(Este artículo NO contiene SPOILERS)
Los orígenes del hip hop constituyen uno de los asuntos más fascinantes en las últimas cinco décadas de historia musical. Es una historia diferente. Es uno de los pocos estilos relativamente recientes que de verdad se originaron al margen de la industria. Y no hablo solo de la industria discográfica, sino también de esa otra industria que es el circuito de discotecas y salas de baile. El hip hop nació y creció sin que nadie más allá del ámbito de ciertas fiestas callejeras tuviese noción de su existencia. Este asunto llevaba muchos años pidiendo a gritos una película o serie de ficción (documentales ya hay varios, unos más fiables que otros, pero casi siempre interesantes). Yo, por lo menos, ansiaba ver un programa ambientado en aquella época y en aquellas circunstancias. En Netflix se han lanzado a por ello de cabeza. Una primera temporada de seis episodios, que será seguida por otra tanda en 2017. Lo han hecho sin reparar en gastos y apostando una vez más por la temporada estival, algo que les ha funcionado muy bien con Stranger Things, por ejemplo. Buscan crear revuelo en plena temporada baja (entre la crítica y en las redes sociales, sobre todo), tocando la tecla nostálgica de determinados sectores de público. Me parece bien. Pero en el caso de The Get Down algo no ha terminado de encajar.
¿El problema? Que el principal impulsor de la serie, su creador, es quizá uno de los hombres menos indicados para tratar un asunto como el origen del hip hop. El australiano Baz Luhrmann, por si no les suena, fue el director de cosas como Romeo + Juliet, Moulin Rouge! y esa versión moderna tan suya del El gran Gatsby. Si han visto esas películas, entenderán al instante por qué digo que Luhrmann está en las antípodas de lo que requería una serie como la que él mismo ha creado. Su omnipresencia creativa ha tenido enormes efectos sobre la producción, y no me refiero solamente a unos excesos presupuestarios (¡ciento veinte millones de dólares por seis episodios!) con los que Netflix ya debía de contar, sabiendo, como sabían, con quién estaban trabajando. Luhrmann no es ahorrativo ni prudente, esto apenas constituye una novedad y en todo caso es un problema de Netflix, con el que sus contables tendrán que lidiar. Pero es que su presencia también tiene un efecto demoledor sobre lo que vemos los espectadores. A nivel artístico, el inconveniente insalvable es que Luhrmann tiene un estilo pomposo y exagerado, y una manera tan horriblemente tópica de concebir el melodrama, que sus ideas encajan mal, pero muy mal, con la temática aquí tratada. Aun así, diría que esta es una serie casi fallida que —milagrosamente— contiene algunos elementos salvables. Pocos, pero los hay. En realidad, el que los haya es casi lo peor, porque hay momentos en los que llegamos a atisbar lo que este programa podría haber llegado a ser si se hubiese enfocado de la manera adecuada, con otro «talento» creativo al frente. Podría haber sido épica. Pero.
The Get Down gira en torno a tres ejes argumentales que, por desgracia, funcionan de manera muy desigual. En primer lugar se nos cuenta la historia de cinco chavales del Bronx que sueñan con crear un grupo de rap; sus ansias musicales son más bien abstractas y ni siquiera son conscientes de que forman parte de la emergencia de un nuevo estilo, no sospechan que están contribuyendo a crear una forma artística que años después se convertirá en algo grande (es más, el estilo todavía no tiene nombre unificado y definitivo; ellos lo llaman simplemente the get down). Una segunda línea argumental habla de una chica que aspira a convertirse en cantante de música disco. Y una tercera línea, o más bien un batiburrillo de líneas secundarias, describe de manera superficial algunos asuntos políticos y sociales de su tiempo, como el crimen o la corrupción, pero lo hace con cierta desgana, como si ese elemento formase parte obligada de la escenografía y se haya introducido porque no quedaba más remedio. Pues bien, la primera línea, la del grupo de raperos, es la que fluye con mayor facilidad y la que contiene casi todos los mejores momentos de la serie. Esto tiene una sencilla explicación: en su creación han colaborado personajes que estuvieron allí, en el nacimiento del hip hop, y que han aportado sus recuerdos al guion. Hablo, por ejemplo, de alguien tan importante como Grandmaster Flash —que aparece como personaje en la serie, aunque lógicamente interpretado por un actor más joven—, que ha participado como asesor. Eso se nota mucho, y para bien, en aquellas secuencias que se refieren a aspectos exclusivamente técnicos del origen de esta música. En cambio, la trama de la joven cantante es demasiado tópica. No digo que sea irreal, sino que está repleta de clichés propios de melodrama palomitero de los ochenta. En esta segunda trama se nota mucho más la mano de Luhrmann, y eso no es bueno. Esto lo resume todo: allá donde toca Luhrmann, la serie (que es su serie) no funciona. Cuando la cosa se aleja de su estilo, mejora bastante, por lo menos en lo cinematográfico y puramente visual.
