Alhambra Nievas (Beas de Granada, 1983) nos recibe en la sala de trofeos de la Universidad de Málaga, donde jugó durante once años, lo que la catapultó a la selección nacional de rugby. En los últimos años esta ingeniera de telecomunicaciones se ha convertido en una de las mejores árbitros de rugby del planeta, lo que ha reconocido la World Rugby Union seleccionándola entre los tres mejores árbitros del pasado mundial de Inglaterra, junto con referentes del arbitraje del deporte oval como Jérôme Garcès o Nigel Owens. Alhambra destila pasión por el rugby y por sus valores, y reflexiona sobre el futuro de este deporte en nuestro país y sobre su inminente participación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, donde acompañará al Siete del León tanto masculino como femenino después de las históricas clasificaciones para las olimpiadas, y donde el rugby volverá a ser olímpico tras noventa y dos años de ausencia.
Has nacido en Granada, ¿no?
Soy granadina. Nací en Granada, toda mi familia es de Granada, pero el rugby lo descubrí en Málaga. Mi club es el Universidad de Málaga. En cuanto al rugby soy malagueña, pero vamos, que el rugby no tiene fronteras. Si te gusta el rugby, te gusta en todos lados, y he apoyado a distintos clubes. Me siento granadina y malagueña de adopción, y también un poco almeriense, porque he vivido en Almería muchos años antes de venirme a Málaga.
Desde luego tu nombre sugiere que eres granadina.
Sí, es inconfundible. De pequeña era un poco duro, porque los niños ya sabes que son un poco malvados, pero ahora la verdad es que es un gusto llevar este nombre. Tiene mucho gancho, además. Soy una enamorada de Granada, de la Alhambra, y es un orgullo llevar su nombre.
¿Cómo acaba una ingeniera de telecomunicaciones en el mundo del rugby?
Pues… no lo sé. Creo que fue fruto de la casualidad. Sí es cierto que he tenido siempre amor al deporte desde que nací, he sido muy deportista, prácticamente la más deportista de mi familia. En Málaga descubrí el rugby por casualidad, porque unos chicos de la residencia donde yo vivía dijeron que había un equipo, me llamó la atención y me generó curiosidad. Y desde el primer entrenamiento sentí que era mi deporte. Y ha cambiado mi vida, porque de tener unos planes de vida estándar como acabar tu carrera, encontrar un trabajo y hacer una carrera como teleco… Claro, ha cambiado todo radicalmente, y a día de hoy tengo una carrera como árbitra de rugby ,que es bastante poco habitual.
Y cuando dejes de ser árbitra de rugby, ¿vas a volver a la ingeniería de telecomunicaciones?
No lo sé. Es cierto que ahora mismo estoy centrada en un objetivo, los Juegos, y en vivir este sueño, que creo que va a ser la única oportunidad que tenga como deportista de vivirlo, pero sí es cierto que hay varias vías, y ahora mismo no sé por dónde tirar. No sé si seguiré involucrada en el deporte, haciendo alguna otra función dentro del arbitraje o de temas federativos… No lo sé. O haré mi carrera como ingeniera, aunque no será fácil, porque ya tengo cierta edad, y en España la cosa está como está. Tendría que poner más fondo si quiero hacerme un hueco ahí. Pero bueno, creo que al final me buscaré la vida. Sobre todo intentaré que lo que haga me haga feliz, que ahora mismo para mí es lo más importante.
Empezaste a jugar en Málaga, directamente.
Sí, empecé a jugar con diecinueve años. Relativamente tarde, porque ahora afortunadamente los chicos empiezan a conocer el rugby desde más pequeñitos, pero hace diez o veinte años la gente empezaba a jugar al rugby sobre todo en la universidad.
Y estuviste once años en el equipo.
Sí, once años jugando. De hecho, por ahí hay algún trofeo del equipo [señalando los trofeos que hay en la sala].
Luego fuiste tres años internacional.
Estuve tres años con la selección. Llegué a debutar en un Seis Naciones en el 2006, porque ese año fue el último Seis Naciones que España jugó. España jugaba por Italia en el Seis Naciones, pero ese torneo, que estaba organizado inicialmente por la Rugby Europe, lo absorbió la World Rugby, pero puso como condición que tuviera el mismo formato que el masculino. Ese fue el motivo por el que España salió del Seis Naciones. En ese Seis Naciones debuté contra Inglaterra en Madrid en el Central, luego jugué contra Francia en San Juan de Luz, y contra Escocia también en Madrid. Jugué también en la selección de Seven y estuve en muchas concentraciones. Fue una etapa muy bonita.
El cambio del Seis Naciones de Italia por España, ¿es un cambio más político que otra cosa? España es mejor que Italia en rugby femenino.
