¿No es exactamente la función del capital la de crear fuentes de trabajo y riqueza en beneficio de aquellos que aún no lo han logrado? ¿En beneficio de la sociedad toda?
César Rodríguez, fundador de El Corte Inglés
Dos varones y cinco mujeres después, Ramón Rodríguez Ordóñez —conocido entre sus vecinos como «el de Benitón»— observaba a su octavo hijo recién nacido en su casona de Llantrales, en la profunda parroquia de La Mata, Asturias. Era el dos de enero de 1882 y apenas había con qué alimentar más bocas en aquella paupérrima casa de agricultores. Tal vez por eso no fue un día de fiesta para los Rodríguez. Las cosechas no eran buenas, los jóvenes empezaban a huir a América y nadie de la familia tenía más conocimientos que los referidos a trabajar el campo. El futuro no era en absoluto prometedor para aquel chaval recién nacido, cuya madre decidió llamar César. César Rodríguez, futuro fundador y presidente de El Corte Inglés, la mayor firma comercial en la historia de España. O cómo pasar de una chabola en medio de Asturias a la fortuna más influyente de cuantas haya conocido el siglo XX español.
César Rodríguez fue una figura discreta, opaca, como casi todo lo relacionado con El Corte Inglés, a pesar de la insistencia de esta empresa en afirmar lo contrario. «Somos la firma comercial que más notas de prensa envía a los medios cada año», expresa su departamento de comunicación. Y es verdad. Como también es verdad que sus números, resultados, influencia e innumerables iniciativas sociales y culturales están a la vista de todos. Otro cantar es cuando se trata de hablar de sus trabajadores, de sus quejas y condiciones. Entonces se hace el silencio. Pero vayamos por partes. De la vida del fundador de El Corte Inglés se sabe poco, y todo está descrito en el libro del periodista Javier Cuartas, Biografía de El Corte Inglés (Ediciones El Cruce), un exhaustivo y meritorio trabajo sobre la historia de esta empresa que —en la línea de la opacidad descrita— nunca llegó a las librerías en su primera edición. Tras tirar 20.000 ejemplares y, por razones nunca aclaradas, los libros desaparecieron. «Una vez impreso —relata el propio Javier Cuartas— El Corte Inglés me hizo algunas ofertas de recompensa económica y profesionales. Yo las rechacé y, a pesar de que el libro ya disponía hasta de ISBN y yo ya había cobrado derechos de autor, nunca llegó a circular por las librerías». Cuartas recibió presiones tras terminar su trabajo. «Además de impedir que el libro circulase me intentaron persuadir de que no denunciase su desaparición y de que no intentase su reimpresión. El Corte Inglés llegó a afirmar en varios medios que el libro no existía y que no había existido jamás». Cuartas continúa, en lo que se parece más a una historia de ámbitos mafiosos que empresariales. «Una vez consideraron agotada la vía de obsequios y compensaciones económicas para que no reeditase el libro, sí hubo llamadas telefónicas conminatorias de directivos de la compañía advirtiendo, con lenguaje metafórico, de las consecuencias que me acarrearía persistir en la difusión del libro. No me llegaron a amenazar de muerte literalmente, pero sí hubo advertencias al estilo de Chicago de los años 20 que eran susceptibles de interpretar como tal o como meras balandronadas». Finalmente, Libros Límite sacó otra edición a mediados de los años 90 y en 2005 fue reeditado por El Cruce, alcanzando la sexta edición. En la obra se describe la escalada de César, de su sucesor Ramón Areces y de su primo, Pepín Fernández, fundador de Galerías Preciados. Sus negocios, sus enfados, sus proyectos… Sirva este texto como un resumen del mismo aderezado con datos y declaraciones de quienes, a día de hoy, son protagonistas directos de un mundo llamado El Corte Inglés.
César y Pepín —este último nacido el 12 de diciembre de 1891 en El Rellán, otra aldea de la parroquia asturiana de La Mata— compartieron infancia entre el comercio y el regateo. Iban de mercado en mercado por el centro de Asturias, vendiendo y comprando productos del campo para aliviar la carcomida economía de sus familias. Pepín recordaría en una entrevista concedida a La Nueva España en 1966 que «desde niño iba a caballo desde mi aldea hasta el mercado de Grado». Allí regateaban y se curtían. En casa de César terminarían montando una panadería mientras que en la casona de los Fernández se instaló un ultramarinos y un «chigre» (tasca). Entre tanto, en 1904, en una de las casas más pobres de la aldea, venía al mundo Ramón Areces, sobrino de César y su futuro sucesor al frente de El Corte Inglés. Todavía tendría que pasar mucho tiempo hasta entonces. De momento, el ahogo solo tenía una desembocadura para aquellos chavales: América.
De las 20 casas de la aldea de Llantrales de principios del siglo XX, no había una sola que no tuviera al menos un hijo en América. César se fue con 14 años, en 1896, destino La Habana. Salió del puerto de Santander con los tambores del independentismo cubano de fondo. Cuando arribó a la ciudad se alojó en una pensión a cambio de limpiar y barrer. Duró un día. Al siguiente consiguió un empleo como repartidor de comida de una cantina del barrio de La Habana Vieja. Seis meses después aceptó la oferta de un gijonés para trabajar en una tienda de novedades llamada La Casa Blanca donde trabajó como «cañonero» o chico para todo: limpia, vende, barre, ordena… Dormía en la misma tienda. Una de aquellas noches de colchón en el suelo escuchó la explosión del Maine, el 15 de febrero de 1898.
En 1900 sucede algo definitorio para El Corte Inglés: César entra a trabajar como dependiente en los almacenes El Encanto. Consigue un buen sueldo y, lo que a la postre será más importante, aprende prácticamente todo lo que años después se llevará a España y aplicará a El Corte Inglés. César permanecerá 28 años en El Encanto, durante los cuales ascenderá a velocidad meteórica hasta convertirse en socio industrial de la firma. Trabajador obstinado, casi obsesivo, y con una tremenda capacidad de sacrificio, César suplió su nula formación académica con unas enormes e innatas aptitudes para los negocios y la venta. Su fortuna avisa y comienza a tomar forma.
La importancia de El Encanto en El Corte Inglés es tal que puede decirse que el mayor centro comercial de la historia de España nació como un calco de los almacenes cubanos y que su primer crecimiento se basó en lo que antes ya se había hecho en La Habana. Solo un ejemplo que tal vez sintetice todo lo demás: el eslogan para las rebajas de El Encanto a principios del siglo XX era «ya es primavera en El Encanto». De las especulaciones y expertos «opinadores» sobre el modelo empresarial de El Corte Inglés destaca una idea que caló en la opinión pública: el éxito de la firma se basaba en el llamado modelo japonés, esto es, una estricta jerarquía, un trato paternalista con el empleado que permite la promoción interna y una implicación total y completa del trabajador con la empresa. Sin embargo, y puestos a definir, el modelo que mejor encaja en el nacimiento del centro comercial español por excelencia es el astur-cubano. Un modelo que explica —al menos en parte— que una familia de humildes campesinos del interior de Asturias sin formación académica desarrollase en menos de 50 años un ejemplo empresarial que siente las bases futuras del comercio en España.
La severa jerarquía, directamente relacionada con la posibilidad de ascensos, es una de las bases de este modelo. El Corte Inglés, a lo largo de su historia, apenas ha contratado directivos. La mayoría de puestos de mando corresponden a empleados que han ido ascendiendo de categoría, un modelo que César Rodríguez no solo exportó de La Habana, sino que lo vivió en sus zapatos: entró con una escoba y salió con un fajo de billetes en cada mano y una sonrisa de oreja a oreja. La práctica se mantiene. En el año 2011 El Corte Inglés promocionó a más de 470 empleados a puestos de mayor responsabilidad, según datos de la propia compañía. La promoción interna siempre estuvo aliñada de paternalismo. «Ser como una familia», declaraba en 1981 Ramón Areces. «Cuidar a tus empleados, que se sientan en su casa», completaba Pepín Fernández. A día de hoy El Corte Inglés ofrece a sus trabajadores acceso a estudios superiores en la UNED a través del Centro de Estudios Universitarios Ramón Areces (CEURA). Durante 2011 los cursaron 806 trabajadores. La empresa también presta ayudas de estudios para hijos de empleados. El año pasado se concedieron 2533 ayudas de este tipo destinadas tanto a formación profesional y bachillerato como a estudios universitarios. «Hemos crecido mucho porque hemos conseguido un equipo convencido de que la empresa es suya», afirmaba en 1982 el entonces presidente de El Corte Inglés, Ramón Areces. ¿Y hoy? ¿Es así? «No», dice Fran. Y no titubea.
Eso es todo lo que nos permite contar de él, que se llama Fran y que trabajó en un centro de El Corte Inglés de Madrid entre el año 2007 y hasta hace unas semanas. «Mi experiencia allí no fue mala, pero no me sentí ni especialmente cuidado ni mucho menos parte de la empresa», añade. María, también trabajadora de El Corte Inglés que ni siquiera nos autoriza a revelar su verdadero nombre, señala que «es una empresa como cualquier otra, nada de cuidado o atención. Saben a quién exprimir y saben que la mayoría estamos de paso». Quien no tiene problema en dar su nombre es José Luis Rueda, presidente del Comité de Empresa de El Corte Inglés de Málaga, afiliado a CCOO y con bastantes más años que Fran y María. «En los años 70 era así, una empresa preocupada por sus trabajadores, por que estos se sintieran parte de la compañía porque El Corte Inglés se podía permitir el lujo de contratar a los mejores, doblando sus sueldos. Hoy, desde luego, ha cambiado, por más que El Corte Inglés se empeñe en esconderlo. Existe un completo desapego porque cada vez obligan a trabajar más, en peores condiciones y por el mismo salario», concluye. «La empresa no es cercana —retoma Fran—, en cinco años que trabajé allí jamás se me acercó a nadie no solo a preguntarme qué tal estaba, sino que jamás nadie, ningún jefe, me informó de nada. Todo es silencio, todo es misterio». El problema a estas y todas las sucesivas quejas de trabajadores que se reflejan y reflejarán en este texto, es que no tienen respuesta desde la empresa, alimentando el mito de opacidad, del misterio, como lo califica Fran. «No vamos a decir nada sobre eso, los datos hablan por sí solos y lo que queda hacer es contextualizar». Es toda la respuesta que ofrece El Corte Inglés.
La implicación del empleado y la fidelidad a la empresa llegó a ser una realidad. Cuando en España se impuso por imperativo legal el pago de las horas extras, cuentan exempleados tanto de El Corte Inglés como de Galerías Preciados que no pocos trabajadores lo rechazaron, temerosos de que se pusiera en duda, si lo aceptaban, su entrega sin reservas a la empresa. Toda esta interpretación de los empleados como una gran familia dejaba fuera de la maquinaria una pieza: los sindicatos. El Corte Inglés siempre lo vio innecesario dada la complicidad entre empresa y empleados y redujo su presencia al mínimo. Una práctica que, a diferencia del paternalismo o la implicación del trabajador, sí se mantiene vigente. Al precio que sea.
El Corte Inglés tiene dos sindicatos mayoritarios, Fasga y Fetico, a los que están afiliados casi el 74% de la plantilla. Los otros dos sindicatos son UGT y CCOO, con apenas un 4% de los trabajadores afiliados. «Hay libertad sindical, se celebran elecciones y la gente elige». Es todo lo que apunta la empresa sobre este asunto. Ni una palabra más. Los trabajadores, en cambio, se explayan. «De libertad, nada». Entra en escena Gabriel Escribano, 45 años, trabajador de El Corte Inglés de la calle Princesa de Madrid y afiliado a UGT. «Fasga y Fetico son dos sindicatos amarillos, que viven en connivencia con la empresa y que si tienen un 74% de afiliados es porque el contrato que firman los trabajadores que llegan a El Corte Inglés incluye la vinculación a estos sindicatos», explica. «Así es, aunque cueste creerlo», retoma José Luis. «Lo pone específicamente en el contrato y si te niegas a afiliarte, no firmas el contrato y te quedas sin el puesto». María no es afiliada ni a UGT ni a CCOO, pero sí a uno de los dos sindicatos «amigos». «No me quedó más remedio», explica. Fran añade: «A mí los sindicatos no me preocupan, pero lo que hay que decir muy claro es que la libertad sindical en El Corte Inglés no existe. Todo lo contrario. La empresa amenaza a los trabajadores que pretendan afiliarse a UGT y CCOO porque son los reales, los otros son una farsa. Firman lo que les diga la empresa y luego nos venden un cuento. Eso lo sabe todo el mundo ahí dentro», apunta. «Las amenazas son habituales —prosigue Gabriel—. Llegan al punto de que si un trabajador habla conmigo, los jefes le preguntan después qué hacía hablando conmigo». Gabriel escala en su enfado. «Me dicen que quiero destruir la empresa, que soy un rojo. Pero, ¿estamos tontos? ¿Destruir la empresa que me da de comer?». José Luis va más allá y describe prácticas inauditas. «Cada vez que presentamos un candidato para el comité de empresa nos viene a decir que le han amenazado: «o te borras o te vas de la empresa», le dijeron al último. La gente, claro, tiene miedo». El caso más tremendo que conoce —de primera mano— es el de Charo y Noemí, trabajadoras de El Corte Inglés de Málaga. Ambas fueron amenazadas tras presentarse candidatas por la lista de CCOO. La parte más espinosa la sufrió Charo, a quien su jefe metió en su despacho para decirle que «o recapacitaba o su hija (también trabajadora de El Corte Inglés) sería despedida». «A las dos horas —recuerda José Luis— apareció la chiquilla llorando, que la habían despedido y que no sabía por qué». El sindicato denunció el caso. Y ganó. «Son prácticas mafiosas», concluye. Fran, ajeno a cualquier sindicato, añade. «Si tú le preguntas a algún trabajador de El Corte Inglés por los sindicatos se pone nervioso y se va. Literal. Es un tema del que no podemos hablar. Es como un tabú y la gente tiene mucho miedo». «Y esto ocurre en pleno siglo XXI», termina Gabriel. «¡Trabajamos en una empresa en la que ni siquiera nos permiten decir la palabra sindicato, en la que la gente susurra cuando se habla de este asunto!». Desde El Corte Inglés insisten en que no van a hacer ningún comentario al respecto.
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Con solo 24 años César Rodríguez ya tiene un puesto importante en El Encanto, un gran capital acumulado que va reinvirtiendo en las tiendas —en un modelo que trasladará a El Corte Inglés— y buenos contactos con la alta sociedad de La Habana. En 1906 alcanza el máximo nivel directivo de la que era ya una de las empresas comerciales más fuertes de Cuba. Solo entonces deja de dormir en El Encanto y se alquila un apartamento.
Años después, en 1910, llega a La Habana su primo José Fernández Rodríguez, más conocido como Pepín Fernández y futuro fundador y presidente de Galerías Preciados. A diferencia de César, Pepín sí va a la escuela de niño (al menos todo lo que le permite el trabajo familiar) y ya de chaval muestra una clara vocación de escritor. «Desde muy niño, cuando asistía a la escuela municipal, ya leía por mi cuenta a los clásicos. Primero porque me apasionaba la literatura y después porque quería aprenderme todas las palabras, dominar el lenguaje», explicaría en una entrevista concedida en 1974 a la escritora Elvira Daudet. Los domingos, para su disgusto, tenía que cuidar las vacas de la familia. Años después, lejos de aquellas vacas que le robaban el día libre, Pepín negociaría la compra de varios edificios en el centro de Madrid para abrir el primer centro comercial de la historia de España.
Pepín llegó a Cuba vía México y en la travesía perdió los 20 duros que llevaba —y que era todo lo que tenía— en una partida de cartas. Asegura que jamás volvió a echar una partida. Como su primo César, comenzó en El Encanto, que le daba alojamiento y comida a cambio de barrer y limpiar. Luego pasó a «cañonero» y a los dos años ya tenía un puesto en la oficina.
En 1919 la situación de ambos primos ya era privilegiada. César consolidó su fortuna personal casándose con María Antonia, mujer de la alta sociedad cubana. Pepín, por su parte, revolucionaba el mundo de la publicidad con sus eslóganes para El Encanto además de con una manera rompedora de entender el comercio, una máxima copiada de los almacenes de la época de Estados Unidos y que posteriormente serán santo y seña de El Corte Inglés y Galerías Preciados: el cliente siempre tiene la razón. La preocupación y trato exquisito al cliente es una de las banderas más reconocibles del imperio Corte Inglés. «Recibimos decenas de cursos de formación y casi todos ellos están orientados al trato al cliente», explica María casi un siglo después. Pocos sitios quedan ya en los que los vendedores vistan traje y las vendedoras uniforme, una práctica que se mantiene en El Corte Inglés. Sin embargo, siempre hay un sin embargo, la moneda de la amabilidad paga con un anverso en El Corte Inglés. «Yo creo que el problema —explica Fran— es que vamos a comisión y, mira, yo no he tenido problema con eso porque me llevaba bien con mis compañeros, pero he participado en dos campañas de juguetes de Navidad en las que los vendedores íbamos a comisión y jamás he visto nada parecido: aquello era la jungla, un todos contra todos horroroso, donde se sucedían las discusiones y los malos rollos. Y los clientes, por supuesto, se daban cuenta». «La clave es la presión a la que nos someten —añade José Luis—. En mi centro es tremendo. Si no hay nadie en toda la tienda y estás hablando con un compañero, sin reír ni levantar la voz, solo hablando, inmediatamente se te acerca un jefe a decirte: «venga, hay que vender»». María coincide: «Conozco compañeros a los que amenazaron directamente: o vendes esto y llegas al objetivo o ya sabes que te vas a la calle». José Luis lo corrobora. «Lo he vivido en primera persona, un jefe que se acerca y te dice, como no cumplas objetivos te vamos a despedir. Es asfixiante, el clima es muy negativo. Estamos en tensión permanente». Y Gabriel finiquita. «La gente no se puede hacer una idea del mal clima que hay ahora mismo en El Corte Inglés».