El episodio piloto, de hecho, está dirigido por el propio Baz Luhrmann, y bueno… qué puedo decir. Hora y media de hipérbole visual, con escenas tan exageradas que demasiado a menudo traspasan la línea de lo sonrojante. ¿Cómo describir esos noventa minutos? Imaginen una West Side Story ambientada a finales de los setenta, repleta de referencias metidas con calzador, con variaciones de estilo: de un estilo exagerado a otro más exagerado todavía, hasta el punto de que por momentos todo parece un cómic en movimiento, ¡algo nada recomendable para tratar un tena como este! Como director, Luhrmann se demuestra tan desorbitado y fuera de control que, pueden creerme, el visionado de ese episodio piloto se hace difícil (y eso que ¡de verdad me interesa el tema!). Es más, si no hubiese sido porque quería escribir sobre la serie, dudo mucho que me hubiese molestado en pasar jamás al segundo episodio. Supongo que Luhrmann tendrá sus seguidores (¡no es mi caso!), pero dudo que incluso sus más acérrimos defensores puedan decir con expresión seria que el piloto de The Get Down no nos muestra a un cineasta borracho de sí mismo que jamás encuentra, y ni siquiera intenta encontrar, el tono adecuado para narrar una historia sobre hip hop.
No es que yo piense que la serie debía tener un tono oscuro solo porque tiene lugar en aquel problemático Bronx; nunca esperé que esto fuese The Wire. Pero tanto artificio cabaretero es difícil de soportar. Ese piloto es un caos, un tour de force de la horterada. Ni siquiera en la banda sonora hay sorpresas. Solamente suenan típicos éxitos de la época. No es que me parezcan mal; ¡para nada! Al contrario de lo que sucede hoy, aquellas listas de éxitos estaban repletas de maravillas que uno nunca se cansa de escuchar, y de hecho todas las canciones que suenan siguen resultando irresistibles en pleno 2016. Pero esa banda sonora es una recopilación que de tan obvia, resulta innecesaria. Supongo que, al igual que sucedía con Forrest Gump, los creadores de la serie han pensado que el público joven no conocía lo que sonaba en aquella época y han decidido que lo mejor era ir sobre seguro, al estilo radiofórmula nostálgica, haciendo sonar lo más previsible. En cambio, si usted está familiarizado con el funk o la música disco, solamente oirá temas con los que disfruta, sí, pero cuya presencia seguro podía haber adivinado de antemano y que le darán la impresión de estar escuchando un recopilatorio de estos que anuncian en la teletienda. En cualquier caso, esta falta de originalidad musical es un problema menor. Repito: las canciones son las típicas, pero son fantásticas. Lo más lamentable del piloto, insisto, es la total carencia de coherencia entre continente y contenido. Y la intensidad de la vergüenza ajena que producen determinados desvaríos del autor.
En los siguientes episodios Luhrmann ya no ejerce como director, solamente como supervisor, y eso se nota mucho. Para bien. Sin llegar a ser una gran serie, que no lo es, el ritmo y el tono se hacen más tolerables. En el segundo y tercer capítulos la sensación más acentuada es la de alivio, porque casi llega a parecer una serie normal. Todavía hay secuencias ridículas aquí y allá; por ejemplo, esos dos siguientes episodios terminan con sendas secuencias made in Luhrmann que, como era de esperar, resultan cursis hasta la médula, más propias de un malhadado musical. Pero como el Rey de la Cursilada australiano ya no es el director, los pocos mimbres buenos que tiene la serie empiezan a hacerse más visibles. En la segunda mitad de la temporada, durante los últimos tres episodios, la cosa mejora incluso un poco más. Tengo que admitir que The Get Down nunca deja de ser entretenida, y que cuanto menos aparece el «toque Luhrmann» en un capítulo, más creíble parece todo. Eso sí, continúa sin haber sorpresas. Casi toda la acción, con algunas raras excepciones, es estereotipada y previsible. Las escenas relacionadas con los cinco chavales aspirantes a raperos llegan a alcanzar otro nivel, dejando entrever las posibilidades —no aprovechadas— que tenía el material de base. El resto… bueno, ya no es tan sonrojante como en el piloto pero sigue sin resultar convincente. Se genera interés cuando el sujeto es el propio hip hop, pero cuando no lo es, sigue dominando el melodrama facilón y penosamente convencional. En cuanto la serie se aleja de los platos de DJ, deja de haber aportaciones dignas de mención; hay quizá alguna secuencia destacable (pienso en el discurso del último episodio, por ejemplo), pero en ningún caso las suficientes para compensar el carácter manido de casi todo el resto de la serie. Insisto: esto no implica que la serie sea aburrida. No lo es. Quitando el piloto, se deja ver y por momentos hasta consigue generar algo más que una vaga sensación de pasiva conformidad. Pero es el momento en el que uno piensa en lo que podría haber sido cuando se empieza a no tolerar la sobrecarga de azúcar en el guion, o las letales ocurrencias de Luhrmann para «enriquecer» lo que él considera momentos «álgidos» en los demás cinco capítulos.
