José Ignacio Wert (Madrid, 1950) es licenciado en Derecho, sociólogo, políglota, profesor universitario y ministro de Educación, Cultura y Deporte. Es el ministro más tecnócrata del Gobierno y el peor valorado. Aunque lo notamos cansado —viene de una reunión importante— nos atiende con una sonrisa y se pone completamente a nuestra disposición.
Ahora que en lugar de hacer encuestas es ministro, ¿ya no tiene que hacerse pasar por pianista de un burdel? [El contexto que pide el ministro Wert, y la excusa para esta pregunta, es un artículo suyo de 2002: «No le contéis a mi madre que hago encuestas políticas. Ella cree aún que soy pianista en un burdel» N. d.R].
No llegué a hacerlo nunca, hay que contextualizar esto. El chiste se lo había tomado prestado al que era el publicista de cabecera de Mitterrand, que presidía una de las agencias más importantes de Francia en aquella época: «No le contéis a mi madre que me dedico a la publicidad; decidle que soy pianista en un burdel».
En ese artículo usted comenta que los desaciertos más importantes en las encuestas se producen en elecciones de mayor resonancia pública. Las elecciones americanas de 2012 tuvieron un ganador inesperado: Nate Silver y sus modelos estadísticos, que predecían el resultado de las elecciones basándose en las encuestas en estados clave. ¿Es aplicable este tipo de metodología a las elecciones generales de nuestro país?
No, no es aplicable. La razón tiene mucho que ver con la diferencia de sistema electoral. EE. UU. tiene un sistema mayoritario por estados. En realidad, al presidente no lo eligen directamente los ciudadanos, sino un colegio electoral, en el que cada estado, en función de su población, cuenta con con un bloque de delegados o compromisarios. Rige el principio «The winner takes all», es decir, el que gana en un estado obtiene todos los compromisarios. Hay estados rojos y Estados azules en los que, pase lo que pase, van a votar republicano o demócrata, y hay «switch States», estados que pueden cambiar. El número de estos varía, oscila entre un tercio y la mitad de los estados. En el resto no hace falta hacer encuestas.
Y, limitadamente, pasa esto en España. Realmente aquí, si uno quisiera ser muy eficiente en el empleo de los recursos, y en un panorama partidario más o menos estable, habría unas veinticuatro provincias españolas donde no sería necesario hacer encuestas. En todas las que son de menos de cinco diputados tiene que darse una situación muy excepcional para que el reparto no sea 2/1 en las de 3, y 2/2 en las de 4 y 3/2 en las de 5. Es decir, en las provincias donde se eligen cinco diputados o menos, el coste relativo para un tercer partido de entrar en reparto es muy elevado. Ahora, en una situación tan fluida como la que hay, probablemente, si a mí me asignaran la tarea de hacer la muestra más eficiente posible, y eso incluyera la posibilidad de dejar de hacer encuestas en algunas provincias, no sé si me atrevería.
Hablando del sistema electoral, hemos visto algunas sorpresas en los resultados de las recientes elecciones europeas, donde tenemos una única circunscripción. Cuando decimos que estos resultados no son extrapolables a unas elecciones generales, ¿es por la circunscripción única?
Creo que los resultados de las elecciones europeas no son extrapolables no tanto por el distrito único como por la participación. Es decir, una participación del 45%, que es básicamente la misma que la que hubo en el 2009, evidentemente limita mucho el utilizar los datos para otras elecciones.
Piensa más en esto que no en un voto estratégicamente diferente, digamos.
Las elecciones europeas, que los electores las perciben no ya como de segundo orden, sino como de tercero, son oportunidad para emitir lo que se llama un «voto expresivo». Incluso, si uno mira la encuesta postelectoral del CIS, se ven movimientos de retoque que parecen más bien regidos por una lógica browniana de partículas moviéndose sin sentido por el espacio. La profundidad, digamos, de la sacudida del mapa político que sugeriría si fuera extrapolable la elección europea no es razonable presumir que se vaya a mantener. Y hasta aquí puedo leer…
Usted estuvo en el nacimiento del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
No, no. El CIS es incluso más viejo que yo. Antes se llamaba Instituto de la Opinión Pública, se fundó en los sesenta. Yo estuve entre el 79 y el 81.
Tenemos entendido que no existen este tipo de centros de opinión en otros países, y menos dependiendo del Ministerio de la Presidencia, sino que lo que se hace es sacar encuestas a concurso.
Sí, suele ser así. En Francia sí lo hay, depende del Ministerio del Interior. En la mayor parte de las democracias europeas —en EE. UU., por supuesto, no hay nada parecido— lo que hay es un sistema de convenios con centros universitarios, o no hay nada.
¿Y le gusta ese modelo? Que haya una institución pública que se encargue de hacer esas encuestas.
Yo soy muy poco objetivo hablando del CIS. Cuando has estado trabajando en un sitio… Me parece que a veces se da excesiva importancia al hecho de que una encuesta venga del CIS o venga de cualquier otro sitio; el CIS trabaja con criterios profesionales, y es muy transparente en su gestión. Es decir, cualquier investigador tiene acceso a las bases de datos originales, puede acceder a los microdatos sin ningún requisito.
Quizá lo más delicado es cuando hay preguntas de naturaleza electoral y se hacen estimaciones. Ocurre que no hacerlo sería incluso más delicado: lo que quiero decir, para la gente que no tenga conocimientos sobre la materia, un dato bruto en relación con una estimación de lo que puede suceder en una elección está demasiado lejos. La verdad es que si uno examina el recorrido del CIS, que lleva haciendo encuestas durante todo el periodo democrático, se llega a la conclusión de que no hay relación entre los resultados de las encuestas y el partido en el poder en ese momento.
Más adelante impulsó y presidió Demoscopia.
Me ha gustado lo de impulsar… Demoscopia existía como marca, pero no como empresa, cuando yo me hice cargo de ella. Demoscopia consistía en mí mismo y una secretaria. Cuando me fui la plantilla era de más de doscientas personas.
¿Qué diferencia hay entre trabajar en Demoscopia y en el CIS? ¿Se utilizan técnicas diferentes?
Demoscopia fue la primera empresa que en España utilizó industrialmente el teléfono asistido por ordenador, CATI, como técnica de recogida de información. Teléfonos asistidos por ordenador. Luego fue la primera empresa que, también industrialmente, utilizó el Computer Assisted Personal Interview, CAPI, es decir la entrevista cara a cara sin papel, con tablet.
La diferencia mayor, y muy importante, es que en una empresa privada todos los meses tienes que pagar la nómina. En el otro lado, en el CIS, está el capítulo I de los Presupuestos Generales del Estado. Y en una empresa como Demoscopia, que estaba y sigue estando especializada en opinión pública, la verdad es que los trabajos estrictamente de naturaleza política no representaban más del diez o el quince por ciento de la facturación y había que vender muchos estudios de otro tipo: financieros, de consumo…
En el año 2000 escribió un artículo en Claves de la razón práctica: «Internet y España: reflexiones impertinentes», en el que abogaba por políticas activas que facilitasen la incorporación a la sociedad del conocimiento de quienes tuvieran algún tipo de hándicap en el acceso. ¿Es una asignatura superada? ¿Estamos al mismo nivel que el resto de los países de la Unión Europea?
Estamos un poquito atrasados, aunque ha habido mucho catch up con Europa. La información más sólida sobre el acceso a internet de carácter periódico, que es la del Estudio General de Medios, lo que nos muestra es que estamos en un rango que podríamos llamar mediterráneo, que es el de los países del sur de Europa, caracterizado por una mayor distancia que la de los países centroeuropeos y del norte, muy retrasado por la gente de más edad. Ahora mismo hago memoria, y usuarios regulares, en el sentido de que todos los días realizan alguna actividad a través de internet, estimo que está entre el sesenta y el sesenta y cinco por ciento. Que es menos que la media europea. La distancia, no obstante, se va acortando. Pero sí que hay gente a la que le cuesta usar el correo o tener una charla por Skype.
España también tiene una sociedad más envejecida.
Sí, eso influye. No solo el porcentaje de población envejecida, sino el nivel educativo, sobre todo de la gente de más de setenta años.
En el mismo artículo trabaja con un neologismo anticipado a su tiempo —hace catorce años— que cada vez tiene más relevancia, lo que usted llama lo glocal: el hecho de que las tendencias globales se articulan y modulan en función de factores locales. ¿Es la denominada «tasa Google» el factor local con la que el Estado quiere modular de forma intervencionista la relación entre los lectores y los medios?
Lo primero es rechazar la etiqueta. No es tasa Google, es la posibilidad de que exista una remuneración a cargo de los agregadores hacia los medios cuyos contenidos agregan.
Creo que las intervenciones en favor de la protección de datos y la propiedad intelectual tienen mucho menos que ver con el intervencionismo y concepción lineal, si se quiere poner en esos términos, que con la protección de los titulares de los derechos (editores, autores, etc.). La solución a la que aquí se ha llegado, que es una solución relativamente similar a la que se ha buscado en Francia y Alemania respecto a tener derecho a una compensación por parte de los agregadores de noticias. Creo que es una solución, como casi todas las que se dan en este terreno, discutible. Aquí no hay absolutos. Pero, a nuestro juicio, supone un punto de equilibrio razonable entre la retribución que puede esperar quien agrega y la retribución que puede esperar quien produce.
Antes de que se aprobara esta ley, en Francia ponían en marcha la Ley Amazon, también proteccionista, en la que obligan a Amazon a cobrar por el envío de libros. Amazon ha reaccionado poniendo un precio de 0,01€. ¿Cuál es el mensaje? ¿Se le pueden poner puertas al campo?
