El año pasado estaba en Madrid asistiendo a una charla sobre divulgación científica cuando el ponente, José A. Pérez Ledo (@mimesacojea), comentó algo que me llamó mucho la atención. Aunque el grueso de la temática era Órbita Laika, en un momento dado habló sobre otro programa que había dirigido para Eitb, Escépticos. Concretamente comentó que, de poder volver a hacerlo en ese momento, lo haría de otro modo. Puso el ejemplo del capítulo sobre homeopatía. El inicio de dicho capítulo ataca directamente la base conceptual de la homeopatía lanzando una bola de naftalina a un pantano del País Vasco. Si la teoría homeopática es correcta, al diluir en grandes cantidades de agua un causante de la diarrea como la naftalina, todos los que beban agua del pantano no sufrirán dicho mal nunca más.
La cuestión es que este inicio atacaba la base de la homeopatía ridiculizándola. Reductio ad absurdum. Y aquí radicaba la base del problema. ¿Cuál era el objetivo del programa? ¿Que la gente entienda y deje de usar la homeopatía? ¿Era ridiculizar a quien la usa la manera de conseguirlo? El director comentaba que en ese momento consideraba que habría perdido a gran cantidad de audiencia, sobre todo usuarios de homeopatía, lo cual era una pena porque mucha de esa gente quizá hubiera cambiado de opinión en caso de llegar al minuto veinticuatro del programa. En ese punto se realiza en la UPV/EHU un análisis detallado del producto con un espectrómetro de resonancia magnética nuclear, máquina capaz de analizar la estructura molecular de una sustancia, demostrando que un producto homeopático era básicamente azúcar y agua (reforzado en el minuto treinta y cuatro). Claro, cada una de estas «resonancias» cuesta varios miles de euros y no se ven todos los días. Ese dato, el gráfico y la explicación (como recomienda Guido Corradi aquí) no llegaron a la audiencia objetivo. Bueno, si ese era el objetivo, claro.
En ese capítulo se escucha una frase importante. «El método científico es la única forma de separar la verdad demostrable de la especulación sin fundamento». Decidí usar pues el método científico, y comencé por tener curiosidad y hacerme preguntas para entender el fenómeno del movimiento escéptico.
Lo primero en toda investigación es su motivación. Demostrar que es importante investigar esa temática. Lo que llevó a la primera pregunta que me hacía: ¿por qué se ataca a empresas como Boiron pero no a tabaqueras? ¿Cuántas personas han muerto por culpa de la homeopatía y cuantas por culpa del tabaco en los últimos cinco años? Boiron facturaba en todo el mundo 607 millones de euros en 2015, con una leve caída respecto a 2014. Phillip Morris International Inc. facturaba 67 700 millones de dólares, unas cien veces más, pero representando apenas un 14% del mercado mundial. ¿Cuestión de prioridades? ¿O como ya está claro que el tabaco mata y crea adicción no merece la pena el tema? ¿Es porque no son «magufadas»? Hombre, las cremas milagro sí han recibido algo de atención, así que quizá el tabaco debería. O el alcohol, que se ha demostrado provoca cáncer. ¿Hay una unidad centralizada que decide en qué temas enfocar el escepticismo? ¿Son solo aquellos que dan titulares, no hacen mucho daño a quién los ataca y permiten ridiculizar sin peligro, así como vivir de ello? ¿Por qué unos sí y otros no? ¿Por qué unos tanto y otro tan poco?
Ojo, no me parece mal informar y sensibilizar sobre una estafa. O dejar claro que se vende azúcar y agua como si fuera otra cosa gracias al poder del marketing. ¿Por qué digo esto si es obvio? Pues por la que se me viene encima. Thomas Paine decía que «argumentar con una persona que ha renunciado a la lógica es como darle medicina a un hombre muerto». El debate abierto por Fermín Grodira (@grodira) aquí y su defensa ante los ataques aquí ha empezado a hacer pensar que algunos de los que defendían el escepticismo se han vuelto «talibanes de la ciencia». No todos, por supuesto, pero parece que hay que remarcar esto de «no todos» a cada frase. Merece la pena al respecto leer las respuestas de Javi Burgos (@javisburgos) o del blog Qué mal puede hacer. El problema es que algunos empiezan a utilizar las mismas técnicas que criticaban, las de aquellos a quienes atacaban. Para ser los buenos hacen falta malos. Son ellos o los demás. No hay punto medio. No hay grises. «La ciencia no es debatible» argumentaba en un tuit un firme defensor de lo escéptico, tras llamar idiota a Fermín Grodira en una sana demostración más del tono del debate. ¡Manda huevo!
Pero no solo eso, en algunos casos incluso empieza a usarse el victimismo: los verdaderos escépticos no se enfrentan a otros escépticos, sino a haters. Bueno, en realidad no todos los escépticos. Hay categorías. Es más, hay «movimientos», asociaciones, líderes, jerarquías. No estaría escribiendo esto tampoco de no ser porque no hace mucho un buen amigo me comentaba una preocupante anécdota. Un contacto común escribió una carta contra las pseudociencias que fue publicada en un medio relativamente especializado; al poco recibió una llamada de un «líder del movimiento escéptico» para decirle que quién era para enviar esa carta, que para eso ya estaba él. ¿Pero el objetivo no era aportar luz y hacer un mundo mejor gracias a la difusión de la ciencia de manera que la oscuridad fuera aclarada? ¿Ahora no vale hacerlo si no es siguiendo las premisas de un amado líder y esperando turno o permiso? Este tipo de actitudes son las que hacen dudar sobre este tipo de movimientos. Igual que Greenpeace fue una organización que aportó mucho en su momento actualmente ha perdido la coherencia en muchos sentido, incluso vendiendo semillas de una empresa que demonizan continuamente. El negocio es el negocio. Es ley de vida, ha pasado históricamente en gran cantidad de ocasiones. Los valores y objetivos fundacionales se van perdiendo por diversos motivos: cambios de líder, crecimiento de la organización, falta de nuevos miembros en las bases, mayor presencia en medios o más recursos… Y claro, hemos llegado al «o conmigo o contra mí».
Volviendo sobre la ciencia, un aspecto clave del método científico es la falsabilidad de las premisas. Normalmente no demostramos que algo es como creemos sino que refutamos lo contrario. Si no es posible aportamos más evidencias sobre nuestra hipótesis para reforzarla pero sin ser necesariamente concluyentes. En la famosa escena del bar de la película Una mente maravillosa John Nash no dice que «Adam Smith se equivocaba» sino «Incomplete». La teoría estaba incompleta. Funcionaba dentro de un marco específico, con unas condiciones de contorno, pero no explicaba muchos otros casos que él amplió en una arrolladora tesis de veintisiete páginas, basada en únicamente dos referencias bibliográficas, y centrada en los juegos no cooperativos. La cuestión es que los juegos del «movimiento escéptico» no son precisamente «cooperativos».
Pero sigamos con la ciencia. ¿Puede demostrarse entonces que su estrategia va a terminar con la gente que consume homeopatía? ¿O con la que cree en los ovnis o en las ciencias ocultas? Para conseguirlo primero debemos entender por qué las personas creen en ello. Me encanta el libro de Michael Shermer Por qué creemos en cosas raras. Creo que todo el mundo debería leerlo pero sé fehacientemente que gente que escribe sobre el tema no conoce esta obra. Pero sea esta o muchas otras obras importantes sobre la temática, en ciencia uno primero se pone al día con el «estado de la cuestión» (la temida revisión de la literatura o llegar a los límites del círculo). En cualquier caso, aún sin leer ni ponerse al día del estado del arte habrá algún modelo, alguna teoría, alguna premisa para explicar por qué la gente cree en la homeopatía o en los chemtrails. Cómo y por qué adoptan esa creencia y (lo más importante) cómo a partir de este conocimiento se puede conseguir que la «abandonen» o entender por qué no la abandonan ni lo harán nunca.
Mi abuela falleció de cáncer de mama. El motivo básicamente fue que terminó en las manos de un curandero. Buscaba confianza, ayuda. Quizá incluso seguiría viva hoy de no haber sido así. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué pasó en la consulta del médico para que decidiera seguir otro camino? ¿O fue mucho antes, por algo que aprendió durante su niñez? Sin tener respuesta a estas y otras preguntas similares buscar una solución parece fútil. Es más, a menudo pienso que los escépticos buscan el equivalente a convertir a un ultra sur del Real Madrid en boixo noi del Barcelona gracias a la fuerza de la razón, la ciencia y el inapelable poder del tiquitaca. Ni la sabermetrics más moderna, ni el poder de los Elo Ratings históricos podrían conseguirlo, como toda persona normal sabe. Y si alguien lo intentara pensaríamos que lo que hace no tiene sentido. Al final va a resultar que la ciencia y el escepticismo se están «roncerizando» también. O que mi abuela murió porque no la ridiculicé lo bastante a ella o al curandero que le dijo que el bulto en el pecho se quitaría con friegas de ortigas.
