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La historia es, desde luego, harto conocida.
Todo comenzó el 8 de abril de 1994, un día que quedaría grabado a fuego en la memoria colectiva, un día que, en muchos sentidos, cambiaría el curso de la música reciente para siempre: Kurt Cobain, cantante de uno de los grupos de mayor éxito del momento, es encontrado muerto en su casa de Seattle con tan solo veintisiete años. Llevaba desaparecido desde hacía seis días; descubrieron su cadáver poco antes de las nueve de la mañana. Según el informe de la autopsia, su cadáver, que presentaba heridas mortales en el pecho y la cabeza, yacía ahí desde dos días y medio antes. Únicamente pudieron identificarle por sus huellas dactilares.
Huérfanos del ídolo de su época, la muerte de Cobain fue, para los adolescentes de entonces —aunque no solo— la mayor tragedia a gran escala a la que habían asistido. La repercusión mediática de su temprana muerte, equiparable quizá a la de Elvis o John Lennon, fue todo un drama mundial, una conmoción sísmica cuyos temblores se siguen percibiendo en la actualidad. Unos días después de aquella fatídica jornada, Eddie Vedder le recordó en un concierto de Pearl Jam con unas emocionadas palabras: «Caerse es muy fácil… Creo que ninguno de nosotros estaría aquí si no fuera por él». Razón no le faltaba; más allá de los himnos electrizantes y la desatada furia del grunge, Cobain fue responsable indirecto de gran parte de lo que ocurrió en la música de la década de los noventa. A las más de diez mil personas que le lloraron en su funeral, celebrado el 10 de abril, les sobraban los motivos.
Sin duda, Cobain marcó el fin de una época, la época del grunge, corriente —musical, estética, cuasipolítica— de la llamada Generación X, movimiento del que Cobain había heredado su corona (una corona tan reluciente como llena de espinas) no mucho tiempo atrás. Si bien supuso una pérdida irreparable para la música, su muerte no tardó en presagiar el rápido e inevitable declive de este: convertido en su renuente rey, Cobain fue el Mesías de aquel movimiento que había vivido sus momentos de gloria en los tres años anteriores, su líder indiscutible, su titubeante poeta. Pese a su breve pero intenso trayecto, el año 1994 puso de manifiesto cómo el grunge se asfixiaba poco a poco, reducidos sus salvajes berridos de antaño a murmullos lastimeros. Mientras tanto, el público comenzaba a centrarse en otras modas musicales, muchas de las cuales irrumpieron en el mismo año con una potencia inusitada.
Porque, en definitiva, la muerte de Cobain no fue sino un gran infortunio en medio de un año lleno de grandes logros. El motivo principal por el que el año 1994 será recordado es muy sencillo: de manera contundente, fue capaz de disipar de un guantazo la línea que, de manera taxativa hasta ese momento, separaba lo alternativo de lo mainstream. A partir de entonces, dichos términos perdieron toda relevancia real; tanto fue así, de hecho, que el debate en torno a ambos quedó relegado a una cuestión más cercana a lo semántico que a lo estrictamente relevante. ¿Qué era alternativo y qué no? Poco importaba ahora. Recuerden, este mismo año R.E.M. (piedra angular del rock alternativo de principios de los ochenta) publicaron Monster, su noveno disco, cuya mayor novedad (en un claro esfuerzo por estar en la máxima sintonía posible con las modas imperantes) eran sus distorsionadas melodías… eso sí, editado por Warner Bros. Records.
El paulatino solapamiento entre ambos polos fue quizá el logro más reconocible del año: lo underground demostró que podía ser popular sin perder su esencia y filosofía, antes que quedarse marginado en una esquina chupándose el dedo. Sea como fuere, 1994 fue una añada extraordinaria sin apenas parangón, y desde luego la más completa —en lo que a lo musical se refiere— de las tres últimas décadas, repleta de discos que marcaron una época, inicios más que prometedores y obras cumbre de sus respectivos artistas. En el año 1994, entre muchos otros, Green Day populariza el pop-punk con Dookie; Beck consigue su primer éxito con una canción con un pegadizo estribillo en español («Soy un perdedor…»); The Offspring se hacen famosos; Nine Inch Nails irrumpe en el escenario entre estallidos y oscuras estridencias; Kyuss da una lección de rock con su monumental Welcome to Sky Valley y un largo etcétera. De esto hace ya veinte años, pero algunas de la semillas sembradas entonces siguen recogiéndose en la actualidad.
Al margen de su incalculable repercusión, si por algo destaca este año fue por su tremenda diversidad: si no fue el mejor año de la historia del rock, 1994 fue, desde luego, uno de los más completos y eclécticos, un año repleto de «sonidos de oro», esos gold soundz acerca de los que cantaba Pavement, grupo que reflejaba mejor que ningún otro la irreversible irrupción de lo indie en la conciencia pública. Por su influencia, por su importancia, y por su tremenda calidad, la música del 94 permanece como un bastión fundamental para comprender el devenir de la música contemporánea. Los latidos de aquel año se siguen sintiendo con nitidez, y en él se detectaron algunos hitos cuyos ecos han contribuido a esculpir los sonidos, ruidos y melodías del variopinto panorama musical vigente:
Último aliento del grunge
En una de las canciones de In Utero, publicado el año anterior, Cobain mismo parecía haberse hartado de su propio discurso: Teenage angst has paid off well / Now I’m bored and old, cantaba. Todos los sospechosos habituales del grunge publicaron discos en 1994 (Pearl Jam, Soundgarden, Stone Temple Pilots) pero, al igual que con Cobain, en sus nuevas producciones se intuía un alejamiento del estilo que, en sus inicios, les hizo famosos; en suma, un tenue desentendimiento de aquellos sonidos que en un primer momento encumbraron a algunos de ellos a lo más alto, como si, de repente, les hubiese sobrevenido a todos una crisis de identidad masiva.