Es un cambio político totalmente. Yo diría más que político, una cuestión económica. Al absorberlo la World Rugby, implicaba, entiendo, que se invirtiera más dinero en la competición, y al final el dinero va a los países de la competición. Creo que fue fundamentalmente por eso. La última fase de clasificación, que yo creo que fue el último partido que jugamos contra Italia, les ganamos me parece que con una diferencia de treinta puntos. Es cierto que Italia ha mejorado mucho, sobre todo en las dos últimas temporadas, pero claro, le ha costado diez años ponerse al nivel de España. Yo creo que la inversión tendrían que mirarla. Si un equipo necesita diez años para ponerse a la altura del equipo que tenía esa plaza… no sé si es del todo justo.
Como jugadora internacional, ¿Cuál es el mejor momento? ¿Un Seis Naciones?
Es que hay muchos momentos. También los momentos con tu club son muy especiales, porque al final es tu familia. Mi equipo es como mi familia. Pero es verdad que poder debutar en la selección… El momento del debut en Madrid fue muy especial, por muchas razones. Después del partido hicieron un discurso a las que debutábamos, tu primera cap, no nos dieron una gorra, nos dieron un diploma, pero fueron muy especiales las palabras que nos dedicaron. Se te quedan grabadas. Quizá no podría elegir un momento, porque al final el rugby te da muchos pequeños momentos que te llenan.
Escuchar el himno por primera vez en el Central…
Sí, se te ponen los pelos de punta.
También has pitado el Seis Naciones.
Sí, pité en el 2015 y este año también. En 2015 pité tres partidos. También fue por casualidad, por una mala pata de una compañera, que se lesionó. Me tocó pitar en Twickenham el Inglaterra-Francia, justo después del Inglaterra-Francia masculino. Y este año he pitado igual, el Inglaterra-Irlanda después del Inglaterra-Irlanda masculino en Twickenham. Reconozco que soy muy afortunada.
¿En qué otros campos internacionales has pitado?
El campo que probablemente más me impactó fue en Francia, en Montauban, porque todo el mundo sabe que el sur de Francia está loco por el rugby. Y el estadio, que era un estadio grande, no un estadio como Twickenham pero sí un estadio de fútbol de cierta capacidad, estaba lleno. Gente alrededor, fuera de las gradas, llenando todo. Luego por televisión me dijeron que lo vieron ochocientas mil personas en directo. Ese quizá fue el partido que más me impactó. Y aparte de Montauban y Twickenham, pité también en el Stoop, que es el estadio de los Harlequins, al lado de Twickenham, y ahí fue donde debuté. Mi primer Seis Naciones fue en el Stoop. Te digo que soy muy afortunada porque mi primer partido internacional de quince fue en Eden Park, de Nueva Zelanda, y en este caso también fue por una casualidad. No afortunada, porque también fue por otra lesión de una compañera. Justo antes del Mundial de 2014 hubo una serie de partidos preparatorios, y hubo una serie en Nueva Zelanda que jugaron varios equipos. Esta chica se lesionó, tuvieron que operarla, y a mí me avisaron con dos semanas de antelación, porque yo era la primera reserva. En el Mundial era reserva y primera asistente. Me dijeron que me tenía que ir a Nueva Zelanda. En dos semanas me organicé, me saqué los vuelos… Mi primer partido de quince internacional fue en Eden Park, un Nueva Zelanda-Samoa, justo antes del Nueva Zelanda-Inglaterra de chicos. Y fue antes. Porque lo que pasa cuando va después es que mucha gente se marcha, pero al ser antes cuando yo acabé de pitar el estadio estaba lleno. De hecho, en un balón que se va a touch yo me voy corriendo al lateral, y cuando llego estaba Richie McCaw pasando porque se iban a calentar. Claro, en tu primer partido internacional, estar en Eden Park, ver allí mientras estás pitando a Richie McCaw, el estadio lleno, en Nueva Zelanda, que para mí siempre había sido un sueño ir…
Y eres la única árbitra que vive del arbitraje, en España.
Sí, soy la única de chicos y de chicas. No hay ninguna diferencia. Porque el resto de mis compañeros tienen sus trabajos y después los fines de semana arbitran División de Honor. Hay algunos internacionales, pero de forma profesional y full time solo estoy yo ahora mismo.
Eso también te permite estar a un nivel más alto, porque te posibilita una dedicación más profesional.
Claro, al final me permite entrenar. La gente cuando trabaja tiene que adaptar el entrenamiento a su trabajo, y yo adapto el resto de cosas a mi entrenamiento, a cuando tengo que preparar un partido, porque al final es mi trabajo.
Como referente de arbitraje, ¿En quién te miras?
Uf…
Si te miras en alguien, que igual no.
Nunca me he mirado en nadie, pero sí por ejemplo hay árbitros que me gustan. Siempre me ha gustado Craig Joubert, aunque Craig Joubert ahora mismo por lo que pasó en el Mundial está un poco puesto en tela de juicio. Pero siempre un árbitro del que me ha gustado su estilo. Y aquí en España he tenido la referencia de Paloma e Itziar, que han sido mujeres árbitras internacionales antes que yo, han arbitrado en División de Honor. Y evidentemente, compañeros a los que tengo mucho respeto, como Félix Villegas, José Manuel Pardal, José Juega, que son gente que también tienen su nombre en el arbitraje.
