Cine y TV

La revolución femenina y televisiva de Jenji Kohan

Orange Is The New Black

(Este artículo contiene pequeños SPOILERS)

Jenji Kohan lo tenía claro. Ya había dado un paso determinante en la rotura de estereotipos femeninos en la televisión con Weeds, su ópera prima, emitida en Showtime. Nancy Botwin había demostrado que una mujer podía tomar las riendas de una serie dramática, de corte ambicioso, lejos de procedimentales planos con una evolución vacua de personajes. Que una mujer no tenía por qué responder al perfil de esposa florero, o a la amante zorra, o a la ambiciosa emprendedora que tomaba el descabellado atrevimiento de salir de la cocina de su casa. Servía de ancla y todo giraba a su alrededor. Y lejos de hacerlo de forma caótica y llena de clichés, lo hacía erigiéndose como una representación de nuevos ideales y características en la mujer de ficción. Nancy Botwin fue una de las primeras mujeres badass de la televisión. Al menos de la contemporánea. A la altura de personajes idealizados y rompedores como Walter White, Dexter Morgan o Tony Soprano.

Con esta barrera rota, Kohan quería derribar toda la muralla. Y Orange Is The New Black apareció en su mente como la vía para hacerlo.

Punto de partida

Piper Chapman es una mujer normal. Conociendo a la creadora de la serie podemos intuir que esta premisa poco va a durar. Blanca, de clase media-alta, ciertamente acomodada y con una vida tranquila y apacible. Está prometida y piensa en crear una línea de productos de perfumería artesanales merced a la comodidad económica de la que disfruta. Sin embargo, la serie arranca con esta chica rubia y de rostro angelical a punto de entrar en la cárcel por un crimen que cometió diez años atrás y del que se había olvidado.

En su etapa posuniversitaria y liberal, Piper había viajado por todo el continente de la mano de Alex, una traficante de droga cuyas gafas de pasta volvían loca a nuestra protagonista. Y sí, una, en femenino. Piper pasa por su etapa lesbiana en aquel tiempo, y acaba cargando con dinero ilegal por su novia. La cosa acaba mal, y se separan.

Pero el pasado llama a la puerta de Piper, que es condenada a 15 meses de prisión por este delito. 15 meses que son tratados en todo momento como transitorios, como un breve período de tiempo en la vida de todos los personajes que viven fuera de la cárcel. ¿Y qué son realmente 15 meses en la vida de un ser humano? Además, la protagonista ha hecho un estudio realmente exhaustivo de cómo es la vida entre rejas. O cómo piensan quienes nunca la han vivido que es. Así, tenemos que esta típica mujer blanca americana va a entrar a prisión pero se nos presenta como una estancia turística en lugar de un castigo de privación de libertad.

Piper Chapman es la protagonista, y en primera instancia recibe toda la ayuda necesaria de su prometido, como no podía ser de otra manera. Larry Bloom es un escritor neoyorquino de familia rica que se mantiene en su profesión gracias al dinero de sus padres. Un estereotipo puro y duro el que se saca aquí Kohan. Un personaje dubitativo, con una actitud pasiva ante la vida y sus acontecimientos, con problemas de confianza y de identidad. Llegado el momento, apoya sin dudarlo a su prometida, si bien ella jamás le había contado nada de su oscuro pasado. Así de primo es siempre Jason Biggs. Sí, es él quien da vida a este Larry, en uno de los trabajos más respetables de su carrera.

El cambio es radical. Una pareja neoyorquina, con una vida solucionada que ni tan siquiera ha empezado, y que repentinamente ve trastocados todos sus planes por un hecho ocurrido diez años atrás.

En el episodio piloto se nos muestra cómo es recibida la noticia y cuál es el círculo de amigos con el que cuenta la protagonista. Personas normales y corrientes, que también gozan de una vida tranquila. Viven en un mundo ideal, con preocupaciones que no van más allá de qué hay para cenar, o qué marca de cereales es la mejor.