Pero no elucubremos más. Volvamos a la ciencia. A la vista de los hechos el objetivo principal parece ridiculizar (o reducir al absurdo, también me vale) hasta la victoria final. Últimamente no tanto a los «creyentes» sino a quienes les engañan. ¿Pero realmente funciona y llevará a la salvación? ¿En un mundo normal se puede conseguir que todo el mundo deje de creer en algo? ¿Qué dice la ciencia al respecto? Quizá hay un grupo de gente que necesita creer en algo y siempre va a necesitarlo. Quizá son adictos a la primera creencia que les convenció. Si es así, ¿es la solución el insulto, el ataque o el ridículo? ¿No provocará esto que se radicalicen más y ahonden más en esas posturas? ¿No es dar gasolina a quienes les engañan, dando por buenos sus postulados de «los malos los otros y los buenos nosotros»? Postulados que por cierto empiezan a utilizar también unos cuantos «escépticos».
No hace mucho me planteaba que quizá una buena estrategia sería quitar cuota de mercado a estas creencias con nuestras propias creencias. Adiós homeopatía, hola «nutriolos». Si no puedes vencerlos, ¡únete a ellos! Y una vez que la gente está contigo quizá puedas convencerlos poco a poco. A fin de cuentas la gente necesita creer. No sé, quizá en realidad es algo que ya se está haciendo. Era solo una idea porque a fin de cuentas la gente que va a despedir Boiron tras la caída de ventas tendrá que buscar otro trabajo, por lo que podrían pasarse a la venta de «nutriolos» o a vender replicas de la zapatilla de Brian. Pero supongo que como buena gente de ciencia conocedora de los sistemas complejos ese pequeño impacto sin importancia también lo habrán analizado y tendrán una solución. O una propuesta. O una alternativa. O quizá simplemente les parece que los miles de personas que trabajaban en Boiron son todos culpables de crímenes contra la humanidad, sabían todos lo que hacían y merecen la peor de las suertes. No lo tengo claro, de esto no se habla mucho, la verdad. ¿Será por falta de liderazgo? ¿O transparencia? ¿O no es un tema relacionado con el entorno escéptico el impacto de sus acciones? Me dicen por aquí que quizá me he pasado con el ejemplo. Vale, pongamos otro caso hipotético más sencillo. Supongamos un escéptico hipotético de un hipotético movimiento que trabaja para un periódico que incluye un horóscopo. O para un canal de televisión que anuncia productos de esos que te reconfiguran el ADN como ya quisiera la oveja Dolly. ¿Debería dejarlo por coherencia? ¿Debería hablar de ese medio para el que trabaja en los mismos términos y con la misma intensidad que habla de otros casos similares? ¿O hay excepciones a la norma y en estos casos no pasa nada? ¿Hasta qué extremo se debe radicalizar ese tipo de comportamiento?
Pero antes de tener excepciones debemos tener la norma, debemos validar el modelo. La cuestión es que en ciencia diseñamos un experimento de manera que sea reproducible por otros. Para ello buscamos predecir el futuro en gran medida. Y en el proceso necesitamos medir. ¿Cuál es el impacto esperado de las acciones de los movimientos escépticos? Aparte de conseguir que se cancelen las charlas y másteres de homeopatía en instituciones públicas, que es bien, ¿qué otros objetivos tienen con lo que hacen? ¿Cómo están midiendo si realmente consiguen alcanzar dichos objetivos? ¿Hay algo más allá de ridiculizar y salir en los medios que todos vemos? ¿O todo se basa en lo que decía John Wanamaker sobre que «la mitad del dinero que gasto en publicidad se desperdicia; el problema es que no sé cuál es esa mitad»? Vamos, que la mitad de lo que hace el formalmente reconocido como movimiento de asociaciones de escépticos quizá no aporta nada, pero cómo no sabemos qué mitad sigamos así.
No lo creo. Si «el escepticismo se basa en no creer en nada sin pruebas», ¿no debería haber casos demostrados de personas que tras ver y/o leer los tuits, posts, artículos o contenidos que sean han cambiado su postura abandonando sus falsas creencias o no han llegado a adoptar las mismas? ¿Alguien que haya dejado de ser un desgraciado? ¿Existen? ¿Podemos tocarles? ¿Sabemos cuántos son? ¿Han cogido un cenicero? Medir el impacto esperado es importante en ciencia y en otras disciplinas. Lo que no se puede medir no se puede mejorar, y a menudo tampoco justificar.
Tener un contrapunto a las pseudociencias y falacias es necesario, y el debate debe enfocarse en su justa medida como planteaba John Oliver. Pero eso no quita para que existan dudas, como en cualquier disciplina. Esas y otras dudas similares son las que creo que Fermín buscaba responder, y lo hacía porque básicamente cada vez más gente las tiene. Es posible que el titular de su artículo no fuera el más acertado, pero como muchos periodistas saben no siempre el autor del artículo los puede escoger ni influir en ellos. Pero eso no quita que transmita algunas de las cosas sobre las que él, igual que yo y otros tantos, somos escépticos. Tanto como para plantear dudas sobre ciertos aspectos del movimiento escéptico, tales como sus objetivos y el impacto de sus acciones, por ejemplo. Pero quizá para ser auténticos escépticos lo que debemos hacer es no dudar, no hacernos preguntas, no intentar entender los objetivos o el impacto y simplemente creer y confiar en el «movimiento» porque es bueno y hace el bien mejorando el mundo y a la humanidad, motivos por lo cual se le debe perdonar todo. Personalmente me cuesta bastante hacerlo así, que permítanme dudar por mucho que quiera creer.
A ver, la política, la economía, las publicidades, las religiones, etc, están llenas de gente con interés en que no se fomente el escepticismo.
Como alguien que se considera escéptico, sinceramente no me mueve el interes por la salud de los que consumen homeopatía, como bien dice el artículo eso sería incoherente con otras cosas que hacen mucho mas daño. Sino que me mueve el bienestar y progreso de la sociedad, el cual estoy convencido y creo (cuack) la historia lo demuestra, va de la mano con un pensamiento mas crítico.
Coincido en que ridiculizar no ayuda en nada, mas bien lo opuesto. Y también me parece fundamental estudiar el por que la gente cree tantas cosas, para ir a la raíz del asunto.
Gracias Uruguayo. Efectivamente uno puede ser escéptico de muchas maneras y cada uno tiene sus prioridades. Y ese pensamiento crítico es lo que se empieza a echar de menos. Empezó bien, fue útil pero parece que se ha estancado y muestra similaridades con otros casos preocupantes. Así que totalmente de acuerdo, hay que entender mejor el por qué de la situación de base.
Qué ilusión encontrar una opinión ponderada en este tema. Yo añadiría algo más, la generalización de la denominación pseudo ciencias. Da igual uno que deja la quimio por homeopatia que una persona que hace Yoga o va al osteopata por un dolor de espalda al que no dan solución otros especialistas. Los científicos debemos de ser cuidadosos con la definición de variables y pseudociencias no es exacto. Dejando claro la absoluta superioridad de las terapias usadas en el sistema de salud, hay algunas no utilizadas que han dado resultados interesante. Y subrayar una pregunta muy relevante. Por qué va la gente a estas terapias, si no hacen nada? Me cuesta creer que son todos unos engañados.
Parte del objetivo del movimiento escéptico es también acercar a la población términos como «falacia ad populum», que deja claro que no por el hecho de ser muchos, no puedan estar equivocados todos ellos. O el efecto placebo, o los sesgos cognitivos en general.
Creo que la cuestión que plantea Jon es si debemos seguir haciendo lo que se hace ahora cuando tenemos delante una persona que no va a dejar de usar alternativas como el Yoga. Despreciarlo o ignorarlo parece bastante limitado y con un puntito de superioridad humillante. Si vamos al siguiente nivel estaría el caso de mi abuela, a la que ves morir sin poder hacer nada porque todo es «conmigo o contra mí». Quizá hubiera aceptado encantado entonces que otro curandero, con consulta y misma pinta que el primero, la convenciera para tomarse «rayos de luz purificadora» y que hubiera pasado así por radioterapia…
Aquí hay cosas distintas. A mí, el que uno practique lo que quiera, me es indiferente. Incluso el que crea en lo que quiera, mientras no salpique.
Es en el momento en el que vea que esas creencias o prácticas pueden poner en peligro su integridad física o mental (o la de alguien a su cargo) en el que se me activa un instinto de avisarle de que vaya con cuidado porque las cosas probablemente no son como parecen.
Desde luego, no juegan en la misma liga quien es víctima de un engaño que aquél que engaña. Lo que cuentas de tu abuela es un claro caso de reforma sectaria del pensamiento, que requiere de profesionales de la psicología expertos para reconducir la situación. Yo soy el primero que no trato de convencer a nadie, sólo de exponer a la víctima el tema (y que haga lo que quiera con él, no soy ese psicólogo experto), y a la vez, averiguar quién es el capullo que le ha metido eso en la cabeza y tratar de pararle los pies acudiendo a los organismos que sean. Pero en ese campo también está todo por hacer, por el «mayor de edad y decidiendo en libertad» o el «la justicia no protege al incauto» o el «la pseudociencia X es un engaño evidente». En países como Bélgica, la protección judicial tiene muy en cuenta si una persona se halla o no en una situación de vulnerabilidad, momento en el que todos tenemos mermada nuestra capacidad crítica y, a diferencia de lo que piensa mucha gente, no somos capaces de tomar decisiones críticas ni de elegir en libertad.
