Desmontes y voladuras Opinión

Luna de mano y miel con Amarna

Fotografía: Alberto Gamazo.
Fotografía: Alberto Gamazo.

Han sido meses de un amor bellísimo, platónico, audiovisual. Un amor perfecto y pornográfico, plenamente cumplido mediante la contemplación y la masturbación. Conocí a Amarna Miller en diciembre y he vivido una auténtica luna de miel. Sin ella. Con ella. No la he necesitado en persona. La he tenido entera, en imagen. Toda para mí, y para todos.

Ahora Amarna ha debutado con un artículo delicioso en Jot Down y fue aquí donde la conocí, en la entrevista que le hizo Kiko Amat. En este tiempo se ha puesto de moda: la ha entrevistado Risto Mejide, la ha entrevistado Javier Gallego, ha publicado el libro Psiconáutica (con prólogo de Nacho Vigalondo y epílogo de Luna Miguel, que ya había escrito sobre uno de sus rodajes porno) y ha terminado saliendo hasta en el Tentaciones. Pero cuando apareció en Jot Down yo no sabía nada de ella, ni había oído nunca su nombre, ni la había visto. Me gustó su cara, me gustó lo que decía. Me gustó que estuviera vestida, me gustó conocer a una actriz porno vestida. Mejor dicho: me gustó ella y me gustó que fuera actriz porno. Porque enseguida podría verla desnuda. Y follando. Podría verla haciendo de todo. Y podría ver su cuerpo al detalle: sus tetas, su coño, su culo. Pero quise esperar. No mucho: unos minutos. Quise imaginarla sin ropa, a partir de las fotos de Alberto Gamazo.

No surgió del vacío: en mis imaginaciones había un dato sensible, como llama Eugenio Trías en su Tratado de la pasión a lo que despierta la pasión. Un dato de resonancias íntimas, sensuales. Yo había estado saliendo hasta unos meses antes con una chica nacida en 1990, como Amarna, y con la piel muy clara, como la de Amarna; y listilla, como Amarna, pero más intelectualizada. Recuerdo la sensación de rejuvenecimiento al principio: haber saltado de mi década, la de 1960, para alunizar tres décadas después, soslayando las de 1970 y 1980. Veinticuatro años era nuestra diferencia. No soy particularmente devoto de la juventud por la juventud, ni siquiera en materia erótica, pero el año 1990 de pronto se me aparecía virgen, como la década que inauguraba. Experimenté una suerte de euforia bautismal.

Así que me demoré un poco antes de buscar vídeos de Amarna por internet. Cuando lo hice, vi desnudo y en acción un cuerpo que yo ya había deseado; según la secuencia —aunque no los plazos— de la vida real. Por eso, y por lo del párrafo anterior, y porque Amarna es un ángel (¡un ángel pornográfico!) me enamoré. Todo me hizo gracia en ella (mejor dicho: todo lo de ella me cayó en gracia) y todos sus gestos me encantaron. Me pasó lo que dice Borges del amor: que «nos deja ver a los otros como los ve la divinidad». Y recordé lo de Italo Calvino sobre la esquiadora de un cuento de Los amores difíciles: «Este era el milagro de ella: el escoger en cada instante, en el caos de los mil movimientos posibles, aquel y solo aquel que era justo y límpido y leve y necesario, aquel y solo aquel que, entre los mil gestos perdidos, contaba».

Percibir de esa manera filmaciones pornográficas fue un regalo inesperado, que recibí con fruición. Era el famoso sexo con amor, al cabo: sexo masturbatorio con amor. La carne (la «carne de píxel», como acuñó Fernández Mallo) potenciada. Mirar con embeleso (¡activo!) películas guarras me instaló en la felicidad: era tener a la mano (literalmente) el objeto del deseo y su satisfacción. Yo era uno de los solteros de Duchamp pero sin tortura: realizado. La novia estaba «puesta al desnudo» en mil vídeos. Y en los que empezaba vestida iba pronto a desnudarse. De pronto me pareció una delicia su costumbre de bajarle los pantalones a aquel con el que estuviese y se pusiera a chuparle la polla. Que se metiera en un taxi y supiéramos cómo iba a acabar la cosa. Que fuese a alquilar un apartamento y terminase copulando con el casero en el parqué. Que se viese a solas con otra chica en una sala con sofá y al rato se hallase comiéndole el coño… Había como una recurrencia jocosa de cine cómico: sea como sea, esta va a acabar en pelotas y follando. Era una musa sexual, que iba a lo que iba. Y eso le daba chispa al mundo.