Orange Is The New Black 5

Los dos mundos

Aquí reside una de las mayores fuerzas de Orange Is The New Black, obviamente. En la contraposición de ambos mundos y en Piper Chapman como único vínculo insólito e inesperado. Porque nadie esperaría ver su rostro en la cárcel. Taylor Schilling encarna perfectamente a esta rubia algo tonta, algo lista. Algo ingenua y algo perspicaz. Ofrece unas pocas dosis de su personalidad en los primeros compases de serie, sin establecer sus pretensiones ni su verdadera identidad. Pero lo cierto es que el pago a esa época alocada y despreocupada llega con retraso y es la cárcel.

Pero ella lo afronta de manera natural. Es algo que quizá choca en esta premisa, en este punto de partida de la serie. Lo afronta cultivándose sobre la vida en la cárcel, sobre lo que debe hacer y lo que no. Sobre lo que puede aprovechar de su estancia allí. Es recibido casi como el regalo antipático y feo que te hace el familiar de turno y que debes aceptar para no hacerle mal. Apenas tiene nervios, y presenta las dudas lógicas pero sin ahondar en ellas. Con la ayuda de su prometido y de sus amigos, quienes inciden una y otra vez en que en 15 meses todo habrá acabado y habrá vuelto a la normalidad, entra en la cárcel pensando en que el tiempo pasará rápido.

Pero lo que ella pensaba era, más que una contraposición, una yuxtaposición. Rápidamente se da cuenta de que nada de lo leído le servirá ahí dentro. Jenji Kohan vuelve a brillar en su escritura y creatividad al situar a una persona lo más lejos posible de su hábitat natural. A una futurible madre de los barrios ricos de Nueva York en un antro de mala muerte rodeada de criminales. Pero de verdad, no de las de arrastrar una maleta. Como ya sucediera con Nancy Botwin en Weeds, Piper Chapman vuelve a servir de conejillo de indias para la autora, que disfruta de esta circunstancia y la explota de la mejor manera posible.

No obstante, en un principio se contagia el optimismo del exterior y se nos hace ver una prisión no tan peligrosa. No tan criminal. El matiz de los 15 meses, el del «constante» contacto con el exterior y el del trasfondo de la protagonista nos hace ver los entresijos de esta cárcel como los líos de una telenovela. Líos interiores, grupos tribales… No parece existir una diferencia tan grande como la auténtica realidad. Porque se nos presenta esta cárcel como algo anecdótico, como un mundo de ficción en el que Piper apenas tendrá que pasar unos meses que quedarán en historieta para sus nietos.

Además, se siente como un pulpo en el McDonald’s, y la mezcla de inocencia e ingenuidad da lugar a momentos hilarantes. Resulta adorable por la tontería, por su mirada honesta a un mundo tan culpable. Ahora le toca convivir con un montón de mujeres con las que probablemente nunca habría cruzado palabra alguna en su vida real, y su reacción a ciertas situaciones ocasiona muy buenos puntos de humor. Un humor que, a pesar del cambio de tono de la serie, jamás se pierde.

Decimos cambio de tono porque antes de que te des cuenta, sufrimos las penurias que pasa la protagonista por su comportamiento inadaptado a esta cárcel. Y llegan los problemas de drogas, las muertes y las complejas historias de las reclusas. Se pasa de una telenovela rosa a un drama negro. Y se hace con tal degradado que apenas se percibe. La aparente parodia que se presencia a comienzos de la obra da paso a una cruda realidad que se contrapone con el exterior y que hace tensarse cada vez más el vínculo que une ambos mundos.

Así, la imposibilidad de vivir feliz y mirar más hacia la vida que está dejando que hacia la que está viviendo se hace cada vez más patente. Se le da otra dimensión al género carcelario al aportarle esa caracterización femenina. Se convierte en un hábitat cerrado con sus grupos, con los rumores y las leyendas, con las rencillas y con el ambiente emocional y hormonal que provoca la situación.

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El papel de la mujer

Como se adelantaba en la breve introducción, si por algo es conocida Jenji Kohan es por su increíble labor en la «liberación» de la mujer televisiva. Esto a veces ensombrece la labor que también desempeñó en dar forma a esa «dramedia» adulta de la que hoy se disfruta en las parrillas. A ese género que bebe de la comedia y del drama sin extrapolar las características más básicas de los mismos, sino que intenta aunar matices para dar lugar a una nueva forma de hacer televisión. Porque con Weeds logró eso. Pero logró, sobre todo, el presentar a los creadores y productores del mundo de la pequeña pantalla la posibilidad que da la mujer. Esto lo hemos visto luego con Skylar White. Nunca una mujer fue tan odiada de manera tan infundada, pero lo es precisamente porque Vince Gilligan hace de la mujer de Heisenberg un personaje con voz y voto, con profundidad.