Claro que hay gente con otras posturas y otros acercamientos, desde el «Darwin tiene un plan para ellos» que los ignora y se centra en cosas que puede cambiar, hasta quien debate interminablemente con referencias que intentan ser contraargumentadas con blogs conspiranoicos, pasando por el que los insulta sin más, pero no se puede tomar la parte por el todo. No, al menos, sin ser escéptico con el artículo sobre el escepticismo en el escepticismo y comprobar, con datos basados en un muestreo amplio, si las actitudes agresivas son la tónica o sólo las que más destacan.
En todo este conjunto de artículos sobre el «movimiento escéptico» creo que se intenta dar la sensación de que alguien coordina y el resto les sigue, cuando en realidad es mucho más parecido al bar de Cheers donde vamos a encontrarnos todos aquellos que, al final del día, se las han tenido que ver (con mayor o menor fortuna) con tarotistas, chemtraileros, terraplanistas, astrólogos, ufólogos, creyentes en reptilianos, en Annunakis, en Iluminattis, en el Club Bildelberg, en el reiki, en la homeopatía, en la bioneuroemoción o cualquier otra estafa letal basada en «el origen emocional de la enfermedad», anti-GMO, refutadores de Einstein, creadores de máquinas de movimiento perpetuo, sanadores psíquicos, médicos cuánticos, parapsicólogos, y voy a dejar aquí la lista porque el campo de texto tendrá a buen seguro un límite de caracteres.
Y cada cual viene con su maleta, e intenta hacer lo mejor posible lo que considera lo mejor posible, que en todo caso es transmitir el mensaje «intenta validar lo que te dicen antes de darlo por cierto sin más». Así de simple, así de fácil. «No, un vídeo de youtube o un blog no sirven», suele haber que añadir. «No, Cuarto Milenio no es un programa de ciencia», suele haber que seguir. Pero en ese punto ya te han tachado de prepotente, mente cerrada, nueva inquisición, y poco menos que del origen de todos los males del mundo.
Mencionas en el artículo a mi querido Javi Burgos, con quien he tenido algunas batallas en común para acercar al público la triste realidad de la bioneuroemoción y otras sectas. Preguntas cómo de eficaz es la difusión del mensaje y si hay gente que, tras llegar a nosotros (y por «nosotros» hablo en general sobre todo aquél que intenta divulgar que algo está mal, y por qué), ha cambiado de opinión. Afortunadamente, son ya decenas los que nos han dicho que, gracias a nuestro activismo, se han librado de meterse en un problema muy gordo. Y por una sola persona salvada de ese horror, al más puro estilo «Lista de Schindler», a mí ya me vale la pena. Desafortunadamente, mientras nosotros tratamos de sacarles de universidades, hospitales y medios de comunicación (reflexión colateral: ¿haría falta movimiento escéptico si los medios de comunicación hicieran bien su trabajo, que consiste exactamente en comprobar la veracidad de lo que publican, en lugar de bailarles el agua continuamente a las supercherías y pseudociencias? Y lo mismo con las universidades), su maquinaria de difusión, en la que emplean las 24 horas del día (mientras que nosotros sacamos tiempo de donde buenamente podemos), consiguen llegar a decenas de miles de incautos cada mes.
Así que sí, desde luego que se tiene que poder hacer mejor. Aunque últimamente estamos llevando a cabo acciones un poco más coordinadas, como las que comentas para retirar ciertos contenidos de donde nunca debieron estar, excepto como mal ejemplo. O hemos conseguido que alguien (fuera de nuestro endogámico círculo de hombres blancos heterosexuales de mediana edad con estudios) escuche hablar de «bioneuroemoción» y diga «ah, sí, la estafa esta». Y cuando algunos de esos álguienes son la OMC, SEOM, la AECC o algunos Colegios de Psicólogos, diríase que también podría estar haciéndose mucho peor, o de ninguna forma en absoluto.
¿Cómo evolucionarían fraudes como la homeopatía sin el movimiento escéptico? Ni idea, pero intuyo que les iría mejor. ¿Sirve de algo ridiculizar? A veces, queridos amigos, a uno le parece la opción más sensata para no estallar de impotencia, seguida por coger un tarro de pastillas y suicidarse (pero tranquilos, hablo de hacerlo con un tarro de Sedatif).
Enhorabuena al lector que haya llegado hasta aquí…
Excelente argumentación, Emilio, como siempre. Gracias!!
Emilio muy interesante tu reflexión. Lo que planteo está más cercano a la segmentación del marketing tradicional. Combatir con sus mismas armas. Ridiculizar o la reducción al absurdo sirve para un determinado tipo de público, pero no para todos. Quizá se deberían plantear otras alternativas. Y quizá no se hace por muchos de los motivos que se han comentado en este debate.
El mero hecho de que el movimiento haga cosas buenas no hace que todo sea bueno.
Y existen asociaciones, lo que ya implica jerarquías, líderes y a menudo que se pierda el norte (o el objetivo original). Javier comenta que él no pertenece a ninguna, y así hay más gente. Pero hay personas que se consideran los líderes naturales del «movimiento» (y así lo llaman) y esto cambia la cosa.
Por supuesto que las acciones que se han hecho han servido de mucho, pero quizá ha llegado el momento, como en todo grupo/proceso/movimiento/comunidad de plantearse cosas. Y cuando alguien lo ha hecho el ataque ha sido desproporcionado.
Finalmente, estoy contigo. Como decía algunos escépticos no tengo claro si son tan exigentes y coherentes en su día a día como exigen. Pero es normal, porque cambiar algo tan arraigado cuesta mucho. Y quizá en algunos casos es imposible porque está en la naturaleza humana. Esa es la clave que a menudo se obvia. Y el método científico, el uso de la razón, debería llevar a conclusiones similares a quién promulga que debe utilizarse para combatir la sin razón y las estafas. Pero no partiendo de premisas no demostradas como que todo el mundo en Boiron sabe que su producto no es más que placebo.
Si no nos preocupara el tema y su impacto simplemente quizá pasaríamos y ya. Pero igual que difundo y comparto muchas cosas tengo derecho a ser escéptico con otras. ¿O hace falta carnet para ser escéptico? ¿También para ser escéptico con lo escéptico? Creo que el tema es lo bastante importante como para que no termine en un «conmigo o contra mí». Pero claro, ahora hay gente que vive de ello.
A ver cómo lo explico… sí, entiendo que quizá haya una forma más sofisticada y mejor de hacer las cosas. He leído divulgación al respecto (antipatrones, por qué no podemos dejar de estar equivocados, etc.), pero todavía no he encontrado un «Manual del Buen Escéptico» que me indique paso a paso lo que hay que hacer para hacerlo lo mejor posible (y desde luego, no tengo las competencias necesarias como para redactarlo yo). Si existe y ha sido aplicado con éxito en algún lado, mándame una copia, por favor. Mientras tanto, me temo que queda poco más que usar el sentido común (por cierto, el marketing tradicional tiene mucho de pseudocientífico, tampoco es demasiado fiable, aunque entiendo lo que quieres decir y comulgo con ello, no pun intended).
Sobre lo de las asociaciones, efectivamente hay una jerarquía: los que van al bar a quejarse y los que encima de hacerlo, sirven las copas. Más que de «líderes» habría que hablar de cabezas visibles, probablemente por su mayor activismo. Nadie le dice a nadie qué hacer, ni qué pensar ni cómo. De hecho, en las listas de correos no es raro encontrarse debates con posturas contrapuestas, en las que no siempre se logran mantener tampoco las formas. Somos humanos, no seres de luz angelicales, supongo. Te invitaría a pasarte por cualquiera de ellas (personalmente estoy en ARP-SAPC y en Círculo Escéptico) para que compruebes de primera mano que allí, de líderes, nada.
Desde luego, nos planteamos continuamente el problema, no habéis descubierto América precisamente con el tema. De hecho, el problema de la mejor forma de comunicar es recurrente en dichas listas de correo desde, creo yo, el día de la creación de las propias asociaciones y hasta hoy.
Lo que quiero dejar claro es que «los escépticos» no existen. Existen personas que intentan ser escépticas, pero no dejan de ser humanas. Algunos tienen paciencia casi infinita, y otros mandan a la mierda por un «buenos días». Alguno es simpático, otro odioso. Alguno es ocurrente y otro, soso. Alguno sabe de lo que habla y otro, cuñadea. Ninguno vivimos de «ser escéptico», hasta donde yo sé (quizá haya alguien, pero es la rarísima excepción), y eso perjudica enormemente la «formación» que podemos aplicarle al intercambio de impresiones de nuestro día a día. Pero seguro que si existe el Manual que comentaba, nos ponemos a ello por la cuenta que nos trae.