Creo que no se pueden poner puertas al campo, pero hay que intentar que esa transición, que en este caso es una transición puramente comercial dominada por el intermediario digital, se produzca sin que se derrumbe totalmente la red comercial tradicional. Al principio pensábamos en los libreros, pero ahora ya la condición de Amazon, que entra a todo… Ahora ya se trata de todo el comercio.
Yo no creo en las barreras proteccionistas, pero sí creo que hay que intentar influir, de la misma forma que se ha intentado que la entrada de Amazon en España se hiciera a través de las librerías, por ejemplo. Las librerías participan. Evidentemente internet, en su conjunto, lo que hace es reducir costes de transacción, por tanto cuantas más barreras proteccionistas menos eficiente es la transacción. Pero, al mismo tiempo, una revolución tecnológica de este tipo, que en sí misma es muy buena para el consumidor, hay que intentar que no arrastre a todo el sector, o por lo menos que no lo haga desordenadamente, que se obligue al comercio tradicional a ser más eficiente. Lo que no se puede es proteger la ineficiencia.
Volviendo a la tasa Google, la nueva ley obliga a que quienes agreguen contenidos de terceros tengan que pagar un canon a los editores de los contenidos y estipula que esta compensación es un «derecho irrenunciable». Es decir, que los editores no podrán renunciar a recibir esa compensación aunque así lo quisieran. ¿Qué motivo hay para que sea un derecho «irrenunciable»?
En general se considera que los derechos de propiedad intelectual tienen esa nota de irrenunciabilidad. Lo que pasa es que yo creo que esto es compatible con permitir Creative Commons o Copyleft u otra estrategia de ese tipo.
No sé cómo acabará el tema de los agregadores, pero tengo la impresión de que se llegará a un acuerdo entre los agregadores principales y los medios, también agrupados, y que eso dejará espacio para la gente que trabaja bajo Creative Commons u otras.
En 2009 escribió otro artículo: «Los medios en España», en el que se hacía eco de las palabras de un gurú americano que literalmente decía que había que exterminar a los parásitos en referencia a los agregadores de contenidos. ¿Estaba en su hoja de ruta?
Es fascinante cómo conectáis las cosas [risas]. No recuerdo ese artículo.
Hay una nota de prensa que indica que la tasa Google no se aplicará a las redes sociales. Si no hay definición de las mismas en el derecho español, ¿qué significa ese concepto para el Ministerio? ¿A quién no va a afectar?
A quien no lo hace con fines comerciales, lógicamente.
Facebook gana dinero con la publicidad, Twitter lo mismo… ¿Les afectaría? ¿Tendrían también que compensar?
La verdad, no es ese el propósito. Luego vendrán los especialistas en propiedad intelectual a cortar un pelo en cuatro, pero la idea no es esa. Los grandes mamuts de las redes sociales, como estos que citas, ahora valen mucho dinero, su capitalización bursátil es muy alta, en función más que de un negocio solidado en una expectativa de negocio fundada en la capacidad de generar tráfico. Pero, realmente, no sabemos cómo de negocio va a ser. Sería intentar responder antes de que la pregunta esté totalmente formulada.
Es decir, no se excluyen, que era lo que decía la nota de prensa.
No, no están comprendidas. Lo que yo decía es que las redes sociales tienen dos tipos de personalidad: son una herramienta de empoderamiento de la relación social, digamos gratuita, y luego una parte que es un negocio. Y los negocios, todos, tienen una cierta fiscalidad, sea el negocio del tipo que sea.
Ahora bien, si la pregunta es si las redes sociales están afectadas, la respuesta es no.
Con respecto al IVA cultural, parece que el lobby de galeristas y falleros es más potente que el de los actores y productores. ¿Por qué se optó por bajar el IVA a los primeros? ¿Está previsto que baje el IVA del cine? ¿Y de los libros electrónicos?
Respecto al IVA, cada sector intenta que sus productos estén gravados con el tipo más bajo, y luego hay una cierta presión por parte de la Unión Europea que nos dice que tenemos demasiados tipos reducidos y superreducidos. Y, además, hay unas necesidades recaudatorias. Esto ha llevado a lo que ha llevado; quien toma este tipo de medidas, que es el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, no lo hace por gusto. Ahora el tema de la reforma fiscal que va mañana al Consejo de Ministros, en principio el IVA no está tocado. Habrá una discusión parlamentaria y ya se irá viendo. Yo estoy seguro de que en el momento que la tensión por la consolidación fiscal baje considerablemente esta será una de las primeras cosas que se revisen, pero cuando sea fiscalmente viable.
Usted declaró en 2012 que el Ministerio era partidario de homologar el IVA del libro digital al del papel, pero que no se había aplicado la medida por problemas con una directiva comunitaria. ¿Han renunciado a impulsar ese tema? Desde un punto de vista cultural, y medioambiental, mantener esa diferencia entre un producto y otro parece un sinsentido.
Hoy todavía, el libro digital, respecto al libro en papel, representa unas cifras muy pequeñas, no llega al 6% del negocio del papel. Lo que ocurre es que la industria del libro digital tiene una facilidad para deslocalizarse mayor: no tiene costes de transporte, ni de distribución. En principio, el Ministerio de Hacienda mantiene regímenes fiscales separados. Creo que, probablemente, habrá una normativa europea para que esa fiscalidad converja.
Hemos entrevistado a muchos científicos y la mayoría coincide en señalar que los tres grandes problemas de la universidad española son la endogamia, el parasitismo y cierto cainismo. ¿Coincidiría en aplicar alguno de estos términos?
Los problemas que tiene la universidad española son de distinto tipo. En lo que se refiere al profesorado y la selección del profesorado, el sistema lleva a que la movilidad sea muy escasa y eso es un problema.
La reforma que proponen desde el Ministerio toma alguna medida en ese sentido, sobre la forma de reclutar el profesorado. ¿Es cierto?
Que afecte a la selección no digo, pero sí a la acreditación del profesorado, hay una reforma que lleva a cabo la ANECA que, en principio, respecto al sistema actual, da más peso a la investigación del que actualmente tiene, y valora menos la gestión dentro de la propia universidad; valora más la experiencia profesional fuera de la propia universidad.
Al final, la autonomía universitaria daría lugar a que, idealmente, hubiera un margen mayor por parte de las universidades para decidir sobre la manera en que van a seleccionar a su personal, habría una cierta garantía de que la gente de fuera pudiera entrar, y, sobre todo, lo que es importante, eso tendría un efecto sobre la internacionalización, puesto que no se trata solo de los estudiantes, sino de atraer a profesores.
Hemos leído que lo que proponen es una nueva acreditación del profesorado que pasará a ser más «cualitativa». ¿En qué consiste?
En las áreas de conocimiento no es lo mismo el valor que tiene la publicación en una revista de referencia o la cantidad de cosas que se publican en un área como biología que en un área de humanidades, como la de historia. Así, lo que hay que hacer es especializar más y utilizar un benchmark internacional. Esto implicaría que un elemento de valoración de la producción de investigación —sea el que sea— dentro de ese campo de especialización, esté internacionalmente acreditado. Quiero decir que si estamos hablando de biología, en que el número de revistas de primer cuartil están muy consolidadas y se sabe cuál es la media de papers de un profesor, se utilice esa referencia antes que otra que no es cualitativa, que se refiere al número de trabajos y que quizá tiene un componente más burocrático y atiende menos al impacto y a la calidad de la producción investigadora.
La necesidad de especificidad parece razonable, pero el sistema puede seguir siendo cuantitativo. Son todo números.
Claro, como el índice H, el i10 o cualquier otro factor de impacto.
¿Se han planteado valorar también la divulgación como mérito, algo que se hace en otros países?
Como tal no. Lo que pasa es que lo que entienden los franceses por divulgación es también producción de investigación.
Federico Mayor Zaragoza le hacía dos preguntas retóricas a usted y la LOMCE cuando le entrevistamos. ¿Por qué el ministro Wert no consulta en lugar de fiarse de estos informes terribles de la OCDE, que es una institución económica? ¿Por qué no consulta a los maestros e incluso a los maestros jubilados?
(Risas). Es que… A él quién le ha dicho que no se ha consultado a los maestros, ¿se ha consultado a los marcianos? Luego, la OCDE es, de lejos, de lejos, la organización multilateral que de forma más sistemática, continuada y con mayor calidad trabaja sobre resultados educativos. De manera que esa pregunta lo que sugiere es que el señor Mayor no está muy al día de lo que hace la OCDE.
Cuando se observan otros sistemas universitarios, uno encuentra que el modelo anglosajón es muy privado y el nórdico muy público.
Bueno, a ver, creo que esto es importante… La gente se cree que la universidad anglosajona —EE. UU., Inglaterra, Australia, etc— es básicamente privada, lo cual no es cierto. La universidad anglosajona es esencialmente pública, las grandes universidades inglesas, el Russell Group, son en su totalidad universidades públicas, y las que son privadas, por ejemplo la London School of Economics, no es pública en el sentido de que no lo es su titularidad, pero lo es porque en su actividad académica es una organización de carácter no lucrativo. Y es verdad que en EE. UU. hay grandes universidades privadas como Harvard o Stanford, pero también hay enormes universidades públicas, como todo el sistema de University of California.
Ocurre que no hay grandes diferencias de financiación entre las públicas y las privadas. Cambridge tiene un presupuesto de mil quinientos millones de libras; de ese presupuesto el 15% son fondos públicos, pero no fondos públicos como los entendemos aquí, no, se trata de proyectos competitivos, y todo el resto de la financiación es la que proviene de los fees que pagan los estudiantes y, sobre todo, de los proyectos de investigación de la propia universidad. En ese sentido una universidad privada tiene el mismo acceso a los fondos del REF —Research Excellence Framework— que una universidad pública. Técnicamente hablando, en realidad, el sistema universitario inglés es todo público, porque todos tienen acceso de la misma manera a los fondos públicos, cosa que aquí no sucede.
