El cine italiano, de riquísimo pasado, constituye a fecha de hoy la alternativa más solvente a la colonización hollywoodiense de las pantallas europeas. De Italia, un país paralizado por la degradación de su clase política, están llegando excelentes propuestas de cambio a través de sus cineastas, sus escritores o sus periodistas. Hace ya cinco años que Roberto Saviano se atrevió a jugarse la vida con la impresionante Gomorra, que luego Matteo Garrone supo verter en fotogramas. Mientras, en España seguimos alucinando con el impagable Crematorio, de Rafael Chirbes, que da tranquilas y muy razonables entrevistas por doquier. También Marco Tullio Giordana, Vicari , Roberto Andó o el gran Bertolucci han filmado recientemente obras muy dignas y de gran calado. Pero con La gran Belleza, la genial película de Paolo Sorrentino, el cine italiano pasa a ser una imprescindible referencia para la cultura que saldrá triunfante de esta Europa en crisis. Si hay algo que unifica a los nuevos creadores italianos es una voluntad clara de ridiculizar o denunciar los aspectos mas hipócritas de la sociedad en la que viven a la par que luchan por revitalizar y no perder los logros que tantos siglos de civilización han aportado. Y entre ellos, ante todo, la Belleza.
La gran Belleza, la última película del napolitano Paolo Sorrentino, está llamada a revolucionar el cielo y el infierno. La gran Belleza arranca con la presentación de su protagonista, el escritor Jep Gambardella, en una secuencia mágica, hipnótica. Un recorrido psicodélico por la fiesta de cumpleaños del escritor que se celebra en un impresionante ático al lado del Coliseo de Roma. Es desopilante la presentación del gran Jep Gambardella (genial Tony Servillo), trasunto de la mundanidad, adorado por mujeres hermosas, perseguido por aduladores, con su pelo blanco bajo el panamá, con sus americanas amarillas o langosta conjuntadas con pantalones blancos y sus zapatos bicolores. La gran Belleza es una película para extasiarse, para dejarse llevar por la corriente río abajo, para volver a creer en la magia del cine y en el embrujo de la vida. La gran belleza es un continuo exceso de buen gusto, creatividad, ingenio y provocación. La gran belleza es una especie de paseo por el amor y la muerte de un crítico literario, novelista fracasado, que acaba de cumplir sesenta y cinco años.
Al poco de iniciarse la película, en la fiesta inaugural, hay una conversación entre una de las actorzuelas que proliferan en esos festejos y un actorcillo que quiere ligársela. El diálogo es desternillante: ella dice que ya no le motiva el teatro y que está escribiendo su primera novela y que le está saliendo con un tono proustiano… Ahí, el aspirante a follarse a la guapa le da la réplica al vuelo mientras la abraza por el talle: «¡Proust es mi escritor favorito!…. además de Ammaniti, claro». El autor de La Recherche está presente en varios momento en el film. Y también lo está el gran novelista Niccolo Ammaniti, el gran retratista de la mundanidad, de la vulgaridad de la Roma actual. Esta bipolaridad entre los universos de Proust y los de Ammaniti permite entender mejor el trabajo de Sorrentino: «Aparte de la pérdida de sentido, la pérdida de valores y la degeneración estética del comportamiento, es posible encontrar todavía la Belleza. Inmutable, eterna, absoluta…». O sea, que aparte del mundo que describe Ammaniti en su divertidísima novela ¡Qué empiece la fiesta!, donde anuncia que en Italia el sentido del ridículo y la vergüenza han desaparecido, hay otro mundo lleno de grande bellezza que hay que revisitar, que hay que recuperar porque solo desde ahí tiene sentido seguir adelante con este modelo social.
Porque la experiencia de la Belleza es un proceso, y esto lo han trabajado muy bien los psicoanalistas, que implica sentimientos de integridad, vitalidad y amabilidad. La Belleza, la experiencia de la Belleza nos evita variaciones y vacíos en el estado de ánimo.
La gran Belleza tiene ciertas semejanzas con La dolce vita y en el amor a Roma se aprecian trazas del mejor Moretti. Pero el gran aporte de La gran Belleza, permítaseme la reflexión psicodinámica tan cercana a la obra de Sorrentino y Ammaniti, es que nos muestra la posibilidad de reactivarse, de recomponerse en la vida a través del recuerdo de un añejo contacto con la Belleza. Que es lo que le sucede a Jep Gambardella cuando, buscando la autenticidad en su pasado, rememora el primer beso que dio a una mujer en su vida. Tal vez ni Freud, ni siquiera Nabokov con Lolita, lograron representar así la potencia de una experiencia erótica.
Paolo Sorrentino, un director acusado de mover demasiado la cámara o de ser demasiado pretencioso, ha roto el género. Será muy difícil que el cine vuelva ser lo mismo tras La gran Belleza. Porque resulta que muchos espectadores, ante algunas secuencias de este film, no pueden evitar sentir algo similar a lo que experimentó Stendhal tras su visita a la Basílica de la Santa Cruz, en Florencia: «Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme».
