Fotografía: Jesús Llaría
Nos encontramos en un restaurante de Palma de Mallorca con Ana García-Siñeriz y Fernando Schwartz, que nos confía: “en esta mesa de aquí al lado se sienta Su Majestad en verano”. La verdad es que entre el entorno, la comida y la agradable compañía, nos sentimos como reyes. Estando los dos juntos sentados codo con codo en la misma mesa, es inevitable comenzar preguntando por Lo + Plus.
Fernando Schwartz: (Risas) ¿Sabes que me siguen reconociendo por la calle? Hace ya cinco o seis años que dejé el programa y todavía me dicen “yo a este señor le veía todas las tardes”. Me pasa mucho. Y me llama la atención que me pasa con mucha gente joven.
Sí, no me extraña; toda una generación de estudiantes enlazábamos Friends con Lo + Plus.
Ana García-Siñeriz: ¡Yo también! Veía la serie todos los días antes de salir al plató. Esa serie era fantástica. Aquélla fue una época maravillosa. Y es irrepetible, porque no estábamos sujetos a la tiranía de la audiencia: un día traíamos personajes televisivos que siempre nos hacían subir los espectadores, y al día siguiente Juan Luis Arsuaga o un violinista que no conocían más que los melómanos… Pero sobre todo, que la gente venía con mucho ánimo al programa. Recuerdo entrevistas memorables, de divertirnos, de reírnos sin parar…
A pesar de la existencia de tantos canales en abierto, entre la homogeneidad de las ofertas y la programación que actualmente hay en antena, no ven factible la existencia de un programa de aquellas características, tanto por presupuesto como filosofía. Aunque hay alguno que se salva.
AGS: Por ejemplo, el otro día fui de invitada a El intermedio y me lo pasé fenomenal. Me recordó un poco a nuestros viejos tiempos. Hay muy buen ambiente, hacen sketches… nada más llegar me metieron en lo que llamábamos nosotros un pregrabado (que consistía en meter al invitado en una patochada que se le había ocurrido a los malévolos guionistas), con Wyoming, a lo Gran hermano, debajo de un edredón los dos y me divertí mucho.
FS: Con Wyoming… Nosotros, si te acuerdas, hicimos un pregrabado metidos en la cama con Cameron Diaz. Hay cierta diferencia, ¿eh?
(Risas). Sí, mucha diferencia. Hablando de parodias de Gran hermano, ¿qué opináis del cambio de CNN+ por un canal con 24 horas de Gran hermano?
FS: Duele, duele.
¿Y la audiencia, respaldando el cambio?
AGS: ¿Y qué esperabais? La televisión no es algo independiente del resto de la sociedad. Si en un kiosko vendes Le Monde Diplomatique y, de repente, su editorial retira esa publicación y la sustituye por una revista del corazón y cotilleos, el público seguramente va a responder. El problema es cuando sólo puedes comprar revistas de cotilleos. En la televisión la oferta cada vez es más homogénea y queda desprotegida gente que tiene otros intereses, porque no tienen nada que ver. Ofrecen sólo lo que demanda la masa.
Las audiencias muestran una realidad y las encuestas, otra. Así como la mayoría de encuestados proclama que ve los documentales de La 2, las audiencias dicen que la mayoría está viendo el Aquí hay tomate”de turno. Fernando nos recuerda: “todo el mundo dice que lee los editoriales de El País”. Ya que ha salido el nombre de ese diario, aprovechamos para preguntarle su opinión sobre Wikileaks, ya que, como ha sido diplomático y editorialista en El País, ha estado, por así decirlo, en los dos lados.
FS: Yo creo que Wikileaks es un megabuzoneo. Dicho lo cual, sirve para sacarle los colores a alguna gente, para castigar a algunos criminales, pero no sirve para cambiar las relaciones internacionales. Cuando el Departamento de Estado desclasifica documentos a los 50 años, lees hoy los documentos de 1945. Con Wikileaks, abrimos los documentos de hoy; aceleran el tiempo. Creo que hay alguna lección fundamental que sacar de estos documentos. Contrariamente a lo que se dice, los americanos trabajan los temas, los analizan y los planifican con una mucha mayor profesionalidad de lo que la gente se cree. Pero luego tienen a Bush como presidente y claro, no actúan como deberían. A mí me sorprendió encontrar algunas cosas como un cable en el que se hablaba de una posible penetración norteamericana en China y, al mismo tiempo, los chinos intentaban una reunificación de las dos Coreas pero sin decirlo a los del Norte, que son una banda de locos… Me pareció de una habilidad y de una fuerza diplomática perfecta. También plantea algún problema de acceso y redistribución de la información confidencial, que es complicada… Openleaks por ejemplo, tiene una capacidad de selección de quién quieres que sepa lo que tú estás diciendo. Todo esto hace que la gente tenga que ser un poquito más cuidadosa.
