Aunque es frecuente criticar las modas arbitrarias —como el vermú, la nostalgia o las bicis sin cambio—, yo creo que disfrutar de «tonterías» es una enorme virtud.
Pensemos en el verano. Criticamos a la gente por leer el nuevo de Millenium, por viajar a Benidorm, o por compartir fotos de gin-tonics con cardamomo. Criticamos a los tipos de treinta que deciden hacerse runners y a las chicas que se disfrazan de tenista para jugar un día al pádel. Incluso he visto criticar a esos turistas que recorren Madrid con un telescopio de hacerse selfies, que efectivamente van haciendo el ridículo, pero muertos de risa.
En realidad, estas personas han intuido una verdad primigenia: que a la vida se viene a pasar el rato. Y si uno acepta esa premisa, aunque sea un poco, entonces disfrutar de cosas intrascendentes es una virtud. Porque esas son las cosas que tenemos más a mano: ciertos paisajes, ciertas personas, algunos libros y algunas habitaciones, que decía James Salter. Por eso me gustan las personas que disfrutan de tonterías y hasta de las modas, sacando fotos del atardecer o leyendo revistas con textos muy largos.
En esencia, me gusta la gente que disfruta fácilmente.
Me gustan los fanáticos del vermú, incluso si antes nunca lo bebían y ahora resulta que sí.
Me gustan las chicas que viajan con una lista de «Las diez cosas que ver en Nueva York» y disfrutan íntimamente de ir tachando hasta dejar la ciudad como el planeta de los simios.
Me gustan los optimistas, como aquel amigo que los días nublados sale de casa sin paraguas porque quizás no llueva.
Me gustan los perseguidores de casualidades. Esas personas que al conocerte buscan a alguien que podáis conocer los dos. Si eres de Valencia, te informan de que conocen a un tipo de allí; si eres ingeniero, te dicen que su hermana también y que es rubia y se llama Ana y mide más o menos así —y entonces levantan la mano a media altura—. Son personas dedicadas a encontrar los lazos invisibles que nos unen. Que nunca desfallecen aunque casi nunca tienen éxito. Pero los rarísimos días en que descubren una conexión dan un saltito y les brillan los ojos. Felices.
Me gusta la gente de fútbol porque es intrascendente y por eso disfrutarlo es puro genio. Ya lo resumió Jabois: «Hay pocas cosas más felices y divertidas que ser madridista. Yo no las conozco».
Me gusta mi hermano porque cuando le preguntas si quiere desayunar te dice que quiere palomitas.
Me gustan las personas del poema de Borges:
Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
Me gusta la gente que odiaba cortar el césped y se ha apuntado a un huerto urbano, los que van dos veces a ver la misma película, quienes escuchan Interstellar pensando en el espacio y quienes escriben con estilográficas de distintos colores, siguiendo unas reglas arbitrarias pero muy importantes.
* * *
Lo diré otra vez: disfrutar fácilmente me parece una virtud y por eso respeto las modas. Y no me importa si son mainstream o hipster. Si alguien es feliz yendo de despedida a Ibiza, memorizando a Melville, leyendo El capital de Piketty o poniendo frases de azucarillo en su Facebook, todo me parece bien.
Lo extraño es lo contrario: pretender juzgar los pasatiempos ajenos. Y es que que el día menos pensado se te aparece alguien diciendo: «Oiga, disfruta usted mal», y a ver cómo le explicas que su opinión al respecto no importa en lo más mínimo.
Bingo! ;-)
Gracias, me ha parecido un post muy entrañable.
Los que disfrutamos con los pequeños placeres vivimos mejor, los otros se debaten entre la insatisfacción constante y el miedo a dejar de ser los primeros en descubrir, en probar, en llegar.
Un estrés!
:D
Patri!!,a mi también me ha encantado este post. ¡Anda, que encontrarte aquí!! ? Ale, a disfrutar de las pequeñas cosas, ¡FELIZ NAVIDAD!! ?♥️???