El sexo de Amarna no es sórdido, sino luminoso. En las actrices y en los actores porno suele haber un fondo de sordidez, que tiene que ver sobre todo con una actitud mecánica en la se trasluce el frío, la seriedad, la obligación. Se incurre en el sexo como algo pomposo: un entramado automático al que se le superponen contorsiones y caritas que, por muchas muecas que hagan, no dejan de resultar hieráticas. Funciona, por supuesto, pero ahí se queda. Con Amarna, por el contrario, se produce el prodigio de la naturalidad: hay falta de gravedad, ligereza, alegría. Representa un disfrute paradisiaco de la carne, que se mantiene —y aquí el prodigio es aún mayor hasta en las escenas de masoquismo (ella misma lo ha explicado). Una carne que se manifiesta en su condición de materia, de materia viva, con sus granitos y sus rugosidades, que hacen que ese cuerpo resulte adorable y encantador; veraz. Seguir a Amarna por Twitter es un festín: aparte de por ver por dónde anda, qué lee, qué come o qué dice, por la espontaneidad con que se muestra desnuda, en sus trabajos o ella sola en casa o en la calle, o con amigos y amigas. Todo ello destila una ética lúdica, de niña que juega, de mujer que no ha dejado de ser niña; siempre con la sonrisa y esa mirada curiosa, abierta a las travesuras. En su libro y en algunos posts de su blog, Amarna ha hablado de un mundo interior oscuro y de complejos adolescentes; por eso su luz es una conquista de ella. Quizá de aquí venga el regocijo que transmite. Podría ser la victoriosa de la canción de Ivan Lins. Sus vídeos y sus fotos son un canto al nietzscheano «sentido de la tierra»; componen un friso del placer.

Lo comparé con la experiencia amorosa habitual y sus penalidades; la frustración de muchas horas; los roces, las peleas, el carrusel melodramático. Frente a ello, qué limpio amar a Amarna. Sin el amor de ella, sin comprometerme. Y qué limpio vivir esta situación con plenitud, como en el soneto de Borges a Spinoza: «El más pródigo amor le fue otorgado, / el amor que no espera ser amado». Un amor incesante, sin desamor posible. San Juan de la Cruz dice de «la dolencia de amor» que «no se cura / sino con la presencia y la figura». Pero en el amor a Amarna no puede darse la dolencia, porque su figura está siempre, y es una figura con poder de presencia. Por su naturaleza audiovisual, se consuma en sí. Recoge evocaciones, como he dicho arriba, y mueve la imaginación: pero es una figura completa.

En relación con otras actrices de las que me he enamoriscado en películas que no eran pornográficas —en películas de Eric Rohmer, por ejemplo, o en clásicos de Hollywood—, la diferencia es la misma que la de haberse acostado o no con una chica. Las actrices «normales» son como esas novias o amigas con las que no te has acostado: queda un secreto con ellas, una insatisfacción; un conocimiento imperfecto. Con una actriz porno, en cambio, la sensación es la de haber llegado hasta el final. Mi percepción con Amarna era la de haber tenido con ella una intimidad absoluta. No echaba de menos nada, mis recuerdos eran calientes. Mi memoria, mi representación mental, estaba satisfecha.

Pensé en lo que sería disponer de un repertorio audiovisual así de otras amadas ausentes. Un archivo de presencias, para atenuar nostalgias.