Mientras Pepín es ascendido a gerente y César se codea con la jet-set habanera, Ramón Areces, sobrino de César, sale del puerto gijonés de El Musel rumbo a la isla. Areces será el sucesor de César Rodríguez al frente de El Corte Inglés y segundo presidente. Nació el 15 de septiembre de 1904, quinto hijo de Carlos Areces, que fue marido de dos hermanas de César. Con la primera tuvo diez hijos y ocho con la segunda. Ramón fue el quinto de estos ocho. Areces se crió en una chabola. Como una competición por nacer más pobre que el anterior, la infancia de Areces fue aún más miserable que la de César y Pepín. Más que irse, el futuro presidente de El Corte Inglés huyó a La Habana, pantalones raídos y zapatos sin suela. Partió en 1920, con 16 años. «Asturias estaba entonces más cerca de América que de Madrid», declararía posteriormente Areces. «El puerto de Pajares era infranqueable, como una barrera psicológica». En la capital cubana empieza como los demás, de «cañonero» en El Encanto, después chico de los recados y finalmente llegará a dependiente en la sección de caballero. Pero a diferencia de su tío y de Pepín, eso es lo más arriba que Ramón escalará en la isla. Poco tiempo después regresará a España.
De Areces se ha discutido mucho sobre su formación académica. Durante años se dijo que tenía estudios universitarios, cursados en Estados Unidos y Canadá, donde pasó unos meses. Se llegó a contar que logró doctorarse. En realidad no hay nada de eso. ¿Tiene usted estudios universitarios?, le preguntó un periodista del diario Pueblo. «No. Hice estudios preuniversitarios en el Canadá», respondió. Los estudios universitarios de Ramón Areces son calificados por el periodista Javier Cuartas como «otro de los episodios legendarios y míticos sobre El Corte Inglés que se han contando y se siguen reproduciendo en España sin ningún contraste».
César Rodríguez abandonó El Encanto en 1929. Todo apunta a que su salida se debió a una excesiva acumulación de capital, es decir, era demasiado rico: tenía en ese momento 1,4 millones de dólares de la época y los dueños de la empresa temían que se hiciera con el control absoluto de la cadena. No le importó mucho. César se benefició aquel año del crack del 29 adquiriendo inmuebles y haciendo inversiones, lo que disparó su riqueza. En pocos meses pasa de comerciante adinerado a millonario con carné: se hace socio capitalista del Banco del Comercio y del Banco Hispano Americano, fundado por emigrantes asturianos y vascos en Cuba, y se convierte en un miembro destacado de la adinerada oligarquía cubana. En 1933, al término de la dictadura de Machado, César Rodríguez acumulaba una fortuna de más de cuatro millones de dólares.
Sin tanta presencia social Pepín también engorda sus cuentas corrientes y libera su afán literario publicando columnas de opinión en algunos periódicos cubanos. En 1930 abandona también El Encanto y, además, la isla, a diferencia de César, que permanecerá hasta la revolución castrista. En España los círculos empresariales de 1931 se alteran con el regreso. Algo bulle en el ambiente. El recién llegado Pepín, bolsillos llenos y tiempo libre, tiene un proyecto en mente. Durante los siguientes tres años negará una vez tras otra que vaya a emprender nada. No era cierto y en 1934, con un plan mucho más ambicioso de lo que aparentaba, Pepín Fernández adquirió en la calle Preciados de Madrid una pequeña tienda llamada Sederías Carretas, el germen, el origen primero, de Galerías Preciados, el primer centro comercial de España.
Pepín inauguró Sederías Carretas el ocho de octubre de 1934. 21 años más tarde la empresa pasará a llamarse Galerías Preciados. El capital social era de 400.000 pesetas (2400 euros) y participaban con el mismo porcentaje (46%) Pepín y su primo César, futuro fundador de El Corte Inglés. La empresa nació con 12 empleados y 300 metros cuadrados de superficie. En 1946 se romperá la sociedad de los dos primos de manera abrupta y comenzará una encarnizada rivalidad entre Galerías Preciados y El Corte Inglés.
Mientras esto ocurre Ramón Areces regresa de Cuba. Y lo hace sin nada. Se considera, en la época, uno de los tantos emigrantes que vuelven fracasados porque lo hizo sin traje de seda, habano en la boca y barriga alimentada. A su vuelta trabaja un tiempo en Grado hasta que solicita «asilo» laboral en la recién estrenada Sedería Carretas. Lo ve bien César, su tío, pero —curiosidad histórica— Pepín se niega. Solo años más tarde el fundador de Galerías Preciados le confesaría a César, a través de una carta, por qué rechazó a su sobrino y futuro presidente de El Corte Inglés. «Mi decisión obedeció a la negativa de algunos empleados. Me explicaron diferentes cosas sucedidas con motivo de la huelga de El Encanto. Puntualizaron hechos y actitudes que juzgaron muy severamente. Ya supondrás cuánto tenía que preocuparme la idea de introducir en el negocio un posible elemento de discordia». Nacía con esta negativa una rivalidad, una malsana relación entre Pepín y Areces que no hará más que crecer, a pesar de guardar las formas en innumerables y públicas ocasiones cuando ambos ya eran dos gigantes del comercio en España.
Sederías Carretas echó a andar con un inesperado éxito. La primera clienta que entró dejó en caja 25 pesetas y 50 céntimos y en su primer día la tienda facturó 3000 pesetas (18 euros). Pero más que los resultados económicos —que también—, Sederías Carretas supuso una revolución, un cambio profundo y radical en el comercio en España. Como un cubo de agua fría que cae sobre alguien dormido, Pepín Fernández, apoyado económicamente por su primo César, despertó de manera brusca la forma de entender las ventas en Madrid y en España poniendo todo tan patas arriba, y ya nunca el comercio español volvió a ser el mismo. El Corte Inglés adoptaría, tras su aparición pocos años después, estas mismas técnicas. «El comercio español —explicaría Pepín Fernández en una entrevista a La Nueva España en 1966— tenía en aquella época un sistema rutinario en el que el mostrador era una barrera entre el cliente y el comprador. Había que transformar ese sistema. Lo primero que hice fue sustituir los mostradores por mesas, de modo que el público tuviese la mercancía a su alcance». Sería solo una de las innovaciones y no la más radical. Pepín y César institucionalizaron también el precio fijo, hasta ese momento en Madrid y el resto del país se seguía regateando en los comercios. «Cuando decidimos hacer eso en 1934 —contará Pepín en una entrevista a ABC en 1968— los llamados expertos afirmaron que era un error, que en Madrid no podía prosperar algo así. La mentalidad y costumbres de entonces se limitaban al comercio pequeño y al regateo». Otros giros asombrosos fueron la creación de campañas de rebajas, el trato al cliente (que pasa a ser anónimo en lugar de familiar aunque exquisito en vez de informal), la profesionalización de la compra (ya no son los fabricantes los que ofrecen la mercancía, sino los compradores quienes van a buscarla), el crecimiento de secciones y género a ofrecer todo bajo un mismo techo, el afán de crecimiento, el recurso de la publicidad ingeniosa, la posibilidad de que el cliente se desenvuelva con libertad por la tienda sin que tenga que comprar… La concepción, en fin, del comercio a gran escala. La concepción del centro comercial moderno.
Todo esto había nacido a mediados del siglo XIX en Francia. El Bon Marché de París, que abrió sus puertas en 1852, se considera el primer centro comercial del mundo y a principios de siglo XX llegó la explosión de este tipo de superficies. Lo curioso es que antes que ningún otro país europeo, sería Estados Unidos quien importase la idea francesa. Siguiendo fielmente la premisa de «si algo funciona, para qué lo vas a tocar», calcaron sin reparo el modelo Bon Manché parisino y abrieron durante la segunda mitad del siglo XIX Stewart en Nueva York, Wanamaker en Filadelfia y Marshall Field en Chicago. De todos ellos aprendería y tomaría ideas tanto Galerías Preciados como El Corte Inglés.
La irrupción de este tipo de tiendas impulsaría en España, como en el resto de países europeos, el consumismo, algo desconocido hasta entonces. Si se tiene que buscar un «responsable» de que en España haya consumismo, entonces y sin ninguna duda hay que poner sobre la mesa el nombre de El Corte Inglés y el de la desaparecida Galerías Preciados. Ellos despertaron la demanda con sus campañas, su escaparatismo hasta entonces desconocido, sus rebajas inalcanzables para el resto y sus eslóganes. Dispararon el consumo de manera irreversible haciendo con ello que la calidad de lo ofrecido mejorara como nunca antes lo había hecho. Su influencia fue tal, su entrada en la cacharrería tan de elefante, que lograron hasta cambiar las leyes del comercio, consiguiendo que el gobierno autorizase a finales de los años 60 abrir los mediodías y que se liberalizasen gran parte de las exportaciones. Fueron ellos, también, quienes introdujeron en España el tallaje antropométrico, esto es, el fin de las prendas a medida a cambio de determinar seis tallas universales para toda la población a partir de un gran estudio.
También la forma de trabajar fue novedosa. Las direcciones tanto de Galerías Preciados como de El Corte Inglés fomentarían la competitividad entre sus empleados a fin de mejorar el nivel, inaugurando el sistema de comisiones. También darán participación en el negocio a los trabajadores, prohibirán las propinas, garantizarán por primera vez la devolución del dinero si el cliente no queda satisfecho y cuidarán hasta el extremo la marca corporativa.
«Y seguimos siendo referencia», afirman desde El Corte Inglés. «Somos el líder europeo de grandes almacenes y el tercero a nivel mundial». Las innovaciones, la capacidad de revolverse contra lo establecido, siguieron a lo largo de los años. En los 60 fue la tarjeta de compra, la omnipresente «tarjeta de El Corte Inglés», que a finales de los años 80 llegó a tener más usuarios que ninguna otra tarjeta de crédito en España. En los 90 encabezaron el comercio electrónico (del que son líderes actualmente en España), la tarjeta regalo o el personal shopper. Los últimos «inventos» de El Corte Inglés han sido el Gourmet Experience, los espacios de Salud y Belleza y el Espacio de las Artes. Y prometen seguir creando.
«La empresa sigue creciendo, sus beneficios siguen creciendo, pero lo que no se cuenta es lo que está pasando con la gente que trabaja ahí». José Luis empaña el brillo. «El último convenio de comercio y hostelería firmado en febrero de 2013 ha modificado la libertad de horario, de modo que ahora todos los empleados de El Corte Inglés tenemos que trabajar en domingo, sin excepción. Y por el mismo precio que cualquier otro día», afirma. «Yo me he ido por eso», retoma Fran. «Y como yo, muchísima gente. Creo que la modificación del horario es una forma de echar a gente, porque es que te quitan la vida. De 900 personas que trabajábamos en mi centro se han ido por los menos 200, y no contratan a nadie más», concluye. «Ese convenio no es de El Corte Inglés, es de la Federación de hostelería, comercio y turismo», se limita a responder la empresa. No hay cifras oficiales de cuántos trabajadores han dejado la empresa desde que se obliga a trabajar en domingo, pero las estimaciones oscilan desde 200 hasta casi 8000. «Y mientras tanto abren centros nuevos, con lo que el trabajo aumenta, pero no los trabajadores y mucho menos los salarios. Esto es un ERE encubierto», afirma José Luis. Y sigue, enfadado: «El Corte Inglés vive obsesionado con su imagen y no puede permitirse decir que hace un ERE, porque se supone que cuida a sus empleados, pero les hace la vida imposible y se beneficia de sus salidas. Joder, hay gente que se está yendo por problemas de salud, porque no pueden más. Y esto lo llevamos denunciando muchísimo tiempo, pero no sale en ningún medio. Espero que esta vez por fin salga. Ya no me fío».
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Desde la inauguración de Sederías Carretas en 1934 Pepín ya tenía entre ceja y ceja ampliar el negocio de manera descomunal. En cuanto pudo se hizo con un edificio de la calle Preciados, lo que cambiará el urbanismo de la zona. Con la recién inaugurada Gran Vía, el eje Sol-Callao se convertirá en el punto comercial más importante de España. El problema fue que Pepín tardó más de lo que deseaba en hacerse con su primer edificio debido principalmente a una pequeña sastrería en los bajos del mismo que se resistía a ser traspasada. El nombre de esta sastrería era El Corte Inglés.
Describe Javier Cuartas en su mencionada Biografía de El Corte Inglés que hay cinco versiones de cómo nació el centro comercial. La de dominio público, la adoptada por la mayoría de medios de comunicación, es una que solía contar el propio Ramón Areces. El recién regresado empresario asturiano paseaba por la calle Preciados cuando vio un «se traspasa» en la sastrería. Entró y, según el propio Areces, cerró la compra en un cuarto de hora. Otras versiones hablan de préstamos de su tío César, de inversiones de Areces, de negociaciones hábiles y rápidas… Cuartas pone las cosas en su sitio: en 1935, un año después de la inauguración de Sederías Carretas, Pepín comienza las negociaciones para adquirir el edificio de la calle Preciados en cuyo solar edificará el primer Galerías Preciados. En los bajos de este edificio estaba la sastrería El Corte Inglés que, ante los ojos de Pepín, se convierte rápidamente en la mejor forma de resarcirse por la negativa a que Areces trabajase en su sedería. Como deferencia a su primo César, decide poner al frente de esta sastrería a Ramón, a condición de que, en cuanto adquiera el edificio, sea traspasada.
El 23 de diciembre de 1935 se registra ante notario la escritura de compraventa de la sastrería El Corte Inglés a favor de César Rodríguez, quien asume la presidencia y es representado en Madrid (ya que seguía en Cuba) por su primo Pepín Fernández. En febrero del año siguiente el propio Pepín, cumpliendo la promesa a su primo, pone al frente del negocio a Ramón Areces. Nace el Corte Inglés. Y lo hace gracias a un gesto de buena voluntad del futuro presidente de Galerías Preciados. Un gesto paradójico que alumbraba ajeno a su mayor rival empresarial y comercial, un monstruo que engendraría y que, como un hijo maldito, devoraría su liderazgo solo 30 años más tarde. Dicen que Pepín nunca dejó de arrepentirse.
El Corte Inglés arrancó con siete empleados (cinco dependientes y dos botones) a los que Areces prometió un futuro de ensueño nada más llegar. «Vamos a tener la mejor casa de Madrid», les dijo a sus trabajadores el primer día. Ellos, cuentan, se miraron con extrañeza. Lo cierto es que ni César ni Pepín confiaban en las posibilidades de Areces y sin embargo —o precisamente por ello— Ramón hará crecer la «tiendina» de una forma espectacular, nunca antes vista en España, gracias a una obstinación en el trabajo y una perseverancia increíbles. Y gracias también —hay que decirlo— al dinero de su tío, fundador y propietario de la tienda.
La sastrería El Corte Inglés dio sus primeros pasos durante la guerra civil y creció gracias a los soldados y oficiales rusos hospedados en un hotel cercano y que nunca tenían suficientes abrigos. Al finalizar la guerra la sastrería y la sedería estaban en plena forma. Con stock y material de sobra se dirigían a una colisión de intereses que Pepín no sospechaba, César no veía y a Areces no le preocupaba.
En junio de 1940 El Corte Inglés fue finalmente traspasado después de meses de papeleo (un retraso que molestó y mucho a Pepín) para que este pudiese demoler el edificio y comenzar su primer Galerías Preciados. La mudanza no fue muy lejana: la acera de enfrente. Areces piensa entonces en cambiarle el nombre a El Corte Inglés y llega a hacer una suerte de encuesta en busca de un nuevo bautismo (que, sin duda, hubiera cambiado la historia de este país). «Además —explicaría Areces en una entrevista— en la radio cobraban los anuncios por palabra y a nosotros nos salía mal con tres». Ese mismo año la sastrería se convierte en Sociedad Limitada con un capital de un millón de pesetas (6000 euros) y Pepín comienza a rumiar su malestar. «Una cosa es El Corte Inglés primitivo —escribe Pepín en octubre de 1940 en una carta dirigida a su primo César— de un reducido volumen económico, y otra muy distinta es el negocio actual, de extraordinaria magnitud, lo que te obliga, César, a tomar las medidas que juzgues convenientes e incluso a modificar cualquier idea que hayas basado en la realidad anterior». César responde, apaciguando. «Déjame ver si tenemos la suerte de que en esa casa puedan hacer su porvenir una cantidad grande de personas». Y vaya si lo hará. Durante los tres años que durarán las obras de Galerías Preciados la sastrería crecerá sin freno. Cuando el tres de abril de 1943 se inaugura el sueño de Pepín, el primer centro comercial de España, Areces ya tiene claro, en la acera de enfrente, que quiere hacer lo mismo. Su tío César le financiará el desafío —en un gesto que dinamitará para siempre su relación con Pepín— y solo tres años más tarde, el uno de febrero de 1946, César escribe a su primo para contarle que han adquirido el edificio entero. La «tiendina» se convierte en una réplica a Galerías Preciados situada justo enfrente. En una inmejorable metáfora, los boxeadores se miran cara a cara, con Madrid como ring. Suena la campana.
Los golpes serán cartas. La respuesta de Pepín al anuncio de César de la adquisición del edificio se demora dos meses: «Fácilmente te explicarás por qué no he contestado antes a tu carta. Me produjo tal efecto que durante muchos días no he podido pensar en otra cosa. Cuando me dieron la noticia yo dije no puede ser verdad». Y sigue, con la tinta destilando enfado. «La operación ha quedado definida como la bomba atómica contra nosotros. Se trata por lo visto de poner frente a nuestro negocio una poderosa competencia que llegue incluso a aniquilarnos comercialmente. Tengo un inmenso disgusto del que todavía no he logrado reponerme». Pepín también le recuerda a su primo cómo nació El Corte Inglés: «Toda la base del negocio de El Corte Inglés es exclusiva obra mía», dice. César responde ofreciéndole participar en El Corte Inglés, pero Pepín lo rechaza furibundo. César pasa al ataque en otra misiva. «Una vez más reitero mi reconocimiento acerca de los servicios, esfuerzos y labores que has hecho por el negocio, pero a fuerza de tanto repetirlo haces que pierdan gran parte de su virtud». Pepín no rebaja el tono en su segunda carta. «Aprovecharse de desinterés, de lealtad, de fidelidad, de devoción y cariño verdadero hacia ti (…) y ahora soporto esta traición e indelicadeza». César replica. «¿Qué hay de doloso y desconsiderado hacia ti en que compre una casa contigua a la mía? Lo comparas con la bomba atómica con la premeditada intención de aniquilarte comercialmente. ¡Por Dios Pepín, hasta dónde te ha llevado la obcecación!». Y en su intención de tranquilizar a su primo, convierte un sarcasmo en una profecía literal. «Te crees que hay todo un programa de esfuerzos a gran escala (…) pero como ves, estamos muy lejos de formar una poderosa organización para hacerte la competencia y hasta llegar a arruinarte (…) Todo esto es tan absurdo que solo puede tomarse como una broma». Las cartas seguirán varios meses, tocando todas las fibras que corresponden a cualquier discusión que se precie entre hermanos. «Resulto una víctima —dice Pepín—. Sin verdadera necesidad de tu parte, porque mientras yo tengo hijos cuyo futuro debo preocuparme, tú, en cambio, no solo no los tienes, sino que además posees una fortuna». César no lo acepta. «Dices que dada mi situación económica no debería hacer esto o aquello; en definitiva, no hacer nada. ¿No te parece a ti que debido precisamente a esta situación tiene uno la obligación de laborar en beneficio de aquellos que aún no lo han logrado? ¿No es exactamente la función del capital la de crear fuentes de trabajo y riqueza en beneficio de aquellos que aún no lo han logrado? ¿En beneficio de la sociedad toda?».