En esta carrera de árbitra que has tenido, durante el último campeonato del mundo, eres galardonada dentro del triplete de los mejores árbitros del mundo. Detrás de Nigel Owens y Jérôme Garcès. ¿Cómo te cae eso?
De primeras creía que era una broma.
¿En serio?
Sí. Pensaba que se habían equivocado de nombre o algo. Además, me pilló en el aeropuerto, me tenía que ir a un campeonato a Suiza, y claro, me avisaron un miércoles de que la gala era el domingo, que me invitaban a ir, que me invitaban a la final del Mundial. Y yo estaba cogiendo un vuelo para irme a Suiza porque pitaba el jueves y el domingo. Fue toda una alegría, y a la vez también un agobio porque lo primero que pensé fue que no podía ir porque tenía que arbitrar. Al final afortunadamente hablé con mi responsable de rugby Europa y lo solucionó, me dijo que por supuesto que tenía que ir y que tenía que representar primero a mí y a mi país, y a Europa. Que era algo único. Fue un shock, llamé a mi madre llorando, mi madre pensaba que me había pasado algo. Ella creía que había perdido el vuelo. Y se lo conté. Fue impresionante.
Te he leído que piensas que es un reconocimiento al rugby femenino y al rugby siete. ¿Te estás quitando méritos?
Yo creo que la nominación responde a varias cosas. Quieren mandar varios mensajes, yo lo entendí así. Uno, yo arbitro rugby quince y rugby siete, pero querían que hubiera alguien de rugby siete en esa terna estando los Juegos Olímpicos tan cerca. Y dos, que haya una mujer. Creo que mandan el mensaje con ello de que se está haciendo un buen trabajo respecto al desarrollo del arbitraje femenino, porque hasta hace poco tiempo no había mujeres en el máximo nivel, no había mujeres pitando competición internacional. Efectivamente, todo lo que había eran hombres. Creo que el mensaje es sobre todo ese. Se ha hecho un desarrollo en arbitraje femenino, está dando buenos resultados, y que haya una mujer ahí creo que es un mensaje muy positivo por eso fundamentalmente. Claro que a nivel personal estar es increíble. Yo reconozco que en 2015, y en 2014 también, pero sobre todo 2015 fue un gran año para mí. Y que me elijan a mí es un honor.
¿Y qué tal tus compañeros de reconocimiento, Jérôme y Nigel?
Muy bien. Con Nigel pude hablar poco porque durante la cena yo estaba sentada con los franceses, sobre todo con los cuatro franceses y con algún responsable más, algún evaluador más, y Nigel estaba en otra mesa. Y es cierto que estaba muy ocupado, aparte de porque él despierta siempre mucha atención en todo el mundo. Al ganar todo el mundo le pidió fotos, y él estaba bastante más ocupado. Pero fue encantador, se echó también una foto con nosotros. Y con Jérôme muy bien, estábamos sentados juntos. Fue gracioso porque el resto de los árbitros no lo sabían, solo lo sabíamos nosotros. De hecho, en la carta que nos mandaron nos pidieron que lo mantuviéramos en secreto. Evidentemente se lo dije a mi familia y mis amigos, y les pedí que lo mantuvieran en secreto, que no dijeran nada, pero el resto de árbitros no lo sabían. Yo creo que cuando me vieron allí pensaron: «¿esta chica qué hace aquí?». Y ya cuando salió el vídeo y el premio lo entendieron. Jérôme y yo, que ya lo sabíamos, estuvimos hablando, sabíamos que evidentemente no íbamos a ganar, lo sabíamos. De hecho, el momento de la nominación lo grabamos con nuestros móviles, como dando por hecho que no íbamos a ganar, porque había una cámara que ya estaba claramente enfocando a Nigel, y dijimos «bueno, si por lo que sea ganamos, nos van a pillar aquí con el móvil». Pero no. Fue muy divertido.
Nigel, desde luego, por lo que cuentan, es una superestrella.
Yo creo que tiene un buen equilibrio. Porque es un árbitro muy serio, que en el campo tiene el respeto de todos los jugadores, que sabe cuándo ponerse serio y cuándo no, pero luego fuera del campo es un showman, es un tío cómico, tiene un programa de humor en Irlanda. Y sobre todo creo que a través del deporte ha conseguido mandar mensajes muy positivos, que son necesarios para la sociedad. Él aprovecha su atención mediática y todo lo que él genera para hacerle reflexionar a la gente sobre muchas cosas que no pensamos. Colabora con acciones benéficas y está con la gente.
Dices que es cómico fuera, pero a veces dentro del campo también lo es.
Sí, dentro también, pero se pone serio cuando se tiene que poner serio, y cuando tiene que dar un mensaje con el tema del fútbol, que seguramente mucha gente lo criticará por eso. Pero bueno, pienso que tiene parte de razón. Es una realidad que el fútbol tiene su cultura y el rugby tiene la propia, y al final la gente del rugby tiene que preservar su cultura. El rugby no debe entrar en la peligrosa máquina del todo vale porque haya dinero. Yo creo que no, que hay que mantener la esencia del deporte.
