Hace unas semanas vi en el blog de la empresa Hipertextual que habían ayudado a Telefónica a mejorar su blog Think Big: «A inicios de 2013, Telefónica se acercó a nosotros con una misión sumamente interesante: cómo hacer que Think Big sea un blog mucho más relevante para su público objetivo». La noticia decía que durante 2012 ya les habían echado una mano —había sido «a nivel consultoría”, para “encontrar una identidad propia a nivel editorial para el blog»—, pero que en 2013 fue el impulso definitivo. Empezaron “con el contenido” y luego se preocuparon por el diseño adaptativo, que el blog cargara “extremadamente rápido” y por el lenguaje html5.
Entré en Think Big a ver. Se me cargó “extremadamente rápido” y era “adaptativo” a mi móvil. Empecé a leer un post al azar, titulado: «El LTE puede revolucionar las señales de TV». La tercera frase era así:
La evolución de la tecnología, además de ofrecernos mayores velocidades de subida o descarga de contenidos, también trae consigo una mejor gestión de los recursos disponibles; dicho de otra forma, además de ganar en velocidad y capacidad de transmisión, buscamos un menor consumo en nuestros terminales móviles (para no mermar su autonomía) y optimizamos el uso que tenemos de las bandas de frecuencia asignadas para las comunicaciones inalámbricas.
Hay 14 palabras de cuatro sílabas o más. Usa 68 palabras para decir solo esto: «La tecnología para Internet permite más velocidad y hace que la batería del móvil se gaste menos». Fui a otro post: «Ideas que innovan, la plataforma para jóvenes emprendedores tecnológicos». Empieza así, también en una sola frase:
Estimular el talento y la capacidad de innovación de los jóvenes es lo que ha llevado a la Fundación Telefónica de Argentina a poner en práctica la iniciativa Ideas que innovan, una plataforma de lanzamiento para que aquellas mentes creativas tengan oportunidades para desarrollar sus ideas hasta convertirlas en productos o servicios que contribuyan a mejorar la calidad de vida en sus entornos cercanos.
Esta es la información que se da ahí: «La Fundación Telefónica de Argentina crea la iniciativa ‘Ideas que innovan’ para ayudar a jóvenes a convertir sus ideas en productos y servicios». Podría poner «emprender» en lugar de las siete últimas palabras, pero se me podría acusar de usar una palabra connotada.
Me parece magnífico que Telefónica pague a Hipertextual por su trabajo. Me encanta que Hipertextual haga Think Big mejor. Pero el objetivo final de la tecnología aquí es —si no me equivoco— transmitir información, que se logra con los textos. Tras toda la «innovación», la escritura es discreta y la información se diluye.
No es un problema solo de Telefónica, aunque es significativo que sea una de las grandes empresas españolas. El desprecio por la lengua en España es apabullante. Pobre de mí si hiciera aquí una falta de ortografía grave y los editores de Jot Down no la detectaran. Los comentarios arderían. Pero si escribiera una frase de 15 líneas llena de verbosidad y adjetivos, pasaría sin queja. Nadie lamentaría que el escritor se esforzara poco en pensar qué quiere decir y en hacerse entender.
El motivo es simple: el único criterio objetivo en lengua son las faltas ortográficas, gramaticales. La mayoría sabe escribir sin cometerlas. Pero menos gente sabe montar el diseño de un blog, hacer que las páginas se carguen rápido y sea adaptativo. Si quienes escriben hicieran faltas de ortografía, el trabajo de editores sería imprescindible. Pero no es así, lo que no significa que un texto esté siempre bien.
El criterio en redacción tiene algo de subjetivo, pero menos de lo que parece. Una frase de 70 palabras de las que 50 son innecesarias se entiende, pero hace perder tiempo y cansa al lector sin necesidad. Su autor aún podría defender la frase y decir que transmite algo oculto que sin toda esa paja inútil no quedaría claro. Este argumento nunca vale: si una palabra parece que sobra, seguro que sobra.
Hay estilos distintos, claro, pero son todos naturales, no se inventan. La mejor definición de estilo que conozco es de E. B. White, uno de mis escritores preferidos: “Los escritores jóvenes suponen que el estilo es un condimento para la carne de la prosa, una salsa que hace sabroso un plato aburrido. El estilo no es una entidad independendiente; es inseparable, sin filtros”. El estilo es el contenido, no los adornos. Hay montones de modos de contar cómo cambia la tecnología de la tele en un blog, o el aspecto y sabor de una buena croqueta, o el resultado de las elecciones en Irán, o mis vacaciones. En ninguna hacen falta adornos para distinguirse. Si cien personas describen lo mismo sin salsa, saldrán ya cien textos distintos. Eso es el estilo.
Hace unos meses un célebre bloguero español me reenvió esta carta donde un aspirante a periodista pedía trabajo en un periódico. Empezaba así:
Soy ***** y le adjunto mi CV en aras a una posible ocupación de becario durante los próximos meses de primavera/verano, siempre y cuando se oferten plazas en ***** para tal cometido.
En años anteriores he otorgado mi entera disposición hacia tal cometido y por ello le ruego que no considere mi insistencia como un evento rutinario y desagradable. Es fruto de la pasión que tengo por obtener una oportunidad como becario para poder demostrar que soy apto para el periodismo y formarme junto a profesionales del sector.
No ha lugar a dudas que mi entusiasmo y mis ganas por ser partícipe de ***** me provocan volver a enviarle mis referencias y pedirle que considere mi petición, siendo ésta de elevada importancia para mi persona. La disponibilidad sería absoluta y la entrega total, como podrá comprobar de producirse tal evento.