El intercambio de golpes-carta terminaría ese mismo año, con la desvinculación de César por completo de Galerías Preciados y la de Pepín de El Corte Inglés. La relación entre ambos primos nunca cicatrizará, aunque, con los años y la perspectiva, volverán a hablar y a mostrarse afecto. Algo que, ni mucho menos, ocurrirá entre Pepín y Ramón Areces.
En 1952 El Corte Inglés se transforma en Sociedad Anónima, cogiendo al vuelo la nueva legislación mercantil lanzada por el régimen. El crecimiento es lento pero con de una seguridad pasmosa, intimidante. El ejercicio correspondiente a 1951 se cerró con un activo de 14,9 millones de pesetas (89.500 euros) y un capital de 10 millones de pesetas (60.000 euros). Se definía el segundo gran almacén moderno de España. Los números, irrisorios comparados con los actuales, nunca dejarán de engordar. El Corte Inglés, según datos de la propia empresa, facturó en 2011 (último ejercicio público) 15.778 millones de euros. Su influencia económica, además, va mucho más allá de sus beneficios. La empresa da empleo a unas 99.000 personas, el 93% de ellas con contrato fijo, lo que sitúa al grupo como el primer empleador privado de España. La onda expansiva no termina ahí: según explica la propia compañía, durante el año 2011, el impacto total de la actividad de El Corte Inglés en la economía española fue de unos 17.170 millones de euros, sumando tres factores: su propia aportación a la Renta Nacional, las inversiones directas que realizan y las compras a los proveedores. Con este baremo la empresa asegura haber inyectado en la economía española más de 93.000 millones de euros desde que comenzó la crisis en 2007.
«Esas son las realidades, los datos que sí se conocen de El Corte Inglés, que cuentan y repiten sin problema, pero hay otras tan o más importantes y que se esconden», explica Gabriel Escribano, de El Corte Inglés de la calle Princesa de Madrid. Gabriel se queja de que la información de la empresa siempre avanza en la misma dirección. «¿Dicen que son la empresa que más notas de prensa envían? Nosotros también enviamos a diario notas de prensa de lo que ocurre aquí dentro y nunca las publican», expresa. «Los medios saben que si publican algo negativo de El Corte Inglés inmediatamente les retiran la publicidad. Es una auténtica censura». Desde 1999 El Corte Inglés ha estado todos los años en el top 5 de la inversión publicitaria en España. Los anuncios parecen sagrados: a pesar de que el beneficio bruto de la firma cayó entre 2006 y 2011 de los 700 millones de euros a los 200 millones, su gasto en campañas aumentó. Según datos de la empresa Infoadex, El Corte Inglés ha inyectado en los medios de comunicación españoles una dosis de publicidad de 1144 millones desde 1999. «Ningún medio nos da voz, nadie sabe lo que ocurre aquí dentro, solo la cara bonita y amable del imperio del triángulo verde», se queja amargo Gabriel. «Nos vemos obligados a repartir cuartillas por la calle para que la gente pueda saber nuestra situación real, y cuando se enteran, nos dicen «¿de verdad sucede esto en El Corte Inglés?». No se lo pueden creer». ¿Y qué es lo que sorprende a la gente? Gabriel coincide con sus compañeros. «Es el clima horroroso que tenemos, una presión tremenda: las cuentas tienen que cuadrar, hay que vender caiga quien caiga. Llevo aquí más de 20 años y recuerdo que cuando empecé había ilusión y ganas. Hoy todo es amargura y mal ambiente. Los jefes llegan y te amenazan directamente con el despido si no vendes lo estipulado. Se han cargado al empleado. Ahora te dicen: esto es lo que hay». «La presión es muy grande —expresa María—, los jefes están encima, no se puede hacer ni una broma. Al menos donde yo trabajo la gente se siente angustiada de principio a fin». Fran no es tan contundente. «Mi experiencia, tengo que decirlo, fue buena. El ambiente en donde yo trabajaba no era malo, pero yo creo que depende de los jefes. Mis jefes eran jóvenes y no había demasiados problemas. Eso sí, en los últimos meses, con la crisis, fue degenerando». José Luis es mucho más crítico, y se sirve de un ejemplo bastante agobiante: «La hora de entrada que tenemos los vendedores es las 9:45 de la mañana, pero la gente llega a las 9:15 porque, si no, no te da tiempo a tener tu sección organizada a la hora de apertura, que es a las 10. Si llegas a tu hora, a las 9:45, el jefe te dice: «buenas tardes»».
La empresa también declina hacer cualquier comentario sobre esta situación. A cambio, ofrecen más datos. Datos, económicamente, contundentes: «La actividad comercial que se genera entre El Corte Inglés y sus proveedores supone más de 13.000 millones de euros anuales, con un volumen acumulado de 67.000 millones de euros en el periodo 2007-2011 y el consiguiente impacto directo a efectos de plantilla e inversiones. Esta gran amplitud de proveedores e interproveedores con los que la empresa mantiene una relación de colaboración constante ha contribuido a crear una extensa cadena de valor que podría alcanzar a más de 1,5 millones de trabajadores». Y hasta ahí pueden leer. Que no es poco, pero que podría ser más.
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Con su recién estrenada condición de Sociedad Anónima en 1953, se incorpora a la empresa un chaval llamado Isidoro Álvarez, quien 36 años más tarde accederá a la presidencia y creará un poderoso grupo empresarial alrededor de El Corte Inglés. Isidoro tenía 18 años cuando comenzó a trabajar. Acababa de llegar a Madrid para estudiar Ciencias Económicas en la Universidad Central. César, su tío abuelo, le pagaría la carrera. Isidoro nació en Borondes, otra aldea de Grado en abril de 1935. Su origen también es campesino y humilde y cuando aterriza en Madrid se instala en una pensión de la calle Mayor con otros parientes de César Rodríguez: José Antonio García Miranda, que llegará a ser consejero de El Corte Inglés y de Hipercor y su hermano Valentín, directivo de El Corte Inglés de Valencia. Isidoro iba todas las tardes a Preciados a echar una mano y ganarse algún dinero. Así empezó a vincularse a la organización hasta lograr que Ramón Areces se fijara en él como la persona llamada a sucederle. «Yo empecé desde abajo», llegó a declarar el actual presidente de El Corte Inglés. Y no miente. Empezó en la tienda y en el almacén, donde descargaba la mercancía. En poco tiempo estaba en la sección zapatos a media jornada. En 1957 se licenció y de ahí, la catapulta: ese año asumió su primer cargo directivo en la empresa y dos años después pasó a ser accionista. En 1959, con 24 años, ya era consejero.
Las décadas de los 60 y los 70 tenían reservada la explosión de El Corte Inglés. La bajada de Fidel Castro de Sierra Maestra devuelve a César Rodríguez a España y el empresario asturiano dirige el crecimiento de la firma basándose en la autofinanciación. Hasta 1990 la empresa no se someterá a una auditoría externa ni hará públicas las memorias de cada ejercicio. Galerías Preciados comienza a verse incapaz de seguir el ritmo, mucho menos tras la muerte de César, en 1966. Como un acicate, como un revulsivo, el fallecimiento por culpa de un cáncer del padre de los mayores grandes almacenes de España los impulsará definitivamente. Cuentan que las inversiones se dispararon desde ese momento, liberadas del celo y la prudencia de César, empresario de la vieja escuela. Desde su muerte hasta 1975 El Corte Inglés, con Ramón Areces al frente, crecerá más que en los 22 años anteriores, gracias a un nuevo modelo de desarrollo que incluye la creación de filiales, la ampliación de instalaciones de apoyo y naves industriales propias. Comienza a emerger el imperio. Un imperio que ya sería inalcanzable para Pepín y su Galerías Preciados.
En 1966 El Corte Inglés abre su segundo edificio, en la madrileña calle Goya; en 1968, el tercero en Sevilla; en 1969, Bilbao y de nuevo Madrid (calle Raimundo Fernández Villaverde); 1971, turno para Valencia; 1973, Murcia; 1974, Barcelona y otro en Madrid (calle Princesa) y 1975, Vigo. De este modo, los 10.000 metros cuadrados de la firma en 1960 se convirtieron en 334.000 en 1975. Lo mismo sucedió con la plantilla: entre 1960 y 1965 el número de trabajadores creció un 164% y entre 1965-70, un 330%. El capital también se disparó, en concreto un 738,9% entre 1968 y 1973, pasando de 245 millones de pesetas (1,5 millones de euros) a 2055 millones de pesetas (12,3 millones de euros). «Hemos ido creciendo como se dice sin prisa pero también sin pausa, al ritmo de lo que hemos generado, administrando bien nuestras pesetas, vigilando mucho nuestras inversiones», explicaba Areces en 1983 en Actualidad Económica. El Corte Inglés se convertirá, en 1989, en la tercera empresa de España y el primer grupo privado en volumen de negocio.
La desenfrenada carrera por crecer amagó con tropezar en 1973, cuando, en pleno apogeo de la empresa, Ramón Areces sufre una hemiplejia. Aunque se mantendrá hasta 1989 al frente de la firma, desde este momento será Isidoro Álvarez quien asuma el mando real. Eso sí, la última palabra la seguirá teniendo Areces. Nadie daba un paso si no tenía detrás la el asentimiento silencioso del «viejo». Areces muere finalmente el 30 de julio de 1989. Al día siguiente Isidoro es nombrado presidente.
Isidoro pasa por ser un tipo discreto y que no habla jamás de su vida, algo que parece ir en los genes. Dicen que es un hombre volcado en la empresa, que no conoce descanso y que no entiende de vacaciones. Cuenta la leyenda que suele celebrar las reuniones de directivos en pleno agosto, para que nadie se relaje. Y que en esos encuentros al que llega demasiado moreno lo miran mal. Son rumores, pero circulan por la empresa, entre los empleados. La única diferencia con sus antecesores es el móvil. Ellos no tenían y él, dicen, jamás lo apaga. Los 80, con Álvarez al frente, supusieron la definitiva condena a muerte de Galerías Preciados, que comienza a bailar de un grupo a otro, de banco en banco, hasta terminar en Rumasa. Mientras tanto El Corte Inglés abre casi dos centros por año y la llegada de la crisis de la segunda mitad de los 80 parece motivarles aún más. Se crean filiales que, a día de hoy, siguen existiendo y aumentando: Hipercor, Supercor, Opencor, Viajes El Corte Inglés, Sfera, Informática El Corte Inglés, Óptica 2000, Bricor…. De nuevo, todo autofinanciado.
Es entonces cuando El Corte Inglés toma la forma con la que lo conocemos a día de hoy. Actualmente los grandes almacenes por excelencia suponen la tercera empresa de España del sector de distribución solo por detrás de Inditex y Mercadona y, aunque en línea descendente, cerró su último ejercicio (2011) con beneficios. Cuenta con 81 centros en España y dos en Portugal, además de 31 centros Hipercor, cinco Bricor, 88 Supercor, 187 Opencor, cuatro Supercor Express, 71 tiendas Sfera, y 108 Ópticas 2000. Además, posee o participa en 11 empresas de diferentes ámbitos, desde editoriales hasta cosméticos como Sephora. Un gigante que, sin embargo, es mucho más, algo que trasciende del comercio, un símbolo cuya triangular sombra alcanza todos los rincones. Como dijo un humorista: «El último elemento vivo que vertebra España». La empresa de Isidoro Álvarez está presente en la cultura, donde cada año organiza y financia 3000 actos, además de patrocinar distintos galardones literarios, como el Premio Primavera de Novela, el segundo de mayor dotación económica de España. También celebran concursos y talleres de arte y tienen convenios con decenas de universidades y escuelas. El Corte Inglés colabora con ONG, como Cáritas, Cruz Roja o Aldeas Infantiles y la Federación Nacional de Bancos de Alimentos. Su influencia no se limita a España, ya que la firma trabaja con organizaciones como Save the Children o Unicef. El deporte es otro ámbito al que llega el enorme triángulo verde. El Corte Inglés patrocina los programas ADO y ADOP y organiza decenas de carreras y actos deportivos cada año. Por supuesto, la moda es un terreno abonado. La empresa cuenta con más de 1000 marcas además de tener un acuerdo firmado con la Asociación Española de Creadores de Moda.
«Esta presencia, estos patrocinios, son los que convierten a El Corte Inglés en algo tan poderoso», explica Gabriel. «Antes se decía con la Iglesia hemos topado. Ahora hay que cambiarlo por con El Corte Inglés hemos topado». José Luis añade: «Es un imperio obsesionado con su imagen que no tiene problema en ocultar lo que verdaderamente está sucediendo en su interior y eso nos frustra, porque nadie se atreve a decir nada». Y lo que sucede en su interior se puede resumir finalmente en una palabra: miedo. Todos los trabajadores aquí entrevistados no dudan ni un segundo en afirmar que el clima, la sensación que ahora mismo impera entre los trabajadores de El Corte Inglés es la de miedo. «Los días de huelga general es cuando más se nota», explica Fran. «No va nadie, es que ni te lo planteas porque te vas a la calle. Y los jefes te lo advierten claramente». Cada huelga, efectivamente, cientos de agentes de policía rodean los centros de El Corte Inglés cuyas puertas permanecen estoicamente abiertas convocatoria tras convocatoria, huelga tras huelga. No se trata de una tienda, no se trata de que los clientes puedan ir a comprar ese día. Es la confirmación definitiva de que estos grandes almacenes son algo más. Un símbolo protegido también por el Estado, a quien, además de aliviar su economía, proporciona todo tipo de servicios, desde vestimenta para las Fuerzas Armadas hasta uniformes para centros escolares o sanitarios.
«Miedo no, lo que tienen los empleados de esta empresa hoy en día es terror. Nada puede alterar la imagen de la firma, todo se lleva en secreto, nada se puede contar. Y ellos se encargan de que así sea», expresa José Luis. Una vez más, El Corte Inglés, la pequeña sastrería de César, Pepín, Areces y después Isidoro, guarda silencio. Como el gigante que no se molesta por una diminuta molestia. Como la bestia que sigue su camino, impasible, firme, obstinada. De una chabola en medio de Asturias, a todos los rincones de España.
Fotografía: Guadalupe de la Vallina
Pingback: Ya no es primavera en El Corte Inglés: historia e indiscreciones del imperio del triángulo verde
Gracias por escribir semejante texto. Lo dice un hijo de trabajadora en El Corte Inglés. Si la gente supiera…
con las mentiras y fraude y sus sindicatos asi yo tambien levanto un imperio de mentiras
Les recomiendo un artículo, señores de Jot Down: http://www.jotdown.es/2013/06/jordi-perez-colome-el-desprecio-por-la-lengua-espanola/
¿La mayor firma comercial en la historia de España no será Zara, o Movistar, o Banco Santander…?
@jeremias, Inditex = Zara + Pull&Bear+Oysho+Massimo Duty y algunas mas
Por otro lado Movistar es telecomunicaciones y Banco Santander es banca.
Por lo tanto en distribución (ni Movistar ni Banco Santander se pueden clasificar como tal) el corte ingles es top 3 y solamente recientemente desbancado por Mercadona
vaya. Así que el corte inglés no es: hipercor+investrónica+opercor+emidio tucchi+induico+viajes el corte inglés…?
No, no es lo mismo¿Tú dices me voy a inditex a comprar? LA fuerza de El Corte Inglés como firma no la tiene Inditex
No tiene la fuerza. Tiene el dinero multiplicado por que se yo.
Efectivamente, los trabajadores pensaban que era su casa igual que los empleados de los bancos… hace muuuucho tiempo. Las prohibiciones que les imponía la empresa formaban parte del «régimen», con lo cual casi era algo normal para ellos. Sindicarse era como formar parte de una logia secreta. No les tembló la mano a la hora de juzgar a los empleados que caían enfermos (acuérdense del tema de la colza) o con cambios de centro o de provincia… amenazas, amenazas, amenazas… Pero no pasa nada. El CI sigue patrocinando eventos y con eso se lava la cara.
Me encanta su artículo, felicidades por tenerlos tan bien puestos.
Y esto no es nada. Yo he oído casos de gente que ha pasado la primera entrevista personal para un puesto en El Corte Inglés, y les han puesto un detective privado a investigar sus antecedentes para ver si son dignos de un trabajo en «La Casa», como la llaman los jefazos. Pero se les está acabando el chollo, amigos. La crisis aprieta, y El Corte Inglés no es una excepción. Es darte una vuelta por cualquiera de los centros que todavía tienen abiertos y están medio vacíos, y lo que ofertan en rebajas es pura morralla. Vamos, que hay más vendedores que clientes. Ahora se han lanzado a vender unas ‘participaciones’ de la empresa o algo así en los centros de seguros que tienen ellos para conseguir liquidez lo antes posible, porque la bajada de ventas en los últimos meses ha sido B-R-U-T-A-L. Y ganan mucho, sí; pero el problema es que también gastan mucho. Demasiado. Y la burbuja está a punto de explotar. No se atreven a cerrar centros ni a echar gente, porque en el momento que lo hagan los tiburones bursátiles se los comen vivos. Pero es que es así en todas las grandes cadenas de tiendas de este país: trabajadores explotados y sin derechos, sueldos de miseria, horarios dignos de una fábrica textil de Bangladesh… Otro día deberíais animaros a hacer otro artículo sobre la cadena de venta de electrodomésticos Expert, que esos sí que son unos piratas como para darles de comer aparte (p.ej. venden productos con taras de fábrica que consiguen tirados de precio y luego los publicitan como ‘ofertas especiales’, no permiten que sus empleados se cojan un mes completo de vacaciones bajo pena de no renovación del contrato, ponen unos objetivos de ventas imposibles de cumplir que constituyen gran parte de su sueldo en comisiones, con lo que no ganan ni para pipas, etc.)…
Wall Mart, Inditex, GAP, H&M, Primark, Carrefur, Tesco, Home Depot, Aldi, Sears..