Sí, pero Nigel sí que hace muchas referencias al fútbol. No sé si eso al final es bueno o malo para el rugby.
Es polémico. A mí me ha pasado, he hecho alguna declaración cuando me han preguntado por las diferencias y he dado mi opinión sobre cuáles creo que son las diferencias, y mucha gente del fútbol se siente atacada. Pero yo veo una cosa en un deporte y veo otra en el otro. Por supuesto que hay gente buenísima en el fútbol, pero pienso que deberían cuidar más lo que el fútbol mueve y los valores, los pocos valores que creo que ahora mismo el fútbol promueve.
¿Crees que el rugby está por encima del fútbol en ese sentido?
Sí. Sin duda, el rugby está por encima del fútbol en cuestión de valores. Y no te estoy hablando de lo que pasa en el Camp Nou, por ejemplo. Te estoy hablando de lo que pasa todos los fines de semana en campos donde están jugando alevines, cadetes, donde juegan niños pequeños. Lo que tú ves en esos campos no lo ves en un campo de rugby. Puedes ver a un padre aislado diciendo barbaridades, y además, si hay un padre así, alguien le llama la atención. Y en el fútbol…
Bueno, yo he visto algún partido de rugby donde al árbitro se le ha dicho algo más que bonito…
Sí, pasa, pero eso son cosas puntuales. No creo que pase todos los fines de semana. Donde más me fijo es en lo que respecta a los niños. Las cosas que se ven en campos de fútbol donde están jugando niños, que hay que educarlos, no creo que pasen nunca en un campo de rugby.
Y cuando ocurre, aunque sea de manera aislada, ¿Por qué ocurre? ¿Son aficionados futboleros que se acercan a ver rugby?
Hay de todo. Creo que hay situaciones… Siempre lo defino como alguien que está infeliz en su vida, amargado, y si va a un campo va a exteriorizar esa frustración, esa infelicidad, y lo va a hacer contra la persona que resulta más fácil, que es el árbitro, porque el árbitro está en medio, nadie va con el árbitro. Creo que es un motivo. Hay motivos, como al que tú haces referencia, que creo que son diferentes. Como al final todos nos conocemos hay ya una idiosincrasia personal: «Yo conozco a esa persona, me ha pitado antes, o ha pitado antes hace dos años». Eso también es un problema, porque al final se arrastran cosas que no llevan a nada bueno. Se tienen prejuicios sobre las personas.
El mundo del rugby ha inventado el tercer tiempo, que vale para limar asperezas.
Claro, el tercer tiempo es una idea muy buena. Si tienes un conflicto o sales de un partido habiendo tenido un problema, o bien con el árbitro o bien con un jugador, y te vas a tu casa… eso lo guardas. Pero si después del partido vas y tienes un momento para hablar con esa persona, te acercas a ella. Y esa persona al final probablemente te dirá algo, y tú le dirás algo que os acerque y que solucione el problema. Es una fantástica idea, aparte de bebernos unas cervezas fresquitas y pasar un rato a gusto sirve para solucionar cosas que durante el partido ocurren y provocan que alguien no esté contento. Yo aprovecho el tercer tiempo, aparte de para hablar de rugby con la gente, para hacerlo también con los entrenadores, y que me den un feedback. Evidentemente no me gusta que me digan que soy muy mala. Porque a mí que me digan «eres muy mala» no me ayuda, quiero que me digan: «en el vídeo deberías de mirar esto, o yo creo que en esta área puedes mejorar». Y a mí eso me sirve, luego miro el vídeo, y si ellos tienen esa impresión… son entrenadores, saben de rugby, aunque no sean árbitros saben, y me van a ayudar a que afine en esto o aquello.
Ni «eres muy mala» ni «eres muy buena» sirven para mucho.
Es un juicio de valor. Y, afortunadamente, salvo algunos entrenadores que son bastante inaccesibles, casi todos al final entienden ese momento, y también te escuchan, porque a veces tienen algo muy claro, y tú explicas tu visión, y te dan la razón. Y ya ellos entienden un poco cómo nosotros aplicamos la regla, con qué filosofía lo hacemos… se ponen un poco en nuestro pellejo.
Les puedes explicar ciertas decisiones que si te vas a directamente a casa no explicarías.
Y a veces cosas de reglamento que desconocen, porque el reglamento de rugby es muy amplio, y hay cosas que se desconocen o que no se tienen del todo claras.
Volviendo al fútbol. Una cosa muy diferencial son los himnos. Ves a los jugadores de rugby cantando los himnos y luego oyes pitar himnos en el fútbol, y parecen planetas diferentes.
