No se puede creer: resulta que el nuevo Doctor de Doctor Who ya no va a ser Doctor sino Doctora. Con esta indigna ofensa, la BBC ha arruinado las infancias de millones de fans de uno de sus productos más longevos, plegándose así a esa patulea de voceros de la corrección política que nos invade. Y encima de una manera totalmente injustificable, porque todo el mundo sabe que los viajeros del tiempo extraterrestres transdimensionales son siempre hombres, vamos. ¿Cuánto más van a sufrir nuestras prístinas masculinidades como sigamos por este camino de decadencia y degeneración? ¿Qué será lo próximo? ¿Una mujer cruzando el mar a lomos de dragones? ¿Una mujer encabezando una rebelión armada con arco y flechas? ¿Una mujer a hostias contra alienígenas de sangre corrosiva? A poco que bajemos la guardia, son capaces de hacer un blockbuster de superhéroes protagonizado por una de estas advenedizas arpías; y eso ya sí que sería el acabose.
Exacto. Y además, para rematar la afrenta, parece ser que la peli en cuestión está dirigida también por una mujer. Así que allá que nos vamos para el cine a ver Wonder Woman, no sin antes habernos calado nuestros gayumbos de acero no sea que se caigan los alfileres con los que mantenemos sujeta nuestra virilidad. Espero que, al menos, la entrada sea más barata que la de los testosterónicos filmes que Mel Gibson rueda con su polla.
[No sigan leyendo si les asustan las mujeres protagonistas o si no quieren saber nada de la película porque, a partir de ahora, vienen unos cuantos SPOILERS]
Más de lo mismo
La cinta se desarrolla a principios del siglo XX pero comienza en la actualidad, con una elegantísima Diana Prince, a la sazón conservadora del Louvre parisino, haciendo referencia a lo único salvable de ese subproducto agresivamente estúpido llamado Batman v Superman, y que era, precisamente, el personaje de Wonder Woman. Se supone que el filme tiene que prepararnos para la futura Justice League porque forma parte del universo cinematográfico extendido que DC está construyendo para competir con Marvel —un fenómeno al que también se ha apuntado Universal con sus monstruos y que, como tengan éxito, me temo que acabaremos viendo hasta en las pelis de Michael Haneke.
Sea como fuere, la cosa enseguida cambia el foco temporal y se adscribe a la estructura de todas estas cintas sobre el origen de un superhéroe. Podemos entender la decisión porque el cine llega a un público bastante más amplio que el de los cómics y no es plan de colocarles delante al tío en mallas así sin más, por mucho que algunos ya estemos aburridos de ver caer el collar de perlas de Martha Wayne o a la simpática araña clavando sus fauces en el pizipireto Peter Parker. En este caso es incluso más comprensible porque, pese a que Wonder Woman forma parte del olimpo de DC, es un personaje mucho menos famoso que sus contrapartes masculinos, quién lo iba a decir. Además, el canon de los tebeos situaba la primera aparición de la superheroína del lazo en la II Guerra Mundial y, sin embargo, el filme de Patty Jenkins transcurre durante la guerra del 14.
Ahora bien, lo que quizá no era tan necesario es alargar la infancia, preadolescencia y adolescencia de la princesa de Temiscira. Sí, es importante para los acontecimientos venideros conocer las vicisitudes de su crecimiento, enseñarnos esa sociedad de amazonas inmortales que vive en una idílica isla del Mediterráneo separada del resto del mundo por una niebla que no sale en el pronóstico del tiempo, mientras se entrenan día y noche para hacer frente al mal entre mitológico y terrenal que se les avecina. El problema es que, cuando el mal de marras aparece en forma de apuesto piloto americano y malosos soldados alemanes, más de un espectador se había resignado a que Wonder Woman fuese un péplum.