Especialmente revelador fue también el concierto acústico de Nirvana grabado en Nueva York para la MTV a finales del año anterior —disco que acabaría siendo su canción de despedida— en el que por vez primera se alejaron de su rabia electrificada optando, en su lugar, por pulir las asperezas de su sonido a base de guitarreo acústico. A principios de año, otra de las bandas fundamentales del movimiento, Alice in Chains, publica Jar of Flies, el primer EP de la historia en llegar al Billboard Top 200; sin embargo, antes que replicar el rock duro y sucio de Dirt, publicado en 1992, decidieron esta vez experimentar con depresivos sonidos acústicos más cercanos a un arrastradizo country folk que a las raíces del movimiento. De alguna manera, la influencia del grunge fue inversamente proporcional a su fugaz recorrido: poco a poco, sus grupos se iban despojando del ropaje que tanto poder les había otorgado, hecho sintomático del cansancio que se había apropiado de sus protagonistas.
Otro dato, nada baladí, fue que en agosto de este año Neil Young, el llamado padrino del grunge, publica Sleeps With Angels, un álbum menor en forma de elegía inspirado en parte por la muerte de Cobain, al que dedicó la canción que daba título al disco. Resulta cuanto menos curioso: aquel al que tanto le debía el grunge, se encarga de constatar, en persona, el triste final de una época. Quizá no fuera casualidad que Cobain citase una de las canciones de Young en su carta de suicidio: It’s better to burn out than to fade away, escribió. Paralelamente, el grunge no desapareció repentinamente, sino que cayó víctima de su progresivo desgaste: conforme el año avanzaba, el grunge parecía ya cosa del pasado. Sus años de gloria habían llegado a su fin; era hora de ceder el trono.
Auge del indie rock americano
Mientras el grunge yacía moribundo, en Estados Unidos el indie rock —que ya había ido ganando terreno durante los ochenta gracias a grupos como Pixies, Sonic Youth o The Replacements, cuyas canciones sonaban incesantemente en las radios universitarias— empieza a cobrar fuerzas. Ese año se publicó Crooked Rain, Crooked Rain, álbum con el que Pavement se colocó definitivamente en el Olimpo indie, y para muchos el manifiesto definitivo del indie rock americano de los noventa gracias a canciones como «Gold Soundz», «Silence Kit» o «Cut Your Hair». Prescindiendo de un virtuosismo desalmado o de melodías de brillantina, en la música de Stephen Malkmus y compañía prevalecía el sentimiento, la actitud DIY, antes que un vacuo exhibicionismo que en muchos casos dominó el hard-rock genérico durante gran parte de los malentendidos ochenta. Lo que su música tenía de reaccionaria e ingeniosa le faltaba de pretenciosa y artificial; si no técnicamente asombrosa, sonaba sincera y bienintencionada, era inteligente y pegadiza cuando debía serlo. No fue su primer álbum, ni quizá su más influyente en términos generales, pero sí su obra cumbre.
No obstante, quienes cerraron la brecha fueron cuatro jóvenes provenientes de California, hasta entonces desconocidos, bajo el nombre de Weezer. Claro que, una vez desenfundaban sus instrumentos, esos cuatro geeks en apariencia inofensivos y retraídos, tal y como muestra la icónica portada de su primer disco, el Blue Album, hacían rock del bueno como pocos, con destellos de power pop, pegadizas melodías y, sobre todo, un tremendo manejo de la guitarra eléctrica. El éxito de su primer disco fue tal que su popularidad no tardó en crecer exponencialmente, en detrimento, las más de las veces, de su calidad musical: empezaron como una bengala en plena efervescencia, y tras su segundo álbum, el genial Pinkerton, poco a poco fueron perdiendo la chispa, por no decir la cabeza, hasta caer en un limbo inconsciente cercano a la autoparodia. Hubo un momento, sin embargo, en el que Weezer llegó a lo más alto, y es en parte gracias a ellos que se produjo la confusión, casi definitiva, entre lo alternativo y lo mainstream. No en vano, la legión de imitadores a que su primer álbum dio lugar es testimonio de su gran influencia.
Otro de los grupos clave de entonces fue Built to Spill, grupo de Idaho liderado por el dios de la guitarra Doug Martsch, que publicó There’s Nothing Wrong With Love, inicio más que prometedor para una carrera que continuaría con los colosales Perfect From Now On y Keep It Like A Secret, trilogía fundamental para entender el indie de los noventa. Bien pensado, en el panorama indie hubo maravillas en todos los frentes: desde el lo-fi Bee Thousand, de Guided By Voices, proyecto del inverosímilmente prolífico Robert Pollard, I Could Live In Hope de Low, con el que lograron uno de los álbumes más deprimentes y claustrofóbicos jamás grabados, Bakesale de Sebadoh, Yank Crime de Drive Like Jehu, etc. Especialmente en Estados Unidos, la lista se antojaba interminable: el terreno parecía fértil y la creatividad y el talento desorbitados. Pero no solo: lejos de tierras anglosajonas, cuatro granadinos publican un álbum que cambiaría para siempre el panorama pop patrio. Citaban a Joy Division o Spacemen 3 como influencias; se hacían llamar Los Planetas, y su primer disco no fue otro que Super 8, uno de los debuts más sonados de la historia de la música española.
Nacimiento del Britpop
La muerte de Cobain supuso el pistoletazo de salida definitivo para el Britpop, cuyas melodías inundarían las emisoras en pleno 1994 a ambos lados del Atlántico. Tanto Blur como Oasis, sus máximos artífices, publicaron discos ese año, confirmando así el rotundo comienzo de un movimiento de alcance global que, en sus orígenes, se presentó con orgullo y cierta altanería como la antítesis del grunge. En 1994 ambas fuerzas, considerados los dos como los undécimos salvadores del rock británico, comenzarían su antológica e inútil rivalidad que tanto dio que hablar a los tabloides y, a su vez, marcaron una época.