De todas formas, parece que Wikileaks iba a ser más explosivo de lo que ha sido. Por ejemplo, al poco de publicar los primeros cables, sale a la luz la Operación Galgo, que acapara todas las portadas y Wikileaks pasa a segundo plano. Parece que el periodismo, de forma similar a la televisión, también está intentando atraer a la audiencia con la última y más sonora noticia.
AGS: Totalmente. Y de hecho hay veces que no se respetan ciertas cosas. Hay países en los que no se puede publicar la foto de un presunto criminal hasta que no ha sido condenado. Aquí te acusan y ya aparece tu foto en el periódico como presunto violador de niños. Por ejemplo, los casos de pederastia: un cura a quien cogieron en Facebook con un montón de fotografías; seguramente será un sinvergüenza, pero todavía ningún jurado o ningún juez ha dicho que es un sinvergüenza. Es que, además, después de una acusación así estás condenado socialmente.
FS: Me temo que, en los temas de pederastia, aunque los declaren inocentes, van a ser considerados culpables por la sociedad para siempre jamás. Luis Montes será culpable de la muerte por asesinato para siempre.
AGS: Hay muchas cosas que deberíamos revisar y hacer un ejercicio de buenas prácticas, que no todo vale. Hay cosas con las que no haces daño, como los gatitos en Internet. Pero hay cosas que tienen un daño colateral, cuando haces según qué en los informativos.
Surge el nombre de Sostres, de gran actualidad en las fechas de la entrevista por su última salida de tono en una columna de El Mundo. Estamos de acuerdo en que sus comentarios sobre una mujer asesinada son totalmente desafortunados. No obstante, parece que últimamente hay una especie de policía del pensamiento.
AGS: Sí, es lo que decía, no me gusta que exista. Hay ciertos temas que tienen los límites muy claros, pero tampoco me gusta la sociedad tan vigilada en la que nos movemos. No se puede hacer ni un chiste sobre nada. Como en el caso de Nacho Vigalondo. Originariamente era una broma, pasadita, pero era una broma. El problema vino cuando se creció y empezó a responder a los comentarios que estaban en contra del chiste y le llamaban antisemita, con bromas que ya eran de mal gusto. Luego pidió perdón muchas veces. Pero me pareció excesivo.
Además de presentadores de televisión, comparten la faceta de ser escritores y haber publicado diversas obras de distintos géneros. Preguntamos a Fernando si nos puede adelantar algo sobre la novela en la que está trabajando.
FS: Poco, poco. Estaba rondando esta idea desde hace tiempo. En cierto modo es una novela sobre la Transición, pero no es una novela correcta, porque está vista desde la óptica de una familia rica, pija y franquista, que no es lo habitual. Es una familia bastante normal que, siendo franquistas, inician la evolución a la democracia de forma remolona, pero no les queda más remedio. Son gente, sobre todo la madre, que consideran que ellos son la verdadera España porque son ricos, son guapos, hablan idiomas, han viajado… no la chusma que hay del otro lado. Ellos representan verdaderamente la España que Europa quiere.
AGS: Una pregunta tipo Lo + Plus: ¿qué hay de autobiográfico en esta novela? Porque son ricos, son guapos, han viajado…
FS: (Risas) Yo cuento la experiencia desde donde la veo porque la conozco. Pero no es mi familia.
AGS: Entonces nadie te va a dejar de hablar.
FS: Bueno, alguien se va a reconocer… En fin, es la historia entre dos bombazos: el de Carrero y el del 11-M. La familia, en muchos momentos de la novela, no entiende lo que está pasando, para ellos es todo un choque político y cultural. Me gustaría que funcionara porque desde la visión del conservadurismo no hay una novela.