“Siendo ésta de elevada importancia para mi persona” es la exageración máxima hecha frase subordinada. White dice que “la aproximación al estilo es por el camino de la sencillez, simplicidad, orden, sinceridad”. El joven periodista no es sincero —seguro que no se expresa así— y cree que el estilo es demostrar que sabe complicar frases. Nadie le dijo en el cole o la carrera que no hacía falta. Los vicios no son solo juveniles. Hace poco recibí esta invitación a la Feria del Libro:
Queridos amigos:
Por si podéis y queréis venir, o sabéis de alguien que quiera hacerlo, sirvan estas líneas para comunicaros que dentro de la programación de la Feria del Libro de Madrid que se está celebrando estos días en el Parque del Retiro el próximo miércoles firmaré ejemplares de mis libros.
A la tercera línea uno pierde las ganas. Qué bonito hubiera sido: “El miércoles firmaré mis libros en la Feria del Libro en el Retiro”, incluso con la repetición de “libro”, aunque hay alternativas.
Son todos ejemplos cotidianos; no he hecho esfuerzo por buscar. El problema no es solo de brevedad, sino de carácter: quien se esconde entre las palabras, disimula su carácter. La escritura revela más de lo que parece. Stephen King dice algo así: la expresión “La reunión ha sido convocada a las siete de la tarde” es un modo cobarde de decir “La reunión es a las siete”. La pasiva refugia, es de miedicas.
Una escritura buena y personal puede serlo de muchas maneras. Pero la redacción también tiene límites. El español cuida mal esos límites. El problema para el país es más grave de lo que parece: escribir es definir el pensamiento. Los textos espesos reflejan esa falta de claridad. Si una página se carga rápido pero debo leer despacio para entenderla, no es progresar.
Si te dan un espacio de 120 palabras y un concepto queda explicado en 10 palabras, aún te quedan 110 palabras para poder explicar lo que te venga en gana. Me ha encantado el artículo. ¿Soy el único que se ha acordado de la gresca que tuvieron Umbral y Pérez-Reverte hace unos años a vueltas con el estilo?
Un saludo.
Sí que me acuerdo de esa gresca. Fui lector impenitente de Umbral durante años, quien llegó a parecerme un escritor excelente, de lo mejorcito en lengua española. A día de hoy no es que lo considere un segundón pero siempre recuerdo lo que dijo de él Juan Marsé, si la memoria no me falla: que lo suyo era una «escritura sonajero» o algo muy similar a esto. Mirando las cosas con la debida distancia, no le falta razón a Marsé. Igual que ha pasado con Camilo José Cela, una vez que se murieron dejaron de ejercer la dictadura que llegaron a establecer, en la que, por tener los contactos que tenían en los medios de comunicación y en el mundillo cultural, enfrentarte a ellos era como tener ganas de pegarse un tiro en un pie, enfrentarte al desprecio y al ostracismo más absolutos. El personale público Umbral era un petardo y un resabiado, jugando todo el rato con la imagen, el «mito» que él mismo, muy hábilmente, se habría creado en torno a sí. También hay algo de personaje, de enfant terrible, en Pérez Reverte, con sus florilegios de tacos y sus admoniciones a martillazos, pero al menos me parece más sincero. No parece, al contrario que en el caso de Umbral, que el personaje haya devorado la escritura. Si el tiempo no está siendo amable con la obra de Cela ni la de Umbral, que no lo merecen, puede que acabe siendo más benévolo con Pérez Reverte
Siempre, siempre, se relaciona la «buena escritura» con la redundancia. Y, hombre, hay muchas formas de entender el lenguaje, pero creo que no es para nada así. No es que sea sólo en textos periodísticos, sino que también pasa con escritores, sean amateurs, sean de profesionales. Los ves más preocupados por poner palabras rimbombantes que por el contenido o la estructura. Y no.
Cualquiera puede ‘escribir bien’, lo difícil es tener personalidad escribiendo.
«Cualquiera puede escribir bien». Pues no, oiga, la mayoría no puede, muchos porque no saben, otros porque caen (caemos) en una serie de errores comunes, algunos de ellos explicados en este texto.
Es fácil escribir sin errores, hacer textos inteligibles, pero escribir bien es otra cosa. No es fácil hacer un texto atractivo, que enganche.
Mmmm. Bueno, aquí ha habido una confusión, probablemente por el hecho de manejar términos algo subjetivos. Con «escribir bien» me refiero justamente a tu último párrafo. Es fácil escribir sin faltas de ortografía y siendo correcto, pero no es fácil hacer un texto atractivo y con personalidad, porque tienes que dejar de lado la parafernalia y ponerte a escribir de verdad. Por eso entrecomillé escribir bien, porque sí, esos textos a los que nos referimos están bien escritos pero a la vez son insustanciales. Y sustancia es justamente es lo que se pide aquí; menos parafernalia y más sustancia.
Saludos.
No estoy del todo de acuerdo. Sí es algo que requiere esfuerzo, pero tampoco considero que sea algo del otro mundo.
También está claro que quien no quiera escribir bien, no va a escribir bien. Y al hablar de «querer» me refiero a estar dispuesto a hacer un mínimo de esfuerzo para conseguir lo que se quiere.
Nadie piensa que si mucha gente escribe/habla/piensa así es porque tienen su público, y lo tienen porque su público se suliveia con semejante ristra de palabras difíciles. Es como autoacariciarse con las palabras de otro, de forma que el otro te hace una paja mental.
No se dice «amateurs», sino aficionados.
Saludos.
Artículo nuevo.
Avance de la vigésima tercera edición
amateur.
1. adj. Aficionado a algo con cierto conocimiento de la materia de que se trata. U. m. c. s. Enseñó el álbum de sellos al otro amateur.
