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Románico pontevedrés desconocido

Portada de
Portada de acceso al claustro de San Salvador de Camanzo. Fotografía: amaianos (CC)

Hace unos días les invité a visitar el magnífico monasterio de San Lourenzo de Carboeiro, en Pontevedra. Quede claro que San Lourenzo bien merece un viaje, sin embargo, en ese rincón pontevedrés no solo se levanta esa joya románica. Recuerden que hablamos del antiguo condado de Deza y de los condes Don Gonzalo y Doña Teresa, impulsores de San Lourenzo pero también de otros templos. El propósito de los condes fue estructurar y enriquecer sus tierras gracias, entre otras cosas, a las técnicas agrícolas aportadas por los monjes benedictinos. De esa labor de hace siglos hemos heredado un rosario de monasterios e iglesias, muchas de ellas pertenecientes a lo que hoy llamamos románico rural. Ese románico más modesto o pobre pero que en ocasiones ofrece soluciones constructivas originales y decoraciones únicas. De la mano de San Lourenzo quiero acercarles a disfrutar de estos templos que han quedado como parroquias en la mayoría de los casos. Rodeadas de su cementerio, con sus cruces herrumbrosas y sus flores puestas con todo cuidado. Porque este es un románico que se ha vivido desde su construcción y se sigue viviendo. Acompáñenme a visitar este románico arropado y acunado por San Lourenzo de Carboeiro.

San Salvador de Camanzo

En el vecino concello de Vila de Cruces, en Camanzo, a unos trece kilómetros de San Lourenzo de Carboeiro se levanta la hoy parroquia de San Salvador de Camanzo. Esta preciosa iglesia fue otro monasterio fundado también por los condes de Deza en el s. X y se debate si en origen se trató de un monasterio de monjas, de monjes o dúplice. Sea como fuere, del monasterio de Camanzo no tenemos noticias documentales hasta el s. XII. Ya en el XV Camanzo queda gobernado por un prior. Su importancia nunca fue la de Carboeiro y, sin embargo, en el s. XVI conoce un pequeño resurgir ya que se convierte en monasterio femenino al recoger a religiosas de otros monasterios suprimidos o cerrados por la peste.

Del monasterio hoy nos queda la iglesia, del s. XII y con diversas reformas, entre las que se incluye la torre. En su fachada occidental se abre una portada de una arquivolta con dovelas que presentan bustos de ángeles y una arquivolta decorada por una moldura con motivos vegetales. En el tímpano aparece el Salvador bendiciendo. En el muro norte se conserva la que debió ser puerta de acceso al claustro, con una preciosa arquivolta de arquillos que descansa en dos columnas de capiteles vegetales. El tímpano de esta puerta presenta un Agnus Dei de tosca labra, de esa que casi inspira ternura y nos saca media sonrisa.

La cabecera de San Salvador es de triple ábside semicircular, con el central destacando en tamaño sobre los laterales. La iglesia era de tres naves, pero las diversas reformas han modificado la estructura original. El arco triunfal es apuntado y descansa en columnas adosadas de decoración vegetal. El ábside muestra pinturas del siglo XVI.

En el exterior de la iglesia un patio deja adivinar el espacio que ocupó el claustro. Todavía se levantan orgullosas tres columnas que lo fueron de la antigua sala capitular, que ha ido variando su uso hasta convertirse en una especie de cobertizo para guardar enseres.

Volviendo sobre nuestros pasos, a unos dieciséis kilómetros llegaremos a la parroquia de Breixa.

Santiago de Breixa

Fotografía: José Antonio Gil Martínez (CC)
Capitel izquierdo del arco triunfal de Santiago de Breixa. Fotografía: José Antonio Gil Martínez (CC)

La iglesia de Santiago de Breixa se halla a unos tres kilómetros y medio de San Lourenzo.

El exterior no deja adivinar lo que guarda Santiago de Breixa celosamente en su interior. Y digo celosamente porque, como en el resto de las iglesias de la zona, no existe ninguna información sobre visitas. La solución es buscar al párroco de Breixa o llamar a alguna casa preguntando por la llave, porque a Santiago hay que entrar sí o sí.

El templo es de una sola nave con ábside rectangular y, como les decía, su exterior no tiene apenas atractivo. En uno de sus muros se asoman algunas de las metopas, floreadas, y algún canecillo. Poco más, junto a una pequeña portada a la que le falta uno de sus capiteles. ¿Esto es todo? No, esta iglesia guarda una de las cabeceras más extrañas de la región en cuanto a decoración se refiere. Un arco triunfal decorado con arquillos da paso a una cabecera cubierta con bóveda de cañón dividida en dos tramos diferenciados por arcos fajones que descansan en columnas adosadas de triple fuste. Los espacios laterales también presentan arcos de medio punto apoyados sobre capiteles y columnillas. Baquetones, arquillos, motivos vegetales, florales… Todo en esta pequeña iglesia es excesivo y diferente, tanto, que da la impresión de tratarse de una especie de collage románico compuesto por elementos reciclados de otras construcciones. Pero deténganse en los capiteles, porque presentan un repertorio maravilloso de seres: leones de cola bífida, águilas que se agarran al collarino del capitel, sirenas sujetando su cola, grifos, serpientes, aves, arpías, felinos, centauros… todos ellos de fina labra y con mucho detalle, tanto que en muchos de ellos el maestro talló cartelas describiendo a la bestia representada: SAGITA-RIOS, ARPIA, FALCON… rezan algunas de ellas. Esta desconocida iglesia de planta asturiana guarda este pequeño Fisiólogo en piedra, único en el s. XII gallego y que la relaciona con otras construcciones como las zamoranas San Claudio de Olivares o Santa Marta de Tera.