Precisamente tu último párrafo creo que da en el clavo: escéptico es cualquiera que intente no dar por sentado nada. Criticar a «los escépticos» es un poco como quejarse de que el agua moja. Alguien dijo una vez que todo el mundo es escéptico, lo que pasa es que sólo lo es para las cosas que le dicen que no se amoldan a sus prejuicios. Algunos intentamos recordarnos eso para poner en práctica un autoescepticismo, pero… no dejamos de ser humanos, y de tener días y días, que ya son de por sí bastante complicados en luchas contra pseudoterapias u otras historias como para que alguien te diga que si eres tan escéptico por qué no criticas la Teoría de Cuerdas o el neoliberalismo. O el tabaco.
Pues por lo mismo que este artículo critica hoy al «movimiento escéptico» y no al tabaco. Y muchos criticamos también la permisividad social que se le da al alcohol y el suicidio asistido del tabaco, que conste, pero al menos en las cajetillas dice «FUMAR MATA» y hay campañas sociales que piden el consumo moderado de alcohol. El día que vea campañas que digan «La homeopatía no va más allá del placebo» o «Cuidado con la nueva medicina germánica, que mata», o «tranquilos, que no hay chemtrails», o «os prometemos que no somos reptilianos», seré muy feliz, dejaré el mundo del escepticismo y dedicaré mi escasísimo tiempo libre a ver Juego de Tronos, en lugar de a tener que dar explicaciones sobre por qué no estamos en condiciones de hacer mejor las cosas.
Para empezar, probablemente ni siquiera deberíamos existir, igual que no deberían existir asociaciones de mujeres maltratadas o pro igualdad de cualquier tipo. Somos, al igual que otras, un parche imperfecto para intentar paliar situaciones de irracionalidad que surgen de una sociedad imperfecta. Muchos intentamos ser mejores siempre, cada día (y no por escepticismo), pero no nos podemos exigir más de lo que buenamente hacemos. Recordad que a ninguno nos pagan por ello (o a la gran mayoría, por no pillarme los dedos). Más bien en ocasiones pagamos por ello.
Hay campañas contra el tabaco y mira cómo sigue
Hay asociaciones de escépticos pero si dices que es un tema individual pues vale
El marketing con la neurociencia está cambiando bastante, de ciencia social a algo más
Y si consideras que deben seguir haciendo lo que hacen porque está bien, perfecto. Yo considero que se debería ser crítico.
Un placer Emilio
Sigue muy desprestigiado ante la sociedad. No deja de ser una droga que se ceba con gente vulnerable (jóvenes que están en etapas de rebeldía o gente más madura pero que no calcula bien el riesgo). Pero en cada cajetilla, el mensaje está claro. Más allá de eso, aunque algunos seríamos partidarios de prohibir las drogas, otros apelan a la libertad individual de que cada cual pueda matarse como le venga en gana si tiene la información a la que atenerse bien clara justo ante sus ojos.
Una asociación de escépticos es como una asociación de padres. Es un tema individual en el que se juntan para tratar temas de interés común, intercambiar información y cromos, dar su visión de las cosas… no hay jerarquía ideológica alguna, más bien rige una anarquía civilizada.
Hay muchísima pseudociencia con el neuromarketing, no digo que todo él lo sea, pero tampoco es la panacea. No existe un mecanismo infalible (hasta donde yo sé) que haga que, indefectiblemente, el receptor de un mensaje se vea impelido a aceptarlo como válido. Poner pistolas en la sien no cuenta.
Yo considero que somos críticos en origen, y lo hacemos lo mejor que podemos, dentro de los límites humanos en los que a todos nos cuesta aceptar de buen grado ciertas críticas, por pertinentes que sean. Cuando podemos mejorar en algo, lo hacemos. Pero sin brindis al sol, gracias.
En breve viene a dar un paseo por España un charlatán que vende MMS como cura de enfermedades. Todo el mundo sabe que el tabaco mata; muchísima gente cree que el MMS cura, por culpa de charlatanes como Pàmies. Como periodista, si sólo te dejan escribir un último artículo sobre alguno de los dos temas, ¿tendrías más interés en hacerlo explicando que el tabaco es malo, o que el MMS es malo?
La diferencia, querido redactor, es que si sales a la calle y preguntas si el tabaco mata, te dirán que sí, pero si preguntas si la terapia ortomolecular/colonterapia/etc mata te dirán que no. Puestos a criticar, tu comparación con el tabaco también es una falacia, además de ser desafortunada.
En la línea de algunos puntos que comento sobre homeopatía o medición del impacto, la entrevista a Peré Estupinya merece la pena
http://www.jotdown.es/2016/05/pere-estupinya-nos-falta/
Je, je, je. Al articulista se le ha olvidado desarrollar los argumentos del «Pequeño saltamontes». El que muchas personas crean en la homeopatía, los ovnis o la confabulación universal de los Illuminatis sólo demuestra una cosa: la incultura generalizada de la masa. Si mañana alguien propone que Cristiano Ronaldo es un marciano con borceguíes futboleros seguro que hay miles de personas que se lo creen.
Otra interesante lectura sobre el tema. El párrafo final es muy apropiado
https://destilandolibros.wordpress.com/2015/05/12/marvin-carl-brooklyn/
Reductio ad absurdum no es «ridiculizar algo». Si no eres capaz de diferenciar, no me extrana que te metas en fregados como el de lloriquear «porque se meten mas con Boiron que con las tabaqueras»
Lo que sí es capaz de diferenciar es entre tratar un tema con respeto o sin el, cosa de la que tu no haces gala.
Un saludo.
¿Podría ser que parte de estos escépticos adolezcan del efecto Dunning-Kruger?
¿Hay alguien vacunado contra ello?
Me temo que solo los altamente competentes, como yo.
Me ha gustado mucho el artículo. Como científica siento que tengo el deber moral de conseguir que la gente no caiga en la pseudociencias; sobre todo cuando ponen en peligro su salud. Sin embargo, veía de que a pesar de las evidencias, y que no ridiculizaba a quien trataba de convencer ( como es verdad que hacen algunos ), muchas personas de mi entorno seguían recurriendo a ellas. Leer por qué creemos en cosas raras y sobre los sesgos cognitivos me ayudó a entender lo que estaba haciendo mal, y que incluso a veces podía llegar a ser una tarea inútil tratar de convencerles. Pero, también entendí que debía centrar mi esfuerzo en personas que todavía no eran «creyentes» . Por otro lado, seguía varias listas de escépticos de las que me he borrado viendo que en esas listas también hay gurús arrogantes y sus correspondientes acólitos, que es lo más contrario al escepticismo que puede haber.
Totalmente de acuerdo contigo. Con el tiempo me he dado cuenta que es casi imposible convencer a nadie de nada, en el cerebro se graban a fuego creencias que van más allá de las evidencias o experiencias. En estas creencias están las religiosas, políticas, clasistas, etc.. Y aunque no me atrevería a decir en qué porcentaje hay personas a las que les cuesta menos cambiar alguno de esos patrones por otros o por la ausencia de alguno, y no siempre está ligado a la capacidad intelectual.
Y aunque admiro a Guillermo creo que está equivocado en su visión de la ciencia, la arrogancia es propia de los arrogantes no de la ciencia, y muchos de los que la practican ni siquiera son científicos, son divulgadores que viven de eso formando clubs. El pensamiento científico no se basa ni sirve para luchar contra timadores y creencias ridículas,esa etapa ya la superó hace mucho. Llegar a la ciencia no es fácil y hay que esforzarse para hacerla y entenderla, con lo que ya se abre una barrera frente al pensamiento mágico y vago de las creencias contra las que luchan los escépticos.
En definitiva, que es una lucha en vano en mi opinión. Si alguien ha convencido a otra persona de la no existencia de Dios, los santos, los fantasmas o el poder de un osteópata que me lo presente.
Y dos puntualizaciones, la ciencia no suele demostrar algo a partir de demostrar que no es posible lo contrario, es una práctica poco común y más dada a campos teóricos como las matemáticas, en toda una carrera de física pude ver no más de dos o tres reducciones al absurdo, que no al ridículo, y todas en álgebra o cálculo, y quizás, me falla la memoria, alguna en cuántica. Y la otra la idea de criticar desde el escepticismo al tabaco.., no llego a entenderlo, entendería más que criticase que no hagan campaña contra la Iglesia católica por sus creencias y presuntos milagros, pero ya hay muchos que lo hacen, Dawkins sin ir más lejos.
Juanjo, como dices, la arrogancia está en el espíritu humano, y no se salvan ni gurús ni científicos, ni escépticos ni quienes les critican.
Estitxu, por ahí abajo ya explicaba que uno no se convierte en un ángel de luz por el hecho de intentar invitar al pensamiento crítico. El escepticismo no evita que sufras sesgos, sólo te intenta avisar de que existen y vayas con cuidado con ellos.
En todos lados te vas a encontrar situaciones así, me temo. El ser humano es incoherente a menudo.