Pero algo que sí tienen en común estos otros sistemas universitarios es, precisamente, esa independencia de las universidades.
Desde el punto de vista de la financiación, hay básicamente tres modelos en Europa. El anglosajón que es un sistema público, pero en el que la contribución privada es dominante, incluyendo las tasas que pagan los estudiantes que en los estudios de grado oscila alrededor de nueve mil libras al año (unos doce mil euros).
Y luego hay otros dos modelos, que están más extendidos. Uno sería el de Francia, Alemania y la mayor parte de los países nórdicos, en el que prácticamente no hay tasas, es decir, todo es financiación pública, más o menos competitiva entre universidades (más bien menos que más). Se entiende aquí que en vez de cobrar al estudiante el coste de la formación universitaria ya lo pagará luego al tener más ingresos y pagar por tanto más impuestos. Estos sistemas tienen dos características fundamentales: una carga impositiva alta y, el más importante y en el que menos se repara, un sistema de filtros mucho más selectivo. Es decir, en Alemania no llega a la universidad el que quiere. No digo que el sistema no sea equitativo. Es un sistema de acceso con sistemas selectivos muy restringidos, se le deja al estudiante menos libertad para elegir lo que quiere estudiar. ¿Por qué? Pues porque la lógica del sistema supone que lo que ha estudiado le va a servir para encontrar un trabajo lo suficientemente bien retribuido como para que le devuelva a la sociedad el esfuerzo que la sociedad ha hecho para su formación.
Luego está el tercer sistema, que es el de España, que reposa básicamente en la financiación pública, en el que hay tasas, pero que no cubren sino una parte muy pequeña del coste y en el que, a su vez, la mayor parte del coste se cubre con recursos públicos, más o menos selectivos, en esto hay diferencias entre países.
A veces se piensa que, por definición, un sistema de tasas más elevadas es menos equitativo que uno de tasas bajas o tasas inexistentes. Y esto, realmente, no soporta un análisis un poco riguroso. Porque lo que se quiere decir es que si la probabilidad de acceso a la universidad no se distribuye equitativamente entre las distintas categorías sociales, no parece justo que a aquellas categorías sociales que tienen más facilidad de acceder a la universidad, la sociedad, con los impuestos de todos, les pague una parte mayor de su formación. Pero esto es una discusión a la que esta sociedad es extraordinariamente resistente a entrar. Cada vez que se dice alguna cosa en este sentido hay reacciones en contra desde los sitios más inesperados, por cierto. Sindicatos de izquierda, partidos de izquierdas ponen el grito en el cielo. Creo, sinceramente, que una reflexión sobre la equidad en este terreno habría que abordarla con menos prejuicios y un poco más de racionalidad.
Desde este punto de vista, si lo que se pretende es fomentar la igualdad de oportunidades, lo que habría que hacer es dedicar más gasto a las primeras etapas educativas.
Esto es una discusión diferente. Donde la inversión en equidad es más importante es al final de la etapa obligatoria. Porque, de hecho, cuando ya han acabado la secundaria obligatoria, y sobre todo al acabar el bachillerato, las diferencias de rendimiento en función de la clase social han desaparecido. Ha desaparecido, probablemente porque quien viene de un estrato menos favorecido ha hecho un esfuerzo mayor. Es decir, porque el filtro se ha producido antes.
¿No debería por tanto intervenirse antes?
Creo que sí, y ese es el sentido de buena parte de la reforma que hemos puesto en marcha.
Respecto a lo que hablaba de la financiación, la nueva fórmula del 3+2 que potencia los másteres, ¿puede resolver esos problemas de financiación?
La experiencia internacional nos enseña que hay un buen número de grados en los que el estudiante, una vez consigue el grado, no sigue el máster. Hay excepciones globales: los másteres que dan acceso al ejercicio de profesiones reguladas, lo que se llaman másteres profesionalizantes. El máster en este caso está integrado en el paquete formativo a través del cual se consigue el empleo. Esto hay múltiples grados en que no sucede.
La posibilidad de grados de 180 ECTS surge de la observación de la realidad. ¿Qué países tienen exclusiva y obligatoriamente grados de 240 ECTS? Armenia, Azerbajan, Turquía, Georgia, Rusia y España. ¿Qué países tienen mayoritariamente grados de 180? Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Bélgica y Holanda. Y luego hay muchos países que tienen ambos. Y, además, es que es muy lógico que sea así, porque el modelo de Bolonia, básicamente, es un modelo que señaliza una formación básica y muy troncal en el grado y una formación muy especializada en el máster. Hay profesiones que no requieren esa especialización y otras que no la requieren necesariamente, y otras en las que sin estar especialmente requerida, es un escalón de progresión natural. Por eso son sistemas más flexibles.
Desde el Ministerio no imponemos a ninguna universidad los grados de tres años, por eso me sorprende la reacción que ha provocado en los rectores. Es la propia universidad la que decide. Así, no se entiende que la propia universidad a la que se le da la posibilidad de tomar la decisión diga, como ha dicho un rector cuyo nombre no diré, que es «una barbaridad». Según esa idea, los bárbaros son Francia, Reino Unido, Bélgica, etc. Y los civilizados Armenia, Azerbaján… No tiene sentido. Se ha planteado con carácter selectivo y optativo, que cada uno piense cuándo quiere introducir el cambio, si es que lo quiere introducir.
Siguiendo con la financiación, ha hablado de modelos de financiación respecto de los estudiantes. ¿Y con respecto a la financiación de la universidad en España? El anglosajón se diferencia mucho porque percibe dinero en función de los resultados.
Claro, claro. En España hay una financiación basal, que gira en más del 90%, según el número de estudiantes, y que realmente es ciega a los resultados.
¿Esto no va a cambiar con la reforma?
La financiación es cosa de las Comunidades Autónomas. Por tanto son estas las que deciden. Nuestra capacidad de intervención es nula. Creo que lo más importante es que si la financiación no se liga a los resultados, la propia oferta no se liga a nada. Y si el único incentivo es tener más estudiantes se corre el riesgo —no digo que sea la realidad— de que la oferta se sesgue hacia los estudios de menos coste, y al final se tiene lo que se tiene, un 50% de la oferta en ciencias sociales y jurídicas.
En general, en España, y no solo en España, hay un nivel de relación, tanto en el nivel de transferencia como en lo que se refiere a participación en la vida universitaria, muy escaso. Y luego el sistema es pésimo a la hora de enviar señales de valor a los estudiantes. Algunas son muy obvias. Por eso las notas de corte.
Evidentemente, en los sistemas universitarios más avanzados se está produciendo un gran cambio, una especie de explosión cámbrica. Hace cuatro o cinco números The Economist traía un artículo que básicamente pivotaba sobre lo absurdo que resulta que en un momento en el que la tecnología permite una reducción formidable de costes por los Massive Open Online Courses, los famosos MOOCs, la universidad sea cada vez más cara. Se refería a la norteamericana. Y cada vez menos eficiente a la hora de proporcionar ventajas competitivas. Hablaba de que había una burbuja universitaria que podría explotar y arrastrar el modelo. Quizá era un poco excesivo en el planteamiento. Pero sí que es verdad que hoy la diferencia entre tener una formación universitaria y no tenerla, en términos de empleabilidad, calidad del empleo, y salario, se ha reducido, y, en cambio, hay unos factores cuantitativos que pesan más que el tener o no tener, que son el tener buenas notas, el haber ido a una buena universidad, y el haber adquirido experiencia laboral mientras estudiabas.
¿Pero cree que esto se aplica al caso español? ¿Que se premia a los mejores estudiantes?
Creo que no. O creo que muy selectivamente, sería una respuesta más justa. Primero porque la percepción de calidad entre las distintas universidades es muy pequeña, en algún caso incluso inexistente. Depende también de la titulación. En ciencias de la salud, donde la competición es muy fuerte, por el propio carácter potente de la competición, se crean más diferencias entre las universidades. En el fondo son diferencias entre hospitales universitarios. La formación en medicina es una formación muy especial, más de la mitad es formación práctica.
En el ámbito de los estudios de posgrado que tienen más que ver con gestión empresarial, finanzas, marketing… también se da, pero ya se sale del sistema en el sentido de que son escuelas de negocio.
Decía en un artículo en El Mundo que había demasiadas universidades en España. Eliminando el requisito que establece la actual normativa por el que cada nueva universidad debe ofrecer ocho tipos de estudios diferentes, incluyendo uno de ciencias experimentales, ¿se está favoreciendo la creación de universidades privadas?
Al final la creación de universidades depende casi exclusivamente de una decisión política que toman las CCAA. No recuerdo haber hecho esa afirmación. Si hay muchas o pocas es opinable, a la postre. Lo que sí se puede decir es que hay poca especialización de las universidades. En ese sentido, lo que se ha intentado es flexibilizar los requisitos de cantidad de cobertura que tiene que prestar una universidad para permitir que puedan crearse universidades especializadas.
Hablemos ahora de la educación preuniversitaria y la reforma que supone la LOMCE. La calidad del profesorado es uno de los factores más importante en educación, de ahí la importancia de atraer y formar a los profesores más talentosos. Al respecto, tanto PSOE como UPyD se han mostrado partidarios de una suerte de «MIR para profesores». ¿La LOMCE propone algo en esa dirección? ¿Les gusta esa idea?
Es un sistema muy reconocido y en el que yo creo que hay consenso. Ahora bien, lo que sucede es que, después de una limitación en la oferta de empleo público que dura ya cuatro años, las bolsas de interinos son muy numerosas… Sí creo que tendencialmente hay que ir hacia ese sistema. Este es uno de los elementos que habría que contemplar en un plan más global de no sé si decir «mejora de la calidad del profesorado», no me parece justo, porque sí que hay profesores muy buenos.