En el reparto hay pocas caras conocidas. Por ejemplo, Giancarlo Esposito, el famoso Gus de Breaking Bad, interpreta al padre de la chica que sueña con cantar, un predicador ultraconservador y fanático. Poco puede hacer Esposito por mejorar un papel que parece calcado del más manoseado ejemplar de padre autoritario que puedan ustedes imaginar. El sempiterno Jimmy Smits, que ya pasa de los sesenta años pero que envejece a ritmo de baobab (joder, este tipo ya salía en series cuando yo era pequeño, ¿qué demonios comerá?) interpreta a un empresario barra mafioso portorriqueño, y lo hace bien, sobre todo gracias a su carisma, pese a que su personaje tampoco tiene grandes matices ni cuenta con un material demasiado inspirado con el que trabajar. En cualquier caso, lo mejor del reparto está entre los actores jóvenes. Destaca sobre todo el protagonista de la serie, Justice Smith, que interpreta a Ezekiel, un adolescente con vocación de poeta, sensiblero aunque extremadamente inteligente, que terminará cumpliendo un papel importante en el desarrollo del hip hop (al menos dentro de la ficción, claro). Justice Smith se las arregla para elevarse por sobre el conjunto con algunas secuencias en las que se desempeña de forma magistral; es un actor muy joven, solamente tiene veintiún años, pero no me sorprendería verlo hacer grandes cosas en el futuro. El resto del plantel de jóvenes es bastante compacto, exceptuando quizá a Jaden Smith, el hijo de Will Smith, que de momento no da muestras de tener una fracción ni del talento (notable) ni del carisma (indiscutible) de su famoso padre. Otros de sus compañeros sí cumplen, como Shameik Moore, quien ya había destacado en alguna serie. O sobre todo el jovencísimo Skylan Brooks, que a sus diecisiete años ya acumula un considerable currículum y que en mi opinión también debería tener aquí el trampolín para una prometedora carrera; tiene un papel secundario, pero el chaval es bueno. En cuanto a Herizen Guardiola, que interpreta a la protagonista femenina —la aspirante a cantante Mylene Cruz—, la verdad es que ha de enfrentarse a un papel mucho menos interesante, con muchos menos matices que el de Ezekiel. Creo que Baz Luhrmann está obsesionado con las heroínas en plan Julieta o María de West Side Story, pero no sabe darles profundidad, y eso hace que Mylene Cruz, al igual que los personajes adultos, tampoco pase de ser un personaje típico de los melodramas adolescentes de toda la vida.
Al final, la sensación que le queda a uno es la de que esta serie, en otras manos, podría haber sido algo grande. Los orígenes del hip hop se merecían algo mejor que un melodrama para todos los públicos. Mejor dicho, se merecían algo mejor que Baz Luhrmann. Es cierto que, hasta donde llega mi conocimiento, los detalles técnicos e históricos de la serie son correctos. Por ejemplo, cuando aparece como personaje el fundador del estilo, DJ Kool Herc —interpretado por el actor Eric Hill—, el retrato es perfecto, desprendiendo la misma aureola que el verdadero y consiguiendo reproducir su particular carisma. También se describe con acierto el carácter underground, casi mistérico, del hip hop primitivo. La asesoría de Grandmaster Flash no ha sido una mera jugada comercial para darle una falsa pátina de autenticidad al guion, y esta es una de las cosas que sí hay que agradecerle a Luhrmann: quitando su tendencia de inflarlo todo innecesariamente, se ha preocupado al menos de que la crónica del mundillo hip hop haya sido, en esencia, muy fiable. Desde luego puedo decir que se corresponde punto por punto a lo que todos conocíamos de antemano, que básicamente es lo que contaron después quienes habían estado allí, porque el mainstream no supo de su existencia hasta que el estilo ya estaba totalmente conformado (dicho de otro modo: antes de 1979 no hubo hipsters en el hip hop, porque el hip hop no era una moda, ¡ni siquiera los músicos profesionales neoyorquinos sabían que existía!).