Con el clasicismo pop británico de antaño como base, y con una actitud menos rebelde, más desenfadada que sus coetáneos norteamericanos, el Britpop fue por entonces un soplo de aire fresco frente al supuesto nihilismo rampante del grunge, al que criticaron abiertamente en numerosas ocasiones pese a, todo sea dicho, profesar admiración por Cobain y compañía. En una entrevista con la NME, Damon Albarn afirmó que Blur era, sin duda alguna, un grupo anti-grunge: al igual que el objeto del punk fue deshacerse de los hippies, ellos se encargarían de hacer lo mismo con el grunge. Sea como fuere, el Britpop, a sabiendas o no, acabó por enterrar al grunge de manera definitiva: de algún modo, no hizo sino constatar una muerte anunciada. Fue, como dirían los propios británicos, the last nail in the coffin.
Alentado por su single «Girls and Boys», Blur, cuyas andaduras musicales habían comenzado en 1991, logra su primer gran éxito con Parklife en abril y, unos meses más tarde, Definitely Maybe conforma la presentación primeriza de Oasis al gran público y trepa inmediatamente al número uno en Inglaterra, convirtiéndose en uno de los debuts más vendidos de toda la historia en tierras inglesas; su tercer single, «Live Forever», se presenta como una vacuna llena de vida frente a las cadencias depresivas del grunge. De hecho, el mismo Noel Gallagher comentó que la canción era ante todo una respuesta a «I Hate Myself And I Want To Die» de Nirvana; según él, los niños no necesitaban escuchar «esa basura».
Aun siendo la cara visible de un movimiento celebrado a nivel mundial, el Britpop nunca fue cosa de dos, ni siquiera ese año: a menor escala, con el cuarto disco de Pulp (His ‘N’ Hers), los de Sheffield, capitaneados por Jarvis Cocker, por fin consiguieron dar con su personal estilo y se colaron en el British Top Ten, además de ser nominados para el Mercury Prize. No sin razón, suyo sería el himno que captaría el espíritu Britpop a la perfección: un año después, la canción «Common People» arrasaría con todo lo que tuvo por delante. Aun así, no todos los grupos británicos quedaron satisfechos con esta nueva moda: Suede, sin ir más lejos, trató de distanciarse conscientemente de cualquier etiqueta que tuviese nada que ver —y eso que muchos les consideraban como los iniciadores de toda esta tendencia— de ahí que en Dog Man Star, su segundo disco, tratasen de desvincularse de todo lo relacionado con el Britpop, optando por un estilo más grandioso y dramático. Años más tarde, en una entrevista con The Guardian, Brett Anderson comentaría que su disco no podía ser menos Britpop, alegando que tenía todo aquello de lo que el movimiento carecía. También en Inglaterra, aunque un tanto al margen de sus mansos paisanos, con el avasallador The Holy Bible los Manic Street Preachers ofrecieron un manifiesto musical e ideológico en toda regla mediante el que pusieron al mundo patas arriba, ajenos —siempre fieles a su estilo— a modas efímeras.
Pero el Britpop no se creó de la noche a la mañana. Su verdadero origen se puede rastrear hasta 1989, en concreto en un tal grupo de Manchester llamado The Stone Roses, que también publicarían disco en 1994. Sin embargo, mientras ese año fueron testigos de cómo muchos de sus pupilos se lanzaban directos al estrellato, ellos, más bien, se estrellaban sin remedio: culpables de haber sembrado las semillas del Britpop cinco años atrás con su influyente debut, su segundo disco, Second Coming, cayó víctima del altísimo listón que ellos mismos se habían puesto y fue —injustamente— vapuleado por la crítica y los fans en general. Antes que la segunda venida de los otrora salvadores del rock, supuso un amargo final para la banda, cuya separación llegaría no mucho después. Todo sea dicho, pocos grupos—Britpop o no— son capaces de superar temazos como «I Am The Resurrection» o «I Wanna Be Adored».
Grandes debuts (y grandes regresos)
En 1994 surgieron algunos de los artistas más relevantes de la década sin previo aviso, al tiempo que regresaban artistas ya asentados con algunos de sus mejores discos. Desde Bristol apareció Portishead, quienes con Dummy lograron uno de los álbumes definitivos de la década de los noventa; el mundo se quedó perplejo ante un álbum distinto y misterioso, repleto de una extraña belleza y que servía de escaparate para la evocadora voz de Beth Gibbons. Sus elusivas y seductoras melodías parecían pertenecer a la atmósfera de un club nocturno secreto; nadie sonaba como ellos. Ese año, también, supuso la revelación de dos de los mejores cantautores de la pasa década: Jeff Buckley, cuyo mítico Grace no necesita presentación alguna y, sin apenas hacer ruido, entre susurros afligidos, Elliott Smith con Roman Candle. En consonancia con la mitología que rodea a todo cantautor desolado, la carrera de ambos se vería truncada, en 1997 y 2003 respectivamente, por sus tempranas muertes. Pese a sus estilos dispares, a ambos les unía un talento tan natural como descomunal, marcado por una atormentada existencia. Formados en Seattle durante el boom del grunge, con su primer álbum, los miembros de Sunny Day Real Estate harían una de las joyas del emo, redefiniendo y difundiendo el género a gran escala, cuya popularidad se mantendría en ascenso hasta bien entrada la década siguiente. Por último, en lo que al hip-hop se refiere, con Illmatic el rapero neoyorquino Nas construyó uno de los más celebrados del género; lo mismo, de hecho, puede decirse de The Notorious B.I.G. con Ready to Die (moriría tres años después en un tiroteo), y del debut de Outkast. Y tampoco cabe olvidar el ascenso del black metal noruego, en lo que fue uno de los mejores años para el género.