Por cierto, te presento a Sandra. De naturópata a escéptica por «El Gen Egoísta» de Dawkins: http://sandramilan.blogspot.com.es/2015/03/confieso-que-he-cambiado.html
También te puedo presentar a Mauri Camio, que se dio cuenta de la farsa de la homeopatía por el material que ARP publica sobre el tema: http://www.ara.cat/societat/deixar-dexercir-lhomeopatia-perque-farsa_0_1631236966.html
A título personal, puedo presentarte a mucha gente que ha dejado de creer en la bioneuroemoción y otras historias similares cuando se les ha presentado la información oportuna.
Creo que hay mucho miedo a reconocer que la gente es (somos) ignorantes. Pero ignorante no es lo mismo que estúpido. Cuando a esa gente a la que han estado tomando el pelo le presentas (de la forma más agradable posible, que es lo que nos trae aquí), la información pertinente sobre el asunto, a pesar de que tendrán las reticencias normales en cualquiera por sus inercias, les puedes hacer reflexionar.
Yo no pinto nada aquí, lo admito. Vosotros (todos, comentaristas incluidos) estáis empapados en este tema, lo habéis estudiado, trabajáis en esto y, pese a la inefable desconfianza de cualquier individuo que llega a precaverse contra toda certeza consensuada y consagrada (destino de los defraudados por la Iglesia, por el Estado, por los partidos, por la prensa, por los sindicatos, por los científicos, por las farmacéuticas, por los médicos, por los psiquiatras, por los psicólogos, por los abogados, por los jueces, por los gestores, por la ONU, por los policías, por la madre Teresa y por su casero), parecéis tener buena fe y un afecto hacia la razón
admirable y contagioso. Pero a veces la peligrosidad de una situación se presenta cuando uno ya se ha peleado contra todo, lo ha intentado todo y encima ha visto todas las irracionalidades, incongruencias, ambigüedades e impotencias de lo razonable y los racionales, y ya no queda más que rendirse a la desesperación o intentar una locura (¿hay algo más sabio?) que prometa que la esperanza no será ya una negación absurda de lo inevitable, sino un acto de rebeldía legítimo, un negarse a agachar el hocico y entregarse, una lucha que tendrá un mágico premio, como seguir sintiéndose vivo y no fiambre anticipadamente. Por estúpido que parezca, me parece de lo más humano. Y, en términos menos abstractos, en mi familia hubo una enfermedad que tras generaciones y décadas de médicos (de distintos países) y de medicamentos y de técnicas ortodoxas salvajes, se resolvió definitivamente en un plazo cortísimo de tiempo y de la manera más suave por la intervención de un pseudocientífico también llamado homeópata (es de bien nacido ser agradecido). Me parece importante lo que hacéis, pero creo que deberíais entender a quienes pretendéis ayudar….
Decir que el «movimiento esceptico» no ha conseguido nada…que se lo pregunten a Powerbalance.
Quiero empezar diciendo que, en mi opinión, es extremadamente difícil hacer cambiar de opinión a un creyente en medicinas alternativas, teorías de conspiración y otros fenómenos similares, porque muchas veces estas personas no tienen una base de pensamiento crítico, escéptico o científico. Yo tiendo a tener buena empatía con ellos porque entiendo que deben hacer un esfuerzo hercúleo para cambiar completamente sus esquemas mentales y de razonamiento. Teniendo en cuenta eso, para mí no es de extrañar que el movimiento escéptico no haya conseguido frenar el avance de la industria homeopática u otras creencias tan poco plausibles como persistentes.
Ahora, en internet, muchas veces la gente tiende a ser mucho más radical de lo que es en la vida real, así que no me sorprende que haya personas poco amables y que a la vez se presentan como escépticos. Yo no les daría importancia, considero que esto es simplemente otro día en internet.
Luego, disolver “lo que sea” en un lago para mostrar la base absurda de la homeopatía, no me parece que es ridiculizarla, pues tratándose de un reportaje, programa o documental, considero que es una buena manera de mostrar de manera clara la base de esa pseudociencia. Otra manera sería decir que se hace una disolución de 10^20 pero no creo que se entendería, pues la escala de esos números es enorme y creo que viene bien mostrarlos con algo más tangible.
Por otro lado, el argumento de por qué se habla de la homeopatía pero no se habla de las tabacaleras me parece poco honesto, pues ambas cosas tienen poco que ver. Para empezar, las tabacaleras, hasta donde yo sé, no afirman que sus productos hacen cosas que en realidad no hacen. De hecho, es todo lo contrario, cada cajetilla te dice que el tabaco te mata (es verdad, no es por iniciativa de las tabacaleras, pero está allí). Ahora, en los “preparados” homeopáticos se indica todo tipo de barbaridades, cuando en realidad no tienen más efecto que un placebo. Además, la homeopatía apoya un pensamiento de superstición, contrario a la razón humana y potencialmente peligroso. No digo que sea el diablo, pero desde luego no hace bien a nadie.
En mi opinión, la mejor manera de luchar contra la homeopatía y otras supersticiones o pseudociencias es desde la educación. Sinceramente, no veo nada mejor que enseñar a los niños lo que significa basar tus argumentos en evidencias, no en creencias ni intuiciones, lo que es tener espíritu crítico y escéptico. En cualquier caso, creo que es un tema muy complejo y difícil de resolver.
El artículo parece que en lugar de llegar a una conclusión tras sopesar las pruebas y argumentar, hace lo contrario: presenta una tesis a priori (¿»ideólogica»?) y trata de defenderla (fallidamente) retorciendo los argumentos de cualquier manera; de «usar el método científico para hacerse preguntas sobre el escepticismo» nada de nada. Comienza señalando una evolución en los métodos escépticos proveniente de la experiencia empírica, pero luego no lo pondera, es más, parece dar a entender que es algo así como la excepción que confirma la regla. Luego hace una analogía con el tabaco que es un auténtico «patatas (o manazanas) traigo». ¿Qué tiene que ver? El movimiento escéptico trata de desenmascarar falsas afirmaciones apoyadas en palabrería pseudocientífica (contra más veces se diga «cuántico» mejor) que por lo general se pasan por la bolsa escrotal las más básicas leyes y principios de la Física, la Química, la Biología, etc. Nadie (hoy por hoy) afirma que el tabaco es bueno o ni siquiera que no produce cáncer. Que la gente fume no tiene nada que ver con el escepticismo científico, es problema político de salud pública.
El artículo también utiliza uno de los trucos retóricos y psicológicos más viejos del mundo: conceder algo al contrario para aparentar imparcialidad, pero minimizándolo y distorsionándolo a su favor; me refiero a la parte en la que viene a decir que el único logro escéptico ha sido evitar charlas y cursos de homeopatía y demás en universidades. Primero, eso no es poco. Es tremendamente importante. Segundo, hay mucha gente que no sabe lo que es la homeopatía u otras mierdas similares; para ellos y ellas desecreditar, reducir al absurdo, etc. sí puede ser útil (por cierto, el autor pide pruebas de que un tuit, un comentario, etc. han «desconvencido» a un creyente, pero no aporta ninguna de que estos métodos de confrontación directa enconen y radicalicen las posturas como afirma. Probablemente sí, pero si vamos a «cuestionarnos usando el método científico» no vale suponer, si no, no es método científico. Por cierto que la «confrontación directa» como la llamé antes probablemente tenga algún impacto). ¿Y todo ese hilo argumental que comienza con lo de los trabajadores de Boiron? ¿Qué tienen que ver (hipotéticas) cuestiones laborales y empresariales con denunciar que una afirmación es pseudociencia malintencionada? ¿Como periodista no denunciaría una empresa que estafa a sus clientes porque pudiera cerrar¿No contaría el escándalo y la verdad? Evidentemente esto no tiene ningún sentido ni relación con el tema que se está tratando. De nuevo lo de los empleados de Boiron y los periódicos es retórica torticera entre elementos que no tienen relación.
Y podría seguir, pero la verdad es que ya he hablado (escrito) mucho. Y es una pena, porque opino que ciertamente hay problemas en el movimiento escéptico en general, actitudes sectarias, egos, formas poco pragmáticas…, pero no me venda motos que yo voy en bici. Si tiene que escribir un artículo sobre el tema porque en otro medio han escrito uno que ha tenido repercusión, escríbalo. Pero no intente hacernos creer que se ha puesto escéptico y ha escrito esta pieza interrogándose según el método científico cuando es en gran parte puro sofismo.
Un saludo,
Sergio
Amén.
El tema del tabaco no es lo mismo. Si yo me compro un paquete de tabaco pone «fumar mata». En los homeopáticos no pone «esto no sirve más allá del efecto placebo».
Es que, para ser justos, si hubiera que poner algún letrero, sería largo: ‘La ciencia (basada en su materialismo empiricista, físico-químico y matemático) no ha encontrado en estos remedios nada más allá del ‘efecto placebo’, pero las filosofías y prácticas que defienden la existencia de otras dimensiones en la naturaleza y el ser humano sí ven en ellos efectos terapéuticos’ Y no soy homeópata, sólo defiendo que la sociedad no puede ser ni religiosa ni racionalista, sino plural.
Para ser más claros, habría que poner «el mejor método inventado hasta la fecha por la humanidad para estudiar la realidad y discernir lo que funciona de lo que no, no ha encontrado resultados más allá del placebo».