Así pues, The Get Down es históricamente acertada. Es una pena. Porque el envoltorio tiene demasiados defectos estilísticos y es demasiado previsible en su conjunto como para que pueda decir con sinceridad que esta era la serie sobre hip hop que muchos esperábamos. Podría haberlo sido, pero no lo es. Aun así, más allá de ese espeluznante episodio piloto, es llevadera. Y sí, sé que veré la próxima tanda de episodios cuando Netflix tenga a bien ofrecerla. No porque espere nada en especial, sino porque creo que, si consiguen pulir algunas cosas y conseguir que Luhrmann renuncie a algunos de sus sonrojantes impulsos creativos, es posible que The Get Down llegue a convertirse en una buena serie. Por ahora no lo es. Si no la ven, no se van a perder gran cosa. Si la ven, aprenderán algunas cosas interesantes sobre hip hop, pero también aguantarán sus buenas dosis de pasteleo y detestarán un poco más a Baz Luhrmann, si es que no le detestaban ya. No descarto que los próximos seis episodios, los del 2017, puedan mejorar lo conseguido hasta ahora —misma materia prima, pero con otro enfoque— y entonces sí podríamos empezar a hablar de que la cosa merece la pena. Y eso, supongo, depende de lo mucho o poco que les interese el tema de base. Si usted nunca ha sentido la menor atracción o curiosidad sobre el origen del hip hop, manténgase alejado. Si siente alguna curiosidad, sepa que va a tener que superar un terrible episodio piloto y después rebuscar entre lo malo para encontrar lo bueno, pero cosas buenas las hay. Algunas secuencias le recompensarán. ¿En conjunto, hasta qué punto le recompensará la serie? Depende: ¿hasta qué punto está usted de vacaciones?
A mi personalmente no me ha disgustado.
Creo que, aunque sobra pasteleo en el guión, el exceso de glucosa en lo visual, viene precedido por el rollo mitlógico de Flash, las ensoñaciones de kungfu (quizás inspiradas en Wutang), y el paralelismo a los comics de los chavales. En este sentido, no es para tomarlo en serio, pero creo que tampoco lo pretende.
En el artículo me falta mención a la producción del rapero Nas, del que también se nota bastante su mano en la trama. Quizás sus openings están (también) fuera de contexto, pero en algunos capítulos resulta impecable, y un gustazo oirlo.
Que sí, que vale, que queda claro: al autor del artículo no le gustan Baz Luhrmann ni sus excesos visuales, y en otras manos la serie hubiera sido distinta. Correcto (y comparto hasta cierto punto esa apreciación), pero igual basta con decirlo una vez, no hace falta repetir lo mismo con otras palabras tantas veces en párrafos distintos.
Esta serie igual también hubiera merecido un artículo/análisis distinto que escrito por otra persona hubiese sido mejor. Es lo que tienen los gustos personales :)
Amén
Estoy de acuerdo contigo Fidel. Comence muy interesada leyendo lo escrito por Emilio de Gorgot y me sucedió lo mismo que a ti. Creo que es un abuso de párrafos con ideas reiterativas para decir que la serie no le convenció o agrado del todo. A mí no me parece una mala serie, disfrute y coincidimos con varios colegas en que el tratamiento si acertó en una ideología muy marcada de lo que fue nuestra cultura hip hop. Obviamente no toda pero esta serie de todas maneras se queda como documentación histórica para coleccionistas además de entretención para un público más transversal.
Amen x2
que comentario mas certero, amen x3
amen x4
Ole!
Resumen: La serie es mala porque no me gusta Baz Luhrmann. Bien por ti, los demás la valoramos y la disfrutamos más allá de manías personales.
Buenisíma serie, el problema es que no entendes que el fin de la serie no es contar el origen literal, ni mucho menos historicamente detallado, al contrario busca sumergir al expectador en una atmosfera de la epoca y contar una historia entretenida, y para esto me parecio genial en todo aspecto, tu analisis es demasiado pobre realmente, demasiado superficial y ligado a tu gusto personal y no a lo que realmente representaria a un grupo social.