Kohan esculpe con una sensibilidad bestial todos los personajes de la serie. Al desarrollarse en mayor parte en una cárcel femenina, es obvio que la mujer gana peso en el reparto. Un reparto magnífico lleno de claroscuros que aporta una visión de la mujer del siglo XXI. Porque también existen presidiarias, además de amas de casa, amantes y esa retahíla de estereotipos con los que rompe aquí la creadora.

La mujer de esta serie es transgresora. Es diferente, atrevida y más cercana a la realidad que vivimos actualmente. Kohan escapa de los estereotipos y consigue reflejar personajes complejos, con matices, con trasfondos y decisiones vitales que les han llevado a acabar en la cárcel. Es el caso por ejemplo de Red (Kate Mulgrew), la encargada de la cocina, que pone todo su corazón en el trabajo diario y que trata a las suyas como una auténtica familia. Está allí por algo que cualquier mujer y cualquier hombre ha ansiado en su vida: pertenecer al grupito guay. O el de Nicky (Natasha Lyonne), una yonqui que se dio a la mala vida por la invisibilidad que sufría cuando estaba cerca de sus padres, y que tanto disfruta del cuidado que le ofrece Red, la madre que siempre añoró tener. O el de Dayanara (Dascha Polanco), una joven latina que tuvo que cuidar de sus hermanos como si fueran sus hijos, y que no renuncia ni en la cárcel a vivir un romance o darse una oportunidad de vivir de verdad.

El reparto de personajes secundarios es genial y el elenco de actrices no lo podría hacer mejor. Es para nominarlas a todas, y olvidarse de cualquier otro personaje femenino que pueda haber en la televisión actual. Kohan consigue basar toda su serie en mujeres y no caer en clichés ni estereotipos. Consigue, además, que la crítica no caiga en tópicos y frases hechas a la hora de describirla. Todas con sus problemas, sus inquietudes, sus aspiraciones y sus realidades.

La mujer se come al hombre en esta serie. Sin embargo, hay que destacar el papel que Biggs desarrolla como el prometido de Piper. Porque si bien es ella la que debe sufrir el paso por la cárcel de manera física, es Larry quien lo sufre también mentalmente. La creadora sabe plasmar de manera acertada esa adaptación a la que también se ve sometido él. Además, convierte a esta pareja en un triángulo amoroso con la presencia de Alex, la antigua amante y jefa de Piper, en la misma cárcel. El de Alex es otro papel perfectamente llevado a la pantalla por Laura Prepon. Quizá algo exagerado en su atractivo físico e intelectual, y en su superioridad ante las adversidades y acontecimientos que puedan suceder, lo cierto es que ella es quien apoya tras una serie de sucesos a Piper. Ella saca los peores demonios de Larry: su desconfianza y su baja autoestima. Él, desde fuera, tan solo ve lo que le dice su prometida, y actúa de catalizador de la realidad vista por los ojos de tan solo uno de los muchos personajes que conforman la escena.

Otro buen personaje masculino lo encontramos en el guardia Mendez (Pablo Schreiber), o Pornstache como es conocido por todas las reclusas. Es un hombre que vive engañado, con una inseguridad enorme que le hace ser despreciable hasta decir basta. Y, sin embargo, vemos cómo sus murallas caen con una facilidad pasmosa y acaba siendo hundido por eso que tanto deseó para sus adentros.

En general, el trabajo de guion de Jenji Kohan es brillante, haciendo especial hincapié en la cantidad de perfiles femeninos que es capaz de dibujar y de mostrar con una maestría portentosa.