Feliz Navidad cielo! Disfrutemos!! :)
Pues qué bocanada de frescura positiva es tu artículo en el universo usualmente tan oscuro y pesimista de Jotdown. Aquí son especialistas en criticar a todo el mundo, con un cierto tufito de esnobismo trasnochado por seguir pensando que solo una élite del mundo sabe lo que merece la pena en la vida, en la literatura, en el cine, en fin, en todo. Pero supongo que si eso – criticar a diestra y siniestra – les hace felices, como dices, hay que dejar que cada quien sea feliz con lo que le dé la gana. :)
Vale, ahora ya te puedes ir a ver «Don Mateo» o «Acacias no sé qué»…
Visitanta, te aplaudo.
Gracias, Sevein, en este mundo misógino de Jotdown, es de agradecer la solidaridad femenina. ;-)
No, gracias a ti Visi, amor. Oye, ¿quedamos para ir a las segundas rebajas?
«Yo me dedico a criticar a los que critican, pero no soy como ellos».
Olé.
Bravo! No puedo estar más de acuerdo….el post me parece ligero, interesante para seguir pensando en ello y disfrutón… sobre todo teniendo en cuenta eso que dices de la línea editorial oscurilla del blog.— » Y es que no hay mayor muestra de ignorancia que la ostentación de la sabiduría»!
Que se mueran los tristes!!
¡Muérete tú, Roxita!
Ole
Me ha encantado este artículo…. y luego descubro que eras el que había escrito ese texto no políticamente correcto de hace un tiempo sobre Benidorm…. sinceramente felicidades :)
Abre los comentarios María y cuento 7 incluyendo a Pepa. Parecen todos femeninos menos O. Wilde que no queda claro aunque diría que no. Desde siempre se sabe que las mujeres son seres mucho más conformistas e integrados que los hombres con todas las excepciones a esa regla que haga falta.
¡Kiko Llaneras, defensor de la integración y la felicidad a cualquier precio! ¡Y una cohorte de mujeres alienadas pero felices le siguen! Pues qué bien…
Bueno, Enrique, la cosa no pinta tan mal. Si haces recuento, verás que entre las 7 han conseguido escribir unos 14 párrafos, así que…
Pero bueno, ¿es que aquí en jotdown, nadie va a defender a las mujeres?
Jaja, gracias, Pepa. Con el texto sobre Benidorm conseguí de cierto mérito: que a la gente que odia Benidorm les pareciese una defensa del sitio y que los vecinos de allí les pareciese una mala crítica.
Me parece fantástico que todo le parezca «bonito». Igualito que a ese gran filósofo llamado Pau Donés. Lo que pasa es que al final, si todo tiene el mismo valor, todo queda fuera de cualquier criterio. Resumiendo, cuando uno hace el borrego tiene que ser consciente de que está haciendo el borrego. Si lo hace muchas veces y no se da cuenta es que es un borrego. Digo yo.
Cuando eso ocurre, tú dices que es un guilty pleasure y ya tienes salvoconducto.
Claro que los demás juzgan los pasatiempos ajenos.
Basta, por ejemplo, que uno diga «Me encanta Jose Mourinho» para que se le echen encima.
Kiko si eres como escribes me gustaria tener un amigo como tu.
Es una buena opción lo que se propone. Por otra parte existimos personas sombrías en diferentes grados, a quienes no nos hace gracia ciertas imposturas, básicamente. Que nos gusta sentarnos en el borde del abismo para contemplar el silencio. Pero, eso no impide apreciar las formas, que para el amor, cada persona se inventa, a veces hasta se complementan.
Cojonudo!
Gracias por esta pequeña gran reflexión, podría haber sido uno de mis temas, pero no lo fue. Tal vez no le dí la importancia que se merecía. Habrá que practicar a ver qué pasa…
Yarna :)
-el niño palestino que disfruta dando una patada al balón aunque no meta gol, mientras el polvo de la bomba que acaba de caer a 100 metros va tragándose el campo de fútbol improvisado en una intersección de calles..