Imagínense una crítica a un cuadro del Greco donde el autor se quejase de que los personajes salen alargados y en posturas teatralizadas… Vamos, que si después de ver los cinco primeros minutos de la serie no se ha dado cuenta de que el estilo y la estética de The Get Down está pretendidamente alejado del realismo pues apaga y vámonos.
Por otro lado, no sé si se ha hablado mucho de la «influencia» (por decirlo suavemente) del documental «NY 77» sobre la serie. Me da que aquellos que lo habíamos visto nos hace ver la serie con otros (buenos) ojos. Además de darnos cuenta de que el tema de la serie no es la génesis del hip hop. Es el Nueva York de 1977.
Emilio, qué pasó? ya con los 2 primeros párrafos quedó claro que no te gusta el rey de la cursilada asutraliano, pero seguir en el resto con la misma cantaleta? Ya ni siquiera pude terminar de leerlo. Emilio, soy tu faanssss (como dicen por donde vivo) pero este artículo me sacó roncha de tanto desquite contra el director. De hecho mi interés por la historia del Hip Hop viene desde hace poco y en parte es gracias a tu artículo al respecto (que volveré a leer) por eso la veré pese a todo. Pero eso sí, este artículo no me ha gustado, no creo que refleje tu manera de escribir y opinar como nos has acostumbrado.
Muy buena serie, sin más. Recomendable 100%.
Si quieren leer sobre los inicios del hip hop ahí está el soberbio Hip Hop Family Tree de Ed Piskor, editado por Fantagraphics.
Puede que sea excesiva, sí, pero también adictiva como pocas, personalmente he disfrutado mucho con esta serie, desde lo visual a lo sonoro, de 10. Una serie diferente, un soplo de aire fresco en el panorama actual, saturadísimo de series, que desgraciadamente cuesta mucho distinguir entre ellas.
Pienso igual que los compañeros que han comentado sobre este artículo, el autor insiste demasiado en remarcar el desagrado que siente por el director de la serie, no he podido acabar de leerlo. Seguramente es verdad que no se narra el nacimiento del hip hop de manera fiel, pero tampoco lo pretende ni le hace falta para ser una serie entretenida como pocas.
Personalmente me ha parecido una seria bastante buena , como ultimamente nos acostumbra Netflix. Me hace gracia cuando dice que es una serie casi fallida teniendo en cuenta que casi todo el mundo habla genial de ella.Y por ultimo decir que ese exceso de «pomposidad» viene como anillo al dedo en eso tiempos en los que la gente queria llamar la atencion demostrando sus ideologias , o acaso tendria que hablerle dado ambientacion oscura para que resaltara la pobreza y delincuencia que se vivia en el Bronx?? Perdon
adicytiva y buenos actores los chicos y chicas del bronx.el hip hop tiene sus comienzos y yo me los imagino así.100 por 100 recomendable
Una imagen vale más que mil palabras. Media (media) foto de Herizen Guardiola por el artículo entero. Parece que hay una necesidad patológica por cargarse lo que gusta a la gente y aguar la fiesta. No he visto ninguna película del director de la serie, pero esta me ha encantado. Sí, es un musical «moderno», que en lugar de canciones de Rodgers y Harts, emplea rap, música disco, salsa y bugalu de la Fania, gospel y otros estilos. La banda sonora por cierto, no es nada típica, sólo hay que echar un vistazo a esto:
https://www.tunefind.com/show/the-get-down/season-1
Y además ha propiciado que Janelle Monae grabe una versión estúpenda de los Jackson Five. Y la propia Herizan, que tiene una voz muy dotada y encima alejada de los manierismos de Mariah Carey, Celine Dion y todas esas petardas insorportables. Y eso que voz tiene un rato largo, insisto.
Siguiendo con lo del musical, tampoco «West Side Story» optaba por una estética feísta (al contrario, tiene una fotografía que es un placer al sentido visual: esos atardeceres cuando suena la versión a coro de «Tonight») y no deja de ser una maravilla. Tanto usar una estética preciosista como una feísta son opciones, el problema es cuando se confunde lo feísta con lo real (valgame Dios) y con la única opción posible. No pinta nada mentar «The Wire», magnifica serie, porque ese era otra guerra (y una opción, en este caso concreto, muy bien resuelta…como podría haber sido un horror de no ser bien manejada). Ninguno de nosotros sabe lo que es un gueto como el Bronx, ni ser negro y pobre en el Bronx de esa época, más allá de lo que nos han contado o leído. Así que tirar de la realidad como argumento me parece un estupidez y algo que es imposible e innecesario en la ficción.
