El investigador japonés Shigeomi Koshimizu ha diseñado un sistema para identificar al usuario por su forma de sentarse. La técnica, desarrollada por los ingenieros del Instituto Avanzado de Tecnología Industrial de Japón, permite identificar un culo entre la multitud con un 98% de precisión. El sistema consta de una serie de sensores de presión que registran 360 puntos diferentes en el asiento. Cada persona tiene una forma particular de sentarse, de modo que basta con generar una base de datos con cada huella para reconocer a los usuarios. La intención de Koshimizu es crear un sistema antirrobo de coches (ante un «culo-no-identificado», el coche le pediría una contraseña), pero su invento podría tener otras muchas aplicaciones.
Siguiendo el mismo espíritu, la multinacional IBM patentó en 2012 un sistema para fabricar suelos inteligentes que analicen las pisadas de los trabajadores de una oficina y los reconozcan por su peso y su forma de moverse. El suelo, quién sabe si algún día en las calles que transitamos, se convertiría en una gigantesca pantalla táctil sobre la que nos deslizaríamos dejando nuestra huella personal. Como las motos de TRON, pero sin el glamour ochentero.
Son ejemplos de la tendencia imparable hacia la «datificación» de nuestros hábitos y costumbres. Cada vez que nos movemos vamos dejando un reguero de datos a nuestro paso, una baba de caracol invisible de la que otros están empezando a sacar partido. «Una vez que se ha datificado el mundo», escriben Viktor Mayer-Schonberger y Kenneth Cukie en su libro Big Data, publicado por Turner Noema, «los usos potenciales de la información no tienen más límite que el ingenio personal». El interés por el análisis masivo de datos —el famoso Big data— se extiende hasta rincones insospechados de la realidad y anda a la busca de nuevos caladeros. Ya no basta con que empresas como Facebook o Google tengan un registro exhaustivo de tus datos de localización o gustos personales, y que la NSA tenga registrado hasta el último de tus suspiros en la red. Grandes empresas y pequeñas start-ups se esfuerzan en desarrollar sistemas que generen datos y cuantifiquen cualquier faceta de nuestro comportamiento: nuestras horas de sueño, los objetos que usamos, los lugares a los que vamos o las películas que vemos.
En Europa y EE. UU. se están diseñando contadores del consumo eléctrico que permiten conocer qué electrodomésticos usamos más a menudo y sacar conclusiones sobre nuestros hábitos diarios. El gigante de los supermercados Walmart maneja y almacena cada hora los datos de hasta un millón de transacciones de sus clientes, lo que le permite prever con antelación, por ejemplo, qué productos van a demandar cuando se acerca una tormenta. En el año 2012, un audaz reportaje del periodista Charles Duhigg en The New York Times demostraba que una empresa de tiendas de descuento como Target podía saber si una mujer estaba embarazada antes de que esta se lo comunicara a los familiares. A la compañía le interesa mandar promociones antes que su competencia, así que cruza los datos de los hábitos de compra y el sistema hace saltar el aviso. Duhigg relata el caso de un hombre que irrumpió en una tienda de Target furioso porque le enviaran publicidad de ropa de bebé a su hija. Días después, fue el padre el que tuvo que pedir disculpas al enterarse (tarde) de la noticia.
Este reguero de datos no solo lo recogen compañías tan conocidas como Microsoft, Facebook o Amazon (para hacernos sus recomendaciones de libros), sino empresas menos conocidas como Inrix, que analiza datos del tráfico de unos 100 millones de dispositivos móviles a través de su GPS. Mediante esta tecnología, pueden saber a qué velocidad se circula en buena parte de las carreteras de EE. UU. y cuáles son los puntos de la red más congestionados.
La recopilación de información masiva no es necesariamente una mala noticia. De hecho, está sirviendo para resolver muchos problemas a los que hasta hace poco no sabíamos enfrentarnos y ofrece a los clientes un servicio más ajustado a sus necesidades. La compañía Visa encuentra bolsas de fraude gracias al análisis de las transacciones, Google coloca el anuncio de algo que realmente te interesa mientras navegas e Inrix ofrece a determinados usuarios un servicio que les indica dónde hay plazas de aparcamiento.
