El Pandemonium Opinión

El mono eres tú

Es probable que hayan oído hablar en alguna ocasión de este famoso experimento. Se lo resumo por si no es así.

Un equipo de investigación formado básicamente por zoólogos y antropólogos reúne a cinco simios en una estancia. En el centro de la estancia hay una escalera y sobre ella un racimo de bananas. Uno de los simios sube por la escalera para comerse las bananas. Cuando eso ocurre, los cuatro simios que permanecen en el suelo son rociados con agua fría por los científicos. Tras tres o cuatro intentos, los simios acaban asociando de forma correcta escalera y castigo. Cuando uno de ellos intenta por quinta vez subir por la escalera para comerse las bananas, el resto de simios se lo impide de manera violenta. Al cabo de unos pocos días, ninguno de los cinco simios se atreve a subir por la escalera.

Una semana después, uno de los cinco simios del experimento es sustituido por un sexto simio. Lo primero que hace ese sexto simio al entrar en la estancia es intentar subir por la escalera en vista de que ninguno de sus cuatro compañeros parece interesado en las bananas que se encuentran sobre ella. Le cae una paliza de órdago. A pesar de que ese simio no entiende el porqué de los golpes, acaba comprendiendo que la escalera es terreno prohibido. No tarda mucho en olvidarse de las bananas y aceptar el statu quo de su nuevo hogar.

Al cabo de pocos días, otro de los cinco simios originales es sustituido por un séptimo simio. La escena se repite paso por paso. El sexto simio participa de forma entusiasta en la paliza, por supuesto sin comprender su porqué. Ese sexto simio jamás ha sido castigado con agua fría, por lo que la relación entre escalera y paliza es, como mínimo, misteriosa para él.

Las sustituciones continúan hasta que en la estancia no queda ninguno de los cinco simios originales. Los cinco simios que han ocupado su lugar jamás han sido mojados con agua fría y por lo tanto desconocen qué es lo que ocurre cuando alguno de ellos sube por la escalera e intenta comerse las bananas. A pesar de ello, la escalera es considerada tabú y ni siquiera osan aproximarse a ella.

Impresionante, ¿cierto? Muchas veces la descripción del experimento acaba con una reflexión del tipo “si le preguntáramos a alguno de los simios por qué no sube por la escalera e intenta comerse las bananas quizá nos respondería que no lo sabe pero que por ahí las cosas siempre se han hecho así”. A veces el experimento acaba con una supuesta cita de Einstein: “Es más difícil desintegrar un prejuicio que un átomo”. La moraleja del experimento es tan panorámica que puede ser encasquetada a cualquier sistema de creencias que se nos pase por la cabeza: la religión, el socialismo, el liberalismo, la democracia, lo políticamente correcto, el estado del bienestar, el racismo, el buenismo, el feminismo, el machismo, el igualitarismo, el fascismo, el madridismo…

Lo cierto es que ese experimento jamás se llevó a cabo. Es una invención. Casi con toda seguridad de Gary Hamel y C.K. Prahalad, que en 1996 escribieron la que parece ser la primera versión de la historia en su libro de autoayuda Competing for the future. Quizá la fábula naciera de la tergiversación por parte de Hamel y Pralahad de un experimento, este sí real, llevado a cabo por el zoólogo estadounidense Gordon R. Stephenson en la universidad de Wisconsin en 1967. El experimento real se describe en el artículo Cultural acquisition of a specific learned response among rhesus monkeys, que puede leerse por ejemplo aquí. Como Hamel se ha negado siempre a hablar del tema cuando ha sido preguntado al respecto (Pralahad murió hace años), la verdadera inspiración de su historia sigue siendo objeto de especulación.

El experimento de Stephenson, mucho más sencillo y de resultados más modestos y bastante menos espectaculares que el de ficción, consistía en lograr que un mono asociara un determinado objeto con un castigo X. Después se introducía a monos no entrenados en la misma jaula del mono entrenado para observar la reacción de este cuando sus nuevos compañeros se acercaban al objeto en cuestión. En una de las ocasiones, el mono entrenado apartó de forma brusca al no entrenado. En otra ocasión, ejemplares entrenados mostraron expresiones de agresividad y de miedo cuando un mono no entrenado intentó manipular el objeto. Cuando se sacaba de la jaula al mono entrenado, los monos no entrenados mostraban un índice de manipulación del objeto menor que el del grupo de control integrado por monos que no habían recibido jamás un castigo por manipular el objeto. El experimento no obtuvo los mismos resultados con las hembras, que demostraron menor aprensión hacia el objeto y que perdían el miedo en cuanto veían a otra hembra manipularlo sin que le ocurriera nada.

Pero lo fascinante del experimento inventado por Hamel y Pralahad es cómo ha logrado cruzar el abismo que separa la ficción de la realidad por una vía inesperada. El experimento de los monos y la escalera puede ser falso, pero su conclusión, su moraleja si así lo prefieren, ha sido confirmada por la realidad miles de veces. Los monos reales del experimento son esas miles de personas que han reproducido en medios de prensa, blogs y redes sociales una historia falsa diseñada para amas de casa ociosas y de escasa cultura sin dudar ni por un solo segundo de ella. Los monos acríticos de comportamiento gregario y aborregado que han obedecido una pauta de comportamiento absurda sin tener ni la más remota idea de su porqué son los que han repetido como zoquetes una mentira creyendo estar revelándole al mundo una profunda realidad filosófico-científica-metafísica. Y lo que es aún más irónico: convencidos a pies juntillas de que ellos no eran en absoluto como los monos del experimento. Que ellos eran la excepción a la regla. Individuos mucho más inteligentes que sus pobres y sumisos y crédulos vecinos. ¡Cuidado, no dejéis que os manipulen! ¡Dudad de todo, no seáis memos! ¡Al tanto con el Gran Hermano! ¡Mucho ojito, que nos quieren alelados!

No, no, si aquí el único alelado que hay eres tú, chaval.

No me digan que no es deliciosamente maquiavélico. Lo intentas hacer tú, escribiendo por ejemplo un artículo en el que todos sus comentarios negativos confirmen su tesis principal, y no te sale ni en 100 vidas que vivieras.

Viene esto a cuenta de Diego Valderas, vicepresidente de la Junta de Andalucía. El caso es que me topé hace unos días por casualidad con su cuenta de Twitter. Si no fuera porque vi letras habría dicho que estaba en blanco. Pero me crucé con un tweet del 20 de abril que me llamó la atención. En él se pregunta Valderas, fingiendo indignación y haciendo gala de un envidiable dominio de la orcografía, por qué se opone la derecha a la solidaridad. A la solidaridad alimentaria, más concretamente, que ya hay que tener valor para escribir esas dos palabras juntas. ¡Ay, la solidaridaaá alimentaria, mijo! Un poco más y finge un desmayo con gran desgarro interior.

Solo le faltó al Valderas acordarse de los huerfanitos. Y no de cualquier huerfanito, sino de los más invisibilizados de entre los huerfanitos. ¡Solusione habitasionale de calidá y solidaridá alimentaria para lo huerfanito invisibilisao, mijo!

Andalucía: 35 años de autonomía para acabar nombrando vicepresidente al hijo ilegítimo de Bono y la Pantoja.

Pero a lo que iba. Busco la palabra solidaridad en Google Noticias y obtengo 99.600 resultados. Mucha solidaridad es esa para tan poca prensa. Pero es que la caridad, que es lo que está pidiendo Valderas cuando habla de solidaridad, goza de un enorme prestigio en nuestro país. Como es obvio por influencia del cristianismo, cuyo rastro puede seguirse sin problemas, miga de pan a miga de pan, desde Agustín de Hipona hasta la mayoría de los partidos, organizaciones sociales y movimientos ciudadanos españoles actuales. De derechas y de izquierdas, ojo, que en este terreno no se ven diferencias apreciables.

Hagan la prueba. Pídanle a la persona más cercana que tengan a mano que defina la palabra solidaridad. Les dará la definición de caridad. Pídanle que defina estado del bienestar. Les dará la definición de caridad. Pídanle que enumere las funciones básicas que debería realizar el Estado. La primera de ellas será la caridad. Pregúntenle, para acabar, qué espera ella de la sociedad. Dirá que caridad. Solo que no utilizará la palabra caridad. ¿Y cuál es la diferencia entre solidaridad y caridad? Que la primera es gratuita, un estado de ánimo circunstancial que nos conduce a empatizar con una causa ajena, mientras que la segunda cuesta dinero. Dinero que puede ser propio, y en ese caso hablaríamos de caridad cristiana, o ajeno, y en ese caso hablaríamos de Valderas y del Estado.

La cosa, de todas maneras, sería hasta divertida si Diego Valderas no fuera precisamente uno de los principales responsables de que a muchos ciudadanos andaluces les falte a día de hoy techo, alimento o trabajo, cuando no las tres cosas a la vez. Y eso no lo digo yo, sino la principal de las ideas que dice defender Izquierda Unida Los Verdes-Convocatoria por Andalucía: el Estado y las administraciones públicas como garantes de un nivel de vida mínimo para todos los ciudadanos españoles. Por supuesto, si le preguntan a Jesús Huerta de Soto este les dirá que los responsables de que a los ciudadanos andaluces no les falte techo ni alimento ni trabajo son los propios ciudadanos andaluces… siempre y cuando dichos ciudadanos disfruten de unas condiciones mínimas de libertad y Diego Valderas y los suyos no se inmiscuyan en sus asuntos más allá de lo necesario.

Así que cuando el burócrata Valderas reclama solidaridad lo que está pidiendo en realidad es que rellenemos el socavón de su incompetencia con nuestra caridad. La solidaridad que reclama Valderas, en definitiva, es el último recurso que le queda a una sociedad gobernada por individuos como Valderas. Nos solidarizamos con los padres de Marta del Castillo porque el gobierno, los jueces y la policía española han fracasado de forma miserable en dos de sus principales cometidos: el de garantizar la seguridad de todos los ciudadanos de este país y, cuando ello no es posible, el de minimizar los daños derivados de dicha incapacidad. Nos solidarizamos con los parados, con los autónomos arruinados y con los pequeños y medianos empresarios que se han visto obligados a cerrar sus negocios porque el Estado ha sido incapaz de lograr que en España sea rentable trabajar. Eso es, desde todos los ángulos posibles, solidaridad. De la real.

Cuando en cambio se nos dice que a los ciudadanos españoles se les prohibirá a partir de ahora alquilar sus viviendas a turistas con el objetivo nada disimulado de proteger al lobby hotelero, lo que se le está pidiendo en realidad a los ciudadanos españoles es caridad. ¿Por qué? Porque con esa medida se está obligando a esos ciudadanos a entregar parte de su dinero (el que dejan de ganar con la prohibición del alquiler turístico) a un monopolio de empresarios incompetentes cuyos beneficios se han desplomado durante los últimos años por la competencia natural de cientos de miles de pequeños emprendedores mucho más ágiles y eficaces ¡en su propio sector! que ellos. Emprendedores que han detectado un hueco en el mercado y que han decidido ocuparlo poniendo además en circulación miles de segundas viviendas que hasta ahora permanecían vacías, con los evidentes beneficios que eso comporta para la economía (y la higiene) de este país. No hace falta decir que miles de españoles pueden pagar a día de hoy sus hipotecas solo gracias al alquiler turístico de sus viviendas. Pero no solo el sector hotelero va a hacer su agosto con esta medida: los bancos también van a poder rapiñar lo que no está escrito. Se les van a hacer ampollas de tanto frotarse las manos con este gobierno.

De hecho, lo que está haciendo el PP con esta medida no es más que expropiar el derecho de uso de las propiedades inmobiliarias de todos los ciudadanos españoles, que a partir de ahora solo podrán ser utilizadas para aquello que el gobierno, en su infinita magnanimidad, tolere.

¿Entienden ahora la diferencia entre solidaridad y caridad? ¿Y entre caridad y robo a mano armada por parte del gobierno?

Y aquí es donde enlaza la historia del experimento de los simios y el tweet de Diego Valderas. ¿De dónde cojones sale la absurda idea de que el PP es un partido liberal? ¿Es este uno de esos dogmas de fe que se repiten como si fueran la palabra de dios sin pararse ni por un momento a pensar en la inmensa, tremebunda, cósmica parida que supone afirmar que el PP es un partido de ideología liberal? En lo de neoliberal ya ni entro, que me da la risa floja.

Veamos.

En dos años de gobierno del PP, este ha…

—Incrementado el gasto público por encima de los niveles de 2008. En términos reales, el gasto actual es incluso superior al de 2006 (cuando Zapatero estaba en su apogeo).

—Conseguido que el único sector de negocio que disfruta en la actualidad de pleno empleo sea el de los políticos y sus miles de asesores, altos cargos y familiares.

—Esquivado con patéticos subterfugios la supresión de las duplicidades administrativas.

—Rescatado a la banca con un coste total de 275.000 millones de euros.

—Elevado la tasa de paro hasta situarla en el 27,16%. La de paro juvenil es del 57%. La cifra total de parados ronda los 6.200.000, aunque es probable que la cifra real se acerque más bien a los siete millones.

—Aumentado todos los impuestos posibles y reducido todas las deducciones que era factible reducir.

—Defendido una reforma del aborto aún más restrictiva que la de países extremistas en este terreno como Irlanda o la medieval Malta.

—Opuesto de facto a la libertad de horarios comerciales en toda España.

—Negado repetidas veces a promover medidas para minimizar la corrupción en el sector público. De acabar con ella ni hablo: es una utopía.

—Cerrado 2012 con un déficit del 6,98%. Si se incluyen las ayudas a la banca, el déficit asciende al 10,6%.

—Incrementado la deuda pública hasta un 90,69% del PIB en 2012. En 2007 era del 36,30%.

—Incrementado la morosidad bancaria hasta un 10,44% (desde cifras de salida cercanas al 0,8%).

—Conseguido que casi 400.000 pequeñas y medianas empresas echaran el cierre en 2012. En 2011 fueron más de 370.000.

—Aniquilado, sangrado, desplumado y exterminado a la clase media.

—Amenazado a través del ministro de Hacienda a amplios sectores sociales y profesionales españoles: el del cine, el de los periodistas, el de cualquiera que haya sido alguna vez pagado por su trabajo e incluso el de los mismos diputados, demostrando así que perro no come perro… salvo cuando la confiscación de bienes a los ciudadanos flojea y se hace necesario mantener prietas las filas de la casta extractiva.

—Luchado con todas sus fuerzas contra la separación de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo.

—Negado a acometer la imprescindible reducción de la administración; a eliminar o reducir las subvenciones a partidos, sindicatos y organizaciones empresariales; y a cerrar las miles de empresas públicas que operan en España como cementerio de burócratas retirados pagados a precio de oro.

—Negado a la dación en pago.