Es lo que tienen todas las grandes empresas, ni más ni menos. Priman el resultado económico… quizá es un buen motivo para volver los ojos hacia los autónomos y pequeños empresarios. Un ejemplo es el de los apartamentos turísticos (los legales que hacen bien su trabajo): son personas que intentan subsistir y hacer frente a la crisis con un trabajo digno y bien hecho. ¿O preferimos sucumbir a las presiones de las grandes empresas hoteleras o de turismo?
¿Los tiburones bursatiles se los comen vivos? ¿Como asi si no estan cotizados?
Es la mayor empresa de España no cotizada, es decir, que ni los tiburones ni las carpas bursatiles pueden darles ni un solo bocado…
«Los centros que todavía tienen abiertos» lo dices como si hubieran cerrado la mitad
Tiempo al tiempo. Venden algo que no existe. Venden una falsa imágen de exclusividad a un país que rebusca en contenedores.
Que dura y gratuita es la envidia en este país, a lo mejor, lo mejor para que España salga de la crisis es dar dinero a carrefour o día no?
trabajo en el corte ingles desde hace varios años, lógicamente ha cambiado adaptándose a lo que el cliente demanda o es que los domingos nadie va a comprar en consideración al personal que trabaja.
Dejaros de criticas gratuitas y pensar donde es mejor comprar como españoles para acabar con el paro y la crisis.
Yo en el C.A.D. Si tanto presumes que nuestra querida empresa es más española que lo demás , porque la mayoría de genero , viene de oriente , ropa , menaje , sus gama blanca en su mayoría un etc etc , lo unco que tiene nombre español , por lo demás igual que el carrefour o dia
Sobre el «Metadona» también sería interesante saber más…
Demoledor retrato, y acertadísima la narrativa paralela al estilo de El Padrino II.
Gastos de personal elevados, nula posición en el extranjero, 100% servicios, pilladísimos en la burbuja, centros comerciales totalmente deficitarios, la competencia ofrece los mismos productos más baratos, refinanciando su deuda in extremis y con una crisis en España de la que no se ve todavía la salida. Si a los trabajadores de abajo los están machacando es por algo. El Corte Inglés lo tiene muy, muy jodido.
No, no lo tienen jodido… de momento puede que si pero a largo plazo, para nada, por que os creeis que por eso ahora, despues de años haciendo favores economicos a las administraciones, por ejemplo la generalitat, a la que ha pagado durante años nominas de funcionarios, dicho por varios funcionarios esto que me decian, si quieres te enseño la nomina para que lo veas, y otros varios, pujan por la sanidad española, de la que conseguiran suficiente pastel a cambio de un precio modico gracias a esos favores y que les servirá para reflotar el business de el corte ingles…. tiempo al tiempo
Excelente artículo, y necesario. Pocos se atreven a hablar d las grandes empresas españolas, a desentrañarlas… Inditex y Mercadona son otras de las opacas
Interesante y extenso artículo.
En los años 70-80 tener la tarjeta del Corte Inglés era una aspiración de clase media, una muestra de estatus, como comprarse un mejor coche que el vecino. No se la daban a cualquiera, sólo a la «gente de bien». Ah, llegar a casa repleto de bolsas de El Corte Inglés, eso era toda una demostración de poderío, y más si lo veían bien todos los vecinos.
Con la transición, llega el deseo de una parte de la juventud de transgredir y El Corte Inglés es lo establecido, con lo que entre la juventud moderna comprar en El Corte es sinónimo de ser un hortera trasnochado.
Por eso El Corte Inglés es ahora una empresa decandente, que entonces representaba a una clase media que aspiraba a parecer burguesa y que hoy no existe. Su concepto se pasó de moda y ahora es rancio.
En cuanto a las quejas de ex empleados de El Corte Inglés, al final se resumen en lo mismo que en cualquier empresa, intentan exprimirte lo máximo posible pagándote lo mínimo imprescindible. Y como está llena de vendedores, pues los presionan. Y si no les bailas el agua, te despiden. A mí francamente, me decepcionan las revelaciones, siempre pensé que ese oscurantismo incluiría sacrificios de niños y conjuros traídos del vudú cubano. Pero no, es una empresa como todas.
Pues eso es lo que yo veo, que se quejan mucho pero es el mismo terror que sufre cualquier españolito: ser despedido en un entorno de 6 millones de parados. Y es la misma presión que tenemos todos en nuestros trabajos.
Yo soy informático y la presión viene por las fechas de entrega y exceso de trabajo porque donde debiera haber 4 programadores hay sólo 3 reventando.
Que prueben a trabajar en los turnos de fin de semana de un McDonalds o de un Telepizza, o limpiándole el culo a viejos en una residencia, que lo mismo sus trabajos ya no les parecen tan malos.
Te lastimas el hombro en El corte inglés trabajando. El médico del propio corte inglés dice que no es nada, una cremita y a seguir currando. Al día siguiente te duele más y vas a tu propio médico. Tienes una lesión seria y te da la baja por accidente laboral. Cuando vuelves a el corte inglés te llaman sucesivamente todos los jefes de la jerarquía por encima de ti para abroncarte y amenazarte por haber acudido a otro médico y decirle que has tenido un accidente laboral.
True story. Es un tipo de terror distinto del que tú hablas.
Tu propio nick describe a la perfección el nivel intelectual de tu comentario: filosofía nivel pitufo maquinero.
Ahora resulta que la gente no se podrá quejar hasta que no le den latigazos.
Las empresas se frotan las manos con gente que piensa como tú.
«¿Clase media que aspiraba a parecer burguesa y que hoy no existe?»
No se en que país tu estás viviendo. En el que yo vivo, en España, esto sigue estando de lo más vigente. A lo mejor no en los círculos que tu te mueves, pero si creo que es algo generalizado. De concepto trasnochado nada.
Jack Doe, lo dices como si existiese la «clase media» en Españistán…, lo que hay que leer.
Estupendo artículo en el que se nota que El Corte Inglés no os da a ganar ni un euro. Me gustaría aclarar algo al Sr. Nacho Carretero y es que en Barcelona, se puso en marcha el primer Corte Inglés (en Cataluña) en el año 1962.
Esta empresa ha sido siempre un estado dentro del Estado. ¿Pero es que acaso no son todos los estados, empresas con tácticas mafiosas? Para que alguien acumule tanto, hace falta siempre que otros, en este caso trabajadores, proveedores, etc, estén puteados; es el ABC del capitalismo. De todas maneras me ha gustado leer esto. Espero que el poder del Corte Inglés no os alcance, aunque imagino que ya habréis calculado la jugada de sobras.
Tsk, tsk. Vamos a hablar claro: aquí lo que pasa es que los empleados de ECI, aún no se han enterado de que no son más que miserables dependientes y como tal han de ser retribuidos.
O eso, o todos a la puta calle, porque no hay empresa que sobreviva pagando a sus dependientes como si fueran mariscales.
¿De dónde creen que vienen los seis millones de desempleados en España, sino de pretender que las empresas paguen a operarios analfabetos como si fueran ingenieros de telecomunicaciones o más aún?
Es lo que tiene ser un país maternal y nacional catolicista. Que con tal de pasar por caritativos y «buenos» somos capaces de dar dinero que no tenemos y que no nos hemos ganado.
No te enteras, no se de que sueldo hablas. Sin duda serias un buen candidato a jefe de la empresa, cumples los requisitos; humillas al trabajador, lo tratas de forma despota y noooooooo te enteras o no sabes leer, este ultimo basico para llegar lejos en la empresa.
Jose, creo que el comentario de Saulo era irónico…
Tiene razon, no me entero, pero seguro que usted me lo aclara. A ver si voy por buen camino: los jefes de la empresa ECI son maaaaaaaaaaaalos, los curritos de la empresa ECI son bueeeeeeeeeeeeeenos.
¿Así ya me entero, Jose? ¿Así ya sé leer?
¡Bieeeeeeennnn! ¡viva el mundo de la piruleta y la tarta de fresa!
Insisto: las empresas no pagan a sus empleados por caridad, sino por rentabilidad. Vaya grabándoselo a fuego en la retina si no quiere ver a sus hijos pasar hambre por culpa de la gandulería y necedad de su papá.
El problema de personajillos como tu es que hablan de cosas que desconocen, para ti la palabra trabajo es un mito, y si le añades bien hecho ya entras en trance, por eso eres incapaz de valorarlo, bueno eres incapaz de eso y de unas cuantas cosas mas.
tsk, tsk. Cómo se nota que no sabes de qué hablas. No sé trata del sueldo que puede llegar a ser hasta bueno. Se trata de las condiciones laborales de auténtica pesadilla.
Interesantísimo artículo Sr. Carretero, pero empleemos las palabras correctas: gran almacén y no «centro comercial» que no surgirían en España hasta muchas décadas después.
No olvidemos el mérito del periodista Javier Cuartas, que -como señala el texto- es de donde se ha sacado toda la información de este artículo. Cuartas es uno de los grandes periodistas de este país. Periodismo de verdad, pero sin la fanfarria de las grandes divas.
«Los jefes llegan y te amenazan directamente con el despido si no vendes lo estipulado».
¡Oh, Dios mío! ¡Es horroroso! ¡Terrible! ¡Apocalíptico! ¡Despedir a vendedores que no venden! ¡Madre del Amor Hermoso! ¿Qué será lo próximo? ¿Despedir a periodistas que no escriben? ¿A pilotos que no despegan? ¿A barrenderos que no barren?
¡El horror! ¡El horror!
Tú eres más tonto que mandado hacer. La exigencia de ventas se basa en unos objetivos absolutamente fuera de la realidad. Los centro de ECI hoy día están VACÍOS la mayor parte del día, y cuando entra gente son en su mayoría turistas. Aun así se mantienen unas previsiones como si no hubiera crisis. Exigen ventas cuando apenas hay clientes a los que vender, porque cuando los hay y tienen dinero en el bolsillo cualquier tuercebotas vende. Tú solo juegas a ir a la contra y quedar de molón.
Yo soy tonto. Y tú, que quieres que una empresa que no vende y por lo tanto no tiene ingresos te pague el salario, eres listo. Listísimo, vamos.
No me extraña que en este país haya 6 millones de parados. Pocos me parecen, tras leer comentarios como los aquí vertidos.
Lo que no es asumible es que una empresa no pague decentemente a sus trabajadores. Estamos aceptando la esclavitud. Que sentido tiene esa empresa para el país, aparte de mantener a los parásitos sociales?
Otra luz que se hizo. En un sistema cuyo leitmotiv es el consumo, acabar con el poder adquisitivo de la población no resulta especialmente inteligente, sobre todo para las empresas que no cuentan con sus ventas en otros países para paliar la situación. Pero es lo que tiene querer «estar en misa y repicando»: aumentar la precariedad y «flexibilidad» laboral (que es a lo que quieren jugar todas las empresas) y el coste de la vida reduce la capacidad de consumo de tus clientes y, al Corte Inglés, con sus 81 centros y su volumen de negocio, no le da con la «gente de bien» española para mantenerse.
Tú eres de los que dicen «esto cuando Franco esto no pasaba», no?
Por cierto, el libro en el que se basa este post, presuntamente censurado, perseguido y semi-clandestino está a la venta en stock en la fnac. Cuesta 36 eurazos, también en Casa del Libro y cómo no, en Amazon un par de euros más barato. Así que no parece que siga teniendo problemas para su edición, ¿no?
36 eurazos!! O.O Anonadante… Eso sí que es prohibitivo y no las malas artes de El Corte Inglés
Hombre, hasta El Corte Inglés es falible y secuestrar publicaciones en democracia es un asunto bastante delicado, sin entrar en el efecto boomerang que suele tener. Pero que haya acabado siendo distribuido no justificaría que su primera edición de 20.000 ejemplares no lo fuera ni los supuestos sobornos y presiones al autor.
Para quien lo quiera leer gratis deciros que en la biblioteca de Económicas de la Universidad de Valladolid tienen un ejemplar.
Puede que Saulo se exprese con cinismo, pero no por eso deja de tener razón.
En mi trabajo de programador, también nos ponen metas inalcanzables (salvo que pases 12 horas diarias programando) ¿Qué ocurre entonces? Pues que aunque nadie llegue a las metas exigidas, no es lo mismo quedar entre los 10 mejores que entre los 10 peores. Probablemente los 10 peores sean despedidos y reemplazados ¿Que es injusto? Pues sí ¿Que es abusivo? Pues también. Bienvenido al capitalismo. Peor lo tienen los chinos que trabajan en las fábricas de la ropa que llevas y los juguetes que compras a los niños en reyes.
Siempre te queda la posibilidad de hacerte funcionario o político.
«Mal de muchos, consuelo de tontos».
¿La misteriosa no distribución de publicaciones, el silencio mediático o las amenazas por afiliación a sindicatos tan «radicales» como UGT y CC.OO entran en el terreno apocalíptico o en el de las acciones razonables de todo negocio en una sociedad democrática?
Hasta en las empresas subcontratadas de servicios que abundan en España, esas que se quedan con el 50-65% del salario, llenas de personal sobrecualificado, contratado como si no lo fuera, pero ejerciendo funciones perfectamente cualificadas, los trabajadores se pueden afiliar a un sindicato sin miedo a represalias.
Mis felicitaciones al autor y a Jot Down porque leer un artículo sobre El Corte Inglés como este en España es como dar con el «Santo Grial». A su lado, la Casa Real es un dechado de transparencia y resultan hasta «tocables». Lo peor es el silencio mediático: cómo tienen bien agarrados por los cojones a los medios tradicionales con sus inversiones en publicidad.
«Somos la firma comercial que más notas de prensa envía a los medios cada año». Esta declaración es muy reveladora para comprender lo que entienden por información. Ya tienen suficientes canales publicitarios a su disposición, incluso en los propios medios, como para pretender que, además, sean sus voceros. Cada uno que se dedique a hacer lo que le corresponde: ellos a vender y los medios a poder informar sin interferencias.
En el trato laboral similar al que dedica Juan Roig en su empresa Mercadona, solo que Roig ha estandarizado un sistema más opresivo que se reduce a la máxima que constantemente se repite a los trabajadores cuando tienen alguna queja: Está Mercadona y está la Ley, si estás con la Ley, no estás con Mercadona.
A ver si hacéis un reportaje igual de incisivo sobre Roig y Mercadona. Que hasta existe un foro desde hace años donde se recopilan las quejas continuas de los trabajadores.
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Estoy de acuerdo con todo lo expuesto en el artículo, como ex-trabajador que fui del ECI en su día. Pero hay aún más sombras que no se han tenido en cuenta; como el ABUSO de algunos jefes babosos a compañeras. Claro está, según ellos, «tonterías y nimiedades de casados». Veamos, tales como: palmaditas en el culo, borderías finas, trato diferente y adulador con componente sexual, etc. Las típicas cosas que no les gustaría les hiciesen a sus hijas.
Empleados que van a trabajar terrorizados, son explotados, sin sindicatos, con jefes que les dan las buenas tardes por la mañana, obligados a vender…
Lo mismo es una locura, pero si es tan horrible y opresivo, podrían pensar en BUSCAR OTRO TRABAJO.
Ese es otro de los grandes logros del capitalismo cañí. El nivel de paro es tan brutal, independientemente del ciclo económico siempre estamos muy por encima de paises de nuestro entorno, que eso de buscar otro trabajo se hace muy complicado. En estas circunstancias económicas, una quimera.
¿Cómo no se les habrá ocurrido antes? Esos seis millones de parados que salen todos los días en telediario son todos unos inútiles y unos vagos. ¡Si en España hay trabajo para todo el que lo quiera! Sales por la puerta de una empresa, y al día siguiente ya tienes un curro en otra. ¡Y con mejor sueldo, además! ¡Y bailarinas de striptease! Si se quedan en El Corte Inglés será porque les gusta que los puteen…
Ya te digo…
Precisamente su obcecación contra las huelgas generales y los trabajadores es lo que ha hecho que yo, toda mi familia y muchos amigos y compañeros de trabajo hayamos roto nuestras tarjetas de ECI y llevemos años sin pisar ninguno de sus establecimientos.
Si juegas en contra de los intereses de tus clientes, dejarán de serlo.
Hace unos meses fui al ECI del Bilbao y devolví la mía explicando por qué no la quería, aunque llevaba ya años sin usarla. Me daba asco tenerla en la cartera… El mismo asco que siento por las grandes corporaciones tipo Carrefour, Lidl, Mercadona, etc.
Oye, espacia los párrafos, esto es illegible.
Estupendo artículo al que falta quizás una explicación del entramado económico que tiene detrás. Por lo que he leido la propia empresa dispone de una filial que a todos los efectos es un banco con el que financia el crédito de sus tarjetas y los sueldos de sus empleados. De hecho hace poco se publicó que el grupo iba a «titulizar» los derechos de cobro de su cartera de clientes y posiblemente de los depósitos de sus empleados. Por tanto se colocarán en el mercado de capitales en breve (como se hizo en Estados Unidos con las hipotecas subprime) tras ser valorados por Standard&Poor’s.
«A cada cerdo le llega su San Martín». Y ECI no es ajeno a ello. Pura fachada. Mucho gasto en imagen, en publicidad pero en el día a día, la competencia les gana. Probablemente lo único en lo que gana ECI es su servicio postventa. Si compras un electrodoméstico y te sale «rana», tienes la garantía que aquí no te van a timar. O esa es la imagen que tengo yo de ECI. Del resto, precios alejados de la realidad económica actual. No han bajado demasiado sus precios en los últimos años. A todo el mundo le gustaba comprar en ECI para sentirse superior. «Lo estoy ganando bien y me lo gasto aquí». Ahora se acabó la fiesta y todo el mundo a estrujar hasta el último céntimo y en eso ECI no puede hacer nada. Un «españolito» no va a hacer la compra del mes a Hipercor por razones obvias. La ropa mejor te la compras donde ya sabes. Y en cuanto a informática, electrodomésticos, etc, ya se sabe, Mierda Markt u otros. Baratito y a rezar para que lo que te han vendido no se caiga a pedazos antes de tiempo. Lo raro es que ECI no haya explotado todavía.