Precisamente, a esas otras amadas habría sido terrible verlas en su momento en escenas pornográficas que me excluyeran. Los celos habrían sido dolorosos (con el inevitable componente mórbido, quizá de acicate). Pero con Amarna esta amenaza, esta sombra, estaba resuelta desde el principio: mi amor se había formado a partir de la visión de ella con otros hombres, y con mujeres. Las pollas ajenas estaban presentes de pronto como elemento sentimental. Ella con otros, y yo sin celos, feliz. Me había acostumbrado a su vida sexual múltiple. La mía consistía en asomarme de vez en cuando, y proceder por mi cuenta. Un amor maduro con plasmación adolescente.

Un tiempo después de que yo empezara a seguirla en Twitter, y por las exaltaciones mías que otros le rebotaban, no sin coña (¡yo también les ponía un poco de coña!), Amarna empezó a seguirme a mí. Nos hemos cruzado algunos favoritos y algunas frases. En la Feria del Libro de Madrid una amiga fue a que me dedicara su libro, y me lo dedicó muy cariñosamente. Pero estos contactos iban por otro carril. Me daban alegría, pero mi amor era el de la pantalla. Como persona me caía —me cae— muy bien, pero nunca he tenido realmente interés por conocerla. No lo he necesitado. Sí he pensado en lo que sería tener una novia como ella. Al principio, cuando leí la entrevista de Jot Down, me dije que tendría que ser engorroso para los padres. Pero yo mismo, con la costumbre, he ido aceptando su trabajo. Creo que no me importaría. En ella se da, por otra parte, lo que yo más admiro, lo que más celebro: el espectáculo de una mujer libre.

Si se me presentara la ocasión de acostarme con ella, lo haría, claro, porque me gusta mucho. Pero no sé muy bien cómo se daría. Hace ya varias generaciones que, en la vida de los individuos, los primeros encuentros sexuales con cuerpos de verdad se producen bajo una montaña de experiencias pornográficas previas; eso hace que tales encuentros sean torpes, sepan a poco y resulten decepcionantes. ¿Cómo sería un encuentro con el mismo cuerpo que se ha conocido por la pornografía? ¿Habría distorsión, un eco, un efecto estereoscópico? ¿Se presentaría el cuerpo real como una sombra del audiovisual? ¿Se produciría una potenciación o una merma? A falta de haberlo vivido, yo creo que, a estas alturas, sería un encuentro más: placentero pero sin que la magia estuviese garantizada.

Por otra parte, mi pasión se ha aplacado. Por eso he preferido utilizar el pasado en esta recreación. En mi cabeza, eso sí, resuena la alegría. Guardo un álbum intenso y algo cursi de mi luna de miel con Amarna: de mi luna de mano y miel.

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41 Comments

  1. Carlos Pernalete

    ¿Me lo parece a mi, o esto es un torpe intento de alabar (como quien no quiere la cosa, pero mira que listo soy) a la chica y ligarmela? Lo leí por encima y siento que he perdido unos 30-40 segundos de vida. Tiene usted algunas cosas de más valor e interés en esta revista.

  2. El lector es soberano, Sr. Pernalete. Un saludo!

  3. Amarnitis

    Pues sí, Pernalete, a lo mejor si. ¿Y?
    ¿Y qué?
    Es una gloria haberlo leído, y no despacharlo en 30-40 segundos.

  4. Amor eterno a Montano.

  5. Esa idea de Borges sobre el amor («nos deja ver a los otros como los ve la divinidad») es preciosa, luego la desarrolla en «Amorosa anticipación»:
    Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
    ni la costumbre de tu cuerpo, aun misterioso y tacito Y de niña,
    ni la sucesion de tu vida asumiendo palabras o silencios
    seran favor tan misterioso
    como mirar tu sueño implicado
    en la vigilia de mis brazos.
    Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,
    quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige,
    me daras esa orilla de tu vida que tu misma no tienes.
    Arrojado a quietud,
    divisare esa playa ultima de tu ser
    y te vere por vez primera, quiza,
    como Dios a de verte,
    desbaratada la ficcion del Tiempo,
    sin el amor, sin mi.
    (Jorge Luis Borges.»Amorosa Anticipación»,OBRAS COMPLETAS. Buenos Aires, EMECÉ Editores, 1974, p.59 )

  6. asubola

    Joder, qué gran texto señor Montano!.