A cambio de un poco de privacidad, se argumenta, se abre un mundo de facilidades. La teoría es que la cantidad de datos es tan grande que nadie va a estar investigando tus datos personales porque a nadie le interesan. Hasta que un día alguien que te busca le da a «Voy a tener suerte». En 2006 la compañía AOL hizo públicas las búsquedas de millones de usuarios para que fueran analizadas por los investigadores y en pocos días The New York Times localizó e identificó a una viuda de Georgia cuyo historial correspondía al usuario número 4417749. Lo mismo le sucedió a Netflix (la empresa de alquiler de películas) cuando un grupo de investigadores de la Universidad de Austin (Texas) encontraron a una usuaria en menos que canta a un gallo, y esta demandó a la compañía.
Nuestros datos son vulnerables, rastreables y apilables hasta límites alarmantes. Hace unos meses la revista Science desvelaba que un experto en seguridad informática había sido capaz de acceder a los datos del genoma de 50 personas que participan en un proyecto de investigación sanitaria. Su historial médico, supuestamente anónimo, se puede obtener con nombres y apellidos si uno sabe qué teclas tocar y qué registros cruzar en la inmensidad de ceros y unos de la red.
La justificación del anonimato por la masa es la misma pantalla argumental que utilizan los gobiernos de EE. UU. y la UE tras las revelaciones del ex consultor de la CIA Edward Snowden sobre la existencia de un programa de vigilancia exhaustiva de las comunicaciones. Cuando hace unos meses se conoció que el sistema de rastreo PRISM recopilaba nuestros datos personales, este fue el consuelo ante el asalto a nuestra privacidad. El acceso de los gobiernos a las redes —con la complicidad de las compañías que instalan las líneas de internet a escala global y de las grandes empresas tecnológicas— solo les proporciona, decían, los denominados metadatos, es decir, el asunto de nuestro email, los destinatarios o las llamadas telefónicas realizadas. La puntita nada más. Las últimas revelaciones, en cambio, indican que programas como XKeyscore han permitido a los servicios secretos acceder al historial de navegación y el contenido de los correos de millones de ciudadanos.
«Como el gobierno nunca sabe a quién va a querer escrutar», escriben los autores del libro Big Data, «recopila, almacena y garantiza el acceso a la información, no necesariamente para vigilar a todo el mundo todo el tiempo, sino que para que cuando alguien caiga bajo sospecha, se hallen en condiciones de investigar de inmediato en vez de tener que empezar a reunir información desde cero». Bajo esta perspectiva, los ciudadanos hemos pasado a formar parte de una especie de granja de sospechosos. Ante el ojo de Sauron todos somos potenciales Frodos camino del Monte del Destino y aceptamos la vigilancia con resignación de apacibles hobbits. Ni una pataleta, ni un mal gesto, ante el tipo que manosea tus pantorrillas en nombre de tu seguridad. Una década de medidas descabelladas nos han enseñado a sonreír desnudos ante el escáner mientras Saruman el blanco ve películas porno en un castillo de Abbottabad. Y a aceptar con gratitud que al buscar en Google información sobre ollas y mochilas se presente la unidad antiterrorista en tu casa.
Hace solo unos años, en la República Democrática Alemana (RDA) la temible policía secreta Stasi también se interesó por los culos de sus ciudadanos. Tras la caída del Muro de Berlín se descubrió que los agentes habían elaborado más de 15.000 fichas personales y conservaban miles de pequeños tarros con «olores» de supuestos sospechosos. El sistema, como se ilustraba en la película La vida de los otros, consistía en dejar un paño escondido en el asiento del coche del sospechoso y recogerlo posteriormente para su base de datos. Una vez «datificado» el olor, y en caso de necesidad, bastaba con destapar el tarro ante la unidad de perros rastreadores para dar con los peligrosos «enemigos del Estado». Curiosamente, en marzo de 2007 el gobierno de Estados Unidos estudió una propuesta de un grupo de asesores para crear un sistema de recogida de «olores humanos» para el futuro seguimiento con unidades caninas. En aquella ocasión la noticia causó cierta perplejidad y no menos risa. Desconocíamos entonces que el gobierno estadounidense estaba ya más interesado en olisquear nuestros metadatos que nuestros culos.