Una vez las amazonas derrotan a los alemanes en la playa, no sin cierta dificultad, Diana decide que esa «guerra que va a acabar con todas las guerras» de la que le habla el capitán Steve Trevor no es más que la ominosa profecía para la que la han preparado, además de obra de su archienemigo, el dios Ares. Así que se pira a Europa junto con nuestro piloto-espía de carismáticas —y pobladísimas— cejas, a demostrar que las carabinas, las ametralladoras y las armas químicas poco pueden hacer contra un buen escudo y una buena espada (además de fuerza y velocidad sobrehumanas, unos brazaletes mágicos y un lazo fluorescente que obliga a decir la verdad a quien se ve atrapado por él).
A partir de este momento tampoco tiene mucho sentido contar el resto del metraje porque sigue unas pautas tan eficaces como predecibles. A saber: la princesa llega a Londres, no entiende el mundo moderno porque es una mierda, va al frente occidental al que tampoco entiende porque es todavía más mierda pero, al menos, le sirve para hacer lo que mejor se le da hacer, que es proteger a los inocentes y liarse a mamporros contra los malos como buena superheroína de cómic que es. Luego, tras un par de intentos infructuosos y algún sacrificio trágico, Diana, ya definitivamente convertida en Wonder Woman, se enfrenta en combate épico al malvado final, el cual, por cierto, no era quien nos habían insinuado que era sino un señor que había puesto cara de bueno siempre que había salido en el filme, lo despacha y tatachán, final de la peli; la Gran Guerra se acaba, los créditos suben, las niñas salen del cine deseando ponerse una coraza griega para luchar contra la injusticia, y los niños, bueno, los niños también porque la tía mola que te cagas.
Nada de esto es necesariamente malo y, de hecho, desde La reina de África hasta Kingsman, pasando por Terminator 2 o Aliens, hay un montón de magníficas cintas de acción y aventuras que siguen patrones clásicos sin ninguna otra ambición ni alarde estructural o lingüístico más allá de contar bien una historia y hacerla lo más disfrutable posible. Lo que pasa con esta Wonder Woman es que, comprendida como artefacto aislado, es una película muy irregular. Contiene secuencias formidables, como la batalla en las trincheras donde, con la mejor tradición superheroica, Diana se despoja de su gabán para enseñar no solo el traje de heroína sino su sentido de la dignidad y la justicia. También incluye algunos alivios cómicos bien divertidos, algo extraordinario en los enfurruñadísimos filmes de DC; y un par de esclarecedores mensajes para navegantes, con mención especial a la definición que Diana hace de lo que es una secretaria. Además, Chris Pine sabe arquear la mirada hasta el punto justo para ser un secundario perfecto, sin robar la mínima fracción de protagonismo a la verdadera estrella, una Gal Gadot que sostiene todo el peso del metraje con una interpretación que mezcla candor y empoderamiento en una aleación tan robusta e indestructible como sus brazaletes.
En el lado torpe de la balanza, el guión de Allen Heinberg incurre en notables defectos de ritmo, alargando situaciones hasta lo pegajoso y contrayendo otras que merecían más tiempo en pantalla, lo cual da como resultado unos cuantos personajes descorazonadoramente desaprovechados, como los genéricos compañeros de armas de los protagonistas o, sobre todo, el interpretado por Elena Anaya, esa Doctora Veneno que apuntaba mucho más de lo que nos ofrece la película.
En definitiva, que Wonder Woman, considerada como blockbuster de superhéroes, es una cinta mediocre, al menos según la primera acepción de la RAE. Es decir, no es el tordo perpetrado por incapaces cognitivos que la precedió en el universo DC pero se queda a una buena distancia de la resplandeciente Los Vengadores. Pero, ¿saben una cosa? Esto es noticia estupenda.
El mundo necesita que el relato sea completo
Aquí es donde no podemos analizar a Wonder Woman de forma aislada, no podemos obviar que es un filme dirigido al público masivo, de un género dominador en el panorama hollywoodiense, con un presupuesto de ciento cincuenta millones de dólares, y que está protagonizado por una mujer y dirigido por una mujer. Todas estas circunstancias convirtieron a la película en una cuestión simbólica desde varios meses antes de su estreno, desde el mismo momento en que se anunció. No podía ser un fracaso: tenía que ser buena, tenía que ser divertida y, por encima de cualquier otra condición, tenía que reventar la taquilla. Es decir, por su propia naturaleza, tenía que demostrar más que otras películas similares. Una presión añadida que, de algún modo, sonará a millones de mujeres en todo el mundo.