Renovando el pasado sin olvidarse por completo de él, 1994 fue testigo de cómo algunos artistas clásicos decidieron reinventarse sin desvincularse de sus raíces. Uno de los casos más llamativos fue el American Recordings de Johnny Cash, mediante el que, en plena madurez, comenzaría su personal revisionismo de las bandas sonoras que forjaron la intrahistoria musical norteamericana a través de versiones («Down There By The Train» de Tom Waits, «Bird On A Wire» de Leonard Cohen, etc.) y composiciones originales. El estigma que le dejó su mala relación con el sello Columbia durante los ochenta se borró con este disco, el primero de seis entregas, con el que emprendería un nuevo comienzo tras una serie de discos más bien mediocres. A decir verdad, la jugada no le salió nada mal, ya que esta serie de discos supuso su carta de presentación para una nueva generación. Otra vieja gloria del rock clásico, el gran Tom Petty, con todos los miembros de The Heartbreakers salvo su batería de siempre, labró su disco más sentido e introspectivo con Wildflowers, en el que se adentraba en las raíces del folk y el country sin pasar por alto vertientes más rockeras, mientras que el siempre magnético Nick Cave publica Let Love In, un oscuro y retorcido tratado sobre el desamor y sus heridas, y uno de los mejores discos de su ya de por sí amplia discografía. A su vez, Morrissey logra su segundo número uno en el Reino Unido con Vauxhall and I; años después, el de Manchester reconocería que se trataba de su mejor álbum y que, con toda probabilidad, nunca llegaría a superarlo.
[…]A su vez, Morrissey logra su segundo número uno en el Reino Unido con Vauxhall and I; años después, el de Manchester reconocería que se trataba de su mejor álbum y que, con toda probabilidad, nunca llegaría a superarlo. […]
Es que nunca ha llegado a alcanzar el nivel del único disco que está a la altura de lo que hizo anteriormente, aunque tenga discos realmente buenos.
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Qué chorro de conjeturas. No diría yo que los tres ejemplos de grupos que sacaron disco en el 94 se alejasen del grunge, en los siguientes puede, pero en los del 94 definitivamente no. Y el britpop? Que les viniese bien dentro del panorama rock que las revistas de música se dejasen de fijar en el grunge vale, pero backstreet boys and company sonaron bastante más que Blur y Oasis, si hablamos de la moda sucesora.
Todos del 94
Soundgarden – Superunknow.
https://www.youtube.com/watch?v=ySzrJ4GRF7s
Pearl Jam – Vitalogy
https://www.youtube.com/watch?v=U6lCVgE6xnM
Stone Temple Pilots – Temple
https://www.youtube.com/watch?v=ht672-wYelc
Mad Season – Above
https://www.youtube.com/watch?v=dB2dN1x_k_8
Alice in chains – Jar of flies
https://www.youtube.com/watch?v=r80HF68KM8g
Que se alejan del grunge dice……
Todo el articulo tiene un tufillo reducionista y simplista sobre la etiqueta Grunge. Muerto el perro se acabo la rabia.
Un par de puntualizaciones sin mayor importancia: no creo que Sleep with Angels deba considerarse una obra menor de Neil Young, sino una obra muy apreciable y disfrutable (salvo alguna ida de olla típica de 16 minutos…)y, que yo sepa, Jeff Buckley no llevó una existencia particularmente atormentada (a diferencia de Elliot Smith, que acabó suicidándose) y su muerte se debió a un desafortunado accidente.
Ojalá todas las «idas de olla» fueran como «Change your Mind». Es uno de los mejores discos de Young sin discusión posible
Creo que eso de »sin discusión posible» en un mundo como el de la música es un tanto ridículo.
Solo un aporte. ‘Jar of Flies’ llegó *a la cima* del Billboard 200. O sea, fue el primer EP de la historia en ser el más vendido de la semana en Estados Unidos. Un EP excepcional. Como el artículo. Un buen año.
Las mejores bandas de britpop en esa época, sin duda, para mi fueron Ocean Colour Scene y Suede (aunque ellos mismos no se vincularan al movimiento). Por otro lado me cuesta muchísimo escuchar música de los 90, y eso que crecí con ella, al fin y al cabo el grunge fue una moda, lo que podríamos llamar música comercial, con el auge de Internet te das cuenta de la cantidad de bandas que hay y que han habido y a las que desgraciadamente no teníamos acceso. Yo era un flipado de Pearl Jam, pero hoy en día y pudiendo escuchar lo que escucho ya no me parecen nada del otro mundo.
Artículo bastante flojete, esperaba un mayor (o mejor) desarrollo del tema y no simplemente un listado de discos.
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Muy bueno el artículo. Aún así, creo que (en general y no solo en este artículo) se le da muy poca importancia a ‘The Holy Bible’ the los Manics cuando me parece uno de los discos más salvajes y destructivos, tanto a nivel lírico como de estilo, de la historia. No hay más que escuchar la letra de ‘Yes’ o la melodía de ‘The Intense Humming of Evil’. Brutal.
Genial también el ‘Let Love In’ the Nick Cave. ¿Tiene algún disco malo este hombre? Un artículo sobre la vida y obra de Nick Cave sería muy muy interesante. Ahí os dejo la propuesta jajaja.
Hablar de rock alternativo de los 90 y no mencionar a los Pumpkins…
Toda la razón.
Idem
Ni a Tool
De verdad!
La critica siempre tiene momentos de debilidad, calificar a Second Coming como un disco menor es todo un error.
Sin seguir la trayectoria previa a ese disco de The Stone Roses, en una escucha rápida tan solo I Am The Resurrection y el riff guitarrero final de I Wanna Be Adored tienen cierto merito.
Day Break, Driving South, Ten Story…, Beggin you o la genial Love Spreads se merecen un respeto.
http://open.spotify.com/track/1vW6lAtewJNs7oezT8wDQd
El autor se ha olvidado de Primal Scream…
Y 1994 fue el año de la confirmacion del Metal Progresivo, con el segundo album de Dream Theater, «Awake», y la resurrecion de una banda mítica del prog, Marillion, con el excelente «Brave», de quienes nadie esperaba nada.
Cuando murió Cobain los instrumentos (el rock) se quedaron mudos, y dieron paso al ruido de las maquinas. El 94 se publicó music for the jilted generation, Blue Lines llevaba 3 años en el mercado, se detenía gente que bailaba en naves industriales. Si vamos a hablar de esa época me parece más interesante hablar de Atari Teenage Riot, Massive, K&D, Aphex Twin… y si quieres hablar de rock, solo de rock, pienso que es más interesante hablar del rock que miraba hacia delante y que realmente ha marcado la vuelta al instrumento de estos últimos años. Podemos hablar desde Fugazi a Tortoise, pasando por Mogwai, incluyendo por supuesto a Sonic Youth, Pixies (que sí los citas) y a nivel nacional como bien dices, los planetas, pero también 713avo Amor, Corcobado, Lagartija Nick… y como no el inquilino comunista.
