Cuando se discute sobre la objetividad, cuento siempre una anécdota familiar. Ocurrió en una sobremesa allá por los noventa. Mi padre charlaba conmigo y mis otros primos mayores, cuando apareció uno de los pequeños, que tendría cinco o seis años, y queriendo participar nos anunció que había sido su primer día de colegio.
—¿Y cómo ha ido el primer día? —preguntó mi padre.
El niño se quedó pensativo y respondió: «Muy bien, muy bien… Solo han llorado dos». Y tras una breve pausa, apuntilló: «una niña y yo».
Mi primo se había pasado la mañana llorando, pero eso no le impidió observar que el primer día de clase había sido un éxito. Por eso pienso que la objetividad existe y está al alcance de un niño.
* * *
Los primeros defensores de la objetividad son los científicos. Creen en ella por defecto, y tiene su lógica, porque si no creyesen en ella para qué tomarse tantas molestias.
Pero otra gente desconfía.
Los más escépticos son los periodistas. Muchos no creen en la objetividad y proponen la honestidad como alternativa. Tengo entendido que así se enseña en las facultades. Me imagino un profesor escribiendo fuerte en la pizarra: «La objetividad no existe», y a un alumno respondiéndole que eso será bajo su punto de vista.
La objetividad puede definirse de distintas maneras, pero yo me estoy refiriendo a la menos filosófica y más mundana: la objetividad como ausencia de sesgos personales al opinar, razonar, e informar. En eso piensan quienes la niegan, me parece. Dicen que no existe queriendo decir, quizás, que es imposible ser objetivo del todo. Y eso lo acepto —nadie puede desprenderse por entero de sus sesgos—, pero entonces podrían decir solo eso.
Porque la objetividad claro que existe. Existe como existe el coraje, la libertad o la justicia: como un ideal. No es posible ser perfectamente iguales, ni del todo libres, pero a nadie se le ocurre decir que la igualdad o la libertad son invenciones.
* * *
Esta discusión no es solo semántica. Y es que negar la objetividad daña al periodismo y empobrece el debate público. Lo hace a través de una lógica falaz: como es imposible librarnos de nuestros sesgos, entonces hay que abrazarlos y entregarse a ellos.
Es la actitud que percibo en eso que algunos llaman periodismo activista, crítico, comprometido o ético, y que a mi me despierta gran escepticismo. También en amigos que militan de ser subjetivos; «No pretende ser objetivo», me han llegado a decir en mitad de una discusión. Pero no veo virtudes en esa adhesión al prisma de cada uno, excepto para discutir de fútbol o decidir a gritos si la ciencia ficción es un género mejor que el terror. Sé que esas personas piensan que su actitud es honrada y hasta humilde, y quizá tengan razón, pero a mí me parece asumir una derrota antes de empezar.
Yo defiendo lo contrario: perseguir la objetividad.
No es un propósito fácil para el periodismo. La culpa es de las personas, por cómo somos. No nos gusta poner en cuestión lo que ya sabemos, o creemos que sabemos, y tenemos un sesgo natural que nos hace preferir la información que confirma nuestras creencias. Nos parece más convincente y más gratificante. Por eso existe una demanda importante, y quizás mayoritaria, de información sesgada e ideologizada. A este respecto, internet quizás haya sido perjudicial. Antes cada medio necesitaba alimentar una gran audiencia y eso les obligaba a mantener cierta pluralidad.
Para el periodismo, la gratificación ideológica es un negocio tentador: buscas una audiencia con los mismos prejucios que tú y te dedicas a darles la razón. Eso puede hacerse desde el cinismo o desde la absoluta sinceridad con diferencias inapreciables.
En mis pesadillas veo el debate público cayendo en un equilibrio perverso: un montón de medios y periodistas parciales e ideologizados que los ciudadanos consumen encantados.
Por suerte las cosas no llegan a ese extremo.
Eso es así por múltiples razones, pero sobre todo por una: porque hay personas que atemperan sus prejuicios y tratan de ser objetivos. Algunas son reporteros, analistas o intelectuales, pero la mayoría son lectores que premian una forma de mirar. Personas que eligen perseguir la objetividad. No la van a alcanzar nunca, pero encontrarán sus cadáveres más cerca de la meta.
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Vamos, todo esto para decir que el «nuevo» periodismo activista está comprometido políticamente, y los grandes periódicos de antaño con su pluralidad de lectores a los que se refiere el articulista expresamente no, no estaban comprometidos con ningún poder terreno, estaban mucho más cerca del ideal de lo objetivísimo, como El Objetivo de Ana Pastor pretende enunciar con su nombre.