A pesar de no salir España muy bien parada en los informes PISA y en los rankings de universidades y demás, resulta que a los estudiantes españoles les va fenomenal cuando salen de aquí.
Nosotros en PISA no tenemos en la parte de abajo peores resultados que la media. Donde tenemos un problema es en la proporción de excelentes. Creo que el sistema es objetivamente ciego a los resultados, no diferencia, ni asocia incentivos al rendimiento; es un sistema que no propicia la excelencia. Eso lo llevamos viendo en PISA desde el año 2000, que nuestra proporción de excelentes está en la mitad. No quiere decir que no haya excelentes, sino que hay pocos.
Uno de los problemas graves que tenemos y que es una de las ineficiencias con mayor coste económico asociado es la tasa de repetición. A los quince años el 45% del alumnado ha repetido por lo menos una vez. Esto supone un coste para el sistema brutal.
¿Repetiría ese alumno en Francia?
Bueno, hay gente en la OCDE que piensa eso. Lo que pasa es que si los instrumentos de medida los aceptas para una cosa los tienes que aceptar para todas. No hablo solo de PISA, también PIAC. Y ese instrumento lo que te dice es que en los distintos grupos generacionales el nivel de competencia medio es más bajo que el esperado. Y ahí se compara con la misma prueba al niño francés, o al adulto si es PIAC, con el niño español y queda peor que el francés. Pero esto tiene que ver menos con el nivel de conocimientos que con la capacidad de convertir los conocimientos en competencias, de aplicar lo que se ha aprendido a hacer cosas prácticas sobre problemas complejos.
Lo que nos baja la media no es que tengamos una proporción mayor de estudiantes rezagados, sino que tenemos una proporción menor de estudiantes aventajados.
Una de las características de la nueva ley educativa, la LOMCE, es la estratificación escolar a edades más tempranas de lo que había.
Sí, pero sin pasarnos. En realidad lo que hay es un pequeño atisbo de itinerario en tercero de la ESO y ya más definidos a partir de cuarto. Aquí, y sinceramente creo que sin mala fe por parte de nadie, el sistema educativo ha trasladado la idea de que la formación profesional era, primero, un camino de segunda y, segundo, un camino irreversible. Esto ha dado lugar a que muchos estudiantes que normalmente, de haber visto que ese camino llevaba algún sitio, lo hubieran seguido, pero al tener esa percepción han decidido no seguir ningún camino, abandonar. En ese sentido lo que la LOMCE intenta es reducir ese abandono escolar estableciendo itinerarios formativos alternativos. No todo el mundo está inclinado hacia lo mismo. El tema está en trasladar que la Formación Profesional no es una trampa, desterrar la idea de que no tiene empleabilidad. Primero porque no es cierto. Y segundo porque el deteriorar la imagen de la FP no supone que haya más alumnos que estudien bachillerato, y sí que haya más que abandonen.
De Podemos a Ganemos. ¿Nos negará que los nuevos partidos están trabajando muy bien sus campañas?
Uno de ellos todavía no se ha medido en las urnas. Creo que el fenómeno de Podemos tiene cierto interés politológico porque supone una forma no convencional de hacer política. Otra cosa es que con la propuesta política no podría estar en mayor desacuerdo.
¿Cree entonces que la campaña de Podemos ha sido una campaña no tradicional?
Es una campaña no tradicional, fuera del circuito de los partidos instalados, muy imbricada con los social media y con la nueva forma de proyectarse a través de los medios convencionales como la televisión. Lo más notable es que se ha producido bajo el radar. Es decir, que el establishment político se enteró de Podemos cuando se hizo el escrutinio del 25 de mayo. Había mucha gente en el PSOE, en el PP, y me atrevería a decir que hasta en Izquierda Unida, que no se ha estado enterando de lo que estaba pasando. Las últimas encuestas, menos la del CIS, que estaba hecha muchísimo antes, tenían registrado perfectamente el fenómeno. Yo, a la vista de esas encuestas, pensaba que iba a sacar cuatro escaños, algo menos de lo que obtuvo, así que para mí no fue una sorpresa.
Una de las razones de que no tengamos datos del CIS más cerca de las elecciones es que la ley electoral prohíbe que se publiquen encuestas a partir de cinco días antes de que se celebren, algo sobre lo que usted se ha manifestado en contra en alguna ocasión en el pasado.
Sigo estando absolutamente en contra de esa idea. Además, se la salta todo el mundo. La ley en realidad lo que prohíbe no es que se hagan encuestas, si no que se difundan. Ahí los partidos políticos en general son bastante reacios a tocar nada.
¿Quizá porque ellos sí tienen esa información?
Quizá porque ellos sí tienen esa información… Y sobre todo porque les da cierta tranquilidad que en los cuatro últimos días, por lo menos, no haya sustos.
¿Es cierto que trabajó en comunicación política y comunicación con Adolfo Suárez?
Sí, es cierto. Pero, vamos, con un papel menor. Llevé la parte de encuestas de las dos campañas del 79. Las locales y generales.
En el mundillo de la comunicación se dice siempre que con Suárez llegaron a España la comunicación política y la gestión de campaña modernas.
Las estructuras de campaña eran bastante simplotas y primitivas. Yo me encargaba básicamente de seguimiento de opinión pública, muy en colaboración con el equipo de comunicación. El director de campaña era Federico Ysart.
Tendrían que ver cómo era aquello. Cero tecnología. La comunicación era toda en papel, y además en motorista. Como el ser humano se acostumbra en seguida, tan mal, a usar las cosas que le facilitan la vida, cuando pienso en aquella época me parece un milagro que salieran las cosas. Todo era manual.
Se ha llegado a contar que, para evitar escuchas, el equipo se reunía en un «piso franco» junto a la sede de la Conferencia Episcopal y se comunicaba con el presidente a través de hojas manuscritas.
Sí, era un edificio distinto, donde por cierto estaba también el Partido Comunista. La calle Santísima Trinidad, una muy estrechita que acaba en José Abascal.
¿Lo de moverse con secretismo era realmente por miedo a las escuchas?
No recuerdo eso especialmente, la verdad. Tengan en cuenta que el ministro del Interior era Martín Villa.
Sin embargo, en 1987, tras diez años de diferentes militancias, después de ser concejal y después de solo un año como diputado, abandonó su escaño y la actividad política. ¿Cuáles fueron sus motivaciones? ¿Tuvieron más peso las personales o las políticas?
Fue una decisión claramente política. Estaba en el partido PDP, que se había presentado con lo que entonces era AP a las elecciones. Aquello no tenía viabilidad ninguna. Habíamos cometido un error grave, y me parece que en cualquier ámbito de la vida uno tiene que ser consecuente y si ha cometido un error debe plantearse hacer otra cosa. Aquello realmente era muy poco estimulante, y además era evidente que no íbamos a ningún sitio. De hecho, la mayor parte de los integrantes del PDP se integraron luego en el PP que se creó un poco después, en el 89. Pensé que lo lógico era dejar la política. Y no me arrepiento de haberlo hecho así.
Después de dejar la política en 1987 ha regresado a esta súbitamente, para formar parte del gobierno de Mariano Rajoy en 2011. ¿Cómo se toma uno la espera cuando sabe qué quizá lo nombren ministro?
Pues no tengo la menor idea, porque yo no tenía la menor intuición de que me iban a ofrecer la cartera. Así que no tengo ni idea. No tuve ni un segundo de espera, porque a mí me llamó el presidente del Gobierno el mismo día que me nombró ministro.
¿Cómo se lleva la sorpresa, entonces?
Mal. [Risas]. En este caso la sorpresa implicó la necesidad de tomar una decisión arriesgada en un tiempo mínimo. Y eso es lo que se lleva peor.
¿Se arrepiente?
No, en absoluto. Lo cual no quiere decir que no sea consciente de los costes, pero no me arrepiento. Creo que cuando uno se arrepiente ha de irse, y yo no me he ido.
Sobre eso, hay una regularidad en los políticos que me sorprende. A menudo los políticos se manifiestan con total rotundidad y casi infalibles. Pocas veces vemos a un dirigente mostrarse ambivalente, reconocer dudas sobre una cuestión, o asumir algo tan obvio como que a menudo no sabemos los efectos precisos que tendrá una decisión. ¿Qué cree que les empuja a actuar así y manifestarse tan rotundamente?
La política exige ser muy decidido. Este año se cumple, creo, el centenario de las dos conferencias famosas de Max Weber, La política como vocación y La ciencia como vocación. El científico tiene que dudar, porque la duda es su método. El político tiene que asegurar porque la seguridad es su meta. A lo mejor íntimamente no está tan seguro, pero el político es un dirigente y tiene que mostrarse convencido.
Ahora bien, yo creo que a veces, en política, un poco de duda no va mal. Hay una frase de Azaña, sobre Miguel Maura, que fue ministro de Gobernación en el primer gobierno de la República. Azaña decía: «El problema de Maura es que primero dispara y luego apunta». A veces lo he pensado aplicándomelo a mí mismo. No nos vendría mal a veces tomarnos un tiempo para apuntar.
La duda existe, pero la sociedad no parece premiarla en los políticos. ¿Por qué cree que no se manifiestan públicamente esas dudas?
A la gente no le gusta que sus dirigentes duden. Hay otra frase, de Walter Lippman, es un libro de los años veinte del siglo pasado: «A la gente le gusta ser dirigida, si es posible decentemente, idealmente de forma democrática, pero en todo caso, dirigida». Creo que hay algo de eso. Bien es verdad que tenemos que ver cómo queda influido todo esto por la política 2.0.
¿Cuál es su novela favorita de la adolescencia?