-la mujer que disfruta con la serenidad del calor del sol acariciando su piel mirando a los transeuntes en un cafetito sin pensar en nada mas ni siquiera que en donde vive han desaparecido ya 500 mujeres de su edad y algunas han aparecido en las arenas de las afueras
-el hombre negro africano que disfruta el viento del mar, y del sol, y del sonido de las olas al acariciar el bote hinchable en el que está atravesando el estrecho para llegar a Europa junto con otras 120 personas pero que disfruta de ese momento de paz antes de llegar o de ahogarse..
-el hombre que es capaz de disfrutar con el aletear de una gaviota que sobrevuela el estercolero donde rebusca desde hace años para vivir en condiciones en las que no piensa, claro..
-la mujer de raza negra (afro) que conducía su coche sacando la mano por la ventana y disfrutando lo mucho que le gusta conducir (como en el anuncio) hasta que le para un policía (de raza blanca) por llevar el intermitente roto, y termina detenida y aislada en un calabozo en el que aparece muerta 3 días después, según la policía por «suicidio».
-esa mujer que es capaz de disfrutar con el sonido del arroyo que discurre bajo el puente por el que se va a tirar porque la han desahuciado y no tiene ni casa ni comida y encima aislada socialmente, pero que mira hacia abajo y aunque ve otros cuerpos de personas que se han arrojado eso no le impide disfrutar de las pequeñas cosas como ese susurro del agua..
-el periodista que ante una paella solo piensa en disfrutar con sus amigos sin saber si la próxima vez, en la próxima guerra, será capaz de no pensar en nada, y de soportar el enfrentarse a las preguntas que cualquier persona razonable se haría en una situaciòn parecida: ¿debo escribir la crónica o debo de ayudar a las víctimas que estoy viendo? ¿debo de huir hacia el refugio del placer de las cosas pequeñas o debo de enfrentarme a las grandes preguntas y participar de las luchas grandes y pequeñas que se dan ahora..?
ante una situación insoportable ¿mejor rebelarse aunque suponga enfrentarse a situaciones desagradables o adaptarse intentando disfrutar con las pequeñas cosas que siempre las hay porque el ser humano está hecho para disfrutar de la vida?
¿y que hacer mientras no «nos toca» a nosotros vivir las situaciones desagradables? por ejemplo.. ¿luchar por cambiar el mundo en el que vivimos, y disfrutado de las pequeñas cosas a la vez..?
-la señora que disfruta con la gota de sudor que discurre por su piel desde la frente mientras bajo el sopor del verano está reunida con otras personas para pensar como hacer unas candidaturas conjuntas para las nuevas elecciones
-el periodista que disfruta con un sandwich de vegetales con salsa y pan de pita sin pensar que esa noche no duerme porque tiene que cubrir lo que ocurre en el parlamento griego
-la activista antidesahucios que huele el frescor de la mañana y disfruta del amanecer (y del café en vaso de plástico) aunque se tenga que levantar todos los días antes para parar «lanzamientos» de personas afuera de la sociedad.
-quien sabe que el fútbol no es política y que «las pasiones» no son cosas menores ni inofensivas, y que disfrutar con las pasiones en lugar de con las cosas pequeñas de la vida, es quizas el origen del sufrimiento de muchas otras personas.
(es que el mundo es muy complicado, macho)
No poder disfrutar de algo solo porque ese algo está de moda, además de ser una tontería, es una desgracia para aquel que lo padece. Pero de ahí a hacer una oda a la absoluta falta de criterio, creo que hay un trecho considerable. Las personas que disfrutan con cualquier cosa me resultan terriblemente aburridas y sus recomendaciones culturales o de ocio potencialmente peligrosas. Cuidado con estos tipos, te invitan a comer a su restaurante favorito y te pasas tres semanas sin poder despegarte de un retrete.
si, pues esta es la explicación de que la misma gente vote a Carmena (Holanda/Dinamarca..) o a un partido de izquierdas que defienda la solidaridad social, y 20 años después vote a un partido xenófobo que les prometa impedir a los inmigrantes arrebatarles el trabajo y el sueldo con el que disfrutar de las pequeñas cosas, o que voten a un partido ultraliberal que diga que porque van a tener ellos que pagar con sus impuestos la vagancia de los demás joder, que ellos solo quieren disfrutar del trabajo bien hecho y de las pequeñas cosas de la vida..