—Olvidado en un conveniente rincón los escándalos de corrupción de la monarquía.

—Opuesto a la introducción de criterios de evaluación meritocrática en la educación pública española.

—Caminado hacia un capitalismo de Estado en el que el 70 e incluso el 80% de la economía depende directa o indirectamente de su relación con las administraciones públicas. ¿China, capitalismo de Estado? Capitalismo de Estado es España, caballeros.

—Ciscado con fervor en la libertad de empresa y la libre competencia.

—Favorecido a empresarios afines o cercanos al poder sin importar lo corruptos que estos fueran.

—Promovido el nepotismo sin freno alguno.

—Ninguneado a la prensa.

—Colocado España en los puestos más altos de la lista de países europeos con mayor presión fiscal y en los más bajos de las listas que miden los índices de libertad económica, por debajo incluso de decenas de repúblicas bananeras tercermundistas gobernadas por caciques despóticos de los que ya no se ven ni en los tebeos.

—Mentido con reiteración al dar una cifra del PIB casi un 18% superior a la real (lo que le ha servido para sostener que la recaudación fiscal en España es muy inferior a la media europea cuando en realidad es todo lo contrario: el IRPF español es, por ejemplo, 14 puntos superior a la media europea).

—Conseguido que la cifra total de deuda española, sumando deuda pública y privada, alcance el 400% del PIB.

—Convertido este país en el más europeo de los países africanos. Un país más cercano a Marruecos que a Europa.

—Hecho todo lo posible para consolidar en todo el mundo el estereotipo del español corrupto, parásito, inculto, vago y bueno para nada.

—Utilizado el poder del Estado para beneficiar a determinadas castas medievales de funcionarios por intereses meramente personales: la de los notarios o los registradores de la propiedad, sin ir más lejos. A esta última pertenece, qué casualidad, el presidente del Gobierno.

—Protegido, pagado y cedido al chantaje de un supuesto corrupto llamado Bárcenas con el objetivo de que este no cantara La Parrala frente al juez de turno. Y eso a pesar de que Bárcenas es sospechoso de haber estado metiendo la mano en la caja del partido todo lo que ha querido y más durante todos los años que se le ha antojado.

—Quebrado el Estado.

Etcétera, etcétera, etcétera. Y lo que te rondaré morena hasta llegar al corralito. Porque al corralito se llegará, no lo duden ni por un instante. ¿O es que creen que nuestra deuda es pagable?

Pero voy a ser justo: no todas estas medidas, decisiones y actuaciones del PP son 100% socialdemócratas. Solo lo son la inmensa mayoría de ellas. Lo que está claro es que ni una de ellas, ni una sola, es liberal. Incluida la de la dación en pago. Cualquier liberal no ofuscado por su odio hacia los perroflautas les dirá que obligar a los ciudadanos a pagar las deudas que libremente han contraído es correcto desde el punto de vista liberal pero que también lo es obligar a los bancos a asumir los riesgos de sus malas inversiones y dejarlos quebrar cuando deben quebrar. La dación en pago es una medida, en definitiva, 100% liberal: el hipotecado asume el fracaso de su inversión perdiendo la propiedad de su vivienda y el banco asume el de la suya aceptando que el valor de esa casa en el mercado no es el mismo que el del año en el que se realizó la tasación.

Así que si ustedes se consideran a sí mismos como más o menos cercanos ideológicamente a la izquierda o a la socialdemocracia deberían sentirse como mínimo razonablemente satisfechos con al menos el 60% o el 70% de las medidas adoptadas por el PP durante los dos últimos años. Desde luego mucho más que yo, pérfido partidario del mal y del capital neoliberal, que no coincido con ninguna de ellas. Lo repito: con ninguna. 0%. Y menos que ninguna, con aquellas que más les pueden gustar a ustedes: las destinadas a incrementar el tamaño del Estado y su capacidad de control sobre las vidas y las actividades económicas de sus ciudadanos.

¿Me explico? ¿Empiezan ahora a ver ahora la escalera en medio de la habitación o siguen sin verla?

Pero el PP, un partido de obediencia estrictamente socialdemócrata, un partido de izquierdas desde casi todos los puntos de vista posibles, seguirá siendo considerado en este país como un partido liberal o, tócate los cojones, como el ariete por excelencia del neoliberalismo. De la misma manera que usted, cinco minutos después de leer este texto, seguirá teniendo el mismo miedo ancestral que ha tenido toda su vida a ese objeto que gravita en el centro de la habitación.

Antes morirá usted de hambre socialdemócrata que poner el pie en la escalera liberal, ¿cierto? Todo sea por el paradigma.

Hace bien. Que no le ofusque el hecho de que muy posiblemente (piénselo solo durante un segundo) sus ideas son liberales en un 90%. La escalera es terreno prohibido para usted. No suba jamás a ella. Su simio interior es mucho más fuerte que usted. Ni siquiera lo intente.

Y por cierto: esta brillante conferencia de apenas 15 minutos de Frans de Waal es una buena muestra de los experimentos científicos que se están llevando a cabo en la actualidad para investigar las raíces de la moralidad humana en primates de todo tipo. El experimento que pueden ver a partir del minuto 12:45 (y que por cierto comentan también en Naukas) es, de largo, el mejor gag humorístico que verán este año. Atentos al momento en el que el capuchino tratado de forma injusta golpea su piedra contra la pared para comprobar que esta funciona de forma correcta. Si ese capuchino no es la prueba fehaciente de que los valores en los que se basa la ética liberal son el estado por defecto de la naturaleza humana, nada lo es. Aunque es probable que desde su punto de vista ese capuchino sea la prueba de todo lo contrario. Pero usted se equivoca. Si lo piensa durante unos segundos comprenderá el porqué.

Y recuerde: la escalera no se toca.

SUSCRIPCIÓN MENSUAL

5mes
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL

35año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 
 

SUSCRIPCIÓN ANUAL + FILMIN

85año
Ayudas a mantener Jot Down independiente
1 AÑO DE FILMIN
Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
Descarga los artículos en PDF
Guarda tus artículos favoritos
Navegación rápida y sin publicidad
 

100 Comments

  1. No sé yo si esto está bien traido: «[los monos sustitutos] desconocen qué es lo que ocurre cuando alguno de ellos sube por la escalera e intenta comerse las bananas…» Pues no lo desconocen, oiga, que usted mismo lo dice: a todos ellos les ha caido una madriza del carajo por intentar hacerse con los plátanos.

  2. daniel

    La aniquilación del estado del bienestar, la precarización de la sanidad (ahora) y la educación (pronto) públicas con el único objetivo de privatizarlas a precio de saldo, dejándolas en manos de los amigotes. La defensa a ultranza de lo liberal desde posiciones de gobierno (no hay mejor liberal que quien no ha estado jamás en el sector privado, eh ¿esperanza, fátima?), tomando decisiones que favorecen a unos pocos, los de siempre. ¿Todo esto son políticas socialdemócratas?

    Miedo me da este corpus intelectual liberal que tan divertido parece en las distancias cortas. Ellos, que abogan por la libertad individual, el ‘selfmade man’ tan norteamericano, tan plagado de hagiografías inspiradoras de grandes hombres de negocios… y que se ha cargado el estado de bienestar de varias generaciones.

    Hale, a tradear, a especular, a no porducir, a mover el dinero de aquí para allá.

  3. Carlos

    El PP es conservador, como conservador es el PSOE, de un statu quo que yo considero más clientelar que socialdemócrata, es decir, más decimonónico que del siglo xx. En cualquier caso, ambos incapaces para el siglo actual, como probablemente lo sean el liberalismo y el neoliberalismo finiseculares de ambos siglos. La escalera liberadora no siempre es la que nos prohiben (que no deja de ser una manera de señalar).

    • Cristian Campos

      Muy de acuerdo con la frase 1 (brillante) y con la 3. Y con la primera parte de la 2, hasta «probablemente».

      Pero no insista: el neoliberalismo no existe. Existe el liberalismo, que siempre ha sido básicamente el mismo. Y ya.

      ¿O es que usted le llama NeoiPhone4 al iPhone5?

  4. A ver, a ver. Un partido supuestamente de derechas aplica medidas supuestamente socialistas para obtener un panorama evidentemente derechista (aumentando la brecha de la desigualdad, promoción y privilegio de las élites, todo lo que has dicho). ¿No será que eres tú el que no eres liberal?

    • Pero oye! No quiero negar que hayas detectado -a mi juicio- bien las paradojas. De hecho yo también veo unas cuántas. Ésas y otras. Sólo quería plantearte otra.

  5. MiguelMM

    Vaya, por fin hemos descubierto la diferencia entre la teoría y la práctica del liberalismo. ¡ Aleluya! Ahora le pido; ¿podría poner un ejemplo de aplicación práctica de su amado liberalismo libre de semejantes atropellos? ¿Dónde está ese estado, ese modelo de gobierno, que no legisle en función de los lobbies y demás grupos de presión?

    Del mismo modo que usted defiende la pureza y bondad de la teoría liberal podríamos hacer lo mismo con el comunismo, el anarquismo, la socialdemocracia, etc.

    Ni el PP es liberal, ni el PSOE socialdemócrata, ni el PC comunista, y por supuesto, nadie es anarquista ni buen cristiano. Mira tu por dónde. Ahora, si nos ponemos a jugar a que idea es más chula para mi mundo imaginario, el liberalismo tiene todas las de perder frente a las otras.

    • Galahat

      Está en aquel capítulo 4 del libro de texto del que hablaba Sala-i-Martin, solo que en su versión de teoría liberal. Con libro en mano, el primer antimarxista-leninista fue el propio Stalin, solo que a todos nos encanta juzgar los «ismos» opuestos según la vida real y los propios según ese capítulo 4 o un limitado contexto histórico y espacial en el que aquello se parecía a lo que vendía.

  6. Un artículo interesante. Es gracioso que todavía haya quien defienda que el PP sea un partido liberal, aunque supongo que sencillo de explicar teniendo en cuenta que en España el sistema liberal es más un tabú que una opción.

    Respecto al último párrafo: estoy de acuerdo en que comprender las raíces de nuestra moralidad es extremadamente interesante y revelador. Sin embargo, creo que comete un error de razonamiento hacia el final: extrapolar que el «estado por defecto de la moral humana» deba promoverse activamente por el hecho de ser natural es falso. Como contraejemplo: el «estado por defecto de la resolución de conflictos humanos» es amedrentar al rival y pegarle si eso no funciona, ¿considera usted que se deba defender eso?

    En cualquier caso, creo que le gustará -si no lo conoce- «El Gen Egoísta», de Richard Dawkins, sobre el tema del origen evolutivo de la solidaridad. Imprescindible.

    • Cristian Campos

      Es obvio que no todo lo que es debe ser. Pero el problema no es ese. El problema es cuando se gobierna negando lo que es. Es decir: negando las motivaciones y las pulsiones naturales de los seres humanos. Esas que nos llevan a comportarnos de determinada manera o a desear determinadas cosas en detrimento de otras. ¿O es que usted prefiere esforzarse por alimentar a los hijos de los demás antes que esforzarse por alimentar a los suyos?

      Y eso no tiene nada que ver con el hecho de que mediante las leyes y las costumbres sociales fomentemos determinados comportamientos que consideramos preferibles a otros quizá más naturales pero definitivamente más perjudiciales para la colectividad. Tiene que ver con el hecho de que usted no puede pretender organizar una sociedad compleja basándose en hechos falsos. Sería como diseñar un submarino sin tener en cuenta el principio de Arquímedes y diciendo «como lo ideal para nosotros sería que el submarino flotara independientemente de su volumen, construyamos submarinos sin preocuparnos de su volumen porque nuestros deseos harán el resto». Absurdo, ¿cierto?

      Y esa es la crítica de fondo que yo le hago al socialismo: que es una ideología construida artificialmente para un ser humano que no existe. O más específicamente, para un ser humano al que se le suponen unas motivaciones vitales (solidaridad, desprendimiento, desprecio por la propiedad en beneficio de lo colectivo) que jamás han existido y que jamás existirán, al menos durante los próximos 100.000 o 200.000 años de evolución humana.

      Como dijo E.O. Wilson del socialismo: «Excelente teoría, especie equivocada».

      Y de eso no se libra por cierto el liberalismo, que también pasa por alto algunas de esas motivaciones innatas en el ser humano: el gregarismo y la tendencia a someterse a la voluntad de la masa en detrimento de su individualidad.

  7. Pedrortega

    ¡¡¿¿Las decisiones y actuaciones del PP son socialdemócratas??!!

    Los socialdemócratas se caracterizan por sus políticas reformistas ligadas a la participación ciudadana, a la protección del medio ambiente y a la integración de minorías sociales en las democracias modernas. Y el PPSOE hace todo lo posible por restringir la participación ciudadana, ignora la protección del medio ambiente y margina a las minorías.

    El problema es que a día de hoy nadie practica políticas socialdemócratas, pese a las siglas.

    Sinceramente no le veo ni pies ni cabeza a las afirmaciones que se hacen en este artículo. Me parecen un cúmulo de despropósitos tergiversados. Un invento manipulado como el del experimento de los simios y la escalera al que alude. Pero claro, como se puede opinar cualquier cosa, pues nada, se opina aunque no diga nada exacto ni nombre nada con su verdadero nombre. Y así, reliando y llamando a cada cosa como le da la gana, cualquiera sabe qué quiere decir…

    Pero otra cosa es la realidad y la exactitud de los significados de cada palabra.

    La escalera está ahí, todos la vemos… el problema es que el poder coercitivo nos impide acercarnos a ella.

    • No soy un estudioso de las cuestiones antropológicas (tampoco), pero ¿no es acaso cierto que la paternidad es un hecho cultural, más que natural? No me refiero, claro está, al cruce de semillitas que se produce como fruto del amor, sancionado por Dios, entre las mamases y los papases, sino al hecho de que al parecer ha habido sociedades organizadas entorno a las mujeres, con los hombres proveyendo para el grupo sin distinción de hijos propios o ajenos. La paternidad en estos grupos sería una cosa muy vaga, difuminada y largamente ignorada (o sea, nada de paternidad), puesto que las mujeres acostumbrarían a yacer por norma con distintos hombres, teniendo por tanto descendencia de padres más o menos desconocidos. Podría usted decirme que para esos padres aquellos hijos eran «suyos», puesto que eran parte de su grupo y había una cierta probabilidad de que lo fuesen también genéticamente (frente a los de la tribu o clan de enfrente). No creo, de todos modos, que ello eche por tierra mi argumento: el hecho biológico de la paternidad no implica la necesidad de determinada forma de organización social.
      En un orden más abstracto de cosas. La definición de un triángulo recto da lugar a que una serie de proposiciones respecto a los triángulos rectos merezcan ser tenidos como verdaderos. Simple y llanamente porque las proposiciones serán ciertas si permiten volver a los axiomas del principio. Verdad igual a tautología. Pues bien, respecto a la cuestión de la naturaleza humana, salvo error por mi parte, no se ha publicado todavía la lista exhaustiva y cerrada de características humanas naturales. Por ello puedo estar de acuerdo con usted en este razonamiento negativo: el socialismo real respondió a unos falsos dogmas acerca de la verdadera naturaleza humana (frente a lo que sería su corrupción por condicionamiento cultural, social, económica). Y no puedo menos que tomarme a risa el razonamiento positivo: puesto que el hecho biológico es uno, la sociedad ha de organizarse entorno a uniones monógamas en los que los hijos tienen la sagrada misión de continuar con el nombre y propiedades de sus progenitores; y por tanto, qué, ¿va a trabajar usted para pagarle los estudios al hijo del vecino?