Depende de dónde pongamos el límite de la adolescencia… Recuerdo que me gustaba mucho Proust. Es que va a quedar superpedante, me gustaba mucho. Leí muy joven En busca del tiempo perdido.
Y, por último, ¿qué debemos leer según usted para saber hacia dónde se dirige la civilización?
A mí me gustó mucho, aunque no sé si sirve para esto exactamente, uno de los libros póstumos de Tony Judt, Aquí lo han traducido como El refugio de la memoria. Más por la parte económico-política, hay un un librito de hace un par de años, de Niall Ferguson, que se llama The Great Degeneration: How Institutions Decay and Economies Die. Y ahora estoy leyendo un libro absolutamente fascinante, Fire and Ashes de Michael Ignatieff, sobre su experiencia fallida como aspirante a primer ministro de Canadá.
¿Se siente reflejado en algún sentido con Ignatieff?
En alguno, sí. Mucho. Probablemente por eso me gusta tanto. Lo mejor es que una persona como él, un triunfador en los ámbitos mediáticos e intelectuales, es capaz de enfrentarse con lucidez a su fracaso como político, identificando sus responsabilidades y sobre todo manteniendo una visión positiva de la política como una de las actividades más nobles a las que puede dedicarse el hombre.
Fotografía: Guadalupe de la Vallina
Pingback: José Ignacio Wert: «A los quince años el 45% del alumnado ha repetido al menos una vez. Esto supone un coste brutal»
«A veces se piensa que, por definición, un sistema de tasas más elevadas es menos equitativo que uno de tasas bajas o tasas inexistentes. Y esto, realmente, no soporta un análisis un poco riguroso. Porque lo que se quiere decir es que si la probabilidad de acceso a la universidad no se distribuye equitativamente entre las distintas categorías sociales, no parece justo que a aquellas categorías sociales que tienen más facilidad de acceder a la universidad, la sociedad, con los impuestos de todos, les pague una parte mayor de su formación. Pero esto es una discusión a la que esta sociedad es extraordinariamente resistente a entrar. »
¿Está diciendo que nos jodería que los ricos pagasen 100 euros/año por estudiar (si aquí costase eso la universidad)? Wert parece ignorar que con una sociedad más equitativa no habría esa «categoría social que tiene más facilidad de acceder a la universidad», o no sería tan aberrante la diferencia.
Lo que está diciendo ya ha salido en varios sitios: Cuando los ricos se dedican a pagar profesores de refuerzo e institutos privados para asegurar que su nene entra en la universidad (véase el famoso Peleteiro en Galicia). Al final hijos de los pobres pierden dos veces: los hijos de los ricos les quitan el puesto Y ENCIMA estudian gratis con el dinero de sus impuestos.
Esto no significa que la universidad deba ser privada, ni mucho menos. Al contrario, lo que significa es que lo primero que tenemos que hacer es que los hijos de los pobres llegen a la universidad (invertir en educación primaria y políticas sociales para las familias).
Seamos claros…
Si el 45 % de el alumnado repite, lo hacen porque sus profesores (en su mayoria) no estan preparados, un buen maestro educa y hace que los estudiantes deseen saber mas e investiguen, pero contratan politicos que no saben ni escribir y esos son los resultados.
En Finlandia para ser un maestro hay que estar muy bien preparado y aun asi se pelean por serlo y es una profesion respetada.
Pero si se reprueba a el 45 % solo para tener mas estudiantes y mas plazas para gente inepta es lo que se tiene. Un robo a la sociedad al contratar malos maestros y un robo de tiempo al estudiantes al mantenerlos holgazaneando y memorizando lo que les dictan cuando se dignan a dar clases de lo que tienen apuntado en su cuaderno aun no sabiendo de lo que hablan.
Bueno, diría que la afirmación «no parece justo que a aquellas categorías sociales que tienen más facilidad de acceder a la universidad, la sociedad, con los impuestos de todos, les pague una parte mayor de su formación» es una falacia. Por dos motivos:
1.- Las categorías sociales con más facilidad para acceder a la universidad (=»ricos») también son «sociedad». Lo que parece justo es que la riqueza que genera una sociedad se invierta para garantizar el acceso a la educación a tod@s independientemente de su situación en la escala social (y raza, religión, origen…)
2.- Pero además, es que en realidad, a esa «categoría social con más facilidad para acceder a la universidad» le resulta (bueno, debería resultarle) más «cara»… pero vía impuestos. Es decir: Si soy «rico», pago más impuestos y por tanto todo lo público (educación, sanidad, justicia…) me resulta más «caro» a mi que a otro con menor riqueza. Es ahí donde se redistribuye la riqueza y se genera la equidad.
Pero claro, todo eso es pura ideología. Está claro que la derecha disfraza su voluntad de no invertir en los sistemas públicos bajo ese modelo de becas, que no supone ningún compromiso de inversión (hoy tengo 10, mañana 7 y pasado pues ya veremos lo que nos queda), que se visualiza ante la sociedad como una «ayuda» y no como un derecho, que genera inseguridad y que además permite un impecable traspaso de recursos públicos a los negocios (uy, perdón, universidades) privados.
Un enorme ministro.
Enorme solo en arrogancia. Los censores de jot down me han borrado la anterior respuesta, que era más contundente.
Me ha gustado la entrevista, me ha llamado la atención lo preparado que está.
Coincido en que siempre me ha parecido algo arrogante, lo que entre las dos cosas me lleva a pensar que, con lo criticado que él es, parece que preferimos que nos gobierne un incapaz simpático que un muy capaz antipático.
El tiempo pone a cada uno en su sitio, a este caradura que hablaba de los enormes costes de la educación, en París con un sueldo público estratosférico. A los que le defendéis a él y al neoliberalismo os pone… En fin, os pone donde os merecéis.
«¿Cómo podemos prescindir de una historia del pensamiento? ¿Cómo prescindir del pensamiento? ¿En qué se convierte entonces la educación? ¿Pero es que educar y enseñar a pensar no son sinónimos?»
El Discurso del Método en los tiempos de Wert….
http://hyperbole.es/2013/03/el-discurso-del-metodo-en-los-tiempos-de-wert/
Habría que preguntarse porqué repiten, a lo mejor el sistema (educación) es ineficiente de base y provoca que repitan tarde o temprano. Pero claro lo que importa es la pasta… que pagamos todos por cierto con nuestros impuestos.
Una de esas entrevistas que se realizan para no molestar.
Uno de tantos ministros prescindibles. De no haber existido, nadie hubiera notado su ausencia.
Amén
Más que prescindible, este tipejo arrogante es nocivo.
Paralelismo educativo al modelo económico-empresariales neoliberal:
– El problema de esta empresa es que tiene pérdidas porque hay trabajadores (alumnos) que no saben hacer su trabajo. ¡Ya no sabemos que hacer, lo hemos intentado todo: darles menos formación, bajarles el sueldo, cambiarles de puesto y tareas constantemente y siguen sin aprender!
– Cambiadles otra vez de puesto y quitadles la formación que les quede.
– Hecho. Y ha sido aun peor!
– Pues hacedlo mas veces y con mas ganas, joer!
– Seguimos empeorando.
– Es el fin. No podemos seguir soportando ese gasto, hay que despedirlos a todos.
– Wow! Han subido nuestros beneficios este ejercicio!
– Pero al año que viene no podremos producir…
– Pero este año… bonus y champán para todos!!!
(y luego nos llevamos la producción a China)
Brillante foto. Y no hablo de las de Guadalupe de la Vallina, que también.
:)
Con esta entrevista queda bastante claro que para el señor Wert la educación universitaria es completamente accesoria y dependiente del nivel económico de cada familia. Si no tienes suficiente dinero o un expediente realmente brillante, busca otras alternativas, que para Wert el estudiante medio es el problema (aunque luego resulta que lo que le molesta es que no haya excelencias).
¿Cómo pretende que las haya cuando lo único que hace para conseguirlas es limitar el acceso universitario? Una regla de tres sencilla, cuantos menos lleguen, menos fracasarán porque nos aseguramos de que los que lleguen son los realmente buenos.
Y el resto, a otra cosa.
Muchos asesores del Gobierno no tienen el bachillerato acabado. Supongo que el fracaso escolar al que se refiere el ministro Wert es al de estos señores que cobran una pasta gansa por no haber dado palo al agua en toda su corta vida estudiantil.
Y Wert tampoco es gran cosa. Lo único que ha hecho es molestar a todo el mundo, incluída la gente de su propio partido (por eso en los últimos meses ni se le oye, para que no revuelva el patio).
De acuerdo. Da la impresión de que este señor lo único que ha hecho es meter el dedo en el ojo a determinados colectivos –artistas, nacionalistas, profesionales de la educación- a los que el gobierno quería fastidiar. Y ya. ¿Mejorar la educación, que realmente está a un nivel bastante bajo? Off. ¿¿Medidas para ampliar e internacionalizar las industrias culturales? Off. ¿Promover que las televisiones públicas, ya que existen y las financiamos, dejen de ser instrumentos de propaganda y estupidez y se conviertan en algo lo más remotamente parecido a la tv pública francesa o británica? Nanay… Y así todo.
Pues a mi me ha parecido una buena entrevista, con claros y oscuros, pero se deja ver menos al personaje y se ve más a la persona que ha hecho trabajos específicos.
Otra cosa es que durante estos 3 años haya sido un bocazas, aunque ahora ya lleva un tiempo callado.