Y a pesar de todo lo escrito, la objetividad sigue sin existir. El niño considera que la clase fue un éxito aunque para él fue una desgracia: Qué gran éxito de la subjetividad ajena, autoproclamada «objetiva», que el niño asuma su mal como objetivamente positivo incluso para sí mismo! Chapeau.
Considero tus conclusiones erróneas. Ni dice que el «nuevo»periodismo esté vendido, ni pone a los medios tradicionales como paradigmas de lo imparcial. Tampoco asume que la objetividad exista o vaya existir jamás, si no su concepto y la posibilidad de acercarse a él. Para acabar retomas la anécdota del niño de manera difusa, como el comentario en general, y usando conceptos sonoros perode vago contenido en joyas como «Qué gran éxito de la subjetividad ajena», antítesis de nulo fondo o , a continuación, «…autoproclamada objetiva», ¿autoproclamada por quién, el niño? En fin, asumir en ocasiones un mal individual en favor de un interés general es objetividad pura; el crío consigue dilucidar la cuestión dejando de lado sus impresiones personales.
Es difícil llegar a unas conclusiones tan objetivamente erróneas sin un sesgo previo del tamaño de la Catedral de Burgos. Lo que evidencia que el problema de la objetividad tiene dos actores, el periodista y el lector, que a veces lee lo que le da la gana.
Hombre, lo de que la libertad no existese se le ha ocurrido decirlo y pensarlo a bastante gente.
Sí, pero no existe la libertad efectiva, la libertad como realidad alcanzable. El mero hecho de negar la existencia de la libertad o la objetividad lleva implícito que estas existen como ideal. No podemos negar la libertad o la objetividad sin definirlas, y si la definimos es que son, como mínimo, ideas. Es decir, no somos libres solo podemos afirmarlo si comparamos nuestra libertad existente (o la que podría realmente existir) con una utópica que no alcanzamos ni, para muchos, alcanzaremos. Lo mismo sucede con la objetividad.
Sin lugar a duda, la igualdad y la libertad son invenciones. Invenciones del ser humano, pero invenciones al fin y al cabo, igual que la objetividad. Lo que no impide que los persigamos como ideales, pero no, no existen por sí mismos, son ideales inventados (creados) por el ser humano. Igual que la justicia, la democracia, los dioses y la ciencia, son invenciones humanas para hacer el mundo que nos rodea más alcanzable para muestros intelectos, son herramientas concebidas para dar explicaciones y soluciones a nuestro entorno. No me parece descabellado decir que estos conceptos son invenciones, negar este hecho sí me parece forzar los argumentos.
Pero si el mismo autor lo admite! Lo que critica es al cobarde postura de escudarse en que son una invención humana para no respetarlo dichos valores o aspirar a ellos. Al igual que nadie defiende que la libertad no merezca la pena y se lucha cuando esta se reduce, los que dicen que la objetividad no existe y aprovechan para ignorar argumentos e información que contradicen su postura hacen un flaco favor al resto de personas al polarizar más el debate y alejarlo de la razón. Lo normal sería moderar posiciones y buscar puntos de acuerdo antes que buscar una confrontación donde al final la suma es menor.
La verdad objetiva esencial es muy simple: todos tratamos de imponer nuestra subjetividad. La igualdad existirá (dice), pero ¿qué necesidad hay de aspirar a ella si disfrutar de una injusticia no acarrea ninguna consecuencia más allá de un placer? Un mundo justo revelaría la verdadera medida de cada uno. El espectáculo sería lamentable y no habría consuelo en los espejos.
La objetividad es por definición irrelevante; es lo contrario a una noticia…
Te has leido lo que escribes…? Precisamente en periodismo se diferencia entre información, es decir noticias, y opinión. La información debería aspirar a la mayor objetividad posible. Por el contrario los artículos de opinión, entre ellos los editoriales de los periódicos, se entiende que son en mayor o menor medida subjetivos.
La objetividad no es irrelevante. Imagina que ese niño regresa a su casa unos años mas grande y a la pregunta de que tal las notas contesta:»Super, tengo un sobresaliente en inglés», cuando el resto de las materias son insuficientes y tiene que repetir el curso… Objetivamente, las notas no son «super», son infames. Y el niño lo sabe perfectamente.
Igual que nuestros políticos saben que no han ganado las elecciones, que la mayoría de los catalanes no se ha pronunciado por la independencia y que la situación económica de la mayoría de los españoles no es satisfactoria.
La objetividad no es irrelevante, porque no se pueden resolver los problemas sin mirarlos de frente y no se puede evaluar una situación si la información de la que se dispone es falsa porque está sesgada o manipulada.