      • «Genética neoliberal. Mitos y moralejas de la psicología evolucionista». Susan McKinnon.

        «Sostengo que su teoría de la mente y la cultura no puede explicar ni los orígenes evolutivos y la historia de la organización social y el comportamiento humanos ni la variación contemporánea y la diversidad de los mismos. Más específicamente, demuestro que los supuestos relacionados con genética y género que subyacen a su teoría de mecanismos psicológicos universales no se sustentan en evidencias empíricas del registro antropológico. Afirmo que no sólo sus premisas, sino también su evidencia, están tan fundamentalmente erradas que su ciencia es, en última instancia, una absoluta ficción.
        Sostengo que esta ficción ha sido creada por el supuesto erróneo de que sus propios valores culturales son tanto de origen natural como de naturaleza universal. Y, finalmente, observo que esta naturalización de los valores dominantes de una cultura tiene el efecto de marginalizar otros valores culturales y de suprimir una amplia gama de potencialidades humanas pasadas, presentes y futuras.»

  8. Bueno, pues me gustaba el inicio del articulo, pero luego deviene todo en una -dicho con respeto- teoría socio-economico-política muy personal y altamente díscutible del autor, o -dicho con menos respeto- una paja mental de respetables dimensiones.
    La linea es fina, diga cada lector de que lado cae según su criterio.

  9. Belén

    Yo debo ser una de esas «amas de casa ociosas y de escasa cultura» (bonito ejemplo de lenguaje puesto sobre una escalera), porque no he entendido el artículo ni la posición del autor.

  10. simpapeles

    Otro utopista del neoliberalismo a ultranza, a pesar de que la realidad se empeñe una y otra vez en demostrar que sus teorías conducen a la desigualdad, el paro y la pobreza de cada vez más ciudadanos. En fin, líbrennos, por favor, de semejantes dogmáticos que se aferran a las dos o tres ideas que aprendieron en algún manualillo que ya apestaba hace treinta años.

    • Cristian Martín

      Al liberalismo no le preocupa la desigualdad sino la erradicación de la pobreza, sobretodo cuando ésta viene impuesta por factores externos al individuo.
      Por otro lado, el neoliberalismo no existe.

  11. Javier

    Y este es el resumen de temas tratados por Cristian hoy:
    – experimento de monos muy interesante, que resulta ser falso
    – experimento de monos no tan interesante, verídico
    – moraleja del experimento: todo el mundo (menos Cristian) cree que él no es el mono
    – el vicepresidente de la junta de Andalucía confunde solidaridad con caridad
    – todos (menos Cristian) confundimos solidaridad con caridad
    – tenemos caridad con los hoteles no permitiendo alquilar las viviendas de vacaciones
    – el PP no es un partido liberal
    – el PP en 2 años ha hecho 33 cosas. La mayoría de ellas son socialdemócratas
    – otro experimento, al parecer buenísimo

    • chinaski

      que sepas que he estado un minuto riéndome con tu resumen! no te miento, me ha hecho mucha gracia. Buscaré más comentarios tuyos entre artículos de Cristian, que siempre dan juego…

    • Sí, yo también creo que empezó bien el artículo y era interesante pero luego se fue un poco la onda. No sólo no tienen conexión sino que falla en lo esencial, es decir, llega a conclusiones sin haber antes mostrado en qué se basa. Lanza la hipótesis, llega a unas conclusiones y se olvida de mostrar el por qué de su argumentación, nombrar una serie de hechos no es analizar los datos. Apunta maneras pero se desmorona.

  12. Javier

    Y por comentar una parte de uno de los 9 temas sin conexión tratados. Dentro de «el PP en 2 años ha hecho 33 cosas. La mayoría de ellas son socialdemócratas», sobre una de esas 33 cosas dice:

    «La dación en pago es una medida, en definitiva, 100% liberal»

    Claro que lo es, mi queridísimo piscis, siempre que las dos partes estén de acuerdo en firmar ese tipo de hipoteca con sus correspondientes intereses de antemano. No es liberal modificar un contrato una vez firmado a favor de una de las partes. Creo que los monos del experimento entenderían esto

  13. Andrés Arell-Báez

    Estás confundiendo los términos de manera aberrante. La intervención o no intervención en la economía no es lo que determina si un gobierno es de derecha o de izquierda. Lo que determina su postura ideológica es la intervención de quién y para qué. Si la intervención en la economía es del Estado, escuchando el mandato de la mayoría ciudadana: es de izquierda; pero si es del Estado atendiendo las necesidades de los conglomerados económicos más boyantes: es de derecha. Por lo tanto, la España de hoy es de derecha. Igualmente, confundes un sistema socialista con uno de socialdemocracia. Lo que España está viviendo hoy no es un régimen socialdemócrata; por el contrario, es un régimen que bien denomina Bill Maher como «socialismo para los ricos». La socialdemocracia es la participación ciudadana en las decisiones que el Estado debe tomar sobre la economía; mientras que el socialismo es la apropiación del Estado por parte de una clase para mantener y aumentar sus privilegios. Es, lo de España, la intervención total y abrupta del Estado en la economía, con tal de mantener los privilegios de la clase más pudiente. Sacrificar todo una nación: su talento humano, su capacidad productiva y la experiencia adquirida, con tal de que los más boyantes económicamente mantengan su patrimonio. La utilización total del aparato estatal para robarles a uno en pro de otros. Eso es socialismo puro clásico y no su vertiente más moderna, moderada y progresista: la socialdemocracia. La España de hoy es mucho más parecida a la URSS que a Suiza. Gracias por la oportunidad de comentar.

    • Selectvs

      Oiga, no es por nada, pero no es aconsejable decir «estás confundiendo los términos de manera aberrante» para inmediatamente después soltar un mitin sobre cómo ser sectario, poniendo sus ideas en alza y las del contrario a la altura del infierno.
      Cuénteme, en la muy socialdemócrata Suecia, paradigma de todo lo que es bueno y necesario, ¿las necesidades de los conglomerados económicos más boyantes no son atendidas porque antes está el mandato de la mayoría ciudadana?
      Y ya que estamos, seguro que usted podrá contestarnos esta pregunta tan mítica: ¿por qué hay entonces tanto tonto de los cojones que vota a la derecha? ¿Tanto conglomerado económico hay aquí montado? ¿Somos masocas? ¿Nos gusta que nos tomen el pelo?

      Queremos participación ciudadana, pero que no sea a través de lobbys o grupos de presión aunque, etimológicamente, cualquiera con ganas de influir en la toma de decisiones es lobbista. Debe ser la escalera esa. Queremos que nuestro país sea ecologista, yo el primero, pero me rindo cuando me plantan una casita al borde del mar o conexión Wifi hasta en la cima del Peñalara. Queremos que se nos valore el talento humano, ese mismo que ni nosotros mismos sabemos aún si tenemos y en qué.

      Opino que se ha dejado llevar por el dedo y se ha olvidado de mirar a la luna. Y a pensar si lo que ha dicho tiene verdaderamente sentido. Dicho, por supuesto, con el mayor de los respetos.

    • Andrés Arell-Báez

      «Cuénteme, en la muy socialdemócrata Suecia, paradigma de todo lo que es bueno y necesario, ¿las necesidades de los conglomerados económicos más boyantes no son atendidas porque antes está el mandato de la mayoría ciudadana?» Pues te cuento que en gran parte si. Dos artículos sobre el tema: http://www.foreignaffairs.com/articles/139142/roland-benedikter-and-lukas-kaelin/the-swiss-miracle
      http://www.rebelion.org/noticia.php?id=166654
      «¿por qué hay entonces tanto tonto de los cojones que vota a la derecha?» Tu mismo lo has dicho: por tontos; porque a menos que seas banquero o dueño de un gran conglomerado, no deberías votar por ellos. Lo que pasa es que la mayoría, no me culpes de eso a mí, se informa sobre el mundo por los medios de comunicación privados que hacen parte de esos conglomerados y, en ese sentido, no deberían ser llamados medios de comunicación sino medios de propaganda. Ellos promueven sus intereses de manera manipulada a través de esos medios, y el público, que le presta más atención a lo realities que a los asuntos de la sociedad, se deja engañar. El mejor ejemplo de eso: todo lo que está pasando en América Latina, especialmente en Ecuador. Durante el primer gobierno de Correa lo único que se escuchaba, a través de los medios que hacen parte de los conglomerados era que Correa era un dictador y que estaba llevando a Ecuador a la catástrofe. Lamentablemente, todo el mundo creía eso. Pero como siempre, no era eso verdad: Correa fue reelecto con una ventaja de 35 puntos sobre el candidato de la derecha y hoy ya todo el mundo sabe que Ecuador es un país en un paso firme al desarrollo, con un gobierno socialdemócrata enfocado en invertir en su nación. ¿Qué quieres que te diga? La derecha engaña a la gente y el pueblo, desinformado, le cree, y lo hacen porque de otra manera sus planes no serían votados por nadie: ¿o es que acaso la plataforma de Rajoy era desalojar media España durante su mandato?
      Quedo ansioso por escuchar tu respuesta.

      • Hartcross

        Está muy bien poner dos ejemplos de Suiza (eminentemente liberal) para decir que en Suecia la socialdemocracia favorece la participación ciudadana.

        • Andrés Arell-Báez

          Nada que objetar. Cuando se equivoca uno, se equivoca uno. Una mera confusión de país desde el principio. No obstante, mantengo mi principio sobre las diferencias de cada sistema y firme en la convicción de que en uno tiene más relevancia el poder económico y en otros tiene más relevancia el poder ciudadano.

      • Perdón, pero el primer enlace habla de Suiza, no de Suecia. Que no pertenece a la UE ni tiene que adaptar sus leyes y modos a lo que dicte Bruselas. En cuanto al segundo enlace, perdona que ni lo tenga en cuenta: por definición no acostumbro a usar fuentes como rebelion.org, del mismo modo que tampoco las uso de alertadigital o hazteoir.

        Tu segundo párrafo es, desde mi punto de vista, el manual perfecto de pensamiento monocorde. No te enfades, no es un insulto: lo que has escrito parece la compra a granel de ideas preconcebidas y sin profundidad. Mira, te confieso que estoy de acuerdo en muchas cosas: no, los medios no están manipulados por élites, pero sí amordazados por temas de ingresos, pero por otra parte el espectro ideológico está cubierto. Sí, se presta más atención a los realities, pero por el mismo pecado que cometemos muchos: no pensar demasiado. Comprar ideas ya fabricadas. Unirse al bando que toque o me guste y no discutirle nada.
        No soy especialista en geopolítica sudamericana, pero tengo entendido que los «conglomerados» gozan de buena salud en Ecuador. ¿Ya sabe cuál es su moneda oficial?
        «La derecha engaña a la gente». Aún dando por bueno que políticos de derecha puedan ser, y lo han demostrado, mentirosos y falsarios, eso no prueba tu punto, en todo caso muestra sectarismo y cerrazón: la izquierda miente tanto como la derecha y los que les votan, por tanto, también son tontos de los cojones.

        • Andrés Arell-Báez

          No me molestan tus críticas para nada. De hecho siento que las haces con mucho respeto y conocimiento. El punto base que nos diferencia es el de los medios manipulados por los conglomerados, que cuando no son dueños son quienes compran la pauta y ejercen control a través de ella. Por hablar de un caso que llega a mi mente: las atrocidades en Abu Grabhi, que lo medios, en asocio con todos aquellos que estaban haciendo negocio en la Guerra de Irak, trataron de ignorar y solo quisieron mostrarlos cuando ya todo el mundo había visto las fotos en Internet. Por darte otro ejemplo, las elecciones en Venezuela, difundiendo información totalmente falsa sobre la victoria de Capriles, puesto que cuando el CNE anuncio la victoria de Maduro, el equipo de Capriles había declarado ya las elecciones como validas, llevando a cabo esta campaña de desprestigio, únicamente porque querían que ganara el candidato de la derecha. Esos son muestras de que los medios tienen participación activa en la sociedad, tratando de engañarla y buscando insertar su propia agenda. En Ecuador pasa lo mismo y de manera más profunda. Es cierto que los grandes conglomerados gozan de buena salud; pero a las grandes empresas, especialmente las mineras, les han subido enormemente los impuestos y por eso tratan de desprestigiar a Correa constantemente a través de los medios, dado que les interesa que salga del poder y volver a colocar un gobierno endeble como el de Colombia, que les permita explotar el país libremente. Me dices que soy adoctrinado; pues realmente creo que eres muy inocente si no te das cuenta cómo los grandes conglomerados se hacen poderosos explotando a sus ciudadanos. Lamentablemente el mejor ejemplo de eso es España, donde los bancos lograron ganar mucho en la bonanza, y en la crisis, de la que también son culpables, lograron colocar un gobierno que no sólo los rescato, sino que les permite seguir explotando a sus ciudadanos. Un cordial saludo y espero por tu respuesta.

          • Estamos de acuerdo en que no estamos de acuerdo. La teoría de los medios sometidos a élites tenía sentido fuera de la era de internet y twitter. Hoy en día, echándole ganas, se puede conocer la verdadera situación de (casi) todo. No conozco a fondo el caso de Abu Ghraib, pero del caso de las elecciones en Venezuela sí conozco a venezolanos que no dicen lo mismo que dices tú. ¿Quién tiene razón?

            Claro que los medios buscan insertar su propia agenda, como lo hace cualquiera que tenga ideología. Tú lo estás haciendo aquí gratis, ellos lo hacen a cambio de un precio. ¿Eres imparcial, ecuánime y estás dispuesto a criticar lo que no te gusta de tu propio bando? Si eres sincero contigo mismo, entenderás la respuesta. Otra cosa es que nos sintamos cómodos en esta situación.
            Con los ejemplos que traes a colación es suficiente para verlo. Ecuador tiene el dólar americano como moneda oficial desde hace unos años. El dólar americano. No hay otro caso igual en el mundo de país soberano que adquiere la moneda de otro como oficial a una escala semejante. Pero llamas endeble al presidente de Colombia, sólo porque no es proclive a aplicar legislaciones de izquierda bolivariana.