2. adj. aficionado (‖ que practica sin ser profesional un arte, deporte, etc.). Actor, deportista amateur. U. t. c. s.
3. adj. Dicho de alguna actividad: Que se practica o realiza de manera no profesional. Cine amateur. Ciclismo amateur.
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Cuánta razón tiene y cuántas veces habré pensado yo lo mismo . En ocasiones he llegado a creer, leyendo algunos artículos, que tenía dificultades de » comprensión lectora» .. que era tonto vaya por no entender lo que leía. Parece que hay algunos periodistas o articulistas que se rigen por la máxima de » por qué hacer las cosas simples si se pueden hacer complicadas»
Pingback: El desprecio por la lengua española
Genial entrada y totalmente de acuerdo.
No añadiré nada más para no atentar contra la calidad que pudiera poseer mi coment… bueno, ya sabéis a lo que me refiero.
No me puede parecer más acertado. Y quiero incidir en que ese problema se da muy a menudo en textos técnicos. Yo lo he vivido de manera personal con textos urbanísticos, donde he llegado a comprobar, después de leer tres veces el mismo artículo, que toda la rimbombancia y complicación de las oraciones no eran siquiera capaces de expresar una idea concreta, es decir, se iban por las ramas como solemos decir, quizá para ocultar ignorancia sobre el tema o sólo para rellenar líneas.
Añado en tu lista a los abogados, que de tanto retorcer el lenguaje se han olvidado de escribir para que se les entienda.
Tanto los textos técnicos como los científicos son muy complicados porque tienen que expresar ideas de forma denotativa, lo que dicen no debe tener ambigüedes.
Lamentablemente así como hay inventos diseñados para producir un sonido concreto simplemente porque es como se espera que suene (por ejemplo las puertas de los coches, o los clicks de muchos aparatos), también hay gente que intenta darle ese aire «técnico» a sus artículos.
Las leyes son el peor ejemplo de ese problema, muchas veces no cumplen con dejar de lado la ambigüedad sino que encima están escritas para no ser entendidas.
Una ley debería ser intuitiva y clara, realmente no harían falta abogados si fuera así.
Abogados harán falta por los siglos de los siglos. Amén
Sensacional artículo! Muy atinado en su reflexión. ¿Por qué nos haremos nuestro el dicho de «lo bueno, si breve…»?
En España hay muchos jefes que son jefes sólo por escribir mamarrachadas sin contenido, incluso sin sentido, en párrafos extensos llenos de palabras «de moda».
Por cierto, aunque no tenga nada que ver ¿de dónde viene el uso exagerado que se hace desde unos tres años de la palabra «sobremanera»? Sobremanera para acá, sobremanera para allá. Fíjense, verán como no paran de oírla y leerla.
Doy fe
Cada vez que decís que una palabra se usa de forma exagerada «desde hace unos años» sólo porque lo dice mucho vuestro amigo Pepito y se lo ha pegado a la Juani… me dan ganas de pegaros un tiro.
No. Aquí no se dice sobremanera. Ni en el 90% de España. Lo dicen tus amigos y poco más. Dejad de generalizar.
Más grimoso es lo de «poner en valor»…
«en aras a una posible ocupación de becario». se puede ser más relamido? por el amor de dios, parece que hay quien redacta como si viviera en el siglo dieciocho. por no hablar de lo que implica un estilo así: servidumbre a raudales. y en cuanto a los textos que has mencionado, llegan a ser ilegibles, vacíos y aburridos.
Dudo de que sea desprecio, y en todo caso, no es limitado al espanol. Solo hace falta echar un vistazo a la lista de terminos militares / politicos que utilizan los promotores de «the war on terror» en el mundo «anglo-sajon» (voy a empezar a referirme al mundo Hispano como el mundo Vandalico, ya que vamos con los nombres de tribus alemanes de hace 1500 anos) ….para darse cuenta que decir algo basico de forma enrevesada es un herramiento del poder desde siempre.
Que lo asuma como propio tantos y cuantos de la ciudadania que sea posible forma parte de la estrategia.
Es la lenguaje de la publicidad, los anuncios, y la politica, que tiene una intencionalidad, la cual es dejar al lector o oyente aturdido y espufecato pero a la vez con una leve sensacion de haber escuchado una informacion valiosa.
La Iglesia Catolica, por cierto, es de las mejores escuelas de soltar parrafadas sin decir nada, con la misma vocacion de mantener las relaciones de poder existentes.
No es «dudo de que», es «dudo que».
De nada.
RAE:
Los verbos advertir, avisar, cuidar, dudar e informar, en sus acepciones más comunes, pueden construirse de dos formas: advertir [algo] a alguien y advertir de algo [a alguien]; avisar [algo] a alguien y avisar de algo [a alguien]; cuidar [algo o a alguien] y cuidar de algo o alguien; dudar [algo] y dudar de algo; informar [algo] a alguien (en América) e informar de algo [a alguien] (en España). Por tanto, con estos verbos, la presencia de la preposición de delante de la conjunción que no es obligatoria (→ advertir, avisar, cuidar(se), dudar, informar(se)).
3. Un procedimiento que puede servir en muchos de estos casos para determinar si debe emplearse la secuencia de «preposición + que», o simplemente que, es el de transformar el enunciado dudoso en interrogativo. Si la pregunta debe ir encabezada por la preposición, esta ha de mantenerse en la modalidad enunciativa. Si la pregunta no lleva preposición, tampoco ha de usarse esta en la modalidad enunciativa: ¿De qué se preocupa? (Se preocupa de que…); ¿Qué le preocupa? (Le preocupa que…); ¿De qué está seguro? (Está seguro de que…); ¿Qué opina? (Opina que…); ¿En qué insistió el instructor? (Insistió en que…); ¿Qué dudó o de qué dudó el testigo? (Dudó que… o dudó de que…); ¿Qué informó [Am.] o de qué informó [Esp.] el comité? (Informó que… [Am.] o informó de que… [Esp.]).