Totalmente. La gente se indigna cuando hablamos de lo del fútbol, pero al final es que el fútbol alimenta esa cultura del «soy de este a muerte, y como soy de este, voy en contra de este a muerte». Y no es necesario. Puedes animar a tu equipo, pero si el otro hace un buen gol, ¿por qué no lo vas a aplaudir?, ¿por qué tienes que ir contra nadie? Tú animas a tu equipo, y si el otro equipo es mejor también puedes aplaudirlo. Creo que eso es el deporte, porque al final el deporte, salvo para los jugadores profesionales y los entrenadores profesionales y los clubes, para los mortales es una diversión, no nos da de comer, no sé por qué la gente se enfada tanto y se pone tan loca con que su equipo pierda. Si al final a ti tu equipo no te da de comer. Tu equipo es una diversión, una distracción, un hobby.
Tal vez los árbitros de rugby y de fútbol sean muy diferentes, porque cuando un jugador simula una agresión en fútbol, y esto lo ves quince o veinte veces en un partido, el árbitro no toma medidas. Un árbitro de rugby, ¿qué hace si un jugador finge?
No solo el árbitro, sino sus propios compañeros. La gente se ríe de ese jugador. Esto aquí no está permitido. Por eso mismo creo que hay una gran diferencia entre los dos deportes. El jugador que simula una agresión no tiene cabida en el rugby. Esa gente, esos jugadores, ese perfil de jugador, de entrenador o de aficionado, no tienen sitio. Al final probablemente se marchen.
De hecho, hay una anécdota famosa de Nigel Owens que le dice a un jugador cuando simula una lesión que «el estadio de fútbol más cercano está a quinientas yardas en aquella dirección». Es decir, esto no es fútbol. Tampoco me imagino una mujer pitando un partido de primera división de fútbol.
No. Ni de primera ni de segunda. Yo creo que está muy vetado. No sé si cambiará o no, pero el fútbol en muchos aspectos es bastante machista. He estado en partidos en los que hay mujeres asistentes, y lo que tienen que sufrir es terrible. Sufren unos ataques solo por ser mujeres que no termino de entender. Y creo que es por una cultura todavía muy machista.
En el rugby pasan cosas curiosas, como que las dos irlandas jueguen juntas. El rugby rompe muchas fronteras.
Sí, pienso que el rugby es un ejemplo también para política, el saber respetar al que se siente de Gales, de Escocia, o de Irlanda. Y convivir perfectamente sin que sea un problema. Es otro ejemplo de respeto. Tú te sientes de allí, pero a la vez ves a un tío de Irlanda aplaudir un buen ensayo de Inglaterra. Mira que son enemigos acérrimos, pero vas a un estadio donde hay irlandeses e ingleses y no pasa nada. No se tiran sillas. Ni en un pub. No se gritan ni se dicen nada. Están allí todos, y el que gana, gana. El otro le da la mano, se toman una Guiness juntos y aquí paz y después gloria. Pero porque en el rugby uno de los principales objetivos, que tanto se potencia en cualquier sitio, es disfrutar. Porque nos gusta. No lo hacemos para sufrir ni para que sea nada negativo, sino todo lo contrario, lo hacemos para que sea algo positivo en nuestra vida.
Y las mujeres estáis ganando protagonismo. La australiana Amy Perrett, por ejemplo, ha sido la primera mujer que ha pitado Super Rugby.
Ha hecho de asistente. Yo espero que algún día pite, y ojalá sea Amy, porque Amy es una gran compañera, es una gran árbitra, pero sobre todo una gran persona, y se lo merece porque lleva muchos años trabajando. Ha sido la primera mujer en hacer de árbitra asistente en Super Rugby. Ella pitó en 2014 la final de Francia del Mundial de quince de femenino, y por su trayectoria ha demostrado que puede seguir rompiendo barreras. Y al final es también una forma de liberar al resto para que cada una en sus ligas y en sus competiciones domésticas vayan dando pasos para que esto no tenga que ser hombre o mujer. Si una mujer tiene capacidades y rinde no tiene por qué pitar solo hasta aquí. Hay que seguir dándole oportunidades igual que a los chicos, que empiezan pitando primera, y si tiene nivel, que piten Premiership, ¿por qué no?
En Super Rugby hemos tenido una pérdida tremenda, que ha sido Jonah Lomu. Se va a notar su ausencia.
Sí. Jonah era todo. Es una pena.
El jugador más mediático del mundo.
Era un espectáculo. Pero la vida es así.
¿Quién es la Jonah Lomu femenina?
Yo creo que Portia Woodman. Posiblemente ella. Tiene una potencia… necesitan a veces tres jugadoras para pararla.
¿Y por qué existe esa diferencia tan grande entre los dos hemisferios del rugby? ¿Es por el estilo de juego, por la profesionalización…?
Yo creo que por el estilo de juego. Porque por profesionalización, el top 14 posiblemente sea la liga que más dinero mueve. Es por estilo de juego. Allí, si te das cuenta, todo es más limpio, más rápido, las melés dan mucho menos problemas, hay mucho más tiempo de juego. Creo que ellos alientan a que se pase, se corra, y aquí somos mucho más de guru-guru, de pick and go, de una melé que ahora se derrumba… Tenemos un golpe ya metido en el otro campo, y tiramos a palos. Allí juegan todo mucho más rápido, a la mano. Hay muchos menos tiros a palos. Los hay, obviamente, porque el rugby es un deporte de táctica, y quizá cambie si se aprueban la próxima temporada el cambio de puntuación. Pero por el momento…
¿Van a cambiar la puntuación?
