nombre era protagonista en el cartel.

Tras una breve pero intensa visita a Swans, Jot Down decidió que era el momento de buscar a John Spencer. Su Blues Explosion hizo vibrar al personal y atronó el ATP dando una clase de riffs potentes y contundentes solos, demostrando que la guitarra es una extremidad más de su cuerpo y que ha nacido con ella. Nos dejó muy buen sabor de boca.

Tras las guitarras era la hora del hip-hop más descarado del festival y vino de la mano de Odd Future. No se sabía muy bien lo que nos podía deparar el concierto, puesto que Tyler The Creator y su crew son de los que dejan huella. Que se lo pregunten a Jimmy Fallon. Nos consta que incluso en algún gran festival no han podido estar al completo por castigo de la madre de uno de los componentes. Pero para nuestra sorpresa, los californianos ofrecieron un gran concierto que se mantuvo ordenado hasta que el escenario se llenó de un público en éxtasis. Podéis estar tranquilos, el hip-hop tiene mucho futuro con artistazos así.

Tras semejante demostración de juventud y ganas de comerse el mundo, Jot Down decidió dar por terminado el festival bailando, mientras lo permitieran las piernas, a ritmo de DJ Coco.

En definitiva y a pesar de algún que otro problema, disfrutamos de un gran festival con un gran cartel. Queda esperar al año que viene y ver con qué nos sorprenden.

 

Fotografía: Alain Raya y Tono Carbajo

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