Otro exponente de la «dramedia» adulta

La presencia del humor es constante. De un humor negro, que no tiene miedo de tocar el recurrente lesbianismo, la muerte o las creencias religiosas. La presencia fija de este elemento es quizá una de las razones por las cuales es tan lento el proceso de entender que estamos observando la vida en una cárcel de verdad. El humor se alía aquí con la inocencia de la protagonista para tenernos engañados durante los primeros compases de serie.

Pero lo cierto es que además de este humor negro del que también puede disfrutar uno en Weeds, encontramos perlas de sitcoms que ayudan a la serialización de los episodios. Los ejemplos son la figura de la mujer llorona que siempre encontramos cuando Piper hace uso de uno de los teléfonos que tiene la prisión, y que solo vemos en esas circunstancias; el chiste recurrente pero jamás explicado de «no es una berenjena, es retrasado»; o la distante y desconocida voz que anuncia por megafonía tonterías que pasan inadvertidas para los personajes.

También tenemos esos toques en las parejas que se forman. En la actitud de dominadora, por ejemplo, que adopta en un principio la presa Crazy Eyes (Uzo Aduba) con Piper. En el tira y afloja de Nicky y Lorna (Yael Stone) como pareja lésbica que se «rompe» por la «lealtad» que le guarda la segunda a su prometido, que supuestamente espera en el exterior. Lo cierto es que se crea una realidad alternativa, un tanto al margen de lo que a cada una le puede deparar o no la salida de esas cuatro paredes, y es en este ambiente donde se generan tantas situaciones cómicas.

Geniales como las dramáticas. Las muertes, las drogas, y los emotivos trasfondos de las reclusas que Kohan nos muestra a través de acertados flashbacks cuya cabida en los episodios, eso sí, va perdiendo coherencia y peso a medida que avanza la temporada. Es una tragicomedia perfecta, una «dramedia» adulta ejemplar en todos los pasos que da.

El caso de Dayanara y su prohibida relación con uno de los guardias, la dificultad que tiene Sophia (Laverne Cox) para mantener a raya sus hormonas masculinas en su cuerpo femenino, o los constantes conflictos que tiene Piper en su adaptación a la prisión, dan esos toques dramáticos a un argumento que es de por sí bastante trágico y conmovedor.

Un detalle que puede parecer insignificante pero que dota a la serie de un ritmo desenfrenado es que no hay cortes. No existen los fundidos a negro de ningún tipo en tanto que no son requeridos al ser esta una serie de Netflix. En otras obras de esta propia empresa puede que este hecho no tenga tanta importancia, como por ejemplo en el caso de House of Cards, serie con un ritmo muy inferior; pero en Orange Is The New Black es algo que se aprecia con la visualización de los capítulos.

Al no haber parones, el espectador tiene la necesidad de consumir la serie de una manera feroz. Se quiere devorarla sin dejar ni un bocado. El hecho de haber tenido todos los capítulos de una sola dosis no hace más que ayudar a que esta sea la percepción de la obra. Sin embargo, esto es algo con lo que ya juega Kohan, tratando todos los capítulos de su serie como un mismo arco que va pasando por diversas puertas.

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Los «peros» de la primera temporada

No hay la menor duda de que Orange Is The New Black es uno de los estrenos del año 2013. Probablemente el mejor en cuanto a narrativa y guion se refiere. Sin embargo, la crítica especializada y popular se ha abalanzado rápidamente a tildarla de obra maestra y la ha situado con una facilidad asombrosa a la altura de grandes referentes televisivos de nuestros tiempos. Esto es, probablemente, una reacción de compensación tras el primer recibimiento frío que tuvo la serie.

La realidad es que Orange Is The New Black no es perfecta, como ninguna serie lo es, sino que tiene bastantes lagunas y pinzas sujetando tanto su desarrollo audiovisual como la evolución de los personajes.

Antes se hacía referencia a cómo de rápido se consume esta serie. Los 13 episodios fueron subidos a la plataforma Netflix en un día y el resto de Internet pudo tener acceso a ellos de la misma manera. La ausencia de fundidos hace que la percepción de la serie sea rápida. Quien escribe, sin ir más lejos, la vio en apenas tres días, y no soy el caso excepcional ni mucho menos. Y aunque al principio se entienden bien los dos mundos existentes, y la importancia de ambos, con el paso de capítulos el montaje va perdiendo lógica y cae en ofrecer una ingente cantidad de información como vorágine y no como imágenes coherentes. Son tantos los personajes y tantas las relaciones que en algún momento es difícil seguir el hilo de lo que se expone. Apenas hay referencias en los diálogos y cuesta relacionar conceptos.