Lo de ECI sería inconcebible en otras sociedades más desarrolladas. Mi hermana fue trabajadora de esta empresa hasta hace algo más de un año. En su política de que es mejor que se vayan a despedirlos, terminaron echándola -daría para una novela- aunque su coraje y determinación le llevaron a demandarlos, y ganó.
Por cierto, sugiero no entrar al trapo de provocaciones como las de saulo. Ya se encarga él solito de desacreditarse.
saludos
Interesante artículo. Resulta increíble ver cómo empresas capaces de generar semejante volumen de riqueza exprimen sus condiciones de trabajo hasta los niveles descritos, lo cual sería extensible, por desgracia, a muchas otras de las principales firmas comerciales.
Personalmente, trabajé durante dos años en una tienda de Inditex en Reino Unido y viví allí situaciones inenarrables. Podría escribir cinco folios al respecto pero recuerdo cuando un verano se averió el sistema de aire acondicionado y tuvimos que trabajar casi dos meses a más de 30 grados dentro del establecimiento.
Como lo oyen. Por supuesto, esto generaba un gran malestar en la clientela, que se desahogaba con nosotros, los empleados (en mayor o menos grado de encabronamiento). El grado de calor era tal que, literalmente, no había un solo cliente que no nos preguntase ‘what the hell’ pasaba. Cuando tenías que dar las mismas explicaciones a decenas de personas a lo largo del día, aquello resultaba entre surrealista e indignante.
Lo más divertido es que, para combatir la temperatura (trabajábamos en traje de chaqueta), los jefes nos empezaron a comprar botellines de agua mineral (medio litro por empleado y día) que posteriormente pasaron a descontarnos del sueldo base.
Todo menos invertir lo que había que invertir para reparar el sistema de aire acondicionado, que por lo que tengo entendido, nunca se llegó a reparar hasta el cierre de la tienda en 2012.
Lo cual me lleva a pensar que no estaba realmente roto, si no que lo trucaron para parecer roto y no hacer gasto.
Jo! Vaya infierno. 30 grados ay! madre! Y tener que escuchar las quejas de los clientes. ¿Pedirías una baja laboral,no?
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hay varias cosas mal contadas. Lo del secuestro del libro suena a treta promocional. Nadie se cree que «vendas» toda la edición y no saques otra. Ya pone más arriba que el precio del libro es 36 euros, 6000 pelas por un libro-novela?
No es cierto que el corte inglés no contrate gente de otras empresas. De inditex por ejemplo. Tampoco es cierto que sean líderes en venta por internet. Prueba a comprar algo en su web y verás el motivo.
Y ya para acabar se puede recorrer todo el corte inglés sin que nadie te pregunte si quieres algo y hasta tendrás tú que buscar a alguien para que te atienda.
De lo de recorrer todo el Corte Ingles sin que te atiendan doy fe. Sobre todo si:
a) Tienes cara de no tener un duro
b) Realmente quieres comprar algo
Si lo que quieres es que te atiendan dile a tu madre/mujer/novia/cuñada/amiga que te acompañe. Exito asegurado
:-) Un poco de ironia no viene mal…
¡Ah, pues a mí, que no me vengan a molestar los empleados preguntando que quiero, es lo que más me gusta de esta cochambre de almacenes! ¡Sí señor, porque así puedo afanar a diestro y siniestro, amigos! No por nada, ¿eh? Es un problemilla que tengo de cleptomanía, creo que lo llaman.
¡Ay, canastoooooooooos… ! ¡Que es peoor…!
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Todo eso está muy bien, aunque lo mejor es lo que no se ha contado todavía, y es su relación con el Opus Dei. Esa história me va a gustar mucho más que ésta.
En cuanto la pongas la leeré con gran avidez.
Saludos
Error.
Eso no era para tí, era para el hilo general.
Mis disculpas.
Puff, aunque desconozco la relación, estuve a punto de preguntar por ella. En lo que a opacidad se refiere, son un auténtico calco, verdaderos poderes en la sombra. Y si ya metemos al Yunque, tenemos la Santísima Trinidad.
Es paradójico y muy ilustrativo del ideario capitalista, que las personas sean tratadas de forma radicalmente distinta en función de si son clientes (el cliente siempre tiene la razón) o empleados (presionados y sin libertad), en otras palabras, no existen o no importa otra cosa que no sea el beneficio, los valores y la moralidad no tienen cabida, porque no se traducen directamente en rendimientos economicos). Da mucho que pensar, las maravillas que es capaz de levantar la ambición de humana, ( de una aldea asturiana a levantar este imperio), y al mismo tiempo lo profundamente desalmada e injusta que puede llegar a ser, esa misma ambicion.. Dos caras de la misma moneda, el capitalismo al fin y al cabo..
El dueño de mi empresa llegó a decir que «los empleados eran el cáncer de una empresa». Ni siquiera se da cuenta de que sus beneficios son la diferencia entre lo que rentan los trabajadores y lo que se les paga. Pero así es el capitalismo y así son los empresarios de medio mundo, y más si se trata de grandes empresas.
La Mata es en Grao, y no es precisamente profunda, si no mas bien un sitio de los mejores de Asturias, agricolamente hablando.
La Mata de ahora, -que la conozco-, no creo que tenga mucho que ver con la de la época.
El Corte Inglés de Talavera de la Reina (Toledo) no destaca por la gran afluencia de público; y Talavera tampoco es líder en turismo. La zona de influencia está severamente deprimida y no es ningún disparate pensar que si pudieran hacer desaparecer ese centro los gurús de la calle Hermosilla, lo harían sin dudarlo. Por no hablar de los nuevos centros proyectados y no abiertos.
Por cierto, ya hubo anteriormente en España «grandes almacenes», me refiero por ejemplo a los almacenes «Madrid París» en la Gran Vía.
A ver «el del mundo de las piruetas y las tartas de fresa».. Qué nos estas contando? Que las empresas pagan en función de la rentabilidad del trabajo??, quien es aquí el iluso? que tienes 15 años y papá no te ha pagado todavía el viaje a Plymouth para que te pases el verano fumando porros con otro desgraciao mientras dices que aprendes inglés??
Eso son argumentos, chaval. Así me gusta, que te expreses.
Soy empleado en esta empresa desde hace 16 años.Clavado. Pero lo que has puesto es lo que todos los que trabajamos aquí ya sabemos.
Espero también un artículo de los Carceller, empezando por el abuelete…ministro de Industria de Franco
Saulo 11/07/2013 20:54
Tsk, tsk. Vamos a hablar claro: aquí lo que pasa es que los empleados de ECI, aún no se han enterado de que no son más que miserables dependientes y como tal han de ser retribuidos…
¿El hecho de ser «miserables» dependientes obliga a que su vida sea de miseria?
Como dice usted TSK, tsk.
Según su lógica, el país mejor del mundo es India, que crece una barbaridad. Pero claro, tenemos que obviar que la gente se muere en la calle, porque a unos pocos les pagan barbaridades y a la mayoria, casi nada. Allí le pagan por lo que vale su trabajo, por poner un ejemplo, no se le debe pagar mucho a quien pone ladrillos, aunque sean los de los tabiques de los despachos de esos ejecutivos que deciden que ellos tienen que ganar mucho y los de abajo, nada, incluido los que les separan sus despachos de la cruel realidad.
Esta es la mentalidad que nos ha arrastrado a la crisis actual y que amenaza con perpetuarse.
Claro, que siempre tendrá quien la defienda, ¿verdad, saulo?
Te pagarán en función de tu aportación a la generación de ingresos, chaval. Un dependiente no aporta una mierda. No hace nada que no pueda hacer el cliente por sí mismo. A veces, incluso molesta.
Ya va siendo hora de despertar, españolitos. Ya va siendo hora.
Que te paguen a ti en función de tu argumentario. No quiero decir que te fueras a morir de hambre, pero… aparta, chico.
Muy buen artículo. Lo que más me jode es que ningún medio de prensa, que yo recuerde, ha denunciado las prácticas del Corte Inglés. Esto demuestra que independencia y objetividad en la prensa, poquita. El dinero es lo que manda y la táctica de comprar opinión a través de publicidad funciona, es lo que ha estado haciendo esta empresa desde siempre. Aún reconociendo que he sido y soy cliente del Corte Inglés, pero no me gustaría estar en la piel de quién trabaja ahí.
Después de no se cuantos años de guerras, y no se cuantas guerras civiles, mundiales, etc. Alguien dice haber descubierto la pólvora. La explotación masiva y descarada de sus trabajadores,comenzó hace mas de 40 años, cuando tanto a sus trabajadores/as de tiendas, como a sus trabajadores/as de confección (Induyco), todos los años les «pasaban por la piedra» (manera de llamar los empleados/as, a la paga de beneficios que recibían en función de lo fieles que fuesen a la empresa. Y que muchos jefecillos garrulos, aprovechaban para hacer venganzas o putear a ciertos trabajadores/as. Posteriormente sobre los años 80, los talleres de confección se los llevaron fuera de la ciudad de Madrid, ofreciendo el traslado, solo a personas afines a la política de explotacion intensiva de la empresa. Con el tiempo, terminaron por llevarse la confeccion fuera de España, a países donde podían sobre explotar a los trabajadores, y pagarles una miseria. Pero nunca esa reducción de costes de producción, se reflejaron en los precios. Siempre aplicaron la política de «si nuestro producto es más caro que el de la competencia, sera por que es mejor. Aun en el caso de que el nuestro sea una mierda, por precio no debe parecerlo».
Y con respecto a los empleados/as de sus tiendas, que en su mayoría, no dejan de ser meros «aprendices de vendedores», solo se puede decir que es normal que últimamente se sientan muy desilusionados de su empresa, de sus grandes directivos, sus jefes de planta y sus jefecillos de sección. Que esperan de gente que tienen su puesto por méritos en intrigar, trepar y zancadillear.
Como dice un viejo refrán Español: A todos los cerdos, les llega su San Juan.
Pero, queridísimo Antonio… ¿Lo de los cerdos, no era San Martín…?
Tengo entendido que en Bilbao el sindicato LAB es primera fuerza sindical. No se como lo habrán conseguido pero todo un triunfo.
Pues si os ponéis las manos en la cabeza por que existan esas prácticas en centros comerciales (en todos, no solo en ECI), el día que se os ocurra entrar en algún centro productivo de este país os da un patatús. Si en estos momentos incluso las farmacéuticas están recortando privilegios a sus curritos os podéis imaginar como están los demás. Que está bien ver que todavía existe la inocencia, pero que el tema tanto como para un articulo no da (y la prueba es que se ha tenido que mesclar en paralelo con la historia de ECI para darle peso).
Que grandes sois!! Este país necesita más gente como vosotros, dos huevos y un palito. A Franco le trocearon e hicieron LA PARTICIÓN. Mal llamado Transición: PP, PSOE, TELEFONICA, INDRA, IBERIA, CAJAMADRID, LA CAXA…el IBEX. Con su barniz Jesuita, Opus Dei..que país.
Ya lo decía el ministro: «En este país el que no se hace rico es idiota».
Bueno, en todos sitios cuecen habas. Claro que la empresa quiere que sus trabajadores se involucren. Claro que quieren seguir dando beneficios. Claro que los jefes son déspotas. Si te parece, el último mono va a ganar lo mismo que el señor Isidoro. Lo que hay es mucho flojo, y desde luego, sea cual sean las condiciones laborales, tanto si es un policía, un funcionario, un tendero o la madre de panete, me da entre asco e indignación ir a una ventanilla o mostrador y que el currito en cuestión esté hablando por el móvil sin mirarte ni a la cara. No digo que ECI sea ejemplar, pero tampoco lo veo distante de empresas de m**rd* donde he trabajado, peor valorado, peor pagado y más estafado. Otro decía que es que en nosequé empresa no te dejan cogerte un mes seguido de vacaciones. No te j*d*… cómo se nota que nunca han tenido un negocio (estoy en mi segunda «empresa» donde soy el único jefe explotador de mi propia persona). A ver cómo cuadras la producción con la gente por ahí de charanga. Por eso no puedo contratar a nadie, porque en los tiempos que corren hay que estar arrimando el hombro como lo que más, y lo que veo es una pasividad total de la gente que en teoría debería estar currándoselo para tirar para adelante. Y yo también me he quedado noches sin dormir en otras empresas, y yo me he quedado años sin vacaciones. Pero no me arrepiento, y si un día tengo que trabajar por cuenta ajena, daré el 100%.
Si lo que pretendes es contratar un tio y que se involucre mas que tu, que te saque el trabajo adelante, que vaya con ilusion a trabajar.. y no se cuentas cosas mas, a lo mejor y solo a lo mejor digo yo, deberias empezar por darle una recompensa economica medio justa, (o en su defecto hacerle participe de beneficios futuros), mantener con el una comunicacion no sesgada, hacerle participe de los proyectos de la empresa, DECIR MUY CLARO LO QUE SE ESPERA DE SU PERSONA Y SU TRABAJO, delimitando sus funciones , derechos y deberes, que es muy facil pedir, pero muy dificil dar
Pace que a algunos les encantaría un concurso de acreedores de EL Corte Inglés, o despidos masivos y cierres de centros…Si llega ese día nos vamos a enterar de lo que ale un peine de carey.
Sobre el miedo de la prensa y ECI: Murcia, julio de 2001. Se desata una epidemia de legionella en la ciudad que causó 6 muertos y 700 enfermos. En los primeros días de la epidemia, un diario regional perteneciente a un poderoso grupo nacional publica, de buena fuente, que el origen de la bacteria está en el sistema de aire acondicionado de ECI de la plaza Fuensanta de Murcia (como dice el artículo, el sexto más antiguo de España). Llamada de teléfono al director del citado medio ese día: «Como volváis a poner el nombre de ECI en alguna noticia sobre el tema, quitamos no sólo toda la publicidad en vuestro medio, sino en todo el grupo». Nunca jamás se volvió a leer/escuchar nada de la relación entre el sistema de AC de ECI y aquella epidemia de legionella que costó seis vidas.
Pues lo más normal del mundo. Si yo tuviera una hamburguesería en mi pueblo y pusiera publicidad en el periódico local, y publicasen que a un fulano le ha dado diarrea por comerse una hamburguesa en mi local, no volvería a poner un anuncio en él en toda mi vida. Así que imagina un caso de 6 muertos y 700 afectados.
Cada uno juega con las cartas que tiene ¿Que te pareció mal lo que hizo el periódico tras la amenaza? Pues ellos también tienen que comer todos los días y cuidar a sus fuentes de ingresos.
Lo único que nos queda es el derecho al pataleo, como hacemos en este blog. En algunos países, ni eso puedes hacer.
Es lo más normal para gente con un sentido de la libertad de prensa cuestionable, tú estás pagando por un espacio publicitario, no para dirigir los contenidos de un periodico.
Pues el sentido cuestionable de la libertad de prensa lo tendra el editor. El Corte Ingles en ese caso lo que tiene no cuestionable es el sentido de su libertad de anunciarse donde le apetece.
Toda empresa es muy libre de anunciarse o dejar de anunciarse donde le plazca, igual de libre que un medio de realizar su trabajo sin intromisiones. Una cosa es retirar la publicidad y otra muy diferente chantajear, amenazar, interferir o condicionar el derecho a la información. Y ECI se ha valido de ese cáncer que es la publicidad en los medios para condicionar la política informativa. Igualito el tratamiento a Harrod’s en Gran Bretaña que a ECI en España. Pero siempre hay un nutrido grupo de voluntarios dispuestos a justificar lo que sea y empeñados en convencer a los demás de que el rey está vestido y lleva sus mejores ropajes.
Pues como hay países peores, pongamos el culo con una sonrisa. ¿Es esa toda tu inteligencia?
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Se echa de menos un articulo más hiriente contra el mamoneo de los dirigentes. Preguntarle al señor Alierta porque financia a El Mundo….me imagino a P.J. “Ali, tengo una carpeta con moscas y huele a letrina de Festival” como la llamamos¿?…Orbyt Movistar…e incinera la carpeta.
Qué bonita la pluralidad y libertad de contenidos. Con el dineral que deja el papel y la información libre en este país.
Excelente artículo.
Yo he trabajado varios años en Mango (distinta empresa, mismo funcionamiento) y he pasado de trabajar a gusto y llevarme muy bien con mis jefas y compañeras, a odiar mi trabajo y terminar a los gritos con mis superiores. A día de hoy sigo en contacto con algunas personas de la empresa y no me puedo creer cómo se ha incrementado la explotación de los empleados en tan sólo un par de años.
Ojalá el tema siga tratándose seriamente en los medios, así la gente pierde el miedo y empieza a reclamar lo que le corresponde.
Y después de leer cosas como estas (ejemplos hay miles y no sólo en ECI) todavía tendremos que aguantar sermones contra «la violencia de los piquetes» o sobre «garantizar el derecho a trabajar» los días de huelga.
Yo con los que no puedo es con los sermones de la parte del sector insider/estable que, con la que está cayendo, todavía parecen no haberse enterado de lo devastador que es el desempleo, de la vergonzosa precariedad laboral en la que viven millones de personas y de que, aunque no estén conformes con sus condiciones laborales, no se pueden ir a otro trabajo porque dentro de la Unión Europea somos líderes en desempleo y triplicamos la temporalidad. El mercado laboral ha creado clases dentro de las propias clases (o categorías) y, en función de si eres «nsider» (estable) o «outsider» (precario), puedes estar haciendo el mismo trabajo durante años y que tus condiciones laborales no tengan nada que ver. En la línea del ombliguismo que caracteriza al ser humano, mientras a mí no me toque, me importa un carajo y, además, es que soy más listo, más alto, más guapo y me esfuerzo más y por eso estoy mejor que toda esa panda de tontos. Hasta que, vaya por dios, de repente me toca, «la luz se hace» y descubro la injusticia en el mundo. La chispa saltará el día en que, dentro de esa lamentable dualidad del mercado laboral español, desempleados y precarios sean mayoría.
Muy buen artículo. Mi enhorabuena.