El inquilino comunista!
Amén Mondeju.
Seguir a estas alturas con el rollete de «eran mejores cuando no eran conocidos» sigue siendo igual de chorra ahora que hace diez años, se haga explícitamente o no. Y lo mismo sobre «cualquier tiempo pasado fue mejor». Y te lo dice alguien para quien esos años son esencialmente los fundamentales de su formación musical y sentimental.
Se ha olvidado de los grandísimos Jane’s Addiction.
Se disolvieron en 1991 para no volver a reunirse hasta muy tarde
Correcto. (y)
Es arriesgado nominar a 1994 como el mejor año de la historia del Rock cuando en 1986 vieron la luz, entre otros muchos:
– Metallica – Master of Puppets
– Bon Jovi – Slippery when Wet
– Europe – The Final Countdown
– Iron Maiden – Somewhere in Time
– Queen – A Kind of Magic
– Slayer – Reign in Blood
– Tesla – Mechanical Resonance
– Guns n’ Roses – Appetite for Destruction (1987)
O bien 1980…
AC/DC – Back in Black
Black Sabbath – Heaven and Hell
Def Leppard – On Through the Night
Diamond Head – Lightning to the Nations
Iron Maiden – Iron Maiden
Judas Priest – British Steel
Motörhead – Ace of Spades
Ozzy Osbourne – Blizzard of Ozz
Queen – The Game
Whitesnake – Ready An’ Willing
…
Es que el autor o autora nació en torno a 1980-85, seguro. Porque el mejor año de la historia del Rock es anterior a 1994. Eso ya no es Rock.
Sé de buena tinta que no nació cuando dices. También sé que el autor no afirma que el ’94 fuera el mejor año para el rock. De hecho tiene otro artículo para semejante nombramiento, que a su juicio se lo lleva el año ’69.
PWND
Bien. Pero no veo por aquí ni a Mark Lanegan ni a sus Screaming Trees, y tienen más peso (y menos reconocimento) que algunos de los papafritas que se pasean por el artículo.
Menos mal que no he sido el único que lo ha pensado!!!
Afortunadamente el bueno de M y sus ST no aparecen en el artículo y mejor que sea así. Ver a Kyuss en el mismo párrafo que Offspring y Green Day da urticaria. Pueden ser todo lo contemporáneos que uno desee, incluso ser primos hermanos y haberse casado entre ellos, pero el artículo tiene un error de enfoque grosero: mezcla bandas sin alma con bandas y músicos capaces de trascender.
Tropecientos años después y todavía hay -siempre desde los medios- quien sigue mareando con la tontería del «grunge». Eso sí, habrán pasado más de veinte años pero cada vez que se les pregunta no aciertan a dar una respuesta clara y convincente de qué es el «grunge» musicalmente hablando. Y con todo y con eso siguen con la cantinela. Hace veintipico años servía para vender, pero ahora, ¿para qué sirve? Poco más que para dejar en evidencia a tanto «entendido».
Ya están los jebis y los rockeros con la cantinela de ‘pos fue mejor año tal porque puto grunge y blablabla’.
¿Qué cuesta admitir que 1994 fue un año cojonudo y que el rock alternativo (o grunge o lo que sea) fue el gran éxito comercial de esa década? ¿Tan difícil es reconocer que la década de los 90 fue, en líneas generales, cojonuda en cuánto a música?
De la lista de Roberto me gustan TODOS (bueno, Whitesnake… en fin) y no tengo ningún problema en decir que el hard rock y el metal fueron los movimientos estrella de la década de los 80, y ponerme igualmente palote con el The Downward Spiral de NIN o el Above de Mad Season.
Mira que os gusta sentiros ‘especiales’, ¿eh?
Bueno, el artículo viene bien para repasar un poco el panorama de ese año, es verdad que a partir de esa época las cosas cambiaron. Yo añadiría a The Auteurs, que en la distancia, para las bandas que salieron en Inglaterra junto a los primeros Suede eran mis favoritos.
Pavement y Weezer, Brit Pop? Estámos locos o qué? Los verdaderos herederos de la movida Grunge son esas bandas de chiquillos de la escena punk de Olimpia que en 1990 eran adolescentes y para el 94 tomaron el relevo. Ahi quedaron los supersónicos e indestructibles KARP con su debut del 94 «Moustaches Wild», de gira con un primerizo y bisoño Beck ese mismo año. ESTO SI es Rock Alternativo, heredero de discos como «Bleach» de Nirvana, el homónimo de Mudhoney, «Ultramega OK» de Soundgarden o cualquiera de los discos de Tad.
El Britpop es Pop como su nombre indica y Pavement y Weezer tienen de rock lo que de Punk April Lavinge. Salvo Sonic Youth, REM, o Pixies de la escena Alternativa ochentera, nada tienen que ver la mayoría de los grupos que citas con el Rock Alternativo, en todo caso son Pop Indie, así de plano el título del artículo no se corresponde con su contenido.
Hablar de rock en los 90 y no mencionar a The Black Crowes, tela, pero hablar del año 94 y no hablar de Amorica, su disco más j*****mente topérrimo tiene delito.
Aquí hay una ausencia muy notable (que viene a confirmar mucho de lo dicho): no se menciona «The Division Bell», el penúltimo disco de Pink Floyd (http://es.wikipedia.org/wiki/The_Division_Bell). También de 1994
1) Para que comprobéis que, como deja caer el autor, 1994 fue el mejor año de la historia del rock, dejo una lista de unos pocos discos despreciables editados en 1970 (todos ellos grabados por mediocres aficionados a la música que han pasado sin pena ni gloria y apenas han ejercido influencia en nada de lo que vino después):
Allman Brothers Band, The — Idlewild South.