            Un gran conglomerado, por definición, lo es porque tiene miles de trabajadores (que no quieren dejar de serlo) y miles de millones para gastar en asegurar su posición. Pues claro que influyen, incluso algunos países les hacen leyes ad hoc para que no se vayan a otra parte. Si me preguntas mi opinión; no, no me gusta. Pero tengo que rendirme a la evidencia: si tú y yo estamos debatiendo aquí es porque un par de conglomerados pusieron los ordenadores que usamos y las redes de internet.

            Y perdona el inciso sobre los bancos en España (que si ves mi blog, comprobarás que no son precisamente mis ídolos): quien les rescató fue el PSOE, supuesta izquierda, no el actual que, por encima de si son de derechas, lo que son es inútiles.

        • Andrés Arell-Báez

          «Quién tiene la razón en Venezuela?» Pues ni tu ni yo ni nadie, sólo lo que dicen las maquinas electorales, que siempre han sido perfectas en las elecciones, tal y como lo manifestó Capriles cuando ganó por 50.000 votos la gobernación en Miranda. Otra cosa que no dicen tus imparciales y profesionales medios de comunicación y algo que seguro no sabias.
          Sigues diciendo que Ecuador tiene como moneda el dolar, como muestra no sé de qué. Correa no puso el dolar como moneda oficial, fue una nefasta herencia que le dejó el presidente Noboa. Y antes de que digas que por qué no la abandonan entonces, te digo que es muy difícil abandonar un sistema monetario, como bien lo demuestra hoy Europa con el Euro.
          El gobierno colombiano es inmensamente endeble porque legisla sin ningún rigor contra las grandes multinacionales: Drummond acaba de cometer un terrible crimén ecológico en el Caribe colombiano y no sólo no le cobró sino que ahora tiene que pagarle por daños; Claro, la multinacionales de las telecomunicaciones, le debe al gobierno más de 100 millones de USD y no los quiere pagar, y el gobierno no hace nada por cobrarles, todo eso en medio de una huelga de parte de sus usuarios porque Claro sobrefactura de manera constante y presta el peor servicio posible. Eso es un gobierno patético.
          Luego dices que gracias a un conglomerado puedo estar escribiendo acá, como muestra de su enorme altruismo con la sociedad. Pues no puedes estar más equivocado, las grandes empresas no regalan nada, ni siquiera a sus empleados: yo escribo acá porque alguien les pagó por esos servidores para ponerlos a producir. Y lo hago desde un computador, por el que pagué para usarlo. Olvídate que tengo algo que agradecerles: son ellos los que tienen que agradecernos, a ti y a mi, por comprar sus productos; si eren tan ciego para no ver eso, es tu problema, no el mío.
          Por último, dices bien, PSOE es «supuesta» izquierda. No es un ejemplo de lo que la izquierda haría, que sería ayudar a los pequeños y medianos empresarios a mantener sus empleos, antes de ayudar a los bancos, que es lo que hace la derecha. Lamentablemente, estoy de acuerdo contigo en ambos, que no son más que inutiles. Gracias.

      • Eddy Felson

        Amén.

  14. Virus L

    El gasto público claro que ha aumentado pero mire en qué partidas ha aumentado y en cuáles ha bajado. Pagar intereses de deuda es gasto público.

  15. El autor, para ser alguien que aprovecha cada ocasión para reafirmarse en su odio a la religión, se toma la ideología liberal -creo, más bien que usted es libertario, no liberal- más como un dogma que como algo racional. Las ideologías, en general, tienen cosas positivas, manifiestamente mejorables, negativas y aberrantes. Si analizamos punto por punto, la socialdemocracia y el liberalismo no son incompatibles totalmente y tienen más puntos en común de lo que suele reconocerse. Recuerde que la virtud suele hallarse en el punto medio.
    Estaría bien que usted me aclarase que significa liberal. Personalmente, me identifico más con la definición de liberal que se da en EEUU o Gran Bretaña, donde viene representada por los Demócratas y por los Liberaldemócratas, respectivamente. Soy de la opinión de un Estado pequeño pero fuerte, que haga prevalecer la ley y que defienda a las personas de los abusos. Un Estado no debe fabricar neveras, pero tampoco me gusta que una empresa privada saque réditos extraordinarios de un ataque de apendicitis de mi vecino si este no tiene más remedio que ir a la sanidad privada. En otro orden de cosas, su planteamiento es que, como somos monos o venimos de ellos y su ideología es la que más se ajusta a esta naturaleza, no debemos hacer el esfuerzo de cambiar. Permítame que le ilustre con un ejemplo. Si no voy errado, hace algunos años se descubrieron los restos prehistóricos, creo que en Turquía, de un anciano que, presumiblemente había muerto de forma no violenta. La cuestión es que sus dientes había desaparecido antemortem y claro, los científicos no sabían como se había alimentado. Llegaron a la conclusión que, probablemente, los otros miembros del clan lo habían estado cuidando. Probablemente, la visión que su querida Ayn Rand daría es que hicieron mal y que debieron dejarlo morir. Probablemente, yo debería hacer lo mismo con mi anciana abuela de 93 años, que cada día se vale menos por sí misma. ¿Pero sabe qué? Si lo hiciera, la culpa y el remordimiento no me dejarían seguir viviendo, por lo hecho y porque vivir en un mundo así no vale la pena. Supongamos que el relato de los monos fuese cierto y que no estuvieran sujetos a ninguna estimulación externa. ¿Qué pensaría usted si uno cogiese los plátanos y entre todos si luchas ni enfrentamientos, se los comieran? Los gorilas son animales plenamente sociales y cuando consiguen comida, no es solo para ellos sino para todo el grupo. Aunque supongo que los gorilas deben ser descaradamente socialdemócratas.

  16. Gonzalo Mahillo

    Como de costumbre el único columnista de Jot Down al que puede leerse sin bostezar ha vuelto a escribir un gran artículo, en lo literario y especialmente en lo conceptual. Mi enhorabuena.

    Ante la habitual confusión alguien tiene que empezar a decirlo claro: en España no hay liberalismo. Y, efectivamente, no lo hay porque aquí no se cultiva. No sé si porque todos los monos se han autoconvencido de que la escalera no se toca que es mala o porque se lincha al que se acerque a la misma. En cualquier caso, seguimos ahogándonos en nuestra propia mierda culpando de nuestros males a las presuntas e inexistentes políticas neoliberales, al capitalismo, a «los especuladores», a «los mercados», duendes, hadas, brujas, elfos…

    Pues muy bien señores, sigamos con ese cuento mientras nuestros señores feudales se llenan los bolsillos a puñados expoliando el esfuerzo ajeno, exprimiendo la vaca del contribuyente que a puntito está de dejar de dar leche. Pero ellos son así, si no se llevan todo lo que puedan en cuatro años se lo llevará el que venga después así que no les queda otra.

    Y mientras los siervos de la gleba siguiéndoles el juego. Que si éstos que son de derechas, que si aquellos son de izquierdas. ¿Es para robarnos o no? Lo normal no es que nos roben, es que se pitorreen de un pueblo tan aborregado y cobarde. Desengáñense, ni de izquierdas ni de derechas, casta extractiva sin límite ni pudor que no es que provoque miseria, es que vive de ella. ¿La alternativa? Liberalismo, por supuesto: creatividad empresarial, competencia, cultura del mérito y el esfuerzo, capacidad crítica, sociedad civil beligerante con el poder (y no llorones que sólo pretenden pertenecer a la casta extractiva), auténticos poders fácticos y lobbys que limiten y condicienen la voracidad del poder político, exigencia de un sistema de límites y contrapesos con un poder judicial independiente, defensa indiscutible y escrupulosa de los derechos de propiedad… LIBERTAD, en definitiva. Pero claro, este sistema institucional no se injerta y crece (¡lástima!), ha de surgir de lo más profundo de las entrañas de la sociedad civil y, a poder ser, cocinarse a fuego lento. Lo que ha botado en este país no es casual, es dieta mediterránea, tenemos lo que tenemos porque somos como somos y, a corto plazo, no damos para más. Quien pretenda respirar oxígeno que vaya haciendo las maletas y, a poder ser, cruce el charco. España es un tugurio bochornoso. Un saludo.

    • Si sólo fuera España…qué fácil sería. Pero….El liberalismo hace aguas por todos lados, igual que lo hizo en su día el comunismo (llevado al extremo, malentendido). Los aspectos benignos de la ideología que enumeras se olvidan de los más difíciles de solucionar y que estamos viviendo. Y si el PP hace socialdemocracia, estamos más locos de lo que pensaba porque significa que no se ha entendido nada de nada sobre los derechos del individuo y cómo garantizarlos (sin importar de dónde vienes) que no está relacionada con el abuso de unos pocos dentro del estado (nótese la minúscula).

  17. Gonzalo Mahillo

    Tuve una errata al escribir brotado. Puse «botado». Disculpen.

  18. Sr. Mahillo y yo le pregunto ¿quien acabará con la voracidad de los poderes fácticos y los lobbys que usted defiende? Porque la voracidad de los lobbyes en EUU es antológica y para cambiar de amo, más vale malo conocido.

    • Gonzalo Mahillo

      Sr. Joan, depende que entienda usted por lobby, naturalmente. Desconozco la antológica voracidad de los lobbys de USA. Desconozco si, como usted dice, serían los amos, pero disiento profundamente de su conclusión: más vale lo malo conocido…

      Aceptando su premisa como cierta (los lobbys serían los amos como lo son en USA) su conclusión no puede estar más errada: si los lobbys americanos convierten a los Estados Unidos de América en lo que son y nuestra clase política extractiva convierte a España en lo que es, me apunto a defender los lobbys corriendo. Si bien todo es cuestión de gustos, filias y fobias… Sin embargo, concluyo en lo que a este tema se refiere, me atrevo a afirmar que si la adquisición de nacionalidades cotizara en Bolsa, el precio de adquirir la nacionalidad norteamericana sería sensiblemente superior a la española. ¿Coincide conmigo?

      Tocqueville, ilustre sociólogo, defendió la presencia de los lobbys o grupos de presión como imprescindible para el correcto funcionamiento del sistema democrático moderno. Si quiere verlo así, como freno al poder omnímodo de la clase política o -filosofando más y aceptando la democracia como cierta representación de la mayoría- como límite constitucional de autodefensa de las minorías, como legítimo contrapunto a la voracidad que puede sentir una parte de la sociedad de apropiarse por la vía rápida de los recursos ajenos y que, en democracia, puede perfectamente ser refrendada por la vía legal, mayorías mediante. Estará usted de acuerdo conmigo en que tales frenos se plasman en las Constituciones modernas de los países desarrollados pero se hacen valer en pocos, a todas luces porque la elaboración de la Ley y la aplicación de la Constitución depende del poder político, casta monopolística con intereses propios y que ejerce, también de forma monopolística la coacción legal y tiene atribuida en exclusividad el uso de la fuerza. (Creo que la escasa defensa de los derechos de propiedad en nuestro país, tan en boga ahora con iniciativas como la expropiación de viviendas, ilustra de forma muy gráfica como tales derechos constitucionales corresponden enteramente a la discrecionalidad de una casta con intereses muy concretos que nada tiene que ver con los derechos de los ciudadanos, mayorías y minorías, a los que dice representar).

      Imagine ahora una sociedad más libre y contestataria -sí, como la norteamericana-, imagine que la gente no delega la defensa de sus intereses sin mas en una agencia monopolista estatal sino que conserva legítimamente un cierto nivel de autoadefensa que impida la agresión continuada hacia su propiedad o su persona. Imagine que tales individuos se asocian libremente en función de determinados intereses comunes y aportan voluntariamente recursos propios -tiempo, esfuerzo, dinero- en hacerlos valer ante la clase política. Los lobbys no son ni más ni menos que eso, manifestaciones fácticas del latir de un país por la vía de la composición de poderes fácticos reales, presentes en la vida de una sociedad y que se manifiestan libremente, sin ponderación democrática alguna, simplemente por la vía de los hechos. Tales poderes, de una forma muy sana, vienen a limitar y a condicionar la acción de los gobirenos que observan como no pueden ir más allá de lo que la propia sociedad civil les permite y no pueden legislar contra los intereses latentes de los grupos más representativos, pues su estancia en el poder depende sensiblemente de ello. Una sociedad con tales características es una sociedad vigorosa y con futuro. Una sociedad como la nuestra en la que defender esto suena a chino y en la que gente noble, como sin duda será usted, decide quedarse con «lo malo conocido» es una sociedad enferma, corrupta y cobarde. (Espero, no lo tome usted como algo personal, me refiero exlusivamente a su concreta expresión).

      Y no, no se confundan. En mi definición de lobbys no entran sólo las petroleras o las farmaceúticas. Tal definición incluye a cualquier asociación ciudadana libre arraigada en una determinada sociedad, con implantación socieconómica, que decide, con recursos propios -matiz relevante- operar en la vida política de un país en el que de facto ya actúa. Piensen en ecologistas o sufragistas en su día. Un saludo.

      • Como en todo, los excesos son malos. ¿Qué ocurre cuando la principal industria de un país es la armamentística y su principal cliente el propio estado? Que se crea una monstruosa serpiente que se muerde la cola, con un lobby poderosísimo (porque el poder, cualquier poder, se mide en dólares) que necesita mantener el presupuesto de defensa del país a un nivel artificialmente alto para mantener sus ingresos.
        No es casualidad que EEUU se meta en tantas guerras. Si no hay armas de destrucción masiva… bueno, pues se dice que hay y punto. O se dice que tal presidente ha dicho que «Israel debe desaparecer del mapa» – algo que al parecer nunca dijo.
        Los lobbies no tienen por qué ser malos si son fruto de una sociedad civil activa y contestaria (la PAH sería un lobby, por ejemplo) y su fuerza depende de su número tanto o más que de su nivel de ingresos. Sino acabamos llegando al extremo de «las corporaciones son personas también» que dijo cierto senador norteamericano y claro… hay personas más importantes que otras.

  19. Venga, sr. Mahillo, que todo indica que no nació usted ayer. Googlee «complejo militar-industrial» y díganos de qué sana manera condiciona éste las políticas de los gobiernos estadounidenses. En mi opinión, una de las cosas simpáticas de España, sin duda, es su impotencia y falta de vigor.

  20. Pingback: Anónimo

  21. IRENE

    Aquí una escalera: http://www.p-lib.es/

    Y aquí una reflexión sobre por qué no hay un partido liberal en España: http://politikon.es/2013/04/08/por-que-no-hay-un-partido-liberal-en-espana/

    Enhorabuena por el artículo, Cristian, cuya tesis comparto salvo en algunos detalles secundarios. Siempre es un placer leerte.

