Cine y TV

In memoriam: Chus Lampreave

Chus Lampreave en ¿Qué he hecho yo para mrecer esto? Imagen: Tesauro.
Chus Lampreave en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Imagen: Tesauro.

Si toda despedida tiene aroma de lugar común, un obituario como este no podía librarse de tal maldición. Llevo un buen rato luchando contra la frase «siempre se van los mejores» y no consigo desterrarla de estas líneas al hablar de Chus Lampreave, otra (¿cuántas ha habido?) de las eternas secundarias del cine español. Al leer esto, habrá quien enarque una ceja con condescendencia y quien no llegue ni al final de este mismo párrafo porque la viejecilla esa de la que hablamos era graciosa, sí, pero siempre hacía lo mismo. Como si no se le pudiera reprochar lo mismo a Vivaldi, de quien Stravinski vino a decir que había compuesto un solo concierto para violín, pero quinientas veces.

Toda despedida tiende también a extremar los sentimientos de quien despide, pero no seré yo el atrevido que proclame aquí que su capacidad actoral no tenía parangón ni nada similar. Cuando digo que Chus Lampreave era la mejor me refiero a que era la mejor en lo suyo, aunque esta afirmación tiene un poco de truco. Su muerte deja un hueco huérfano porque ese personaje anónimo que tantas veces interpretó no ha logrado ser encarnado por nadie más: en el humor que podríamos llamar «de toda la vida» hay una serie de personajes característicos que provienen de siglos atrás y que asociamos con unos cuantos actores o actrices. Es el caso del vejete cascarrabias, que en España inmortalizaron, cada uno a su manera, Fernando Fernán-Gómez, Agustín González o Paco Martínez Soria; de las tontas no tan tontas, como aquellos personajes de Lina Morgan o Gracita Morales; o de los tontos sí muy tontos, inmortalizados por Alfredo Landa o Gabino Diego. Pero la imagen que tendremos siempre de Chus Lampreave será la de esos personajes que solo le fueron confiados a ella: esa vecina chismosa, resolutiva y algo intransigente, de lengua afilada y corazón amable. Ni siquiera una serie tan llena de vecinas de tan diverso pelaje como fue Aquí no hay quien viva creó una tan singular como la que todos tenemos en la cabeza al pensar en Chus Lampreave: esa vecina genial e impertinente que todos hemos tenido y que tanto resume a la misma España: alguien tendría que diseñar de una vez una clase de cultura española actual en la que se dejaran de estudiar los sonetos de Quevedo y el duelo a garrotazos de Goya como muestras del humor patrio y la España profunda para cambiarlos, respectivamente, por el «fistro diodenal» de Chiquito y el «sí, pa tus morros» de Chus Lampreave.

Pero las despedidas también pueden ser hermosas, como la que protagonizó en Espérame en el cielo, una de sus mejores interpretaciones, donde encarnaba a la abnegada esposa de aquel doble de Franco que desaparecía para siempre del vecindario para mayor gloria de España. La escena en la que él regresa a casa para disfrutar de una última noche con ella es quizás el momento más tierno de los interpretados por Lampreave, que termina bailando en combinación apretada a su hombre a ritmo de Antonio Machín. Esa mujer que decía «Yo también te quiero mucho» cada vez que Franco se tocaba una oreja para inaugurar un pantano en una nueva entrega del NO-DO.

El otro elemento ineludible cuando uno se despide es el panegírico, la enumeración de las virtudes del difunto. Aquí cabe lo que uno quiera decir, claro, pero nos limitaremos a mencionar unos cuantos de sus mejores personajes: la madre del catecúmeno negro en Amanece que no es poco, la portera testiga de Jehová de Mujeres al borde de un ataque de nervios, o esa abuela pasota y tacaña de ¿Qué he hecho yo para merecer esto? que con tanto mimo trataba a un lagarto llamado Dinero. Este es el momento en que el lector añade sus preferencias, pero eso no excluye el hecho insoslayable de que, fuera donde fuera, la mera presencia de Chus Lampreave en una pantalla siempre nos despertaba una sonrisa. Y ese don, que solo tienen unos cuantos, es mucho más de lo que tienen actores más consagrados tras decenas de interpretaciones más sesudas.