Entonces, si Marshall McLuhan tenía razón y el medio es el mensaje, el mensaje último de Wonder Woman es que las mujeres pueden rodar taquillazos veraniegos tan bien (y tan mal) como los hombres. Sí, ha habido más filmes de acción exitosos protagonizados por mujeres y también ha habido más filmes de acción exitosos dirigidos por una mujer, pero es que la cinta de Jenkins lleva recaudados casi ochocientos millones de dólares en todo el mundo. No es solo la película dirigida por una mujer más taquillera de la historia sino que es la tercera película producida por Warner Bros. que más ha recaudado en los Estados Unidos, por delante de, lo han adivinado, Batman v Superman.
¿No significa esto que la verdadera buena noticia es que sea un éxito de público? Es razonable pensar que si Wonder Woman no hubiese conquistado la taquilla por mucho que sea casi idéntica a tantos otros filmes, las productoras, cuyo motor último es el dinero, se habrían fijado en lo único que la diferenciaba y, por tanto, serían aún más reticentes a colocar a una mujer en la silla de dirección. Pero también es razonable pensar que, con la enorme cantidad de dinero que pusieron en la promoción y el marketing de la película, el riesgo de fracaso económico era virtualmente despreciable. Es decir, que ya habían confiado en la batuta de una mujer. La única variable real, pues, era la calidad de la cinta; y si la cinta hubiese sido impecable, es igualmente razonable pensar que la presión a la que estuvo sometida se replicase a cualquier filme de género que, a partir de ese momento, fuese a dirigir una mujer.
Sin embargo, al firmar una película poco más que pasable, Patty Jenkins y por extensión, Warner Bros., abren (aunque sea levemente) la puerta a que otras mujeres puedan operar de manera similar a como lo hacen sus colegas hombres. Si Zack Snyder ha rodado estruendosos fracasos de crítica y público como Sucker Punch pero sigue al frente del universo cinematográfico de DC, y la última obra de Joss Whedon fue esa mediocridad llamada La era de Ultrón pero le siguen lloviendo ofertas, ya va siendo hora de que Jenkins y las que continúen su camino tengan las mismas oportunidades. Porque no sé si lo saben, pero la última película de Jenkins antes de Wonder Woman fue la multipremiada y multinominada Monster, y se estrenó hace nada menos que catorce años.
Idealmente no necesitamos más películas pasables en el cine comercial pero, siendo realistas, eso es algo que va a seguir sucediendo. Si por cada cinco filmes mediocres aparece uno brillante, es difícil que esa proporción vaya a mejorar de forma ostensible. Pero, parafraseando a la cineasta Leticia Dolera, lo que sí necesitamos es que el relato sea completo; y sin las mujeres que guionizan, que dirigen o que son jefas de equipo, la narrativa del mundo de la cultura seguirá siendo parcial. Es ingenuo pensar que el foco de la industria va a girar por sí solo hacia las mujeres que hacen cine, pero si estas mujeres son más visibles, si se les permite hacer cine más visible y, en definitiva, si su número es mayor, el mundo no tendrá más remedio que acabar fijándose. El camino es muy largo pero es posible que Wonder Woman, siendo un éxito y siendo mediocre, ayude a que más mujeres se animen a intentar ocupar puestos de responsabilidad sin la presión sobrevenida. En todas las ramas de la industria y en todos sus géneros.
Además, ¿cómo sabemos que el relato no solo será más completo sino que será mejor? ¿Se han preguntado alguna vez cuántos genios de la cultura nos habremos perdido a lo largo de la historia solo porque eran mujeres, o de raza negra, o del país equivocado? ¿Cuánta gente fue invisibilizada, apartada o convertida en «anónimo»? ¿Cuántas personas con un talento inmenso ni siquiera se llegaron a plantear dedicarse a la disciplina para la que tenían ese talento porque sabían que nadie les tendría en cuenta? Es bastante probable que Patty Jenkins no sea el próximo Billy Wilder, pero la sociedad ya no se puede permitir perderse a alguien tan bueno como Wilder únicamente porque haya nacido mujer.