Para saber más: Big Data, Viktor Mayer-Schonberger y Kenneth Cukie (Turner, 2013)
No confundan el uso indebido por gobiernos de los datos con el uso correcto y efectivo para mejorar el día a día de la gente. Big Data es el futuro y de aqui a unos años mejorará la vida de las personas hasta niveles insospechados. (ya pueden emepezar a darme palos)
¿Que gobierno es ese que esta deseoso de facilitarnos la vida ??
para empezar a darle de palos tendria que desarrollar un poco mas esas supuestas ventjas
Claro, que las empresas son altruistas y piensan en tu bienestar, no en el beneficio. Poniendo en una balanza lo que ganas y lo que pierdes. Pierdes mucho más, toda tu intimidad, pasada, presente y futura. Pero parece que el precio de eso casi nadie lo tiene claro.
Cómo mínimo miles de personas tendrán acceso a tus datos privados, un registro completo etiquetado, clasificado y almacenado. ¿Todos serán buenos y estarán pensando en mejorar tu vida?
Vas a una entrevista de trabajo o tu jefe, y tienen toda tu vida personal y laboral. Saben que tuviste una enfermedad grave, si tendrás que operarte más adelante, que denunciaste a tu jefe, que en una red social pusiste a caldo a esa empresa, si quieres tener hijos, si te dio por beber una temporada, por las drogas o las máquinas tragaperras,…
Una corporación sabe todo de todos, ¿cómo de fácil será manipular y hacer que todos hagan lo que yo quiero?¿si hay alguien que es contrario a esa corporación, que denuncia atropellos cómo de fácil será eliminarlo? Tendrá toda tu vida entera, podrá chantajearte con cualquier cosa.
Tienes una empresa y quieres competir con tal corporación. Tiene registrado todo lo que hacen tus trabajadores, cómo comprarlos uno a uno, cuáles son sus deseos,…
El sueño húmedo de un dictador es tener acceso a toda tu vida. Cómo le habrían facilitado las cosas a Hitler con el big data para saber quién no era un buen alemán.
El big data es ganar pequeñas comodidades a cambio de perder tu intimidad pasada, presente y futura = perder la libertad
Y para que los datos fuesen anónimos, que no lo son, la única forma sería creando un sistema que impida almacenar la localización de todo usuario sin una orden judicial. Lo primero que te piden todas las apps, aunque sean para dibujar gatos, es pedirte la localización.
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se comprobó con Breton, el monstruo asesino que mató e incineró a sus 2 preciosos niños. La Policía tenía filmados todos sus pasos, trayectos en coche incluso a esa finca alejada donde el diablo perdió su poncho. Y hasta allí se lo filmó… o sea q me pregunto si en el aseo de mi casa estoy libre de vigilancia del gran hermano. NO me gusta, están robándonos la libertad implantando la política del terror
Que va, hombre, con los argumentos irrefutables que has dado solo te podemos dar la razón…
javier, lo dirás de coña ¿no?
Falsos demócratas que con la excusa de la «falsa seguridad» espían a todo cielo, porque sí.
Salu2
Respondo a toda la gente que veo que no comprende muy bien para qeu sirve Big Data (articulos como este no ayudan a comprender, más bien ayudan a confundir y causan recelo y paranoias consipirativas en la gente)
El Big Data debe ser usado por las instituciones privadas, para obetener multiples beneficios. Un ejemplo simple, porque malgastar ingentes cantidades de dinero en publicidad cuando se puede realizar una publicidad segmentada por tipo de consumidor mejorando la eficiencia de la publicidad y evitando que al consumidor le lleguen anuncios que no le interesan.
Big data en sí es una nueva industria capaz de crear empleo de calidad y de aqui a 10 años será una herramienta imprescindible como lo fue internet en su momento.