Me parece que casi todo lo que dice el sr. ministro sobre la universidad tiene sentido. No tiene sentido que defendamos una universidad masificada y de poca calidad en virtud del acceso libre para todos. Parece que se nos olvida que la universidad es carísima: no tanto para los estudiantes sino para todos los contribuyentes. Realmente necesitamos tantos licenciados universitarios como los que formamos en nuestras universidades promoción tras promoción? Para mí, como para el ministro, la respuesta es no. Tener a tantos estudiantes en la universidad no es bueno para nadie:
-Para los estudiantes, que se forman con la esperanza de conseguir un puesto de trabajo al que no tendrán opción por el gran número de graduados. Invierten años de su vida y recursos que no usarán de forma productiva
-Para los profesores, no es agradable ponerte delante de una clase llena de estudiantes que en muchos casos no están motivados. Evaluar a 250 personas no puede hacerse con el mismo nivel de detalle que si evalúas a 20. Eso sí, sobrarían profesores: que gran oportunidad para adelgazar los claustros llenos de profesores de dudosa capacidad académica.
-Para el conjunto de los ciudadanos. La universidad pública, como los servicios públicos, pueden ser gratuitos pero eso no significan que sean gratis. Cuesta dinero mantenerla e invertir en cantidad en vez de en calidad es una mala elección.
Si me hubiera llamado Rajoy para ser ministro de educación lo hubiera tenido claro, ni loco! Creo que intentar reformar la universidad es tarea imposible por la existencia de un estamento muy potente que prefiere una universidad como la que tenemos en vez de una universidad que realmente eduque bien a nuestros estudiantes.
Ahora empezarán a caerme palos, porque lo dicho (como hace el ministro) no es políticamente correcto.
Estoy de acuerdo en lo que expones. Ahora bien, de acuerdo desde la perspectiva de «hay lo que hay» y no con un afán de cambiar las cosas. Lo que dices tiene fundamento, pero visto desde el panorama actual que deja mucho que desear.
Como decían en otro comentario, es bastante triste evaluar la universidad pública únicamente como un instrumento de inversión capitalista, dónde el trabajador en un futuro, devolverá ese dinero en forma de impuestos. Soy realista y esta perspectiva no puede olvidarse, pero también considero que llevar todo el asunto al tema del dinero o del éxito profesional es uno de los grandes males de nuestro tiempo. El conseguir la máxima cantidad de dinero trabajando lo menos posible es una aspiración tan extendida en esto nuestro país, como triste. Si marginamos el estudio a una herramienta para (a fin de cuentas) ganar dinero y ser productivo, estamos, desde mi punto de vista, pervirtiendo la nobleza del conocimiento y de la sabiduría (o al menos los conceptos que me inculcaron al respecto).
Por otra parte, creo que el problema es educacional, si. Pero también social. Lo que apunta el ministro de falta de motivación para el alumno excelente, lo comparto de pleno (otra cosa es que valore que sus medidas cambian poco o nada el asunto). Sin haber sido nunca un alumno excelente, mi motivación por tratar de serlo ha bajado exponencialmente durante los 6 años que llevo en la carrera, dado el cachondeo perpetuo que es una de las consideradas mejores universidades públicas de España.
Por otra parte, y no me siento orgulloso, deduzco de Rafa Mora y sus iguales habrán cotizado diez veces más en impuestos que yo y la mayoría de mis compañeros, licenciados o no, trabajando de lo nuestro o no. Y que gente de esa calaña (no es personal Rafa, eres el primero que se me ha ocurrido) sea la que tenga trabajo, «éxito» y focos en nuestro país, es desalentador. Desalentador para mi; y para un chaval que esté formando su personalidad y sus objetivos, como poco, mal ejemplo. Así mucha de la gente que llega a la universidad (si, también hay Rafitas en la universidad) llega con la idea de aprobar sin esfuerzo alguno y a base de triquiñuelas (que visto lo visto es lo más efectivo), y dar el «pelotazo» en cuanto pueda. Y así nos luce el pelo.
En definitiva, creo que el cambio tiene que ser tanto educacional como social, y saber encontrar el equilibrio entre formar trabajadores rentables e inculcar una sana idea del conocimiento y la virtud académica, hay muchas razones para hacer las cosas además de por dinero, aunque no lo parezca.
Estoy de acuerdo. La educación universitaria no tiene que ser únicamente concebida como un aprendizaje orientado al mercado laboral. Aunque para la mayoría de alumnos la universidad sea una forma de conseguir un mejor trabajo, ésto no excluye a los que quieran estudiar por amor al aprendizaje. Eso sí, siempre que cumplan el minimo de «excelencia» exigido. Además, siempre está la posibilidad de estudiar en una privada (que debería ser peor que una pública si la pública se organizara defendiendo su calidad y no masificándola a la baja como ahora).
También 100% de acuerdo con la necesidad del cambio social. Es que lo de la universidad es una pequeña parte del problema.
Buena entrevista,
Hay que reconocerle a Wert su valentía a la hora de introducir cambios que afectan negativamente en su imágen pública.
Muy buena entrevista. Ayuda a conocer mejor al ministro Wert. Un hombre valiente y decidido. Lástima que la educación pública sea un lobby en España e impida, en muchas ocasiones, la puesta en marcha de reformas que aumenten la calidad y la eficacia de la enseñanza.
Tan valiente que no fue a la gala de los Goya por no aguantar abucheos, siendo parte de su trabajo ir a eventos como ese. PAra hablar luego de excelencia…
Lo que hizo fue ningunear a unas personas que se creen el ombligo del mundo y que le iban a increpar por no haber cedido a sus extorsiones.
Su trabajo es ayudar a gestionar de la mejor manera posible la educación y la cultura en España, no ser simpático ni aguantar abucheos de endiosados que no aportan nada pero lo piden todo.
Comparto totalmente el texto de Comodor.
Vivimos en un mundo de lo políticamente correcto.
Nos hacen creer que todos somos iguales , y en la naturaleza los individuos no son iguales , siempre ha habido y habrá altos y bajos , ricos y pobres , guapos y feos , listos y tontos ….
En este país se prefiere igualar en la mediocridad que buscar la excelencia.
Cuando el León ataca busca la cebra que esta coja , no realiza un sorteo . La realidad no se puede ignorar sólo genera frustración .
Justifico la búsqueda de la igualdad de oportunidades , que no es lo mismo que tratar igual. Justicia es dar a cada uno lo que se merece
No sé quién te habrá hecho creer que todos somos iguales, porque no es así. De hecho yo soy infinitamente mejor que tú, lo que ocurre es que tú posiblemente tendrás más pasta que yo (tu familia, mejor dicho) y a ti no se te exija la excelencia porque no la necesitas, pero te permites el lujo de hacer la típica metáfora ultraderechista sobre el león y la cebra solamente para esconder una realidad: la clave está en el poder del dinero y en su sugestión.
Si la justicia fuese dar a cada uno lo que se merece estaríamos representados prácticamente en el 100% de las instituciones por otra gente y no por individuos como el tal Wert que demuestra una indigencia intelectual que sólo la puede dar una financiación educativa a base de soltar pasta y colocarse donde se pueda tirar indiscriminadamente sin miedo a que luego nadie venga a pedirte explicaciones.
Genial y certera réplica la tuya, Altiplano.
Altiplano debe ser vidente porque sabe el nivel social de los que escribimos sin datos para ello… Totalmente de acuerdo con Victor y Comodor: España uno de los pocos países de Occidente donde se intenta igualar por abajo, se premia la mediocridad, se ataca la excelencia.. Wert será un bocazas, pero tiene huevos para enfrentarse al asqueroso lobby de las universidades politizadas llenas de incompetentes!
Arriba y abajo son conceptos relativos, como rico y pobre. Se puede igualar «por arriba» haciendo que todos seamos igual de ricos… pero claro, eso significa que todos seríamos igual de pobres.
Puedes conseguir la excelencia asegurándote de que solo los mejores estudiantes lleguen a la universidad, pero para eso habría que garantizar que nadie puede comprarse una plaza en la universidad. Y claro, si crees que el lobby de la educación es muy poderoso es porque nunca has tenido que enfrentarte al lobby de los ricos.
» para eso habría que garantizar que nadie puede comprarse una plaza en la universidad»
Absolutamente de acuerdo. No se trata de restringir el acceso a la universidad pública dejando en ella a los ricos. Se trata de dejar a los mejores y para ello debe haber un proceso de selección previo que no discrimine por origen social. Una universidad pública de calidad no es pero que una privada, puede ser perfectamente al contrario.
Y, por cierto, el hijo de un rico que sea realmente rico no está excesivamente preocupado por el accesso o no a la universidad. Ése tiene la vida solucionada. Yo votaría por eliminar el derecho de herencia para hacer nuestra sociedad más meritocrática… pero eso es otra historia.
Gracias!
Victor, solo estoy de acuerdo contigo en que este país no busca la excelencia y no sólo eso, sino que cuando se la encuentra, la regala o la desperdicia.
Brillante en la réplica y demostrando un excepcional bagaje cultural y académico, el señor ministro. Pero como dicen en mi tierra, un diablo bien vestido, por un ángel es tenido. Y Wert es lo primero.
Hablar de que un 45% de alumnos ha repetido una vez al menos a los 15 años y no saber que una gran parte del fracaso escolar -que de eso se trata- es atribuible a un sistema educativo publico sobrecargado e infradotado que ha tenido que pechar con un incremento de la población de más de 4.000.000 millones de habitantes en una decada es sencillamente hacer uso de la desfachatez por no hablar de desmemoria selectiva. Por no hablar de laestrategia, ya anunciada por los gobiernos de Aznar, de variar el modelo educativo hacia una escuela privada para las élites y un sistema publico para el resto. Lo que les interesa son escuelas del Opus y Universidades vinculadas a la FAES y no un sistema público de calidad, sostenible y basado en valores ciudadanos (y constitucionales) como la igualdad, el respeto y la convivencia pacifica.
Wert es tan inteligente que nos toma al resto por tontos.
Me temo que el asunto es mas complejo que el achacarlo a la maldad intrínseca de la derecha española.