El 7 de Diciembre La gran Belleza fue considerada en Berlín como la mejor película europea del año, de forma abrumadora. Tal vez por ello, la mayor parte de la prensa especializada española se extasiaba con el premio honorífico que, en el mismo acto, le dieron a Pedro Almodóvar.
La grande bellezza es la mejor película del año. Sin duda.
No he visto «La gran belleza» pero dudo mucho que Sorrentino, de quien he visto un horror llamado «Il divo» (un vídeo-clip grotesco e insoportable, perfecto para la berlusconización de la vida italiana), haya hecho esa obra maestra de la que tantas personas hablan (sobre todo, hombres).
Por lo que vi en «Il divo», el problema de Sorrentino no es tanto que mueva mucho la cámara o que sea pretencioso (ya le gustaría a él poder serlo más), sino que convierte sus películas (al menos, «Il divo») en homenajes metodológicos a la MTV, que quiere hacer pasar (no sé bien cómo ni por qué) por «críticas» a esto o lo otro.
En todo caso, admito que ya son varias las personas (incluyendo este interesante artículo en jotdown) que me están recomendando «La grande bellezza», así que quizá me atreva…
Por si acaso, sobre «Il divo»:
http://www.elcineenquevivimos.es/index.php?movie=479
Feliz año.
Señor: ¿Esta juzgando La Grande Bellezza por lo que vió en Il Divo? Igual si ve La Grande Bellezza podrá disfrutar de Le conseguenze dell’amore y así poder analizar la totalidad del cine italiano y por ende de sus sociedades gastronómicas. Ánimo.
La has visto ya?
Un apunte. La fiesta inicial se desarrolla al final de la via Veneto. Donde sale el cartel de Martini. Muy de acuerdo con la reflexión del cine italiano y de la grandeza o belleza de la película.
Una de las cosas que ha terminado de convencerme de que jamás perteneceré a la «casta intelectual» es el hecho de que «La gran belleza» me ha parecido una película insufrible y absurda, una mera reivindicación vacía del más deleznable esteticismo. Supongo que hay que ser o haber sido uno de los estetas fracasados, promiscuos y rebosantes de cocaína que retrata el filme para conseguir ver en sus escenas y su (falta de) argumento algo parecido a una obra de arte.
Hablando de ‘falta de argumentos’…
La he visto ayer, y coincido plenamente con esta opinión. Y los que quieren ver en Sorrentino a un nuevo Fellini, que vuelvan a ver La Dolce Vita.
Totalmente de acuerdo Sr. Zamora. Es una película que crea una cierta expectativa entre el cine USA que nos invade, la busqué con ilusión y la vi con total desconcierto. ¿A qué están jugando? Evidentemente a seguir (plagiar en algún sentido) al Fellini más clásico, pero incluso para plagiar hay que saber. Ya no es lo inconexo de una historia banal, es la tortura física al espectador con los planos picados y los zoom que, como el exceso de especias en la comida, sirven para enmascarar los malos guisos.¡Lástima de exteriores romanos desaprovechados en su «gran belleza»! Al menos tendría una justificación su visión. Ni es una crítica cínica, como se pretende, a la alta sociedad romana ni es una «gran belleza». El mundo de los «parvenus», del que el propio protagonista es un ejemplo, no es sólo romano, sino que ya es universal.
«El cine italiano, de riquísimo pasado, constituye a fecha de hoy la alternativa más solvente a la colonización hollywoodiense de las pantallas europeas.»
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ha.
Totalmente de acuerdo, ya empieza a ser hora de que Italia y Francia recupere el esplendoroso pasado de su magnífico cine.
Menos mal que veo que hay gente con criterio, me estaba asustando por pensar que este bodrio era el peor ejercicio de estilo hecho nunca.
El título fantástico, el escenario Roma y la película inexistente, un horror.
«El diálogo es desternillante: ella dice que ya no le motiva el teatro y que está escribiendo su primera novela y que le está saliendo con un tono proustiano… Ahí, el aspirante a follarse a la guapa le da la replica al vuelo mientras la abraza por el talle: «¡Proust, es mi escritor favorito!…. además de Ammaniti, claro»».
Totalmente desternillante, de veras, una muestra de increíble ingenio.
Pues a mí me ha parecido un peliculón inacabable. La he visto tres veces y creo que repetiré una cuarta. Habla tanto de uno mismo y del momento en que dejamos de ser nuestra mejor versión -una vez se enfría ese sentimiento de estar viviendo y de tener aún cosas mejores por delante- como del fin de una civilización construida sobre clichés, perfectamente representada en esa magistral escena que ya para siempre se conocerá bajo el título de «Vocazione civile». Entiendo muy bien su estructura diletante, en la que todo importa hasta cuando es prescindible. Es una maravilla y sin duda es la película del año por encima de cositas monas pero sin importancia, como podría ser La vie d’Adèle.