Decía Bukowski: “El intelectual es un hombre que dice una cosa simple de un modo complicado, un artista es un hombre que dice una cosa complicada de un modo simple”
Y estoy de acuerdo, pero puede ser que tanta palabrería esconda otros motivos: económicos (te pagan por tantas palabras en un escrito), posición en buscadores (se busca el longtail), etcétera
Por eso Quevedo siempre estará por encima de Góngora.
jajaja, muy bueno
De ninguna manera.
¡Claro que sí! Esto es respeto por el castellano: poner como modelo a Stephen King, un tipo que se considera a sí mismo como el «fast-food» de la literatura…. en inglés.
Si supiera que por aquí lo usan de ejemplo… en castellano.
De risa, oiga.
Stephen King vende mucho y es muy prolífico, lo que implica que la calidad de su obra tenga muchos altibajos. Pero tiene una mala fama inmerecida, es mucho mejor escritor y con mejor estilo que muchos otros que presumen de ser grandes escritores. Deberías intentar leer a Stephen King sin prejuicios, y a ser posible en el original inglés, y quizás cambiarías de opinión.
Un ejemplo más exacto de mierda literaria sería, por ejemplo, Paulo Coelho.
Estoy totalmente de acuerdo con lo de Paulo Coelho, pero mis amigos universitarios dicen que está muy bien. A mi me parece una mierda simplista y vacua. Siempre me quedo sin argumentos y tengo la sensación que es una mierda, pero no se como expresarlo verbalmente. ¿Alguien me ayuda? ¿Ideas?
Pues creo poder ayudarte: Paulo Coelho siempre escribe la misma novela: Bildungsroman o novela de aprendizaje, retrata personajes sin contradicciones y por tanto sin vida, los escenarios son increíbles,encadena lugares comunes, el 85 % de sus frases se estructuran en sujeto + verbo + complementos por ese orden, sus historias son artificiosas por cursis, hay un maximalismo que recorre sus novelas guiando a sus personajes a un final tan previsible como increíble y un buenismo insoportable, porque la vida no es así.
Consejo: si en tu ciudad hay metro, tómalo y observa qué lee la gente. Cuando veas un libro repetido en tres ocasiones, deséchalo.
Espera, que los universitarios (así en general) digan que está bien, significa algo? lo que hay en este país con lo de los universitarios es algo increíble, tengo compañeros de facultad autenticamente incultos y con carrera.
Stephen King no se considera a sí mismo fast-food de la literatura. TE agradecería compartas dónde lo has leido. A saber qué habrás leído tú de Stephen King. No es James Joyce, pero este ataque continuo contra él no lo entiendo ni lo comparto.
Me gustaría reseñar que, tras haber leido el artículo con atención, estoy completamente de acuerdo con lo expuesto en el mismo.
Tras haber leído el artículo con atención, así como todos los comentarios que los lectores han tenido a bien de vertir en este espacio, concluyo que el comentario de Antonio es el que mejor resume el objetivo del texto. Mis felicitaciones por tu ácida y certera contribución.
Muy bueno Jordi, me ha encantado.
Aunque el vicio que criticas me parece irrelevante en cuanto a «desprecio por la lengua» comparado con otros que también están muy presentes en la prensa española, o, en general, entre la gente que escribe en español. Como por ejemplo la falta de rigor.
Por cierto, este mismo artículo ¿no lo escribió ya Gracián hace 400 años en una sola frase?
Los políticos son muy dados a eso: a decir poco o nada con muchas palabras.
Diría que los políticos hablan como se escribe y que el pueblo escribe como se habla.
Comparte tu reflexión, tremendo por cierto pararse a pensar en esto, me parece tanto mérito como saber escribirlo.
Y de hecho lo comparto en el aspecto que ser sincero, honesto y natural me permite captar y fidelizar mediante el email en mi trabajo. Las relaciones con los medios que tengo que llevar son mejores por ser, simplemente, ser humano.
No soy trabajador de Hipertextual pero sí del sector, vamos, prácticamente de la competencia.
La redacción de contenidos en estas empresas suelen hacerla personas de sueldo muy alto con carencias formativas del mismo tamaño. Ninguno tiene estudios lingüísticos o periodísticos. La mayoría de párrafos son copias de otros textos mezclados para que no parezca un plágio. Sobre todo de artículos de origen anglosajón, de donde se sacan los términos y la ideas, a través de traducciones digamos que «libres».
Además no pasan por ningún tipo de corrección.
Eso sí, a los directivos les encanta esto.
Es algo que no sólo ocurre en castellano, al menos hasta donde llega mi conocimiento. Clive Barker, pese a usar las metáforas de una manera increíble, tiende a enrevesar las frases de un modo cuasi insoportable.
Yo cuando escribo en español me ando por las ramas (cualquier post de mi blog sirve como ejemplo), pero intento no embarullar las frases más allá de la legibilidad – simplemente apunto más detalles de los necesarios.
Y porque creo que el blog es para explayarse. Para expresar ideas ya basta con 140 caracteres en Twitter.
Varios pueden ser los ingredientes que intervengan en un escrito. Creo que una de las claves , además del talento para expresarse, será la intención del autor. ¿Me interesa el otro, el lector ? ¿O es solipsismo disfrazado de comunicación? Si quiero llegar al otro, compartir, tender puentes de encuentro, el saber ponerse en el lugar del lector… es una forma de inteligencia esencial.