Ahora mismo está en prueba, todavía no se ha aprobado. Hay una propuesta de cambio, que entraría en vigor entiendo que en la temporada que viene. El 1 de enero en el hemisferio sur, y el 1 de julio en el hemisferio norte. Es la que se ha hecho tanto en el sub20 en el que España ha participado, como en el Junior World Trophy que también jugó España, como en la Nation Cups. Se ha probado. El sistema de ensayo a seis puntos, y puntapié de castigo y drop, dos puntos.
Y te vas a Río.
¡Me voy a Río! Parecía que estaba muy lejos, pero ha llegado. Ya está aquí.
Eres la primera árbitra de rugby española que va a unos Juegos Olímpicos.
Claro, porque el rugby quince fue olímpico hace ochenta y tantos años. Entonces creo que ni existía el rugby aquí. Vuelve a ser olímpico en modalidad siete, y nos vamos a Río. Afortunadamente no soy la única española, pero sí soy la única árbitra.
¿Dónde estabas cuando te lo comunicaron?
Extraoficialmente nos lo dijeron un poco antes, en un torneo donde estábamos todos. Oficialmente también me pilló en un torneo porque cuando se hizo público estábamos en Canadá. Fue en abril, que había dos series, Atlanta y Canadá, y de Atlanta viajamos a Canadá directamente y fue cuando lo anunciaron oficialmente. Estábamos todos juntos y lo celebramos.
Menudo subidón.
Un sueño. Porque además llevo trabajando los últimos tres años, que parece que no, pero es tiempo, es mucho sacrificio, mucho trabajo, y muchas cosas que he dejado de hacer, de tiempo de estar con mis amigos. La gente los fines de semana descansa, se va a cenar, sale de fiesta… y tú, pues no. Tú te vas a no sé dónde, y entrenas, y dejas de tener tiempo con tu familia y tus amigos, y se echa de menos.
Y no vas a estar sola. Vas con los leones y las leonas.
Afortunadamente no voy a estar sola. Ha sido un mes de junio de infarto. He tenido la suerte de poder estar in situ y vivirlo en los dos casos. Ha sido increíble, especialmente el de los chicos. Es cierto que yo en las chicas confiaba mucho, porque todo el mundo estaba muy asustado con Rusia, pero creo que nosotras, las leonas, tenemos mucho más rugby que Rusia, siempre lo he pensado. Es cierto que Rusia es un equipo muy físico, muy disciplinado, pero siempre tengo la esperanza de que el rugby triunfe, y como equipo nosotras tenemos mucho más rugby que ellas. Reconozco que en los chicos… No es que no confiara, pero era consciente de que era muy difícil, y creo que salvo ellos, que sí creían —lo pude hablar con ellos aquel día, creían en ellos fervientemente y estaban convencidos de que iban a clasificarse— el resto teníamos dudas muy razonables. Al final nos han dado un zas en toda la boca: «nos da igual que no hayáis confiado, lo hemos hecho». Cuando Ignacio posó el balón… me puse a llorar como una niña pequeña, fue impresionante. El torneo que jugaron, especialmente el segundo día, los partidos que hicieron fue para quitarse el sombrero. Y las chicas igual, lo que pasa es que las chicas sí venían más curtidas.
Y arrasaron.
Más curtidas, y también tenían un torneo más fácil en cuanto a rivales.
¿Cuál ha sido el secreto de las dos selecciones de rugby siete? Leía que Matías Tudela decía que les cambió la cabeza un viaje que hicieron a Fidji, y que a partir de ahí…
Sí, el famoso viaje a Fidji… que fue cuando ocurrió el huracán más fuerte que ha habido en la historia de Fidji. Y lo sé porque uno de los compañeros de arbitraje es de allí. Les pilló allí, estuvieron ayudando, y bueno, yo entiendo que viendo lo que hay en Fidji, pensaron: «oye, estos son los amos del rugby siete, ¿por qué nosotros no podemos serlo? Si creemos, si trabajamos, si tenemos esta pasión como esta gente…». Entiendo que fue por eso. La clave es que en ambos casos son grupos humanos muy trabajados. Entiendo que ahí los entrenadores tienen gran parte de responsabilidad, han llevado una buena dinámica de grupo. Porque al final si no tienes un grupo unido fuera del campo no lo transmites dentro del campo. Y luego han creído. Yo los he visto allí, y ellos creían que era posible. Y veías sus caras y creían. Si no entras al campo con mentalidad y piensas «es Samoa, son muy fuertes…» ese último placaje que hacen a un minuto del final, que evita un ensayo, no lo hacen. Si no tienes esa mentalidad, no lo haces. Ellos han creído hasta el infinito que era posible, y lo han conseguido. Aparte de dejarse la piel y de no bajar los brazos en ningún momento, la clave de los dos ha sido creer, y creer y creer, y tener una ilusión infinita.