Su página de la IMDB incluye ochenta y siete piezas entre películas, televisión y cortometrajes. Son, por tanto, unas cuantas horas de Chus Lampreave las que nos quedan para recordarla. Sabiendo el cariño que despertaba su presencia, no sería de extrañar que alguien ya haya empezado a revisionarlas todas para descubrir si en algún momento alguno de sus personajes se acaricia una oreja. Si alguien lo encuentra, hagan el favor de compartirlo, porque somos legión todos aquellos a los que nos encantaría decirle que nosotros también la queremos mucho.

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20 Comentarios

  1. Pingback: In memoriam: Chus Lampreave

  2. Una gran actriz, sin duda. No sabemos lo que hubiera pasado si hubiera hecho algún papel protagonista – creo que no lo hizo, pero corrijanme si me equivoco – pero como secundaria, difícilmente superable.
    Muy bien en Esperame en el cielo, mejor que en las de Almodovar ( lo siento, pero no trago a Almodovar ).

    • josep m. fernández

      Únicamente en cortometrajes, no son pocos en los que participó.

      • Isobel Pantoha

        Carlos mi amiga del trullo la Figatova ma pedio que te pregunte por qué te firmas josep m. fernández y si sigues bien ahi en la trena.

    • Me pregunto que tiene que ver que no ‘tragues’ a Almodovar con que no te guste su cine o las interpretaciones de Chus en este (que son geniales como todas las que ha hecho con todos los directores con los que ha trabajado). Ni una de todas sus peliculas? Sencillamente no me lo creo. Es un maestro.

      • No tiene mucho que ver, vale. Lo que quiero decir es que, de las pelis de Almodovar que no he visto enteras – con muchas no he pasado de media hora – no puedo juzgar la labor de Chus, lógicamente.
        No me gusta Almodovar porque me parece un hortera ( esos colorines en las paredes, vestidos, decoraciones, por no hablar de lo «modelno» que es todo ), un hombre con muy mal gusto. Compara por ej. con los escenarios o decorados del cine de Viscontdi, a años luz.
        Y también porque los personajes que pueblan sus peliculas ( homosexuales, travestís, drogadictos, psicopatas ) no me interesan nada, me merecen todos mis respetos, pero sus vidas no me atraen para nada.
        Dudo mucho que sea un maestro. Ya veremos de aquí a unos años, o décadas, quien se acuerda de su cine.

        • Arcimboldo

          Es fácil no soportar al personaje Almodóvar aunque no se tenga más contacto con él que a través de sus películas, pues bien se encarga él de anteponer el personaje a todo lo que las rodea (hasta el punto de que todo actriz que trabaja con él pierde el nombre para pasar a ser una «chica Almodóvar»). Junto a ello, el insufrible bombo mediático que rodea el estreno de todas y cada una de sus películas, que tal vez hace 30 años tenían algo de novedoso (sin demérito de una cierta calidad que no seré yo quien niegue), pero todo en la vida tiene su fin.

          • De acuerdo.
            De hecho, uno de sus pocos films que soporto es Mujeres…, que es de las primeras, aún tiene cierta frescura y novedad, posiblemente sea de las menos almodivarianas.
            Y los conflictos y peripecias argumentales me parecen propios de cualquier folletín ( radiofónico o televisivo ) de sobremesa; eso sí, aliñado con personajes «escandalosos» ( travestís, prostitutas, etc. ) para parecer «modelno».
            A mi me parece un cineasta tremendamente sobrevalorado.