En respuesta a algunos comentarios, evidentemente en estos tiempos tener trabajo estable es un lujo, pero esto no quiere decir que no puedan denunciarse situaciones de abuso en el ámbito laboral o aceptar que todo vale.
También para corroborar lo que se explica en el artículo sobre las prácticas de los sindicatos amarillos (FASGA y FETICO) puedo aportar mi experiencia personal. Entré a trabajar en El Corte Inglés con veinte años y un contrato de seis meses que me prorrogaron otros seis meses más. Semanas antes de acabar este segundo contrato, mis superiores me comunican que están contentos conmigo y por ese motivo me van a hacer fijo, teniendo incluso ya fijada la fecha de mis vacaciones para unas semanas después de la firma del nuevo contrato.
Días después, recibí en mi puesto de trabajo la visita de dos miembros de uno de los sindicatos que se mencionan en el artículo, no recuerdo cual. Con discurso totalmente estudiado, intentando aprovecharse quizás de mi juventud, me dicen que una compañera de la misma zona les ha comunicado que todavía no estoy afiliado, a lo que les respondo que no lo estoy porque no creo en ninguno de los sindicatos de este país (y aquí entraban todos, no solo a los que representaban), a lo que ellos, algo sorprendidos, me dicen que me pueden ayudar en la renovación de mi contrato (¿cómo podían saber que mi contrato estaba a punto de finalizar?). Amablemente les digo que ese tema ya está hablado directamente con mis jefes y que no necesito de su ayuda.
La conclusión es que, fuera por eso o no, el día de la finalización de mi contrato se me comunica que no se me va a renovar. Incluso me pagan las vacaciones, caso extraño por lo que se explicaba allí. ¿Casualidad? No lo sé, pero conozco otros casos mucho peores con amenazas directas de despido a familiares de personas que también trabajaban en la empresa. Y de todo esto hace ya bastantes años…
Por favor, no paréis. Por ejemplo. CAIXABANK “Mejor banco de España por segundo año consecutivo según Euromoney”. Es como Eurovisión pero de pago y provincial.
Hablar de refinanciaciones, promotores, fotovoltaicos, financiación a las familias, mercados de capitales, venta cruzada salvaje. Otra Gran Familia.
LA CAIXA!!, LA CAIXA!!…animo que os ayudamos con vivencias en primera persona. Jotdown Presidencia!! Moltes gràcies.
Me parece un poco exagerado todo lo que se ha dicho, mientras se cobraban los suedos más altos que en ninguna otra empresa, no pasaba nada, claro ahora que todo va a la baja, los ponemos a parir, no se dice nada que tenían 4 pagas extraordinarias y que una de ellas era de beneficios, lo que pasa que queremos cobrar más que los dueños y eso es imposible, si no existen los empresarios no habría trabajo para nadie, ya se que no es lógico pero el mundo es así y si lo queremos cambiar, pues a levantar empresas y dar el mismo sueldo al empleado que el que tiene el dueño, a ver quien resiste. Conozco personas trabajadores de ECI y no están tan amargados como se dice. Esperemos que todo mejore, pues como cayera ECI, entonces si que el pais se hunde del todo. Ahora ponerme a parir todo lo que querais.
Todo lo que se ha dicho en el artículo es completamente cierto. Soy ex-trabajador de El Corte Inglés, donde estuve casi siete años. En el proceso de selección te venden una historia preciosa sobre el compromiso, la relación con la empresa, se respira cierto paternalismo…A lo largo del proceso (que en mi caso fue de un par de meses) empiezas a notar las primeras «intimidaciones», al principio suaves, después cada vez más explícitas. Es como si estuvieras entrando en una secta (de hecho muchos ex-compañeros míos que aún siguen allí lo denominan en confianza así a la empresa, como «La Secta»). Llegan a investigar tu vida privada antes de que firmes el contrato y van por tu zona de residencia o tu pueblo o ciudad preguntando a gente que te pueda conocer para que les den referencia. A mí me lo hicieron porque una persona que conozco me confirmó que estuvieron en su comercio preguntando por mí. Te acaban diciendo que «todo lo que haces tiene que ver con El Corte Inglés», de tal manera que aunque seas un gran trabajador si, por ejemplo, un día te corres una juerga y alguien de la empresa te ve o se entera puedes tener problemas (a un compañero de mi Centro que trabajaba en administración le pasó: estaba celebrando una fiesta un poco alocada y algún jefazo de la empresa le vio y le despidieron al día siguiente).
En cuanto a que utilizan el miedo y el terror como arma es totalmente verídico y esa presión va en aumento, lo sé por los ex-compañeros con los que tengo relación. Si te quieren despedir te hacen la vida imposible para que seas tú el que te marches mediante presiones, amenazas, chismes, inventos, cambios constantes de puesto…Y al contrario, al pelotillero, al que dora la píldora, al que dice a todo «sí, señor» a ese se le suele premiar con un ascenso, ascenso que normalmente incluye mucha más responsabilidad, más poder, más carga horaria y una ínfima subida de sueldo muy inferior a las nuevas ocupaciones (pero pasas a formar parte del estatus, de la clase más alta). Es una empresa clasista donde los jefes son una especie de aristócratas que, por definición, deben saber más que cualquier empleado. Al empleado no se le escucha, no se le atiende, no se le consulta. Por eso la empresa está anquilosada, como en tantas otras cosas y por eso y otras razones es un Titanic que ha chocado con el iceberg. Que se hunda es solo cuestión de tiempo. Y lo digo con pena, porque en otros aspectos es una empresa modélica. Y, por supuesto, es una empresa sexista. En todos los departamentos, salvo excepciones muy recientes, todos los jefes son hombres. Las mujeres aunque tengan más experiencia o más conocimientos jamás llegan a ser jefas. Es muy típico ver departamentos con 8 ó 10 mujeres y 1 jefe masculino. Y si ese jefe se va o cambia de puesto vuelve otro jefe masculino y las mujeres se quedan sin promocionar.
Lo de los sindicatos es completamente cierto. Si vas con una cuestión menor todos son sonrisas y palmadas, si tienes una verdadera reclamación laboral los sindicatos se lavan las manos. A mí me pasó, solo fui a consultar un tema de nóminas y de política de comisiones y el del sindicato me dijo literalmente que ellos no estaban para eso, que ellos a personal del Centro no iban a ir con ese tema (cierto, lo juro). Es una empresa «congelada en el tiempo» (de Franco) y que no ha sabido evolucionar, recurriendo siempre a los mismos instrumentos. Hay gente joven con ganas de cambiar las cosas, pero no sé si les dejarán. Renovarse o morir, ser más transparente, ser más abierta…Si no, el tiempo les superará y se llevará a la empresa por delante.
Sois unos flipaos de aupa. Sabeis lo de la conspiracióin para que no sepamos que los extraterrestres están entre nosotros…??.. BUah, pues esa sí que es buena…Por cierto, revista a 15 pavos??..De qué vais…??
Hola a todos. Yo trabajé en su día en el Corte Inglés. La experiencia fue en general bastante negativa. Esa empresa es simplemente una secta destructiva para los trabajadores. Es curioso como en un país como España, con los millones de parados que suma se permita que los trabajadores hagan horas «gratis» de manera ilimitada, mientras la Administración mira para otro lado. Esta gente es una mafia y su sistema de trabajo y organización es simplemente anular al individuo para que sea un esclavo a favor de la empresa. Los derechos de los trabajadores no existen y todo es por y para la empresa que es como si fuera un mantra para la gente obsesionada con su trabajo. Es triste que ningún gobierno haya podido meter mano a esta mafia que vive al margen de la ley. Creo que ahora tienen problemas económicos con la crisis. Sinceramente si quiebran y se hunden no lo sentiría nada. Las personas que trabajan para el Corte Inglés están alienadas y tienen un lavado de cerebro en toda regla. El día que me pire de ese trabajo sentí un alivio inconmensurable. Un saludo a todos.
Una pregunta: ¿alguno ha visto a un dependiente de El Corte Inglés que sea africano? ¿O magrebí? ¿Latinoaméricano? ¿Asiático? Es muy curioso, ¿no? Sólo se puede encontrar variedad racial en las cajas de sus supermercados, o en su servicio técnico; pero los jefes de planta, vendedores y directivos son más blancos que un póster de reclutamiento de las Juventudes Hitlerianas. Y no es casualidad. No sé si será la influencia del Opus, o qué; pero es un hecho comprobado. Daos una vuelta por cualquiera de sus centros y lo veréis.
Bueno, lo que hay que tener claro son varias cosas. Estas empresas ya no son centros comerciales, son centrales de distribución totales, por eso están tan localizadas en sus paises de origen y cada país tiene la suya, como EEUU Wallmart, Francia Carrefour, Alemania LIDL, o El Encanto en la Cuba de la Dictadura de Gerardo Machado pre dictadura de Castro, lo que las situán en lo que los listos del capitalismo en una posición dominante. También hay que contextualizar temporalmente donde se movieron estos tipos, dictaduras bananeras en lo que se hacia el que mas pagaba y el dinero lo podia todo, vamos como ahora pero sin ninguna visibilidad ni prensa que le importunara. Por cierto ¿sabiais que el que fuera jefe de personal del CI fue sindicalista por UGT en Banca? ¿y que fue él el que creo el sistema de sindicatos que ahora impera en el CI en el que, efectivamente, en el contrato de trabajo te indica a cual de los dos sindicatos amarillo o verticales te podias sindicar? Vamos lo digo por que pase por alli unos 6 meses en los almacenes centrales de Valdemoro, aquello parecia un bunquer, jeje.
¿Sabiais que además de pàgar la nómina de la mayoria de los funcionarios del Ayuntamiento de Madrid, además dicha nómina esta gestionada por el mismo programa informatico que gestiona las nóminas del CI?.
Felicidades, Jot Down. Sólo por este artículo ya merecéis reconocimiento.
Si la idea era crear un medio independiente, este artículo demuestra que lo estáis consiguiendo.
Además está bien redactado, coño
400000 pesetas de 1934 no equivalen, ni por asomo, a 2400€ de hoy en día.
ACOSO SEXUAL EN EL C.INGLÉS
Además de todo lo descrito en este artículo, me llama la atención que nadie haga referencia en los comentarios ni en el artículo al chantaje sexual a cambio de favores laborales en El C. Inglés. Supongo que es un tema delicado (al que se alude de forma trasversal en la película «El crimen ferpecto») y triste para las indefensas víctimas, pero no por ello menos denunciable.
Por describirlo de una forma gráfica, hay varios hoteles colindantes con centros del C. Inglés (lo sé porque trabajé en uno de ellos y conocí a compañeros que trabajaban en otros) que durante décadas facturaban casi exclusivamente de las visitas de los jefes de planta con algunas empleadas (y hasta empleados). Nadie va a decir nada porque, naturalmente, una mujer casada o una chica joven no van a ir contándole a su pareja que han tragado para no perder el trabajo; pero muchas mujeres que optaron a puestos en el C. Inglés recordarán las preguntas indiscretas acerca de su comportamiento sexual en las entrevistas de selección. La intención de esos entrevistadores no es otra que hacer un fichero de las más maleables.
Esto es un secreto a voces. Y creo que ejemplifica lo peculiar de su sistema de promoción esclavista.
¿Alguien se atreve a hablar?
Por lo que veo, pasado un día, nadie se atreve; ni siquiera a desmentirme.
Han pasado diez días y sólo puedo comprobar una cosa: los únicos que hablan bien en esta sección sobre el E.C.I., como escriben con miedo más de uno, son hombres.
Por cierto, qué extraño resulta que los comentarios de mujeres sobre una empresa que tiene más de un 70% de personal femenino apenas sobrepasen de un 5% del total de esta sección.
¿Comprenden ahora cuando hablo de acoso? Sigo esperando.
Bueno, Elena, yo ya lo dije antes. Trabajé en ECI unos años y sé que claramente es una empresa machista y discriminadora. Llena de departamentos con 10 mujeres y 1 jefe hombre. Hay un cierto paternalismo caduco y retrógrado hacia la mujer, muy semejante al de los años 50 y 60 en España. La mujer es bella y decorativa, vende bien, pero ¿llevar un departamento? Eso ya es otra cosa…
Pero lo del chantaje sexual no lo había escuchado, pero no me extrañaría, vaya…
Elena, esto que comentas es tremendo. Ponen detectives para vigilar a los empleados y luego toleran esos repugnantes chantajes sexuales a sus trabajadores. El mundo laboral da un enorme asco por la gentuza que pulula por ahí. Auténticos sádicos y explotadores.
Trabajé cuatro años y medio en el ECi.
Personalmente fué una experiencia buena. Me parece una buena empresa en la que se ganaba pasta si vendías, en mi caso era a finales de los 90.
Si te movías vendías y ganabas un buen sueldo.
Es verdad lo de los sindicatos, piramidales totalmente.
Y los jefes había de todo como en todos los sitios. Personalmente tuve buenos jefes y grandes compañeros, muchos de los cuales siguen allí trabajando.
Sólo una rectificación. Existe una errata en uno de los párrafos, referida al orden de inauguración de los centros comerciales de El Corte Inglés, concretamente, el segundo centro es el de Plaza de Cataluña, en Barcelona, inaugurado en 1962 y no el de Goya, como aparece en el texto.
Básicamente, ECI se ha movido siempre bajo el siguiente concepto: «Si los fundadores salieron de la miseria más absoluta, sin padrinos ni ayuda de ningún tipo, comiendo cosas peores que mierda en su infancia, que nadie venga ahora a decirnos que su vida es un asco, porque la de César, Pepín y Ramón fue bastante peor y salieron adelante».
Que tal parece, porque se insiste mucho más en la desgraciada vida de los empleados de hoy, que el dinero les tocó en la lotería o se lo regaló su padre y eran unos niños de papá mimados por el franquismo.
Tal vez nunca hablaron de sus orígenes por la tremenda vergüenza que sentirían de contarlo. Probablemente, tuvieron que comer lo mismo que las vacas para sobrevivir. O directamente, no comer. Incluso dormir en establos entre la mierda de los animales. Que no aprendieron a leer y escribir hasta la edad adulta y tuvieron que aprender ellos solos a leer y escribir, porque sus vidas no le importaban a nadie. Pero parece que mola más echarle en cara a Ramón Areces que quiso aparentar que tenía estudios universitarios, el muy prepotente.
Seguramente los que ponen el grito en el cielo por los empleados, no aguantarían el relato de los primeros años de vida de César, Pepín o Ramón. Que se tuvieron que largar a otro continente para no morirse de hambre. No he leído ningún comentario que recalque el hecho de que uno de ellos ni siquiera tuviera una cama propia hasta los 24 años.
Y los ejemplos que he puesto no están novelados. Es el relato de la vida de mi abuelo en el campo asturiano a principios del siglo XX, compartiendo chabola con 8 hermanos. Seguramente se parezca bastante.
ECI está jodido porque cada vez hay menos gente queriendo pagar un plus teniendo cosas de menor coste a mano. Esa idea de «lujo de la clase media» que tenía ECI ha desaparecido ¿Quién no ha ido a ECI a preguntar por el electrodoméstico que mejor se adapta a nuestros gustos/necesidades, a enterarse bien, y luego se fue a comprarlo 20% más barato a Media Markt?
La exclusividad ya no vende. Cambiaron los tiempos. Internet ofrece información sobre todo (adiós a los vendedores especializados), más variedad (se acabó lo del distribuidor como «presentador» de productos, ahora lo hace el propio consumidor en casa) y más rapidez y comodidad (lo compro en mi ordenador y me lo traen a casa).
Es lo que hay. Queremos todo más barato y más rápido. Y eso solo se consigue forzando la máquina. Y los engranajes de esa máquina son los empleados. Y si la gente no necesita a los empleados, a la empresa no le interesan. ¿Cuántos de aquí ignoráis a los empleados cuando vais a ECI? Yo siempre, no los necesito salvo para que me cobren. Ahí tenéis la prueba del valor del empleado. La empresa piensa lo mismo.
El Corte Inglés no es perfecto, nadie es perfecto. Sus sindicatos propios–llamémosles- no son propios de estos tiempos, pero, por experiencia, si entran los sindicatos grandes- UGT y CC.OO.- El Corte Inglés se va al garete. Y no digamos si quieren hacer un ERE , etc. (ejemplo: Andalucía) – Estos nuestros sindicatos que miran por los trabajadores- no los parados- no son un ejemplo a seguir. Es una opinión, que conste.
Yo trabajé como becario en su departamento de comunicación. Mi trabajo y el de mis compañeros consistía básicamente en leernos todas las noticias que se publicaban sobre El Corte Inglés o Isidoro Álvarez, y si el medio de turno decía algo que fuera remotamente negativo sobre la empresa o su presidente, teníamos que comunicárselo de inmediato a nuestro jefe para que diese un toque a quien correspondiese. A la mañana siguiente la noticia, fuera cual fuese, daba igual si era un periódico de derechas o de izquierdas, había desaparecido.
Aquí, parece que han tocado en hueso. Algo esta cambiando con la información independiente. Enhorabuena!! Jot Down. Aire fresco, mientras dure.
La situación de El corte Inglés no es tan boyante como antaño, cierto; pero sus problemas de ahora se van a quedar en nada comparado con la que se les avecina: Wal-Mart, la mayor cadena de centros comerciales de Estados Unidos está preparando su desembarco en los mercados del sur de Europa, aprovechando que gracias a la crisis el valor del suelo urbanizable está bajo mínimos y la mano de obra les sale a precio de risa. La jugada ya les salió bien en el Reino Unido hace unos años, y por lo visto ahora nos toca a nosotros.
Que se vayan agarrando los machos los Isidoro Álvarez y Juan Roig de turno porque los americanos vienen a arrasar. Estos van a hacer con los Carrefour, los Mercadona y los hípers de El Corte Inglés lo que hizo Amazon con las tiendas Crisol y las pequeñas y medianas librerías. ¿Qué tienen que vender a pérdidas unos años para liquidar a la competencia y ganarse a la clientela? Lo van a hacer, porque hablamos de un gigante a escala mundial, con pasta para aburrir. Y van a ganar, porque para estos tipos El Corte Inglés es como una tienda de enchiladas en Tijuana: se los meriendan en dos bocados. Y por eso el señor Álvarez, Roig y compañía están acojonaditos esperando la llegada del día que Wal-Mart abra la primera sucursal española.