Ah, que un juicio de valor también es objetivo. Pues nada, siga mareando al niño, que ya casi ha alcanzado la idea de Bien.
Filosofía de bachiller. Una frase pseudoprofunda que, en el fondo, no significa nada.
Recuerdo con cariño aquella sobremesa, y lo que cuentas no ocurrió exactamente así…
No es que nos interese, pero cuenta, cuenta…
Querido Kiko, tu actitud es platónica: la perfección existe, lo que pasa es que nosotros siempre nos quedamos cortos. Habría así no mal, sino defecto de bien: sabemos lo que está bien, pero no llegamos. Yo estoy de acuerdo contigo.
Menos mal que estás tú ahí para explicarle su propio artículo… xD
Y dejando atrás la discutible definición, ¿qué opinas de la aplicación de la objetividad o utilidad de la negación de su existencia? Me parece que da mucha más miga esto antes que la discusión sobre si el ideal platónico existe per se o es una simple invención humana.
Llamándose Asco, … no se …
https://es.wikipedia.org/wiki/Asco_(desambiguaci%C3%B3n) :)
«La objetividad como ausencia de sesgos personales al opinar, razonar, e informar», dices. Para conseguir esto, tendrías que ser un sujeto sin intención ni voluntad: o sea, un cadáver. O llamarte Carmen, por lo visto.
trampress.com
Tienes razón, la objetividad no existe, me has convencido. ¡Es un falso ídolo al que derribar! ¡Abracemos la subjetividad, y discutamos sin fundamento por cualquier tontería! ¡Vivan las opiniones, abajo los hechos que no nos gustan! Usemos sin pudor todo tipo de falacia con tal de avanzar nuestra causa y humillemos al incauto que intenta «ser objetivo». Sólo respetaremos al adversario que como nosotros no razona sino que vive su causa, la contraria, pues es la encarnación del mal contra el que luchamos y no podemos empatizar con él sino que podemos definirnos como su opuesto, el bueno. /s
Yo creó que se reclama la objetividad como una especie de referencia para no perder la perspectiva,cos que está ocurriendo con cada vez a frecuencia y o sólo en el cambio periodístico, si no en la vida en general..
No existe desde el momento en que cada uno hace su propia interpretación de un mismo hecho.
Es complicado no entender el texto, ¿eh?
La objetividad es de quien la trabaja. Y ahí está el problema, en la palabra «trabaja». Los periodistas (para ceñirnos a ese mundo) son cada vez más vagos. Solo hay que leer los periódicos digitales, también llamados refritos digitales, para darse cuenta. En todo caso, si alguien considera que la objetividad es imposible, ¿por qué no intenta disminuir su subjetividad? Porque, vale, la objetividad absoluta no existe, pero ¿eso justifica la búsqueda de la subjetividad absoluta?
Decir que la objetividad existe es subjetivo y decir que todo es subjetivo es objetivo. (¿O era al revés?)
La subjetividad es la mayor característica de los ignorantes. Ésto lo decía Platón y todos aquellos que defienden la subjetividad lo hacen porque no deben haber leído a éste magnífico autor clàsico. Una persona que conoce la autèntica verdad es objetiva con la realidad, porqué la verdad és única y el que crea que hay diferentes puntos de vista de una verdad lo cree porqué tiene desconocimiento de ésta. Ésto el primer punto. Segundo, ¿si consideramos que las noticias han de ser por fuerza subjetivas, que clase de credibilidad me da la informacion si ésta està manipulada por la subjetividad del autor? Aqui està la gran pregunta. Y si la subjetividad sólo se dejase para los gustos ( prefiero un western a una película de terror) y no para las ideas ( independéncia en Catalunya, ¿si o no?) ¿no nos habriamos ahorrado muchos problemas en éste país? Piénsenlo.
La objetividad existe en el hecho por supuesto en un video que muestra lo que ocurrió, pero es cruda e incompleta. Al contarla se pierde una parte y deja de existir. Al igual que la libertad existe cuando nacemos y no tenemos ningún tipo de conocimiento del mundo exterior y disfrutamos el oxígeno y los alimentos sin ningún tipo de conciencia. Y la justicia depende tanto de la objetividad que al final se convierte en una utopía.
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No le deis más vueltas. La objetividad no puede existir en el periodismo mientras no haya lectores que reclamen ese tipo de periodismo. Si la objetividad fuera un valor comercial los libros más leídos serían ensayos científicos y no m…. como Dan Brown.