Alien el octavo pasajero. Se la recomiendo al autor del artículo.
No es por nada pero se alude a esa pelicula al principio del artículo. Debes leer entre lineas.
Me parece que te cuesta diferenciar entre masculinidad y machismo deja triunfar a las mujeres, sino te gusta joe pues no veas las pelis pero basta de comentarios machistas
Mención expresa: » ¿Una mujer a hostias contra alienígenas de sangre corrosiva?» en los primeros párrafos.
¿Va con sarcasmo, no? Será que me hago mayor…
Bueno si se debe considerar Wonder Woman mediocre, podemos crear un escalón más bajo para el 95% de películas de Superheroes.
Aunque tenga sus defectos y sus prolongaciones innecesarias, Wonder Woman se trata de una película de Superheroes más que correcta, donde la protagonista sobresale por encima de todo.
Personalmente, el personaje de Superman es uno de los más planos e insufribles que he visto nunca en el cine. Mi visión previa de Wonder Woman era similar, pero el gran papel de Gal Gadot y la magnífica presentación del personaje me ha cambiado el parecer.
Creer que la guerra es producida por el dios Ares, y que los humanos son buenos por naturaleza y enfrentarse a la verdad ha sido una experiencia entretenida.
Por supuesto no podía faltar el momento americano final, diciendo que al final todo se perdona y se entiende si hay amor. Pero bueno a estas alturas no nos haremos los soprendidos por ello.
Está bien que además de saber leer, entendamos los textos. El autor dice «es una cinta mediocre, al menos según la primera acepción de la RAE.» primera acepción citada se refiere a algo que es «de calidad media», justo lo que se defiende en todo el artículo.
Ya no se si esto es coña o están siendo así de machistas de verdad
«Políticamente incorrecto» es simplemente la misma basura machista homofobica y racista de toda la vida, solo que revestida de rebeldía.
Es el berrinche por una hegemonía cultural y política perdida, en la cual se anhela un mundo como de 1950 que afortunadamente no volverá.
Joder, qué sorpresa que nadie realmente capte el tono del comentario. Obviamente es en plan de sarcasmo. Vaya desubicado el que recomienda Alien, jaja.
Hombre, es lo que me suponía, pero ya sabes que a veces la línea entre una cosa y otra es muy delgada, y por momentos me ha parecido como «demasiado metido en el papel». En fin, seguiré practicando mi sarcasmo, como Sheldom Cooper.
Desde el Más Allá que me hallo, donde no os quito ojo, morenos, miro hacia abajo y me descojono de eso que estáis llamando cine. Casi pido un pase de fin de semana al «altísimo», para que me dejase bajar a darle una colleja a Nolan, que va diciendo por ahí que soy su ídolo y trata de emular mi carrera… Eso sí, no voy a negar que me puso los dientes largos –los dejé ahí, pero, ya me entendéis– con los juguetes que usa el individuo para hacer sus productos. Pero qué colleja le daba…; y vosotros, ahí, jaleándolo para que se lo crea…
Viendo la película de la moza ésta que va retozando por ahí en falda y corpiño griego, a pesar de hacer un frío de cagarse y todos más tapados que la cabalgata del orgullo gay en Irak, he tenido otro impulso de pedir el pase y liarme a guantazos con todos, empezando con su directora que, si la vista no me falla, desde la silla la dirigió en piloto automático. Por aquí pensamos que la Jenkins, en un alarde de discurso igualitario, efectivamente, lo ha clavado: hace las mismas mierdas que los tíos… Veréis cuando nos mandáis a Zack Snyder, la de collejas que se va a llevar por aquí. Hasta San Lucas, que nunca dice nada, se la tiene jurada por una de Batman y Superman…