Esto de los rumores es como todo: te lo crees o no te lo crees. Yo he llegado a oír decir a empleados de El Corte Inglés de la calle Preciados que iban a vender el edificio a Zara, de lo mal que están las ventas, conque vete tú a saber…
Aguardo impaciente una hipotética segunda parte de este esclarecedor artículo en la que se detalle la estrecha relación entre El Corte Inglés y el Opus Dei.
Hasta en las peores condiciones, en este país hay un montón de hijos de puta enamorados de quien mal manda. Esto es lo que deduzco leyendo algunos comentarios.
http://vozpopuli.com/empresas/28328-una-maniobra-contable-permitio-a-el-corte-ingles-evitar-perdidas-millonarias-en-2011
Una cuestión «divertidísima» que el artículo (esclarecedor, por cierto) no menciona ni de pasada, es la relación con los proveedores. No yo de primera mano, pero por amistad personal sí conozco a uno de los propietarios de una de estos proveedores de ECI, una empresa textil especializada en pantalones radicada en La Mancha para más señas, y la presión que ejerce sobre ellos es absolutamente asfixiante. Presión de cualquier tipo, ya sea en precio, en plazos, en condiciones, etc, bajo la amenaza de «o es como yo digo o ya no te pido más», utilizan un poder de mercado que se puede presuponer en una empresa grande, pero en este caso raya lo «vitocorleniano». Bueno, aunque me matizo yo a mi mismo que era más hace unos años, desde hace ya 4 o 5 años el volumen de los pedidos ha ido bajando paulatinamente, y ya este último año de forma alarmante……. que no venden ni una escoba, vamos.
Aparte que no hace falta conocer a nadie ni haber trabajado allí para ver determinadas cosas. Para los que vivan en Madrid no tienen más que pasarse por los centros de Sanchinarro o El Bercial. Fueron inaugurados hace 5 o 6 años en barrios del extrarradio de Madrid, en pleno boom inmobiliario, y es deprimente, hay más gente en un páramo que allí. Aparte que si quieren venderlos a ver quién es el guapo que les compra ahora eso, con la que está cayendo, son dos edificios de proporciones mastodónticas sin ninguna salida en el mercado (actualmente). Pues hala, a comérselos con patatas.
¿Nadie habla del ERE encubierto que está llevando a cabo El Corte Inglés? El tinglado funciona así: en algunos centros los jefes están haciendo ‘mobbying’ a los empleados más antiguos (cambiándoles de puesto o de turno arbitrariamente, quitándoles días de libranza y para asuntos propios, anulando vacaciones) hasta que no pueden más y acaban marchándose con una indemnización más baja que si fuera por despido improcedente, como se han ido «voluntariamente»… ¿Y qué hacen los sindicatos verticales? Callarse como putas, evidentemente. Espero que estos hijos de puta chupasangres se vayan a la quiebra, igual que las inmobiliarias.
Buenas!!
Yo estuve de prácticas en un centro de El Corte Inglés de la Coruña.
Bueno, lo de los jefes malvados y tal, puede que sea una generalización. En mi planta no era así: teníamos 2 jefes, y si bien, yo por ser el nuevo, no tenía tanto trato, veía que se llevaban bien con los empleados. Había cierta complicidad y eran majos.
No obstante, lo de los sindicatos de FASGA y FETICO me pareció un poco raro… Hubo un día que había elecciones y tal, y bueno! no me parecía demasiado serio (en plan, que hice preguntas, y parece que daba igual que fueras de un sindicato u otro, y se llevaban bien igual). De hecho creo recordar que había una compañera que era de CC OO, y también no pasaba nada.
Eso si, también me contaron que tuvimos mucha suerte. Era una planta nueva de deportes que se abrió, y bueno, dicen que en otras plantas si que estaba peor la cosa.
Por cierto, ¿no hubo una especie de protesta porque obligaban a las trabajadoras a llevar falda? Me sorprende que no se haya comentado.
Un Saludo
Edward
Lamentablemente ni UGT ni CC.OO. pueden dar lecciones de moral, ¿hablamos de los ERE de Andalucía, del Consejo de Administración de Bankia…de…?.
Las grandes empresas no son paraisos celestiales, aceptémoslo, seamos adultos y dejemos las infantilidades para la infancia. Desgraciadamente, una persona que arriesga su dinero hoy en día, como siempre, ha de exigir. Por otro lado, las empresas públicas en este país nunca han sido ejemplares, ¿o hablamos de cómo los políticos nos han sorbido la sangre a todos los españoles colocándose a ellos mismos y a sus familiares y amigos para no importarles para nada la cuenta de resultados…?. Seamos serios.
Con gente como tú, los tiburones se frotan las manos y se liman los colmillos. Uhmmm, sangre fresca. Que no pare.
Centro de relutamiento de Herrera Oria, Madrid. Noviembre de 2004.
Yo, un estudiante jovencillo con ganas de sacarme un dinero en la campaña de Navidad acudo a la entrevista personal tras pasar la primera criba, consistente en un absurdi-test para ver si no eres analfabeto.
El reclutador, señor de treinta y pocos, engominado y pelo p’atrás con una dentadura horrible, me lleva a un cubículo de lo que parecía una colmena de entrevistadores y aspirantes todos parloteando a la vez. Nos sentamos e iniciamos una conversación donde le explico qué quiero, mis competencias, y le miento diciéndole que estudio Informática y no Derecho, pues mi objetivo era estar en el departamento de Informática de algún ECI, del Hipercor de Alcorcón idealmente. Esboza una sonrisa, todo dientes, y tras hacer consideraciones sobre si tal o cual centro me quedan más cerca de casa y me convendrían más, me pregunta si mis padres trabajan, le contesto algo extrañado que sí, para a continuación y a bocajarro preguntarme si estoy afiliado a un sindicato y si lo están mis padres… Pokerface.
Cuando la entrevista terminó, ambos teníamos claro que yo no iba a trabajar allí esas navidades. Ni siquiera el «ya te llamaremos si eres seleccionado» era pertinente. Salí de allí preguntándome si tendría que llevar una grabadora al resto de entrevistas de trabajo de mi futura vida laboral.
Jamás me han vuelto a preguntar nada semejante.
Yo soy de una ciudad que los madrileños llaman «de provincias», en la que no ha habido centro de el Corte Inglés hasta hace unos pocos años. Recuerdo que cuando era pequeño el Corte Inglés era para mí una especie de lugar mitológico, el colmo de la sofisticación, el paraíso consumista. Había que hacer un mínimo de 120 km para llegar a uno, y cuando estabas allí te sentías hasta acomplejado. Tu ciudad era más paleta que las que tenían El Corte Inglés. Eran los tiempos en los que casi no había franquicias, Zara empezaba a asomar pero prácticamente todo era comercio tradicional. Fuera de Madrid, el Corte Inglés era algo que daba status a una ciudad, como ser de primera división. Un edificio entero con 6 o 7 plantas temáticas, una superficie enorme… avasallador para el que venía de una ciudad pequeña. Volver a casa y pasear con una bolsa de El Corte Inglés era simplemente ser alguien más cosmopolita, más moderno.
Por suerte los tiempos cambiaron, aparecieron franquicias por todas partes, centros comerciales, internet… aprendimos a consumir de otra manera. Y entonces llegó El Corte Inglés a mi ciudad, y cuando llegó, ya estábamos de vuelta de todo, ya habíamos estado en muchos Cortes Ingleses, en Macy’s y similares, todos por el mismo patrón, todos envejeciendo francamente mal. Entonces te das cuenta de que el mito de la infancia es hoy un concepto desfasado, con dependientes trajeados y acosadores, que no dudan en pelear entre ellos por hacerte la venta (yo como cliente he llegado a ver cosas esperpénticas; comprendo su necesidad y más leyendo el artículo, pero es una imagen nefasta). Si algo odio es no poder pararme más de dos segundos al lado de un estante sin que llegue el vendedor con su ¿»le puedo ayudar»? Si, a lo mejor soy un asocial, pero he crecido con el concepto inditex en el cual entro en una tienda, miro, remiro, me pruebo, desordeno, compro y solo interactúo con el vendedor para pagar si es lo que yo quiero. Quiero comprar relajado, y quiero tener la atención de un dependiente solo cuando yo lo pida. Y en el Corte Inglés es imposible comprar relajado, al menos con el concepto de compra relajada que tenemos en el s. XXI. Yo confieso que no puedo, suelo recorrer los pasillos sin llegar a pararme del todo «por si acaso», desarrollando mi visión periférica para ir viendo lo que me interese sin que alguien con corbata venga a intentar ayudarme. Absurdo, pero cierto, y apostaría que no soy el único.
El Corte Inglés no solo tiene problemas de ventas por la crisis. Tiene problemas porque en su misma raíz tiene tatuado un concepto enormemente clasista del consumismo, casi decimonónico. No es que el cliente tenga siempre la razón, que es algo positivo (aunque sea una ilusión en realidad), el problema es que el cliente para el que está pensado el Corte Inglés, el cliente que en realidad quiere el Corte Inglés, es un cliente de alto standing. Todo está diseñado así. Reconozcámoslo, solo son realmente felices comprando en el Corte Inglés o los muy muy pijos o aquellos a los que, como en Pretty Woman, les gusta que les hagan la pelota. El resto, o al menos yo lo veo así (en mi visión «de provincias»), vamos por practicidad (suelen tener bastantes productos) o por su política de atención al cliente si tienes problemas y hay que devolver un producto.
El concepto de tienda-edificio para mí murió en el siglo XX. El paradigma consumista del siglo XXI es el centro comercial. Es el nuevo mercado, la nueva plaza, el ágora donde se desarrolla la vida urbana, en Madrid o en cualquier ciudad «de provincias». El centro comercial verdaderamente unifica al consumidor, desaparecen las clases, las distancias geográficas, lo iguala. No intimida, es un espacio abierto, un lugar en el que puedes ser consumidor, paseante, comensal o espectador, en un entorno limpio, a salvo de las inclemencias del tiempo. La metáfora perfecta de la sociedad occidental del s. XXI. El corte inglés lo era de la sociedad del XIX y XX, pero no de ahora. Ni con crisis ni sin ella, es un modelo muerto.
Tienes que entender que gran parte del sueldo misérrimo de los vendedores consiste en comisiones, así que o venden como si esto fuera Glengarry Glen Rose, o no llegan a fin de mes. Y lo peor es ver como los más veteranos DESCARADAMENTE roban clientes a los que están empezando y a los que se supone deben enseñar: «Tú ve a envolver la tele, chaval, que ya cobro yo a la señora», y facturan la venta en caja con su código, claro.
Desde luego, una visión siniestra de la corporación, que se manifiesta de manera clara y meridiana cuando, como dicen más arriba, vas a comprar: dependientes con un punto de agresividad contenida que, desde luego, invita muy poco a acercarse a sus inmediaciones. He llegado a sufrir a vendedores con un gesto desafiante y desagradable casi constantemente (voy bien poco, también es cierto), y como de otro siglo, sí.
El Corte Inglés es, hoy por hoy, un negocio casposo y áspero para el cliente. Decididamente trasnochado.
Mención es especial para el Corte Inglés de Preciados, que mantiene aún un mobiliario de hace más de cuarenta años, completamente desfasado porque ya de por sí no tiene nada de entrañable siquiera.
Cinco mil millones de euros. Repito: cinco mil millones de euros. Esa es la cantidad que debe El Corte Inglés a los bancos y que ha tenido que refinanciar recientemente, sin nada que ofrecer más que una serie de inmuebles que con la crisis actual nadie quiere ni regalados, (normal que los bancos hayan tragado: la otra opción era quedarse con los centros comerciales, y a ver dónde encuentran ahora un idiota con los bolsillos llenos que los compre). Otro caso Galerías Preciados. Este barco se va a pique, señores. Lo ves en las caras de los empleados y en los malos modos de los jefes de planta. El Titanic se hunde, y todo por la mala gestión del equipo de dirección y unos sindicatos verticales cómplices. Qué asco de país…
Me hace muchísima gracia ver como critican una y mil veces que se les exijan unos mínimos de ventas a los dependientes. Oigan señores, si no venden, ¿qué están haciendo en la tienda?
Y digo yo: si la gente sabe de qué pie cojean los sindicatos amarillos ¿por qué obtienen mayoría en las elecciones? El voto en elecciones sindicales es (o debería ser) secreto ¿acaso están amañadas las elecciones? Si yo fuera trabajador y me «obligan» a afiliarme a «su» sindicato y me «prohiben» afiliarme a CCOO UGT CNT… al menos me quedaría la pataleta de votar a estos últimos en periodo de elecciones ¿existen también presiones para que no se vote? esto es de flipar ¿de verdad que no hay forma de meterles mano?
Bueno, te puedo contar la experiencia que he visto con mis propios ojos: el dia de elecciones sindicales en un Centro El Corte Ingés de España acude hasta el jefe de personal a nivel nacional que se planta en la puerta del lugar de votación acompañado de dos o tres tipos con actitud intimidatoria que vigilan, chequean y coaacionan al personal (poco) que acude a votar. A algunos no les dejan ir a votar, a otros les ponen impedimentos, a la mayoría le «ocultan» incluso el hecho de que se van a producir elecciones. Hay desinformación total. Oscurantismo. Y la sala donde se celebra la elección es un lugar copado por los representantes de los sindicatos amarillos y los jefes de personal y administración. Parece una fiesta organiza por y para ellos. Ese es el panorama. No tengo datos, pero apostaría a que la participación aquel día no pasó del 10% y que los que acudieron tenían permiso porque eran de la cuerda.
¡Qué gran artículo! Lástima que no mencione lo que dice David Peñasco Maldonado, el racismo.
Yo trabajé allí como mozo de tienda, y aunque el trato con los jefes fue muy bueno, puesto que tienen ese deje franquista de respeto por el trabajo físico, por lo que a mí me trataban con un respeto que no tenían hacia los vendedores jóvenes, aluciné con el racismo.
En toda la tienda no se veía ni un solo inmigrante, sin embargo, cuando entrabas en el almacén se veían muchísimos mozos latinos y rumanos (a los negros no los querían ni para el almacén). Es una sensación que nunca olvidaré, la de cruzar las puertas y tener la sensación de entrar en otro país.
‘Es una sensación que nunca olvidaré, la de cruzar las puertas y tener la sensación de entrar en otro país.’
En otra época, como mínimo. Es como volver a los tiempos del NO-DO y el estraperlo. Que no os engañe la propaganda: con la impía trinidad formada por El Corte Inglés, la Iglesia Católica y el PP tenemos franquismo para rato, amigos. Son todos de la misma cuerda, los muy cabrones…
Por cierto, mucho antes de que estallara la crisis, cuando yo estaba a punto de marcharme de la empresa (allá por 2006), un jefe de alto nivel de El Corte Inglés (responsable en la zona de Andalucía) me confesó una cosa que ahora, y con cada noticia que escucho parece confirmarse más: la Empresa está en crisis y hay muchos problemas entre los miembros de la familia que poseen las acciones. Están desgarrando la presa, vaya, cada uno tirando para un lado. Mientras esté al mando y con capacidad Isidoro Álvarez la cosa se va a seguir manteniendo, pero el día que él falte el hundimiento va a ser total. Ahora bien, me pregunto ¿cuánto nos costará a los españoles el rescate de El Corte Inglés? Porque no me cabe duda de que veremos dinero público inyectado en la empresa.
Esto tiene pinta de ser otra expropiación estilo RUMASA en toda regla. Y después de haber rescatado a las cajas de ahorro, más el pastizal que se está gastando el Estado español en comprar deuda pública todos los meses para mantener baja la prima de riesgo (el resto del mundo no quiere los bonos españoles ni regalados), a ver de dónde coño va a sacar la pasta Rajoy para salvar El Corte Inglés. Yo voy a ir sacando billete para la próxima patera…
P.D.: Cinco mil millones de euros de deuda. Esto es una puta bomba de relojería, diga lo que diga Isidoro Álvarez.
Totalmente. Esa descomunal deuda, con un 80% de caídas en los beneficios desde 2007 y el gigantesco patrimonio en «ladrillo» que posee ECI hacen que la implosión sea cuestión de tiempo. Por no hablar de la competencia: Mercadona en alimentación le come el terreno a pasos agigantados, Media Markt y otras le sobrepasan en informática y electrodomésticos, Zara, Bershka, Massimo Dutti (todas de Inditex) en ropa; la gente ya no va a las agencias de viajes como antes…El modelo está caduco. Lo que realmente me da pena, quizá lo único de verdad, es que es el mayor empleador privado de España y no estamos sobrados de empresas que creen empleo…
¿Para cuándo un post sobre las condiciones de trabajo en la FNAC? Eso sí que es esclavitud…
Hoy en La 1 te sacan en el telediario un «reportaje» que se ve a la legua que es una nota de prensa de ECI para minimizar el impacto de la renegociación de su DESCOMUNAL deuda. Ahora nos salen con la emisión de bonos por valor de quinientos millones de euros para compensar las bajas ventas. Yo sólo digo que así empezó Ruíz-Mateos con Nueva Rumasa, y todos sabemos como acabó…
Pingback: Viajes El Corte Inglés sigue reduciendo sus resultados en 2012 | Revista80dias.es
Esto mejora por minutos:
«El nuevo director general de El Corte Inglés ha sido candidato de Falange en tres ocasiones.»
http://www.eldiario.es/politica/Corte-Ingles-candidato-Falange-ocasiones_0_168683623.html
Qué torpeza.
Pingback: col·lectiu rets | Ya no es primavera en El Corte Inglés: historia e indiscreciones del imperio del triángulo verde
Muy buen artículo, bueno en contenido y muy bien redactado.
Yo también estuve trabajando en ECI, a mediados de los 90 y fue una autentica pesadilla, lo curioso es que hasta ahora nunca había leído nada sobre el tema siendo una de las empresas más potentes del país.
Yo, por entonces, estaba terminando la carrera, y aquel fue mi primer trabajo con contrato y ha sido con diferencia mi peor experiencia laboral hasta la fecha después de pasar por más de 10 empresas distintas.
Es cierto que cuando contrataban a la gente hacían labores de investigación, y una vez que entrabas todo era cuestionable, el color del pelo, el calzado, no me dejaron llevar zuecos teníendo muy mal los piesporque «daba mala imagen y no me podían poner de cara al público y así no me podían renovar el contrato» o comentarios «te vi el otro día en la manifestación…»
También sufrí insinuaciones sexuales de más de un jefe, «menudo escote» «me está poniendo usted a cien» y mil mierdas más que a fecha de hoy me revuelven el estomago.