Amon Düül II — Yeti.
Atomic Rooster — Atomic Rooster. / Death walks behind you.
Badfinger — No dice.
Band, The — Stage fright.
Barrett, Syd — The madcap laughs.
Beach Boys, The — Sunflower.
Beatles, The — Let it be.
Black Sabbath — Black Sabbath. / Paranoid.
Brown, James — Sex machine.
Buckley, Tim — Lorca.
Cale, John — Vintage violence.
Canned Heat — Future blues.
Captain Beefheart — Lick my decals off, baby.
Caravan — If I could do it all over again,
I’d do it all over you.
Chicago — Chicago II.
Clapton, Eric — Eric Clapton.
Cocker, Joe — Mad dogs and englishmen.
Cooder, Ry — Ry Cooder.
Creedence Clearwater Revival — Cosmo’s factory. / Pendulum.
Crosby, Stills, Nash & Young — Deja vu. / 4 way street.
Curved Air — Air conditioning.
Deep Purple — In rock.
Derek & the Dominos — Layla and other assorted love songs.
Doors, The — Morrison Hotel.
Drake, Nick — Bryter Layter.
Dylan, Bob — Selfportrait. / New morning.
Edgar Broughton Band, The — Sing brother sing.
Egg — Egg.
Emerson, Lake & Palmer — E, L & P.
Faces, The — First Step.
Fairport Convention — Full house.
Flamin’ Groovies, The — Flamingo.
Flying Burrito Brothers, The — Burrito deluxe.
Focus — In and out of focus.
Free — Fire and water.
Funkadelic — Funkadelic.
Gentle Giant — Gentle Giant.
Grateful Dead — Workingman’s dead. / American beauty.
Groundhogs, The — Thank Christ for the bomb.
Guess Who, The — Share the land. / American woman.
Guru Guru — UFO.
Harper, Roy — Flat Baroque and Berserk.
Harrison, George — All things must pass.
Hawkwind — Hawkwind.
Hendrix, Jimi — Band of gypsys.
Jethro Tull — Benefit.
John, Elton — Elton John.
King Crimson — In the wake of Poseidon.
Led Zeppelin — Led Zeppelin III.
Lennon, John — Plastic Ono Band.
Lightfoot, Gordon — If you could read my mind.
Lindisfarne — Nicely out of tune.
Mason, Dave — Alone together.
Mayfield, Curtis — Curtis.
MC 5 — Back in USA.
Mitchell, Joni — Ladies of the canyon.
Morrison, Van — Moondance. / His band and the street choir.
Move, The — Looking on. / Shazam.
Newman, Randy — 12 songs.
Nice, The — Five bridges.
Pentangle — Cruel sister.
Pink Floyd — Atom heart mother.
Pretty Things, The — Parachute.
Procol Harum — Home.
Rolling Stones, The — Get yer ya-ya’s out.
Santana — Abraxas.
Simon & Garfunkel — Bridge over troubled water.
Soft Machine — Third.
Spirit — Twelve dreams of Dr. Sardonicus.
Spooky Tooth — Ceremony. / The last puff.
Steppenwolf — Monster. / Live. / Seven.
Stevens, Cat — Tea for the tillerman.
Stewart, Rod — Gasoline alley.
Stills, Stephen — Stephen Stills.
Stooges, The — Fun house.
Supersister — Present from Nancy.
T. Rex — T. Rex.
Tangerine Dream — Electronic meditation.
Taste — On the boards.
Ten Years After — Cricklewood Green. / Watt.
Traffic — John Barleycorn must die.
Trapeze — Trapeze. / Medusa.
Uriah Heep — Very ‘eavy, very ‘umble.
Van der Graaf Generator — The least we can do is wave to each
other. / H to He who am the only one.
Velvet Underground, The — Loaded.
Web — I spider.
Who, The — Live at Leeds.
Yes — Time and a word.
Young, Neil — After the goldrush.
Zappa, Frank — Weasels ripped my flesh. / Chunga’s revenge.
ZZ Top — The first.
2) Personalmente me gusta buena parte de lo que se hizo en los 90, incluídos varios grupos de grunge (Pearl Jam, Screaming Trees, Alice In Chains, etc). Hubiera venido bien una explicación de sus orígenes, contando cómo los músicos del futuro grunge se nutrieron de bandas de hardcore punk (como Black Flag, Minor Threat, Dead Kennedys, Circle Jerks y otras) que, fieles a su ética DIY, habían quedado relegadas a los ambientes underground más o menos a partir de 1984. También echo en falta la mención de Mudhoney y Green River (dos de las bandas que epitomizan el sonido grunge primigenio).
3) Ya que el artículo habla de eclecticismo, variedad y apertura a nuevos sonidos en la década de los 90, me sorprende que se ignore a bandas como Mogwai, Polvo, Don Caballero, Shellac, Swans …. En cambio se pone énfasis en los «Britpopitos» del montón (esos aspirantes a Beatles, Bowie o Roxy Music que fueron los Oasis, Blur, Pulp y «demasiados» más). Mis queridísimos MSPreachers, por suerte, no tienen nada que ver con el Britpop. Y por cierto, no se nombran honrosas excepciones como Verve (que tienen sangre) o My Bloody Valentine (que al menos experimentaron nuevas texturas).
Primero aclarar que nunca me gustó Nirvana, y Cobain menos todavía. Partieno de eso, su muerte me pasó de noche, estaba yo como ido a, groogy dirían los aficionados al boxeo, la muerte de Senna me habia caido como balde de agua fría.
Pero volviendo a la música, me parece que el estilo de los Pixies impactó definitivamente en el de Nirvana: pausa-explosión.
Para mi criterio los Pixies más influyentes en la evolución de esa década.
Pero que se le va a hacer, Cobain tenía una imagen más vendible, sin restarle mérito.
Como sea, una gran eclosión musical n los 90s.
La ausencia más notable en este artículo somos NOSOTROS. A ver cuándo habláis de lo importante, los comentaristas, que somos geniales en lo nuestro.