Otros palos podrán, efectivamente, aguantar sus velas.
Se trata de tener una mente flexible. Quién sabe qué. Todo es incertidumbre. Y, al final, cada uno encuentra su sitio. ( Muy zen pero quién duda del zen)
Me temo que dentro del ambito escéptico hay muchos seudoescépticos que van por la vida haciendo bastante mal uso de ese concepto, y que actúan como si por ponerse esa etiqueta fueran superiores a los demás, con derecho a insultar groseramente a los que piensan diferente a ellos e incluso desearles lo peor, incluso la muerte. Eso no es racional.
Con datos de la wiki, me gustaría señalar que hace ya mucho que empezaron a ser criticados los falsos escépticos como hizo Henry Louis Mencken, que usó el termino seudoescéptico en una carta dirigida a Friedrich Nietzsche para criticar al filósofo David Strauss, por su excesiva seguridad al convertir las dudas en certezas.
Más recientemente el término fue popularizado en 1987 por Marcello Truzzi, profesor de sociología en la Eastern Michigan University. Truzzi afirmó acerca de los llamados seudoescépticos que tienen más tendencia a negar que a dudar, a desprestigiar más que a investigar, que usan una doble vara de medir en sus análisis críticos, que emiten juicios sin una completa investigación, que usan ataques «ad hominem» al referirse peyorativamente a los que proponen determinadas disciplinas, que no presentan suficientes pruebas en sus refutaciones y, al censurar, asumen que en ningún caso les corresponde el peso de la prueba.
Nos enfrentamos, los es escépticos e increyentes, a un mundo en el que cientos de millones de seres humanos creen a pies juntillas que una mujer que parió a un Dios siguió siendo Virgen…!!!
Con respecto al artículo, me vienen a la cabeza dos libros:
– Siddhartha, de Hermann Hesse
– La sabiduría de la inseguridad, de Alan Watts.
El primero porque ejemplifica la necesidad de líderes de algunos y el segundo porque habla de las creencias y la inseguridad como fuente de sabiduría.
Voy a tratar de comentar el artículo de la forma más comedida posible, para que no se me tache de agresivo.
Por una parte, hay algún párrafo superfluo y que yerra el tiro increíblemente. Alucino, sinceramente, con el de las tabacaleras y Boiron. ¿Comprende, usted, Guillermo, que el papel de los escépticos es, independientemente de cómo lo lleven a cabo, informar sobre disciplinas que se hacen pasar por ciencia —especialmente por terapias— y no arreglar todos problemas del mundo? Lo pregunto porque no acabo de comprender semejante desvarío, imagino que si escribiese un artículo sobre violencia de género se preguntaría por qué las feministas solo se ocupan de la igualdad de la mujer y no de las consecuencias del cambio climático. El tabaco es nocivo, perfecto. Los expertos en Salud Pública se encargan de informar sobre ello.
También me quedo ojiplático al leer la siguiente afirmación del autor en un comentario: «Hay campañas contra el tabaco y mira cómo sigue». Esto es algo que los escépticos solemos pedir y una de las razones por las que a veces usamos un tono inadecuado, lo reconozco (parece mucha gente olvidar que somos seres humanos): intentamos confeccionar un argumentario basado en datos fiables, lo que supone muchísimo tiempo de búsqueda, selección, lectura, criba, estudio y demás, para que luego alguien intente rebatirlo saltándose esos pasos, desde no solo ignorancia, sino también la arrogancia que supone debatir sobre un tema sin molestarse en obtener la información básica contradiciendo sin pudor cientos de datos y opiniones de expertos. Por eso, le pregunto: ¿cómo sigue el tabaco, señor De Haro? Así sigue, más o menos: http://www.elmundo.es/economia/2015/01/21/54bfd79e268e3ed5728b4577.html
Aquí hay que hacer una distinción que creo que muchos escépticos sí hacen (hacemos): entre arrogantes y curiosos. Verá, insisto en que somos humanos. No sé si alcanza a comprender la cantidad de veces que alguien, a los doctores —por hablar de lo que sé—, nos insultan diciéndonos que somos mafiosos (busque «farmafia» por ahí), que estamos comprados por las farmacéuticas, que no buscamos el bien de los pacientes, etc. Frecuentemente en estas discusiones uno empieza rebatiendo argumentos educadamente y tras el décimo insulto y sin que el otro interlocutor haya aceptado ni uno solo de ellos, nos ponemos algo agresivos, lo admito. ¿Sirve para algo? Para él probablemente no, no sé si para los lectores de la conversación les servirá, sí sé que es difícil no acabar perdiendo la paciencia. Por supuesto, caso aparte son los estafadores.
He leído, también, otro párrafo asombroso. En él se pregunta el autor si los escépticos han tenido en cuenta las repercusiones de sus acciones, como un hipotético cierre de Boiron, que dejaría a muchos trabajadores en la calle. Desisto de comentar semejante meada fuera del tiesto, cada cual que juzgue.
Tampoco estoy de acuerdo, aunque de forma más subjetiva, con los dos primeros párrafos. Órbita Laika era un programa de divulgación científica básica, para el público general, esto es, para gente que, en muchos casos, tiene un conocimiento mínimo de temas científicos. Este es un sesgo frecuente, pensar que la gente tiene parecido nivel de conocimiento sobre un tema que nosotros. Lamento informar al autor de que a mi abuelo, sin estudios superiores, octogenario, residente en un pueblecito de Córdoba, le convenció mucho más, porque lo comprendía, el experimento del pantano y la naftalina que el espectrómetro de RMN, que le sonó la hostia de técnico pero ante el cual no le quedaba más remedio que creerse a pies juntillas lo que decían los investigadores, porque no comprende su funcionamiento y no sabe si lo que ha revelado el análisis es agua y azúcar o uranio-235. Cuando el investigador es un homeópata sin escrúpulos que afirma otra cosa, se lo creerá igual de fácil, porque, he ahí la cuestión, también parece ciencia (por ello la denominación de “pseudociencia”). Además, mi abuelo no tendrá que recordar farragosos experimentos y argumentos la próxima vez que alguien le intente vender homeopatía, sino que recordará lo ridícula que es esta rama. Con esta anécdota de mi abuelo quiero también llamar la atención sobre lo ruin que es utilizar anécdotas sin pruebas ni nombres para reforzar una postura. Por ejemplo, la de mi abuelo ya la suya que involucra a un “líder del movimiento escéptico” (no sabía que hubiera de eso) despreciando la opinión de “su amigo”. Siempre he pensado que es mezquino presentar estas anécdotas sin ofrecer pruebas de su veracidad. ¿No puede, por privacidad de los implicados —o lo que sea—, dar nombres ni datos? En mi opinión, ahórresela. A mí solo me dan la impresión de ser un truco barato para autoavalarse encubiertamente y, por tanto, falsas en algún grado. Quizá me equivoque, pero seguro que tiene recursos mejores que ese. Por otra parte, jamás me ha ocurrido nada semejante, mis opiniones siempre han sido bien recibidas por los “líderes” y jamás se me ha intentado callar por ese lado, y eso que soy un mindundi, un cualquiera, al menos en este campo.
También parece algo barato el truco de las preguntas retóricas, en las que se va dirigiendo la respuesta hacia la propia postura. Lo digo porque a falta de uno hay CUATRO párrafos seguidos con la misma técnica: el de “reducción al absurdo” (que no creo que tenga claro lo que es), el de los nutriolos, el de John Wanamaker y el de si existe algún “converso” gracias a los escépticos (los hay a patadas, se lo adelanto). No es que no sean preguntas legítimas, es que bajo el aspecto de estar reflexionando y preguntándose cosas conduce la opinión del lector hacia la idea de que las respuestas a lo que se pregunta son obvias. Y no, no lo son, ni muchísimo menos.
A modo de comentario personal, quiero recoger las opiniones, acertadas, de PaleoFreak sobre el asunto, ampliándolas. En mi corta experiencia como escéptico con Twitter (no afiliado a ninguna asociación, por cierto) he comprobado una y otra vez como muchas veces no es culpa del tono, sino del propio tema. Mucha gente comienza el debate con buena disposición, como escéptico, y se acaba decepcionando cuando de repente alguien dice que, lamentándolo mucho, el psicoanálisis no es ciencia. La persona en cuestión se irrita porque creyéndose escéptico ve como le están diciendo que cree en una pseudociencia. Da igual el tono, el insulto ha sido, en realidad, autoinfligido. Les recomiendo el caso de Juan Gérvas, doctor que va de “escéptico antiescéticos” y tiene ideas muy, pero muy discutibles (en el mejor de los casos) sobre la ciencia y la medicina. También hay quienes creen que los escépticos deben ser además de su cuerda ideológica hasta en los últimos detalles, no puede haber escépticos de derechas, o no feministas, o taurinos, o no vegetarianos, etc.