» Entiendo muy bien su estructura diletante»…de verdad que no me salen palabras
Hola, Espoir:
La vi cuatro veces, y no encontraba las palabras para describir por qué me encantó la película. Gracias por encontrarlas y ponerlas juntas… [1].
Veo por los comentarios. que la obra no deja indiferente (¡como deben hacer las grandes obras de arte!), será porque en muchos, la peli no conecta con esa primera reflexión que dices, la gran autocrítica que se hace Jep. O porque no son capaces de ver en su entorno la miseria, la decadencia de hipocresía, banalidad y clichés repetidos hasta la saciedad, y tras ellos… la belleza.
[1] Espoir 02/01/2014 at 14:24: “Habla tanto de uno mismo y del momento en que dejamos de ser nuestra mejor versión -una vez se enfría ese sentimiento de estar viviendo y de tener aún cosas mejores por delante- como del fin de una civilización construida sobre clichés, perfectamente representada en esa magistral escena que ya para siempre se conocerá bajo el título de “Vocazione civile”.
Yo disfruté mucho viendo la película. Me gustó como oscila entre lo vulgar y lo sublime. Creo que capta muy bien la realidad actual italiana y creo que en su decadencia haríamos bien los españoles en vernos reflejados, si bien en nuestro caso privados de esa conmoción estética a la que se ven sometidos los romanos.
Ya va siendo hora de que los países del sur de Europa nos plantemos frente al espejo y nos hagamos unas cuantas preguntas incómodas…
Bellísima. Aún estoy en trance.
Después de varios años, sigo pensando en «La Grande Bellezza». Memorable. El tiempo pasa y aún no se destiñe como las otras “grandes” películas de 2013.
Pues ya somos dos. Otro año más tarde.
Comparto el alivio de Alfonso al saber que no soy la única que salió horrorizada del cine. Yo no vi más que una inmensidad de detalles inconexos, un conjunto desquilibrado que, en mi opinión, carece de belleza alguna. He leído muchas críticas, intentando entender qué es exactamente lo que no he captado de la película, por qué no «he sentido lo mismo que Stendhal en su visita a Florencia» (ese comentario se lleva el premio al más rematadamente cursi y repelente). Y con cada alabanza exagerada y pomposa de la película más me horrorizo.
En los primeros 10 minutos de la película, yo vi un turista asiático que se desmaya al suelo (quizá por la belleza abrumadora de Roma, quizá por la vanidad de la raza humana, quizá por la insoportable levedad del ser, quizá «por la vibraciones» del arte, quizá por un golpe de calor) y a continuación una larguísima escena en la que un grupo de cuarentones bailan en una azotea al son de Rafaela Carrá y «Mueve la colita». Un comentario anónimo de un blog de cine describía este principio de la siguiente manera: «La Gran Belleza comienza con la muerte por causa natural de un turista japonés en Roma, para encadenar con la enloquecida y vulgar fiesta nocturna en un ático. Paolo Sorrentino ha hecho su obra cumbre.» Poco más puedo decir.
Me quedo también con esa maravillosa frase con la que Juanjo M. Jambrina se ha coronado «Tal vez ni Freud, ni siquiera Nabokov con Lolita, lograron representar así la potencia de una experiencia erótica.». Ahí, con un par.
Y para terminar, cito una frase del protagonista de la película (desternillante, ingeniosísima, llena de profundidad, de existencialismo, de vida, de La gran belleza). La suelta mientras observa a sus amigotes bailar y dice algo como «Los trenecitos de nuestras fiestas son los mejores de Roma… jejejeje… Porque no llevan a ninguna parte». Pues eso, Jep , como tu película.
pues eso elianta,como tu critica jajajja
Lo digo con todo el cariño: no sé por qué, para decir que algo no gusta, hay que apelar personalmente a las opiniones
contrarias, como si disentir convirtiera a los demás automáticamente en paletos sin idea alguna. Qué asco de país.
La Gran Belleza es cine cuñado en su fondo, de necio subrayado constante y redicho. Un cine que se arrima a la literatura pedante plagiando sin parar -además de esa obviedad de Fellini que hasta un ciego es capaz de apreciar- a cineastas italianos mucho más válidos en lo visual y subtextual: Ferreri, Zampa, Antonioni, Risi y Ferreri están presentes de contínuo cuando no revisitados a lo puchi por el incapaz de Sorrentino. Claro que para detectar esto hace falta haber visto un poco de cine, aunque ni siquiera, ya que con la parodia barata que hace de la risible Abramovic el director es fácil ver que se esta antes un mierdas flipao.