  7. Angel

    Has creado un genero literario nuevo «el pajerismo extremo».

  8. Periódicamente aparece alguna actriz porno a quien se lanza como intelectual del sexo, que publica libros y a quien se atribuye un saber mítico sobre la sexualidad. Ocurrió con Celia Blanco (libro, consultorio…), está pasando con Sasha Grey y con algunas otras. En general, me parece un tema poco interesante que en realidad genera productos estandarizados en una industria floreciente como es la del morbo.
    De Amanda estuve viendo cosas por curiosidad, dado el revuelo armado por la “cultureta”. Recuerdo un vídeo en el que un chulo de piscinas, lo más cutre y vulgar que puedo recordar, con actitud de macho antediluviano, se la folla a su gusto (en ningún momento parece que al de ella) y luego, cuando se ha corrido, le restriega por la cara un helado, empapado con su semen. Más humillante imposible, una escena de manual “dominante/ dominado”.
    También vi no hace mucho, en una selección de vídeos sobre sexo (https://laexhibicion.wordpress.com/category/cine-sexplicito/), un trabajo firmado por ella. Contrariamente a todo lo visto en aquel programa, más en la línea del “arte y ensayo” (recomiendo, por ejemplo, el documental de Marit Östberg Sisterhood (2011) que sí se reflexiona sobre otras formas posibles de vivir el porno), lo que se veía era porno convencional en sentido estricto. ¿Por qué lo habían seleccionado? Chico y chica follan, lo de siempre y como siempre, todo genital-convencional, con corrida en cara de la chica. ¿Para esto tanto rollo?
    Esperar lo sublime de una chavalita de 24 años, sin ningún tipo de bagaje, parece desproporcionado, lo lógico en cualquier artista sería esperar a un mínimo de madurez. Dentro de diez años veremos si, como ha pasado antes (véase el caso de Celia Blanco), sus presuntos saberes éticos y estéticos siguen en activo o si sólo queda el recuerdo de una tía buena más que contribuyó a hacer industria para los pajilleros.

    • Raquel

      Supongo que eso sea por el rollo de querer dar visibilidad a la profesión. Es decir, hacer ver que detrás de la masa de carne hay una persona y, ¿Quién sabe? Hacer un estudio sociológico para comprobar cuantos (y cuantas) se tiran al cuello tratando de hundirla porque (horror) ha salido de su estereotipo.(¿Cómo se atreve) xD

      También esto puede responder a la moda de chica perfecta (guapa, sexualmente vivaz, inteligente, joven, cultureta y divertida) o de chica para todo. Cómo dirían nuestras abuelas, una dama en la calle una furcia en la cama.

      Sin embargo, a mi no deja de parecerme una estrategia publicitaria. Me pareció con Sasha Grey y me pasa con esta chica. Pero oye, si les sale bien a ellas, pues mira: me alegro. Cada uno hace con su cuerpo lo que quiere y si esta chica quiere intentar que vean su cara (ya sea esa su persona real o una máscara) me parece muy bien.