Según los datos ,eso que poca gente mira,del MECD publicados en su web y elaborados con la colaboración de todas las CC.AA, del curso 2000-2001 al 2012-2013 el alumnado público en el conjunto de las Enseñanzas de Régimen General (Infantil, Primaria,ESO, Bachillerato, F.P.) aumento un 17% y el profesorado público en esas enseñanzas lo hizo en un 20%. La proporción de alumnado público pasó del 67,8% al 68,1%.
Como dice la wikipedia «…la maldad es una condición negativa relativa atribuida al ser humano que indica la ausencia de moral, bondad, caridad o afecto natural por su entorno y quienes le rodean, actuar con maldad también implica contravenir deliberadamente usando la astucia, los códigos de conducta, moral o comportamiento oficialmente correctos en un grupo social.» No atribuyo, por tanto, esta cualidad a la llamada derecha sino al individuo, el señor ministro Wert.
Respecto al argumento principal no conozco pero asumo por buenas y validas las estadísticas citadas. Sin embargo el obtener promedios tiene el problema intrínseco de que son muy sensibles a los valores extremos que pueden hacer que la misma no sea representativa de la población. Dicho en román paladino. La inmigración es un fenómeno dispar en su configuración geográfica. En mi comunidad, en 10 años se ha aumentado la población en un 30 % y hemos llegado a alcanzar más del 20% de población extranjera. El sistema educativo se ha roto por las costuras; equipamientos, profesorado, medios, … y no ha sido suficiente. Cuando parecía que la recesión había acabado con la llegada de nuevos ciudadanos y alumnos, los recortes, que han supuesto que hoy en día tengamos un 20% menos de educadores que en 2008, ha sido la puntilla. Evidentemente si comparamos esta situación con la de territorios favorecidos fiscalmente (regímenes especiales de Euskadi y Navarra) con mayor capacidad de inversión y que no han superado, en ningún momento, el 10% de población inmigrante ya tenemos algunos datos para contrastar con la citada estadística. Y estos no están muy cómodos la verdad.
Y es que ya saben, hay verdades, mentiras (las de Wert) y estadísticas (las del MECD).
Por cierto, sólo a un integrante del citado MECD se le ocurriría citar esas estadísticas. Gracias por su opinión señor miembro del gabinete del ministro.
Me dedico a la estadística y sé por experiencia que cuando al personal los datos no le cuadran con lo que afirma, la respuesta es la descalificación, suele pasar y, lo siento, no soy miembro de ningún gabinete y carezco de interés en serlo. Lo que digo y repito es que el problema educativo en España no es unicamente de recursos sino de modelo, pero vale para usted la perra gorda.
Apreciado Molinero.
1.- No descalifico los datos, los contrasto con la realidad que me rodea y observo profundas discrepancias. Ergo aplico el principio de la Navaja de Ockham, que me indica que la explicación más sencilla suele ser la correcta, lo que nos lleva a la conclusión de que, ya que no podemos revisar la realidad -tozuda ella-, revisemos como hacemos las estadísticas.
2.- Coincido con usted en que el problema no es sólo de recursos, pero, apliquemos el modelo que queramos, hay que dedicárselos. Tenemos ejemplos a manos llenas de magnificas leyes que se convierten en papel mojado por falta de la memoria económica y recursos presupuestarios suficientes. O lo que es lo mismo mejor un curtido SEAT 600 con deposito lleno que un flamante deportivo seco de gasofa.
3.- Veo que no ha podido refutar mis afirmaciones, basadas en datos, de la profunda dejadez y abandono en que se ha dejado el sistema publico de enseñanza.
4.- Mis sinceras disculpas por mi apreciación personal, errónea, acerca de su pertenencia al MECD. Como explicación, que no excusa, la proliferación en algunos foros de «opinadores amigos» a sueldo. Le reitero mi petición de disculpas.
El profesorado aumentó a base de partir contratos ordinarios en contratos a tiempo parcial, eso es lo que esos números esconden.
Wert, genuíno meme diabólico reinante en el hálito universitario español, espeta lógica a raudales, impepinablemente transmutada en pirotecnia por aquellos que teóricamente lo sufren y que en cualquier caso, están apuntados a la trilogía mencionada acertadamente por los preguntadores, endogamia, parasitismo y cainismo… y así nos va.
Qué personaje tan lamentable. Una auténtica viruela que tratará siempre de privatizar lo público y convertir la educación en un privilegio de ricos.
Nadie, en su sano juicio, quiere una universidad con profesores poco cualificados, ni una universidad masificada, ni quiere no tener trabajo después de que acaben sus estudios. Me parecen obviedades que el Sr Wert, al igual que cualquier otra persona, dice en una tertulia con café. Ahora bien, si lo que este señor entiende por primar la excelencia es que actualmente una matrícula universitaria te cueste 3.000/3.500 euros, cuando antes (hace 2 o 3 años) te costaba 800/900 (en la Complutense de Madrid así era) me parece que lo que el Ministro prima son los billetes de la cartera. Si se quiere primar la excelencia se deberían promover becas, movilidad internacional, idiomas… No se trata de ser de un partido político u otro, se trata de que en un país medianamente civilizado la educación (desde todos los niveles) debería INTOCABLE, ACCESIBLE y lo màs APOLÍTICA posible. Porque dentro de 2 años, cuando ellos no estén en el poder, veremos qué pasará…
Tengo dos hijos que están estudiando en la universidad pública madrileña.
Uno hace un doble grado (ya está en 4º y va a curso por año, la matrícula son dos y mil pico euros) y la otra empieza este año Turismo en la Complutense (1600 eurazos). Unos 4000 euros en total, montante que yo ni de lejos me puedo permitir (somos familia monoparental). El mayor saca buenas notas, pero como tampoco somos pobres de pedir, siempre le niegan la beca por razones crematísticas. . ¿Solución? Ambos cogen todos los trabajillos que les salen para pagarse la facultad: que si camareros en un catering de bodas, que si cuidar niños, que si pintar pisos, que si repartir publicidad, que si cajeros de supermercados, que si comerciales a puerta fría… Y ¡magia! como la matrícula la pagan ellos, estudian el triple que si la pagáramos el Estado o yo. Cuando acaben de estudiar y salgan al mundo laboral, se comerán por los pies a todos esos que suspenden alegremente porque papi tiene pasta de sobra para pagar el doble por cada asignatura repetida.
Desde mi punto de vista, el sistema educativo español no falla porque haya poco dinero; falla por la base: la selección de los profesores. En otros países para dar clase te exigen:
a) Tener vocación
b) Ser el mejor cualificado entre la gente con vocación.
Aquí, aunque de vez en cuando te encuentras con un gran profesional, el sistema público de enseñanza está plagadito de gente que jamás debería haber puesto un pie en un aula, porque odian dar clase y odian a la chiquillería. Gente que trabaja en la enseñanza por alguna (o todas) de las siguientes razones:
a) Es un sueldo fijo
b) Tienen muchas vacaciones
c) Son del sindicato
Y así nos va.
Es cierto que el sistema educativo falla por la base, pero echarle toda la culpa al profesorado… bueno, es típico de padres.
Para una apreciable proporción de los padres de este país la escuela es una prolongación de la guardería o la casa de sus padres: un lugar donde aparcar a los niños mientras ellos trabajan y no pueden hacerse cargo. Toda la vocación que se tenga para la enseñanza te salta por los aires en cuanto tengas dos niñatos con ganas de joder en clase y compruebe que de hecho está a su merced.
Aquí se ha pasado del profesor que «cascaba» a los alumnos a los alumnos que agreden al profesor. Ninguno de los extremos me parece el más adecuado para impartir clase. :p
Y no nos engañemos… ¿qué ocurre en países? No es verdad que te exijan vocación. La vocación, como el valor en la mili, se presupone. Sí que valoran la cualificación, pero es que en los países nórdicos ser maestro es una profesión de prestigio, y muy bien pagada. Hay hostias para ser maestro.
¿Aquí? Los profesores son «esos funcionarios enchufados de mierda que tienen un montón de vacaciones». Eso sí, ni muerta dejas tú ese trabajo que te permite mantener una familia monoparental de tres miembros con dos hijos en la universidad para meterte a maestra o profesora de secundaria. No te equivoques: el problema de la educación no es solo de dinero, pero TAMBIÉN es de dinero. Si pagas el doble a los profesores habrá más gente que quiera ser profesor, luego subirá la nota de corte de las facultades, y la competitividad en las oposiciones. Pero eso es más dinero.
En Finlandia, las clases son solo por la mañana. Si vas retrasado – o tienes problemas de conducta en clase – también te quedas por la tarde, mirando desde la ventana como juegan el resto de tus compañeros que ya han acabado las clases. Oiga, hay que ver como se ponen las pilas de rápido. Pero claro, para eso hay que pagar horas extra a los profes que se quedan por la tarde, o contratar profesores de refuerzo. Y todo eso es dinero.
Pues parece que tienes problemas de comprensión lectora: “ni muerta dejas tú ese trabajo que te permite mantener una familia monoparental de tres miembros con dos hijos en la universidad para meterte a maestra o profesora»
Yo he dicho:” Unos 4000 euros en total, montante que yo ni de lejos me puedo permitir (somos familia monoparental)”. Y he explicado que son mis hijos quienes se pagan los estudios trabajando porque yo NO puedo pagarlo.
Soy autónoma, no tengo sueldo fijo y, mira tú por dónde, vivo de dar clase a adultos y adolescentes, Eso sí a mí no me paga el Estado, me pagan los alumnos –o sus padres, en caso de que sean menores-, No tengo vacaciones, sueldo fijo, pagas extras ni días de asuntos personales. Y si hago mal mi trabajo, en mi casa no se come. Tengo una pequeña escuela para gente que quiere escribir literatura y para estudiantes que, gracias al magnífico sistema educativo, son incapaces de entender lo que leen o expresarse por escrito.