Cuando vimos la secuencia de las trincheras de la Primera Guerra Mundial, y unos cuantos listillos ahí abajo se aventuraron a decir: «Como si del mismísimo Kubrick se tratase», un silencio recorrió este espacio infinito y nos miramos los unos a los otros atónitos. Ahí, de nuevo, San Lucas, al que estamos descubriendo con esto de las redes sociales, se vino arriba y exclamó: –¿Quieres que los traigamos para aquí a todos esos insensatos?. Pero me pareció excesivo. Sí, por aquí también me respetan mucho. Y Lucas, particularmente, siente predilección por mis «Senderos de gloria», y, claro, eso le dolió por mí. Empiezo a creer que la idea de traerme tan pronto a esta vida, fue idea suya. Me admira como un chiquillo, lo veo en sus ojos. En todo caso, y sin que sirva para que me juzguéis, hace tiempo que llevo pidiendo que me traigan a Kirk Douglas, pero no hay manera, chico. Os digo que ése os entierra a todos…Tengo alguno asuntitos pendientes tras leer algunos librejos suyos…
A pesar de que la niña nunca estuvo en esa guerra, sino en la siguiente en los cómics, se ve que no hubo huevos de ambientarla en ella no sea que Spielberg se molestase. Total, como yo ya no podía defenderme…¿Os la imagináis desembarcando en Normandia con el escudo y la espadica en la barcaza de los Rangers en Omaha? Imposible, la «omaha» sería ella; y los americanos, que son unos salidos –no como los británicos que son unos gentleman y solo miran–, la estarían acosando a fotos con el tramposo mujeriego ese de Robert Capa, y de ahí, queridos niños, que no hubiesen fotos del pájaro éste decentes el día D. Los alemanes se habrían enamorado todos al instante, abandonando sus nidos de ametralladoras, búnkers y demás, dejando sin trabajo aquel día al capitán Miller –léase Tom Hanks–, yendo directamente a salvar al puñetero Ryan…
En cambio, en la Gran Guerra, la fetén, la primera, lo más normal era ver a una moza de muy buen ver corriendo trinchera arriba, con atuendo minúsculo, con unos alemanes haciendo prácticas de tiro en su escudo o cepillarse un campanario de una patada, siendo lo más normal en la zona, y los del pueblo pasar a darle la mano o un cacho pan con chorizo tras el esfuerzo como si tal cosa.
Lo mejor de todo es que nadie pregunta nada, ni cuando un hangar entero lleno de maromos ven a la susodicha pegarse hostias como panes con un toro de dos patas enorme, echando de todo por esa boquita. El tipo más soso que te puedas tirar a la cara es el malo de la función, en un tercer acto que, como en mis buenos tiempos allí, miré con el periódico en la mano. Se ve que, por aquel entonces, Ares ya era un mero programa de descarga pirata.
La paisana termina la contienda y se queda como si tal cosa y, ni dios, hasta que llega para ayudar a Batman y Superman en el futuro, en una película que hizo correr ríos de bicarbonato por estos lares, nunca tuvieron en cuenta. A pesar de no tener máscara y salir más chula que un ocho a pelear –ventilador de Loreal «porque yo lo valgo» incluido a cámara lenta–, en cada escena que puede. Un siglo, oye, que a ni dios le importa que una pájara con poderes descojone todo de un mandoble de espada.
Su madre, la reina Hipólita, que cuida a la flor que más tonta e ingenua y no nace de la arcilla, que no le cuenta un carajo de hacia dónde va y con quienes, permite que el primer fulano que aterriza y es rescatado como en la sirenita, se la lleve a soltar bobadas con cara de sorpresa sobreactuada cuando descubre cuán terrible es el hombre y cuántos ideales alberga su cándida alma. Lo siento mucho, de verdad, pero mi vergüenza ajena me hacía apartar la mirada cuando fruncía el ceño la actriz de la doble G y tipito de modelo de pasarela, haciéndonos creer que interpretaba.