Ni que decir tiene que es normal que os haya encantado a vosotros, coleguis, y que entre los papanatas lo esté petando fino.
lo curioso de tu critica es que simplemente quieres demostrar que has visto cine italiano,los mas llamativo es que plagia bla bla bla eso es construir con criterio jajaja
Sin duda una de las mejores peliculas de los ultimos años.Servillo da vida a un Jepinno Gambardella que directamente pasara a la historia del cine europeo.Una pega, la cantidad de seudocreadores/directores que van a seguir su narrativa poetica y lo van a plasmar en el aqui vale todo y quien no lo entieda es su problema ya que no tiene sensibilidad para comprenderla.Vamos lo mismo que le paso a David Lynch.
Como decia un antecesor de Gambardella:»Bienaventurados mis imitadores porque de ellos seran mis defectos».Me refiero al Oscar Wilde mas mundano, no al escritor.
A mi me pareció hermosa. Imagino que tendrá que ver mucho con la edad y sensibilidad del espectador. Quien no sienta la fealdad y el absurdo del mundo contemporáneo, o a lo mejor simplemente quien no padezca una naturaleza nostálgica, no amará esta película. Entiendo bien a aquellos a quienes no les guste (no tiene argumento, es un cine narcisista y surreal, y pretenciosa) pero para mi es la película más sublime del año. Bellísima.
Lo que lamento de entradas como esta sobre La Grande Bellezza es que no instan al espectador menos profundo a ver la película, desaprovechando así la proyección del año, salvo prueba en contrario. Buscando en Google alguna crítica que me facilitara el entendimiento del papel de la Iglesia en el filme me encontré con una página que titulaba el análisis como «La Grande Bellezza: La decadencia de Europa». No leí más. Es una pena, insisto, que se reduzca el contenido cinematográfico del año a su continente.
La Grande Bellezza comienza con gente repugnante haciendo cosas que no son del agrado de la gente JotDown, esto es, haciendo las cosas que (se nos dice que) hace la gente del país de Berlusconi, Sara Carbonero y la Mediaset de Telecinco (…). Una vez en este punto, si el espectador sigue entendiendo que la intención de la película es mostrar y hacer sátira y crítica de la sociedad italiana o las sociedades europeas en su «decadencia actual» (algo discutible, de todos modos) es que se está quedando en la superficie, desperdiciando así dos horas en un espectáculo vacuo al nivel de Gravity en 2D (al hilo de su reciente entrada en JD). La Grande Bellezza expuesta así es tan tópica y prescindible como su crítica.
La película tiene grandes líneas, tratándose de la vida de un escritor, como las del tráiler o las que se suceden con Ramona o Stefania en escena, pero desde mi punto de vista, la frase que marca el sentido de la cinta (tanto es así que precede el final) es la de La Santa preguntada a por qué come raíces. No es un diálogo sobre Proust, una crítica a los «artistas» o el «arte» modernos, a los «culturetas que van de guay» o una clase sobre cómo comportarse en un funeral lo que el espectador recordará a los dos días. Es la simple pregunta que ya hizo otro gran pesonaje que puso a un país entero frente al espejo para exhibir lo paleto de su griterío, tanto a lectores de Prisa como «hooligans» de vitrinas menores: ¿por qué?
Jep es un personaje ambiguo: culto y respetable, sorprende al espectador ser testigo de una vida paralizada por una mezcla de emociones que podemos o, quizá ya viéndole derrotado decir que «es maravilloso, el futuro», debemos entender. Gracias a una excelente interpretación de Toni Servillo se hace más llevadera la angustia de que él tampoco consiga sus respuestas. En un tour por escenas bellísimas con una extraordinaria banda sonora señalándonos en qué tenemos que fijarnos podemos no solo disfrutar de la magnificencia de la historia de Italia, centrada especialmente en el patrimonio de Roma, sino también meternos tanto en la piel de Jep que acabaremos sonriendo con él, aunque sean nuestros ojos los que muestren al público nuestra risa al darnos cuenta de lo estúpidos que hemos sido durante tanto tiempo.
Tras dos horas y cuatro minutos de contrastes, de choque, Sorrentino nos desvela lo que él quería trasmitir con los silencios, la naturaleza, el arte (arquitectura, escultura, pintura, teatro, fotografía, música, literatura y claro, cine) (SPOILER, léase solo tras haber visto la película, por favor, que así se piensa y se llega a una conclusión personal, quizás más acertada, quizás más adecuada al espectador, que debatida puede enriquecer a las partes involucradas) y esos dulces chispazos tan evidentes que pasamos por alto: la belleza, entendida como ese sentimiento de admiración, de plenitud en lo que en mis tiempos llamábamos el alma (…) se nos muestra a diario y nosotros, cegados en encontrar esa Gran Belleza que nos satisfaga eternamente, la despreciamos.
La vida no es un viaje hacia la felicidad, un recorrido hacia un destino, sino un viaje en el que el camino es ya de por sí gozoso, un fin en sí mismo, donde la belleza y la felicidad acompañan la travesía. No me gusta dar ejemplos por aquello de perder la universalidad, pero cabría hacerlo.