Y agrego: Morphine, Radiohead, Ozric Tentacles, Primus, Ani DiFranco, Smashing Pumpkins, Placebo, Fugazi, Jim O’Rourke, Bad Religion, Pennywise, Ben Harper, Tortoise, P.J.Harvey … por no meterme en el mundo inabarcable del heavy metal y sus numerosos subgéneros, que darían para un artículo monográfico. Uy, uy, uy …. hay que hacer mejor los deberes, ¿ eh ?
PD: Quiero aclarar que antes, cuando publiqué una lista de discos editados en 1970, elegí ese año en parte por el gran número de albums debut que se dieron en él, o álbumes que supusieron un giro radical en algunas carreras (caso «In rock» de Deep Purple o «Band of gypsys» de Hendrix) pero entiendo que hay otros varios años candidatos a «mejor año» de la historia del rock (en cuanto a cantidad, calidad, variedad e influencia de los álbumes publicados). Se podría haber elegido igualmente 1969, 1971, 1972, 1973, … Y si ponemos el foco menos en la cantidad de buenos discos editados y más en el momento crítico en el desarrollo histórico del rock habría aún más para elegir: 1953, 1966, 1977, …
Hola Adrian,
Dada su insistencia, me voy obligado a hacer un par de apuntes:
1) En ningún momento digo o insinúo que 1994 fuera el mejor año de la historia del rock. De hecho, mantengo todo lo contrario: que no fue el mejor (párrafo 8º), pero sí uno de los más ‘completos y eclécticos’. Precisamente en esa frase, en azul claro, verá un enlace a otro de mis artículos, sorprendentemente titulado ‘1969, o el mejor año de la historia del rock’. Le felicito por sus geniales gustos musicales, pero en comprensión lectora le pongo un insuficiente.
2) De acuerdo con Mudhoney y Green River, pero ninguno de los dos publicó disco en el 94. Lo mismo podría decir de la mayoría de los otros grupos que menciona, muchos de los cuales están entre mis preferidos (en especial Fugazi, Smashing Pumpkins y My Bloody Valentine). Supongo que podría haberlos mencionado para satisfacer a los impulsos de algunos y apaciguar a las masas, pero mi capacidad de síntesis lamentablemente no da para tanto.
Un cordial saludo,
Pablo
Agradezco su interés por los comentarios de los lectores y la deferencia al responderme tratando de aclararme su punto de vista.
No pinché el enlace en la frase resaltada, por lo cual me quedé sin informarme adecuadamente de buena parte de su perspectiva de las cosas.
Reconozco ese error, así como también insisto en que, en caso de no consultar el enlace, la frase queda en un limbo de ambigüedad donde puede interpretarse, como hice yo (ahora veo que erróneamente), que usted insinúa la posibilidad de que 1994 haya sido el mejor año, etc. El «Si» inicial le quita asertividad a la expresión y deja abierta la puerta a la interpretación de: «si no lo fue, le anduvo cerca». Un «Si bien es cierto que no fue …» hubiera arreglado las cosas.
En cuanto a gustos musicales, honestamente no me parece que sean motivo de felicitación ni quepa calificarlos de geniales, ni los míos ni, creo, los de nadie. Propongo que reservemos las felicitaciones y los calificativos más sonoros para aplicárselos a (algunos de) los creadores.
Cordial saludo también por mi parte. Y que sigamos disfrutando de la música muchos años más .
Con todos mis respetos hacia el autor del artículo, solo querría añadir que se podrían haber añadido mil bandas, algunas más trascendentes que otras, en eso estaremos casi todos de acuerdo, pero seguro que casi todos estarán de acuerdo en que ha faltado mencionar a unos de los más grandes, y que no podian haber faltado:
RADIOHEAD
«The Bends» (1995) y «OK Computer» (1997)
Saludos,
Juan Carlos
Documento gráfico imprescindible:
https://www.youtube.com/watch?v=IK8F1GArKIU
¡¡¡Enhorabuena por el artículo!!! Está muy bien redactado y bastante acertado en la gran mayoría de lo que dices.
Siempre tiene que haber quien trate de demostrar que escuchaba grupos más alternativos que los demás, pero la mayoría sin criterio.
Yo también he echado en falta algunas bandas o discos que se publicaron después del 94 y que considero bastante importantes pero eso no desmerece para nada el artículo.
Un saludo,
Juan Carlos
Rem es un bluff, una banda maisntream con melodias previsibles disfrazada de indie
Define «mainstream» (y su relevancia), define «melodía previsible» (un tipo de melodía no es igual de previsible en su origen que después de que cientos de grupos durante muchos años han intentado imitarla o emularla), define «indie» (y su relevancia), y pregúntales a los grupos que te gustan cuál fue la importancia y la influencia que tuvo REM para ellos (a menos que, por decir algo, sólo escuches Black Metal, cosa que respeto). Desde el crítico más ortodoxo y aceptado hasta el más iconoclasta y cuestionado (por ejemplo un Robert Christgau) reconocen el papel de REM, Hüsker Dü y otras bandas de los 80 y su enorme influencia en todo lo que vino después.
Gracias Adrian por facilitarme la tarea.
Obviamente, el R.E.M. del que hablo no es aquel que suena en la radio –el de, pongamos, ‘Losing My Religion’ o ‘Shiny Happy People’, ambas canciones que disfruto enormemente, por cierto– sino el de la primera etapa (1983-1987), época en la que publicaron cinco álbumes (todos tremendos) bajo la discográfica I.R.S.
Desde ‘Murmur’ hasta ‘Document’ fueron la personificación del indie ochentero americano y, como tú bien dices, su influencia en grupos posteriores ha sido incalculable. A partir de ‘Automatic for the People’ la cosa cambió, si bien publicaron algunos discos considerables. Ahora bien, creo que (a parte de algunas dudosas incursiones en estilos a los que no simplemente no se adecuaban) nunca volvieron a capturar ese espíritu aventurero que tanto marcó sus primeras grabaciones; raramente fueron capaces de superarse a sí mismos, cuando sacaban canciones como ‘Talk About the Passion’, ‘Harborcoat’ o ‘Fall On Me’.