Por otro lado, también va perdiendo peso la presencia de los flashbacks como vía para conocer a las reclusas y darles así un mayor valor emocional y unos matices totalmente necesarios. Se empieza aportando un flashback por capítulo, dándole una serie de minutos más o menos similar, siempre inferior al metraje que tenemos del presente. Sin embargo, con el paso de episodios no solo tienen menos presencia, sino que incluso acaban desapareciendo. Lo peor de todo es que hay algunos que carecen de sentido o, al menos, no son indispensables para construir al personaje o para aportar matices útiles a la trama. Así, tenemos que personajes con pocos minutos y relevancia tienen sus flashbacks, y otros con mayor peso no.

Si la coexistencia de estos dos raíles narrativos va menguando, tampoco es idílica la que acaban teniendo la cárcel y el exterior. Se empieza contando con un hilo claro, Piper, que por iniciativa propia y voluntad busca no perder el contacto con la vida que ha dejado latente. Sin embargo, esta retroalimentación se va perdiendo y tenemos varias escenas del exterior que acaban molestando. No se encuentran a la altura del interés e intensidad de lo que ocurre entre rejas. Kohan no consigue que nos interesemos por los amigos de Piper. Si acaso por Larry, que es quien lucha por no perder ese hilo y cuyo éxito en prensa y radio sirve para complementar de manera genial lo que acontece en la cárcel.

Es cierto que lo normal es que la evolución de la serie vaya decantando la balanza cada vez más hacia los acontecimientos carcelarios, pues es ahí donde reside la protagonista y el foco de atención, pero la verdad es que el exterior queda colgando, como queriendo ser algo más de lo que es.

Otro punto débil son algunos aspectos inverosímiles de la obra. Es prácticamente imposible que la relación entre Dayanara y el guardia se dé. También es poco entendible la evolución del personaje de Healy (Michael Harney), por mucho que se esfuercen en mostrarnos su particular guerra fría casera, y la homofobia y machismo que tiñen su personalidad.

Orange Is The New Black 3

Orange Is The New Black hasta que Kohan quiera

Netflix tardó nada y menos en renovar Orange Is The New Black. La serie fue un éxito de crítica, y creó una gran masa social en nada gracias a sus referencias culturales, a su propia identidad y al genial trabajo en la confección de los personajes.

Se ha especulado sobre el papel de Alex Vause en la segunda temporada. Se dice que Kohan prescindirá de ella en los primeros episodios y dará por finalizada esa parte de la trama. Ciertamente, su historia con Piper es uno de los principales atractivos de la obra, si bien acaba siendo un tanto redundante y pedante. En gran parte por culpa de la propia protagonista, que acaba quedando en evidencia en la recta final de la primera temporada como una persona muy distinta a esa rubia tonta, futurible esposa y ama de casa de los suburbios de Nueva York que se nos presentaba en el piloto. Acaba resultando ser alguien más parecido a aquella persona que había sido en la etapa joven y que la había llevado a aquella cárcel.

Además, el final de temporada cuenta con un cliffhanger bastante grande, al menos por las posibles consecuencias de lo que vemos en la acción. El ritmo frenético, que acaba fuera del control de Kohan, acaba por todo lo alto con una serie de secuencias que dejan en entredicho varios de los puntos de partida.

Sea lo que sea que decida finalmente la creadora, lo cierto es que Orange Is The New Black tiene mucho recorrido. Tiene una vida natural de, al menos, 15 meses de desarrollo ficcional. Es uno de los mejores estrenos de 2013. Una serie genial, transgresora, diferente y que está llamada a ser un referente para futuras mentes televisivas en la confección de personajes femeninos y la rotura, por fin, de estereotipos en la pequeña pantalla.

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19 Comments

  1. Es Nancy Botwin la prota de Weeds.

  2. dalek_fan

    Hablar de la huida de los estereotipos para luego retratar a una mujer que pasa por su «etapa» lesbiana, no se yo.