    • Y que pasa con que una chica actriz porno defienda el porno convencional? Que pasa si una «cultureta» defiende algo que es mainstream y no es todo lo «cultureta» que se espera de ella? No me cae bien ni mal Amarna, reconozco que se de ella hace tiempo porque tenemos amigas en común y empiezo a estar saturado de que esté en todas partes, pero al mismo tiempo creo que eso es bueno. Es bueno que el porno deje de estar estigmatizado, todo el porno. Al que no le guste lo que hace, simplemente que no mire y ya está. Lo unico que esta chica dice es que disfruta con lo que hace y que no lo ha escogido por necesidad sino por gusto. No tiene que justificarse delante de nadie mas que de si misma. Que se corran en su cara o que le pasen un helado lleno de semen por la misma es humillante? Pues depende para quien. A mi me parece mas humillante tener que dar explicaciones por hacer el trabajo que te gusta y aun así ella lo hace con una sonrisa en la cara y con ganas de ayudar a mucha gente (me consta que responde a mucha gente que le consulta con un mar de dudas). Y si, es una chavalita de 24 años sin bagaje por una cuestion de edad, pero intenta tener la cabeza mas amueblada que muchos y muchas y eso es muy loable; igual de loable que contribuir a hacer una industria para pajilleros.

    • A ver, la chica es bastante niña. Veo en ella muchas ínfulas de veinteañera. Pero tu lógica tampoco me gusta nada. Que a ti una escena suya te parezca humiliante no la desautoriza como persona ni como feminista. Si ella se siente cómoda haciendo esto no veo qué tiene que ver con todo lo demás. Aparte que el rollo BDSM, bien llevado, no solamente no es degradante en sí sino que tiene el potencial de empoderar. En fin, este es otro tema. Pero lo que veo que estás diciendo sin decirlo es que como es actriz porno queda desautorizada. Hay bastante machismo latente en esto, aunque probablemente no lo entenderás sólo porque yo te lo diga.

      Para lo demás, insisto y concuerdo en que es otra veinteañera más que se cree la reina del mambo. Mucho más empoderada y crecidita que la inmensa mayoría, pero vamos que la conocemos por su visibilidad, no porque sea una autoridad en nada.

  9. Alberto

    No sé qué os ha dado con esta tío. Una actriz porno como cualquier otra…

  10. Gracias a todos! Eva: gracias en especial por el poema de Borges, que no conocía (¡o había olvidado!). Manel: me parecen muy bien sus reflexiones, pero a mí sáqueme de ahí. Lo mío va por otro carril.

  11. Por cierto, aprovecho para poner aquí la letra de la «Vitoriosa» de Ivan Lins que enlazo en el artículo:

    Quero sua risada mais gostosa
    Esse seu jeito de achar
    Que a vida pode ser maravilhosa
    Quero sua alegria escandalosa
    Vitoriosa por não ter
    Vergonha de aprender como se goza
    Quero toda sua pouca castidade
    Quero toda sua louca liberdade
    Quero toda essa vontade
    De passar dos seus limites
    E ir além,
    E ir além…

  12. J.P.G.

    Totalmente de acuerdo con Manel, si bien la chica tiene un desparpajo destacable y una fuerte personalidad, que es llamativa y agradable por su claridad (sin pelos en la lengua, precisamente por haber tenido muchos), su trabajo pornográfico es de lo más corriente e insulso, cosa que lamento porque esperaba más en vistas al revuelo que está levantando.
    Planos agresivos, actitudes y contextos artificiosos, actitudes dominantes por parte del hombre (otra vez), escupitajos (en la cara, en la polla, en el coño), agarrones por el cuello, posturas antinaturales, pensadas para la cámara, sin olvidar unas dotes interpretativas bastante escasas… Lo siento mucho pero yo el porno tengo que creerlo, creer que hay algo de real en ello, y con Amarna me es imposible, la afirmación que haces («prodigio de la naturalidad») es totalmente inmerecida y me parece que todo este artículo, tan maravillosamente escrito y que me ha encantado, no es más que una preciosa oda a una actriz cualquiera.
    Imagino que las razones son varias, desde agradar a Amarna a aprovechar el tirón que está generando (es el momento perfecto tras su artículo aquí, que por cierto disfruté enormemente), sin embargo y tristemente el porno de Amarna no está a la altura de la expectativa que genera este artículo y pienso que el autor es perfectamente consciente de ello.

    Un saludo cordial.