Bukowski como adalid de una sociedad empeñada en hallar autenticidad, sinceridad, naturalidad y humanidad en sus contemporáneos semejantes, que rechaza el ansia literaria de recrearse en el rizo rizado de la élite aquella, de pretendida y falsa personalidad, que aferra su intelectualidad a lo demodé de sus palabros extraños.
Supongo que habrá de haber un punto intermedio entre la evidente importancia, a ratos olvidada, de explicarse como es debido, dependiendo de a quién se dirige uno, y el hecho de prescindir de toda palabra esdrújula. De la misma manera que sería un tanto atrevido rechazar cualquier escrito, como falto de contenido, por no traer con él la palabra ‘puta’ u otras tantas obscenidades varias, que tan de moda están hoy en día.
No estoy del todo acuerdo. Si bien lo ideal sería evitar extenderse demasiado para decir lo mismo, los escritos reemplazan la presencia de la otra persona, por lo tanto, mientras mejor puedan expresar sus intenciones mejor podremos conocer con quien estamos tratando. Los resúmenes lo dejo para las tarjetas de estudio.
En el caso del ejemplo de Stephen King, no creo que el compromiso de saber que una reunión se realizó en acuerdo con otras personas sea el mismo que al que sentirse invitado a la reunión. Aunque, es verdad que hay veces en las que ves a personas entrar en una especie de vicio de la formalidad, no nos estamos refiriendo a lo mismo.
Estoy de acuerdo con lo que dice el artículo salvo en una cosa. Dice: «el único criterio objetivo en lengua son las faltas ortográficas, gramaticales. La mayoría sabe escribir sin cometerlas». La mayoría NO sabe escribir sin cometerlas, de hecho sólo hay que darse una vuelta por internet para comprobarlo, el panorama es terrorífico. Pero además hay faltas de ortografía en periódicos o en rótulos de televisión, y eso sí que es especialmente sangrante.
De hecho solo hace falta leer el artículo y la mayoría de los comentarios, apostillaría yo.
Creo que en el artículo se confunde la claridad y concisión con la zafiedad. Los adornos son utilizados en todos los ámbitos, desde el vestir hasta la decoración doméstica. ¿Por qué prescindir de ellos en el lenguaje escrito?
Personalmente utilizo palabras largas para alejar a los gañanes. El uso avanzado del verbo denota una mente capaz. Abajo los chonis. Por poner un ejemplo de no predicar con el mismo, «montar el diseño de un blog» es una garrulada cuando se puede decir «diseñar un blog».
Está muy bien que en Think Big busquen «un menor consumo en nuestros terminales móviles (para no mermar su autonomía)» a través de la evolución tecnológica. Es una pena que no caigan en que también se aprovecha más la batería al redactar una frase de 16 palabras en vez de una de 68.
Buen artículo, Jordi.
Eres mi nuevo amor platónico.
Por cierto, lo de que «la mayoría sabe escribir sin faltas de ortografía» era un chiste, ¿no?
He leído este artículo en diagonal. Había muchas letras.
Cierto.
Viene de antiguo eso. Empezamos por que no sabemos hablar en público, no se enseña en los colegios, pa’ qué.
Continuamos con que, efectivamente, solo se enseña a redactar sin cometer faltas. Con que el texto tenga un mínimo de coherencia, vale.
Yo era de esas que lo complican todo, pero me encontré con personas que me enseñaron que lo sencillo es más claro y se acoge mejor.
Saludos
Todo un artículo para decir lo que ya dijo Machado en su «Juan de Mairena»:
-Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: «Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa».
El alumno escribe lo que se le dicta.
-Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
El alumno, después de meditar, escribe: «Lo que pasa en la calle».
Mairena -no está mal.
Lo que muchos buscamos en un buen texto no es simple transmisión de información plana sin más. A veces también buscamos un texto expresivo, algo que encienda sentimientos en nosotros. O algo cuya lectura no sea banal y simplona, porque no sé a vosotros pero a mí no me molesta tener que leer 50 palabras en lugar de 10 si el tema en cuestión me interesa. Y en muchas ocasiones explicar algo como es debido no se consigue con frases cortas, sencillas y bien resumidas, sobre todo si las opiniones de uno no son ni cortas ni sencillas y no pueden resumirse sin dejar de lado matices importantes.
Cansado estoy de que, cuando debato sobre temas como economía o política, se me malinterprete continuamente cuando no desarrollo lo suficiente mis ideas. Si critico los impuestos, enseguida se me tacha de ser liberal (pese a que, en realidad, soy más bien libertario). ¿Cómo criticar el cobro de impuestos desde una perspectiva anarquista dejando claro al mismo tiempo que tus argumentos no son los mismos que los de los liberales? ¿Acaso puede hacerse eso sin escribir un texto bastante largo? Otro ejemplo es el terrorismo. Mi opinión sobre él es muy compleja y está llena de matices. Seguro que si la expresara tal cual es, y de una forma que no genere confusiones ni malentendidos (o al menos los reduzca), se me acusaría de escribir un ladrillo infumable que podría haberse resumido mucho mejor. Me gustaría a mí ver a Jordi intentar resumir mi opinión sobre ETA sin que su resumen pueda generar malas interpretaciones de cualquier tipo…
Es risible que este artículo, en si mismo, es un ejemplo de lo que critica.
¿Hacen falta realmente 3 ejemplos y todas estas frases para decir algo tan obvio?
Creo que el autor lo hace a propósito, es una genial muestra de cachondeo recursivo, jajaja… Si es así, felicitaciones!
Tengo que decir que coincido efusivamente.