  22. Su teoría, Sr. Mahillo, es magnífica e incluso la comparto en bastantes puntos. Pero no olvidemos que es teoría, la cual siempre se ve modificada por la realidad. Si bien tiene usted razón en la definición de lobby, todos sabemos en realidad lo que son esos lobbys, sobre todo en EEUU. No son la asociación de mujeres de Arkansas que se manifiestan en pos de vaya usted a saber qué. Desde luego existen, pero no acostumbran a estar entre los contactos principales de congresistas y senadores, a menos que tales señoras sean ricas. No abandonando EEUU, un movimiento llamado Rootstrike lanzó hace poco una estadística diciendo que un congresista gasta entre un 30 y un 40% de su tiempo de trabajo buscando financiación entre los lobbys para su próxima campaña. Evidentemente, estos lobbys no dan el dinero a fondo perdido. ¿No es eso un soborno a un representante público y, por tanto, corrupción? Un representante público pagado con dinero público que muy probablemente adopte decisiones por dinero privado que no beneficien -e incluso perjudiquen- a sus electores. ¿Es un democracia o una plutocracia? Desde luego una democracia perfecta no es, pues en una democracia todos tenemos derecho a la misma representatividad independientemente de nuestros ingresos económicos. Si soy pobre, o mejor, si no soy rico, voy a tener que gastar todo el tiempo que me sea posible en conseguir recursos para mantenerme. En cambio, los lobbistas, al tener un economía más que correcta, podrán invertir en legiones de abogados que se lo lean todo, y los más importante, como siempre hay un congresista o senador ávido de dinero, tener más accesos a él, con lo que todo eso conlleva. Usted ha hecho un símil bursátil entre las nacionalidades, y le doy la razón: la española cotiza bajo. Pero le advierto, también bursátilmente: tenga usted cuidado con los «blue chips». Un saludo.

    • Gonzalo Mahillo

      Don Joan, quizá llego algo tarde para darle réplica pero voy a tratar de aclararle mi punto de vista. Aceptando que cualquier sociedad está formada por multitud de intereses, tantos como individuos la componen -y que la naturaleza social es hallar un equilibrio válido y aplicable a todo individuo (Ley) tras la agregación de tales intereses- nos encontramos ante dos posibles equilibrios: un equilibrio democrático X, y un equilibrio Y, libre de ponderaciones, el que los propios individuos alcanzarían negociando entre sí (equilibrio de anarquía de mercado o como lo quiera llamar) cuya principal característica es la eficiencia. En mi humilde opinión, cualquier desplazamiento desde X hacia Y es positivo para el conjunto de la sociedad e inevitablemente genera prosperidad: es el equilibrio Y el deseable. Pues bien, a mi modesto parecer, como entiendo que atisbaba el propio Tocqueville, la función del lobby es corregir la desviación de X con respecto a Y y generar desplazamientos en dicha dirección.

      Antes de que nadie me llame fascista o cosas similares y, sin ánimo de ser axhaustivo, me gustaría ilustrar mi punto de vista con un sencillo ejemplo basado en el Teorema de Coase. Imaginen un pequeño municipio donde se localiza una determinada fábrica que emplea al 30% de de la población. Otro 30% de dicha población regenta negocios y comercios que se nutren, en gran medida, de los ingresos indirectos que recibe de los empleados de la fábrica. Por último, un tercer grupo de individuos, el 40% de la población, practica la agricultura y la ganadería. Imaginen que en el municipio existe un río propiedad de todos los vecinos (comunidad de propietarios, no bien público) y la fábrica para acometer su producción contamina por necesidad el río. El coste de descontaminar el río (cuyas aguas limpias son imprescindibles para agricultores y ganaderos) se repercute por igual entre todos los vecinos. Realizando un análisis coste-beneficio y suponiendo por defecto condiciones «ceteris paribus» el resultado de cada grupo de individuos es el siguiente: propietarios y trabajadores de la industria, beneficio positivo; comerciantes, beneficio cero (ingresos que perciben de la fábrica = coste ponderado de reciclar el agua del río); agricultores y ganaderos, pérdidas.
      Bien, supongamos ahora que se vota democráticamente el cierre o no de la fábrica. El equilibrio democrático X sería el cierre de la misma pues el 40% votaría a favor (agricultores y ganaderos), el 30% en contra (propietarios y trabajadores de la fábrica) y el 30% se abstendría (comerciantes). El cierre de la fábrica es, sin duda, menos eficiente que el equilibrio Y que podría alcanzarse de permitirse a los individuos pactar libremente. Así, tal equilibrio Y podría consistir en que la propiedad de la fábrica asumiera el coste de la depuración del agua y repercutiera parte del mismo en un bajada de salarios de sus empleados. Con dicho equilibrio el beneficio agregado de los tres grupos sociales sería superior al que aporta el equilibrio democrático (cierre de la fábrica). Sólo debe asumirse que los derechos de propiedad están bien definidos.

      A la ilustrada carencia del sistema democrático para encontrar equilibrios vinculantes eficientes deben sumarse dos cuestiones de una importancia capital: 1ª) La base territorial nunca se circunscribe exclusivamente a los sujetos involucrados (ni todas las partes involucradas votan ni, principalmente, todos los que votan son parte involucrada. Imaginen que el municipio del ejemplo se halla en Murcia y votan los habitantes de El Ferrol). 2ª y principal) Los intereses no se hacen valer directamente por las partes sino que se delega en representantes políticos que tienen intereses propios que no coinciden con los de sus representados, lo que genera una distorsión mayúscula que se plasma en un tercer equilibrio Z, a años luz del X y, ni que decir tiene, que diametralmente opuesto al Y.
      Así, la solución que a nuestro sencillo ejemplo podría perfectamente darse en España sería el cierre incondicional de la fábrica (al que habría que añadirse sanción administrativa cuando no penal); ante las manifestaciones sindicales y la sobrevenida insolvencia de la empresa se indemnizaría cuantiosamente a todos los trabajadores que se quedan sin empleo (indemnización que, por supuesto, pagaría el conjunto del país, personas que ni han contaminado el río ni han cerrado la fábrica), y, ante la falta de recursos del resto de habitantes del pueblo (un 30% de la población ha emigrado) no les será rentable limpiar el río por lo que o éste quedará contaminado para siempre o el buen político decidirá que el coste de limpiar el río lo debe soportar, una vez más, el conjunto de los ciudadanos del país. Ésto a nivel agregado nacional (ocurre a diario no piensen que se trata de un ejemplo extravagante) acaba por sumir a un país en la miseria más absoluta.

      Ahora podrá usted volver a recriminarme, don Joan, que mi teoría es utópica, y yo esta vez le contestaré sin miramientos que mucho más utópico es pensar que un político, cualquiera, tiene incentivos para hacer lo correcto, siquiera para lograr algo mínimamente cercano al equilibrio X.

      En otro orden de cosas y en cuanto al tema de sobornar congresistas en USA y que éstos actúen en función del dinero privado cuando son pagados con dinero público, es un ejemplo muy español lo de ver la paja en el ojo ajeno (especialmente en el ojo yankee, en eso nos disputamos el campeonato mundial con el insigne estado francés del que tanto hemos copiado. Nada bueno claro). ¿Le suenan a usted de algo Gurtel o Filesa? La financiación de los partidos políticos en España es algo tan escandaloso que no se han inventado palabras para describir el escarnio que habría de suponer en un pueblo medianamente libre.

      Por último, contestando a la muy manida referencia al lobby armamentístico en USA, pues sí, estoy completamente de acuerdo con ustedes: es una vergüenza que dicha industria condicione la política de un gobierno. Ahora bien, no seamos tan pesimistas que seguro que habrá otro lobby que se adecúe más a nuestra concepción moral y también haya condicionado de alguna manera la política de algún gobierno. Creo que un tal Nixon no debió guardar muy buen recuerdo del lobby pacifista. Queda así de manifiesto que en mi concepción de lobby ideal está la limitación del gobierno por omisión/abstención de éste («no te atrevas a hacer esto») más que por acción («te obligamos a que hagas esto»). Por cierto, en nuestras democracias siempre queda el recurso de última instancia del voto, por lo que si un lobby ha obligado a un gobierno a actuar de una forma dañina hacia el conjunto de sus ciudadanos, tal gobierno no debería volver a ganar unas elecciones. Así, en el ejemplo que presenta el sr. Campos del lobby hotelero en España, en un país serio nadie debería volver a votar a un gobierno que atenta de forma tan flagrante contra la libre disposición de la propiedad privada y la libre competencia.

      Sin más, me disculpo por la obscena extensión de mi comentario, pero en determinadas ocasiones no sirven los eslóganes para desarrollar convenientemente un determinado razonamiento. Un saludo.

      • Selectvs

        Sencillamente genial.

        • Debo decirle, entonces, que su concepción ideal de «lobby» es deliciosamente utópica, si cree que el insuperable determinismo provocado por la ingente cantidad de recursos e intereses en torno a la fabricación, test, venta, y utilización de determinados productos humanos puede frenar en una muy decente y constructiva «no te atrevas a hacer esto», en vez de en un condicionamiento brutalmente positivo: un «haz esto» que no tiene ni siquiera por qué ser explícitamente formulado. En el fondo de su postura observo una fe desmedida en determinadas concepciones de los sujetos y sus relaciones con los instrumentos por ellos desarrollados, y una falta de consideración de los hechos humanos, mucho menos unidireccionales que lo que seguramente nos gustaría admitir, sobre todo a liberales y progresistas, hijos de la ilustración. Me refiero, no ya a los resultados del ejercicio de las presiones de grupos de interés (que hasta puedo admitir hipotéticamente organizados conforme a los principios de legalidad, transparencia, contradicción y variedad, etc.), sino a algo previo y ajeno a cualquier ejercio consciente de lobismo: se trata, claro está, de la inversión producida en el principio lamarckiano (pero no por ello deshechado en general, ni en particular por el evolucionismo, pero este es otro tema) de que la función crea el órgano. En efecto, hay lugar para algo más que la sospecha, sobre todo cuando se trata de medios o instrumentos con tan inequívocos fines, de que no es cierto que haya una función previa a cuyo simple socorro acudan los órganos creados al efecto, sino que es la mera existencia de los instrumentos es causa de la función que en teoría vienen a cumplir. No es fácil de admitir, sobre todo desde determinadas concepciones de la humanidad y su marcha triunfante, que las armas puedan ser «causa» de la guerra. Sin embargo, por lo visto, en otros momentos históricos los grupos humanos solo fabricaban armas cuando se hallaban en guerra. Por eso hay quien afirma que, habida cuenta de la inversión de la relación entre órgano y función, mientras haya una industria de armamento permanente, nos hallamos en un estado de guerra permanente. Es una forma bastante gráfica de ponerlo.

      • E.J. Rodríguez

        Hola, Gonzalo:

        Brillante ejemplo en la forma pero hay cosas que no he entendido.

        En ese pueblo hipotético los habitantes pueden llegar a un acuerdo basado en un análisis de la eficacia del uso de las aguas. Ahora bien, si tú mismo admites que una mayoría sería contraria al uso industrial, ¿quiénes pactarían libremente ese uso que, por más que resulte el más eficaz, va en contra de la voluntad de la mayoría? ¿Solamente los comerciantes y los dueños de la fábrica? ¿Solamente los dueños de la fábrica? Si la mayoría se opone al “uso eficaz”, ¿qué clase de “pacto libre” puede conducir a su consecución?

        La respuesta es que no habría un pacto libre entre todos sino más bien una compra de la cantidad necesaria de indecisos o incluso una presión sobre los opositores.

        Imagina el siguiente escenario: la fábrica es efectivamente el negocio más importante del pueblo. Problema: los dueños de la fábrica descubren que obtendrán mayores beneficios cuanta más agua usen y se sienten tentados de contaminar cada vez más. Habrá voces que se opongan pero la fábrica —utilizando ese papel preponderante en la vida local— empieza a presionar o comprar a determinado número de ciudadanos clave para alcanzar un acuerdo que parece beneficiar a todos. El acuerdo: vamos a contaminar más, pero los beneficios de la fábrica van a aumentar y la actividad económica asociada también. Y funciona. De repente todos son un poco más ricos, excepto quizá los agricultores. Pero incluso llega el momento en que hasta algunos agricultores se conviertan en propietarios de comercios. Así que la cosa está marchando a pedir de boca: el pueblo contamina más pero es más rico (y se puede permitir descontaminar más y mejor) y al final a todos les va de maravilla.

        Ahora bien, la fábrica sigue exprimiendo el limón hasta que la contaminación de las aguas sobrepasa el límite de lo que resulta posible descontaminar. Una actitud irrazonable, pero como la fábrica es incluso más importante que antes, le resulta todavía más fácil acallar a los escépticos o seguir comprando voluntades. Nadie impide que la contaminación sobrepase el nivel crítico.

        …y de repente empieza a escasear el agua limpia. Y escasea para todos, incluida la propia fábrica que, falta de agua, colapsa. Los comerciantes que en buena parte dependen de que a la fábrica le vaya bien, colapsan a continuación. Y los pocos agricultores que quedaban caen igualmente rápido porque no tienen agua para regar.

        Al final, nadie tiene agua. El pueblo entra en una crisis profunda y nadie sabe qué hacer. No hubo un poder que estableciese un límite para esos “pactos libres” sobre el uso de las aguas. Alguien que dijese: “podéis pactar lo que queráis, pero el máximo de agua que podemos contaminar es X millones de litros y de ahí no se pasa, por ley”. Ese poder que ha de oponerse a determinados intereses privados hipertrofiados es el poder político. ¿Que el poder político es imperfecto? Sí. ¿Que el alcalde se ha aliado con la fábrica? Puede ser, pero eso nos demuestra uno, que el sistema político ha de reformarse. Lo cual no implica necesariamente renunciar a la democracia, sino al contrario: buscar un sistema democrático aún más directo (sí, aun a riesgo de que una mayoría elija opciones “ineficaces”). Y dos, demuestra que el poder político ha de aprobar una norma reguladora del uso de las aguas, por más que algunos defensores de la libertad económica piensen que ello impide alcanzar el hipotético (y sí, utópico) ideal de eficacia.

        No entiendo que el pueblo tenga que realizar ahora sacrificios, una vez sobrevenido el desastre, cuando se pudo haber evitado mediante sacrificios menos traumáticos y más sistematizados, más llevaderos. Se podría haber evitado que toda el agua se contaminase. ¿a costa de haber vivido un poquito menos bien? De acuerdo, pero es mejor regular el uso del agua aun a costa de que todos seamos un poco menos ricos, lo cual es preferible a que una mayoría lo esté pasando mal.