        • Te recomiendo pues que veas La Flor de mi Secreto, con Chus Lampreave genial. La historia no va ni de drogadictos, ni homosexuales…es una mujer con el corazon roto. Es una pelicula atipica de Almodovar, porque no es coral y el tema es simplemente una mujer rota, interpretada magistralmente por Marisa Paredes.

  3. Maestro Ciruela

    Creo que en el mundo de los actores caben diversos apartados entre los que destacaría dos, básicamente: Primero, los actores con mayúsculas que son los que interpretan magistralmente cualquier tipo de carácter por muy alejado que éste se encuentre de su propia personalidad. Segundo, una serie de personajes-actores a los que un día, algún director o directores, decidieron que iban a salir en sus películas haciendo siempre de ellos mismos con la presunción de que sus «peculiaridades» iban a caer en gracia en amplios sectores del público. Pienso que se puede incluir a Chus Lampreave en este apartado aunque a mí siempre me ha recordado muchísimo a una prima segunda que me cae como un incendio en un orfanato. Creo que decir de Chus que era una gran actriz y «sin duda», es minusvalorar el trabajo de los «otros actores» aunque, naturalmente, me sumo a las condolencias por su desaparición y me alegro de que en vida, pudiese dedicarse a lo que imagino le gustaba.

    • Sam Balluga

      ¿Sería el caso también de Luis Ciges, Gracita Morales, Pepe Isbert y otros así…?

      • Maestro Ciruela

        Bueno, los casos de Ciges y Morales son bastante obvios para mí; en concreto, Luis Ciges, que ha aparecido en pantalla con actores de la talla de Fernando Fernán Gómez, Agustín González o Alfredo Landa y con muchos otros, resulta que luego parecía que este peculiar señor con cara de palo y parcas expresiones, casi venía a convertirse en el pilar interpretativo del film. Y de eso nada. Lo mismo para Gracita Morales que la oías en una entrevista y era igual que en sus películas aunque con mucha menos verborrea; sabía que le convenía hablar poco. Quizá también, porque no tenía nada interesante que decir.
        El caso del gran Pepe Isbert aunque asumible en este apartado personajes-actores, es creo, distinto. Es cierto que tal vez por su físico (factor muy condicionante) se hace difícil pensar en Isbert como el sheriff Wyatt Earp (a pesar de su desopilante sueño en «Bienvenido Mr. Marshall») o en el agente 007 en «Goldfinger». Tampoco cabe imaginarle como galán romántico ni aún en su juventud, cargada de mucho trabajo en teatro aunque no he conseguido encontrar fotos suyas de esa época. Siempre conocí a Don José como señor mayor y entrañable, unas veces bonachón y otras con una mala hostia del demonio pero siempre con su cabeza de melón de Villaconejos al servicio de una actuación impecable. A mí, Don José Isbert me ha hecho reír mucho y alguna vez hasta llorar y eso, en mi caso, sólo está al alcance de muy buenos actores.

        • Pepe Isbert

          ¡Hombre, con lo del melón de Villaconejos me has llegado al alma, c….nazo!

          • Isobel Pantoha

            Ni caso Pepe Isber que tu siempre has estao genital!!
            Aún te recuerdo luchando en el cuadritalero con Santo, el mascarado de plata!!!

          • Maestro Ciruela

            No se cabree conmigo, Don José Isbert, que a usted le tengo en un altar desde que me hizo soltar una lágrima cuando llegó vestido de Papá Noel en «Historias de la radio» y a punto estuvo de perder el premio del concurso. ¡Grande por siempre, Pepe Isbert!

  4. Un texto precioso. Muchas gracias. Chus, «espérame en el cielo, corazón.»

  5. Bien recordado, me ha hecho revivir escenas que tenía olvidadas y que sin duda forman parte imprescindible de la película que llevaría su nombre. Sólo una precisión, su papel en Mujeres… era de «testiga», como bien es sabido.

  6. Foto en color!?!?

  7. Gran mujer y mejor actriz

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