Por lo que cuenta, los protagonistas de su nueva novela van a ser los “malos”…
FS: No los malos, el otro lado. Por qué no. Ellos vieron el 23-F del otro lado y quisieron colaborar; eran la trama civil del golpe, todos los viejos franquistas que todavía no se habían ajustado a la democracia.
¿Es más arriesgado poner la voz de la novela en el otro lado? Tal vez los protagonistas pueden no producir empatía.
FS: Sí, es posible que pueda producir rechazo. Pero el efecto empatía es irrelevante. Por ejemplo, el protagonista de Vichy 1940 yo pensaba que era simpático y que representaba bastante bien mis ideas, y sin embargo hubo algunos críticos que dijeron que les había parecido antipático desde la primera página hasta la última. Todo depende de la óptica del lector.
Al hilo de esto y lo que comentábamos antes de la pederastia y el antisemitismo, me vienen ahora a la mente dos novelas: Lolita y Las benévolas, ambas redactadas desde el punto de vista de los “malos”, y generaron muchas críticas en contra.
AGS: ¡Menuda novela, Lolita! Pero hoy día, cualquiera escribe Lolita, te meten en la cárcel.
FS: Y Las benévolas… ¡qué novela! Yo la tuve que leer a trozos porque me producía repulsión que, al fin y al cabo, era lo que buscaba. Era terrible.
La fecha que maneja para la salida del libro, del que tiene preparado algo más de un tercio, es final de año. No obstante, se muestra conservador con los plazos, porque “pasas mucho tiempo no necesariamente creando a los personajes, o describiéndolos, sino colocándolos. Aunque no lo parezca, dedicas mucho tiempo a hacerlo”. Ana lo corrobora.
AGS: De hecho no sé cómo fui capaz de escribir una novela. Comienzas a tirar de un hilo y de ese hilo vas construyendo toda la novela, pero podías haber tirado de otro… No estoy descontenta con ella, se vendió bien para ser una primera novela, pero me da rabia una cosa: la estructura me gustaba mucho. Tal vez vuelva a utilizarla para otra novela. Ya habrá una segunda. Bueno, de todo se aprende. Por ejemplo, ahora estoy metida en un proyecto de libros infantiles, muy bonito, que va a salir en septiembre, y he aprendido a ser más madura, a dejar de pensar que por no molestar eres mejor. Y es peor. Si no molestas, no tiendes a la excelencia. Hay veces que tienes que decir: “esto no es así, estoy hay que hacerlo de otra manera”.
Continuamos hablando un poco más de literatura: Ana, que sigue fiel al papel, nos recomienda “ remember, de Joe Brainard; y Fernando, que utiliza su Kindle sin parar, Wolf hall, de Hillary Mantel (ganadora del Booker hace un par de años). Está claro que el formato digital está entrando en el mundo editorial gracias a la difusión de los libros electrónicos. ¿Hará que la gente lea más gracias a la facilidad de acceso a los contenidos y a la piratería?
AGS: No sé. A mí me sorprendió mucho el otro día que una persona que conozco me dijo “ah, ese libro ya lo he leído, se lo ha bajado mi hijo”. Yo pensé que el negocio editorial estaba todavía a salvo de los piratas porque para mí leer es un acto tan civilizado – al menos yo lo entiendo así que me parece incompatible con una actitud de pirata. Yo creo que hay actos de piratería inocuos, que no causan un perjuicio económico y moral al autor. Pero al final, si los autores no ganan dinero, no podrán ser escritores, sino que tendrán que ser fontaneros, médicos o electricistas. Lo que no sé es si piratearán solo a Dan Brown o hasta a un poeta vasco desconocido.
Precisamente en la revista tenemos un artículo en el que comentamos la paradoja de 1Q84, de Haruki Murakami, un libro que no está a la venta en castellano en España en formato digital, pero que se puede conseguir ilegalmente. En digital está a la venta en catalán, a unos 15 euros, frente a los 26 que cuesta en papel.