Marina Bravo decía que les había influido poder estar concentradas juntas un año en Madrid. Parece ser que venían de ir pueblo en pueblo, en Francia, en furgoneta…
Sí… la pena… no la pena, el mérito, es que había un proyecto muy bueno de rugby siete, es cierto que ese proyecto se rompió un poco con todo el tema de cambio de presidencia, se tomaron distintas decisiones, y luego ha costado recuperarlo, pero se ha recuperado. Al final ambos grupos se han mantenido, creo que el esfuerzo personal que han hecho en determinados momentos ha sido muy importante, porque si cuando hay problemas cada uno se hubiera ido a su casa y se hubiera desentendido del proyecto no se habría conseguido. El esfuerzo personal que cada una y cada uno ha hecho, de vivir un año entero fuera de tu casa, sin ver a tu familia, sin hacer una vida normal, sin eso no se hubiera podido conseguir.
En chicos, jugamos contra Francia, Australia y Sudáfrica. Nada menos.
Un grupo duro, muy duro. También es verdad que todos los grupos van a ser duros, porque hay doce. No hay dieciséis, que con dieciséis puede entrar alguna selección un poco de segundo nivel. Pero con doce equipos… te tiene que tocar alguien. Si no te toca Nueva Zelanda, te toca Sudáfrica, si no Estados Unidos, si no Australia… alguien te tiene que tocar. Es duro, es muy duro. Yo, con los chicos, ya no digo nada. Todo es posible.
Las chicas sí que tienen más posibilidades.
Sí, las chicas… Voy a decir lo mismo que dije antes del preolímpico, y ojalá me equivoque, igual que me equivoqué: las chicas tienen más opciones de, al menos, diploma olímpico. A priori Kenia es un rival asequible, Francia es un equipo que se puede ganar y Nueva Zelanda puede ser el equipo más duro, pero les ganamos el año pasado en un partido que hicieron de quitarse el sombrero. Las chicas sí tienen bastantes opciones de meterse, al menos, en diploma, y por qué no, en la lucha por las medallas. Los chicos lo tienen más difícil, pero ya han dicho que son capaces de todo. Ojalá que me vuelva a equivocar.
¿Y a los chicos los veremos en Japón 2019?
Esa es la apuesta. La idea después de Río es apostar por el rugby quince masculino, intentar estar en Japón 2019. Va a ser difícil. El sistema de clasificación no me queda claro cómo va a ser al final, pero no será tampoco nada fácil. Pero si la apuesta es la que es, y si todo va enfocado a eso, y tal y como están ocurriendo las cosas, con lo que ha pasado en la final de Zorilla, la final sub20 junior… nuestras selecciones sub18 y sub19 están dado buenos resultados. Si todo eso se conjuga bien, ¿por qué no? Evidentemente el alto nivel en el rugby quince es muy difícil, pero España está dando pasos para acercarse a eso.
¿Y qué hace falta para saltar al siguiente escalón? ¿Dinero, o son más cosas?
No, no creo que sea solo dinero. Evidentemente hace falta dinero. Hace falta inversión, porque sin dinero no puedes desarrollar nada. No puedes hacer formación, no puedes hacer concentraciones, no puedes pagar árbitros… no puedes hacer nada. Pero creo que hacen falta más cosas. Creo que es necesario hacer una campaña fuerte de meter el rugby en los colegios, mínimo en los programas de actividades extraescolares. Mínimo. Intentar meterlo, que los niños conozcan el rugby en los colegios, y al final de la cantidad sale la calidad. Eso es así. Hace falta una campaña también de repercusión en medios, que salgamos más, que se hable de rugby, y al final si se habla de rugby la gente se anima a verlo, a practicarlo, a ser árbitro, ¿por qué no? Y hace falta inversión, claro. Pero sobre todo hace falta que todos los clubes quieran lo mismo, que su objetivo sea el mismo, porque si el objetivo de un club es ganar la copa y el resto le da igual, o el objetivo del otro es ganar la División de Honor femenina y ya está; si no tenemos un objetivo común por el que todo el mundo trabaje es muy difícil que vayamos a estar en Japón 2019.
Y ese objetivo ¿cuál es?
Hombre, eso no lo tendría que decir yo, lo tendría que decir Santiago Santos, pero entiendo que mejorar la calidad de nuestro rugby. Santiago Santos habla mucho de mejorar el tiempo de juego, porque si en España jugamos veinticinco minutos de tiempo real y cuando vamos a jugar la Nations Cup o vamos a jugar el sub20 los otros equipos están acostumbrados a jugar cuarenta minutos, no podemos competir, porque nosotros no estamos acostumbrados. Y para eso hacen falta muchas cosas. Hace falta mejorar la disciplina de los jugadores, que entiendan que es mejor no hacer trampas o hacer faltas, para que se juegue más, hace falta mejorar los árbitros, que entendamos mejor el juego y que ayudemos a que se juegue más. Y creo que también tenemos que mejorar la formación y el nivel de nuestros entrenadores. Si todo el mundo mejora al final mejora el juego.