  13. Yo tampoco entiendo el endiosamiento físico e intelectual de esta actriz. No me parece que diga nada fuera de lo común ni que grabe nada fuera de lo común.

  14. No sé, no llega al nivel mínimo el artículo, ni como artículo chorra, da la impresión de que si no fuera sobre la Amarna Miller nunca hubiera sido publicado. No sé, da esa impresión.

  15. Amarna eh poderosa, Amarna tiene podé

    A mí todos estos intentos de intelectualizar el porno, esta metafísica del puño en el culo, esta fenomenología del mamazo a dos pollas, me dan bastante risa. Ahora se han medio puesto de moda entre los pajilleros las actrices que, no contentas con comer rabos que da gusto, insatisfechas quizás de que todo el mundo las valore por su superficie y no por su intenso mundo interior, se creen en la obligación de pensar mogollón y tener teorías para todo. El resultado son declaraciones y entrevistas de una vergüenza ajena catedralicia, aunque de algún modo cumplen la función de sublimar el acto pajeril. Necesidad que tienen también muchos pajoteros culturetillas, como si en vez de simplemente zurrársela como un chimpancé estuvieran participando de una comunión estética, verificando un sistema filosófico que ríete tú del Despliegue Trascendental de la Idea. Dentro de poco habrá que tener un doctorado en dialéctica hegeliana y ser capaz de leerse a Heidegger en alemán para entender las significaciones últimas de la clavada que el negro le está pegando a la rubia. Yo me limitaré a seguir viendo porno para lo que viene siendo acompañar el navideño acto zambombil, sin lecturas esotérico-chiripitifláuticas. Labor que dejo en manos de intelectuales con tiempo libre, ganas de follarse a la prota y trece años de edad, como el autor de esta entrañable carta de amor con la que he echado este ratito tan bueno.

    Saludos a todos, hermanos de prepucio.

  16. ¡Para aprovechar el tirón! Bueno, eso quiere decir que al fin hago algo útil… ¡Me alegro! Sobre lo demás, gracias a todos de nuevo. No tengo más que añadir. Saludos!

  17. Albert

    ¿Por qué lo llamamos sexo cuando queremos decir amor? Estupendo artículo, Montano. Divertido, interesante y esta vez también, si me lo permite, entrañable. No entiendo los comentarios críticos: el texto es ante todo una declaración: de amor, de enamoramiento, de deseo o de las difusas fronteras entre todo eso, como prefieran, pero al fin y al cabo una declaración personalísima, por mucho que la mujer en cuestión tenga relevancia pública o sea una actriz porno. Y muchos de los comentaristas contestan diciendo que no, que a ellos esa mujer no les agrada o que no es para tanto y le afean al autor su gusto y su sentimiento, como si se tratara de un libro, una película o una idea sobre las que cabe la diversidad de opiniones. Enamórense un poco, señores. Sobra cinismo.

  18. Fulgencio Barrado

    Bien dicho Albert. Parece que hay que estar siempre de vuelta de todo.

  19. aventurero

    Consultadas varias entradas de su blog personal y algunas de sus entrevistas (… vaaaale, y alguno de sus vídeos también), Amarna destaca sobre la media de actrices porno, de eso no hay duda.
    Ahora bien ¿destaca sobre la media de las personas suficientemente relevantes para ser entrevistados en jotdown? No, especialmente. Demuestra tener una cultura aceptable y una cabeza bien amueblada, pero nada como para generar este interés, en mi opinión (recuerdo auténticas autoridades en sus materias entrevistadas en jotdown que luego no han tenido un artículo/declaración de amor).
    Es como la entrevista a Granero, el futbolista. No decía nada espectacular ni demostraba una superdotación intelectual, pero al lado de sus colegas de profesión parecía una eminencia.

  20. martillo de mediocres

    Pagafanteando a actrices porno? Pfff… Como nos descuidemos acabaremos pidiéndole a la asesora de comunicación del ayuntamiento de Barcelona que nos ponga unos chupitos de urea recién servidos.