Yo no estoy a favor de su uso por instituciones privadas para temas de vigilancia etc aun así estas instituciones son las que lo tienen más facil para hacer un uso adecuado de la información. Cualquier ciudad española con una mínima inversión es capaz de centralizar la recogida de información de variables relacionadas con trafico, contaminación, flujo de personas, agua, metereología, servicios urbanos etc que combinada puede facilitar enormemente la vida de las personas de su ciudad.
http://www.ibm.com/smarterplanet/us/en/smarter_cities/overview/
http://www.mckinsey.com/insights/business_technology/big_data_the_next_frontier_for_innovation
Publicidad. Es que a mí no me interesa ningún anuncio. Le ayuda a la empresa que quiere vender, a mí no. Cuando quiero algo ya iré a buscarlo, no hace falta que busquen en mi vida para ver lo que me pueden colar y lo que no.
Los datos del tráfico, agua, meteorología, servicios urbanos son colectivos y anónimos. El artículo no va de eso, va de que desde el momento que enciendes un aparato, todos tus pasos y todas tus acciones son registradas, etiquetadas, almacenadas y procesadas. Y con las intenciones que crean convenientes.
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¿Ah, sí…? ¡Pues que vengan, que vengan a olisquear mi culo si hay cojones! ¡Cuando acaben, no van a saber ni dónde están ni cómo se llaman!
Sinceramente, no veo dónde está el problema. La gente ve demasiadas películas conspiranoicas, creo yo.
«conspirar.
(Del lat. conspirāre).
3. intr. Dicho de dos o más cosas: Concurrir a un mismo fin.»
Negar el hecho de la conspiración es como negar la existencia del aire. Creer en conspiraciones no es creer que nos gobiernan reptilianos, la conspiración ha sido la base para todo devenir histórico, y este sobredimensionamiento de recopilación y supervisión de datos en detrimento de la privacidad, es un hecho.
Otra cosa es creer que hay «una» conspiración, y no varias en marcha, con intereses distintos y hasta contrapuestos, cometiendo así el error (que ya sí podría desdeñarse como «conspiranoia») de simplificarlo desestimando la complejidad.
http://es.wikipedia.org/wiki/Complejidad
Sigo sin ver el problema. Los poderes públicos tienen la obligación de velar por la seguridad del ciudadano, y para ello llevan a cabo labores de vigilancia. No seamos ingenuos.
Igual un día llegas a entenderlo. O quizá no. Quizá este artículo quede para siempre entre esas cosas que nunca llegaste a entender.
Sí, en Arabia Saudí, Corea del Norte,… vigilan por la seguridad del ciudadano, claro. Y las llamadas democracias hasta ahora no podían hacerlo porque eso era de estados policiales totalitarios y estaba feo, pero ahora que pueden y no se ve, lo hacen. El poder siempre quiere perpetuarse.
Cuando termine de desarrollarse el procesamiento de datos verás por qué
No te preocupes, Saulo. No ponemos en duda tu sinceridad. Te creemos cuando dices que no sabes dónde está el problema. Ni siquiera nos sorprende, porque ese es justamente el problema, Saulo. El problema es que hay gente que no ve dónde está el problema.
Y lo de la conspiración, ¿qué quiere que le diga? Búsquese ayuda profesional, es evidente que la necesita.
No hace falta que me trates de usted, gracias. Tampoco hace falta que te saques de la manga un hombre de paja paranoico partidario de la conspiranoia que no ha aparecido por ninguna parte, aunque es bien cómodo, dado que no rebates nada de lo dicho.
Por lo que has escrito de la obligación de la institución Estado de matenernos bien atados y vigilados para protegernos, parece que podrías vivir con enorme paz de espíritu en un contexto político como el de Brazil. Bien por ti. Supongo.
«Aquellos que pueden dejar la libertad esencial por obtener un poco de seguridad temporal, no merecen, ni libertad, ni seguridad.» – Benjamin Franklin
Y buen artículo, por cierto
¿En serio no te preocupa que tengan acceso a todos tus deseos, miedos, problemas,…? Esa información es control directo sobre ti
Me alegro de la llegada de Aberrón a esta revista. Lo sigo desde el principio de Fogonazos, y en Amazings ahora Naukas. Siempre con historias interesantes que contar.