  3. Neocim

    (Mini-Spoilers Weeds)

    Ostias…normalmente cuando leo el primer párrafo de algún artículo de JD sé que estoy jodido, voy a tener que leerlo entero, y es más que probable que hasta ese momento estuviese estudiando o a punto de salir de casa.
    Pues hoy no.
    Terminar el primer párrafo me ha dicho «no sigas leyendo». Y no solo porque no haya visto la nueva serie de la Sra.Kohan, sino porque me ha dado la sensación de que este primer párrafo,dedicado a Weeds, ha sido escrito sin ver dicha serie.

    Para empezar, la protagonista es Nancy Botwin, no Botwan,y es un error que se comete un par de veces en esa introducción,y la letra «i» está muy separada de la «a» como para que sea un error sin importancia.

    Luego, si hay algo que define a Weeds, es el caos. Nuestra querida Nancy lo único que hace es sembrar caos, y de una forma más caótica imposible, error número dos del artículo.
    Además, yo añadiría el caos de los guionistas, y de la propia Kohan. A Weeds le sobran tranquilamente dos temporadas.
    Ese intento de salvar a Nancy a toda costa (la típica copa de cristal que evita tu muerte…) o el obligar a los actores a aparentar casi 10 años más sólo para terminar la serie deprisa y corriendo. Se les fue totalmente de las manos…yo la terminé de ver sólo por Doug, el único personaje realmente gracioso y que al final acabó sin gracia.

    Pero me estoy desviando de lo que realmente me ha llevado a escribir este comentario:
    La comparación de Nancy Botwin con Mr.Walter White o Tony Soprano.

    Hablando claro, Nancy Botwin es un pez fuera del agua, se abre camino porque tiene tetas, y esto se aprecia en varios capítulos. Si no la matan antes, es porque se había tirado a alguien y éste le evita la muerte. Es un personaje con una evolución tan extraña que incluso cuesta apreciarla, incluso cuando sale de la cárcel sigue teniendo la misma actitud de niña acojonada que en la primera temporada, y sigue aprovechándose de sus tetas, en este caso con dos hermanos,y de distinto sexo, ella me mantiene viva en la cárcel, y él en la calle…y encima me trae droga.

    No voy a decir que es un personaje plano, porque no es cierto…pero no es que se caracterice por su evolución.
    Compararla con el Walter White, me parece totalmente innecesario. White puuede que sea uno de los personajes con más evolución y mejor tratada que he visto. Él si rompe esquemas, y no lo hace de una forma caótica, sólo siembra el caos cuando es necesario, y de forma controlada. Nadie le ayuda, es él el que se abre camino siempre.

    En conclusión,no pretendo atacar al autor del artículo (ni mucho menos) pero cada vez que se habla de Weeds, estoy atento, porque es un serie muy muy sobrevalorada, y cuando he visto el nombre de White o Soprano en el mismo artículo, casi me da algo…no me hagáis esto, por favor.

    • Jesús Morales

      ¡Gracias por el comentario Neocim! El fallo del apellido sí que tiene importancia, y me pasa por confiar demasiado en mi memoria.

      Vi la serie, por supuesto. Tienes toda la razón del mundo en todo lo que comentas, pero creo que en mi párrafo no caigo en ninguna equivocación. Salvo, claro, la del apellido. Me quería limitar a una pequeña introducción del anterior trabajo de Kohan y lo que supuso para la figura femenina en la TV, y eso es lo que apunto.

      Personalmente, también creo que es una serie sobrevalorada, pero en cuanto a significado (en su momento y contexto) creo que está a la altura de esos personajes que cito. Hay gente que sabe mucho más que yo (casi cualquiera) que opina lo contrario, y otros que opinan como yo. Yo, por lo visto y «vivido», soy de esos que lo piensan. Cuestión de opiniones, vaya.

      No es ningún ataque. Me alegra ver que hay opiniones contrarias a lo que escribo, eso siempre es muy bueno. ¡Un abrazo!

      • Neocim

        Así da gusto dejar comentarios.
        Totalmente de acuerdo en que es cuestión de opiniones…simplemente me apetecía comentar mi punto de vista, y por supuesto no dudo de la calidad del artículo al completo.