Y he aquí donde discrepaba y aún puede ser que no concuerde con lo escrito por el columnista, Juanjo, si se me permite, y es que yo había entendido que Sorrentino nos exponía precisamente el ejemplo de Jep como el de aquel que, habiendo experimentado un fuerte sentimiento de belleza (yo uso indistintamente felicidad por ahorro, no por nada más profundo), se cierra a nuevas fuentes de regocijo por no consderarlas al nivel del recuerdo de Elisa, explícito esto que digo en el punto álgido de la película (en mi opinión): la escena con la Santa que referenciaba antes. Yo considero que la finalidad del filme es alertar al espectador de no cometer el mismo error, pero atendiendo a la cita del comienzo de la película y a su escena final podrías tener tú, Juanjo, toda la razón.
A mí la película me encantó. No es la mejor de la historia, pues en mi opinión tiene cosas mejorables, como el discurso final o el que dedique demasiada importancia a envilecer la «Italia de Berlusconi», pero pienso que es muy buena por completa (por eso no se puede llamar «cine con mayúsculas» a Gravity), y no solo en aspectos técnicos como la genial banda sonora, sino también por ofrecer varias lecturas interesantes de distintos temas.
Como ya he dicho todo esto es solo mi opinión y por tanto no digo que sea la acertada o que sea mejor, ya que al contrario esperaba esta entrada para comprender, como ya dije, el papel de la Iglesia en el largometraje. Basados en el dircuso final de Jep, entiendo que la religiosidad se acepta como alternativa viable a la felicidad para aquellos que quieran tomar este camino.
Otra lectura de La Grande Bellezza sacada de mi escena predilecta y el título es que la vida es más sencilla que como la hacemos a veces, que no siempre hacen falta Grandes Respuestas. Pues eso, entiendo que la presencia de la Iglesia se debe a, como me dijo mi hermana, que se trata de Italia y que, para ellos, es importante.
Bravo. 4 años y 20 comentarios después leo este (entero, pese a su extensión) y es el que más me convence. También busqué una explicación a la película porque no había entendido el trasfondo. Si la estética, propia de Sorrentino y que ya habia visto en la serie dirigida por él The Young Pope, dónde se entiende mucho también toda la importancia de la religiosidad expuesta por el director.
Como artista y como persona, con un contexto y una explicación siempre es más fácil entender un film, antes de denostarlo por propia ignorancia.
Gracias por tu comentario!
Me gusta y estoy de acuerdo con el comentario de Espoir…sobre todo lo de «que asco de pais» , y de españoles faltones, maleducados, groseros y vulgares..añadiria yo. Yo no me incluyo (jaja), Aún , a dia de hoy, recuerdo el pipropo (para mi lo fue) que un holandés me dijo, allá por 1991-1992, después de hablar, en un inglés mas que aceptable, por mi parte, después de preguntarme de donde era… «No pareces español». Me encantó. Y no, no soy gay y tampoco me importaria, he de añadir….me fui por los cerros. No ,no he visto la película mencionada. Unos que es muy buena, otros que es un horror. ¿ que hacer? Non che sei.
Esta usted de acuerdo en que para expresar sus ideas no hace falta insultar…y a continuacion lanza «faltones, maleducados, groseros y vulgares», mientras espoir dice que le dan asco sus compatriotas (le supongo español).
Que dificil es parecer tolerante sin serlo
Como amante de las formas que demuestra ser, escriba mi nombre, femenino por cierto, con una bonita mayúscula, que si no creeré que me está faltando al respeto. Y de paso añado que supone usted mucho.
En ningun momento me he declarado amante de las formas.
Suponiendo que no es usted española: su tolerancia queda en el mismo nivel que si lo hubiera sido.
Es que la tolerancia debería estar prohibida. Tolerar significa permitir algo que sabemos que está mal. Yo no tolero: lo que está mal, está mal. Y llamar papanatas o burlarse de que a alguien le haya gustado una película que tú crees mala está mal.
2. f. Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.
«la tolerancia debería estar prohibida»…creo que añora usted epocas pasadas
Ha tenido usted que ir hasta la cuarta acepción de la RAE para concluir su falacia autoconfirmatoria. Por qué no cita ni la primera (1. tr. Sufrir, llevar con paciencia), ni la segunda (2. tr. Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente)?
ah,vale…que si esta en el cuarto puesto entonces no es valida.
Deberia usted hablar con la rae e indicarles que eliminen todas las acepciones exceptuando la primera.