Pero es que yo además aplaudo en «The Get Down» esa apuesta por la irrealidad, esa cosa pop de tender puentes (o exagerarlos hasta el punto de cómic) y que, por ejemplo, lo de aprender a pinchar sea una mezcla entre seguir los caminos del profe de Kung Fu de la serie epónima de David Carradine, ser un maestro Jedi (esa mención a Star Wars que se estreno en el 77 si no me falla la memoria) y todas las locuras que se les ocurran. Para un estudio serio de los inicios del rap ya hay cantidad de libros, que son mucho mejor medio que el cine/tv para ese propósito (a pesar de tener cantidad de libros sobre música pop, personalmente, me aburren sobremanera casi la totalidad de documentales sobre música). ¿Qué abusa de la nostalgia? Bueno, tampoco la he vivido (no soy un bboy negro del Bronx, insisto) y me parece aquí mejor resulta que en «Stranger Things».
asi que ves la paja en el ojo ajeno y no en el tuyo propio, verdad? y dices que Buz es pomposo? jajaja no digo que no pero a mitad de artículo ya me tenías aburrida. Te enrollas mucho. La cuestión es que he llegado ha este artículo debido a que he notado que Buz no había dirigido el segundo episodio por lo que me quería asegurar ya que los créditos no los he podido ver. Así que sí, por supuesto que se nota que es Buz el director del primero y yo que me alegro enormemente porque de 1:30 min que duraba no deje ni un instante de verlo, de fijarme en todos esos momentos que son típicos del director. Me lo trague de tirón y el segundo, lo habré parado como unas 10 veces (ir al baño, cocina, etc) así que por qué te no paras a pensar un poquito y te fijas en que quizás la serie y concretamente este director no es tan malo sino que a ti no te gusta. Yo no puedo con las pelis de Tim Burton pero reconozco que es bueno, es original, sólo que a mi su estilo no me atrae y punto. Pues creo que a ti te ocurre lo mismo, no? Si no llega a ser por su estilo, fotografía y un millón de etcs que son tan suyas, es decir, su marca personal, no sé si habría visto la serie porque el tema en sí tampoco es mi favorito. Así que, resumiendo, para gustos colores pero sé un poco más humilde y reconoce que es sólo tu opinión no es una verdad absoluta. Yo la recomiendo ver 100%
Discrepo. La serie me parece buena, de lo más fresco que he visto en tv en años. Claro que hubiese molado un enfoque mas realista tipo The Wire, estariamos ante una obra maestra por que ese NY de finales de los 70 tiene mucha chicha.
Y claro que las pelis de Luhrman son una bacalá. Claro que hay topicazos y escenas demasiado excesivas como la creación del Set Me Free.
Pero eso no quita que sea una buena serie, los personajes, todos muy bien interpretados, tienen mucha carisma, me han conquistado, y eso no es fácil.A mi y a muchos nos ha encantado, de lo mejor del año.
Un apunte: los 12 episodios de la temporada 1 están filmados, solo que por el elevado coste la han partido. Los 6 episodios no han costado 120 millones, han sido los 12.
Espero que de para más temporadas.
Artículo completamente injusto. Como ya se ha dicho…si odias al que está al mando…pues la conclusión es clara. La serie es excelente, entretenida, y un poco cursi y excesiva si….pero no lo son todos los musicales u operas rock..??? New York New York no se caracteriza por su currado guión…pero es una delicia o WSS como decían más arriba….Y la banda sonora excelente.Serie 100% recomendable.
la mejor serie que vi en mi vida. Baz Luhrmann un genio
Recomendable al 100%!!!! Es un nuevo estilo para Netflix! Te situa en ese momento! Imperdible!
Además de la crítica desmesurada y poco objetiva sobre Luhrmann, que como dicen arriba se resume en «Bla,bla, odio a Luhrmann, bla, bla, odio a Luhrmann», hay un pequeño detalle que me hace pensar que el autor de esta crítica tiene un criterio nulo: recalcar el trabajo de Jayden Smith. ¿Pero qué cojones? Jayden Smith es un actor regulero tirando a malo, punto. Lleva poniendo la misma cara de palo desde su primera peli y no la cambia, es incapaz de poner una mísera expresión creíble. Y no vale ya la excusa de que es muy joven. Por el contrario me sorprende (o no viendo el nulo gusto del artículo) el trabajo de Justice Smith, no solo porque se coma al resto del reparto desde el minuto uno, sino porque en solo tres escenas ya demuestra más carisma y expresividad que suhermano Jayden en toda su carrera.