        Nada,a seguir adelante con esta gran página web!
        Gracias por tu respuesta.

  4. MsDaisy

    Por fin un artículo sobre esta serie en JD! Ya era hora.

    Y además uno que está a su altura. Yo no he visto Weeds, así que me pierdo en ese asunto, aunque es algo breve así que no me importa. Pero lo que tengo claro es que Orange is the new black es una serie increíble a la altura de muchas grandes. Es impresionante el reparto femenino de la serie y todos esos aspectos que se tratan en el texto.

    Me parece que el comentario de Neocim es bastante interesante. Me imagino que el autor podrá pasarse para debatir o no, sobre todo lo de que no ha visto la serie. No creo que nadie se atreva a escribir sobre lo que sabe en esta web! De Orange is the new black sí que sabe.

    Todo el mundo debería ver esta serie, sin duda!!!

  5. La serie de verdad se merece un artículo en JotDown es Shameless, también de Showtime.

    • Extraordinario William H. Macy en «Shameless». Como casi siempre, qué pedazo de actor.

  6. Escapulario

    Yo la vi este verano, y ha sido de las mejores del año para mi gusto. Me cautivó su frescura y su mezcolanza entre drama-comedia.

    Pero discrepo en una cosa, me ha parecido leer al principio que elogias la ausencia de clichés, o que se vende como punto positivo… pues para mi está llena… Latinas = Droga, Negras = asesinas, Mujeres en la cárcel = Lesbianas compulsivas….

    Por lo demás, ok.

  7. La protagonista de Weeds es insípida, miedosa y corta de luces a más no poder, lo cual lastra la serie gravemente. Porque no tiene sentido seguir capitulo tras capítulo de una historia en torno a alguien que en realidad no te interesa. Yo no aguanté más de 3 ó 4 capítulos.

    Tony Soprano y Walter White juegan en otra liga, por Dios.

  8. Ay. Orange is the new Black es sin duda una de las series revelación de este año.

    Cruda, soez y tierna a la par. La historia de cada reclusa te atrapa. Las interpretaciones son bestiales. Intento describir porqué me gustó tanto pero con todas las series que me conquistan de alguna manera se me hace difícil expresar mis argumentos. ¡Qué dura es la vida!

    Hace poco leía en Twitter que Laura Prepon ponía cachondos a todo el mundo. Daba igual mujer, hombre, animal o planta. Concuerdo. Y con esto quiero decir que los personajes consiguen transmitirte todo tipo de sensaciones. Desde asco, repugnancia, ternura…sexo.

    No voy a hablar del papel de la mujer y blabla pues no es lo mío y seguro que otras lo hacen mucho mejor.

    Destacar, sin duda alguna, el papel del marido de Piper. Creo que aunque sea en menor medida, es decisivo para la trama de la historia. Decisivo para ese triángulo amoroso y para su situación en la cárcel. También hablar de la gran crítica que realiza la creadora hacia esos grupos sectarios y autoritarios al final de la temporada.

    Vean esta serie. Disfrútenla. Y a esperar al verano que viene para su siguiente temporada. Aish. (Suspiro).

  9. Hace unos días me decía un amigo: «Voy a hacer un viaje por Sudamérica y voy a ver si me traigo una novia, una mujer». Traté, inútilmente, de hacerle ver que quizá en algún paso de sus razonamientos se estaba equivocando. Me dijo algo que yo ya sabía, pero que a lo mejor no he valorado en su justa medida. «Las españolas no te necesitan. Pueden tener la polla que quieran y disponen de recursos y medios; tienen su propio dinero. Si te portas bien con una sudamericana, te lo agradece porque su status es inferior. Te necesita. Se establece un equilibrio social».

    La revolución femenina es una realidad, el análisis de las obras de Jenji Kohan que la autora del texto muestra así lo confirma. Personalmente a mí este hecho me viene cojonudo. No me gustan las mujeres-florero. Las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres a hacer lo que les salga de los ovarios.