Yo, es que nunca he acabado de entender A) Que es el Grunge (guitarras sucias y melenudos de Seattle??), y sobre todo, B) Porque fue un fenomeno tan influyente. Por ejemplo, en relación con el Britpop siempre se comenta que cuando Oasis sacó Definitely Maybe, el Grunge era omnipresente en las radios británicas. El Britpop fue un movimiento mas o menos artifical alimentado por la prensa músical britanica, que canalizó una especie de demanda nacional de «vuelta a las raices» después del eclecticismo ochentero, pero que de ningún modo es una reacción al Rock alternativo americano. Es como cuando contextualizan los primeros discos de Dire Straits como «alternativa al punk». No creo que tenga nada que ver una cosa con la otra. Yo este tipo de relaciones las veo siempre como pajas mentales de los que gustan en teorizar sobre la música popular. Y por cierto, yo a titulo personal, del 94 echo de menos el Rick’s Road de Texas. Siempre me han gustado las bandas que no se adscriben a ningún movimiento, que hacen la música que les gusta, y punto. De eso se trata.
Pues de 1994 siempre me quedaré con el «Throwing copper» de Live, para mi gusto el mejor disco de rock de esa década. He dicho.
En 1994 salieron The Sun Rises in the East de Jeru the Damaja, Hard to Earn de Gangstarr, Keepers of the Funk de Lords of the Underground, Project: Funk da World de Craig Mack, Thug Life de 2pac, Tical de Method Man, Shyheim AKA the Rugged Child, 6 feet deep de Gravediggaz, Dare iz a Darkside de Redman…y aquí se nombra el debut de Outkast.
Por lo demás, si no fuera porque acabas de leer y te da la impresión de haber leído simplemente una retahíla de grupos y títulos como la enumeración que acabó de hacer, sería interesante profundizar en la temática.
Me agrado el artículo, pero no creo que el Grunge sea caracterizado por el sonido estridente de las guitarras como generalmente se llega a creer, sino por el contrario, constaba de un ideal y una voz que pudiera expresarlo. Al igual no me parece correcto mencionar que el Grunge fue perdiendo su identidad, sino que se encontró la manera de transportar la esencia del Grunge a algo un poco mas armónico, pero al fin y al cabo no dejo de ser Grunge y seguir teniendo la influencia para motivar al siguiente movimiento denominado post-grunge. En discrepancia con el britpop, La vida no es solo felicidad y arcoiris, y eso es algo que el Grunge pudo explicar a la perfección, no hacían falta canciones de autoayuda ni mentiras perseverantes, sino realidad cruda mencionada ya sea de manera sucia, con distorsiones, gritos y ruido o de manera armónica, con sonidos suaves, sinfonías más complejas y una mayor calidad vocal. Pero al fin y al cabo, ambas contaban con la misma voz raspante, letras «depresivas», y una sensación inexplicable.
Veo ausencias notables y enumeración de tópicos. Nirvana sobrevalorado. Qué hay de Radiohead y Wilco? Sus primeros discos son de 1993 y 1994.
¿Para cuándo una spotify shared list de artículo?
+1 si se deja editar por los comentaristas.
A mí el «Nevermind» me pilló todavía pequeñuelo, pero hay que reconocer que es «el disco» de los 90, tanto por la música (menudo petardazos tenía..es que todo el disco es brutal !!) como lo que representó de cambio. Yo no me identifico para nada con esa filosofía deprimente de Cobain, pero hay que reconocer que conectó con una generación. Otros discos de este estilo/rollo tal vez me gusten más por su estilo («Ten» de Pearl Jam, por ejemplo, que creo que tb fué un exitazo) pero yo apostaría por «Nevermind».
1994 – Pantera «Far beyond driven»
Nada es verdad, nada es mentira. Cada uno (según edad, gustos musicales, influencias, genetica, hermanos mayores, padres) tiene su o sus mejores años de la historia del rock.
1) Edad…muy importante. Entre los 18-28 años, aprox (año mas, año menos) es cuando mas se disfruta de la música juvenil, vas a conciertos incomodos, te vas a festivales, drogas, alchohol. Con el paso del tiempo lo ves de otra forma y quien te parecia buenismo a los 23, lo ves 20 años despues como aburrido o, simplemente, malo. Por mi edad actual, los añoa 1977-1983 fueron excelentes. Desde el comienzo masivo del punk hasta llos Smiths (por nombrar a un gran grupo pop que comenzó en 1983 a ser famoso). Lo de calificar algo como lo mejor es,siempre, injusto y poco creible, habiendo cosechas excelentes en todos los sentidos. Salud.
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En 1993 los Smashing Pumpkins publican Siamese Dream.
En 1994 lanzan Pisces Iscariot
En 1995 Mellon Collie and the infinito sadness..
El del 94 es de caras b, pero podría haber sido un disco de caras a para la mayoría de los grupos.
A ver quién supera eso, y ni aparecen en el artículo, los que sin duda fueron al rock alternativo de los 90 lo que nirvana al grunge.
Y Radiohead tampoco aparecen, que aunque después se alejasen, en Pablo Honey, que es del 93, tienen sonidos bastante cercanos al grunge, sin ir más lejos en creep.
Luego hubo grupos como Soul Asylum que aunque venían del folk, se acercaron al rock alternativo y pegaron muy fuerte en esos años. En este caso además se hablaba mucho de su cantante por su parecido a Cobain.
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Gran artículo.En ese año tenía 15 años y los nombrados The Offspring y Green Day me amarcaron bastante.Son bandas que aún escucho a dia de hoy.De ese rollo y ese año también destacaron el Punk in Drublik de NOFX ,Stranger Than Fiction de Bad Religion o Trasher de Lagwagon.Grupos como Rancid,Pennywise o No Use For a Name publicaron también discazos pero al año siguiente.Fue una gran época para el resurgimiento del Punk,aunque muy alejado del espíritu del 77.Todo esto lo provocó Nirvana abriendo la puerta a todo lo alternativo.