En fin, desde que me fui solo os importa tíos y tías en mallas diciendo y haciendo cosas ridículas en las películas… Os gustan los fuegos artificiales y a cualquier cosa la aplaudís como obras maestras. Lo que es mediocre, mediocre es, por muy guapa que sea la chica que sale en pantalla: en mis tiempos allí también pasaba, y por eso nadie se acuerda de ellas, las películas.
Saludos desde este infinito.
Vuestro Stanley.
P.D. Napoleón, del que ya me hice colega, me transmitió la pena por no haber podido filmar película que merecía. Aunque Nicholson no le convencía en el papel. Ya os contaré más. ;)
Por favor, llévame contigo
Que me dice Napoleón que eres un mentiroso, que la que le hizo Abel Gance es tan buena que tendrías que renacer un pare de veces para hacerla tu.
Esto es bastante machista que va a ser lo próximo… Las mujeres podemos hacer lo mismo que los hombres. Además, las mujeres deberían estar más presentes en esas cosas y no de la manera que tu crees, si no, una mujer cruzando el mar a lomos de un dragón, una mujer encabezando una rebelión con un arco y unas flechas o una mujer a hostias contra alienígenas de sangre corrosiva.
Qué lástima que tan poca gente sea capaz de superar un sarcasmo que ni siquiera dura más de dos párrafos.
Algo me dice que no has leído (o entendido) el artículo. O eso, o tengo oxidado el sentido de la ironía.
Existe una Batgirl, pero no necesariamente un equivalente femenino de Bruce Wayne (o Tony Stark). ¿Cómo sería tal cosa?
No es mediocre.
Lamentable el nivel de los lectores de jotdown que no saben leer entre líneas.
La gente debería opinar sobre el articulo una vez leido hasta el final… Al principio me he quedado a cuadros, pensando… «esto no puede ser», Pero desde la mitad hasta el final del articulo, estoy parcialmente de acuerdo con Pedro, difiero en otras, pero no es lo que la gente está comentando, aprended a leer entre lineas, y sobre todo hasta el final. Las mujeres como los hombres pueden dirigir tanto exitos como fracasos, el caso de Wonder woman se queda en medio. Mas oportunidades para las mujeres, si señor, porque ya estamos cansados (o ya estoy) de tanta basofia en los cines de directores que siempre estan en el candelero… fracaso tras fracaso, pero como va dirigido a un publico que no es nada exigente que solo quieren efectos especiales «y flipar», pues esa es la gran mayoria, y lo dicen los números de cada una de esas películas.
En fin… a leer mas!!!
Se ve por algunos comentarios que no han leído el artículo o lo han leído en diagonal, así de prisa y corriendo. Esta claro que nadie está libre de la mediocridad.
PD. Muy buen análisis el del autor, a mi entender
Lo que hay que hacer para que te leean… provocar al lecor con un inicio politicamente incorrecto, para acabar consolidando el «happy-end progre» que el el lector medio necesita…
El último párrafo parece sacado de un libro de autoayuda…
Dejando al margen las cuestiones de género en la autoría de tal o cual película, de un tiempo a esta parte veo como películas a todas luces mediocres, mal hechas, con guiones infames, con tramas que hacen aguas por todos lados, etc. son aclamadas y ensaladas por prácticamente toda la crítica y buena parte del público supuestamente entendido. Ejemplos son esta Wonder Woman, Alien Covenant, The Arrival, La Guerra del Planeta de los Simios, y aunque no la he visto, asumo ya que ocurrirá lo mismo con Dunkerque…¿A qué es debido, es algún tipo de complot o connivencia secreta con la industria? ¿Alguien me lo puede aclarar?
Ensalzadas quería decir
En 1995, esa magnífica directora llamada Kathryn Bigelow nos regaló una pequeña joya de género llamada Días Extraños. No recuerdo entonces que se hablara nada de que si era mujer, solo de la película, que por cierto tuvo muy buenas críticas. Lo que hoy en día se intenta hacer es hablar de otras cosas, porque la mediocridad reinante produce un aburrimiento supino. Sí, los que mandan en el séptimo arte, por lo general no aman el cine, sólo el espectáculo a bombo y platillo.