Vamos, que el Big Data sirve para controlar y comprar. Un gran salto para la humanidad…
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Es curioso que se den ejemplos del «One Only Data» que del «Big Data». Basicamente algunas de esas cosas se basan en una muestra de tan pequeña que solo lo forma un unico elemento o como mucho unos muy pocos.
Pues que mierda de Big Data cuando no se tiene en cuenta el tamaño de la muestra. Si yo miro un libro de algo y solo miro un unico libro es obvio que no debes mandarme publicidad sobre el genero todavía. Espera a que mire dos o tres al menos…
No es que si mires un libro te vayan a mandar publicidad, lo que pasará es que si compras un libro de estilo novela negra te mandarán anuncios de otros libros que quizás pudieran gustarte, o si en el momento de la compra estás cerca de otro negocio, por ejemplo una heladería y son horas de calor te llegará publicidad con ofertas de ese sitio y un caminito que te indica como llegar… etc etc
Al final las grandes empresas que puedan pagar a estos «anunciantes» serán las que reciban mas gente y las pequeñas y medianas empresas se irán al garete
Muy buen artículo. Es muy importante hacer llegar al público en general este tipo de información y razonamientos.
Para la gente no especializada (y hasta la especializada) no es fácil deducir cuáles serán las consecuencias de todos estos abusos de autoridad en pos de una mayor seguridad o comodidad. Por eso es importante este tipo de artículos.
A ver si hay más :)
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No me cabe ninguna duda de que cuando EE.UU espía funcionarios en las sedes diplomáticas de la UE lo hace en nombre de la seguridad mundial. Tampoco me quedan demasiadas dudas acerca del nivel de ingenuidad y ensimismamiento que provoca la propaganda actual («look into my eyes, look into my eyes, the eyes, the eyes…»).
http://www.lavanguardia.com/internacional/20121201/54356015715/alemania-anulo-secreto-postal-telefonico.html
Lo que me asusta de verdad es empezar a notar que a cada sitio que voy se me ofrezca publicidad a medida, como si unos ojos estuvieran clavados continuamente en mi cogote. Actualmente ignoro el 99% de la publicidad, pero, ¿y si empezaran a asediarme con anuncios de videojuegos y libros que me gustan, películas, series, merchandishing…? ¿No empezaremos a tener miedo de soñar? Y lo que es mas importante: ¿¿Llegaremos al día 5 de cada mes??
Buenas, me parece interesante el enfoque del artículo, la gente tiene que tomar conciencia del uso que se puede llegar a dar a futuro a este tipo de herramientas, así como que debe razonar que tipo de información deja en la web o en cualquier otro medio que contenga bases de datos. Desde mi punto de vista siempre es mejor navegar de incógnito en la web, por ejemplo en chrome es tan simple como presionar CTRL + SHIFT + N, y al menos no guardarán ningún tipo de cookie.
Reitero muy buen post!
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Parte de lo que comenta el artículo, sobre el rastreo de la información, lo podemos encontrar también en la política de cookies forzada por la ley. Con esto nos queda claro la preocupación de las personas en general sobre este tema.
Mas allá de esto creo que no se puede hacer mucho si la ley golpea las puertas de las grandes empresas de internet para pedir cierta información. Se vieron muchos casos donde existieron amenazas de cierres de sitios y portales enormes de internet si se negaban a colaborar con las autoridades.
El tema de la seguridad de la información que estas empresas guardan es otra historia. La realidad es que no sabemos que cantidad ni que tipo de información estas empresas almacenan. Es por esto que se deberían elevar ampliamente los niveles de seguridad de esta información.
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Muy bueno este post, realmente me gustó mucho lo de hacer una analogía de lo que se hacía en el «pasado» con lo que se puede llegar a hacer ahora con Big Data.
Creo que un buen ejemplo de todo esto la serie Persons of interest, sino la viste mirala, porque nos muestra lo vulnerables que somos ante los gobiernos.
saludos!
¿que puedo hacer?
tenia almorranas y me hice una foto del culo para enviarsela al médico.
junto a muchas fotos absurdas.
Ahora la NSA tiene fotos de mi culo y de muchas chorradas.
¿se enfadará o les da placer perverso?
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