Sois los dos un par de pedantes sin escrúpulos ni vergüenza. Digo.
una de las diez mejores películas de los últimos 50 años
En el debate de si una película es genial o un horror, me llama la atención el trastorno que nos sigue provocando el hecho de que alguien no esté de acuerdo con uno, como si existiera alguna verdad única e inmutable que deba ser aceptada por todos sin rechistar. ‘La Grande Bellezza’ es una de las películas que más me han hecho disfrutar en las últimas décadas y, sin embargo, a mi alrededor a alguna gente le ha parecido un espanto y me miran con cara de asombro (sospecho que murmurando muchas lindezas que se callan). Es un hecho que a mí me fascina, pero que a otros con los que puedo hablar y sintonizar en un 80% de cuestiones de la vida, no les gusta. Las razones son tan sencillas como complejas de analizar: desde dónde y en qué entorno has crecido, qué edad tienes, qué hacías a los 20 o a los 30, qué cine, música y literatura te han influido, etc etc etc. Una obra artística cualquiera no deja de ser más que una gota que impacta en una solución química compleja (o sea, tu vida) y que puede provocar una cierta efervescencia, un cambio de PH, un estallido o, simplemente, nada de nada. Es lo normal y deberíamos celebrar cuando nos sucede algo excepcional. Lo extraño es que sigamos obsesionados con la idea de que todo el mundo debe pensar/sentir lo mismo que nosotros y que, si alguien no está de acuerdo, lo sintamos como una agresión que nos provoque un deseo irrefrenable de crucificar al otro. Es, cuando menos, preocupante.
Exacto. También parece que en este país somos más de ir contra algo que con algo. Así, si esta peli me parece estúpida, a todos los que les guste lo son, y por supuesto, he de dejar constancia de ello, pues ¿quién me va a aumentar mi ego si no soy yo?
A mí me ha gustado la peli. No es la obra de arte del siglo, pero para lo que se hace y ve hoy en día… Es cierto que tiene clichés y frases fáciles, pero está llena de imágenes muy hermosas y los personajes, en su decadencia, me parecen interesantes. La narración con el fluir de conciencia le da un toque muy literario a la película y un ritmo interesante. Eso, una buena película, mucho mejor (o con más chicha, por lo menos) que todos los blockbusters que he visto del mismo año.
Carlos, preciosa metáfora.
En su paseo nocturno por los palacios romanos entra en penumbra en una de las estancias. Se queda quieto, alumbrando un cuadro, contemplándolo en silencio. El cuadro es la Fornarina. Y comprendo esa escena.
Y ese deleite, breve e íntimo, me vale por el precio de la entrada.
Hay muchas mas cosas en la película. Pero a mi me basta con esa.
Ni entiendo de cine, ni falta que me hace.
Pero sigo disfrutando una y otra vez de esa escena. Y otros no.
Saludos.
Gracias por destacar esa escena, después de buscar información sobre el cuadro creó entender mucho mejor esa escena. La película esta repleta de simbolismos. Es digna de analizar y deleitarse con cada escena.
La película está siendo contestada de forma muy acertada por los lectores que demuestran conocer mejor el cine italiano que los críticos. Es una obra que plagia sin rubor no solo a Fellini, también a Ettore Scola, Dino Risi, y utiliza el modo narrativo de videoclip de forma vergonzosa, el que Roma sea decadente y hermosa, y «mueve la colita» una metáfora de esta Europa en el ocaso y bárbara vale una vez, no todo el metraje, que se confía en exceso en esa complacencia de estar haciendo «arte» cultura con mayúsculas que era justamente lo que se pretendía criticar.
Por lo demás las opiniones del protagonista cínico y simpático no llegan al descarnado Celine que se cita en los títulos de crédito. Pese a tanta pretensión y falta de talento narrativo, pese a todo es interesante y consigue su propósito, esta es la decadencia de Europa, culturalmente mejor «mueve la colita», parafráseando un momento, somos viejos mirémonos a los ojos y sonriamos los bárbaros están aquí, somos zombies.
para apreciar el cine de ingmar bergman no se necesita conocimientos del cine sueco,hablas d plagios y el mismo sorrentino fima la importancia que tiene seguir los pasos de las personas que amas o con las que has crecido(la obra del chico que continuo los pasos del padre)puede ser una referencia al cine d fellini… d todos modos,no soy intelectual pero por ello mis reflexiones o sentimientos despertados por esta obra no son d menor valor que los tuyos por conocer la obra d artistas italianos, simplemente diferentes….
Una película bochornosa, vergonzante, un insulto. Qué obsoleta se está volviendo la cultura académica europea, cuando un esperpento como este se convierte en hype multipremio y en objeto de textos vacíos y defensas numantinas por parte de los «sensibles e inteligentes» de catálogo.