        Y es que yo abomino los políticos (especialmente los españoles, que son a los que más sufro), pero no me parece que las cúpulas de las grandes empresas sean mucho mejores ni que estén compuestas de individuos muy diferentes. Si esta crisis nos ha enseñado algo es que los intereses privados tampoco son muy hábiles a la hora de distinguir cuándo algo es “eficaz” y cuándo es un exceso que nos llevará a todos al desastre. Los ejercicios de eficacia están muy bien sobre el papel, pero el liberalismo económico es tan imperfecto en la práctica y tan alejado de su ideal como cualquier otro sistema. El idealismo numérico es eso, idealismo. La pretensión de que determinada “ciencia” económica nos va a salvar a todos no me convence: la fuerza de la gravedad es siempre la misma, queramos creer a Newton o no. Pero la fuerza de nuestra economía depende de las decisiones que tomemos y en el liberalismo económico no siempre priman los números, sino también la avaricia incontenible que puede llevar a contaminar todo el agua disponible.

        Por lo tanto, así como hay que vigilar a los elementos políticos, se necesita vigilar también a los elementos económicos. Muy de cerca. Lo cual no significa controlarlos por completo, pero sí significa ponerles límites. ¿Que eso no es muy “liberal”? Claro que no. Es que el liberalismo no puede aplicarse según su ideal de pureza, como tampoco se puede hacer con el comunismo, con el cristianismo o con la idea de que todos deberíamos ser altos y guapos como modelos. La realidad es la que es. La socialdemocracia ha funcionado bien y, aunque por descontado aquejada de sus propios males, recordemos que aquellas ocasiones en que ha terminado en absoluto desastre ha sido a causa de los excesos de la falta de regulación.

        Un cordial saludo.

        • Cristian Campos

          Perdonad que me meta en vuestro debate. Vuestros dos comentarios darían para una tesis.

          Dejemos de lado el hecho de que estáis presuponiendo un votante estrictamente racional y perfectamente informado. Si esa fuera la realidad no haría falta ni siquiera votar: aplicaríamos fórmulas matemáticas, asignaríamos un valor X a intangibles como «la sostenibilidad medioambiental», veríamos cuál es la opción más beneficiosa económicamente a largo plazo y la aplicaríamos sin más.

          Lo que me interesa es el último párrafo de E.J., que hasta ahí iba muy bien. Yo no veo tan claro que la socialdemocracia haya funcionado bien. El socialismo es desde el punto de vista económico una pirámide financiera basada en la insolidaridad de las generaciones presentes respecto a las generaciones futuras. Porque eso y no otra cosa son la deuda y el déficit. Las pirámides financieras también funcionan de fábula hasta que colapsan. Evidentemente, los estados tardan más en colapsar porque pueden hacer eso que no pueden hacer los particulares: imprimir billetes (lo que suele retrasar bastante el colapso de la pirámide).

          De hecho, el colapso español actual se habría solucionado hace un par de décadas haciendo exactamente eso: imprimiendo billetes a discreción para pasarle el marronazo a nuestros hijos. Ahora no podemos hacerlo y por eso estamos estancados en un bucle de deuda y falta de crecimiento que se retroalimentan mútuamente.

          Así que cuando se dice (es un argumento típico) «Suecia ha funcionado muy bien gracias al socialismo» se olvidan de añadir «durante medio siglo y mientras se mantenía la inercia del boom económico y tecnológico posterior a la II Guerra Mundial en una nación que ni siquiera llega a los 10 millones de habitantes». Y hasta los suecos se están replanteando ahora los límites del estado del bienestar. Porque, por más que nos ofusquemos ideológicamente, las matemáticas financieras no fallan: el estado SIEMPRE ofrece sus servicios mucho más caros por término medio de lo que costarían en el sector privado. ¿Un ejemplo 100% anecdótico? El gobierno Zapatero comprando para las escuelas españolas miles de copias del documental Una verdad incómoda de Al Gore a 19 euros (siete más que el precio de venta al público en El Corte Inglés).

          A la larga, eso no es sostenible. Aunque durante años, décadas incluso, vivamos en la ficción de que es así.

          Así que, considerado globalmente, el estado del bienestar es ruinoso para una amplia mayoría de la población aunque tremendamente beneficioso para una minoritaria capa desfavorecida. La discusión no es si el sistema socialista es mejor que el liberal. El debate es en realidad un dilema moral. ¿Es preferible una sociedad globalmente próspera y libre pero con una capa de pobreza enquistada y sin acceso a servicios básicos (liberalismo) o es mejor una sociedad gripada económicamente y controlada por el estado pero en la que las capas pobres pueden acceder a determinados servicios básicos (socialismo)?

          Así que este no es un debate económico o matemático. Es un debate moral. Como el de la tortura o el del aborto: no hay posiciones correctas u óptimas, solo preferencias morales. ¿Vale la pena pagar el precio X para obtener el beneficio X?

          Dicho lo cual, E.J. ha tocado una de las principales paradojas del liberalismo: para que pueda existir un liberalismo más o menos perfecto es imprescindible que se limite artificialmente (legalmente) el crecimiento de las empresas. Determinando cuál es el punto de inflexión en el que una empresa empieza a acumular tanto poder que amenaza con romper el equilibrio económico natural… y prohibiéndole superarlo por ley.

          Y ojo: a mí no me parecería mal. De hecho, el mismo Jesús Huerta de Soto, al que menciono en el texto, defiende la idea del coeficiente de caja 100%, que no deja de ser una limitación artificial para esas grandes empresas llamadas bancos. Mi liberalismo es el del individuo, no el de las corporaciones. Es curioso comprobar como en medios considerados habitualmente como socialdemócratas, como por ejemplo Politikon, se suele hablar despectivamente de las PYMES y defender a las grandes empresas como las verdaderas creadoras de riqueza y puestos de trabajo en este país.

          Un ejemplo de lo que digo:

          http://politikon.es/2011/09/13/la-obsesion-con-las-pymes/

          Y ese es un discurso típicamente socialdemócrata. El liberalismo es burgués, de pequeña y mediana empresa, filosóficamente contrario a los monopolios e individualista. La socialdemocracia tiende al colectivismo y a la creación de grandes grupos empresariales aliados con las administraciones públicas. Simplifico, claro.

          Y por eso digo en el artículo que el PP es en realidad un partido socialdemócrata clásico de ramalazos conservadores. Como dice Carlos en un comentario anterior, un partido decimonónico y clientelar. Y eso, desde mi punto de vista, no es liberalismo.

          • Fulgencio Barrado

            ¡Coño!, haber empezado por ahí.
            Limitar el tamaño de las grandes corporaciones con medidas antimonopolio, y todos autónomos. Ese modelo sí que se lo compro, con salvedades claro. Pero…, a ver quien baja de lo alto de la escalera al que da las descargas para que no se cojan los plátanos, del cual, al parecer, en su artículo se ha olvidado por completo.
            Vamos, puro realismo.
            Vd. achaca a la socialdemocracia la creación de las grandes corporaciones, y yo pienso que estas nacieron de las economías liberales del desarrollo industrial, y que la socialdemocracia nace precisamente como oposición a esto y moderación del comunismo.

          • Gonzalo Mahillo

            Disculpe señor Campos pero la defensa del coeficiente 100% dista mucho de ser una limitación legal tal y como lo argumenta el profesor Huerta de Soto. Más bien iría acorde a la defensa de los derechos de propiedad según, en su propia terminología, los principios generales del Derecho. Esto es, el depositario (Banco) ha de mantener el depósito en idénticas condiciones de calidad y cantidad, de lo contrario, como de hecho ocurre según señala el insigne profesor, se estaría cometiendo una apropiación indebida.

            Afirmar que el Estado debe limitar por ley el crecimiento de las corporaciones y atribuirle tal disparate al profesor Huerta de Soto es una auténtica barbaridad. Quien debe limitar el tamaño de las empresas es el propio mercado mediante su principal arma: la competencia. Lo que la Ley debe en todo caso salvaguardar es la ausencia de barreras de entrada y el legítimo derecho a competir en todo mercado.

            En todo caso, yo también soy muy partidario de ese liberalismo de pequeños propietarios y sí, estoy muy de acuerdo con usted en que nos hallamos ante un debate moral. Si bien, el resultado del liberalismos tal y como usted lo define (mayor riqueza social pero exclusión de una pequeña capa desfavorecida del acceso a todo servicio básico) es muy matizable con 1) La garantía y empuje que supone admitir que todo esfuerzo/idea/sacrificio supone un rédito neto para el individuo; y 2) Los sitemas de caridad/solidaridad (la que usted prefiera) privada en el mercado libre que, por diferentes razones (algunas no muy altruistas) tenderán a impedir el ostracismo de tal capa social desfavorecida. Un saludo.

          • Andrés Arell-Báez

            «El socialismo es desde el punto de vista económico una pirámide financiera basada en la insolidaridad de las generaciones presentes respecto a las generaciones futuras. Porque eso y no otra cosa son la deuda y el déficit» Pero por favor, hablas en un artículo inmenso de que no hay que ser mono, que no hay que repetir como loco lo que dicen los demás y sales en este comentario con uno de los slogans más propagandísticos y mentirosos de la derecha. Es que el neoliberalismo es ahorrador y la izquierda despilfarradora. Mentira, por algo será que las cinco deudas externas más grandes del mundo son de USA, UK, Francia, Alemania y Japón. Por otro lado, sí se puede decir neoliberalismo, dado que el término hace referencia a la renacimiento de las ideas liberales a principio de la década de los ochentas. Es verdad que los postulados son básicamente los mismos, pero se le menciona así en nuestra época por el resurgir que tuvo.
            Gracias.

          • Blackkader

            Mmmmmmm PYMES ‘The pride of ownership’ …ha visto American Ganster Mr Campos?
            Soy más de T Judt pero disfruto mucho leyendole: Me irrita y tengo que dejar el sofá y molestarme en buscar argumentos, en pensar vaya. A veces termino estando mucho más de acuerdo con sus planteamientos de lo que me resulta confortable, y eso también se lo agradezco.
            Hablando de Sir Ridley y perdón por el off topic, que bueno su artículo dejando esa chorrada de Prometheus en el punto exacto.
            Igual abandono la socialdemocracia y me hago esperanciaguirreano o algo, pero nunca, nunca, entenderé que a alguien le pueda gustar Lost. :-P

        • Gonzalo Mahillo

          Sr. Rodríguez, en primer lugar permítame señalar el orgullo que supone para mí que una persona de su categoría haya empleado su tiempo y esfuerzo en dar réplica a mi humilde comentario. Su último artículo sobre los orígenes del Antiguo Egipto es una maravilla al alcance de todo lector de Jot Down, gracias.

          En cuanto a su concreto comentario sobre mi parecer, me pilla usted con algo de prisa y quizá le responda pormenorizadamente, pero así, a bote pronto, le diré que demuestra usted desconocer el término «ceterir paribus» y que si pretende deformar mi sencillo ejemplo para defender sus tesis personales le sugiero que se busque el suyo propio, acorde con las mismas.

          Mi ejemplo no es más que un simple modelo reducido formulado «ad hod» para ilustrar una determinada posición. Evidentemente si quiere usted añadir nuevas variables para deformarlo y generar un nuevo modelo que sugiera sus conclusiones no tiene más que realizar un simple ejercicio en el cuál pierde usted, aunque no se de cuenta, la coherencia intelectual pues no mantiene las condiciones iniciales dadas. Sin embargo podrá ser de gran utilidad a quien quiera creer en sus conclusiones, eso no se lo niego.

          Reciba usted un saludo de lo más cordial y, a la espera de una réplica más pormenorizada, recuerde: la escalera no se toca.

          • Cristian Campos

            Compro su comentario de arriba a abajo aunque aclaro que lo que yo he intentando decir no es que Huerta de Soto defienda la limitación al crecimiento de las empresas, obviamente, sino que el coeficiente de caja 100% puede leerse en la práctica como una limitación desde el momento en el que el coeficiente de caja actual ronda en Europa el 1 o el 2% si no me equivoco. Es decir que se trata de una limitación… en relación con el estado de cosas actual, ese en el que los bancos disponen de un 98% de sus fondos para hacer con ellos lo que deseen.

            No obstante, no puedo evitar preguntarme cómo solucionar en la realidad y mediante métodos estrictamente liberales problemas como el de la tendencia al monopolio de determinadas empresas que actúan en sectores que por su propia naturaleza ya cuentan con una barrera de entrada natural y no creada artificialmente por el estado. Es el problema de las economías de escala. ¿Cómo entra usted, emprendedor individual con posibilidades de financiación pequeñas o medianas, a competir a pelo con Endesa o con Telefónica? Eso es imposible y no hay teoría liberal que tenga la respuesta.

            Cuando se habla de la libre competencia como remedio contra los monopolios se está pensando en empresas de tecnología o de cualquier otro tipo de producto. «Invente usted el nuevo iPod y se comerá a Apple». Vale, de acuerdo. Compro. ¿Pero y si lo que yo quiero es convertirme en proveedor de conexión a internet o de electricidad? ¿Cómo lo hago desde cero? ¿Qué respuesta me ofrece el liberalismo para que pueda conseguirlo?

            Y evidentemente el socialismo tampoco ofrece ninguna respuesta a eso. De hecho, la respuesta no ya del socialismo sino del intervencionismo burocrático actual es «paga el diezmo, paga el impuesto revolucionario, paséate por el palco del Bernabéu, hazte amigo del rey y te facilitaremos la entrada». Pero el liberalismo las pasa canutas ahí, ¿eh?

          • E.J. Rodríguez

            Hola Gonzalo,

            La pretensión de que las constantes de tu ejemplo se mantengan variables me parecería admisible si yo estuviese replicando un experimento científico ideado por ti. Pero tu ejemplo no tiene nada de científico. Se trata simplemente de una elucubración intelectual, interesante, pero sin consecuencia experimental alguna. Los «resultados» de tu «experimento» son únicamente producto de tu imaginación.

            Evidentemente, si ajustas tu ejemplo a condiciones en las que parezcan deducirse los resultados que a ti te interesa mostrar y pretendes que la metáfora resulte intocable, estás reduciendo la discusión a un mero «se discute mi ejemplo sin modificar o no se discute», lo cual es algo que, por no ver, no he visto ni en teología, para que te hagas una idea.

            Porque si diéramos por buena tu pretensión podríamos decir que tu ejemplo es consistente consigo mismo pero… nada más. ¿Problema? No existe en la realidad ni tiene en cuenta las infinidad de variables de la realidad, así que si no está abierto a discusión mejor lo descartemos por inservible.

            Únicamente una discusión en la que nuevas variables fuesen entrando progresivamente en el metafórico escenario podría servir para aclarar algo. Introducir nuevas variables es algo que habría que hacer con mucho cuidado en el caso de un experimento cientifico, pero que resulta completamente necesario y deseable en una discusión intelectual. Abriendo tu ejemplo a nuevas variables tampoco llegaríamos a comprender la realidad ni conseguiríamos otro resultado que no fuese imaginario, pero es posible (y digo «posible») que al final terminases viendo las cosas de otra manera.