AGS: Sí, ¡ése es el libro que comentaba antes! El mercado audiovisual es un claro ejemplo. Yo siempre cuento que quiero comprar películas o series de televisión y no me dejan. Si yo un día quiero ver una película en mi casa, desde mi ordenador, es tonto que usted le deje el negocio al pirata en lugar de facilitar al usuario que lo compre legalmente. En el mundo de cine es más complicado porque interviene mucha gente, pero en el negocio de la música o de la edición se pueden autorregular muy fácilmente tendiendo hacia la autoedición. Pienso, por ejemplo, en el propio Dan Brown, o Antonio Gala, o Pérez-Reverte, gente que vende mucho, que cuelguen sus propios libros y los vendan independientemente, por un precio de unos 3 euros, y serán prácticamente 3 euros de ganancias por cada ejemplar. En la música, Radiohead cuelga sus propios discos en su página web.
Hace unas semanas, leí una noticia en la que decían que los grandes estudios cinematográficos habían llegado a un acuerdo para ofrecer en televisión las últimas novedades a las pocas semanas de su estreno en los cines. Las salas se quejaron.
AGS: Pero es que la gente seguirá queriendo ir al cine. Si Ferran Adrià saca sus platos congelados, ¿crees que la gente que va a elBulli dejará de ir porque piensa que tiene lo mismo en el supermercado? Ofreces distintos productos, distintas ventanas a los consumidores. Pero la experiencia, en este caso del cine, no tiene nada que ver con ver una película en casa, aunque un día no te apetezca salir y prefieras quedarte en zapatillas. Son cosas complementarias. Pero es lo que veníamos diciendo, dejad que cada uno utilice las cosas como le da la gana, dad libertad al consumidor.
Surge el ejemplo de las series de televisión: emiten una serie en Estados Unidos, de madrugada en España. Y al día siguiente, no sólo te puedes descargar la serie de forma gratuita (e ilegal), sino que alguien ha preparado subtítulos en castellano. “Lo tenían que ofrecer en HBO o en TMZ. Si intentas ver una serie en sus páginas te aparece un mensaje de que tu IP no te permite acceder a este contenido. Vale, no te preocupes. Ya me ocupo yo”.
(Risas) Entonces, ¿por qué creéis que las cadenas no hacen como en la finale de Perdidos, y emiten las series prácticamente en directo?
AGS: El mercado está en plena ebullición. Llegará un momento en el que el negocio se ordenará. Ahora mismo, casi nadie ve el anuncio que está en mitad del bloque publicitario, pero lo han pagado. Si lo meten antes del inicio o al final de un capítulo online sabes que lo tienen que ver por narices, y sabes que tienes tres millones de clicks. No hay mejor audímetro que éste. Pero todavía no lo han asumido. Cuando quiero ver un programa que me divierte, prefiero verlo por Internet, cuando a mí me da la gana, no cuando ellos lo programan. Cuando llegue la Web TV se va a acabar todo lo que hay ahora; es otro concepto, no tiene nada que ver.
FS: Para cuando llegue yo ya estaré muerto. (Risas)
AGS: No, no. Tú ahora tienes una televisión conectada a Internet y buscas el programa que quieras. Tú ya no ves lo que te echan, sino lo que te apetece. Te puedes montar tu propio canal, el canal Fernando Schwartz, en el que dan tus programas y lo comercializas. Se abre un nuevo horizonte. Hay una cosa que en Francia funciona fenomenal: el canal de seniors.
FS: (Risas) No sé si cabrearme.
¿Y un canal de gatitos 24 horas?
AGS: (Risas) A mí me encantaría, yo sería espectadora.
Acabamos la entrevista preguntando a Fernando por un blog de diplomáticos donde le critican tan duramente. Ni quiere responder, ni tomárselo en serio.
FS: No merecen nada. Que cada cual sopese en un platillo a estos anónimos cobardes, esos fachitas cabreadines, y mi trayectoria como escritor, editorialista, presentador de TV, etc.
Todo eso que dicen ¿es representativo de la carrera diplomática?
FS: Sí, mucho me temo que sí. El poso final de la carcunda está ahí. Esta carrera tiene ese problema.
Qué manía con que las descargas son ilegales… Que no, hombre, que no, que en España la copia privada, si no hay ánimo de lucro, es legal!
Reitero lo que dice Irene con muchísima indignación ese ilegal entre paréntesis me parece patético, recomiendo al autor del artículo que mire la sentencia a favor del p2p en el caso de Pablo Soto.