    Y no sé para qué tanto autojustificarse de manera rimbombante respecto al porno y a zurrarnos la sardina, si al final del día, por más gafas de pasta que nos pongamos, solo somos unos primates un poco más remilgados que el resto del reino animal. Y el porno (y sus intérpretes) son lo que son y para lo que son.

  21. Como dije al principio, el lector es soberano y puede hacer las consideraciones que quiera. Pero me permito replicar en lo que se refiere a *mí*: se me está atribuyendo un interés por la pornografía del que carezco. A mí la pornografía nunca me ha interesado, ni me interesa; la he dado un uso puramente instrumental. Con respecto a Amarna, la pornografía únicamente me interesa en cuanto que me permite ver desnuda y en acción a una chica que me gusta. Todas las demás consideraciones me dan igual. Gracias.

  22. Se me ha colado arriba un «la» que debía ser «le». Aprovecho para decir, por último, que en la decisión de escribir y publicar mi texto no me han sido ajenas las reflexiones de Michel Leiris en «La literatura considerada como una tauromaquia»; como por ejemplo estas: http://1.bp.blogspot.com/-_WMyUBytt1w/VcSGk-ahNKI/AAAAAAAAPvk/5crHQUw8ehI/s1600/Leiris.JPG . Simplemente he querido *exponerme* un poco.

  23. Walton

    Pues si quería *exponerse* al ridículo, no hay duda de que, como de costumbre, lo ha conseguido. Casi nunca defrauda a sus detractores, cosa que no todo el mundo logra. ¡Felicitaciones!

  24. Angelo

    Joer, que pesadez con el rollo de «soy actriz porno, no una drogadicta retrasada»; me pregunto si le darían tanta cancha a una actriz de «El internado» o «Al salir de clase».
    Luego nos reímos cuando Cicciolina salió elegida diputada.

  25. R.Maitland

    Hay algo, señor Montano, que comparto absolutamente. No hay mayor y más bello espectáculo que el de una mujer libre.

  26. J.R. Oppenheimer

    No se si reír por la estupidez de alabar a una mediocre, cosa que solo puede hacer otro mediocre si es que lo hace voluntariamente y no le pagan por ello, o llorar por lo bajo que está cayendo esta publicación a la que otrora consideré como un oasis en el desierto. Empiezo a pensar que me excedí en mi expectativas.

  27. Bartlebloom Jsal

    Ya que su pasión se ha aplacado, ¿cuánto cobraría por escribirme una carta de amor para enviársela a Amarna? Yo lo he intentado, pero sólo me ha salido dibujar una polla y un corazón.

  28. Gustav Pilchard

    Montano, será la primera vez que te pagan por hacerte una paja…

  29. Largo Danés

    ¿Todo ese rollo para decir que te follaste a una de veinticuatro? Madre mía, cómo están las cabezas filosóficas.

  30. Fotografiar a Amarna es una experiencia muy agradable. Es una mujer inteligente, con las idéas muy claras y con una concepción del erotismo muy libre.
    Tenerla cerca es un placer. Atentamente. Winston Smith
    Fotos de Amarna Miller: http://shoppingwithapornstar.com/

  31. DanielV

    Es una lástima que en una revista de tanta calidad haya de encontrarme con mierdas infaustas como esta.

  32. Sandra

    Una pena de artículo… me parece muy bien que el autor se haya enamorado de esta chica, como podría haberse enamorado de la conductora de autobús de su linea regular o de la vicepresidenta del gobierno… además la ha visto en bolas y follando, Perfecto. Pero como usted comprenderá, al resto de los mortales esto nos parece aburrido y totalmente prescindible.
    Si quiere ligársela, busque otras vías, hombre. Esto es bastante patético.

  33. Brenda Gómez

    Espero que sea la ola de calor la que los tiene con falta de ideas.

  34. Apología Pro Masturbatio Mia, de Montano el Rijoso. Seguramente no recuerda a Borges, Spinoza ni San Juan de la Cruz cuando se la está machacando.

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