    • Pues su amigo puede tener razon hasta cierta medida, una sudamericana piensa como su amigo lo describe, pero solo hasta que se da cuenta que no necesita a nadia mas que si misma y se transforma en espanola…. pasa en una de cada dos mujeres sudamericanas

      • stephanie

        Amigo, que tristeza, una sudamericana no piensa como ustedes dicen, en todos lados, sin importar etnia, educación, nacionalidad, vivencias, puede ser independiente o florero como ustedes expresan tan extrañamente, lo importante es no generalizar y respetar a las personas, otra vez el eurocentrismo por delante que tristeza

    • stephanie

      y hablando de clichés… mira como tus prejuicios terminan colocando como inferiores a estas mujeres, que tristeza ver gente así pero es lo que toca, el eurocentrismo de decir las españolas tienen decisión y bla bla, yo puedo pasar de estos pensamientos tan retrógradas y decir, sin importar tu nacionalidad, así como hay mujeres florero jajaja también hay mujeres independientes y decisivas que quieren a un hombre como compañero de vida o sexo y no como su salvador sin más… que triste leer este tipo de comentarios

  10. Pingback: Anatomía de la serie perfecta

  11. Pingback: Bitacoras.com

  12. stephanie

    Ahora si debo decir que difiero con el escritor del artículo, creo que se contradice en algo, si es bueno que la serie no tengo espacios de espera, luego dice que es mucha información, todo tiene ventajas y desventajas, pero a veces por hablar de más se termina siendo repetitivo… creo que la serie trata de mostrar historias, no romper con clichés, mas bien visibiliza realidades omitidas como la decadencia de la sociedad, la falta de oportunidades, las malas familias, malas decisiones… las distintas formas del amor sea o no gay, todo sin anestesia y con algo de humor y si se quiere experimentar como lo hacen los adolescentes con el sexo homosexual… que tiene?; a veces los clichés son micro realidades, como si entras a un lugar de tu ciudad verás personas afro en malas andanzas y en otro momento otro grupo afro trabajando honradamente, mujeres rubias y ricas follando con personas de su mismo sexo, otras chicas rubias disfrutando lo único para lo que nacieron (supuestamente claro) ser madres, madres odiando a sus hijas por hombres que les quitaron, otras poniendo a sus hijos por encima de todo, etc. todo eso sucede, tal vez de una forma no tan amplia pero sucede, y la cárcel es el escenario de todo eso, porque contrario a lo que se cree, la vida continúa aún estando encerrado en cuatro paredes, este lugar con sus hormonas y dramas le roba la atención al exterior, que tiene eso de malo… como se te olvida cuando estás dentro de la cárcel, como se te excluye… todo eso Si ocurre; como sales de la cárcel y no tienes a donde ir… no entiendo cuál es la queja, es algo más realista que ficticio por eso, no comprendo la comparación o alusión que se hace a Walter White.

    Por otro lado, la supuesta reivindicación de la mujer… las mujeres siempre han podido con todo, trabajar, cocinar, criar, matar, parir, follar… no necesitamos ver a unas cuantas pasando un mal momento para creer que la mujer puede salir de la cocina, ya lo hace, y qué? no interesa, porque cuando dejan de celebrar todo como si fuera un gran descubrimiento, puedes ver a la mujer igual que al hombre y no como si tuviera que hacer mil cosas para lograr visibilizarse frente al Adán y sus mismas pares (Evas) «florero, zorras, cocineras empresarias». De verdad que no necesitamos nada de eso para reinvindicar a las mujeres, lo que la serie expresa pasa y sigue pasando, es como cuando Colón llega a América y dice oh, es una tierra nueva, cuando ya estaba descubierta… es absurdo, las mujeres no necesitan reivindicarse y menos en la tv, que es más caprichosa y efímera que los comerciales que transmite… Para terminar, The orange is the new black es una serie con fallas claro, pero que trae un giro fresco a la tv estadounidense, por todo: su formato, historias, personajes, etc. y antes de creer que es de «culto» solo vale decir que ojalá entregue buenas propuestas porque la verdad es que esas series son tan presentes hasta que salga otra que la reemplace, y allí reside la magia de la tv: está y luego desaparece, no nos tomemos todo tan en serio.

    Me disculpo por la redacción, no es mi fuerte, pero quería expresar muchas ideas que surgieron leyendo el artículo y algunos comentarios.

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