En fin, que me sumo al resto. Una crítica para tirar por el retrete. Sobre gustos no hay nada escrito, pero la falta de objetividad y criterio es desbordante.
Me estaba pareciendo muy bien la nota, hasta que toman como excesivos los 120MDD utilizados para la realizaciom de 6 episodios… Excesivos!??????
Quien sabe un poco del medio y la producción sabe que 20MDD por episodio es un precio bajo y aún más tomando en cuenta el gran elenco (en cantidad) con. Que cuenta la sería, además de la escenografía y la hambientacion tan meticulosa que incluye la serie.
Vale la pena saber un poco más antes de escribir este tipo de cosas
¿Estamos simplemente ante un hater en su máximo esplendor? Si.
Fin.
La serie es cojonuda, de principio a fin.
hola yo no soy un fanatico de las serie ni nada parecido pero vi un capitulo de esta serie y me encanto muy bien logrado todo hasta los detalles, y mostrando la realidad entera de aquellas epocas asi que para mi esta critica me parece ofenciva saludos desde Argentina
La información con respecto al costo de la producción es errónea. Es cierto que son 120 mill. de dólares, pero por 12 episodios, no 6.
http://variety.com/2016/tv/features/the-get-down-netflix-baz-luhrmann-production-troubles-1201822679/
«Production of the 12-episode season, the first half of which premieres Aug. 12, went well over the original budget of about $7.5 million per episode and wound up costing at least $120 million overall, with New York state tax incentives factored in, according to sources».
Me parece una serie genial, sin pretensiones, me lo paso bien mirándola y es de lo que se trata.
Si quiero información más fidedigna, pues me busco un documental que los hay y muy buenos.
«Que se ‘joda’ el espectador medio» que dijo uno por ahi. Esta claro que hay series que se pueden considerar buenas, otras obras maestras y otras son mero entretenimiento. Esta serie es mero entretenimiento. El espectador medio no exije mucha complejidad en la trama, ni personajes demasiado profundos y se la pela ciertas cojeras de guion…. Etc. Dale un ritmo frenetico de montaje, que apabulle, que no deje pensar musica que enganche, actores que caigan simpaticos… Yo he disfrutado con ella. Yo tambien me esperaba otra serie.
El articulo debió llamarse «Odio a Baz Luhrman y todos deberían odiarlo». Acabo de ver el piloto y me pareció interesante. A final de cuentas es una serie no un documental.
Totalmente de acuerdo, yo no lo habría descrito mejor. Y eso que antes de leer este artículo ya había visto la seria sin saber ni siquiera quién es el director, ni me importa, pero sí había visto la irregularidad entre capítulos y unos toques ridículos que en algún momento la hacen parecer un cómic barato. Y otros toques casi ridículos que el algún momento la hacen parecer un culebrón venezolano (o portorriqueño en este caso).
A pesar de todo, vale la pena ver la serie, te guste el rap o el hip-hop o no.
Lamento mucho estar en desacuerdo con este articulo porque su autor suele ser una inspiración para mí. Creo que hay un cosa que se llama realismo mágico que en esta ocasion no está dispuesto a tolerar por su odio al realizador, que tampoco lo entiendo del todo: mi serie preferida es the wire, pero no creo que la vea con mi hija hasta el 2030. Entiendo que el articulo ha recibido ya una buena somanta de hostias, no voy a echar sal en la llaga. Haya paz.
lo unico que no me ha gustado de la serie es el reportaje este
Pues a mí me gustó el piloto más que el resto, porque era tan irreal que ni siquiera invitaba a tomarselo en serio, véase la ultramiticación de Shaolin, que casi me parecía estar viendo un anime. Aborrecí la excesiva introducción de elementos orientales, que aunque estaban ahí, no estaban tan tan tan extendidos por la cultura en ese período. Hiperedulcorada y cabaretera a más no poder, su gran fallo. Y J Smith debe morir, por supuesto. No su personaje, él. Los escenarios son acojonantes, pero tanto colorido es un error histórico, así que, aunque fotográfico, es un error de guión. Falta mucho graffiti y break dance. Y nombres, muchos nombres.