Para hacer examenes de la universidad tenía que cambiar mi día libre con mis compañeras, y las visperas de los examenes mi jefe me mandaba a hacer historias y salía más tarde de lo habitual, afortunadamente terminé la carrera.
Recibir instrucciones y mientras hacías lo que te habían mandado montarte un pollo porque eso no es lo que te habían dicho.
No poder domiciliar la nomina en un banco, y sacar el dinero de un cajero que estaba en el mismo centro de trabajo.
Los hombres ya fueran jefes o trabajadores con traje, las mujeres ya fueran jefas o trabajadoras con uniforme.
Lo de los sindicatos tal cual viene en el articulo y los comentarios de otros trabajadores o ex-trabajadores.
No se trata ni de lo que eres, vendedor, ni del sueldo, ni del horario, esa empresa es como han comentado otros una secta, de la que yo en cuanto pude me fuí pero todo el mundo no tiene ni las mismas posibilidades ni la formación.
Excelente artículo.
Lo del acoso sexual a trabajadoras de El Corte Inglés por parte de sus colegas masculinos es un secreto a voces. Lo que no comprendo es cómo es que no hay más denuncias…
Pingback: Discriminación laboral por filiación política o sindical: el caso de El Corte Inglés y Falange
Autofinanciado??? Por eso acaban de renegociar más de 5,000 millones de euros de deuda??? El Corte Inglés lo está pasando mal y me temo que va a petar en no más de 10 años. Al tiempo.
Y aún no hemos tocado el tema de la ruinosa expansión de El Corte Inglés con nuevos centros en Portugal y Marruecos, que gracias a la crisis se ha saldado con un rotundo fracaso: Don Isidoro quiso jugar a ser Amancio Ortega y le ha salido el tiro por la culata. Mi consejo para cualquiera que trabaje en la empresa es que empiece a mandar currículums, porque ECI tiene las horas contadas…
El Corte Inglés es una empresa española en la que prima la protección al empleado sobre el beneficio y que lleva reduciendo su beneficio durante los últimos cinco años en casi un 80% mientras la reducción de plantilla ha sido del 3%. Hechos son amores.
En este apartado ECI resiste la comparación con cualquier otra organización, especialmente con CCOO y UGT, sus EREs y sus contratos en negro.
Si en esas circunstancias se espera que la empresa admita que los empleados estén de cháchara y echándose unas risas es que falta un hervor. El medio ambiente que hay en ECI es un simple reflejo de la situación del país. En cualquier bar, tienda o industria la situación es la misma.
ECI, es innegable, tiene que adaptarse a los tiempos que corren y con semejante envergadura y sin hacer EREs no es un proceso sencillo. Pero con una deuda total que es tan solo 1/3 de la facturación anual la situación es envidiable.
Respecto a las abundantes anécdotas muchas suenan a la canción del fracasado. Otras tristemente serán ciertas porque en las relaciones entre una plantilla de 96.000 personas puede pasar de todo, como bien señala Crimen Ferpecto.
Con sueldos de 800 euros/mes por 48 horas semanales, o 60 horas en caso de campañas de Navidad, rebajas, etc. lo de la protección al trabajador suena de risa. Eso si no entendemos lo de protección como paternalismo tipo «solo yo sé lo que te interesa» donde «yo» es «jefe de personal» y «te» es «currito» corteinglés. Lo de las anécdotas no es un repertorio de hechos llamativos, sino ejemplos del día a día en cualquier centro (lamentablemente). La política antisindical, el machismo, el clasismo no son asuntos menores. Y, por lo que a mí respecta, mis anécdotas no son la canción del fracasado, sino la constatación de una realidad: en ECI no progresé porque no quise progresar, dado que la empresa dejó de interesarme en el mismo momento en que me di cuenta de dónde estaba metido (algo que roza la tipología de «secta»). Ahora soy un profesional de lo que siempre me gustó, puedo ir al médico si hay motivo para ello, acompañar a mis hijos al médico, cumplo mi horario voluntariamente (incluso trabajo más porque quiero, sin remuneración, solo porque estoy a gusto y me responsabilizo de lo mío), puedo decirle a mi jefe (educadamente claro) lo que considero mejorable o simplemente mal hecho sin temor a represalias, puedo consultar a un representante sindical sin miedo, en fin lo que se dice un «fracasado». Las vendedoras de ECI que conozco tienen que pedir permiso a su jefe (hombre, por supuesto) para ir a hacer pis al baño. Eso es el Corte Inglés.
Muy de acuerdo con el anterior comentario, el mal trato a los trabajadores es política de empresa, desgraciadamente personas q no nos conocemos de nada de diferentes centros de trabajo coincidimos en anécdotas. Nadie pide que los trabajadores «estén de cháchara ni que estén de risas» , sino el debido respeto al trabajador-empleador, que imagino que es lo que todos buscamos en nuestro centros de trabajo.
Por otro lado si ECI no ha hecho ERES es porque no le ha interesado por las razones que sean, porque esta empresa como todas están para ganar dinero.
Me agota ese papel que tenéis algunos o algunas de poneos de abogados del diablo, de lado de las empresas y en contra de los trabajadores, no os olvidéis, que tal vez alguna vez os puede pasar a vosotros, torres más altas han caido.
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Que El Corte Inglés está de capa caída es un hecho constatable. No hay más que darse una vuelta por el supermercado de cualquiera de sus centros para ver que sólo la mitad de las cajas están atendidas, y que casi todo lo que venden es de marca blanca. Esto quiebra fijo.
No es posible leer todo lo que aqui se dice,,,seguro que hay muchos que está de acuerdo y otros mas no, es lo mas lògico,, pero yo os diré algo, Si una empresa trabaja y crece,,seria lógico que los trabajadores obtuviesen un beneficio y entender que los trabajadores son parte de la empresa,,, una familia que hay que cuidar ,, lo mismo para los trabajadores. Si eso se hiciera extensible a todas las empresas, tener por seguro que se defenderian como leones para el bien de todos,, ¿ pero que pasa ?,,, pues que no hay interés alguno, porque un obrero no es mas que un numero, que,, no tiene mas valor que el trabajo que puede desempeñar en la empresa.,,,,Es para pensar
¡MÁS MADERA! ¡ES LA GUERRA!:
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Yo me voy a limitar solamente a comentar la anécdota que me sucedió ayer: Tenia hoy una comida en casa de unos amigos que habían reformado su cocina, por lo que decidí pasarme por la sección de electrodomésticos de El Corte Inglés de Castellana a comprarles un detalle para la cocina, y que consistió en un escurreplatos marca Simplehuman modelo KT1106, que me costó 75 euros, y un dispensador de jabón liquido de acero inoxidable marca OXO, cuyo precio fue de 24 euros.
Pues bien: al llegar a casa me dio por mirar en Amazon y encontré exactamente los mismos dos artículos por 26,06 y 17,92 euros, respectivamente… Ni que decir tiene que antes de acudir hoy a la comida me pasé por ECI a deevolverles la compra… A partir de ahora, me pasaré por ECI solamente a ver físicamente los productos que me intersen, para luego cotejar precios por internet y comprarlos donde más me interese.
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Bueno, os puedo decir que me compadezco y entiendo lo mal que os tratan, conozco el caso de una madre separada con un hijo que trabaja de dependienta en el corte ingles de arapiles, Madrid que se prostituye para llegar a fin de mes
Lamentable. Pero necesario para poder sobrevivir a esta m… de crisis hoy dia.
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Ni es primavera ni lo fué nunca. El corte inglés está haciendo una publicidad infernal en estas Navidades para salvar la quiebra en la que está metido. Ventas por los suelos, clientes insatisfechos (los pocos que le quedan), negocios sucios de la empresa en el blanqueo de dinero procedente del narcotráfico, se niegan a dar nombres de sus principales clientes a la Audiencia Nacional, un sinfín de irregularidades administrativas y, para rematar, un acoso incesante a los que van a mirar y no compran para sacarles el dinero por vía judicial.
Es el fin de esto que nunca debió nacer.
Cómo le llaman al Corte Inglés de Caí?
El museo… porque la gente va a pasearse, mirar y estar fresquitos.
Nadie ha comentado el rumor de que en tiempos el CI prestó dinero al gobierno para pagar las nominas de los funcionarios…
¿ Estoy viendo fotos en color en Jot Down o son mis gafas que se han estropeado ?
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Eso de que le prestó dinero, na de na. El corte inglés sí que recibió dinero del Estado, ó sea público, en la época de Franco, por colaborar con el dictador durante la guerra civil y posteriormente en la represión.
Enteraos bien colegas.
Estimado Toni:
En este pseudo-pais de «dimes y diretes» hay muchas bocas habladoras cuya lírica es dificilmente probarotia, lo que vulgarmente se dice «hablar por hablar por lo que me han contado uno que sabe bien lo que le han contado».
Asi que, para todos los acusadores, el movimiento se demuestra andando, y las acusaciones con pruebas.
Por ej. «dejar dinero de … a …», otro que dice que es al reves. ¡Que bien me lo paso leyendo ! Sobre todo a los 5 Trolls que se han colado en este post, y que lo hacen sistematicamente en otrs foros, cuando se trate de criticar a lo que sea relacionado con el capitalismo y/o similares
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«Firman lo que les diga la empresa y luego nos venden un cuento».
Para eso no hace falta crear nuevos sindicatos amarillos, basta con votar a los traidores de CCOO y UGT.
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El cutre inglés son los mayores ladrones y estafadores que ha parido madre y lo sé porque lo he padecido. Compré un Mac, de lo más caro, y porque mi madre se fijó en el código de barras del producto que sino nos cuelan uno de la mitad de precio y ponía que los productos de Apple una vez abiertos no se podían cambiar. El taller del relojero del cutre inglés me quería cobrar por un cristal original de un Seiko Kinetic 280 Euros. Ahí es nada. Este mismo Sr. me estropeó otro Seiko Kinetic al cambiarle el cristal, dejando de funcionar al poco tiempo de llevarlo a arreglar. Denuncié ambos hechos ante consumo de la JCYL de Salamanca y sólo le advirtieron por escrito si es que lo hicieron porque incumplía toda la normativa de la JCYL en materia de presupuestos que dicho Sr. se me negaba a darme por escrito. A raíz de esto fui a tomar un batido en la cafetería del cutre inglés de Salamanca y me pusieron lejía. ¿Y para qué iba a denunciar si he puesto más de cuarenta denuncias en este sentido a muchos sitios y personas y nunca ha ocurrido nada, por multitud de delitos? Y soy guardia civil. Todo porque está el Opus Dei detrás de todo el asunto en cuestión. Yo me alegro de que estos hijos de su mala madre se mueran cuanto antes mejor. Y me suda la polla que me sigan envenenando como hasta ahora o que me maten. Vivimos en un país de dementes y delincuentes. Y esto es sólo una mínima parte de las muchas que me ha hecho el cutre inglés.
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Estuve trabajando en el CI, en 1976, era horrible así que no es ahora lo fue siempre imagino que para unos más que para otros como ahora pasará.
Lo primero al contratarnos fue hacer un cursillo para tratar bien al cliente en la Avd. de los Toreros, durante quince días, con sueldo y todo… esto nos emociono, el respeto al cliente era absoluto, cosa que nos gusto mucho a todos y estábamos ilusionados por trabajar, pero no sabíamos que nos esperaba un fustrante comienzo en la vida laboral en pleno corazón de Madrid…
Llegue a conocer por casualidad a Ramón Areces, en ese cursillo, me trato muy bien lo reconozco, muy cariñoso, en el fondo él solo representa $, pero no se le puede identificar con esos jefes de sección que nos manipulaban carroñeros, negreros, unos auténticos sinvergüenzas, siempre he fantaseado con sutiles esperanzas que los de arriba, no saben que pasa con los de abajo.
Primer contacto con el CI, nos registraban los bolsos al entrar y al salir, como si fuéramos todos ladrones, nos hacían quedarnos después de la hora de salida a hacer caja que tenía que salir al céntimo que no a la peseta, se nos hacían las diez o más altas horas de la noche, a veces no teníamos ni autobuses para ir a casa, la gente del departamento conmigo se porto maravillosamente eran compañeros como yo, pero los jefes de sección nos forzaban a pelearnos por la comisión, así que disimulabamos y en la sección ni nos mirabamos, viéndolo desde la distancia de los años ¡qué triste!.
Daba igual que te vieran currando sin descanso o con resfriados tremendos, ellos solo querían que vendieses, la comisión no se ajustaba a lo que te prometían, dependiendo del departamento la comisión era mucho mas alta, por ejemplo una época yo estuve en papeleria en christmas en aquellos años se escribían aún tarjetas de navidad además como novedad habían salido en España las tarjetas con música de navidad, vendí tantas que no podía ni parar para ir al lavabo, así casi un mes, a la hora de pagarme los christmas tenían tan poca comisión que mejor me hubiera ido pedir en la calle con un platito…
Pero en cambio en época de Reyes los que tenian la suerte de estar en juguetería, la comisión era bestial
eso me parecía injusto, cualquier juguete era más caro que una tarjeta de navidad… por supuesto, por poner un solo ejemplo, por lo cual la comisión era mucho más elevada ¡claro!, pero trabajaba mucho más quién tenia que vender cien tarjetas, para tener la misma comisión que uno que vendia tan solo una muñeca Nancy.
No nos daba tiempo ni de comer en casa solo teníamos una hora para comer, como para irse más lejos de la esquina, así que comíamos allí en el restaurante para empleados se llevaban las pocas pelas que cobrábamos en una kk de comida.
No miraban quién trabajaba más o menos, aquel año que yo estuve al menos, el CI era como la política de hoy en día, los que menos trabajaban son los que más ganaban, los héroes eran los los vagos, a los trabajadores honestos nos dieron la patada. Yo me fui con una gran sonrisa, aunque luego me toco otra empresa muy parecida pero esta ya es otra historia…
El CI no es lo que nos venden, desde ese año jamás he vuelto ha comprar allí, es mi guerra particular, aunque me tenga que ir a kms, prefiero darle el dinero a los pequeños comerciantes, e incluso a mercadillos, la diferencia entre el CI y los chinos ninguna.
De todas formas esto pasa como los ministerios yo trabajo ahora en uno, pase lo que pase, sea como sea, al cliente nunca jamás se le tratará mal, porque a veces que tu vida laboral sea un desastre que nos hayan bajado el tanto por cierto de los sueldos etc, parece una excusa para tratar mal al cliente y que nos acordemos que el cliente no tiene culpa y siempre hay que tratarlo como lo que es, realmente el jefe, sin los clientes sean del tipo que sean no habría trabajo. Esto lo enseñaba Ramón Areces, y reconozco que siempre estaré completamente de acuerdo con este slogan.
Además de ser unos cutres explotadores con los trabajadores y clientes, no venden más que productos falsificados como de primeras marcas.
En el supermercado, la comida está caducada y le cambian las fechas para venderlo a los incautos y creídos.
El 30 de Agosto se liquida El Corte Inglés. Los empleados a jodernos.
La mala gestión, únicamente respaldada en los años del franquismo por el dictador con dinero público y las pérdidas monumentales que tiene la empresa, provocan su inviabilidad.
La Junta de accionistas del 30 de Agosto es el tiro en la nuca.
Esperemos que sirva de escarmiento a los aventureros empresariales que, como Isidoro Alvarez entonces y Dimas Gimeno ahora, se percaten de que esas grandes actividades empresariales no son para ellos.
El engaño tiene un límite que es cada vez más corto.
Por esa razón se les acaba.
Os invito a leer este artículo: «El Corte Inglés: el paradigma de la censura en España».
Muy interesante.
https://laverdadnovende.wordpress.com/2013/10/24/el-corte-ingles-o-como-manejar-los-medios-a-tu-antojo/
30 de agosto? no jodamos con la broma…
Bueno Yolanda, he leído tu comentario. La verdad es que has tenido suerte, aún te han pagado algo. Yo empecé trabajando por contrato temporal, me decían lo mismo que a tí sobre las comisiones. Nunca cobré una y eso que vendí. Como estábamos con la esperanza de que nos hicieran fijos, tragábamos.
Al final me hicieron contrato indefinido, y olé creí que mi suerte había cambiando.
Bueno me machacaron vivo. No solo por la comisión, sino que si no vendía tanto, una burrada, me descontaban un porcentaje del sueldo.
Al final, tuve que ir a inspección de trabajo, y no hicieron nada. En aquellos tiempos se le consentía todo, y por supuesto me despidieron.
Cuando una empresa destaca siempre se le ataca.
La verdad es que nadie habla de las ventajas de ser empleado del Corte Inglés, para quien no lo sepa trabajar en el corte ingles aún es privilegio con ventajas en la vida cotidiana , a la hora de alquilar un piso , pedir un préstamo, comprarse un coche , incluso de buscar otro trabajo .
No sabíais que ser trabajador o extrabajador del corte inglés es un punto relevante en vuestro currículum
Por otra parte deberíais pensar en que aunque sea por imagen, el hecho de no despedir empleados es un esfuerzo admirable en una sociedad en crisis.
La verdad es que las cosas irían mejor en este país si hubiese más emprendedores como los fundadores de ECI y menos envidiosos que pierden el tiempo poniendo verde a los demás.
¡Anda ya,» jefecillo de planta»! ¡Y a seguir lamiendo culos!
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Os recomiendo un libro autobiográfico titulado «Prohibido ser ciudadano», escrito por un excliente de El Corte Inglés llamado Pablo Parellada Redondo, que, entre otras muchas cosas interesantes de su vida, cuenta cómo tuvo un enfrentamiento tremendo con el jefe del Comité de Crédito de El Corte Inglés en 2002 a raíz de que este, según cuenta, le denegara una Tarjeta de Compra de El Corte Inglés por ser homosexual, y cómo, «casualmente», a partir de ese momento sus teléfonos fueron intervenidos y sufrió una auténtica persecución por parte de un servicio de espionaje, lo que denunció judicialmente en 2005. No os lo podéis perder.
Por cierto, no lo he dicho, el libro del que os he hablado está disponible en Amazon.
Comida en mal estado en el corte inglés.
Productos falsificados vendidos como primeras marcas en ropa, electrónica, etc..