Perdón por la intromisión: ¿es usted el mismo Antonio que estaba de acuerdo con el artículo el 17/06/2013 a las 13:10?
Si lo que quieres de un artículo es un resumen de dos líneas para pillar el concepto desnudo y sin ejemplos, creo que te servirá mejor Twitter que JotDown.
A otros nos gusta este sitio precisamente porque escriben más de una frase, y más de un ejemplo, aunque sea para decir algo tan obvio.
Va a ser que no ¿eh? Eso no es desprecio del español. Lo que hacéis aquí sólo es crítica barata.
Toda la razón del mundo, de nada sirven tantas vueltas si no se va a decir nada.
Pero no hacía falta irse tan lejos a buscar ejemplos:
http://www.jotdown.es/2013/05/juan-abreu-un-territorio-sexual/
La misma razón por la que a un responsable de comunidades se le tiene que llamar «community manager».
Hay escritores que escriben para comunicar y otros que además intentan expandir e innovar en el uso del lenguaje. Lo segundo es difícil hacerlo bien e incluso cuando lo consiguen me aburre. Creo que era Orwel que decía: entre la frase larga y la corta, la corta. Entre la palabra difícil y la fácil, la fácil.
Yo últimamente hasta estoy barajando la posibilidad de abandonar la obsesión por evitar las redundancias. Sobretodo en los diálogos. Empiezan a cansarme los: apuntó, intervino, espetó, susurró, etc cuando lo que en realidad sucedió es que dijo. Hay veces que llegas a cambiar la acción para que un personaje no vuelva a “decir” y susurre, grite o interrumpa, y la verdad… no sé sí unos cuantos “dijo” seguidos molestarían tanto. En algún momento haré una encuesta, a ver que sale.
¡Oiga!, que vivimos en la perpetua feria del eufemismo. Ya no entendemos las frases directas.
El abuso del lenguaje debería estar contemplado en el Código Penal, justo con una pena ligeramente por debajo del uso de la palabra demagogia. Esto último, uno de los mejores ejemplos del mal uso del lenguaje.
Totalmente de acuerdo, Fulgencio. Todos, antes de escribir, nos tentamos la ropa, no vaya a ser que molestemos, que nos tengan por agresivos, por excesivamente directos … Y no me refiero sólo a un debate de ideas, sino a la simple convocatoria de una reunión o a la emisión de una opinión profesional. Mimitos, masajeo y dulzura, eso triunfa.
En España no se concibe el lenguaje empresarial sin la farfolla y no parece que esta tendencia vaya a cambiar a corto o medio plazo.
Como todos los jefazos han ido a los mismos MBAs, todos meten la misma farfolla y valoran más a los subordinados que saben disfrazar sus textos. Si éste no es el escenario de una epidemia, que venga dios y lo vea.
Señores, tenemos plaga para rato.
Desgraciadamente eso no es cosa de España o el español unicamente. Trabajo en multinacionales y es exactamente lo mismo. Parecerá menos porque el inglés es mas «compacto» que el castellano para muchas cosas, pero la voluntad de hinchar con paja cada mínimo concepto para que apabulle al lector está siempre alli. Lector que casi siempre es otro que tiene la misma tarea en su empresa, o sea, vender la moto.
Es que si tu le dices a tu jefe «estamos mejorando» nadie te toma en serio, pero si dices «hemos iniciado un programa de calidad total que repercutira en un menor porcentaje de fallos en nuestras métricas que…» suena como que eres profesional …
Supongo que depende mucho del contexto, pero creo que los adornos «innecesarios» son un pilar importante de la buena literatura.
No sé, si a un poema se le quita lo que no es completamente imprescindible para ser inteligible nos quedamos sin él, porque se puede escribir en dos palabras («Estoy enamorado», «Estoy triste», «Estoy alegre», «Me asusta la muerte»)
Si a Saramago le quitas las reflexiones que mete en sus tramas (que pocas veces hacen falta para entender la historia) te quedan libros de diez hojas.
El fragmento del aspirante a becario tampoco me ha resultado tan sangrante. Parece que el chico se esfuerza en usar el lenguaje lo mejor que puede y hacerlo lo más bonito posible, pero claro, también es verdad que en el periodismo lo que interesa no es lo bonito que sea un texto (aunque un toque literario de vez en cuando alegra algún artículo).
Muy bueno el artículo, por cierto ;)
El texto del aspirante a becario es una aberración, aunque el pobre chico no tiene toda la culpa. Es posible que cuando llegue a un periódico, si es que alguien en el proceso de selección es capaz de pasar de su tercera línea de presentación, le reconduzcan un poco.
Los del artículo son buenos ejemplos de estulticia pero no de ofensa al español ya que esa forma de hacer las cosas se ha hecho, se hace y se hará, básicamente cuando no se tiene nada interesante que decir. Me viene a la cabeza algún que otro examen en el que no conocía bien las respuestas.
Yo creo que se ofende más a nuestra lengua con el uso de palabras procedentes de otros idiomas, españolizadas, simplemente porque suena más culto.
Pues podrías aplicarte el cuento y dar ejemplo.
k mania teneis de llamarla lengua española cuando esa lengua no a existido nunca.en todo caso seria lengua castellana.por cierto aki en catalunya tenemos 3 idiomas catalan-aranes-leipla(lengua extranjera impuesta por las armas)
kontxo k mal sckrivs.
http://asale.org/ASALE/asale.html
Espero que con esto se le quiten las ganas de decirle a la gente como tiene que llamar a su propia lengua. También es correcto llamarla castellano, dicho sea de paso.