Personalmente me ha parecido reaccionaria en su discurso moral, retórica en la construcción de sus espaciotiempos, gratuitamente engolada en la definición de sus (penosos) personajes, y repugnantemente progre en general. Lo bueno de este tipo de engendros culturales es su utilidad a los críticos y comentaristas que, habiendo caído en sus infinitas trampas, demuestran no estar capcitados para la profesión. «La gran bellez», con su vocación de ser esculpida en piedra, de que sus conversaciones se conviertan en camisetas, que su sentido anacrónico y egotístico del «alma herida» se convierta en metáfora emocional del unheimlich de los hipsters… En fín, una película francamente detestable, especialmente por su abominable subtexto político (ay, esa discriminación de «Lo mundano» versus «lo profundo» no estaba en Proust, quien siempre fue suficientemente elegante como para no caer en aberraciones como la Supermonja de esta película)
No tan bochornosa como tu mensaje lleno de frases rebuscadas para no decir, realmente, nada. Te podrías haber ahorrado casi todo y decir: es mierda. Claro que no quedarías de pseudointelectual.
Leo los comentarios de Alicia y Observer y muero de felicidad al apreciar que todavía hay gente con dos dedos de frente.
Si se quiere ver a Celine, ya que tan mal y gratuitamente se le alude en este bochorno fílmico, lo mejor es revisar Solo Contra Todos, de Gaspar Noé.
Me hacen gracia aquéllos que parecen preferir que les menten a la madre antes que llevarles la contraria a sus ùnicos, exquisitos y absolutistas gustos ya sea mediante entrega de premios, crìticas positivas o sencillos comentarios con diferentes opiniones. Y estarìa encantado de hablar de la pelìcula y decir por qué me ha parecido una de las mejores pelìculas de la ùltima dècada, pero no me apetece darle juego a esta Inquisiciòn cultural capaz de determinar el nivel intelectual de los demàs en base a la opiniòn vertida sobre una pelìcula, principalmente porque no me merece ningùn tipo de fiabilidad aquel que se pone la verdad por montera y se dedica a la descalificaciòn burda con la pretenciosidad de quien piensa saber màs que el otro basàndose en la validez absoluta de sus propias interpretaciones ignorando radical y voluntariamente que no todos los amantes y conocedores del mejor cine italiano consideran «La Grande Bellezza», como ellos quisieran, una obra «vergonzante, horrorosa e insultante hecha para papanatas sin dos dedos de frente».
Una película extraordinaria y un protagonista absolutamente original, y contemporáneo. He vuelto a ver La Dolce Vita y las encuentro muy diferentes. La de Fellini es nihilista, no hay trascendencia, ni esperanza. La de Sorrentino por el contrario abre la puerta a la redención final, si no de la sociedad en la que vive Gambardella al menos en las opciones personales del protagonista. Cierra una etapa decadente (‘a mi alrededor mueren todos los que son más jóvenes que yo’) y abre otra fuera de Roma, en la costa donde tuvo aquella epifanía, se supone.
No hay una escena mala en toda la película, los diálogos son magníficos y naturales (difícil escoger uno, pero me quedo con el sermón a Stefanía y el diálogo surrealista con el padre de Ramona, de un humor negro insuperable). Y sí, el humor. Detalles de humor (y bastante humor negro) que alivian el peso emocional de la película y la hacen particularmente ‘europea’. Me gusta también el tratamiento de la religión en la película, separando las miserias de sus popes de la espiritualidad verdadera. Una curiosidad: ¿Es el arzobispo un trasunto de Tarcisio Bertone? En la película dicen que procede de Liguria, esa comarca de la que ha salido el lobby vaticanista más oscuro, y por el que dimitió Benedicto XVI (recomiendo los artículos de La Reppublica al respecto). La fotografía, el montaje y la banda sonora, extraordinarias y en estado de gracia.
(Pude recopilar casi toda la BSO aquí -acceso libre y gratuito- inexplicablemente no he encontrado la versión oficial: http://open.spotify.com/user/dgpastor/playlist/6Wc4HfsLyvZLobKYCZpkLN )
Una película para dejarse arrastrar y disfrutar. No hay nada que pensar, la película se va descifrando sola, desde esa parada de los monstruos que es la fiesta inicial (unos 12 minutos que pueden ser la fiesta mejor filmada, una bacanal moderna junto al Coliseo), hasta el reencuentro con la propia identidad. Es un viaje interior por el que pasa el amor, la amistad, la simple compañía, la necesidad de reconocimiento, la vanidad, la locura, la enfermedad y la muerte.
Siento si alguien no ha podido disfrutar de todo esto, se ha perdido una de esas películas que surgen cada diez años.
En efecto, y por resumir: es una película sobre la vida. Me deslumbró y me conmovió.