Acabaré diciendo que, por supuesto, los escépticos son seres humanos y, además, seres humanos que suelen tratar de temas que conocen a fondo con gente que en gran medida ignora estos temas o está equivocada, con el peligro de sentirse intelectual y moralmente superior que eso conlleva. Por esta razón, entre los escépticos hay mucha gente muy valiosa que en algún momento se deja llevar y otros que directamente son unos capullos, qué se le va a hacer, errar es humano y capullos hay entre los escépticos, entre los no escépticos y hasta en JotDown (y no, no es una indirecta, es una broma). Un saludo.
Muy buen comentario, que suscribo.
Por supuesto que entre los escépticos también hay mala gente, como en cualquier colectivo humano. Pero esto no invalida sus necesarios esfuerzos.
Cuando veo la cantidad de – para mí ignorantes – gente que sigue creyendo en la astrología, la homeopatía, lo paranormal, el creacionismo, etc, me sigue pareciendo muy necesaria la labor del escéptico. Que lo hagan con mayor o menor fortuna, creo que es un asunto menor, lo importante es intentarlo.
Personalmente creo que tanto la persecución por las redes sociales y este tipo de artículos cada vez más frecuentes son fuente de marketing para las pseudo ciencias (hablad de mi aunque sea mal, pero hablad). La gente abraza y seguirá abrazando este tipo de «scams» ahora y para siempre al igual que ha abrazado todo tipo de religiones desde tiempos lejanos…
¿ Persecución ? ¿ A quien se persigue, a los creyentes en las pseudociencias ?
Vaya, desconocía la existencia de la Inquisición científica…
¿ Que muchos siguen abrazando las religiones ? Sí, pero Vd, cuando tiene una enfermedad, ¿ vá al curandero o al médico de la S. Social ? Para regular la natalidad, ¿ calcula las fases de la Luna o utiliiza anticonceptivos ? Cuando quiere hablar con su cuñao, ¿ hace señales de humo o le llama por teléfono ?
Hola, no estoy defendiendo las pseudociencias sino resaltando que por hablar de ello se le da mucho más eco y publicidad. si le sirve de consuelo siempre he tenido seguro privado
Bueno, pues había entendido mal su comentario.
Aunque no estoy de acuerdo con su punto de vista: ¿ deberíamos callarnos y no desenmascarar a los charlatanes, para evitar darles publicidad ?
Me temo que la publicidad ya se la hacen muy bien ellos solitos, precisamente a menudo gracias a que nadie les tose y hacen su negocio impunemente a la vista de los organismos que deberían contener sus estafas…
Callarse ante esos atropellos es como no denunciar ante un violador. Otros pagarán por tu silencio.
Hola.
No todo se puede medir con el método científico.
El mejor tenista no puede jugar con las reglas del fútbol.
El concepto cartesiano y mecanicista poco o nada tiene que ver con el concepto oriental unificador de comprender las relaciones de los procesos en el cuerpo.
Saludos.
En principio está muy bien eso de procurar comprender otras culturas, otra formas de ver el mundo, etc.
Pero en este caso concreto, resulta que las vitaminas, el colesterol, o la próstata, se pueden ver, detectar, en suma se ha comprobado su existencia cierta.
Algo que no ocurre con los chakras, las líneas de energía o el ying y el yang, que no ha sido posible constatar su existencia por ningún microscopio, ni médico ni físico.
¿ Comprendes, entonces, que crea en los primeros y no en los segundos ?
¿Y también te preguntas por qué se critica a los que creen en platillos volantes, pero no a los que ven Bob Esponja, que mucho más obviamente no existe? ¿Acaso las tabaqueras anuncian su producto como un remedio sanador? También me llega al alma (sundecir) que cuestiones el escepticismo por su dudosa efectividad en convencer a los crédulos. Como si dudáramos de la honradez como principio vital por su escaso efecto en la contención de la inflación. El culo y las témporas.
Hola a todos
me temo que todavía no he podido leerme vuestros comentarios con calma, y en algún caso (Emilio mis disculpas) comencé a responder y quedó cortante y a medias. Sí he intercambiado opiniones por Twitter, pero tampoco nada muy elaborado. Prometo intentarlo en los próximos días pero de aquí a la semana próxima estoy bloqueado. No es que a los de Twitter los quiera más, es que lo tengo en el móvil y entrar aquí es más complicado.
En cualquier caso sí quiero compartir con vosotros mis preocupantes reflexiones aquí.
0.- Atacar el engaño, la estafa y los negocios de la irracionalidad es importante en nuestra sociedad. Lo pongo en el artículo y lo demuestro en mi día a día. A todos los que han dicho que no es así, simplemente recomendarles un curso de comprensión lectora o pasar de ellos. Más adelante explico por qué.
En este mundo hay gente que dedica su tiempo libre (y del otro, trabajo y familia), su dinero y sus recursos, para hacer un mundo mejor. En ningún momento he negado eso. Algunas de esas personas me han contactado y he tenido un debate racional y valioso con ellos. Con algunos he propuesto quedar o hablar por teléfono, que a menudo para ciertos temas es más rápido y eficaz.
Mención especial para Javier Burgos y para «Qué mal puede hacer». La gente de @qmph_es me preguntó por privado en Twitter sobre ciertas dudas, les respondí y quedó todo aclarado. Podían haberlo hecho de otro modo pero en cualquier caso es lo que uno espera de gente seria y racional.
1.- Ciencia: es increíble cuanta gente de ciencia y del «movimiento escéptico» ha reaccionado a la comparativa entre tabaco y homeopatía con un «eso está mal», «es erróneo», «es una mierda». Lo que uno espera de una persona de ciencia es «no entiendo por qué haces esa comparativa, no veo por dónde vas, ¿lo podrías ampliar? ¿lo podrías explicar?»
La reacción obtenida demuestra en muchos casos lo que decía Fermín sobre arrogancia y endogamia, me temo.
2.- Este es mi artículo con mi visión. Guillermo Peris me decía en Twitter con cierto desprecio que «no era serio» porque no les había preguntado a ellos. El artículo puede ser serio sin preguntar, no tengo ninguna obligación. Es más, este artículo da la visión de alguien que sigue el «movimiento escéptico» desde fuera. Quizá deberían preguntarse por qué alguien que debería ser su público objetivo tiene esta visión, en vez de cerrarse en banda. Es más, la lectura de ese comentario es «no nos interesa la visión de nadie que no nos haya preguntado». Otra confirmación.
3.- En «La sabiduría de los sicópatas» (http://www.casadellibro.com/libro-la-sabiduria-de-los-psicopatas/9788434409798/2168902) Kevin Duton explica como psicópatas no son solo los malos, sino que su perfil también se da en cirujanos, directivos, etc. Una de las premisas de mi artículo es que muchos escépticos se comportan como los que dicen combatir. Son arrogantes, ataquen a quién no piensa como ellos (igual que los gurús de ciertas seudociencias te dicen que si no crees no funciona)
El debate en Twitter de estos días ha demostrado esa premisa ampliamente.
4.- Me alegro que el mundo esté salvado ya. O más salvado que antes de escribir mi artículo. Alguien serio y razonable que considere el artículo una mierda hubiera pasado de él y vuelto a sus labores, que salvan vidas. Si alguien deja de «salvar vidas» para dedicar horas a atacar un artículo que le parece una mierda, ni es una persona razonable ni parece que la base de lo que hace sea salvarlas. De nuevo se cumple que siguen las premisas de ego y reconocimiento que quienes dicen combatir.
5.- Marketing y medición. La primera métrica válida es el dinero. Si Palpatinemies o cualquier otro se queda sin recursos, se acabó la fiesta. ¿Hay alguien midiendo si esta gente gana menos dinero por sus acciones? ¿O sólo se mide si hacen menos eventos o ponen menos tuits?
Aquí una explicación sobre cómo funciona un embudo de conversión.
http://www.lady-tools.com/la-masa-critica/
Los eventos son solo una fuente de captación y marca para esta gente. Hay muchas otras vías de captación. Es más, frenar eventos (insisto, no digo que no haya que hacerlo por mucho que digan las hordas escéptico-indignadas a mis espaldas) puede ayudar a estos tipos: pierdo volumen arriba pero gano credibilidad en fidelización: soy el bueno y me atacan los malos.
Coger datos de texto sobre lo que dice esta gente, meterlos en herramientas como Wordle.net y hace un análisis de palabras clave permite entender cual es el mensaje que lanzan y como rebatirlo de manera coordina.
Segmentar las motivaciones por las cuales captan gente ayuda a enfrentarse a ellos y reducir su cuota de mercado.
Tener un enemigo no. Real Madrid y Barcelona, Pepsi y Coca-Cola. Hay empresas que crean marcas para tener competencia, lanzar mensajes complementarios o enfrentados y ganar más cuota de mercado.
¿Acabar con las seudociencias? Basta con que dejen de ser rentables.
¿Alguien ha mirado el tamaño del mercado de homeopatía a nivel mundial y cómo crece? ¿En qué categorías? ¿Y el de tabaco? ¿Y por qué? No entiendo por qué no se ha fijado nadie en este tema antes, o al menos no he leído nada al respecto.