Bah. Este tipo de afirmaciones solo se pueden realizar desde el desconocimiento de lo que se lee. Cualquier iniciado en tecnología tendría claro que la frase «resumen» que hace usted del párrafo Telefónico es una chusta de proporciones astronómicas, en la que no dice ni la cuarta parte de lo que pretenden los autores originales. Para resumen hay que entender primero.
Cambiar «resumen» por «resumir», claro.
De acuerdo con Max: en el ejemplo de Telefónica, el autor se ha excedido un pelín con las tijeras de podar y se ha cargado el significado del párrafo, porque buena parte de la gracia de las redes móviles de nueva generación es que son más eficientes usando recursos como la potencia de señal y sobre todo el ancho de banda. Pero si no sabemos de lo que estamos hablando…
la explicación es muy sencilla
yo he sido redactor y locutor de radio, hay que rellenar. te pagan por número de palabras
Exacto pedroly, por ahí iba mi anterior comentario. Intentar dar lecciones de periodismo, de escritura e incluso de ortografía, cuando el propio autor no es capaz de entender que en realidad se trata de lengua castellana o castellano y no lengua española, dice mucho de quien firma este artículo. Aplícate el cuento.
Esta claro que sobra mucha mierda, no solo de los textos.
No es casualidad que se llame Real Academia Española ni que se defina español, en su tercera acepción como «Lengua común de España y de muchas naciones de América, hablada también como propia en otras partes del mundo»
Totalmente de acuerdo. Normalmente el vicio de escribir mucho para decir poco o de utilizar palabras largas esconde a un inútil.
Otra cosa que habría que recordarle a la gente es que escriba prosa con musicalidad, que leído en voz alta suene bien al oido, que haya ritmo. Es prácticamente imposible de encontrar hoy en día.
En menudo charco —con la misma recursividad y petulancia que él critica— el autor de las líneas de más arriba —y así creo que lo reflejan la mayor parte de los comentarios a esta entrada— se ha metido y se ha hundido. Aunque, quizá, innecesario e injusto sea explicar esta cuestión, pues si la crítica está formulada con aquellos mismos errores, debiese yo escribir mi recurrente y rizada respuesta abandonando el telón de las palabras, mostrando mi valentía y saliendo al centro del escenario para simplemente decir, y con ello reivindicar, que el carácter relativo de la escritura nunca debe ser cuestionado. Todo lo que he escrito —claro está—puede resumirse en dos frases muy manidas y que, sin duda alguna, lo resumirían y aparcaría yo entonces este —no sé si exagero— bucle infinito en el que estoy convirtiendo mi comentario y que, si quisiera y tiempo a tal efecto tuviera, podría alargar.
«A ti no te gustan las lentejas pero a mí me encantan».
«Cada uno es cada uno».
Perdón por las tildes, su ausencia habla mucho de mi y de este país ;)
En la Mancha, a secas, vivió un tipo armado, con caballo y perro.
Bravo
«Nadie le dijo en el cole o la carrera que no hacía falta.»
A mi tampoco, y cuanto más rimbombante era, más nota tenía.
Es lo que pasa a niñatos que acostumbrados y encorsetados por las limitaciones de los SMS y el twitter se desquitan cuando se topan con una hoja (de Word) en blanco.
Es una especie de venganza, jejejeje
Excelente artículo. Hoy justo estaba pensando en el tema, a raíz de un tweet de @jorditosas:
«La libertad empieza cuando la necesidad de un lugar feliz cede ante el impetu del hombre de abrazar al presente.» (¿de qué vas, chaval?)
«Supongo que habrá de haber un punto intermedio entre la evidente importancia, a ratos olvidada, de explicarse como es debido, dependiendo de a quién se dirige uno, y el hecho de prescindir de toda palabra esdrújula.»
Muy bien mi niño: solo ha escrito una palabra esdrújula. Apobrao. Aprodao. Ha Probado. OK: Sufi. :))
Leer este artículo (con el que estoy de acuerdo) en Jot Down es una ironía maravillosa.
La pasiva no es de miedicas: es el único recurso a la impersonalidad que tiene el inglés. Traducirlo al español tal cual sí es un error: es de analfabetos, simplemente. Entre otras cosas por la ambigüedad: porque decir que «la reunión ha sido convocada alas 7″ no se sabe si nos indica es el momento en que se decide cuándo será la reunión, o la hora de la reunión en sí».
Creo que la relación adornos y literatura es la misma que la de adornos y el vestir. Evidentemente los adornos sobran, porque se puede ir sin ellos sin levantar escándalo, pero si los usas la diferencia pasa a ser entre la cursilería y la elegancia, el atrevimiento y el disparate, etc..
Esto me lo cuenta en Jot Down. Revista que uno de sus puntos fuertes son los artículos «al peso».
Me pregunto por qué diablos los dos mensajes que he enviado no han salido, cuando los dos eran del todo inofensivos y aportaban un par de ideas sobre el tema.
De verdad, no me lo explico.
Muy buen artículo, Jordi, al que llego con retraso :) Me ha sorprendido mucho que a diferencia de otros tuyos no haya tenido igual predicamento entre ciertos *guruses* de Internet. Ni siquiera entre los que van pontificando de buen periodismo! Vaya :/
Me parece claro que el ripio es el acompañante tradicional del hueco, al cual intenta compensar. Se puede comenzar por el análisis de textos de función informativa, y acabar, más o menos, con toda la sociedad posmoderna, tan amiga del objeto superfluo y ganosa de «viajes-zapping» y seminarios de sabiduría oriental de fin de semana.
Es exagerado decir que el artículo adolece del mismo defecto que critica, aunque raro es el escrito que con un poco de tijera no mejora; éste, creo, no es una excepción.