en años pasados llamaban a eso «aburguesamiento» pero en realidd decir esto es no comprender al ser humano que está programado para ser feliz, y eso es lo que pasa.. que en cuanto podemos nos ponemos a disfrutar de la vida, pero resulta que es mas complicada de lo que parece y para garantizarte que puedas disfrutar de las cosas pequeñas eso requiere garantizarte cosas mas grandes e importantes, como un gobierno que garantice la sanidad y la educación (porque con dolores y enfermo no es tan fácil disfrutar de las cosas pequeñas aunque se puede aprender), que garantice los derechos democráticos y humanos (porque con miedo es difícil disfrutar de las cosas pequeñas); con hambre y sin casa también se puede disfrutar de las pequeñas cosas pero en otros países eso solo se consigue tras adiestrarse en filosofías o en pensamientos como las enseñanzas budistas.
Tu hermano si que es un Crick!… palomitas. Uaaah!
No termino de ver la conexión entre disfrutar de las cosas y el seguimiento ciego de las modas, la verdad.
Prometedor inicio de artículo, que comparto totalmente, pero que se convierte en una especie de canción infantil, muy naive. Sin meterme en otro tipo de implicaciones si quieren más intelectualoides o snobs («me encanta Aquí no hay quien viva» = «me encanta El Padrino», «me encanta el fútbol y la gente que le parece más importante que no se lesione Cristiano Ronaldo que a quién se elija de alcalde en su ayuntamiento»), para mí existe una diferencia entre si esa felicidad es honesta, y esa actividad placentera es un fin último en sí mismo.
Me explico: no es lo mismo que te mole ir por ahí haciéndote fotos por que sí, o bien que lo que te haga realmente feliz son los miles de ‘likes’ después de colgarlas en el feisbuc. Tampoco creo que sea comparable que te mole meterte tus vermuts, a que sólo lo hagas porque lo hace todo el mundo, y ya estés pendiente de cuál será la siguiente costumbre que se ponga de moda para adoptarla. Porque al segundo caso lo que le mola es estar a la moda, al día, no el hecho concreto de meterse su vermut. Ojo, a mí eso no me parece necesariamente un problema, pero ya no me parece honesto; no es un disfrute íntimo o privado, sino que está sometido a lo que haga o juzgue el resto de la gente.
PE de Perfecto y GE de Genial… simplemente de mente simple
«Me gusta la gente de fútbol porque es intrascendente y por eso disfrutarlo es puro genio». Resumiendo: QUE PIENSEN ELLOS.
Pues me gusta. Ser feliz no y ser conformista siempre me han parecido conceptos independientes. El problema viene cuando se confunde disfrute con evasión, cosa que sí les pasa a muchos futboleros (mencionados aquí explícitamente) al estar su deporte presente en los medios a todas horas.
«Ser feliz y ser conformista» Se me ha colado un «no», cosas de la edición
Demasiados artículos de Politikon analizando gráficos de proporciones y curvas de yonosecuanto, eh? Pobre Kiko Llaneras, que trabajo tan chungo tiene usted. Detrás de esa vida funcionarial de experto en sociopolítica se esconde un espíritu coheliano luchando por emerger. Camine hacia la luz.
Acabo de leer un tweet que me parece, en 130 caracteres solamente, la réplica perfecta a todo este artículo:
«Yo paso de preocuparme por la felicidad. Prefiero ocuparme de cosas realmente importantes.»
«Disfrutar mas con lo poco que tienes» Cuando llegas a un establecimiento de categoria debes estar condicionado a los factores externos de riqueza aunque no los poseas y eso ya te hace incomodo. No es conformismo pero tomarte un café en un establecimiento barato y una buena conversación o lectura te enriquecerá mas que ir a un lugar suntuoso. Las personas simples enriquecerán mas tu vida.
Llevo toda la vida (larga) bebiendo gin tonic y vermú. Me entero, hace tiempo ya, de que se había «redescubierto» el primero y que resurgía con fuerza de las ¿catacumbas? el segundo. ¿Pero qué es toda esta tontería? Estoy encantado de no estar «al tanto» de nada e ir a la mía. ¡Qué relajo, por dios…!