            La ciencia es ciencia, y los escenearios hipotéticos no son ciencia, así que no los tratemos como tal. Lo cual sería intelectualmente deshonesto o como mínimo, intelectualmente falaz.

            Por lo demás, gracias a ti por la conversación; no soy una persona de «categoría», de hecho mis opiniones sobre política y economía son de lo más pedestre. Afortunadamente.

            Un muy cordial saludo.

      • Fulgencio Barrado

        Oiga, ¿como ha conseguido esa fábrica instalarse ahí, en perjuicio de la mayoría de los vecinos?

  23. La tesis principal del artículo parte, según entiendo, del extendido y persistente despiste que opone, como si de adversarios acérrimos y representantes de intereses opuestos se tratara, a Estado y Capital. No parece que haya razón para la distinción, mucho menos para la oposición. Si el gran dinero (ese que no viaja en furgonetas blindadas) requiere, para sus bíblicas aspiraciones de crecimiento y multiplicación, de movimiento constante a velocidades siempre crecientes, el Estado se identifica plenamente con esa aspiración. No se puede siquiera hablar, como antaño, de que sea el perro guardián de los intereses de las clases capitalistas. Eso implicaría ya una cierta, aunque tímida, separación. Nótese que aquel viejo Estado todavía reconocía (por las razones que fuese, probablemente una mezcla de motivos caritativos y interesados) que una parte de sus funciones consistía en prestar determinados servicios de socorro al pobre. Funciones que se consideraban con toda naturalidad, aunque no necesariamente sin disgusto, ajenas al principio del lucro, a la lógica del dinero. El progreso, no obstante, continuó progresando en el sentido de cumplir el ideal del dinero, es decir, que todas las cosas puedan cambiarse por él, que es la medida de todas las cosas (lo que al fin y al cabo implica que todas sean él). En este estado de irresistible tendencia hacia el ideal del dinero, el principio del lucro no podía sino pretender adueñarse de toda la realidad. Escohotado no ilustra mal el asunto cuando viene a decir que el mercado (o sea la presunta realidad) es demasiado complejo para la economía política: o militarismo (que ya huele a viejo), o libre y espontánea organización de las fuerzas del mercado. (A mí esto me suena a una equiparación de los postulados de alguna ciencia económica con los postulados de las ciencias naturales: ¡señor mío, acaso se va a rebelar usted contra la ley de la gravedad! -dirían los «amigos del comercio»-. Cabría preguntarse, en sentido opuesto, a qué viene tanta celebración y propaganda en favor de algo que se pretende tan impepinable como lo es la ley de la gravedad.) Coincido pues con el señor Campos en que el expediente caritativo ha perdido vigencia, aunque en un sentido muy preciso: nada es considerado ya fuera de la lógica de la economía y es del todo ilegítimo pensar que haya partes de la realidad humana que puedan (es poder, no querer) mantenerse a fondo perdido. Repito, es simple y llanamente ilegítimo en este avanzado estado del progreso -y así se nos hace saber de continuo no solamente por los trompeteros del régimen, sino por cualquiera que esté un poco realistamente informado de la marcha de los negocios humanos-, pretender que haya cosas (bienes y servicios de «socorrro al pobre») que no tengan medida dineraria y que no respondan a las leyes del dinero, o sea de la rentabilidad económica. Habida cuenta de todo ello, la lucha sin cuartel entre liberales defensores de la libertad del individuo autónomo y socializantes en favor de una limitación del poder económico de los individuos y grupos capitalistas es una falsa querella y de ahí probablemente que sea una discusión tan presente y enconada en nuestras queridas tertulias.

  24. No me importa que las medidas de ambos partidos mayoritarios vayan en discordancia con su estampa ideológica siempre que sea papa adaptarse a nuevas problemáticas o metas, y si es por el bien de la ciudadanía en su conjunto que es el principal motivo por el que son votados.
    Lo que pasa aquí es que el mono que ahora quiere subir a la escalera es el primero que se ponía a la cola para dar hostias, y muchas veces no está tan claro para quién iban a ser las bananas en caso de que las consiguiese coger.

    Intentar extrapolar a la política actual de este país los términos de izquierda y derecha, o liberales y conservadores, es un poco como querer hacer ciencia en base a los elementos aire, agua, tierra y fuego.

  25. Fulgencio Barrado

    La comparación de los comportamiento humanos y animales es ya un clásico. Lo que no entiendo es a que viene todo esto para ilustrar las diferencias entre el liberalismo y la socialdemocracia.
    Todas las tribus son liberales, no tienen fuerzas represoras y los individuos se conducen según su conciencia y un derecho consuetudinario de inobligado cumplimiento.
    Trasladar eso a una sociedad estatalizada, con fuerzas opresoras que obligan al cumplimiento de un derecho escrito, ya es cosa bien distinta. Pero es que hacerlo a una sociedad con desigualdades sociales tan evidentes como las que existen hoy en día es estar en la inopia.
    Y todo eso le sirve para ponerse a repartir etiquetas de liberales y socialdemócratas, como si hubiese sido ungido por Adam Smith y Eduard Bernstein, a la vez. Ya sé porque Vd. no cree en Dios, es que Vd. es Dios.
    Además nos vende la socialdemocracia como una utopía, y el liberalismo como algo realista. Es decir, la “igualdad” que predica el liberalismo la ve posible en una sociedad donde el 10% de la población tiene el 90% de la riqueza (este dato es inventado, por supuesto, lo pongo para ilustrar), y esa posesión de la riqueza conlleva un poder omnímodo. Y la socialdemocracia le parece una utopía. Y califica al PP de socialdemocrata porque ha recortado derechos de los trabajadores, rebajado prestaciones sociales y pensiones, y por que roba, especialmente por que roba…, como todos los socialdemócratas.
    De verdad que no le entiendo; puedo comprender a aquellas personas que piden cierta mengua del estado y por ello ya se ven a sí mismo como liberales, e incluso yo considero que la intervención del estado debe ir más bien dirigida a corregir desequilibrios de poder, en contra de lo que normalmente ocurre, ya sea a favor de los más social y otras veces más liberalizadora, pero es que Vd. es “El Liberal”. Parece haber descubierto una luz al final del tunel que le grita cosas.
    Quizás podría Vd. empezar por indicar que fines del estado eliminaría; la educación pública, la sanidad…
    Mire, otro video sobre comportamiento de los monos, muy interesante, que además estaba en la misma página que Vd. enlaza:
    http://es.noticias.yahoo.com/blogs/cuaderno-de-ciencias/qu-ocurre-cuando-le-das-un-d-lar-103956882.html
    Se gastan la pasta en putas, ¡los muy…. socialdemócratas!, y lo hacen con el dinero de la subvención.
    Un cordial saludo

  26. Todo este choclo solo para decir: soy de derechas y ya no se como justificarlo… Vamos, Sr. Campos, lleve su neoliberalismo con mas orgullo, amigo!

  27. Hombre, que el PP no es un partido liberal lo sabe todo el que no sea un indocumentado.

    Ahora, ¿seguro que el PP ha hecho todo eso en el año y medio que lleva gobernando? ¿Seguro, seguro? ¿Todas las cosas que aparecen en esa lista? ¿No falta matar a Manolete y provocar la peste negra?

    • Cristian Campos

      Don Tse, se empieza echándole seny a los artículos ajenos y se acaba bailando sardanas en la plaza Sant Jaume con un condón rojo gigante en la cabeza. Que lo sepa.

    • Bend3r

      Joder, es q lees esto y parece que el PP es responsable de subir el % de deuda pública respecto al PIB desde el 36.3 al 90.7, cuando al llegar al poder andaba en torno al 80% si no recuerdo mal. Todos los datos y los márgenes temporales están escogidos buscando el mayor alarmismo posible. Es una manipulación burda a más no poder. Y sí, este gobierno da bastante asquito, pero coño, que no nos traten como a gilipollas.

  28. Fulgencio Barrado

    Pues yo si creo que el PP tiene mucho de partido liberal, además de otras facciones menos agraciadas. Lo que ocurre es que el liberalismo se cura con el poder. Cuando lo alcanzas y ves que las cosas pueden ser como tú quieres o te conviene, ¿porqué vas a dejar que sean como son?.

  29. Genial la primera parte del artículo. Con la segunda… no estoy muy de acuerdo.

    Deberíamos dejar de distinguir entre izquierdas y derechas, que se haga lo que se considere mejor para que todos vivamos más o menos bien y punto.

    Estas diferencias inventadas para lo único que sirven es para enfrentarnos entre nosotros, mientras luego los políticos comen juntos en hoteles de cinco estrellas, pactan a nuestras espaldas para que todo siga igual y hacen el paripé delante nuestra para distraernos de su absoluta inutilidad.

  30. Galahat

    Hombre Fulgen, por aquello de que mayoritariamente están concentrados en el mismo partido, algún liberal tendrán, pero AP/PP es un producto de Fraga y, aunque hay un popurrí de cuidado, está concebido a su imagen y semejanza. Siempre se van a sentir mucho más cómodos con los Bush Jr. y las Palin que con la derecha europea. Otra historia es que la mona se intente vestir de seda a la moda Esperanza Aguirre.

    Ella es tan «liberal» que acabó la carrera y se sacó unas oposiciones, luego entró en política, y a enganchar cargos públicos cada vez más jugosos. Toda la vida viviendo del Estado y colocando a su red clientelar para que hagan lo propio. La señora es la vivita imagen del nepotismo, autoritarismo e intervencionismo (grandioso su «pero ¿qué hacéis aquí? ¿A vosotros quién os mandado?» al equipo de informativos de Telemadrid que tuvo la «desafortunada» idea de presentarse sin su consentimiento), pero tiene hasta su banda de groupies.

    Ahora que se hunde el barco, ha saltado al bote del sector privado la primera y reaparecerá, convenientemente, de la mano de su poderoso lobby mediático (Pedro J., Losantos, Vargas Llosa) y empresarial para contarnos las bondades del «liberalismo» y seguir haciendo lo que lleva haciendo toda la vida: vivir del dinero público.

    • Fulgencio Barrado

      Sí Galahat, si de liberales está el mundo lleno. En la simpleza de mi pensamiento el liberalismo económico se asemeja al Monopoly; cada uno tira sus dados, escoge sus tarjetas, coloca sus hotelitos, y no hay más normas que el numerito que te salga; todos iguales. Los habrá más avispados al colocar las casitas y todo eso, pero al final la partida siempre acaba con todo el dinero en manos de uno y el urbanismo hecho una mierda, y ese que gana no siempre es el mismo y no gana por talento precisamente. Es simple, pero explica a grandes rasgos el asunto.
      Lo de que el PP es liberal es lo mismo que decir que el PSOE es socialdemócrata…, o que Stalin era comunista. Pues que le vamos a hacer, así está el asunto, nadie es lo que dice ser, sobre todo cuando tiene la posibilidad de ser lo que en realidad quiere.
      Eso sí, no me negarán también que Rockefeller y Alva Edison eran liberales, y de los buenos. Por sus actos los conoceréis, los nombres que los pongan las enciclopedias.
      Esperanza, Esperanza…., por Dios, mentemos al demonio.

  31. Otro apunte, que me parece importante: si todo el mundo aplicara las políticas liberales que proclama Mr. Campos, España pasaría a ser un país Tercermundista en muy poquito tiempo…

    • Cristian Campos

      ¿Por qué? ¿Acaso no hay países perfectamente primermundistas que disfrutan de libertad de horarios comerciales sin que se los trague la tierra? ¿O que permiten montar una empresa en un día y con una simple declaración del interesado en vez de hacerle perder 6 meses de papeleo y miles de euros en tasas y trapicheos varios? ¿O que respetan de forma estricta la propiedad privada de sus ciudadanos? ¿O que no les obligan a pagar un diezmo mensual por ejercer su supuesto derecho al trabajo? ¿En qué políticas liberales que supuestamente proclamo yo está usted pensando? Porque vaya, aunque nada me gustaría más creo que no me he inventado ninguna medida liberal que no se haya aplicado de una u otra forma en varios países del Primer Mundo. Y con bastante éxito, por cierto.

      ¿Son los EE UU o Japón o Canadá o Corea del Sur, todos ellos países bastante más liberales que España, países tercermundistas?

      Se lo pregunto con todo el respeto posible. No entiendo a qué políticas liberales tercermundistas se refiere usted.

      • No me expliqué bien: si todos los países del mundo aplicaran medidas liberales (entre las cuales incluimos el libre intercambio comercial entre países sin trabas de ningún tipo) España pasa a ser tercermundista (o algo similar) sin industria nacional y siendo, como mucho, un país de empresas de servicios multinacionales con sueldos de miseria (salvo que se ponga a exportar Nadales e Iniestas).

        No creeremos que la libre competencia / intercambio es absolutamente limpio y justo, verdad? Sin medidas restrictivas que protejan a quienes menos pueden, los únicos que sacan tajada son los mismos de siempre: los que más tienen, a nivel macro (mundial) y a nivel micro (nacional).

        Su planteo, es como mínimo, ingenuo. O malicioso si interpretamos que Ud pertenece a la minoría pudiente que puede sacar tajada de un contexto tan desbalanceado.

        Y todo esto sin entrar en metáforas de monos, escaleras y bananas como pecados originales…

        Domemos al chimpancé que llevamos dentro!

    • Gonzalo Mahillo

      La escalera no se toca!

      • Cristian Campos

        Ni la ven, don Gonzalo. Lo explica usted mejor que yo en sus comentarios. Muy interesante por cierto la reflexión sobre los lobbies. Siempre me ha sorprendido que en España se utilice la palabra lobby en sentido despectivo. Como si el 15M no fuera un proto-lobby. O los sindicatos o Greenpeace, aunque a estos habría que negarles la financiación pública para que lo fueran al 100%.

        Y gracias por sumarse al debate, por supuesto. ¡En el bando divertido, además!

  32. javiprimo

    ¡Ay, lo que nos gustan los monos! Otra, sin experimentos. Un ser vivo alcanza la tierra y se pasea por las calles de cualquier ciudad occidental, por acotar y por poner un ejemplo. Le suponemos a tal ser una inteligencia al menos similar a la del mono ya que de principio ha llegado hasta aquí. ¿Cómo le explicarían que los desahuciados de las calles no exigieran la banana que les corresponde para no morir desfallecidos? ¿Cómo le explicarían el sacrosanto derecho a la propiedad sobre el que se aposenta el dios liberal? Los monos al menos se pajean tocándosela y son menos traicioneros al salpicar.