Decías que el rugby debe tener mayor impacto mediático, pero tú no te puedes quejar, ¿no? Porque eres bastante mediática.
De hecho mis compañeros del comité de árbitros me llaman con cariño «la mediática». Lo tengo asumido. Entiendo el por qué, entiendo que por una serie de razones puedo ser más atractiva para los medios, para la difusión mediática, pero siempre digo que si saliendo sale el rugby, se habla de rugby, se conoce el deporte y alguien lee cosas de rugby, yo estoy encantada.
¿Y por qué te llaman más a ti para hablar?
Como me autodefino como un bicho raro… Primero, soy una mujer, árbitra, tengo un nombre curioso, hay muchas razones, diría, exóticas, diferentes. Porque al final los medios necesitáis cosas diferentes para que tengan atractivo, entiendo yo. Y supongo que es por eso.
Pero hay gente que no se parece en nada a ti que también ha hecho mucho por el rugby desde el punto de vista mediático. Por ejemplo Ramón Trecet, en los ochenta, cuando retransmitía el Cinco Naciones. Él también hizo mucho porque se popularizara el rugby.
Pues tendré un perfil que encaja, porque si me llaman y no sé hablar y no transmito ni genero nada, llamarían a otra persona. Supongo que también intento transmitir las cosas de manera interesante para los medios. Creo que de inicio soy un poco una especie rara.
Hay que poner también rugby en la tele, de vez en cuando.
Hombre, claro.
Cuando juega la selección, por ejemplo. Porque a veces está jugando la selección y están poniendo una reposición del Tour.
En eso hay que trabajar mucho. Son muchas cosas. Ahora es el momento, porque como están pasando tantas cosas buenas… Hay que aprovechar el bombazo que fue Zorrilla, mediático y empresarial; el sub20, que también fue inesperadísimo, y las dos clasificaciones olímpicas… Esto hay que aprovecharlo. No se nos puede escapar. Espero que tanto la federación como los clubes sepan entender este momento y todo el mundo lo encauce en la misma dirección.
Y ya por último. ¿Te has vuelto bloguera?
Sí. De hecho vengo justo de estar desayunando con el responsable de La Pera [la empresa que lleva su blog] para contarme un poco, desearme suerte para Río, y decirme que si estaba interesada en hacer un diario de Río a través del blog. Fue un proyecto que me metió una compañera de Alba, una psicóloga que ahora está trabajando con la escuela de Rafa Nadal en Mallorca, muy buena. Nos conocimos en una charla; ella le habló de mí, yo creo que se conocen a través del vóley y del boca a boca, y me ofrecieron lo del blog. No sé si soy muy buena o no. He preguntado hoy si estoy metiéndome demasiado en otros temas, porque en algunas cosas soy bastante crítica y tengo una visión de algunas cosas diferentes a la mayoría de la gente. Y me ha dicho: «no, no, puedes poner lo que quieras, tienes libertad total».
Hablabas de los atentados de Niza en el último post.
Sí. Hablo de que si nos quedamos con los tres días de atentados, nos preocupamos por el atentado y no pensamos en nada más, no se va a solucionar. Es lo que creo.
Los deportistas también tenéis opinión, ¿no?
Sí… Además desde pequeña siempre he sido muy activa. Me planteé estudiar Ciencias Políticas en algún momento, pero después me dije que no. Tal y como está la política, sería más una frustración que una carrera profesional.
Los futbolistas, que son el mayor referente, intentan ser tan políticamente correctos que nunca opinan. Se puede opinar siendo deportista.
Yo entiendo que sí. Hay gente que no opina por miedo, porque si emites una opinión y no gusta ya no cuentan contigo… Pero no puedes vivir con miedo. Tienes que dar tu opinión honesta y no debes tener miedo. El otro día tuve una discusión sana con mi madre sobre esto, porque ella opina que hay que tener cuidado. Al final, con la situación laboral tan complicada que tenemos en España, si una empresa ve esto y no le gusta, a lo mejor no te contrata. Y yo le digo que la vida no debería de ser eso. Me dieron ese espacio y escribo de vez en cuando. Me pidieron que escribiera una vez en semana, pero hay semanas que no puedo porque estoy hasta arriba, pero tengo libertad para escribir lo que quiera, y a veces me expreso ahí en vez de utilizar el Facebook. Ahora en Río le daré más cañilla estos días, porque creo que allí confluyen muchas personas, muchos momentos, mucha energía, no solo la mía, y quiero a través del blog hacer algo bonito.
En el primer párrafo,
Es el siete del leon, no el quince, se juega Rugby 7
corregido, gracias
Creo que lo mejor que se puede decir de Alhambra, es que es un ejemplo a seguir por todas las chicas y chicos que se quieran dedicar a cualquier faceta del mundo del rugby.
Enhorabuena Alhambra. Pitó la final del torneo olímpico.
Gran reconocimiento
Linda entrevista