A primera vista lo de adaptar otra serie nórdica a parámetros estadounidenses parece una mala idea. The killing trataba de meter Forbrydelsen en un ámbito ajeno con resultados harto discutibles (por mucho que algunos se empeñen en lo contrario). Sin embargo The bridge (que en España emitirá Fox, dial 21 de Digital +), adaptación de una serie sueco-danesa llamada Bron/Broen, parece dispuesta a no errar el tiro. Para empezar el cambio de coordenadas aplica inteligentemente un rumbo socio-político en el que se difumina —ligeramente— la trama policial. En lugar de las diferencias entre las sociedades de Suecia y Dinamarca (notables pero salvables) The bridge se sustenta en el abismo que separa Estados Unidos y México, y más concretamente El Paso y Ciudad Juárez. Si la primera es un lugar más bien siniestro, el segundo es un infierno sin paliativos.
El precepto inicial (ojo, ligerísimo spoiler) es el mismo que el de la serie original: un cuerpo en un puente que resultan ser dos mitades distintas. Ante tamaño descubrimiento los departamentos de policía de dos países distintos se ven obligados a colaborar. Los mejicanos envían a un tipo más bien simpático, paciente pero molestamente meticuloso. Los estadounidenses a una señora que linda con el Asperger y que recuerda a una versión forzada del personaje de Sofie Grabol en la mencionada Forbrydelsen con matices del Will Graham de Hannibal: “no te miro, no te doy la mano, me importa un pito lo que pienses de mí”.
El problema del personaje, que interpreta Diane Kruger, es la cantidad de frases que necesita (“he olvidado ser empática hoy” suelta en el piloto) para que nos quede muy claro que la señora tiene un problema de sociopatía aguda. Tanto restregar al espectador lo rara y compleja que es esta policía a uno le queda la sensación de que de un momento a otro nos van a dar el biberón. Algo así le pasa a su homólogo mejicano (el magnífico Demián Bichir) que necesita medio piloto para que entendamos que la corrupción imperante en su país es inabarcable. El capitán sobornado, el colegueo con los narcos, el policía que mira a otro lado mientras extiende la mano… todo muy —demasiado— masticado.
Pero, problemas aparte (este es el peaje por el que debe pasar una cadena generalista para abordar un proyecto como este: subrayar el perfil de cada personaje para que quede claro con quién toca identificarse) la serie tiene momentos brillantes. Esa conversación (ojo, otro spoiler) entre los personajes de Kruger y Bichir, donde la primera le pregunta al segundo si tienen alguna víctima al que le falte la parte superior del cuerpo: “Aquí tenemos mitades, trozos, huesos y hasta calaveras” le contesta el segundo, o la fotografía de Attila Szalay (que ya demostró en Masters of horror que sabe cómo dibujar atmósferas que, más que envolver, aplastan al espectador) son ejemplos bastante claros de que la intención de los productores del invento es hacer algo más atrevido que un simple remake.
En Bron/Broen hablaban de un tejido social aparentemente desconocido para la mayoría de los mortales: la tesitura sueco-danesa no es demasiado familiar para el espectador europeo o por ende mundial. La cosa cambia si hablamos de esa frontera tan cinematográfica que separa México y Estados Unidos: la hemos visto tantas veces y la conocemos con tanto detalle (al menos desde un punto de vista puramente visual) que la conexión con el escenario es casi instantánea. Si la serie sabe aprovechar el tirón (real) de la irrespirable situación que se vive en esa parte del mundo puede convertirse en un gran producto televisivo. Otros pensarán (con razón) que hay que ir con mucho cuidado cuando se habla de un drama tan brutal como el que viven las mujeres de Juárez, una situación que parece irresoluble. Veremos como lidian con ese morlaco los responsables de The bridge.
Habrá que ver (el que esto escribe ha podido visionar tres episodios) si pasado el ecuador de la serie los guiones dejan de insistir en la oposición entre los caracteres de los protagonistas y se centran en el caso en sí y en las ramificaciones del mismo a uno y otro lado de la frontera. Por lo visto hasta ahora el caso va a focalizarse en el lado mexicano, lo cual parece una sabia decisión, sin dejar de aportar matices desde suelo estadounidense. Para el que esto escribe la gran baza —oculta— de la serie no se encuentra en su pareja protagonista sino en ese actorazo llamado Ted Levine. Aparte de una voz que parece surgir de una garganta macerada en bourbon, el espectador le recordará por el baile que se marcó en El silencio de los corderos, con el pene oculto entre las piernas (literalmente) o por ese otro psicópata racista de El sendero de la traición. Si la trama le cede algo de peso habrá que organizar una fiesta: Levine es uno de esos actores al que no hay manera de quitarle la vista de encima. Su elección, como la de Annabeth Gish o Eric Lange, sugiere que The bridge se lo toma en serio. De momento, y como en el hospital, el paciente evoluciona (muy) favorablemente.
Hombre…decir ligerisimo spoiler a uno de los momentos de apertura mas impactantes en una serie en bastante tiempo….es para hacerslo mirar, y rectificarlo un poco amigo. Creo.
En los anuncios de televisión ya aparece el cuerpo desmembrado sobre el puente al presentar el nombre de la serie. Se entiende que dicho cuerpo es el detonante de la historia. Yo no lo considero ni spoiler, sobretodo si alguien tiene pensado verla, que es cuando a uno le pudiera molestar.
Pingback: Artículos seriéfilos para el finde (12-J) | OchoQuince Magazine
No hemos querido leer las partes de los spoilers, pero el post en general nos ha aumentado la curiosidad por esta serie.