  33. Nunca he entendido las discusiones, tan habituales en este país (no sé si en otros) entre partidarios de la izquierda (o socialistas) y de la derecha (o liberales). Diciéndolo de manera muy simplificada, la derecha es más eficiente creando riqueza pero falla en el reparto de la misma, mientras que la izquierda reparte mejor pero crea menos riqueza. Si solo gobernara la derecha se producirían unos desequilibrios (creo que bien explicados aquí arriba por E.J. Rodríguez) que llevarían a la sociedad al colapso. Y si solo gobernara la izquierda sucedería lo mismo (creo que esto es la que sucedió con los antiguos países comunistas). Pero para esto, señores, se inventó la democracia, para que ambas ideologías se vayan alternando en el poder, de manera que se puedan corregir estos desequilibrios y la sociedad vaya progresando. Los partidos que más triunfan son los que tienen esto claro y por lo tanto son de centro (centro derecha o centro izquierda) y aplican políticas más o menos socialdemócratas o liberales según convenga. Por eso los «puristas» de ambos bandos les echan en cara a los grandes partidos de centro el no ser lo suficientemente «puros». Pero este purismo indica una mentalidad totalitaria que a lo largo de la historia no ha llevado a nada bueno. Es normal que los partidos sean sectarios porque están luchando por el poder, pero los ciudadanos ¿por qué tenemos que serlo?

  34. Fulgencio Barrado

    Creo que si se quería ilustrar el comportamiento social humano con el ejemplo de los monos, hubiera sido más honesto exponer todos los resultados del experimento, que el propio Frans de Waal señala, y no quedarse únicamente con lo conveniente a la teoría defendida.
    Al final es como todo, uno se agarra a un paradigma y todo lo interpreta en función del mismo, eso sí, con la correspondiente tergiversación de resultados. Pero para ser honesto he de decir que se suele hacer desde todos los «bandos».

  35. Bipolar, pero vaya, bien...

    Leo extasiado a unos y otros y no doy crédito; cuando acabo con el papiro que el Sr. Campos nos endosa, pienso en qué bien, ¡pero qué bien discurre este hombre y cómo se explica! Pero luego, leo también las intervenciones de los señores Arell -Báez, Mahillo, E. J. Rodríguez, Santi, Barrado y muchos más, y también me parece que tienen razón. Pero esto, ¿cómo es posible? ¿Es que no hay ni una sola cosa en este mundo en la que todos podamos estar de acuerdo? ¡¿Por qué, Dios mío, por qué…?! Reconozco que estos temas me sobrepasan, me vienen grandes. Por eso quizá, no sé discernir entre polemistas de tercera y de primera en estas discusiones. También pienso que se puede deber al asco que siempre me ha producido todo lo relacionado con «la política». Sí, ya sé que todo es política y que voy muy perdido en la vida, pero qué quieren, si de pequeño siempre sentí alejada de mí a la figura paterna; y de mi madre percibía más la ansiedad y el miedo, que su cariño protector.
    En resumidas cuentas, que cuando veo que se tratan estos temas, visualizo buitres deseosos de imponerse al resto, egos desenfrenados listos para el acoso y derribo de las facciones contrarias, grupos que defienden sus meros pesebres, disfrazando la cuestión con pretendido altruismo y desinteresada ética. En fín, un asco, ya digo…
    Espero de su indulgencia que nadie se sienta aludido por supuestas ofensas. Ahora, si me disculpan, voy a seguir viendo «Breaking Bad»…

    • Fulgencio Barrado

      Pues claro, Sr. Bipolar, por supuesto que estará Vd. confundido. Como todo ser humano que se haga preguntas en lugar de darse continuamente respuestas sin formularse aquellas.
      Le chocará que alguien le diga que su egoísmo es “natural” pero su solidaridad no. Que hay una “naturaleza” humana que no recoge comportamientos y emociones que en Vd. existen con total “naturalidad”.
      El hombre es naturaleza en su totalidad…, o no lo es en los mismos términos. No puedes escoger que cosas del hombre son naturales y cuales no, como hacen algunos, porque entonces te estás haciendo trampas al solitario. Y mantener esa frase tan bonita de “un buena teoría, pero una especie equivocada”, pronunciada por un supuesto extraterrestre que ignora que toda sociedad humana ha nacido y crecido alrededor de la solidaridad. Y cuando le digan eso de que “tu, en realidad, quieres mantener a tu hijo, no al de otro”, probablemente responderá “relativamente cierto, si puede ser que los dos coman”.
      Vd. como casi todo el mundo, tenga algo de liberal, y pensará que a lo mejor habría que tener regulaciones laborales distintas, según se trate de un empleador que sea un simple autónomo con una relación absolutamente personal y cercana con su empleado, de recíproca responsabilidad, a la que se precisa para las relaciones impersonales y lejanas que se dan en una multinacional o gran corporación, o cualquier ente jurídico de grandes proporciones, donde se contrata y despide sin ni siquiera un conocimiento personal. Que no puede ser que un autónomo tenga que asumir las mismas (en realidad más) responsabilidades y los mismos requisitos legales y administrativos, que un ente jurídico que sirve de pantalla para las ambiciones de algunos.
      Vd. seguramente tendrá sus “círculos de solidaridad” que se entrecruzarán; familia, compañeros de trabajo, corporativismo por su profesión, vecinos, amigos varios…, y con los que establecerá distintas relaciones solidarias según les convenga, pero eso no significará que cuando vea más de mil muertos en una fábrica de textiles en Bangladesh piense que son simples insumos de carne para la industria, y no pensará “estarían peor sin esas fábricas” (difícilmente se puede estar peor que muerto).
      Vamos que Vd. no es bipolar, seguramente será una persona de lo más normal y sensata, que llevará una vida en la que no todo será triunfar por encima del vecino, y no por ello se sentirá con menos derecho a “que le vaya bien”.

  36. El menda de tercerola, pero vaya, bien… Yo solo vengo aquí a tratar de conmover convicciones. Por ejemplo, si un nietzscheano de asalto me habla, con rictus de Javier Nart, de la moral de débiles, le recordaré que la de los fuertes también es una moral y no la naturaleza que pretende… y así con tres o cuatro ideas vamos tirando… Un saludo a Mister Waich. Y arriba esas sospechas (que sigan quiero decir).

    • Bipolar, pero vaya, bien...

      Al Sr. Fulgencio Barrado se lo he entendido todo (creo) pero a usted, Sr. Santi… «El menda de tercerola» ¿Tercerola?
      1. Arma de fuego usada por la caballería, que es un tercio más corta que la carabina. || 2. Especie de barril de mediana cabida. || 3. Flauta más pequeña que la ordinaria y mayor que el flautín.
      No entiendo nada… Debe tratarse de una expresión con la que no estoy familiarizado.
      ¿Mister Waich? ¿Quién es ese? Y mire que lo he buscado, pero… ¿Podría usted aclararme estas dudas?
      Hablo completamente en serio. Gracias.

      • Se preguntaba usted por categorías. El menda, de tercera. Mister Waich es Mr White, tal y como lo pronuncia su socio en la versión original: deduzco que ve la serie con las voces de nuestros nunca suficientemente ponderados constantinos romeros.

        • Bipolar, pero vaya, bien...

          De cómo la enorme importancia de una coma después de la palabra menda, puede cambiarlo todo. Lo de «tercerola» es de su propia cosecha, ¿no? Me ofende usted algo al pensar que pueda yo ver las series en versión doblada; lo que pasa es que lo de «Waich» es casi una entelequia, simpática eso sí, por parte de usted. De hecho, lo que yo oigo es «jjUait», y servidor será bipolar, pero el oído lo tengo cojonudo.
          ¡Gracias por contestar, Santi, y un saludo afectuoso!

          • Un saludo afectuoso para usted también, aunque no me apeo del burro: si pone usted bien la oreja oirá como Jesse moja su «t», haciéndola casi equivalente a «ts», como cuando Sting canta Roxanne, you don’t have to put on the red laich, reputa.

      • Horacio Montelimar

        Se hace difícil saber de qué palo va usted, amigo Bipolar, pero vaya, bien… No se sabe si al contestarle en serio está uno haciendo el primo o qué… Me arriesgo aventurando que quizá Santi se refería a Mister White (pronunciado guait), Walter White, el protagonista de la serie que usted decía que se iba a ver, «Breaking Bad». Lo de tercerola también lo ignoro, así que esperemos que alguien despeje la duda. Y tenga usted piedad de mí, ¡Ja, ja, ja!

        • Bipolar, pero vaya, bien...

          Sr. Horacio Montelimar, por unos minutos de nada se le adelantó Santi, aunque su aportación la valoro mucho también. Espero que haya salido usted también de dudas; en cuanto a lo de hacer el primo y que le tenga piedad, no sé de qué me habla, pero parece usted un tío simpático. ¡Saludos, Horacio!

  37. Ignoro si estoy repitiendo algo que ya se ha dicho en los comentarios, pero no tengo tiempo de leerles a todos, una disculpa por ello.

    Sobre el artículo, me parece que Cristian Campos hace con el liberalismo lo que algunos teóricos de la izquierda quisieron hacer allá por el siglo XX con el socialismo y similares, al construír el concepto de «socialismo realmente existente». Esto para diferenciar lo pensado de lo aplicado en esos Estados de mierda.

    Pues bien, hoy parece ser que tenemos un «liberalismo realmente existente» que no le pide nada al burocratismo, el inmovilismo y la ineficiencia de aquél. Y también tenemos a los pregoneros que dicen «pero si eso no es liberalismo, es socialdemocracia disfrazada». Ja.

    Me pregunto ¿qué partido que se asume liberal en el gobierno, ha dejado quebrar a los banqueros incompetentes?… Ahí tienen… «Liberalismo realmente existente».

    Sobre la caricatura que se hace de la socialdemocracia en este artículo (aplicandose la falacia del hombre de paja) podrían decirse muchas cosas, pero mejor los remito a un libro de Tony Judt que se llama «Algo va mal», en el que se hace una defensa entusiasta aunque bastante razonada de la misma. Ojalá y lo pudieran reseñar en este medio.

    Saludos a todos.

  38. Miguel

    Muy gracioso y delirante todo el artículo. La verdad es que si se hiciera el experimento con monos españoles (o españoles simplemente) primero nos enzarzaríamos en una ensalada de hostias de cuidao, para acto seguido subir todos a la escalera a por plátanos y recibir un buen cubazo de agua helada. Y repetir hasta el infinito.

  39. Hay que estar metido en una secta o ser muy ignorante o un niño pequeño con el cerebro lavado por sus padres para pensar que esas medidas del PP son socialdemócratas. Lo serían si aumentaran los impuestos para financiar la ley de dependencia, o se dedicaran a un programa de inversiones públicas y no a recortarlas como ahora, etc. Con esto puedes estar de acuerdo o no pero por lo menos se podría hablar del tema contigo. Las chorradas que dices son de alguien que no se entera de nada, algo muy sorprendente porque parece que el tema te interesa

  40. Grékov

    Menuda memez Campos, esta vez no hay por donde pillarlo jaja.

    Campos aún es de esos tipos que piden desregulacióin económica, y por lo tanto financiera, que luego aún tiene la poca vergüenza de quejarse de los rescates financieros.

    O lo que es parecido, ser liberal y culpar al gobierno de estado de la economía en un país capitalista; de, por ejemplo, que la deuda privada este por las nubes. JAJAJA, ¿Qué culpa tendrá el estado de que el especulador inmobilario haya acabado lleno de suelo de valor 0 comprado con crédito alemán? ¿qué culpa tendrá el estado de que un banco esté lleno de mierda, no de crédito ni a dios y las empresas peten una tras otra? ¿Eso es culpa del estado? ¿Estamos tontos? Ya se que te gusta desvariar, pero tío, contrólate un poco, anda, que una demagogia tan barata es hasta sonrojante.

    Y sobre estas tonterías del egoísmo como estado natural de los hombres. Madre mía, no sé en que estado evolutivo te habrás quedado tú, pero creo que hasta algunos primates han «comprendido» que sacrificar parte del beneficio propio en pro del vecino a la larga acaba siendo mejor para todo el grupo, y por lo tanto para ellos mismos también.

    A ver, te voy a poner un ejemplo sencillito. La mayoría de gente entiende que usar un todoterreno para desplazarte por la ciudad, aunque sea más cómodo, acabará reventando el planeta, lo que acabará siendo un pequeño problema a la larga. Por eso cogen el metro. Porque además de unos impulsos e instintos tienen una cabeza para pensar.

    Desgraciadamente, algunos no han llegado aún a ese grado de desarrollo evolutivo, y por eso hace falta un estado que te pegue un buen mordisco por entrar con el put* coche en el centro de la ciudad. Pero ese es tu put* problema, no la «naturaleza humana».

  41. Grékov

    Por cierto, según un índice de libertad económica que acabo de consultar los países nórdicos o Alemania, estados socialdemócratas hasta la médula, están muuuy arriba. Y muuuuy por encima de paradigmas de la libertad según Campos como Corea del Sur.

    Lo que pasa es que Campos no sabe qué demonios es la socialdemocracia, ni se molesta en intentar saberlo. Y aún así se pasa el put* día hablando de ella. A ver quien será el mono aquí…

  42. Sergio

    Me gustan las lentejas. Son buenas para la salud. De hecho, si todo el mundo las tomara, el mundo sería un lugar mejor. Las lentejas son liberales.
    Por otra parte los garbanzos. Qúe puedo decir de ellos? Indigestos, ese sabor que … puagh. Ya, lo sé. A usted le gustan pero está equivocado. Y sí amigo, sí. Son socialdemocratas. Como los limones (no las naranjas), las libélulas (no las abejas) y las mitocondrias (pero no los centriolos).
    Toda la parte buena (o que se demuestre buena del universo) es liberal y la que no es buena es socialdemócrata.
    Viva yo (liberal).

  43. Cristian, ¿para cuándo un comentario a la película ‘El Hombre de Acero’ al más puro estilo ‘Prometheus’? Me parece la elección perfecta para repetir un texto con el que tantísimo me reí.

  44. Pones todas esas medidas en el lado de la izquierda y los socialistas -y eso que yo digo que el PP no es un partido liberal-, cuando en realidad son medidas oligarcas, benefician a amigotes suyos y a grupos que interesan, ni de izquierdas, ni socialdemócratas, ni nada.

  45. Pingback: Cuando no sabemos por qué hacemos lo que hacemos (aprendizaje cultural)

  46. Pingback: El efecto del quinto mono o por qué no entiendes ni la cultura de tu propio país

  47. Si non e vero e ben trovato.
    Lo curioso es que creo recordar que yo oí por primera vez esta historia de la mano, o el habla, de mi maestro de matemáticas de octavo de EGB allá por el año 1974.
    Y hay una segunda moraleja (o interpretación) que, todavía, nadie ha comentado (⌐ ͡■ ͜ʖ ͡■)
    Cordialmente,
    Jordi
    PS: Los nuevos monos no saben por qué no suben, pero los primeros sí.

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.