Me ha gustado mucho el artículo. También decía algo parecido Tales de Mileto: «Muchas palabras nunca indican mucha sabiduría». No hay cosa que más me moleste que tener que leer varias veces un párrafo para saber qué quiere decir el autor.
El dilema de Think Big es bastante comprensible (perdón, debería decir «se entiende»). Se trata precisamente de que no tienen nada que decir y tienen que aparentar que se han partido la espalda resumiendo. Es publicidad, y eso, intuyo, ocurre en todos los idiomas. O al menos es perfectamente factible («perfectamente factible», lo siento, no quería decir eso, quería decir «se puede»).
Luego, el periodista, está haciendo lo mismo que los de Hipertextual. Le han dicho que tiene que escribirle un Mail a alguien, y que le tiene que mandar un CV en el que hay una foto y un par de líneas más, una de ellas será la del título universitario más visto de la historia. Tiene que impresionar de algún modo, aparentar que es culto y que puede ser pomposo si se le pide. Es el acto desesperado del que sólo tiene un intento (mierda, me estoy pasando).
No soy fan de irse demasiado por las ramas ni de empezar a marear la perdiz cual sociópata («cual» en lugar de «como un», ya me autoflagelo luego), pero un poquito de adorno, de vez en cuando y con clase, no viene mal. No seamos tiquismiquis.
Por si no lo sabéis, el lodo barroco de Colomé no propone nada que nuestra epistemología de las letras no haya enseñado a todos vosotros, feligreses y neófitos del Valle Inclan. Pues considero cinismo hablar de la letra mirad que nadie está en posesión de ella. La sinfonía polifónica de la negrita es múltiple en boca de ingenuos, la letra es cambiante diacrónica y sincrónica; nadie puede ponerle punto final de cómo última verdad sobre el tema. Pues, debéis saber que el chiringuito, bazar de esquina de nuestro comerciante Colomé es solo uno, según nos deja ver la estructura vertical de su artículo: vender la letra y de paso marquetear (disculpen el anglicismo) su librito de “cómo escribir claro”. Ese es su negocio, puesto que el “periodismo claro y objetivo” no existe. Los balidos que celebran la nota no faltan, esos están por veintes debajo de las piedras; pero eso sí, lo que es admirable (y que el becerrismo debe aprender) con Colomé es el mercantilismo resoluto y fiero con la que el hombre batalla defendiendo a uña partida su pastita, especialmente en un país donde el periodismo no tiene futuro y hace fila junto a la exorbitante tasa de desempleo de 27%. Colomé debiera estar impartiendo docencia en alguna escuela privada y no ilusionando a soñadores con cosas que solo atañen a sujetos con talento, y mirad que no son muchos, eh.
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Escribir bien, además de no cometer errores gramaticales y similares, es ser conciso. La concisión demuestra claridad de ideas. No creo que sea tan difícil…
Yo humildemente pienso de que no son buenos ejemplos. No, ahora en serio. Creo que el caso de telefónica no es buen ejemplo. Entiendo que ellos utilizan esos posts para crear mucho contenido estúpido que sólo busca mejorar SEO. Mientras más palabras repetidas (telecomunicaciones, rapidez, móvil…) mejor para ellos.
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Mi impresión es que esto tiene varias causas:
– por un lado los profesores en el colegio y la universidad que valoran los trabajos «al peso».
– por otro lado empresas que pagan por número de palabras.
– la absurda sensación de ser más culto por utilizar frases y palabras enrevesadas.
– los discursos políticos pensados para desviar la atención del mensaje.
– etc.
El punto común es que lo importante es disimular el mensaje y el contenido del mismo. A menor información o calidad de la misma mayor complejidad de las palabras y oraciones.
De acuerdo. Hay que leer a Y. kawabata
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«La pasiva refugia, es de miedicas.»
Esa me la apunto.
Cuánta literatura, desde los albores de la misma, habría que marginar por su complejidad y su difícil comprensión.
No estoy muy de acuerdo con lo que se dice en este artículo: siguiendo semejante razonamiento habría que dejar de lado a gigantes como Thomas Mann, por ejemplo, y abrazar a los mediocres y sencillos escritores que comenzaron a aflorar en su tiempo.
Simplemente hay que saber lo que se escribe y para quién. El estilo de una petición laboral no debería ser tan intrincado; no obstante, en cuanto a la redacción literaria, ¿quién debe poner el límite?
Si el lector no merece este nombre, que se centre en otros escritos, desde listas de la compra al mencionado Coelho.
Me ha encantado. No entiendo yo qué pinta la crítica a Stephen King en un artículo que habla sobre lengua española, la verdad. Salvo que sea de esos berrinches gafapastiles hacia el escritor, lo cual sería una tremenda decepción. Seguro que Franzen también marea la perdiz de vez en cuando (por mencionar otro anglosajón) a ver si el autor nos lo explica.
OPs, he leído el texto desde el móvil y con prisas y ahora veo desde casa que no he entendido la parte de Stephen King, él es que hace la crítica a ocultarse tras las palabras. Mis disculpas.
Genial. Me parece curioso que mencione «Nadie le dijo en el cole o la carrera que no hacía falta.» cuando este vicio es omnipresente en las universidades, especialmente en carreras de letras y en asignaturas en las que parecer listo es importante (como lingüística). La mayoría de los profesores repartía apuntes llenos de frases innecesariamente complicadas metidas con calzador para que todo sonase más académico y grandilocuente. La cantidad de paja es, de verdad, abrumadora. A menudo uno no entiende lo que lee; y no es por falta de comprensión lectora, sino porque en un párrafo de 5 frases, 4 no dicen realmente nada. Como resultado, la gente no solo no entiende lo que lee, sino que tampoco tiene ningún sentido memorizarlo porque no significa nada.
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