Y no me vengan con que sí que hay un mercado de gente dispuesta a leer ese tipo de información objetiva que desafíe sus prejuicios más profundos. Todo el mundo tiene sus dogmillas y sus pequeñas disonancias cognitivas, y hay ciertas líneas rojas en nuestro pensamiento que no estamos dispuestos a rebasar. Es más, diría que los más listos de la clase suelen ser bastante más subjetivos y prejuiciosos que el resto. Saben argumentar mejor sus (falsas) posturas, y resulta mucho más difícil que reconozcan un error.
Mientras tanto, el periodista, si no quiere morirse de hambre, seguirá dando al lector lo que quiere. ¡Hipócrita lector, mi semejante, mi hermano!
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Decir que no existe la objetividad es como decir que no existe la verdad. Claro LA VERDAD no existe, pero en ciertas cosas si podemos decir que algo es verdad y en otras podemos decir que se arrima bastante. Esta discución es siempre la misma pero hace unos años creo haber encontrado el problema por la cual es tan dificil ponernos de acuerdo. Resulta que hay una parte del cerebro que se encarga de entablar una relación con el otro. Esto NO ES SUBJETIVO, está demostrado que según esta parte esté más o menos desarrollada, las personas tienen mayor o menor capacidad (para decirlo en palabras simples) de ponerse en el lugar del otro. Pero esta capacidad de ver las cosas según el punto de vista del otros, también hace que uno pueda verse mejor a si mismo, porque de alguna forma se puede ver más desde afuera. Sin embargo hay gente que le es imposible verse desde afuera y o casualidad son las mismas personas que juran que todo es subjetivo y que la objetividad no existe. En fin… esto no se termina acá, pero por lo menos hace un tiempo que pude entenderlo. Tratar de explicarle la objetividad a una persona totalmente subjetiva es como tratar de explicarle los colores a un daltónico: nunca lo va a poder ver.
Cuando alguien dice «no pretendo ser objetivo», yo traduzco «prefiero seguir siendo gilipollas».
Tiene toda la razón el articulista: la objetividad es uno de los ideales más dignos, aunque sea inalcanzable. Por desgracia, en los medios de comunicación modernos es cada vez más difícil. No hay más que ver la sección de comentarios de cualquier medio digital para comprobar que la gente lo que busca no es objetividad, sino confirmación de sus prejuicios.
Hay que aclarar bien, por otra parte, lo que es la objetividad. Algunos la confunden con indiferencia, frialdad o equidistancia. No es nada de eso. La objetividad es presentar la información de tal manera que podamos suponer que cualquier otro espectador, tras leer nuestra crónica, pensaría: «sí, esto es lo que yo he visto». Se trata de evitar especulaciones e interpretaciones basadas en prejuicios; también se trata de no omitir cosas relevantes ni destacar las irrelevantes. Dicho de otra manera: ser objetivo es comunicar información de la manera más eficiente posible.
Algunos han distinguido entre información y opinión, indicando que esta última puede o hasta debe ser muy subjetiva y no pasa nada. No estoy de acuerdo. La opinión también es información y también debe procurar ser objetiva, basándose en datos ciertos y argumentos no falaces. Es decir, convencer sin engañar. Cuando comunique juicios de valor o de gustos, será objetiva cuando no intente ocultar que está reflejando unos gustos o valores personales, fingiendo que son juicios «de sentido común» o «gente de bien». Es un poco paradójico, quizá, pero puede decirse que cuanto más universal pretenda ser un juicio, más «evidente» quiera ser, más subjetivo y menos objetivo es.
Gracias Kiko por esto que vuelvo a leer ahora
Las cosas estando como están,me resulta tan frustrante que a veces dan ganas de llorar
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Decir que la objetividad no existe. Es como decir que el razonamiento no existe.
Ese es el gran problema de este mundo, que las personas no razonan por ser tan subjetivas .
Todos somos subjetivos , todos tenemos sentimientos verdad? Pero para razonar bien hay que ser objetivo. …Porque los sentimientos te quitan la capacidad de razonar.
Ejemplo : es cuando vos decis ( hayyyyy me la mande, como no pensé antes ) los sentimientos son estímulos que no siempre te llevan para el lugar correcto.
Otro ejemplo sería : me voy a casar estoy enamorado. Yo le preguntaría ( estas seguro? Pensaste ? Y la persona subjetiva contestaría ( no importa yo la amo ) jaja .
Por ende : la subjetividad anula la capacidad de razonar una persona subjetiva nunca alcanza la lógica y el sentido común.
Ser objetivo no es fácil. Pero es la única manera que una persona pueda razonar con libre pensamiento sin estar atado a los impulsos que son los sentimientos.
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