Yo no tengo despacho del director al que llevar a los rebeldes ni bedeles que me traigan las tizas. Pero no se me rebelan los alumnos. Como a muchos profesores de secundaria que saben imponer respeto.
El año pasado, algunos de mis alumnos escribieron e interpretaron un vídeo sobre los distintos tipos de profesores que hay, Mira a ver en qué grupo te encuentras: http://www.youtube.com/watch?v=NkqjbfUCg-I
Los alumnos repiten, y el sistema educativo no funciona adecuadamente porque los políticos(PP+PSOE+ las injerencias de la Iglesia Católica) no hacen más que marear la perdiz con las leyes de educación (desde 1970 y con la LOMCE van 5) y con todos los decretos y disposiciones adicionales de esas leyes hay un batiburrillo legislativo que impide a los profesionales de la educación sacar el máximo partido a su esfuerzo.
Otra razón por la que repiten muchos alumnos y el sistema no funciona son los recortes en la dotación de recursos y personal que se sufre, sobre todo, en la enseñanza pública, un maestro o profesor con 30 o en institutos 40 alumnos, sin materiales adecuados, y esto es algo muy frecuente, no está en las circunstancias apropiadas para sacar adelante ese grupo.
La prueba definitiva de que el sistema no funciona es que los que gobiernan no llegan arriba por ser los mejores sino porque el padrino de turno los coloca, caso del señor Wert, y de su jefe Mariano.
Si es sociólogo es polígloto :)
Muy floja la entrevista, para caerle bien al ministro. Esperaba más de Jot Down.
Entiendo que entrar fuerte al ministro Wert es un asunto bastante más delicado que hacerlo con Ada Colau. Me hubiera gustado tener como entrevistador a Cristian Campos en la línea de aquella entrevista. En esta, más a gusto, imposible.
Pobre Ada.
Qué la próxima entrevista de Jot Down se la hagan al Dioni o a Inestrillas…
Qué insinúa cuando dice «hasta ahí puedo leer» en relación a Podemos?
«A los quince años el 45% del alumnado ha repetido al menos una vez. Esto supone un coste brutal»
Que esto lo diga un ministro de hacienda tendría cojones, sería más o menos comprensible pero tendría cojones. Ahora bien, que lo diga uno de educación (el responsable, no lo olvidemos, de que no ocurra), hostia, clama al cielo.
Por cierto, la pedantería superficial y vacía de este tío solamente es comparable con su cara dura.
¿Un ministro de educación es el responsable de evitar que la gente repita? Ains. Creo que esa forma de pensar nos ha traído al callejón actual de la calidad de la enseñanza actual.
¿Nadie le ha parado bola a su última respuesta? El pavo se siente un intelectual…
Ahora va a resultar que es un mérito ser un bocazas. Claro que bien pensado… es lo que hay.
Sobran universitarios. La dimensión demográfica y económica de nuestro país es la que es. Y no hay para tanto licenciado ni ingeniero. Ni en el mercado laboral ni en la investigación.
PODEMOS seguir escribiendo cartas a los Reyes Magos, dinamitar cuanto se ha conseguido en los años de democracia, o mejorarlo: desde lo que hay, hacia horizontes razonables, con los medios disponibles. Y con un diagnóstico lo más certero posible de lo que funciona y de lo que no. Ahí comparto en buena medida el diagnóstico de Wert. Aunque no sus soluciones.
Sabemos que no funcionan las injerencias políticas en materia educativa y sabemos que el sistema netamente funcionarial del profesorado tampoco. La universidad de la excelencia debe procurarnos profesionales e investigadores que mejoren la realidad, que nos mejoren como sociedad, desde la mejora de sus individuos. Y eso no ocurre con un sistema de auténticas castas, en lo político pero también en lo docente (y sí, me refiero a muchos de los de las camisetas verdes, cuyo nivel de compromiso y afán de superación es más que deficiente…; argüirán desmotivación por falta de medios y mil excusas más, pero en el fondo lo que les pasa a esa parte, no pequeña, de los profesores, es que el sistema funcionarial no ofrece ningún incentivo; da igual que hagas bien tu trabajo o no, si no lo haces no te ocurrirá nada… me pondréis a caer de un burro, pero sólo tenéis que pensar en buena parte de vuestros profesores universitarios… si daban o no el nivel, y si era por culpa de falta de medios… o por la condición humana tan acomodaticia en el sistema funcionarial).
Saquen a las autonomías de la ecuación y podremos empezar a ir hacia alguna parte. Son el freno para hacer casi cualquier cosa en este país. No se puede pensar en ningún modelo productivo, económico, educativo, social, etc., en conjunto, ni tomar medidas de auténtico calado con semejante montaje. Adopten el modelo francés y abandonen los complejos. Mientras tanto, esquizofrenia.
Saquemos de la ecuación a los jacobinos, uniformadores, unificadores y centralizadores que, para desgracia del pueblo madrileño, han tomado como sede la bella villa de Madrid, sus plazas y paseos, y podremos empezar a ir hacia alguna parte.
No se puede pensar en ningún modelo productivo, económico, educativo, social, etc., en conjunto, ni tomar medidas de auténtico calado con semejante montaje. Adopten el modelo alemán y abandonen los complejos. Mientras tanto, la dictadura del alto funcionariado y los poderes económicos nos mantiene en la miseria moral y material.
Ya tenemos el modelo aleman. Incluso va mas lejos en algunas cosas. El estado autonómico español es discriminatorio ya que condiciona factores básicos como los impuestos, la educación y la sanidad, entre otros, a la comunidad autonoma de residencia. Hay grandes oscilaciones entre sistemas autonomicos que afectan a la igualdad de derechos y oportunidades entre ciudadanos del mismo pais. Fundamentalmente es un montaje para sustentar las elites locales y sus redes clientelares. Ineficiente. Estamos en la miseria moral y material, si, en la dictadura de los poderes económicos y el alto funcionariado, si, pero por otros motivos; el estado de las autonomias multiplica el error.
Para tener un modelo como el alemán deberíamos haber reformado la constitución, como hicieron ellos en 2006, para detallar que competencias son federales y cuales son de los Lander, bajo el principio de que, en caso de duda, una competencia es del Lander. Todos tienen el mismo nivel de autonomía (muy elevado) sin distinción. Y no lo dejan en papel mojado. Los principales órganos del Estado están repartidos por toda Alemania. El Bundesbank en Franfort, el Tribunal Constitucional en Karlsruhe, la Oficina Federal de Investigación (BKA) en Wiesbaden, la Agencia de Inteligencia Exterior (BND) en Munich… y así hasta aburrirnos. Si hasta el antiguo Ministerio de Marina estaba en plena meseta. Los Lander son Estado y los alemanes lo demuestran con hechos, no con palabras. El estado de las autonomías debería haber sido una parada intermedia hacia una unión federal pero, ay, las élites que ocupan para desgracia de los madrileños la capital, no quieren que les toquen sus nichos de poder y manipulación. Y ya les viene bien que las élites locales, como usted las llama, hayan copiado en sus peores costumbres a las centralistas.
Me parece increible que uan persona tan valida como Wert pueda estar con gente del fuste intelectual de los Rajois,Fernandez,Sorallas,Cospedales…y demas.
En efecto, Wert es el único intelectual del gobierno. Es mucho más culto que la media de políticos y no es un «apparatchik». Es irritantemente soberbio, lo que le hace impopular a la fuerza. También es valiente, para enfrentarse a la casta docente, funcionarial y autocomplaciente. Cansan tanto sectarismo y demagogia.
el mejor ejemplo de la educación de mierder que tenemos es leer a los pseudoizquierdistas y reseudocultos que todo lo basan en creencias y nada en datos. ah, y en decir pobres y ricos
«Merriodetós 10/09/2014 0:11»
el mejor ejemplo de la educación de mierder que tenemos es leer a los pseudoizquierdistas y reseudocultos que todo lo basan en creencias y nada en datos. ah, y en decir pobres y ricos. Totalmente deacuerdo ni se han leido la entrevista…
Se puede estar a favor o no pero espraba un debate de mas nivel…
Pd el profesarado y el lobby universirario sooo se manifiesta cuando le tocan los sueldos o las horas laborales ….tenia que decirlo :()
Pingback: Causas y azares 31 - Error 500
Pingback: Causas y azares 31 - TecNoticiero
Pingback: Causas y azares 31 | TECNOLOGÍA
Pedazo de entrevista¡¡¡. Poniendo al ministro contra las cuerdas y enfrentándolo a sus contradicciones.
Esperemos que te haya firmado un póster suyo para tu habitación o como mínimo su foto para tu escritorio.
Sólo he leído el titulo y no voy a leer más… 45%???????? vamos a ver, ¿de donde cojones ha salido ese dato?
Pingback: 5 startups periodísticas made in Spain | TICbeat
Pingback: Cinco startups periodísticas ‘made in Spain’ | Anzoátegui Al Día
Pingback: Cinco startups periodísticas ‘made in Spain’ | E7radio noticias, de Venezuela y el mundo
Pingback: OPERACION PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2014. 1º capítulo | Patrulla de salvación
¿Los entrevistadores son familia del entrevistado?
Pingback: Derechos de autor, propiedad e industria: Entrevistamos a David Bravo « Can It Be All So Simple
A esto se le llama hacer un Lewinsky. Y sin que caiga nada
Pingback: Canon AEDE para ‘Dummies’ | "Propiedades Intelectuales"
Pingback: Notas rápidas sobre Google News y la compensación irrenunciable
Pingback: Guadalupe de la Vallina: “Los “trabajos serios” me parecen la muerte”. | Rick's Magazine