Solo contemplar la cabecera de Santiago de Breixa merecería el viaje, es tan distinta, tan diferente… ¿qué les dije?, ¿ven lo que guarda una pequeña iglesia que pasaría absolutamente desapercibida? Por cabeceras como la de Santiago es por lo que me gusta este románico rural, con sus altares barrocos en pan de oro, las flores ante alguna imagen de Nuestra Señora y los manteles de hilo en el altar que seguro almidona con mucho afán alguna señora del pueblo.

Después del maravilloso bestiario de Breixa nos dirigimos a Ansemil, a dos kilómetros.

San Pedro de Ansemil

Capitel izquierdo de la fachada occidental de San Pedro de Ansemil. Fotografía: José Antonio Gil Martínez (CC)
Capitel izquierdo de la fachada occidental de San Pedro de Ansemil. Fotografía: José Antonio Gil Martínez (CC)

Los orígenes de San Pedro de Ansemil no son nada claros. Apenas hay documentación, pero en esta pequeña aldea se levantó un monasterio entre los siglos IX y X. Este primer monasterio se cree que fue dúplice, de monjes y monjas «juntos pero no revueltos», separados pero bajo una misma autoridad abacial. Este modelo de monasterio fue muy popular en nuestro país hasta bien entrada la Edad Media. Sin embargo, la comunidad femenina desapareció de Ansemil en el s. XII para volver en el XIII o XIV. Otros autores defienden el origen únicamente femenino de San Pedro hasta el siglo XII, masculino entre el XII y el XIII, y de nuevo femenino a partir de entonces. Del antiguo monasterio hoy solamente queda la iglesia, utilizada como parroquia, y su anexa capilla de los Deza.

La iglesia es de tres naves con sus correspondientes ábsides rectangulares, los más comunes en la región, siendo el central más ancho y largo que los laterales. La torre que remata la fachada occidental es ya un añadido del XX, y la capilla de los Deza debió de construirse en el siglo XIII o XIV con el regreso de las monjas. Esta portada es verdaderamente elegante: dos arquivoltas rematadas por una arista de tacos, un tímpano hoy liso que descansa en nacelas curvas, y columnas monolíticas coronadas por capiteles de bella factura: vegetales y con volutas los exteriores, y en los interiores dos leones afrontados y un hombre con túnica y un libro sobre el pecho al que le falta la cabeza. Tras él, dos cabezas y dos hombres desnudos cubriendo sus genitales.

En el muro sur se abre la entrada a la capilla funeraria de los Deza, que tiene en su dintel un Agnus Dei de aspecto románico y sobre ella una Virgen de la Leche de factura totalmente gótica. El muro sur, la capilla y los ábsides están decorados con canecillos de apariencia y temática románica, por lo que quizá los que presenta la capilla gótica fueron reutilizados. Gran parte de ellos hacen alusión a los pecados capitales: rostros humanos, contorsionistas, exhibicionistas, animales, y el que se conoce como «Espinario de Ansemil», que recuerda a la famosa escultura griega del s. I a. C. El niño de la espina.

Espinario de Ansemil. Fotografía: Alma (CC)
Espinario de Ansemil. Fotografía: Alma (CC)

Aquí tienen otro templo maravilloso, donde además el románico y el gótico se dan la mano amorosamente y donde todo parece encajar a la perfección pese a las diferencias.

Ya lo ven, tres pequeñas parroquias hoy que tuvieron un pasado más glorioso y que muy cerca de San Lourenzo de Carboeiro ofrecen una estupenda oportunidad de realizar una magnífica ruta para entender esta comarca y su historia. Historia que sigue escribiéndose, porque este románico, afortunadamente, sigue vivo y viviéndose.

Información:

Para visitar estas iglesias lo mejor es contactar con los párrocos, ya que no hay ningún horario de visitas oficial.

Parroquia de Santiago de Breixa (les ayudará también en la visita de S. Pedro de Ansemil) Tfno. 986580000.

Parroquia de San Salvador de Camanzo (llamar a alguna casa).

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3 Comments

  1. Se nota claramente que estás enamorado del románico rural.
    Y no es para menos. Coincido contigo en su encanto atemporal…
    Enhorabuena por el post.

  2. Parmenio

    Qué gozada son todos los artículos de doña Silvia Castellanos. Si visitar San Lourenzo ya era motivo suficiente, ahora, con estas tres iglesias, el viaje se hace ineludible. Muchas gracias a doña Silvia y a la Jot Down por traérnosla. En Pontevedra les deben algo.

    (y la gozada de pensar que mientras estamos aquí, leyendo sus cosas, ella estará buscando más moñecos para el siguiente artículo)

  3. Martín Congostro

    Ese título… «desconocido»… esas iglesias están en numerosas (por no decir muchísimas) publicaciones. Hay otras mucho más pequeñas que sí merecen tal calificativo.

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