Con el debido respeto… ¿Qué te has fumado? No se que odios tienes hacia el director, pero yo creo que es una serie bastante buena y en más de una ocasión me ha puesto los pelos de punta. No haces que reiterarte una y otra vez en los párrafos, hubieses acabo antes insultándole en un mismo párrafo y luego comentando la serie de verdad. Tu opinión es muy muy subjetiva por lo que parece. Lo único en lo que coincido es en el capítulo piloto, a mi también se me hizo largo pero pasa con todas las series (por ejemplo, Breaking Bad) y eso no significa que luego sea mala la serie. Cuando comentas todo eso lo único que me das a pensar es que el que no le gusta ni entiende de hip hop eres tú. Está claro que no van a hacer una serie clavada al pasado, eso es imposible, aparte se trata de acercar unos hechos a gente que alomejor no está metida en el mundo del hip hop. Es como si te pusieran una serie de como empezó el rock y fuesen todo tecnicismos, sería demasiado aburrido cuando lo que se pretende es entretener. Y por último, me hubiese gustado ver tu enfoque de esta temática en esa serie en estos tiempos, ya que no es tan fácil como parece. Un saludo.
Totalmente de acuerdo con la crítica a la excesiva teatralidad y la flojera en algunos puntos de la trama. De acuerdo en que podría haber sido más. Ahora bien, como ya te han dicho mil veces que no te guste el estilo de un director no hace una serie mala. La serie en sí resulta innovadora y fresca, y por favor… Has escuchado siquiera la banda sonora? ¿Los mismos temas de los 70 de siempre? No sabía que Zayn Malik, Miguel, o Cristina Aguilera fueran iconos de esa época… Mucha bilis y poco contenido critico veo yo aquí. A mí personalmente me encantó aunque admito y coincido contigo en que el ascenso de Mylene esta algo estereotipado (y aún así ofrece algunas de las mejores escenas de la serie) y los chanchullos políticos no llegan a ningún puerto en absoluto. Para esto deberíamos esperar a la segunda parte, entiendo. Se valora poco la existencia de una serie como The Get Down, sea el resultado final como esperábamos o no. ¿Qué representación tenían los puertorriqueños de Nueva York en papeles protagonistas? ¿Cuántas escenas de voguing has visto en series juveniles? Si te limitas al estilo artístico de un director que ni te va ni te viene, normal que pienses así, pero esta serie tiene mil cosas más.
En lo personal yo disfrute mucho la serie estuvo a mi criterio impresionante, lo que se noto el estilo Luhrman fue en el maestro de ceremonias de la discoteca Rubicon parecia sacado de Moulin Rouge. lo que no me dejo satisfecho fue el final, con el reverendo Cruz muerto y Papa Fuerte preso, los Get Down Brothers separados, y Mylenne reiniciando su vida en Los Angeles
Yo no vivía en el Bronx pero viví toda esa época…Y te puedo decir que la serie recoge con enorme fidelidad lo que escuchabamos y oíamos en las discotecas, incluso en España en aquellos años… yo vivo en Las Palmas de Gran Canaria, un sitio turístico, dónde venía mucha música de fuera, aunque el boom fue en el 81, unos años más tardes, pero hay una realidad que se manifiesta en la serie y es la coexistencia de todos aquellos estilos musicales… podías oir música disco, ver bailar break dance,oír rap.. (se llamaría mas tarde hip hop) aquí le llamábamos rap al principio.. el punk ya pegaba fuerte con toda su estética.. Por no hablar del mundo gay y sus discotecas de alucine…todo coexistía… después llegó Mecano y Miguel Ríos con su Rockan Rios… pero creedme fue una época de una diversidad irrepetible… cuando Bowie rompia con Let´s Dance, Prince con Purple Rain, Madonna con Material girl, y Michael Jackson reinaba…Una época irrepetible…
lo que pasa aqui es simple, quien escribio este articulo no sabe de lo que esta hablando y en su mente llena de lo que ha escuchado cree que sabe como fue la historia, y no entiende que la historia parecer un comic es por una razon esencial, era por que Shao era un super personaje que impulso esa cultura tan solo siendo alguien increible todo el tiempo, era natural para todo lo que se ponia, ya era un ggrafitero legendario, era un josiador, quien escribio este articulo no entiende el nivel de calenton y fogon que era esa era la cual se ve bien reflejada en la serie, el primer capitulo se lo he enseñado a cinco personas y hasta lloran con el poema del protagonista
lo unico que a mi no me gusto fue que el actor no se parecia a nas
Emilio son un salame.
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La serie mola, un análisis mas imparcial habria estado bien. Lounico que queda claro es lo que no le gusta Luhrman jajaja xd