El autor me disculpará, pero se me hace un tanto extraño que en un elogio de lo corriente deje caer el autor el poema «Los justos» de Borges. Los justos no son vulgares, sino Lamed Wufniks, los justos de Sodoma, esos seres únicos gracias a los cuales los dioses no destruyen La Tierra. Los que distinguen entre «El perro semihundido» de Goya y las obras de ARCO.
Articulo facilón, creo que muchos esperabamos un poco más….
España es un país de cuñaos. Lo de disfrutar sin molestar a nadie y dejar hacerlo a otros sin juzgar no es muy habitual.
Está muy bien , Kiko.
Gracias por las buenas palabras.
Yo tengo otros disfrutes bastante distintos a todos esos. Es una pena que los míos no le parezcan «los correctos»…
¿Y si a mí me gustan otro tipo de cosas? ¿Entonces ya no le gusta estar conmigo? A mí me gusta estar con personas superficiales, …y también con personas profundas. No juzgar el disfrute de los demás no es discriminar a las superficiales, como se hace en este artículo. Disfrute usted con lo que quiera y deje que cada uno disfrute con lo que quiera. Hay personas magníficas, sin importar que sean superficiales o no. Supongo que por no haberme gustado el artículo yo soy una persona negativa que no disfruta de la vida. Pues mire, no.
Otro de esos pequeños placeres, muy nuestro, es «trolear» indiscriminadamente en los comentarios. Entiendo la saturación de Mr Wonderfuls, gurús de la felicidad y artículos ligeros de verano con listas de cosas.
Pero ir de Boyero por las redes exprimiendo la soberbia que te da el anonimato, es la misma mierda.
Haters gonna hate.
Me ha gustado el artículo…
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Qué chorrada de artículo.
1) Seguir una moda no significa disfrutarla.
2) ¿En qué momento disfrutar de hacerse una selfie indica que se disfruta más de la vida?
Yo me voy a quedar con el que cada uno sea feliz con lo que sea, con lo que le guste, con lo que le apetezca. Eso sí, criticar, criticamos todos. O, al menos, comentamos. Eso sí también, hay gente muy pesada diciendo lo que está «bien» y lo que está «mal», pero graciosamente luego hacen lo que criticaban, y es por ello que aprendí que cada cual ha de hacer lo que le apetezca porque hablar, van a hablar igual.
Pero voy a ser muy sincera y, la verdad, seguiré «criticando» ciertas cosas, pero sin maldad y sin centrarme mucho en ello, ni intentar cambiar a nadie, y menos obligar a que alguien haga o deje de hacer algo.
Un saludo.
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Buen artículo. Optimista y entretenido.
Qué fatiga algunos comentarios.
Sí, ya sabemos q la vida es como es
Creo q mi primera propuesta para 2018 es no leerlos más
No faltan los señoros misóginos amargados. Lo frívolo no quita lo sesudo pero allá cada uno.
Kiko Llaneras, me ha encantado tu artículo. Bravo.
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Disfrutar de no hacer nada
Comer con hambre, dormir con sueño y soñar con ganas…
Me ha encantado. Y me encanta que el autor, de gran éxito actualmente, redirija en su web las miradas a un artículo publicado sin mucha trascendencia (solo 64 comentarios en un medio que no requiere registro). Algo así, dice mucho de lo personal.
Y bueno, también admito verme reflejado en el lado oscuro que describe el artículo. Odio Telecinco (y similares), considero que programas como Sálvame destrozan a este país y me cabrea soberanamente que tanta gente los vea. Aclaro que sé bien de lo que hablo porque me vi obligado a ver Salvame durante muchas semanas por motivos que no vienen al caso. Aparte de esta bilis hacia la telebasura, aunque a niveles muy inferiores, tampoco me gusta el postureo de las redes y miro con desprecio a la gente que va a los museos a hacerse selfies o que retransmite sus cenas por Facebook. Así que no sé cómo pero intentaré darle unas vueltas a este asunto para ver si existe algún resquicio porque el pueda ser algo más tolerante en estos asuntos. Me va a costar jajaja