6.- Alemania. Vivo allí. La homeopatía es legal y promovida por el gobierno. Es otra cultura. Y también la he sufrido en primera persona: EL PEDIATRA DE MI HIJA ES HOMEOPATA Y LEGALMENTE NO PUEDO HACER NADA PARA EVITARLO.
https://en.wikipedia.org/wiki/Regulation_and_prevalence_of_homeopathy
https://es.wikipedia.org/wiki/Regulaci%C3%B3n_y_prevalencia_de_la_homeopat%C3%ADa
Ser «escéptico» en España es fácil. No os lo podéis imaginar. Seguid a este hombre y entenderéis que en otros sitios (Alemania, UK, Holanda) no es tan fácil y ahí la gente se la juega
http://edzardernst.com/tag/homeopathy/
Hoy día está de moda ser escéptico. Dices que lo eres, lo pones en tus redes sociales, retuiteas cosas y ya. Superior moral garantizada. El problema es que la homeopatía crece y crece en todo el mundo. Y entonces…
7.- Quizá las empresas como Boiron, francesa y tranquila, cotizada y que sabe que lo que hace es un placebo, es comprada por una empresa de UK o una tabaquera…Sí, mirad la evolución de ambos mercados
No, las farma tienen otro modelo diferente, más basado en I+D, y no creo que quieran jugársela, lo suyo irá más por la cosmética, como Fuji (antes Fuji Film).
Pero si una empresa USA o de UK compra Boiron veremos si es tan fácil atacarles como ahora. Esas empresas te hunden la vida a demandas y tan tranquilas. Les da igual perderlas tienen más pasta que tú.
http://miabogadoenlinea.net/secciones/lo-absurdo-en-el-derecho/7418-una-pera-mordida-en-contra-de-apple
No se si el «movimiento» está preparado para algo así. Aunque quizá simplemente piensan que el marketing y la gestión de empresas son también el mal y seudociencias.
8.- Categorías. No es lo mismo homeopatía que ovnis. No impacta igual en la vida de la gente. Cada uno es libre de decidir lo que le interesa, en ningún momento he dicho lo contrario, pero hay muchas categorías y no es lo mismo el Tarot y Cuarto Milenio que vender productos milagro.
Pero para mi todo esto tiene una base cultural. Mi adorado Marvin Harris lo explica muy bien. Sin entender por qué la gente consume ese producto no se puede de manera razonada y científica buscar una solución. Y hasta ahora no tengo evidencias de que los movimientos escépticos se hayan preocupado por eso.
Consideran a los Palpatinemies seres malvados y estúpidos, pero no miran que sus conferencias están bien preparadas, sus discursos y palabras clave siguen los preceptos del marketing y FUNCIONA.
9.- Innovación: Hace años trabajé en la secretaría técnica de la asociación para la implantación del Benchmarking. La técnica era muy interesante, sobre todo el benchmarking de proceso para innovar. Ejemplo: una cadena de pizzas analizaba UPS y DHL para entregar más rápido sus productos. Posteriormente apareció la idea de la «Polinización Cruzada» para innovar https://www.fastcodesign.com/1672519/5-ways-to-innovate-by-cross-pollinating-ideas … Algo así como comparar lo incomparable. Llevo días escuchando que mi comparativa entre industria del tabaco y homeopatía no es válida porque el producto es diferente #YPUNTO. Nadie ha preguntado «cómo se te ha ocurrido» o me ha pedido que desarrolle más ese punto. Es incorrecta, pobre, errónea y no según los escépticos. Pues ya está, habéis ganado. Felicidades
Lo de estar abierto a nuevas ideas, ya tal…
10.- Yo no vivo de esto. Seguiré leyendo y difundiendo, seguiré sin pertenecer a asociaciones, y en los próximos días os responderé y charlaré con quién quiera (él/ella o yo) sobre el tema.
Pero como se puede comprobar por mi perfil soy bastante diletante y pasaré a otro tema. Así que para los que necesitan un enemigo más para justificar su bondad, lo siento mucho. Pero tranquilos, Palpatinemies y otros similares seguirán mucho tiempo operando, me temo. Sobre todo porque no veo que nadie se plantee que la manera de pararlos es pensar de un modo diferente.
Cada uno se mata como quiere. Unos fumando (pero es cierto que en los paquetes de tabaco ya te lo advierten con lo que la comparación chirría se ponga como se ponga el articulista), otros bebiendo (y también se dice a la gente que consuma con moderación).
A otros les da por tomar agua azucarada cuando les diagnostican un cáncer. Hay algunos incluso que se van a Lourdes, toman agua y la empresa que gestiona el parque temático sostiene que se han dado casos de curación. Y también me han hablado de gente que va a curanderos que te limpian el Aura y te equilibran los humores que es lo que realmente causa estas cosas como todo el mundo sabe.
Tengo incluso un par de casos documentados de clínicas privadas de medicina oficial con los huevos suficientes para operar a un desauciado (previo pago en ambos casos de varios miles de euros) con triste desenlace a los pocos días en ambos casos.
Al final son todas distintas maneras de sacarte la pasta. Que es de lo que va todo esto. De vender algo. No?
Un artículo tramposo, plagado de falsos símiles (la comparación entre Boiron y PHillop Morris es absurda por razones que ya se han señalado) y de falacias, en particular la falacia de generalización: «todos los escépticos son X». Pues no. Los hay humildes, los hay arrogantes, los hay con mayor o menor sentido del humor, los hay más o menos informados o más o menos rigurosos. Generalizar es absurdo.
¿Puede la reducción al absurdo probar un punto? Por supuesto que puede. Se usa humor y ciencia para demostrar, por ejemplo, que un suicidio homeopático es imposible. Se dicen cosas como: «olvidé tomarme mi pastillita homeopática. Casi muero de sobredosis». Son formas de demostrar lo absurdo que es el segundo principio fundamental de la homeopatía.
¿Puedo ser arrogante? Por supuesto. Porque, en particular, España es un país de cuñados en el que gente ignorante cree poder espetarte su «verdad» con argumentos estupendos como «a mí me funciona». La arrogancia tiene su función. Al cuñado no le voy a convencer, por definición. A quien quiero convencer es al que duda o está desinformado. Yo, por ejemplo, estaba desinformado, gracias a Greenpeace, organización a la que contribuía, sobre los transgénicos. Agradezco a gente que llevó a cabo ataques brutales contra Greenpeace el haberme hecho abrir los ojos. Cuando alguien está tan indignado como los defensores del arroz dorado tal vez es buena idea inquirir sobre las razones de su indignación.
¿Y todo este esfuerzo sirve de algo? Eso es un tema distinto. Yo soy escéptico por un compromiso moral. Porque sé algo y no puedo callarlo sin sentir que violo mi integridad intelectual. Yo no sé si nuestros esfuerzos son inútiles o no. Respecto de las teorías de la conspiración del 11-M logré que uno o dos Peones Negros se replantearan su postura, hasta cambiarla en un giro de 180º. ¿Mereció la pena? Para mí sí. Fue un triunfo. Pero la cuestión era otra. La cuestión era que nadie estaba haciendo un esfuerzo sistemático para desmontar la teoría de la conspiración y yo sentí el deber moral de hacerlo. No saqué de ello más que una satisfacción intelectual y moral que me dura hasta el día de hoy.
¿Su médico de cabecera es homéopata? Pues precisamente para eso luchamos. Para que la homeopatía salga de la salud pública, como lo ha hecho en Australia y el Reino Unido y está a punto de pasar en otras partes. Para que los productos homeopáticos se etiqueten con lo que realmente contienen y una advertencia, como el tabaco.
Nunca podremos acabar con los fanáticos, eso es un hecho. Y menos en esta época de memes estúpidos en la que un artículo de tres párrafos se considera demasiado largo. Pero, ¿eso demuestra que no debemos intentarlo? Cualquier conquista es mejor que lo contrario, que la involución de toda una sociedad hacia el pensamiento medieval. El espíritu crítico debe ser defendido porque es una de las bases ya no sólo de la ciencia, sino de nuestra sociedad.
En suma, atacar al movimiento escéptico por defectos de carácter de algunos de sus «líderes» (WTF? Yo teniendo líderes, y sin enterarme) es como atacar a la prensa en general porque existen Inda, Paco Marhuenda o Pedro J. Ramírez. Y la comparación es forzada, porque NADIE en el movimiento escéptico que yo conozca llega a los talones de estos periodistas en términos de corrupción moral y deshonestidad intelectual. Los escépticos solemos ser gente honesta, fíjese usted por dónde, porque muchos tenemos formación científica, y la formación científica exige la honestidad intelectual como práctica deontológica. Mire crítica y escépticamente a su profesión antes de arrojar piedras sobre tejado ajeno. Tendrá material para más artículos que los que firma Barbijaputa.
Talilbanes de la ciencia. Qué expresión tan pobre y desafortunada. Como si fuera lo mismo un dogma religioso que la constatación de que la ciencia funciona casi siempre (con inevitables errores). Relativismo posmoderno marca Foucault-Derrida.
Si se les dice talibanes de la ciencia, es porque se comportan de la misma manera dogmática, como una inquisición, ¿OK?
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