Yo también encuentro diferencias importantes con La Dolce Vita. Especialmente una: el personaje central de La Gran Belleza nos resulta cercano, y se enfrenta al mismo problema, recién cumplidos 65 años, «una vida devastada», que tendremos que encarar nosotros. Aparentemente encuentra una salida, la redención. El personaje central de La Dolce Vita acaba perdido sin remedio. Probablemente La Gran Belleza era aquella chica a la que no puede oír al final de la película.
me encanta cuando romano crea magia y el intelectual jep gambardella prefiere crear un truco…. pelicula humanista donde las haya…
el personaje que trasciende en mi opinion es romano al desahogar sus sentimientos,desprenderse de sus estúpidas busquedas y encontrar lo k para el, es la gran belleza,la buena compañia… en definitiva,reflexión,comprensión y búsqueda de lo verdaderamente importante… jep prefiere seguir autoengañandose solo espero que al final pudiera escribir la novela,seria buena noticia jajaja
Un buen análisis y una buena crítica. La película es espectacular. No es para todo el mundo… hay que tener una cierta edad y un cierto buen gusto para disfrutarla.
Oiga, que yo soy joven!! :__
¿Qué es la decadencia?
Darse cuenta de que la mundanidad se acaba, pero nos queda la trascendencia. Eterna, como Roma y a pesar de los romanos. Si en vez de Roma ponemos Europa, creo que vale lo mismo.
Dolores, estás en todo
Pues muy de agradecer que haya compartido su opinión argumentada @dgpastor.
Sin duda una de las mejores o quizá la mejor película que he visto desde hace meses. Ya seria hora de que el ciene europeo recuperaré el espacio que tuvo hace años con magníficos directores que hicieron soberbias obras de arte.
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Desde Argentina. Me pareció un film interesante con algunos hallazgos, pero repetición de otras películas italianas de la mejor época. Siempre cabe la duda si homenajea o hace plagio el director. No es novedoso, pero si un retrato de la soledad, la melancolía y la decadencia.
Pintura de un sector social vacío, sin salida, repitiéndose, sin propuestas ni entusiasmo. Esperemos que haya algo esperanzador e innovador en algún segmento social.
Por cierto: Jep no rememora su primer beso, porque no lo hay; rememora su primer polvo (o sus prolegómenos).
La apuesta está dada en el título: la belleza. Se trata de un parámetro ajeno a los objetivos de la narrativa a la que nos han acostumbrado -y moldeado- los gringos y su cine (cosa que no juzgaré si es buena o mala: así es y ya).
La reseña me parece corta aunque coincido con ella en que es una película original, interesante. Insisto: lo que quizás choque es que es muy europea. En la edición, la concatenación de imágenes, los suspensos narrativos que hace tiempo se reconocían en el cine europeo; ahora, en todo -y no exagero, como tampoco lo hace el reseñista cuando habla de la colonización cultural- Europa imita, casi nunca con suerte, el lenguaje audiovisual yankee. Querámoslo o no, a mediados de siglo podían identificarse planos franceses, ritmos escandinavos o tramas y personajes perfectamente italianos. Hoy todo cineasta europeo quiere sentir todo a-la-California, desayunar en un drive-in y filmar una road movie en la route 66. Para qué nos engañamos?
Esta película es una auténtica maravilla.
Buen artículo.
Y la cantidad de monjas que salen en la película?
Cabría decir que en los cientos y cientos de films que he visto en mi vida La gran Belleza me ha absorbido cual vampiro y por supuesto yo a ella sacándole todo el jugo posible,la he visto con avaricia y pretendo volverla a ver las veces que haga falta,y como dice la canción :Repetir cuando sea necesario.para mi el film es la vida misma,con su vulgaridad contrastando con la belleza ,sus esperpentos,genialidades ,sus estafas:arte,religión…etc,sus vicios,pasiones,grandes pretensiones intelectuales y de otra índole ,donde no faltan el sexo y estimulantes artificiales para obtener placer y evadirse de un mundo ,en muchas ocasiones absurdo y complicado.la película puede resultar compleja o sencilla ,al gusto del consumidor,en mi opiniòn ,tiene muchas capas y profundidad ya digo,como la vida misma,en ella véo:a Fellini,a veces me recuerda a Buñuel ,veo circo ,psicodelia, color ,mucho color, una banda sonora bastante jugosa,surrealismo ,caras ,planos, cuerpos grotescos,en fin ,una especie de documental o biografia sobre la complejidad de la vida ,El imperio de los sentidos,de lo mejor que he visto en 45 años ,alegría y emoción pura y dura.
Jep a la artista: Qué es una vibración?.
Hay que saber qué es una vibración para entender la película.
Yo he vibrado con cada segundo de ella. Cuanto más la veo más vibro.
Jep a Andrea: Algunas cosas son muy complicadas para comprenderlas una sola persona.
Leyendo ciertos comentarios de personajes potenciales de la película, me he acordado de «la crema de la intelectualidad» que cantaba Sabina. Una crema que está agriada. Como neófito en el mundo del cine, debo reconocer que la película se me queda grande a veces, pero intuyo la belleza (grande o pequeña) de la que quiere hablarnos Sorrentino. El filme está plagado de destellos de belleza, y para mí, eso es suficiente para inclinar la balanza positivamente. He disfrutado de leeros, gracias.